COMENTARIO CRÍTICO ELABORACIÓN DEL COMENTARIO CRÍTICO El comentario crítico es en realidad la última etapa de un comentario de texto, por lo que para abordarlo se tendrá en cuenta el análisis de la estructura, el tema y el resumen del texto propuesto. En este comentario, por tanto, se podrán explicar no solo aquellas cuestiones que no se desarrollaron suficientemente en las preguntas anteriores, sino también interpretar el sentido del texto, la intención del autor, valorar su eficacia o dialogar con él mismo confrontando sus ideas con las propias. Para ello es importante interpretar correctamente el sentido del texto. No existe un guión previamente establecido, pero sí es importante tener un modelo que nos sirva de referencia: 1º Introducción (debe ser breve: un solo párrafo, dos como mucho) 1.1 Localización. Si se trata de un texto literario, mencionar el autor y la generación literaria a la que pertenece. Si el texto es periodístico aludir al diario en el que aparece y comentar lo que sepamos del autor (si es o no colaborador habitual, por ejemplo o cuál es su estilo peculiar). 1.2 Caracterización Mencionar el carácter completo o fragmentario, la tipología textual (periodístico o literario) y las formas de discurso que presenta (descripción, narración, diálogo, exposición o argumentación). 1.3 Alusión al contenido general o a la intención del autor. 2º Desarrollo (párrafos centrales) 2.1 Valoración del tema -Valorar el tema desde criterios como la originalidad, el interés, la vigencia, la actualidad, etc - Observar el tratamiento que le da el autor. 2.2 Valoración de la estructura. - Determinar su claridad, su función, su originalidad, su eficacia, etc 2.3 Interpretación y valoración del contenido. a) En los textos expositivo-argumentativos: -Interpretar las ideas del autor e identificar la tesis. - Valorar la claridad en la exposición, la cantidad y calidad de los argumentos (son suficientes, convincentes, válidos, originales, persuasivos y la subjetividad del autor. b) En los textos narrativos: - Interpretar los elementos de la narración: personajes, espacio, tiempo y narrador - Valorar su significado y su función. c) En los textos líricos: - Interpretar las ideas, metáforas, imágenes… - Valorar su significado y su función. Su originalidad, su fuerza expresiva, etc. d) En los textos dramáticos: - Interpretar los elementos del texto: diálogo y acotaciones, personajes, espacio y tiempo. -Valorar su significado y su función. 2.4 Interpretación y valoración de otros aspectos. -El tono ( irónico, paródico, humorístico, serio, reflexivo) -El registro (formal o coloquial) -El estilo del autor (retórico, sencillo, pedante, elaborado…) -El ritmo ( monótono, pausado, ágil, dinámico) 2.5 Valoración de la eficacia del texto De todo lo visto se deduce la eficacia del texto: ¿qué nos quiere decir el autor con el texto?, ¿cuál es su intención: entretener, divertir, educar, expresar una idea, un sentimiento, una emoción? ¿nos hace reflexionar o replantearnos algo? ¿nos produce placer estético? 2.6 Opinión personal sobre el tema o temas tratados - Se trata de “dialogar” con el texto, de partir de él para, confrontando sus ideas con las propias, ofrecer nuestra opinión personal sobre los temas tratados. a)Si el texto es expositivo-argumentativo: - Señalar si estamos de acuerdo con las ideas del autor, ¿podemos aportar algo nuevo para reforzarla. Si no estamos de acuerdo¿ por qué no compartimos la tesis del autor? ¿cuál es nuestra opinión sobre ese asunto? También es interesante señalar si, tras la lectura del texto, hemos modificado en algo nuestra opinión sobre el tema o temas tratados. b) Si el texto es literario: - ¿Qué podemos decir nosotros sobre el tema del texto?, ¿compartimos todas las ideas del texto o solo alguna? ¿podemos relacionar el texto con alguna otra obra artística que trate el mismo tema? 3. Conclusión y cierre: breve resumen de lo más importante expuesto anteriormente o cierre con alguna valoración personal de carácter general. MODELO DE COMENTARIO CRÍTICO “El viaje definitivo” de Juan Ramón Jiménez … Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros Cantando; Y se quedará mi huerto, con su verde árbol, Y con su pozo blanco. Todas las tardes, el cielo será azul y plácido, Y tocarán, como esta tarde están tocando, Las campanas del campanario. Se morirán aquellos que me amaron; Y el pueblo se hará nuevo cada año; Y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado, Mi espíritu errará, nostálgico… Y yo me iré, y estaré solo, sin hogar, sin árbol Verde, sin pozo blanco, Sin cielo azul y plácido… Y se quedarán los pájaros cantando. Juan Ramón JIMÉNEZ: Poemas agrestes (1910-1911) El autor de este poema, Juan Ramón Jiménez, es un poeta adscrito, generalmente, al Novecentismo o generación de 1914, pero cuya obra, debido a su incesante afán de renovación recoge buena parte de las corrientes poéticas de la primera mitad del siglo XX. Por su sencillez estilística, el poema se sitúa en un periodo de transición entre el Modernismo y la poesía “desnuda”, etapa en la que trata de deshacerse de los excesos sensoriales del periodo anterior para buscar lo esencial y lo puro. Pertenece al libro Poemas agrestes escrito hacia 1910-1911, años en que se encontraba en Moguer (Huelva), su ciudad natal, escribiendo Platero y yo (prosa poética modernista). Desde la muerte de su padre, en 1900, esta se convierte en un tema recurrente en toda su poesía. En este caso no se enfrenta al tema con un tono trágico, ni siquiera lo nombra directamente; el poeta simplemente se irá o realizará el viaje definitivo, como se anuncia en el título. Se trata de una imagen de gran tradición literaria, es el tópico del Homo viator u hombre caminante, la vida como camino que conduce inevitablemente a la muerte – tratado anteriormente en Las coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique y en Bécquer, modelo tomado por Juan Ramón Jiménez-. Los versos no siguen la medida tradicional, anunciando la libertad de polimetría que dará lugar al verso libre de su periodo posterior. La rima asonante evoca el gusto por la poesía popular, destaca la musicalidad conseguida mediante reiteraciones de sonidos (/t/k/r/: tocando las campanas, rincón, florido, errará) y repeticiones tanto léxicas como sintácticas ( con su verde árbol, con su pozo blanco…sin árbol verde , sin pozo blanco) Esta abundancia de recursos de repetición, unida al polisíndeton y anáfora continua de” y” enfatizan la sucesión lenta e inevitable de hechos que conlleva el paso del tiempo, contribuyendo al tono reflexivo y obsesivo del poeta que imagina su propia muerte. El extraño comienzo de los puntos suspensivos seguidos de la conjunción “y” parece indicar que el poeta reanuda su pensamiento o reflexión ya iniciada. La reflexión del poeta gira en torno al contraste que se produce entre lo transitorio (su vida) y lo permanente (todo lo demás). La oposición vida- muerte se expresa a través de sucesivos conceptos opuestos: el irse del poeta frente al quedarse del entorno natural; la primera persona: yo me iré, frente a la tercera de todo lo exterior a él: se quedarán los pájaros, tocarán las campanas . Desde ese futuro presagiado, la alusión a sus amigos muertos, a su amado huerto con el empleo del demostrativo, aquellos que me amaron, aquel huerto acentúa la sensación de que la muerte es irreversible. En las dos primeras estrofas aparecen elementos para describir su entorno cercano y son propios del paisaje andaluz, de tonalidades claras y luminosas (el blanco: pozo blanco, huerto florido y encalado, el verde: verde árbol y el azul: cielo azul y plácido) que actúan como símbolos del alma del poeta. En la tercera estrofa introduce una idea fundamental, la belleza del paisaje descrito genera un sentimiento de nostalgia en el poeta que siente tener que abandonar este mundo armonioso y bello; de ahí que se imagine a su espíritu sobreviviendo a la muerte y permaneciendo junto a las cosas bellas (por mi huerto mi espíritu errará nostálgico). El adjetivo aplicado al poeta, solo, añade un tema fundamental en la poesía de Juan Ramón, según él mismo llegó a conocer: la soledad. Nada de ese mundo exterior permanecerá con él. Los elementos que aparecían en la primera y segunda estrofa se repiten ahora en una serie encabezados por la preposición “sin”, destacándose así más la ausencia. Creemos que lo que Juan Ramón Jiménez transmite al lector es la evidencia de que la muerte del ser humano es insignificante ante lo infinito del mundo natural; el poeta parece aceptar esa situación con dolor nostálgico. El poeta termina con un verso que ya aparecía al principio, alusivo al canto de los pájaros. Es la primera y última imagen de lo que perdura. Para Juan Ramón, la belleza de la naturaleza, la música (canto, toque de campanas), la poesía, aportan un valor de eternidad, tema fundamental de su tercera etapa. El tema planteado por Juan Ramón Jiménez es uno de los temas universales en la literatura de todas las culturas, porque responde a una necesidad vital del ser humano, la de buscar respuestas y encontrarle sentido a nuestra propia existencia. Lo original en este caso es que la nostalgia, la melancolía que estas reflexiones provocan se ve superada emocional e intelectualmente por la evocación de lo bello. Crear y recrear belleza ha sido una forma de acercarse a la esencia de las cosas y una forma de que la obra creada y nuestro espíritu perdure tras la muerte. Como conclusión podemos decir que el poema resulta representativo de la obra de Juan Ramón Jiménez. Los elementos cromáticos y la importancia de los elementos sonoros y rítmicos, relacionan el estilo de este poema con el del Modernismo y con la primera época de Juan Ramón Jiménez. Pero a su vez la sencillez expresiva y las ideas transmitidas lo relacionan también con poemas posteriores que desarrollarán los temas del ansia de eternidad a través de la poesía y la búsqueda de la belleza absoluta. El poema supone, en fin, una reflexión muy personal y sugerente sobre los temas recurrentes en toda su producción poética, la muerte y la soledad.