Yahweh De los relatos bíblicos surge que Yahweh es un dios guerrero que interviene directamente en la historia, liberando al pueblo de la esclavitud 1 . No parece asemejarse mucho al dios “El”, tal como lo describen los mitos ugaríticos. ¿Es un Dios “nuevo” o hay testimonios de él en las culturas circundantes 2 ? Hay que reconocer que el ambiente contemporáneo no ofrece testimonios seguros sobre el tema: Se ha pretendido ver en alguna inscripción cananea (Ugarit) una referencia a Yahveh como el hijo de El y hermano de Baal, pero el texto es fragmentario y dudoso. También hay versiones que afirman que puede haber sido el dios familiar de Moisés, asociando el nombre de Yahveh con el de la madre de Moisés, mencionada en Ex 6,20 como Yokebed. Otros estudios relacionan su nombre, en conformidad con los textos bíblicos, con el pueblo madianita 3 , con el que Moisés se vincula en su destierro y del que toma mujer. En Madián, se le aparece el Señor a Moisés (Ex 3,1). Jetró, el suegro de Moisés –al menos según algunos textos 4 – era sacerdote madianita (Éx 3,1; 18,1) y descendiente de Abraham a través de Queturá (cf. Gen 25, 1-2). Esta alusión al papel de los madianitas tiene que remontarse a una tradición muy antigua, ya que los madianitas se convirtieron muy pronto –desde los relatos de Baal Peor (Núm 25,6-9)– en terribles adversarios de Israel, con los que vivieron en permanente “guerra santa” (Núm 31,1-12; cf. el ciclo de Gedeón en Jue 6-8; Is 9,4). Esto prueba que las cordiales relaciones entre los primeros jefes de ambos grupos no puede ser fruto de la reflexión posterior, sino que se trataría de una tradición que reflejaría una realidad histórica. En la otra tradición concurrente, el suegro de Moisés es quenita y se llama Jobab (cf. Jue 1,16; 4,11). Esta tradición no tiene relación con la salida de Egipto. Ambas tradiciones se fusionan en Núm 10,29, que sería un texto armonizador. Parece ser que los quenitas, descendientes de Caín, estuvieron vinculados muy pronto con la tribu de Judá (Jue 1,16) 5 . 1 Cf. R. ALBERTZ, "Liberación política como vivencia clave de orden religioso", en: Id., Historia de la religión de Israel en tiempos del Antiguo Testamento 1., Madrid [Trotta 19991992], 95-97 (donde describe importantes notas estructurantes de la religión yavista y de su universo simbólico, nacido de un "proceso de liberación de un grupo de trabajadores oprimidos por la sociedad egipcia […] con una función que no consiste precisamente en legitimar la autoridad o en ofrecer consistencia al orden social establecido"). 2 Cf. T. METTINGER, "El Dios que dice “Yo soy”: el acertijo del nombre YAHWEH", en: Id., Buscando a Dios. Significado y mensaje de los nombres divinos en la Biblia, Córdoba (Ediciones el Almendro 1994), 31-64. R. ALBERTZ, "Yahvé, Dios de la liberación", en: Id., Historia de la religión de Israel, 97-104. 3 Los textos son: Éx 2,16-22; 3,1; 4,18; 18,1-12. Esta tradición está estrechamente ligada a Egipto. ¿Informó Jetró a Moisés de las antiguas tradiciones patriarcales? ¿Fue él el que le reveló el nombre de Yahweh como nombre del Dios de los Padres? Estas no son más que suposiciones, pero es innegable que la Biblia destaca la importante influencia que tuvo el suegro de Moisés en su vida, apareciendo en diversos momentos para aconsejarlo. Séfora, su hija, le recordó la exigencia de la circuncisión (Ex 4, 24-26). Aunque en ninguna parte se dice expresamente que Jetró fuera sacerdote de Yahweh, sin embargo, el hecho de que en Éx 18,12 sea él el que invita a los israelitas a ofrecer un sacrificio a Yahweh en la montaña sagrada daría pie para suponer que los madianitas, o los quenitas, ya adoraban a Yahweh antes de que el grupo del éxodo se encontrara con ellos (aunque, en la redacción actual, ciertamente postexílica, de los materiales de Éx 18 no se trata del origen madianita del culto a Yahweh, sino de la conversión del extranjero Jetró al más grande de todos los dioses (cf. R. ALBERTZ, "Yahvé, Dios de la liberación", en: Id., Historia de la religión de Israel I, 102 y ver nota 55 a propósito de Éx 18). 4 La tradición no es consistente a propósito del suegro de Moisés. Algunas veces recibe el nombre de Regüel (Éx 2,18; cf. Gen 36,10.13 donde el nombre de Regüel se encuentra también entre los antepasados de los edomitas), otras el de Jeter (Éx 4,18), y otras el de Jobab el quenita (Jue 1,16; 4,11 // Núm 10,29), una designación que podría hacer referencia a un subgrupo de los madianitas. También en Núm 12,1 se habla de «la mujer cusita» de Moisés; esto no indicaría necesariamente a los etíopes (como hacen los Lxx) sino podría apuntar a la tribu de «Cusán», que Hab 3,7 menciona en paralelo con «Madián». 5 Algunos investigadores piensan que el nombre de Judá podría significar "alabar a Yahweh " (cf. F. CASTEL, Historia de Israel y Judá, 44). En Judá se habría fijado el llamado documento “yavista" según el cual Dios fue adorado con el nombre de Yahweh desde Eno$ (Gen 4,26). Mettinger defiende la hipótesis de que habría que 1 Ahora bien, los quenitas y los madianitas, grupos vecinos, eran identificados por los egipcios bajo el rótulo común de “beduinos $a$u”. Y se han encontrado inscripciones egipcias que mencionan a «los $a$u de Yhw». ¿Fue en contacto con los madianitas o con los quenitas –o con ambos 6 – que Moisés supo dar al Dios de sus padres el nombre de Yahweh? Dice R. Albertz 7 : “…no se puede afirmar con seguridad que Yahvé fuera originariamente un dios de los madianitas. Con todo, la tradición da pie para suponer con cierto realismo que, además de otros pueblos, también los nómades madianitas o quenitas, daban culto a un dios Yahvé, oriundo de las escarpadas montañas al sur de Palestina. Es absolutamente probable que Moisés entrara en conocimiento de ese dios por mediación de su suegro, el sacerdote madianita, antes de recibir el oráculo que le enviaba a Egipto como liberador del grupo del éxodo”. La llamada "Hipótesis quenita-madianita" Sugiere que el nombre de Yahweh estaba en uso, antes de Moisés y de la existencia de Israel, entre ciertas tribus semitas del Sinaí oriental. La hipótesis se hizo muy popular a comienzos del siglo XX por un trabajo de K. Budde 8 . Los datos más importantes que parecen sostenerla o corroborarla son los siguientes 9 . 1. Hay un grupo de fragmentos poéticos que sugieren que Yahweh “vivió” en algún momento fuera de los límites de Palestina, aunque no se precisan los detalles geográficos. Describen como Yahweh «llegó» de una comarca particular que –por las referencias que hacen a Sinaí, Seír, Farán, campos de Edom, Temán y demás– puede intuirse que se encontraban al sur de Palestina. Deu 33,2 "Dijo: Ha venido Yahveh del Sinaí. Para ellos desde Seír se ha levantado, ha iluminado desde el monte Parán. Con él las miríadas de Cadés, ley de fuego en su diestra para ellos". Jue 5,4-5 "Cuando saliste de Seír, Yahveh, cuando avanzaste por los campos de Edom, tembló la tierra, gotearon los cielos, las nubes en agua se fundieron. v.5 Los montes se licuaron delante de Yahveh, el del Sinaí, delante de Yahveh, el Dios de Israel". Hab 3,3 "Viene Dios de Temán, el Santo, del monte Parán. Pausa. Su majestad cubre los cielos, de su gloria está llena la tierra". Sal 68,18 "…el Señor ha venido del Sinaí al santuario" (cf. 68,8-9) «YAHWEH DE TEMÁN» se documenta también en las inscripciones de Kuntillet Ajrud, en el norte del Sinaí y al sur de Cade$, que pueden datarse entorno al 800 a.C. contar con la introducción en Judá de una religión yavista procedente del sur, que no englobaba las experiencias particulares de liberación vividas por el grupo de Moisés (lo que explicaría por qué el éxodo no desempeñó un papel decisivo en el sur hasta la época deuteronómica): cf. T. N. D. METTINGER, "The Elusive Essence", 406ss (citado por R. ALBERTZ, Historia de la religión de Israel I, n. 16 89-90). 6 Los habitantes de Madián y los quenitas (o cainitas) debían ser grupos tribales próximos –R. ALBERTZ (Historia de la religión de Israel, 102) sugiere que los quenitas podrían ser un subgrupo de los madianitas– como se puede apreciar no sólo por la variación que transmite la Biblia en relación al origen étnico del suegro de Moisés sino también por el hecho de que a HENOC se le atribuye indistintamente uno u otro origen (Gen 4,17; Gen 25,4). 7 R. ALBERTZ, "Yahvé, Dios de la liberación", en: Id., Historia de la religión de Israel, 103. 8 K. BUDDE, Die Religion des Volkes Israel bis zur Verbannung, Giessen (1905). L. E. AXELSSON, The Lord rose up from Seir. Studies in the religious and historical traditions of the Negev and Southern Judah, Stockholm (ConBOT Series 25 1987), 48-65. 9 Cf. METTINGER, Buscando a Dios, 40-43; R. ALBERTZ, "Yahvé, Dios de la liberación", en: Id., Historia de la religión de Israel I, 101-103. A. H. J. GUNNEWEG, "Mose in Midian", ZThK 60 (1964) 4-8. W. H. SCHMIDT, Exodus, Sinai, Wüste, (EdF 181 1983), 110-118s. M. WEINFELD, "The Tribal League of Sinai", en: P.D. MILLER et al. (edtrs.), Ancient Israelite Religion (1987), 303-314. METTINGER, The Elusive Essence. YHWH, El and Baal and the Distinticveness of Israelite Faith, 404ss. 2 Todos estos textos tienen en común la afirmación de que Yahweh habría venido de una región desértica situada algo al sur de Palestina, entre el Mar Muerto y los alrededores del vértice norte del golfo de Aqaba 10 . 2. Con relación a los $a$u –como se ha mencionado– se han encontrado dos textos grabados en las paredes de sendos templos de la antigua Nubia (hoy: Sudán) donde aparecen listas de nombres de lugares del sur de Palestina 11 . Estas inscripciones contienen lo que podría ser el testimonio más antiguo del nombre bíblico de Dios, escrito «yhw3» (probablemente debe ser leído ya-h-wí 12 ), en ortografía silábica. Ambas inscripciones mencionan unos beduinos $a$u –una redundancia, puesto que en egipcio $3$w ($a$u) significa precisamente “beduino”– que fueron derrotados por los respectivos faraones Amen-hotep III (Soleb) y Ramses II (Amara Occidental). En los dos textos aparece explícitamente el nombre de Yhw: «Yhw en las tierras de los beduinos $a$u» En otra de las listas aparece una referencia a: «Seír en las tierras de los beduinos $a$u» Si YHW y SEÍR son corónimos (nombres de regiones) o etnónimos (nombre de etnias), la mención de Seír en este contexto invita a concluir del Yhw era un lugar próximo de la misma región, los alrededores de la costa norte del Golfo de Aqaba 13 , precisamente la región donde los fragmentos poéticos antes mencionados sitúan “el lugar de origen” de Yahweh. No se puede excluir absolutamente que esta mención esté relacionada con el culto a una divinidad local de idéntico nombre. Es decir, estos testimonios parecerían indicar que la localización y el culto a Yahweh ya estaban afincados en una región montañosa al sur de Palestina antes que la divinidad se convirtiera en el Dios de Israel. Varios investigadores sugieren que, antes de convertirse para Moisés y su grupo en el dios de la liberación, Yahweh pudo haber sido un dios de las montañas del sur de Palestina. 3. Cabe mencionar además, la cuestión de la localización geográfica de Madián, donde tuvo lugar el importante encuentro entre Moisés y Yahweh. Sobre la base de 1 Re 11,18 –un pasaje que relata cómo Hadad, un joven príncipe edomita, escapó de Edom, al sudeste del Mar Muerto, y en su camino a Egipto atravesó primero Madián y luego Farán– algunos investigadores entienden que Madián no está en Arabia, al sudeste del golfo de Aqaba sino en los alrededores de la Arabah, entre la punta sur del Mar muerto y el extremo norte del golfo de Aqaba. Es decir, en la misma zona que se había señalado como lugar de origen de Yahweh y donde se encontraba el YHW de las inscripciones egipcias. 10 El único dato cuestionable es el del Sinaí, ya que no se conoce con precisión donde estaba ese Sinaí bíblico. La tradición de Elías (1 Re 19) refiere que este profeta habría emprendido un viaje para encontrarse con Yahweh en el monte Orbe, que se supone está a 40 días de camino al sur de Bersheba, también parece encerrar una indicación clara de que el Dios Yahweh estaba relacionado con un monte de las regiones desérticas al sur de Palestina. 11 Se trata de una lista del faraón Amenofis III (1417-1379 a.C.) de Soleb y Amara Occidental (región de Nubia) y de una copia de esa lista de tiempos de Ramsés II (1304-1237 a.C.). Cf. R. GIVEON, "Toponymes Ouest-Asiatiques à Soleb", VT 14 (1964), 239-265; Id., Les bédouins Shosou des documents égyptiens, Leiden (Brill 1971). 12 Cf. F. M. CROSS, "Yahweh and 'El", en: Id., Canaanite Myth and Hebrew Epic, Cambridge (1973), n. 63, 62. 13 Entre los antiguos semitas hay abundantes ejemplos de que un mismo nombre designe tanto al dios como a la tierra en que se le da culto. Cf. M. GÖRG, "Jahweh - ein Toponym?", BN 1 (1976), 7-14. Una opinión distinta en M.C. ASTOUR, "Yahweh in Egyptian topographic lists", en: M. GÖRG - E. PUSCH (eds.) Fst. Elmar EDEL, Ägypten und Altes Testament 1, Bamberg 1979, 17-34. 3 El nombre Yahweh 14 La Biblia propone nuevamente una etimología popular: Éx 3,13-15.16 "Contestó Moisés a Dios: «Si voy a los israelitas y les digo: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros"; cuando me pregunten: "¿Cuál es su nombre?", ¿qué les responderé?» v. 14 Dijo Dios a Moisés: «Yo soy el que soy». Y añadió: «Así dirás a los israelitas: "Yo soy" me ha enviado a vosotros 15 ». v.15 Siguió Dios diciendo a Moisés: «Así dirás a los israelitas: Yahveh, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación»". Cf. Os 1,9, que puede ser traducido: "no seré más Ehyeh [Yo soy] para vosotros 16 ". Es decir, el relato vincula el nombre de Yahweh a una forma del verbo "ser". El análisis lingüístico: ¿Una forma del verbo ser? Se han hecho diversas propuestas con relación al significado del nombre. Algunas, nada tienen que ver con el verbo ser 17 . Pero para la mayoría de los investigadores, los indicios apuntan a una forma semita del verbo "ser" (raíz hwy o hyy). En este caso, ¿qué significa? Se ha sugerido: o «El que hace existir» ... interpretándolo como una forma causativa de la raíz “HaYaH” o “HaWah”. o «El es» ... interpretándolo como una forma simple de la raíz “HaYaH” o “HaWah”. Pero, más interesante que el análisis filológico, es el sentido del relato: El significado bíblico: “Yo estoy contigo” La etimología no siempre es el camino más adecuado para expresar el significado de un Dios. 14 Cf. METTINGER, Buscando a Dios, 44-64. Cf. S. CROATTO, "La experiencia religiosa de Israel", en: Id., Historia de salvación. La experiencia religiosa del pueblo de Dios, Navarra (Verbo Divino 1995), 57-61. Cf. R. ALBERTZ, "Yahvé, Dios de la liberación", en: Id., Historia de la religión de Israel, 98-100. 15 "Dijo Dios a Moisés"...................... wayyó)mer )Elóhî{ )el-mó$eh "Yo soy el que soy/estoy" .................... )ehyeh )A$er )ehyeh "Y dijo"................................................ wayyó)mer "Así dirás a los hijos de Israel" ............ kóh tó)mar libnê yi&rf)"l "«Yo soy/estoy» me envía a vosotros". )ehyeh $:lfxanî )Alêke{. 16 La observación cabe para quienes entienden puede haber aquí dos nombres: YAHWEH (“el es”, cuando hablan los hombres) / EHYEH (“yo soy”, cuando habla Dios). En ese caso, Éx 3,14 se traduciría “(Mi nombre será) EHYEH [Yo soy] porque yo soy». 17 Cf. T. METTINGER, Buscando a Dios, 45, recuerda algunas propuestas: (1) El nombre era inicialmente un grito ritual. (2) Hay que vincularlo a una raíz que significa “caer” o “arrojar” (Yahweh = “el que hace caer [el rayo]) (3) A una raíz que significa “amar” (Yahweh = “aquel que ama con devoción”). Cf. R. ALBERTZ, "Yahvé, Dios de la liberación", en: Id., Historia de la religión de Israel, 99-100. 4 El nombre de Dios se revela como legitimación de la misión de Moisés: éste se resiste, considerándose incapaz de realizar semejante tarea, de “ir a faraón y sacar a los hijos de Israel” (Éx 3,10-11). A la objeción de Moisés: «¿Quién soy yo…?», el Señor le responde con la promesa «yo estoy contigo» (Éx 3,12: )anî )ehyê (immekâ), asegurando su protección y su presencia. Todo depende –no de Moisés sino– de la identidad del que promete, del que dice «Yo soy» (o «Yo estoy»). De inmediato, los versículos 3,13-14 incluyen la “explicación” del nombre divino de Yahweh ya conocido a nivel del texto. Los hebreos deben entender entonces que quien les envía a Moisés para liberarlos es el Dios presente, el Dios que está (con) ellos y que actúa en su favor. «Yo soy Yahweh»: la formula que se repite varias veces en Ex 6,2-9 apunta a quien está detrás de las promesas hechas al pueblo sobre su futuro: Yahweh es el garante y él mismo será quien las lleve a cabo personalmente. Ya no se habla del «dios del padre» sino del «pueblo de Yahweh», que él rescató, que él adquirió para sí, su propiedad personal (Ex 19,5). Y así se lo debe reconocer de generación en generación: “Este es mi nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación” (Éx 3,15). La reflexión es significativa: el nombre es un memorial, un recuerdo de su historia, y el nombre de Yahweh tiene sus raíces en la experiencia del éxodo, como acontecimiento de liberación. Yahweh es el dios de los padres, que no se olvida de sus promesas: los viene a liberar y a conducir a la tierra que les prometió. La validez de una promesa depende de quien compromete su palabra. Así también es como entra en juego el nombre de Dios, un Dios que experimentarán de un modo nuevo, como quién es capaz de liberarlos, acompañarlos. Interpretar el nombre con un mero «yo soy el que soy» en una línea metafísica de la existencia, si bien puede ser legítimo –y está sustentado por una tradición posterior, la de la traducción de los LXX: egó eimí ho ôn 18 – reduce en cierta medida el valor “kerygmatico” del relato: cuando uno necesita a alguien, no le basta con que ese alguien “exista”: es importante que “esté”, que auxilie, que ayude. 18 Algo así como “yo soy el que existe” o “el existente”. En un contexto helenístico, ya habiéndose impuesto el monoteísmo y considerando a los otros dioses como “nada”, como dioses que “no son”, el nombre de Yahweh se interpretó como “el que es”. 5