Sonata IX «La salita al Calvario» (de las Sonatas del Rosario)

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Sonata IX «La salita al Calvario»
(de las Sonatas del Rosario)
Heinrich Ignaz Franz von Biber
Biber y las Sonatas del Rosario
Biber, violinista y compositor, fue maestro de capilla en la corte arzobispal de Salzburgo (donde un siglo más tarde trabajaría Mozart). Aunque su obra comprende tanto música vocal como instrumental, es famoso especialmente por sus composiciones para violín, instrumento del que era un gran virtuoso. De todas sus colecciones de sonatas, destaca la conocida como Sonatas del Rosario; es una colección de quince sonatas para violín y bajo continuo, asociada cada una de ellas a uno de los misterios del Rosario que aparecen en grabados junto a cada sonata; la colección incluye una última pieza para violín solo, una passacaglia. No parece que las sonatas se compusieran siguiendo este plan, sino que se reunieron mucho después de componerse, posiblemente como obsequio para un mecenas. La colección se compiló hacia 1675.
Cada sonata se compone de un número diferente de movimientos, con distinto carácter. Una característica curiosa es el uso de la scordatura, afinación diferente a la habitual en el violín, que permite ciertos efectos imposibles con la afinación usual. Esto demuestra la intención del autor de que estas sonatas se interpretaran exclusivamente con violín y no con otro instrumento de tesitura similar, como ocurría anteriormente.
La sonata IX
Esta sonata se divide en tres movimientos, rotulados como Sonata, Courante y Finale.
El uso del término sonata para nombrar el primer movimiento ilustra la ambigüedad de este término, todavía no fijado entonces como nombre de forma musical específica. Aquí la palabra sonata equivale a la de toccata para los instrumentos de tecla: se trata de un movimiento de tipo improvisatorio, en que el violín luce sus características de virtuosismo. Comienza con un pasaje tranquilo y cantable, en dúo del violín con el bajo, para pasar repentinamente a otro virtuosístico, en fusas, con el bajo simplemente como soporte armónico. El movimiento termina en mi mayor, dominante de la tonalidad principal, la menor.
Tras el primer movimiento, que funciona al modo del preludio de una suite, sigue una danza, la courante, habitual en las suites y en las sonatas da camera, en compás ternario y con comienzo en anacrusa. La danza presenta la estructura binaria habitual AABB, con la primera sección modulando en este caso al relativo mayor (do) y la segunda (que comienza en la dominante, mi mayor), modulando de nuevo a la tónica, la menor. A la courante le siguen dos doubles, variaciones de la misma danza que despliegan también recursos de virtuosismo violinístico.
El Finale vuelve al carácter improvisatorio del primer movimiento, incluyendo además 1
H.I.F. von Biber
Sonata IX
imitaciones de sonidos «nocturnos», como toques lejanos de instrumentos militares, utilizando los cambios de octava y de dinámica para crear efectos de eco, así como técnicas específicamente violinísticas como las dobles y triples cuerdas. Durante todo el movimiento, el bajo se mantiene constantemente en un pedal de dominante para desembocar en la tónica en el último compás.
En resumen, la sonata presenta diversos estilos instrumentales de la época (estilo fantástico, estilo de danza), técnicas violinísticas (dobles cuerdas, falsa polifonía, digitaciones rápidas), distintos estilos de bajo continuo (diálogo con el solista, soporte armónico, pedal), así como «efectos especiales», por ejemplo la imitación de sonidos «nocturnos». Todo ello en tres breves movimientos en poco más de cinco minutos.
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