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PREDICACIÓN:
La proclamación del mensaje evangélico
La "proclamación" o anuncio público del mensaje evangélico recibe diversos nombres:
anuncio, evangelización, kerigma (primer anuncio), predicación... Es frecuente leer en el
evangelio que Jesús pasaba "predicando el evangelio del Reino" (Mt 4,17.23; 9,35; 10,7; 11,1).
Es el encargo que Jesús dejará a los suyos (Mc 16,15).
La predicación de Jesús se continuó en la historia por medio de la predicación apostólica. Esta
se expresó principalmente por medio de los libros del Nuevo Testamento y se "entregó" a la
comunidad eclesial ("tradición apostólica"). Esta predicación, apoyada en la Escritura y en la
Tradición, y guiada por el Espíritu Santo, continúa en toda la historia de la Iglesia.
Predicar es anunciar la Palabra para "convocar" a la comunidad ("ecclesia") y celebrar el
misterio de Cristo, haciéndolo realidad en la propia vida. Se anuncia o predica el misterio de
Cristo, el cual se hace presente en los signos sacramentales y se comunica a los corazones y a
las comunidades. La Palabra anunciada congrega a la comunidad como Pueblo de Dios, para
que celebre el misterio de Cristo y convierta en vida y compromiso misionero la doctrina
evangélica.
Existe predicación cuando se anuncia la Palabra (contenida en la Escritura y en la Tradición) tal
como es, en toda su integridad, para toda la humanidad, para cada hombre en su realidad plena
y en toda situación histórica, cultural y social.
El ministerio de la predicación
El ministerio o servicio de la Palabra tiene una asistencia peculiar del Espíritu Santo,
especialmente cuando se trata del servicio magisterial. La predicación propiamente dicha, como
garantía del sentido de la Palabra de Dios en el hoy y aquí, se realiza por parte del ministerio
apostólico o con misión recibida de los Apóstoles y de sus sucesores. Pero todo cristiano está
llamado al anuncio del evangelio, con el testimonio y las palabras.
Los contenidos de la predicación son los mismos del misterio de Cristo, que se anuncia para
creer en él, celebrarlo, vivirlo. Son los contenidos del Credo, mandamientos y virtudes,
sacramentos y oración. La predicación tiene en cuenta la realidad eclesial, la celebración
litúrgica, la realidad humana y social. De este modo, la predicación al fondo del corazón
humano y a las bases de la sociedad y de la cultura. La Palabra anunciada y celebrada construye
la comunidad en el amor.
Pueden distinguirse diversos niveles de predicación: el primer anuncio ("kerigma") o
predicación misionera, la catequesis o exposición sistemática (catecumenal, sacramental, etc.),
la "didascalía" o enseñanza profundizada, la "homilía" (en el momento litúrgico), la exhortación
("parénesis") para adentrarse en la fe y para vivirla, etc.
La predicación durante la celebración litúrgica adquiere un tono y una eficacia especial: por la
misma palabra anunciada que se escucha para contemplarla y celebrarla; por el misterio de
Cristo que se hace presente especialmente en la Eucaristía; por la comunidad eclesial (universal
y local) que vive esa misma Palabra en comunión; por el compromiso de llevar el mensaje
evangélico a la vida personal, comunitaria y social; por el itinerario del año litúrgico que
personifica a la Iglesia, "sacramento universal de salvación", peregrina con toda la humanidad
hacia la plenitud en Cristo.
Eficacia evangelizadora de la predicación
Para que mantenga su eficacia evangelizadora, la predicación ha de ser "sencilla, clara, directa,
acomodada, profundamente enraizada en la enseñanza evangélica y fiel al Magisterio de la
Iglesia, animada por un ardor apostólico equilibrado que le viene de su carácter propio, llena de
esperanza, fortificadora de la fe y fuente de paz y de unidad" (EN 43).
Referencias: Anuncio, catequesis, evangelización, kerigma, homilía, magisterio, Palabra de
Dios, profetismo, testimonio.
Documentos: SC 35, 52; PO 4; EN 42-44; CIC 762-772.
Estudios: J. ALDAZABAL, Predicación, en: Conceptos fundamentales de pastoral (Madrid,
Cristiandad, 1983) 817-830; D. BARSOTTI, Misterio cristiano y palabra de Dios (Salamanca,
Sígueme, 1965); J. ESQUERDA BIFET, Profetismo cristiano, servidores de la palabra
(Barcelona, Balmes, 1986); D. GRASSO, Teología de la predicación (Salamanca, Sígueme,
1966); L. MALDONADO, El menester de la predicación (Salamanca 1972); Idem, Anunciar la
Palabra hoy (Madrid, San Pablo, 2000); O. SEMMELROTH, La palabra eficaz. Para una
teología de la predicación (San Sebastián 1967).
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