CENTRO DE ESPIRITUALIDAD PAULINA – MÉXICO PAUTAS DE RETIRO DEL MES DE MARZO DE 2009 SAN PABLO GUIADO POR EL ESPÍRITU SANTO 0. Introducción. En el transcurrir de los meses que forman parte de este año dedicado a san Pablo, hemos podido darnos cuenta de la riqueza que encierra su misma vida y misión, cada uno de los temas del retiro han hecho que nuestro interés por él, sea cada día más grande, pues ninguno de ellos lo han abarcado totalmente, de allí que en esta oportunidad les propongamos profundizar a san Pablo dejándose guiar del Espíritu Santo. La invitación no solo a leer el contenido y a contentarnos con ello, sino también a equiparar nuestra propia experiencia de llamados con el gran ejemplo de docilidad del Apóstol. Jesús, en su ministerio, es continuamente asistido por el Espíritu Santo, de la misma manera lo constataremos en la vida del Apóstol Pablo, quien desde el inicio por la gracia de Dios, se siente movido, y guiado, por el influjo del Espíritu. 1. El Espíritu Santo y la conversión de Pablo. Al Querer cumplir las ordenes de traer presos a todos los discípulos del Señor, Pablo pregunta en la aparición de Damasco: “Señor, ¿Qué quieres que yo haga?”, y Cristo, mirándolo con amor, como miró al joven rico, lo remite a Ananías; este hombre piadoso y temeroso de Dios, acreditado ante los judíos, era un converso que había abrazado la fe cristiana. El propio Jesús le encarga dirigirse a casa de un tal Judas, que vivía en la calle Recta, donde se encontraba Saulo. Al entrar, se va hacia Saulo e, imponiéndole las manos, le dice: “El Señor, Jesús, que se te apareció en el camino por el que venías me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo” (Hch 9,17). En ese momento, recobró la vista y fue bautizado. Discuten los autores si recibió el Espíritu Santo, antes del bautismo (como sugiere el texto), o después del bautismo (lo que parecería más lógico). Pero también Cornelio recibe el Espíritu Santo antes del bautismo (Hch 10, 44. 48). Sea lo que fuere, Lucas constata que Saulo, tras su conversión, se ve lleno del Espíritu Santo, del que queda imbuido. 2. El Espíritu Santo, elige para una misión. En medio de los profetas y maestros, que había en la iglesia de Antioquía, “mientras estaban celebrando el culto del Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: ‘Sepárenme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los tengo llamados’. Al momento, una vez que concluyeron su ayuno y oración, les impusieron las manos y los enviaron. Así pues, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí navegaron hasta Chipre” (Hch 13,2-4). Bernabé y Saulo son mandados a su misión, no por la comunidad, sino directamente por el Espíritu Santo. La imposición de las manos no expresa aquí la ordenación (Bernabé era un personaje destacado, que la había recibido ya y Pablo fue directamente llamado por Cristo), sino que es un signo que responde a sus peticiones en la oración: que Dios bendiga aquella tarea y los acompañe en el viaje y misión para la que han sido designados por el Espíritu Santo. 3. Por el Espíritu Santo, descubre a Elimas (Hch 13,6-12). Estamos en el primer viaje apostólico de Bernabé y Pablo; se encuentran, en Pafos, capital de la isla de Chipre, residencia del procónsul romano. Al servicio del procónsul, Sergio Pablo, andaba, por allí, un mago, falso profeta judío, llamado Barjesús. En Oriente, mago no tenía el sentido peyorativo de charlatán o hechicero, que hoy tiene, sino el de un hombre instruido en las ciencias físico-naturales, conocedor de los secretos de la naturaleza. Deseando oír la palabra de Dios, el procónsul, hombre prudente (v.7), hizo llamar a Pablo. Pero el mago Elimas, por ser judío y para no perder su posición en la casa, si se hacía cristiano, obstaculizaba su conversión. Entonces, “Saulo, llamado también Pablo, lleno del Espíritu Santo, mirándolo fijamente le dijo: ‘Tú, repleto de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia, ¿no dejarás ya de torcer los rectos caminos del Señor?’ Pues ahora... te quedarás ciego y no verás el sol hasta un tiempo determinado”. Pablo, bajo la acción del Espíritu Santo, desenmascara los engaño y la maldad de Elimas; ante lo cual, “el procónsul creyó, impresionado por la doctrina del Señor” (v.12). Al respecto, es conveniente señalar que es la primera vez que san Lucas lo denomina Pablo: “Saulo, llamado también Pablo” (v.9), y será el nombre con el que lo designará ya en adelante. Según algunos lo tomó del nombre del procónsul (Sergio Paulo v.7) como recuerdo de la conversión a la fe de tan importante personaje. Hay quienes creen que lo tomó del significado etimológico: Paulus = pequeño (en señal de humildad). En algunos apócrifos aparece la opinión: “porque era pequeño de estatura”. De todos modos, la opinión más probable está en que, por entonces, era frecuente llevar dos nombres, uno judío y otro griego; puede que comenzase a utilizar el griego, Pablo, al iniciar sus viajes por el imperio romano. Además, “por su condición romana, su nombre tendría que ser inscrito en los registros públicos, y no es fácil, dado el odio que los romanos sentían hacia los judíos, que hiciese tal inscripción con el nombre judío” (L. Turrado). 4. El Espíritu Santo le indica el itinerario a seguir. En el segundo viaje, San Pablo y sus acompañantes, Silas y Timoteo, intentaron predicar el Evangelio en la región de Asia, cuya capital era Éfeso (parte oeste-central de la actual Turquía). Pero “el Espíritu Santo les impidió predicar la Palabra en Asia” (Hch 16,6). Entonces piensan dirigirse hacia el norte y predicar en la región de Bitinia (norte de la actual Turquía), buscando seguramente las importantes ciudades de Nicea y Nicomedia, donde había florecientes colonias judías. Pero, como en la ocasión anterior, “no se lo consintió el Espíritu de Jesús” (Hch 16,7). En vista de lo cual, se encaminan a Misia (noroeste de la actual Turquía) y llegaron a Tróade (v.8), importante puerto del mar Egeo, centro de comunicación entre Asia Menor y Macedonia, territorio fronterizo entre Asia y Europa. Ese impedimento del Espíritu Santo posiblemente consistió en alguna comunicación directa por medio de un aviso carismático, como en otras ocasiones (cfr Hch 20,23; 21,11), o en algún suceso que imposibilitó a los misioneros predicar en el territorio y que Pablo interpreta como un aviso del Espíritu Santo. Poco después Pablo recibe a un macedonio que ha tenido una visión y le dice: “Pasa a Macedonia y ayúdanos”. Estaba clara la intención del Espíritu Santo: había llegado la hora de predicar el Evangelio en Europa. En efecto, parten de Tróade y yendo por Samotracia y Neápolis, llegan a Filipos, principal colonia de la demarcación de Macedonia (Hch 16,11ss). 5. “El Espíritu” y las tribulaciones. - Hch 20,23 (tercer viaje): Pablo, habiendo embarcado en Filipos después de la Pascua (v.5), piensa estar en Jerusalén en la fiesta de Pentecostés. Rehúsa entrar en Éfeso, porque se vería obligado a permanecer un cierto tiempo y manda llamar a los presbíteros a Mileto (al sur de Éfeso), donde les dirige un emocionado discurso, en la creencia de que no volvería a verlos. Allí les dice: “Mirad que yo ahora encadenado en el espíritu, me dirijo a Jerusalén sin saber lo que allí me sucederá; solamente sé que el Espíritu Santo en cada ciudad me testifica que me aguardan prisiones y tribulaciones”. El Apóstol (“encadenado en el espíritu” = moralmente prisionero; o “encadenado en el Espíritu” = prisionero del Espíritu Santo) presiente con certeza -se lo atestigua el Espíritu Santo - que le esperan tribulaciones y obstáculos en Jerusalén. De hecho allí sería apresado con las consiguientes tribulaciones. - Hch 21,11(final del tercer viaje): Llegan a Cesarea, donde se detienen unos días antes de partir para Jerusalén. En esa detención baja de Judea un profeta de nombre Ágabo. Parece que es el mismo que en 11,28 “movido por el Espíritu Santo” profetizó el hambre, que tuvo lugar en tiempo del emperador Claudio, por los años 49-50. Ágabo, con un gesto simbólico, al estilo de los antiguos profetas, profetiza lo siguiente: “Se acercó a nosotros (Ágabo), tomó el cinturón de Pablo se ató sus píes y sus manos y dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al hombre de quien es este cinturón. Y lo entregarán en manos de los gentiles” (21,11). Coincide con la advertencia de los carismáticos de Tiro, donde Pablo se había detenido unos días, los cuales, “movidos por el Espíritu decían a Pablo que no subiese a Jerusalén” (21,4) y con lo que el mismo Pablo había dicho en Mileto. La contestación de Pablo a quienes después de la profecía de Ágabo, querían disuadirlo de su viaje a Roma, es digna de quien, como él, está entregado totalmente a Jesucristo, pero que tiene un corazón sensible. Por eso, al mismo tiempo que se declara “dispuesto no sólo a ser atado, sino a morir por el nombre de Jesús”, les ruega que no lloren ni le supliquen que deje el viaje, pues con ello no hacen más que “quebrantar su corazón” (21,13). Presentía lo que le esperaba en Jerusalén, pero tiene conciencia de que Dios lo llama allí. 6. San Pablo guiado por el Espíritu Santo -Rom 9, 1: Pablo comienza los capítulos 9-11 sobre la “Situación de Israel”, manifestando el dolor profundo que siente en su corazón por la actitud de los judíos, y el amor tan intenso que tiene hacia ellos, tanto que estaría dispuesto a ser anatema por sus hermanos, los de su raza, según la carne (hipótesis irrealizable, pero que muestra los sentimientos del Apóstol) (v.3). Pues bien, antes de expresar esos sentimientos, dice: “Digo la verdad, no miento, mi conciencia me lo atestigua en el Espíritu Santo”(v.1). Su sentir es inspirado por el Espíritu Santo, cuya acción se manifiesta en lo más profundo de su ser: en su conciencia. -1Cor 7, 40. Hablando del matrimonio y virginidad (tema del c.7), al final dice que la mujer, una vez muerto el marido, queda libre para casarse con quien quiera, pero “sólo en el Señor”, es decir debe tomar marido cristiano. Y añade: “Sin embargo, será feliz si permanece así, según mi consejo; que también yo creo tener el Espíritu de Dios”. Será feliz, en cuanto que queda libre, para la entrega total a Dios, de las preocupaciones de las cosas del mundo y de estar pendiente de agradar al marido. El consejo de Pablo es muy entendible, porque procede del Señor que él posee y por el que se siente guiado. 7. El Espíritu Santo le comunica la sabiduría de Dios - 1Cor 2,6-12. Después del fracaso de Atenas, en que utiliza los razonamientos de la sabiduría humana, se refiere a su predicación en Corinto en la que renuncia a aquellos y la fundamenta en la sabiduría divina que se manifiesta en la acción del Espíritu Santo. Dice ahora que él habla “una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida... desconocida de los príncipes de este mundo, que anuncia lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó...” (vv.7-9). Pues bien, a nosotros, el Apóstol, dice: “Nos lo reveló Dios por medio del Espíritu; y el Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios...Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, el cual nos da a conocer las gracias que nos ha otorgado...y de las cuales también hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino enseñadas por el Espíritu”. Se advierten tres verdades fundamentales respecto al Espíritu Santo constatadas por el Apóstol en las precedentes afirmaciones: Su “divinidad” (posee la omnisciencia). Su “consubstancialidad con el Padre” (él es respecto de Dios, lo que el espíritu del hombre para el hombre). Su “procedencia” (viene de Dios). PARA REFLEXIONAR a) Has memoria del primer tiempo de tu llamada y de la etapa, o el momento en el que te encuentras ahora. ¿Sientes que como Pablo, has sido dócil a la acción del Espíritu Santo en tu vida y misión? b) Pablo, siente la inspiración del Espíritu aún, en la tribulación. En el momento que te viene la adversidad en la vida cotidiana, ¿percibes también allí la presencia del Espíritu Santo? c) ¿Qué llamado sientes que te hace hoy el Señor, al detenerte a ver a Pablo libre y dócil a la acción de su Espíritu?