La crisis de las patatas irlandesas Alejandro Vidal Crespo Director del Servicio de Estrategia INFORME MENSUAL DE ESTRATEGIA Octubre 2015 Informe mensual de estrategia. Octubre de 2015 La crisis de las patatas irlandesas Verano de 1588, Felipe II de España envía a la Armada Invencible a atacar Inglaterra. Una habilidosa maniobra de Sir Francis Drake en la bocana del puerto de Plymouth para dejar a sotavento a la flota española, y los vientos desfavorables en el Canal de la Mancha, obligan a los navíos españoles a retirarse hacia el norte, y tratar de regresar a La Coruña bordeando las Islas Británicas. Sin embargo, un temporal en las costas occidentales de Irlanda causa el hundimiento de numerosas embarcaciones, y siembra las playas irlandesas de todo tipo de materiales. Y entre esos materiales, un tubérculo traído de América que se había convertido en un pilar de la alimentación de la marinería española, por su alto contenido nutricional y su rudeza y resistencia: la patata. Irlanda es un país rocoso y complicado en general para los cultivos que venían sirviendo como base para la alimentación de los europeos, como los cereales o las hortalizas. Sin embargo la patata, de origen andino, estaba perfectamente adaptada a los suelos pedregosos y el clima hostil de la isla. Los agricultores comenzaron a sembrarla, y tras ver los excelentes resultados en las cosechas así como su valor nutricional, su cultivo se extendió rápidamente. Dado que ofrecía un muy buen rendimiento, con una media de tres cosechas al año, la introducción de la patata permitió una mejoría de las condiciones de vida, y con ello, una expansión en la población en Irlanda. La situación se iba a complicar, no obstante, en un breve periodo de tiempo. Las tensiones entre católicos y protestantes en Irlanda son finalmente sofocadas en 1649 con la invasión de la isla por parte de Lord Oliver Cromwell; la situación pasa a convertirse en un vasallaje de facto de la población irlandesa, ya que las tierras pasaban a ser propiedad de los nobles ingleses, y los irlandeses solamente las trabajaban a cambio de una renta. Los propietarios de las tierras recibían las cosechas de cereal, y los irlandeses cultivaban las patatas en los terrenos no aptos para sembrar trigos para su propia subsistencia. Y esta situación se vino manteniendo hasta que en 1845 llegó a Irlanda un indeseable invitado procedente de México: Phytophtora infestans, también conocido como tizón tardío o rancha, un hongo que ataca a los patatales con su altísima capacidad de infección y propagación, ya que se reproduce mediante esporas que pueden ser arrastradas a largas distancias por el viento. Entre 1845 y 1849, el hongo echó a perder la práctica totalidad de las cosechas de patatas, condenando a la población irlandesa al hambre y la miseria; además, el hongo no afectaba a los trigales, por lo que los nobles ingleses exigían sus cosechas y rentas a los agricultores. La crisis humanitaria y económica fue profundísima; ante la imposibilidad de subsistir en las zonas rurales, donde literalmente se moría de hambre, inmensas masas de población comenzaron a moverse hacia las ciudades, donde las condiciones de hacinamiento dispararon la incidencia de enfermedades infecciosas asociadas al hacinamiento y la insalubridad, como tifus o cólera. Las consecuencias fueron de la máxima magnitud para la población irlandesa, que cayó un 25% en el periodo 1845-1852. Se calcula que un millón de personas murieron de hambre, mientras que una cifra similar se vio empujada a la emigración, fundamentalmente hacia América. La población irlandesa se situó en seis millones de personas en 1852 frente a los más de ocho millones en 1845. Y fue precisamente en el continente de acogida donde se puede cuantificar el segundo mayor impacto de la Crisis. Los inmigrantes, pobres de solemnidad, no disponían de recursos para salir de las ciudades a las que arribaban sus buques, por lo que la población urbana en las ciudades de la costa este de Norteamérica se disparó en pocos años. Se calcula que en 1851, el 25% de la población de ciudades como Boston, Nueva York o Philadelphia era de origen irlandés, mientras que en Toronto la cifra Informe mensual de estrategia. Octubre de 2015 escalaba por encima del 50%. El impacto, bien recogido en películas como la célebre Gangs of New York de Martin Scorsese (2002), fue muy determinante en la sociedad norteamericana, dotando a la costa este de un enorme flujo de población joven y activa, que transformó en pocos años los grandes centros urbanos en Estados Unidos. En 1911, la colonia irlandesa en Nueva York tenía más habitantes que Dublin, y aún hoy, un 10% de la población de los Estados Unidos tiene origen irlandés (en torno a 33 millones de personas, más de cuatro veces la población de Irlanda), entre ellos, familias ilustres como los Kennedy o el Nobel de literatura Eugene O’Neil.