Indumentaria Oro Chimú 1300 dC. - 1532 dC. ML100855-ML100861 Este es un impresionante atuendo de oro de un gobernante del antiguo Perú, formado por una corona con 4 plumas, orejeras, collar, pectoral y hombreras repujadas. Esta es la única indumentaria Chimú de oro completa que se conoce en colecciones y museos del mundo. Los pocos indicios sobre su procedencia señalan que habría sido parte de un ajuar funerario de un gran señor enterrado en la ciudad de barro de Chan Chan, la capital del imperio Chimú. Se trata de una indumentaria que expresa en todo su esplendor, el poder del gobernante supremo y su relación simbólica con el sol y el mundo superior. Medidas: Corona 46.6 cm. x 21.9 cm., Pectoral 36 cm. x 66.5 cm. La corona y los bordes del pectoral presentas elementos en formas de plumas, las cuales representan a las aves, que son los seres que más se pueden acercar al sol. En las orejeras, es el rostro del gran señor Chimú el que se representa, y en las hombreras aparece parado frontalmente, sujetando cabezas decapitadas en cada mano. En las plumas de la corona y en el pectoral, desfilan personajes de perfil con rostros felínicos y tocados en forma de media luna, comunicando su función de contacto entre el mundo terrenal y el mundo de los dioses. El uso que se le dio a esta indumentaria ha dejado huellas físicas que podemos leer pese al paso del tiempo. Por ejemplo, en las plumas de la corona se observan improntas de tejidos, ya que éstas se insertaban en el turbante de tela que cubría la cabeza y que soportaba a la corona. Los vástagos de las plumas presentan un desgaste mayor por haberlos insertado constantemente. Los agujeros que se encuentran en la parte central de cada pluma del tocado, por donde pasaba una soguilla que mantenía niveladas las plumas muestran el desgaste en sus bordes producto de la continua tensión con el hilo sobre el metal. En el collar también se observan deformaciones por presión en los puntos de contacto entre las cuentas, lo que evidencia un uso continuo. El pectoral muestra dobleces verticales que son el resultado de la presión por amoldarse el pectoral a la curvatura del pecho. Esta presión originó roturas en los bordes del pectoral. Además, la superficie del ajuar muestra un pulido posterior a su elaboración lo que indica que al perder el brillo después de un tiempo, lo pulieron nuevamente para recuperarlo. (UH) museolarco.org