En camino al Bicentenario del Natalicio de Madre Paulina C En camino al Bicentenario del Natalicio de Madre Paulina 1 CON PAULINA HACEMOS MEMORIA AGRADECIDA elebrar los 199 años del Natalicio de la Madre Paulina, su vida y obra señeras para la sociedad y la Iglesia, es elevar al cielo la convicción de que “en verdad es justo y necesario, darte gracias siempre y en todo lugar Señor” por los signos infinitos de tu amor. En camino al Bicentenario que celebraremos el 3 de junio de 2017, este año de preparación, precisa la Hna. Cecilia Poblete, Presidenta de la Fundación Instituto Inmaculada Concepción y Colegio Nuestra Señora del Carmen, tendrá como principal objetivo el reconocimiento de la vida y obra de la Madre Paulina. “Los animo a todos a leer sus escritos para familiarizarnos con su vida y su Carisma basados en la Caridad, la sencillez y la alegría en el servicio a los demás, en especial a los más pobres y desposeídos. Debemos conocerla no solo intelectualmente; su vida, sus palabras y la vigencia de su obra tienen que tocarnos el corazón para responder hoy, cada uno de nosotros, a los desafíos eclesiales y sociales, como lo hizo ella en su tiempo, preocupada siempre del crecimiento y bienestar del ser humano. Como ella debemos ser testigos vivos de la Eucaristía prolongada en nuestro quehacer como acción de gracias de la vida y la historia compartida”. MADRE PAULINA SEMILLA CONVERTIDA EN FRUTO POR GRACIA DEL ESPÍRITU Paulina von Mallinckrodt fue líder, maestra, ‘pastora de personas y de almas’; una mujer visionaria, creativa, innovadora y emprendedora para el tiempo que le tocó vivir. Un señero 3 de junio de 1817, en Minden, Alemania, Paulina nace en el seno de una familia aristocrática, hija de Bernardine von Hartmann, católica originaria de Paderborn, y de Detmar von Mallinckrodt, protestante y alto funcionario de Gobierno del Estado de Prusia. “Recuerden siempre que en los pobres está Nuestro Señor; hay que ayudarlos en todas las formas posibles, no solo con dinero, sino con amor y atención”, fueron las sabias palabras de su madre que marcaron su formación. Conocer a Dios a quien amaba mucho siempre fue su inquietud; su mayor gozo fue servirle sin reserva, entregándole su persona, su amor y todo su ser, prolongando esa experiencia en el servicio concreto a los demás, en especial a los más pobres. Las bases de este aprendizaje estaban en su Maestra, la poetisa Luisa Hensel quien solía salir con las mejores alumnas de su clase a visitar a los enfermos de cólera y a los más desvalidos. “Tengo una inmensa deuda de gratitud para con usted que ha establecido las bases de mi felicidad… ”, Paulina le escribiría más tarde. Fueron sus referentes para responder con audacia a las necesidades sociales de su entorno en medio de la crisis del proceso de industrialización de Europa. Junto a connotadas señoras de Paderborn conforma el grupo de miembros activos de la Asociación para la atención de los enfermos pobres en sus hogares y ancianos, liderando el servicio de enfermeras que hacían turnos de noche; los moribundos eran quienes recibían la mayor atención de Paulina, a quienes acompañaba hasta su último suspiro. Cada vez se hacía más reconocida la fama de Paulina como dirigente y líder juvenil. Aferrada del escudo de la Caridad, al percatarse que madres pobres y enfermas no tenían cómo cuidar a sus hijos, crea una guardería en el Jardín Alexius, el Jardín de Infantes para niños de madres enfermas que más tarde se convirtió en un asilo para cobijar a hijos de obreros y obreras que no podían mantenerlos a raíz de la crisis económica y social. En medio de esta realidad, un día de 1840, Paulina se percata de la desazón del Dr. Schmidt, apenado por niños pobres y ciegos que vagan a la deriva… Paulina no duda en llevarlos a su asilo y en crear para ellos un Programa de Educación para Ciegos además de enseñarles diversas manualidades que luego les permitirían sobrevivir en medio de la pobreza. Más tarde, cuando en 1845 la entidad civil Dieta de Westfalia funda un Instituto para Ciegos, Paulina realiza una intensa campaña que culmina con la creación en Paderborn de una sección católica de dicha institución, confiada a su criterio y principios cristianos, que tenía como base una educación integral y de calidad, logrando su objetivo de fusionar el refugio de niños ciegos con el Instituto oficial. Tratar a los niños y niñas con amor, y confiarlos a su ángel de la guarda, era su máxima. De ahí en adelante no cesa en su afán por conseguir que una congregación religiosa se ocupe de esta obra. Tras una serie de fallidos intentos, descubre que es voluntad divina que sea ella misma quien emprenda este desafío para lo cual Dios le ha concedido bendición y amparo. Con la autorización y consentimiento de Monseñor Drepper da vida al Instituto para Ciegos, que más tarde se convertiría en una nueva Congregación en el jardín de la Iglesia con sus primeras integrantes, Matilde Kothe, María Rath, Isabel Schlueter y Paulina, que con 32 años, asumió como Superiora. LA CONGREGACIÓN EN EL MUNDO… NACE UNA FLOR PARA EL JARDÍN DE DIOS EN LA IGLESIA El 21 de Agosto de 1849, con la toma de hábitos de las nuevas religiosas nace la Congregación Hermanas de la Caridad Cristiana, Hijas de la Bienaventurada Virgen María de la Inmaculada Concepción con la fundamental misión de testimoniar la Caridad. “El amor debe llenar el corazón de tal manera que resplandezca en el rostro, brille en los ojos, brote de los labios, sazone las palabras, ajuste la conducta en todas las cosas y en todos los sitios”, escribe la Madre Paulina. Rápidamente la Congregación creció en número y fundacio- nes, en 1857 eran 54 hermanas y en 1867 casi 300. Entre 1852 y 1872, la Madre Paulina tuvo como valiosos colaboradores a los Padres Jesuitas, quienes dirigen retiros y forman a las hermanas y novicias. En sus inicios, las fundaciones debieron hacer frente al destierro y a la falta de recursos económicos en medio de la persecución a los cristianos y a la Iglesia; pese a lo cual aumentó el número de vocaciones y las casas en el mundo. Hoy la Congregación está presente en Italia, Filipinas, Alemania, Estados Unidos, Bolivia, Uruguay, Argentina y Chile. En camino al Bicentenario del Natalicio de Madre Paulina 2 CON PAULINA HACEMOS MEMORIA AGRADECIDA A ‘Señor, ¡henos aquí! ¡Envíanos!’ l iniciar la celebración del Bicentenario del nacimiento de la Madre Paulina, la Srta. Ximena Bustamante Avila, Directora del Instituto Inmaculada Concepción, convocó a los valdivianos a ser parte de esta celebración. “Queremos compartir con la Comunidad Valdiviana nuestro gozo y agradecimiento por el legado espiritual de una mujer que fue un ejemplo en el seguimiento del Evangelio, legado que sigue vivo entre nosotros. Son más de cien años que la Congregación está presente en Valdivia -133 a través del Instituto Inmaculada Concepción y 109 en el Colegio Ntra. Sra. del Carmen- y quienes hemos recibido la misión de acompañar en la formación personal a tantos niños, niñas y jóvenes, nos sentimos interpelados por esa fuerza carismática de la Madre Paulina que sigue viva en tantos lugares del mundo. Hoy día podemos ver, especialmente a través de los medios de comunicación, cómo nuestra sociedad sufre con los antivalores que parecieran no tener edad ni límites para vivirlos, generándonos cierta desazón. Es lo que más se difunde, pero también hay en medio nuestro otros signos de esperanza… hay muchos que silenciosa y anónimamente han realizado y siguen realizando obras en beneficio de los demás, como lo hacía la Madre Paulina y hoy día, en el Año de la Misericordia, acogiendo el llamado del Papa Francisco a reconocer a Jesús en nuestros hermanos que sufren. Somos testigos que muchos de quienes formaron y siguen formando la gran familia de la Inmaculada Concepción, han seguido el ejemplo de la Madre Paulina para hacer vida el Evangelio en el lugar donde se encuentren. Con esta esperanza cierta, invito a la Comunidad a celebrar este Bicentenario, diciendo juntos, como ella una vez lo hiciera en forma humilde, pero convencida y resuelta: ‘Señor, ¡henos aquí! ¡Envíanos!’…”. Ver Germinar la Semilla es un Don Estudiantes del Instituto de 5° a IV Medio, son galardonados cada año con el máximo reconocimiento que otorga la Comunidad Educativo Pastoral, la Medalla de Honor a la Excelencia Valórica y Académica. A la luz del legado de Paulina, esta preciada reconoce el esfuerzo y dedicación por formarse académicamente y por llevar a la práctica los valores recibidos. Los nueve estudiantes acreedores de este Premio el 2015 coincidieron en el honor y gratitud que entraña el ser prolongadores de la Obra Paulina en su vida y entorno. “Es emocionante, es un reconocimiento muy especial; es importante porque en mi vida voy cultivando valores y actitudes que me ayudan en el presente y en el futuro. Como lo hizo la Madre Paulina es construir con base sólida; ella lo dio todo y eso me anima”. Pía Constanza Guzmán Muñoz, 8°A. “Es un honor pues a través de ello el colegio demuestra su interés por formar a los estudiantes en los valores y actitudes que son fundamentales en la persona. Nunca se me pasó por la mente que yo sería designada para recibirla, sobre todo porque implica prolongar lo vivido por Paulina. Admiro su perseverancia y constancia en las decisiones vitales que ella asumió; para mí es tener la convicción que a pesar de las dificultades nada de lo que uno se propone en la vida será difícil si lucho por lograrlo. Esta medalla es un reto que me motiva pues dan ganas de jugársela por nuevos desafíos, como los atletas”. María José Claude Fernández, III B. “Es un gran honor pues significa que la forma como estoy llevando mi vida es acorde a los valores más profundos, y que así lo ve y lo reconoce el resto de la gente. A mí me llama la atención de la Madre Paulina el servicio desinteresado a los demás, su empeño en ayudar al otro; eso me motiva porque uno deja de mirarse uno mismo para poner al otro al centro, entregándolo todo para que el otro tenga algo mejor”. David Antonio Méndez Alarcón, III A. “Es un signo, un desafío que me incentiva a seguir siendo lo que soy, ayudando a mis compañeros y preocupada siempre por los demás. Me identifica esa forma de servicio desinteresado, sencillo y gratuito de Paulina, me gusta hacer el bien y de paso, sentirme bien conmigo misma. Es una experiencia que intento vivir en todos los espacios donde estoy, es un desafío de vida como correr en una pista atlética”. Sigrid del Pilar Brandt Burgos, II B. Huellas IC en la vida de ex alumnas El legado IC en la Familia Vásquez Austenrritt L ila Inés Vásquez Austenrritt tiene 84 años, cuatro hijos, doce nietos y un bisnieto. Pertenece a una familia que se goza de haber sido formada con el sello Inmaculada Concepción durante cuatro generaciones, casi como parte de su ADN familiar. “Mi vida tiene una sólida base IC -dice entre risas- la heredé de mis padres Ida Aurora Austenrritt Toledo y Raúl Vásquez Aguilar que estudiaron en el Colegio san Rafael; al igual que mis tías Eufrosina y Digna Austenrritt Toledo, y Zaida Olivares Aguilar, quienes en su paso por el Colegio conocieron e hicieron suyo este Proyecto Educativo, y con él lo que allí aprendieron. Yo quise que mis tres hijas también estudiaran allí, Lila, Mayrene y María Cecilia; también mi hijo Jesús estuvo un año en Kinder y luego se trasladó al Salesiano. De mis nietos Magdalena y María Jesús, hijas de Lila, y los hijos de Mayrene, Mayrene que egresó el 2015, y Jesús Ugarte Brieva que cursa IB, han continuado empapándose de ese espíritu”. Lila ingresó a Kinder a la edad de seis años, en 1937, y estuvo hasta 1948 cuando cursaba 5° Humanidades, “no pude terminar aquí mi enseñanza ya que por falta de alumnas en 1949 no hubo 6° Humanidades… Para mí, esos años fueron muy bonitos y tranquilos; la Reverenda Madre Dominica que era Directora, las profesoras y todas las religiosas eran muy amigables; tenían mucha paciencia y nos daban muy buena enseñanza… Recuerdo con cariño a mis compañeras que eran muy buenas, pero sobre todo las religiosas, la Madre Dominica, Virginia, Elvira y Madre Eugenia, ella fue mi profesora de piano. A veces en las clases me echaba el puntero encima de las manos porque se quedaba dormida o extasiada por la melodía y lo soltaba de plano en mis dedos –recuerda, mientras sonríe-… También recuerdo que todos los primeros viernes del mes realizábamos la procesión del Niño Jesús de Praga alrededor de la pileta, siempre era muy especial”. Ante la pregunta, qué le llama la atención de la vida de la Madre Paulina, Lila sonríe y dice “bueno, no la conocí personalmente, pero lo que más recuerdo es la dedicación y preocupación por los niños, sin duda un legado Inmaculada Concepción para todos nosotros; a ello agregaría los valores del respeto a los padres y la buena crianza hacia los hijos, eso me ayudó a ser solidaria y dedicada a los niños, los más pobres sobre todo; es un honor muy grande para mí haber estado tantos años en el Colegio y que esta sea una herencia y tesoro familiar”. Para su nieta Mayrene Ugarte Brieva, egresada de la Generación 2015, escuchar a su abueli le resulta emocionante. “Para mí es super bonito escuchar a mi abuelita que salió hace 70 años del Colegio, y que lo recuerde con tanto cariño y gratitud hacia sus profesores; yo siento y revivo experiencias muy parecidas. Es muy lindo ver que la experiencia se repite; para mí la solidaridad, el servicio, la vivencia de la caridad allí donde me toca estar, en mi casa, en la familia, en la universidad, tiene un sello y es el sello IC”, concluyó Mayrene. Para Jesús Ugarte Brieva, hermano de May y nieto de Lila, que cursa IB en el Instituto, la sensación no es menor, “me emociona escuchar a mi abueli; es lindo porque toda mi familia ha estado aquí, el colegio, los valores, la Madre Paulina son parte importante de mi casa. De hecho recibir la Medalla de Honor a la Excelencia Valórica y Académica es parte de esta historia; es bonito porque corona mi esfuerzo y mi empeño en ser mejor; me ayuda a crecer en generosidad, humildad y servicio a los demás que es lo que admiro en la Madre Paulina. En este sentido, para mí es curioso y motivo de orgullo escuchar a profesores que conocen la vida de mi familia, al final IC y mi familia es una sola y linda experiencia”. En camino al Bicentenario del Natalicio de Madre Paulina 3 “Es bueno dar gracias al Señor y tañer para tu nombre, oh Altísimo, proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad” (S.91). A l inaugurar este año de preparación al Bicentenario, la Hna. María Cecilia Añazco, Directora del Colegio Nuestra Señora del Carmen, lanza un especial desafío. “Con los mismos sentimientos del salmista, el Colegio Nuestra Señora del Carmen abre sus puertas para celebrar el cumpleaños 199 de nuestra Fundadora, la Madre Paulina von Mallinckrodt. Celebrar un Bicentenario significa enfrentar un gran desafío: • Una renovación espiritual para todos los que conformamos la familia Inmaculada Concepción. • Una ocasión para hacer vivo el Carisma que plasmó su vida y su acción. • Una oportunidad para vivir con renovada convicción y fuerza la Misión encomendada, de educar con la “Pedagogía del Amor”. Invitamos a toda la comunidad Valdiviana a unirse a nosotros para dar gracias a Dios por la presencia de la Congregación en esta ciudad y pedirle nos conceda el empuje para lanzarnos a una entrega sin límite a Él y a los demás en la educación”. “La herencia del Señor son sus hijos” A l dialogar con Carolina Soto Muñoz, apoderada del Colegio Nuestra Señora del Carmen, surge del alma agradecer la herencia del Señor en su vida, como reza el Salmo 127, su fe, su familia y sus hijas, su historia… Carolina destaca por su activa participación en el establecimiento a través de su servicio como Delegada de Pastoral que ejerce desde el 2011, año en que se integran como familia a Nuestra Señora del Carmen. Siempre dispuesta, su sello característico es su anhelo de trabajar en la promoción y comunión de la familia y en estrechar los vínculos con el colegio a través de lo Pastoral. Mientras realizamos esta entrevista, Carolina reconoce tener sentimientos encontrados, por un lado un tremendo gozo y por otro un lamento pues estará un tiempo alejada del Colegio y de la vida Pastoral más activa; la razón, un embarazo de ya casi nueve meses, bebé que ella y toda la familia esperan con ansias y que confían al paternal cuidado de Dios, de María Inmaculada y, por cierto, a la intercesión de la Madre Paulina, custodios que le aseguran -dice- que todo saldrá muy bien. Carolina es madre de dos hijas, Carolina y Florencia Urra Soto, quienes cursan III y 4° básico respectivamente, ambas orgullosas de integrar la gran familia IC, de pertenecer al Colegio y de la opción que sus padres les dieron de crecer al alero de Nuestra Señora del Carmen. Se trata de una opción que tiene sus raíces… Carolina nos cuenta que es una agradecida de su experiencia de vida, de la formación Católica recibida durante la Enseñanza Básica en el Colegio Santa Marta de Osorno y de la Enseñanza Media que cursó en Valdivia, en el Instituto Inmaculada Concepción. Agrega que su esposo también es muy cercano a la Iglesia Católica, y que matricular a las niñas en el Colegio fue una apuesta. “Hemos visto y confiado en esta propuesta educativa, gracias a que ustedes como Colegio mantienen muy vivo el Carisma y el legado de la Madre Paulina von Mallinckrodt, y por lo tanto, se ajusta bastante a nuestras aspiraciones como familia”, señala. Carolina, la hija mayor, cuenta que antes de llegar a Nuestra Señora estuvo en un colegio donde la formación Católica no formaba parte de su plan de estudios, lo cual siempre le causó extrañeza. Por ello, al llegar al Colegio fue vital a su juicio la motivación que han recibido de los profesores Guillermo Villanueva e Ilia Velásquez, ambos Docentes, quienes han contribuido a profundizar su caminar de fe. Carolina asegura que esta experiencia para ella es esencial, “para nosotros como familia la fe es un gran eje; todos nos gozamos cuando recientemente celebré mi Sacramento de la Confirmación en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús. Además, a mí me motiva mucho el trabajo social, que se ha potenciado mucho en los últimos años, todo eso me pone muy contenta”. Para la pequeña Florencia, la experiencia es similar. Nos cuenta que está muy contenta en su Colegio y que se está preparando para el Sacramento de la Iniciación Eucarística (Primera Comunión) que el colegio le ofrece. Se le ve muy inquieta, desea saber más sobre qué significa el Cuerpo de Cristo y cómo será comulgar por primera vez… Reconoce que estar en este grupo le brinda una gran alegría, pues comparte con otras compañeras y le gusta escuchar y hablar de Dios, conocerlo y amarlo… Siempre deseosa de conocer más y más a Cristo Sacramentado. “Ha conseguido ya la mitad de la victoria, quien con decisión se pone a la obra” (MPvM) Un Colegio con Sello de Hogar “Para mí el Colegio Nuestra Señora del Carmen, que me acogió desde 2º a 8º básico, ha sido y es un pilar fundamental en mi desarrollo y formación… Más que un Colegio es un verdadero Hogar. Mi formación cristiana guiada por los principios y ejemplos de vida que nos dejó la Madre Paulina, que recibí a través de las hermanas de la Caridad Cristiana que a lo largo de estos años he podido conocer, se impregnaron en mi alma y en mis experiencias de persona adulta, de esposa y madre. Hoy día los hago vida como funcionaria del Colegio y de la Congregación de la cuál estaré siempre agradecida”. Ivonne Garrido, encargada de Biblio-Cra. Con 109 años de vida educativa, la solidaridad y el servicio a los más pobres son los pilares fundamentales en Nuestra Señora. Una vez por semana, los viernes, realizan el “Cuenta Cuentos” en diversos hogares y a personas en situación de calle compartiendo la cultura y la entretención. Los martes y jueves es el “Desayuno con la Madre Paulina” ofrecido por los Apoderados Delegados de Pastoral a las estudiantes más necesitadas. Los viernes es el “Acompañamiento a la Hospedería del Hogar de Cristo”, apadrinado por el Colegio, y los sábados, los “Almuerzos Solidarios en la Parroquia Sagrado Corazón”, por años transformada en una de las principales obras sociales. En camino al Bicentenario del Natalicio de Madre Paulina 4 Hermanas Religiosas y Comunidades Educativas ¡Ad multos annos!”. P ara Mons. Ignacio Ducasse Medina, Obispo de Valdivia, que el ‘Año de Paulina’ tenga como pórtico el Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, es motivo de doble gratitud. “Lo es porque la Madre Paulina ejerció de una manera coherente y creativa, para su tiempo, la misericordia. Su vida está jalonada por este don como expresión de su entrega y amor al Señor”. Monseñor recuerda que en la Iglesia en Chile de mediados del siglo XVIII, la llegada de nuevas Congregaciones femeninas misioneras o de vida activa, entre ellas la Congregación de Paulina, fue de gran im- portancia por cuanto en Chile no se había dado el proceso de transición que se había ido gestando en Europa en los siglos XVII y XVIII. “Para el país significó un gran salto que produjo perplejidad y conflictos. Las Hermanas, con títulos profesionales, llegaron a Chile en 1874 a la ciudad de Ancud, ciudad a la cual pertenecía, también, el territorio que hoy es nuestra Diócesis de Valdivia. Fueron las primeras religiosas en llegar a la isla y al poco andar se extendieron a otras ciudades fundando o haciéndose cargo de escuelas, hospitales, orfanatos, casas de reposo”. Al referirse a las dos obras educativas que perduran hoy en la Diócesis precisa que “mirar la obra de la Madre Paulina y la de sus hijas religiosas en estas tierras australes, nos invita a dar gracias al Señor por todo el bien realizado, porque su misericordia ha tomado rostro concreto en niños y jóvenes, en enfermos y en tantas personas, a lo largo de más de cien años de vida y, a buscar cómo recrear hoy día lo que decía y vivía ayer la Madre: ‘Todos los despreciados interior o exteriormente; tendrán doble derecho a mi amor, sean ancianos o niños, ciegos o no, sanos o enfermos. Cuanto más desagradables y viles sean, con tanta mayor amabilidad los serviré’…”. “Mirar la obra de la Madre Paulina y la de sus hijas religiosas en estas tierras australes, nos invita a dar gracias al Señor por todo el bien realizado...” Una obra que navega por los ríos de la Caridad D e la aventura del Espíritu en la Madre Paulina surgen diversas obras de Caridad, señeras en el tiempo, que buscan hacer presente el Reino en Valdivia… La llegada de las religiosas alemanas a Valdivia tuvo como primer encargo, servir profesionalmente en el entonces Hospital san Juan de Dios. La crónica explicita que “el 21 de Julio partieron sor Lorenza Koehler y sor Albertina Schwerter a Valdivia donde llegaron felizmente, después de un viaje muy peligroso. El 1 de Agosto de 1878, las hermanas tomaron a su cargo la administración de ese establecimiento hospitalario y desde el primer día tanto las autoridades civiles como eclesiales les fueron favorables, aconsejándolas y ayudándolas”. En 1883, las Religiosas de la Inmaculada fueron solicitadas para fundar un colegio en Valdivia, obra que tampoco estuvo exenta de grandes sacrificios; sin embargo, la convicción que las anima es que son el sello de las obras de Dios. Así nace el Colegio San Rafael en Avda. Picarte (al lado donde DIRECTORA Verónica Moreno A. REPRESENTANTE LEGAL Cristián Huerta GERENTE Rubén Soto H. EDICIÓN Jovita Cerro Q. DIAGRAMACIÓN Shirley Burgos M. hoy se levanta el Registro Civil), hoy transformado en el Instituto Inmaculada Concepción ubicado en Yerbas Buenas, donde se trasladó en 1897. En 1907, el 7 de noviembre, las hermanas fundan el Orfelinato o Casa de Huérfanas, que fue inaugurada por la Hermana Lorenza Koehler, Casa que con el paso del tiempo, según narra la crónica “posee una espaciosa casa rodeada de grandes huertos donde se cobija a unas 150 niñas pobres de la región, ya sean huérfanas o desamparadas en muchos casos por la separación de sus padres. Fuera de la instrucción primaria que reciben, aprenden todo el trabajo doméstico, y en el curso vocacional toda clase de labores manuales como colchonería, tejido a máquina, zurcido invisible, bordados artísticos, entre otros, que a su vez, son una ayuda para subsanar los grandes gastos ocasionados por el sostenimiento de la Casa”, hoy Colegio Nuestra Señora del Carmen. En 1916 se funda, anexo al Colegio la Escuela Gratuita Santa Ana, que PROPIEDAD Sociedad Periodística Araucanía S.A. se transforma en una gran bendición para la ciudad de Valdivia. Las alumnas, hijas de familias obreras, reciben aquí una sólida instrucción religiosa y cursan los seis años de Escuela Primaria. Así, urgidas por testimoniar la Caridad de Cristo a través de la asistencia a los enfermos en sus inicios, del servicio a los más pobres y la formación de personas a través de la educación, las religiosas hacen suyos en esta tierra austral, fieles a los principios en que se fundamenta la Congregación, el amor a Dios, la devoción a María Inmaculada y el servicio al prójimo, convencidas de que “el amor a los niños es la mejor pedagogía”, como decía Madre Paulina. En la actualidad existe una sola Comunidad Religiosa en Valdivia, la Comunidad Nuestra Señora del Carmen compuesta por seis religiosas, la Hna. María Fátima Ruíz, Superiora, la Hna. Cecilia Poblete, la Hna. Alejandra Greisser, la Hna. María José Leiva, la Hna. María Cecilia Añazco, Directora del Colegio, y la Hna. Sofía Cerda. CIRCULACIÓN Domingo 5 de junio de 2016