crítica INTERNACIONAL Teatro La Fenice Venecia TeaTro la feniCe Sinopoli LOU SALOMÉ A. Blancas Gulín, G. Stahl, C. Puglisi, G. L. Pasolini, M. Schulz, R. Abbondanza, J. Mellor. Dir.: L. Zagrosek. Dir. esc.: Facoltà di Design e Arti Venezia. 28 de enero N acido en Venecia en 1946 y muerto de infarto en la Deutsche Oper de Berlín en abril de 2001 mientras dirigía el tercer acto de Aida, Giuseppe Sinopoli era también compositor y algo más de diez años después de su fallecimiento fue recordado en La Fenice con la reposición de su única obra teatral, Lou Salomé, estrenada en Múnich en 1981. Se trata de una obra que de teatral tiene muy poco, y pese a los esfuerzos realizados por el teatro veneciano el resultado tuvo más de impactante que de comprensible. El texto hace referencia a una mujer que se relacionó con Nietzsche y Freud y constituye una especie de testimonio espiritual del autor. Representada en alemán y con mucho texto hablado, aun después de los cortes efectuados la obra sigue siendo más un ejercicio inte­ lectual en que la música transcurre sin dejar huella. Solo elogios merece la interpretación, con la estimulante Ángeles Blancas Gulín a la cabeza, actriz y cantante completa que aquí asumía pro­ porciones heroicas, rodeada de cantantes especialistas en el reperto­ rio contemporáneo y excelentes actores. La dirección de Lothar Zagrosek y la prestación de los conjuntos artísticos venecianos fue­ ron admirables. * Andrea MERlI Versalles opéra royal Pierre-Alexandre Monsigny LE ROI ET LE FERMIER T. M. Allen, W. Sharp, D. Labelle, T. Dolié, J. Thompson, Y. Van Doren. Dir.: R. Brown. Dir. esc.: D. Rousselet. 4 de febrero G rande y agradable sensación fue el descubrimiento de la perso­ nalidad musical de Pierre­Alexandre Monsigny (1729­1817) a través de esta pequeña gran obra estrenada en 1762 y ya modernis­ ta por integrar la música a la acción, la variedad rítmica y riqueza melódica, la abundancia de dúos, tríos... El libreto ligero y profun­ do de Jean­Michel Sedaine sitúa la acción en Inglaterra para poder decir verdades difíciles de oír en Francia: el rey se perdió en una cacería, se percató del delicioso vivir de sus campesinos y, de paso, arregló el entuerto hecho por uno de sus nobles contra una donce­ lla del país. Didier Rousselet propuso una puesta en escena clásica, con decorados a la antigua usanza, ingenuo pero muy eficaz para la comprensión de la historia, y dirigió a sus actores con idénticas ideas. Él mismo y Monica Neagoy –asociada a la puesta en esce­ na– interpretaron de forma muy graciosa la mayoría de los diálo­ gos. Ryan Brown dirigió con suavidad y respeto para con el foso y el escenario y dio en el blanco en la deliciosa escena de la tormen­ ta. Si bien Dominque Labelle (la campesina burlada) impuso con 84 Ópera actual Ángeles Blancas, caracterizada como la protagonista de Lou Salomé de Giuseppe Sinopoli en Venecia sobriedad y modestia su superioridad vocal, la personalidad de Thomas Michael Alle (el Rey), el gracejo de Thomas Dolié (Rustaut) y David Newman (Charlot), las exageraciones de Jeffrey Thompson (Lurewel) y su acólito cortesano (Tony Boutté) así como la muy subrayada ingenuidad de Yulia Van Doren (Betsy) contribuyeron un rotundo éxito. * Jaume EStApÀ Viena sTaaTsoper Verdi LA FORZA DEL DESTINO V. Urmana, n. Krasteva, A. Machado, A. Gazale, A. Anger. Dir.: J. López Cobos. Dir. esc.: D. Pountney. 11 de enero E n enero la Staatsoper programó hasta tres óperas de Verdi y, salvo algún incidente ocasional, con notables repartos. La pri­ mera fue La forza del destino en la desastrosa producción de David Pountney. El Alvaro del venezolano Aquiles Machado llegó en buena forma física y muy mejorado en el legato, con una emisión homogénea y unos agudos más firmes que los de hace algunos años: su actuación constituyó una agradable sorpresa y tuvo un gran éxito. Alberto Gazale se situó a su altura con un Carlo di Vargas de primer nivel, y entre ambos convirtieron a sus tres dúos en los puntos fuertes de la velada. Violeta Urmana fue una Leonora que pudo mostrar solo solidez, pues a su canto le faltaron matices, especialmente a su manejo de las dinámicas. Ain Anger fue un buen Padre Guardián aun sin poseer un color vocal con la suficiente personalidad, haciéndose cargo igualmente del rol del Marqués de Calatrava. Nadia Krasteva fue una vivaz Preziosilla y