los misterios de la vida de cristo

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Escuela Diocesana de Oración: Orar el Credo
ORAMOS NUESTRO CREDO
“EL REINO DE DIOS YA ESTÁ ENTRE VOSOTROS” (Lc 17,21)
Proyección del vídeo del Lago de Galilea
Momento de silencio
Toma de conciencia: El Reino de Dios ya está dentro de
nosotros.
Interiorizar y responder a las preguntas
¿Qué es el Reino de Dios para mí?
¿Cómo puedo anunciar yo el Reino de Dios?
CANCIÓN EN IMÁGENES: EL REINO: EL PRIVILEGIO DE DAR
SALMO DEL SEGUIMIENTO
Iré detrás de ti, si tú vienes a mí
buscando horizontes más amplios para volar.
Iré a enseñar a todos que tú eres libertad,
que sólo en ti se encuentra el manantial,
la felicidad, la verdadera paz.
Iré siempre en tu nombre despojado de mis cosas,
buscando en la noche, sediento de tu amor.
Iré a decirles a todos que tú eres alegría,
la eterna oferta de un amor total.
Iré a buscar camino detrás de cada lucha,
donde los hombres sufren su llanto y soledad.
Iré si tú me llamas a ser siempre tu amigo
sin importarme nada, pues tú eres mi caminar.
Iré diciendo a todos, iré contando siempre,
iré entre los hombres gritando la verdad.
CIPE- www.cipecar.org
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LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO:
VIDA PÚBLICA
LA VERDAD BROTÓ DE LA TIERRA
DESDE EL CIELO SE ASOMÓ LA JUSTICIA
Despiértate, hombre: por ti, Dios se hace hombre.
Despiértate, tú que duermes, despiértate de entre los muertos,
y Cristo te iluminará.
Por ti, lo repito, Dios se hace hombre.
Habrías muerto eternamente,
si él no hubiera nacido en el tiempo.
No habrías sido liberado jamás de la carne del pecado,
si él no hubiera asumido la semejanza del pecado.
Serías víctima de una miseria infinita,
si él no hubiera tenido contigo esta misericordia.
No habrías encontrado la vida,
si él no hubiera tomado la muerte.
Habrías sucumbido,
si él no te hubiera ayudado.
Habrías perecido, si él no hubiera venido.
Celebremos gozosos la llegada de la salvación y de la redención.
Celebremos el día de fiesta en que, viniendo del gran día de la
eternidad, se introdujo un gran día eterno en nuestro día temporal
tan breve. Dios nos ha hecho justos por la fe; así, pues, estemos en
paz con Dios, porque la justicia y la paz se abrazan. Por nuestro Señor
Jesucristo: porque la verdad ha germinado en la tierra. El es el que
nos abre la puerta al mundo de la gracia en el que estamos
establecidos, y nuestro orgullo consiste en participar de la gloria de
Dios. Pablo no dice para gloria nuestra, sino para gloria de Dios,
porque la justicia no ha salido de nosotros, sino que se asomó desde
el cielo. Por tanto, el que busque su gloria, que ponga su gloria, no en
él, sino en el Señor.
(San Agustín, Sermón 185)
El Bautismo de Jesús (CIC 535-537)
El comienzo de la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en el
Jordán…el Espíritu Santo, en forma de paloma, viene sobre Jesús, y la
voz del cielo proclama que él es "mi Hijo amado". Es la manifestación
de Jesús como Mesías de Israel e Hijo de Dios… Por parte de Jesús es
la aceptación y la inauguración de su misión de Siervo doliente.
Jesús llama a entrar en el Reino a través de las parábolas… invita al
banquete del Reino pero es necesario darlo todo… Es preciso entrar
en el Reino, hacerse discípulo de Cristo para "conocer los Misterios
del Reino de los cielos" (Mt 13, 11).
Los signos del Reino de Dios (CIC 547 -550)
La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser Mesías el
Hijo de Dios, en oposición a la que le propone Satanás y a la que los
hombres le quieren atribuir.
Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha
enviado. Invitan a creer en Jesús. Concede lo que le piden a los que
acuden a él con fe. Los milagros fortalecen la fe en Aquel que hace las
obras de su Padre… La venida del Reino de Dios es la derrota del reino
de Satanás: "Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios,
es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios" (Mt 12, 28).
"El Reino de Dios está cerca" Mc 1, 14-15 (CIC 541-542)
"Las llaves del Reino" (CIC 515-553)
El anuncio del Reino de Dios (CIC 543-546)
Una visión anticipada del Reino: La Transfiguración. (CIC 554-556)
Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. Anunciado en
primer lugar a los hijos de Israel, este reino mesiánico está destinado
a acoger a los hombres de todas las naciones. Para entrar en él, es
necesario acoger la palabra de Jesús.
La Transfiguración de Cristo tiene por finalidad fortalecer la fe de los
apóstoles ante la proximidad de la Pasión: la subida a un "monte alto"
prepara la subida al Calvario… (CIC 568)
Las tentaciones de Jesús (CIC 538-540)
La subida de Jesús a Jerusalén (CIC 557-560)
El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, es decir, a los que lo
acogen con un corazón humilde. Jesús fue enviado para "anunciar la
Buena Nueva a los pobres". Los declara bienaventurados porque de
"ellos es el Reino de los cielos"; a los "pequeños" es a quienes el
Padre se ha dignado revelar las cosas que ha ocultado a los sabios y
prudentes. Jesús, desde el pesebre hasta la cruz comparte la vida de
los pobres; conoce el hambre, la sed y la privación. Aún más: se
identifica con los pobres de todas clases y hace del amor activo hacia
ellos la condición para entrar en su Reino.
Jesús invita a los pecadores al banquete del Reino… Les muestra de
palabra y con hechos la misericordia sin límites de su Padre hacia ellos
y la inmensa "alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta"
"Como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su
voluntad de ir a Jerusalén". Por esta decisión, manifestaba que subía
a Jerusalén dispuesto a morir. En tres ocasiones había repetido el
anuncio de su Pasión y de su Resurrección. Al dirigirse a Jerusalén
dice: "No cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén" (Lc 13, 33).
La entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén (CIC 559)
La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta la venida del Reino que el
Rey-Mesías, recibido en su ciudad por los niños y por los humildes de
corazón, va a llevar a cabo por la Pascua de su Muerte y de su
Resurrección. (CIC 570).
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