Esta versión contiene el texto original, repaginado. La publicación original es / This version contains the original text, but not the original page numbers; the original publication source is: Actas de las ( Jornadas de la Asociación española de Entomología (Sevilla, octubre de 1986), pp.: 849-854. Notas sobre el comportamiento de las hembras de Brintesia circe (Fabricius) (Lep., Nymphalidae-Satyrinae): estridulación y agresividad Enrique García-Barros Departamento de Biología (Zoología), Universidad Autónoma de Madrid, 28049 Madrid Resumen. En este trabajo se describe el comportamiento de rechazo de las hembras fecundadas de Brintesia circe (Fabricius, 1775), que implica estridulación, observado en ejemplares cautivos. En las jaulas de cría, las hembras de Brintesia se aproximaron en ocasiones a otros ejemplares co-específicos (machos o hembras) iniciando el comportamiento de rechazo aún sin haber sido cortejadas. Este “rechazo injustificado” puede considerarse por tanto un comportamiento agresivo, aunque su significado y existencia al natural son desconocidos. Abstract. This paper describes the rejection behaviour exhibited by mated females of Brintesia circe (Fabricius, 1775), which involves sound production (stridulation). Within the voliaries, Brintesia females eventually approximated to conspecifics (either males or females) and initiated rejection behaviour, even when no courtship had been attempted. Such “unjustified rejection” can be regarded as aggressive behaviour, though its meaning remains unknown, and has not been observed under natural field conditions. El interés por los mecanismos de comunicación intersexual en las mariposas (Papilionoidea) ha promovido el suficiente volumen de trabajo para que se disponga ya de un modelo del comportamiento en la localización de la pareja, cortejo y cópula, aplicable a gran número de especies. En general, las hembras producen señales buscadas por los machos. Estos –salvo excepciones- tomarán la iniciativa en la aproximación a la hembra y el cortejo, que la hembra aceptará o rechazará haciendo uso de diferentes métodos (ver Scott, 1974). Las señales conocidas implicadas en estos procesos son fundamentalmente visuales y químicas, y no son frecuentes – o son poco conocidas- las de tipo acústico. En este trabajo se exponen algunas observaciones generales sobre el comportamiento post-copulatorio de las hembras del satirino Brintesia circe (Fabricius, 1775). Estas implican estridulación como parte del comportamiento de rechazo del cortejo, y la posibilidad de un comportamiento agresivo dirigido a mariposas co-específicas, por iniciativa de la hembra y previo a la solicitud de cópula de un macho. MÉTODO Las observaciones se refieren exclusivamente a ejemplares cautivos, mantenidos en jaulas de cría de capacidad variable (10 a 125 decímetros cúbicos) con alimento (confitura de frutas) y agua. Cada jaula contuvo inicialmente dos o más ejemplares, al menos uno de cada sexo, según su capacidad. Se han empleado seis hembras vírgenes obtenidas de la cría de larvas (1984-1985) y cuatro ya fecundadas capturadas en el campo, así como machos conseguidos por ambos sistemas. Los insectos procedían de varias localidades en las provincias de Madrid y Guadalajara. COMPORTAMIENTO DE LAS HEMBRAS CÓPULA Dentro de las jaulas, las hembras eran rápidamente localizadas y cortejadas por los machos dispuestos para copular. En todos los casos, la cópula se produjo entre las 2 y 48 primeras horas de vida de la hembra. Su duración osciló entre 3 y 8 horas, pero se prolongó hasta 24 horas y media en una de las parejas. COMPORTAMIENTO DE RECHAZO Ninguna de las hembras aceptó copular por segunda vez, pese a la insistencia de los machos. Ante el cortejo de un macho, una hembra no receptiva (ya fecundada) posada en el suelo muestra tres pautas principales de comportamiento, que con mayor o menor éxito hacen desistir al pretendiente: a) Un aleteo vigoroso, semejante al descrito por Tinbergen y colaboradores (1942) de Hipparchia semele (L.). b) Estridulación, consistente en un ruido semejante al producido por ortópteros acridoideos, que sugiere el rápido frotamiento de dos piezas duras; puede percibirse con nitidez a 3-8 metros del insecto. Al estridular, la hembra mantiene las alas perpendiculares al suelo, entreabiertas, haciéndolas vibrar con rapidez en un movimiento de escasa amplitud, durante aproximadamente 0,5-1,5 segundos. c) Ante la insistencia del macho o alternando con la estridulación, la hembra empuja al macho con una de las patas mesotorácicas (primer par de patas con función marchadora en los ninfálidos), incluso con cierta violencia y avanzando hacia el pretendiente. Simultáneamente (particularmente durante la ejecución de “b” y “c”) la hembra mantiene su cabeza orientada hacia el macho, evitando los eventuales intentos de cópula. AGRESIVIDAD Sorprendentemente, las hembras grávidas no se limitan a responder negativamente a los machos que las solicitan. En numerosas ocasiones a lo largo del período de observación, las hembras tomaron la iniciativa aproximándose a otro ejemplar (indistintamente macho o hembra) para inmediatamente “rechazarlo” estridulando y empujándolo de manera decidida (b, c, ver anteriormente). Esto se constató en algún momento en al menos siete hembras distintas; el movimiento de otro ejemplar dentro de su campo visual parece desencadenar más fácilmente este comportamiento. La aproximación se realiza mediante la marcha por el fondo o las paredes de la jaula (distancias de 0 a 15 cm, aproximadamente), o por medio de un vuelo corto (hasta 60 cm) y directo. Este comportamiento agresivo no se presenta antes de la cópula, y es probablemente objeto de variación individual o depende del estado fisiológico del animal. Durante el verano de 1985 dos hembras convivieron durante más de 15 días en una misma jaula; una de ellas, algo más corpulenta, intentó repeler repetidas veces al otro ejemplar, sin que ocurriera la situación inversa. DISCUSIÓN Se conocen varios mecanismos de producción de sonido en lepidópteros, relacionados casi siempre con modificaciones del exoesqueleto (ver Bourgogne en Grassé, 1979; Hanneman, 1956; Richards & Davies, 1977). Los casos conocidos entre los ropalóceros (Papilionoidea) son raros, pero hay tres relativamente populares: Representantes del género Parnassius (Latr.), cuyas hembras grávidas estridulan, posadas, frotando la patas posteriores contra la cara inferior de las alas posteriores (Deutsch, 1926; Jobling, 1936); Inachis io (L.) y otros ninfálidos ninfalinos estrechamente emparentados, en los que la estridulación se atribuye al frotamiento entre las alas anteriores y posteriores (Birkett, 1940; Fletcher, 1936; Salisbury, 1940; Wilks, 1940); por último, varias Hamadryas (Nymphalidae) neotropicales producen estridulación durante el vuelo, aunque el método no ha sido claramente explicado (Krueger, 1921; Swihart, 1967). El sistema de estridulación en Brintesia no ha podido esclarecerse. La contribución de las patas puede descartarse por observación directa. El frotamiento entre dos alas es igualmente improbable: un roce capaz de producir un sonido claramente audible, con el vigor que se observa en la vibración de las alas al estridular, debiera originar marcas o zonas desescamadas en las zonas de contacto, que no he encontrado en ningún ejemplar. Aún como hipótesis, puede pensarse en el frotamiento de piezas exoesqueléticas próximas a, o en la base de las alas. Aunque no pueda descartarse totalmente la estridulación como un reflejo defensivo, esta no se produjo en respuesta a las molestias ocasionadas por véspidos que penetraron en las jaulas, o por el miso observador (contrariamente a la estridulación de Inachis o Parnassius, o el batir de alas en la misma Brintesia). Así, constituiría una señal específica de rechazo o intimidación. Más llamativo incluso que la estridulación, resulta el comportamiento agresivo de las hembras. Vuelos de la hembra dirigidos hacia individuos coespecíficos se han comprobado en otras mariposas, pero su función es la solicitud de cortejo a los machos (Wiklund, 1982; Silberglied, 1984). Al menos en las jaulas de cría, los “ataques” de las hembras se dirigieron indiscriminadamente a machos u otras hembras. El dimorfismo sexual es escaso en esta especie, pero posiblemente el espacio reducido de las jaulas ha modificado hasta cierto punto el comportamiento de los insectos, y desde luego ha aumentado el número de interacciones posibles entre los ejemplares. Por el momento, la carencia de observaciones al natural, y de un conocimiento más detallado de la biología de esta especie y los requerimientos de la hembra durante su vida postcopulatoria, hacen prematura la interpretación de estos hechos. BIBLIOGRAFÍA Birkett, N.E., 1940. Stridulation in Nymphalis io. Entomologist, 73: 33. Bourgogne, J., 1979. Ordre des Lépidoptères, en P.P. Grassé, Traité de Zoologie, t. X, pp. : 174-448. 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