MIÉRCOLES DE CENIZA CELEBRACIÓN PENITENCIAL PARA IMPARTIR LA CENIZA FUERA DE LA MISA DIÓCESIS DE NUEVO LAREDO 13 DE FEBRERO DEL AÑO DE LAFE 2013. Liturgia de la Palabra Imposición de la Ceniza “El miércoles que precede al primer domingo de Cuaresma, los fieles cristianos inician, con la imposición de la ceniza, el tiempo establecido para la purificación del espíritu. Con este signo penitencial, que viene de la tradición bíblica y se ha mantenido hasta hoy en la costumbre de la iglesia, se quiere significar la condición del hombre que confiesa externamente su culpa ante el Señor y expresa su voluntad interior de conversión, confiando en que el Señor se muestra compasivo con él. Con este mismo signo comienza el camino de su conversión, que culminará con la celebración del sacramento de la penitencia en los días que preceden la Pascua. El miércoles de ceniza es un día penitencial obligatorio para toda la Iglesia y que comporta la abstinencia y el ayuno. RITOS INICIALES Reunido el pueblo, se entona uno de los cantos propuestos a continuación. JUNTOS COMO HERMANOS Un largo caminar MIEMBROS DE UNA IGLESIA por el desierto bajo el sol VAMOS CAMINANDO no podemos avanzar AL ENCUENTRO DEL SEÑOR. sin la ayuda del Señor. La Iglesia en marcha está Unidos al rezar a un mundo nuevo vamos ya, unidos en una canción donde reinará el amor viviremos nuestra fe donde reinará la paz. con la ayuda del Señor. Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R. Amén. Saludo Guía: Bendito seas por siempre, Señor. R. Bendito seas por siempre, Señor. Monición Comentarista: Unidos a la Iglesia Universal, iniciamos hoy los cuarenta días de preparación para la celebración de la Pascua de la resurrección del Señor, que es la fiesta más grande de la fe. Empezamos un tiempo de conversión, donde nos ejercitamos en la renuncia al mundo, a la carne, al pecado y al demonio; un tiempo de penitencia, que nos invita a practicar la oración, la abstinencia y la caridad, acompañados del arrepentimiento de nuestros pecados. La ceniza que hoy vamos a imponer sobre nuestra cabeza como signo de penitencia, nos recuerda que este mundo material y temporal es pasajero. Dispongámonos a participar. Oración colecta Guía: Que el día de ayuno con el que iniciamos, Señor, esta Cuaresma, sea el principio de una verdadera conversión a ti, y que nuestros actos de penitencia nos ayuden a vencer el espíritu del mal. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. LITURGIA DE LA PALABRA Todos se sientan. Salmo responsorial Del salmo 50 Lector 1: R. Misericordia, Señor, hemos pecado. 1. Por tu inmensa compasión y misericordia/ Señor apiádate de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos / y purifícame de mis pecados. R. 2. Puesto que reconozco mis culpas, / Tengo siempre presentes mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, / haciendo lo que a tus ojos era malo. R. 3. Crea en mi, Señor, un corazón puro, / un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, / ni retires de mi tu santo espíritu. R. 4. Devuélveme tu salvación, que regocija, / y mantén en mí un alma generosa. Señor, abre mis labios / y cantará mi boca tu alabanza. R. Todos se ponen de pie. Evangelio Lector 2: Del Evangelio según san Mateo En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que la gente los vea. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús. Todos se sientan. LA CUARESMA Y LA IMPOSICIÓN DE LA CENIZA Guía: El número de cuarenta días es, desde la mentalidad antigua, el tiempo mínimo necesario para cambiar un hábito o para que se manifiesten los cambios o enfermedades en la salud de una persona. En la Biblia es un tiempo de preparación para celebrar un acontecimiento histórico de salvación y presencia de Dios, que santifica la vida humana. Así en el Antiguo Testamento dice el libro del Éxodo 24, 18, que "Moisés subió al monte y estuvo allí cuarenta días con sus noches". En el Nuevo Testamento dice Mateo 4, 2, que "Jesús ayunó cuarenta días y cuarenta noches, y al final sintió hambre." cuando estaba preparándose para su vida pública. En la era cristiana la noticia más antigua de la Cuaresma se la debemos a San Ireneo, Obispo de Lyón, ciudad de la región de las Galias, hoy Francia. Nos dice él, que algunos cristianos hacían penitencia durante 40 días para mostrar el deseo de conversión. Esta práctica se extendió pronto a toda la Iglesia. Primero para aquellos que hacían penitencia por el reconocimiento público de sus pecados, luego para toda la comunidad cristiana que se preparaba para la Pascua. Hoy la Cuaresma es la preparación para actualizar en la vida humana la Pascua redentora de Cristo, enviado por el Padre para redimirnos del pecado y de la muerte con su sangre derramada en la cruz, por quien nos dio la filiación adoptiva, elevándonos a la dignidad de hijos y herederos de las promesas de vida nueva, manifestadas en Cristo resucitado. Dios mismo nos ha dado esta vida en el bautismo por el Espíritu Santo que ha derramado sobre nosotros haciéndonos morada de Su presencia. Porque en la Pascua celebramos ese paso que Cristo dio por todos de las tinieblas del odio, del pecado y de la muerte a la luz admirable del amor, de la gracia y de la vida para siempre. La Cuaresma es un llamado para que durante cuarenta días hagamos un ejercicio intenso de crucificar la carne con sus pasiones y sus apetencias, muriendo al odio, a la vanidad de las cosas mundanas y a nosotros mismos, de manera que estemos mejor preparados para resucitar con Cristo a la vida del amor en la justicia y la verdad. La Cuaresma es un tiempo de gracia y conversión; su carácter es penitencial y bautismal. La Iglesia cada año se prepara a la Pascua con la celebración de la Cuaresma. Su Santidad Benedicto XVI, en su mensaje de cuaresma nos invita ver la relación que se tiene entre FE Y CARIDAD. En este año de la fe, vamos descubriendo que este Don de Dios se da en el encuentro con El y no es una imposición o mandamiento, sino un acontecimiento que se nutre con la experiencia. Es experimentar el amor gratuito de Dios para con nosotros, que a su vez suscita la respuesta amorosa del hombre hacia Dios y a su hermanos. Por tanto, “con la fe se entra en la amistad con el Señor, con la caridad se vive y se cultiva esta amistad (cf.Jn 15,14s)” La caridad no es solo está en la ayuda material o en la solidaridad sino en la evangelización, como mayor obra de la misma caridad. “La cuaresma, con las tradicionales indicaciones para la vida cristiana, nos invita precisamente a alimentar la fe a través de una escucha más atenta y prolongada de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos y, al mismo tiempo, a crecer en la caridad, en el amor a Dios y al prójimo, también a través de las indicaciones concretas del ayuno, de la penitencia y de la limosna. La relación entre estas dos virtudes es análoga a la que existe entre dos sacramentos fundamentales de la Iglesia: el bautismo y la Eucaristía. El bautismo (Sacramento de la FE) precede a la Eucaristía (sacramento del amor), pero está orientado a ella, que constituye la plenitud del camino cristiano. Análogamente, la fe precede a la caridad, pero se revela genuina sólo si culmina en ella. Todo parte de la humilde aceptación de la fe («saber que Dios nos ama»), pero debe llegar a la verdad de la caridad («saber amar a Dios y al prójimo»), que permanece para siempre, como cumplimiento de todas las virtudes (cf. 1 Co 13,13).” Vivamos este tiempo con la intensidad como su santidad nos propone. Plegaria universal Guía: Demos gracias a Dios nuestro Padre, que nos concede el don de iniciar hoy el tiempo cuaresmal; roguémosle que durante estos días de salvación, la acción de su Espíritu purifique nuestros corazones y los llene de su amor, y digámosle: R. Señor, tu Espíritu Santo y aumenta nuestra fe. 1. Por la Santa Iglesia de Dios, para que Él bendiga su penitencia, la proteja de los ataques del enemigo, y la muestre a los hombres como instrumento de Salvación. R. 2. Por nuestros gobernantes, para que Dios les conceda la sabiduría de su Espíritu, a fin de que promuevan mejores condiciones de vida entre sus gobernados. R. 3. Para que el Señor se apiade de todos los hombres, y les conceda el arrepentimiento a cuantos viven apartados del bien. R. 4. Por todos nosotros, para que la práctica humilde y digna de las obras de piedad que realizamos en esta cuaresma, nos libre de las intenciones vanas, y nos alcance una recompensa en el Reino del Padre eterno. R. Guía: Ya que por Jesucristo somos hijos de Dios, digamos confiadamente a nuestro Padre: Padre Nuestro… RITOS CONCLUSIVOS Oración Conclusiva Guía: Señor, abre nuestro corazón a la justicia y a la caridad para que observemos así el único ayuno que Tú quieres y, que conduce a nuestra salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén. Imposición de la Ceniza Comentarista: Todos se ponen de pie. Se acercan los ministros, los encargados de imponer la ceniza, a todos los que se acercan a recibir la ceniza, y dicen a cada uno: Arrepiéntete y cree en el Evangelio (Mc 1, 15) Mientras se impone la ceniza se entonan estos cantos u otros: PERDÓN, OH DIOS MÍO. PERDÓN E INDULGENCIA. PERDÓN Y CLEMENCIA. PERDÓN Y PIEDAD (2) . PERDÓN Y PIEDAD. Pequé ya mi alma, Mil veces me pesa Mas ya, arrepentido, su culpa confiesa, mil veces me pesa de tanta maldad (2). de haber obstinado tu pecho rasgado ¡Oh Padre amoroso! ¡Oh suma bondad ! Y Yo, en recompensa, te busco lloroso, ¡Oh Dios de bondad ! (2) Yo fui quien de duro pecado a pecado, madero inclemente la copa he llenado te puso pendiente de la iniquidad (2). con vil impiedad (2). PERDONA A TU PUEBLO, SEÑOR. PERDONA A TU PUEBLO, PERDÓNALE, SEÑOR. No estés eternamente enojado. Por tus profundas llagas tan crueles, No estés eternamente enojado. por tus salivas y tus hieles. Perdónale, Señor. Perdónale, Señor. Por las heridas de pies y manos, por los azotes tan inhumanos. Perdónale, Señor. De otra manera, se pueden recitar los salmos propuestos por el Ritual de la Penitencia, en la p. 242.