Vinh 1939-1955 E

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Casa Santa Elisabeth, Vinh – Viet Nam
1939 – 1955
La comunidad de Vinh se fundadó en el Norte del Viet Nam, y comprendía esencialmente un
probandato y noviciado de Oblatas FMM, además de las actividades pastorales.
La 2ª guerra mundial , aisló completamente del resto del mundo a las religiosas y a la
población europea y vietnamita: corte con Europa, ocupación de los japoneses en el norte del país en
guerra contra China, incomunicación con las comunidades fmm de Qui Hoa, Hué, LaQua, Bana.
A partir de 1945, la amenaza de Viet Minh (partido comunista vietnamita)se concretiza: es
proclamada la República democrática del Viet Nam y la situación se hace siempre más difícil y
peligrosa. Vinh, situada en la zona norte, después de la derrota de los japoneses es ocupada por los
chinos, quedando completamente aislada del sur del Viet Nam.
Entre 1945 y 1955, en esta comunidad hay cuatro hermanas occidentales: dos francesas, una
Slovena, una Canadiense además de postulantes, novicias y jóvenes profesas Oblatas. La Superiora
Delegada, es M.M.N.D. de Bellecombe.
Pistas de trabajo
1.
2.
3.
4.
En enero 1954, religiosos y religiosas fueron expulsados de Vinh. Señalar lo que os ha
llamado la atención en su comportamiento.
¿De qué manera los hechos vividos por estas hermanas, son una interpelación para hoy y para
mañana?
Desde finales del año 1939,
“La segunda guerra mundial alcanza dolorosamente a todo el mundo, y la provincia del
Sagrado Corazón entra en el gran remolino, entre las primeras. Las hijas de María de la
Pasión, allí como en otras partes, deben adaptarse a las necesidades de la hora, grave entre
todas; tienen para resolver los problemas la base infalible que les asegura la estrecha unión,
por Mère, al Vicario de Jesucristo y al espíritu de Madre Fundadora. Si el poder reconfortante
de este contacto-la divina Providencia suscita ocasiones acogidas con filial agradecimientono falta nunca, completamente, y si la separación material es dolorosa con frecuencia hasta la
angustia, sobre todo en las horas terribles en que Roma está en peligro, la comunicación de
almas, de corazones, de voluntades, es más intensa” 1
...
A las hermanas europeas que continuaban su misión en Vietnam, el 1940 trae noticias de la
situación en el viejo continente; después poco a poco las misivas se espaciaban y pronto
solamente hubo raras cartas de la Cruz Roja. Las hermanas conocieron después de uno o
dos años el fallecimiento de seres queridos. Las noticias del Instituto se hacen esperar
durante largos meses: las religiosas quisieran saber para participar en el sufrimiento del
mundo, de la Iglesia y del Instituto, de todos los que amaban...
...
1
Cf. Chronique íntime, 1946
Sin embargo, en Vinh, la vida de recogimiento propia de un noviciado, continúa en la
casa Ste Elisabeth. El 19 de marzo de 1940, se celebra la profesión perpetua de M. Leonija
y de M. de N.D. de Cimiez. La pobreza comienza también a dejarse sentir, porque el
pequeño taller camina muy lentamente; no se pueden expedir los trabajos a Francia y el
último envío se perdió en el mar. Viendo la indigencia de las religiosas, Mons. Eloy les
permite ir a pedir limosna en la campiña, a ejemplo del Seráfico Padre.
“Los cristianos, si bien son pobres, son generosos y dan algo de todo corazón: arroz, pescado
seco salado, un poco de dinero... para atraer las bendiciones del cielo. Podemos penetrar y
hacer penetrar a Jesús en muchos pueblos”2.
El espíritu de iniciativa busca otros medios, no solamente para el pan cotidiano, sino
para la vida misionera: vivir la vida pobre en medio del pueblo pobre, qué buena formación
para las aspìrantes a la vida religiosa. Con entusiasmo, se hace producir a las 3 hectáreas
de terreno de la propiedad; se ve este trozo de tierra, bien trabajado y abonado, producir
cada vez con más abundancia legumbres, patatas, fruta, sin hablar del arroz.
“Para las necesidades del convento, teníamos tres vacas que daban cada una, una media de
un litro de leche por día, una leche tan buena y cremosa que enseguida hemos comenzado a
vender a algunas personas; pronto toda la colonia europea de Vinh desea tener de esta leche
para los niños. Felizmente, la administración que ve la utilidad de esta iniciativa nos ayuda,
proveyéndonos de algunas vacas y subvenciones. Es de anotar, que esta venta de leche no
solamente será nuestro medio de subsistencia hasta 1945, sino que todavía tomó en 1943 y
1944 un giro de obra social filantrópica sostenida y reglamentada por la Cruz Roja. En efecto,
durante los años de guerra en Vinh, no se encontraba una sola lata de leche condensada y la
región no se decidía del todo a la ganadería, no había ninguna lechería en la ciudad para
asegurar el suministro indispensable para los niños de los cuales muchos debían la vida a
nuestro ganado. He aquí, pues, la casa Ste Elisabeth transformada en “granja-lechería”. Hay
trabajo para todo el mundo. Qué buen trabajo amado por San Francisco, qué buena
formación a la humildad para nuestras queridas Oblatas y probanistas, y cuántas mamás son
felices de ver prosperar a sus hijos”3.
“La propiedad de Vinh tiene 3 hectáreas para cultivar. A mi petición, mi familia ha ofrecido a la
comunidad un arado y hoces. M. Superiora compra un buey y yo comienzo a trabajar la tierra
que, nos da cada año de 4 a 5 toneladas de arroz. Además, sembramos patatas, calabazas...
Por la noche, tenemos que montar guardia a causa de los ladrones, circulamos dos a dos en
los arrozales con los perros y la campanilla, al son de la cual los ladrones se dan a la fuga”4.
Desde 1942, una sociedad de bienhechores franco-annamita pide, por favor, a las
hermanas que tomen a cargo un orfanato para niñas abandonadas y pobres; se construye
una sencilla choza de paja para alojar a veinte, y en los años sucesivos llegan a 40. La
sociedad provee el arroz para estas niñas. El orfanato se convierte en un lugar de práctica
para las Oblatas que tienen el gozo de enseñar a los pequeños huérfanos a rezar y el
catecismo, embrión de su futuro apostolado, este orfanato será providencialmente su
salvación frente a los jefes del partido Viêt Minh.
A partir del momento en que la harina de trigo es un producto raro, que no se
encuentra, se confía a las FMM la fabricación de hostias para todas las comunidades así
como para la parroquia de Vinh. M. de St Léon, llegada en agosto con M. de Ste Aselle, y
las postulantes aseguran este cargo con amor, con una instalación improvisada y
herramientas muy antiguas, lo que lleva mucho tiempo: la hostia es recortada en pequeñas
partículas cuadradas. En algunas parroquias alejadas, el sacerdote sólo tiene para la
2
Cf. Lettre de M. de N.D. de Bellecombre, 1942.
Cf. Compte-rendu des activités de la maison de Vinh, 1940.
4
Cf. Souvenir de S. Phanxicô.
3
2
consagración la pequeña hostia de los fieles y los cristianos solamente reciben la comunión
dos veces por semana.
“En nuestras visitas de comisión, nos damos cuenta enseguida de que el Santísimo
Sacramento está descuidado, los lienzos sagrados están en estado lastimoso. Aprovechando
nuestro paso, pedimos a los párrocos de los pueblos que, por favor, nos confíen el lavado y
planchado de la ropa de la sacristía. De vuelta al convento, ayudadas por las probanistas, nos
ponemos a trabajar para renovarla y ponerla en su propio estado, y enviamos de nuevo, lo
más pronto posible, un bello paquete de ropa blanca a los párrocos, pidiéndoles que nos
envíen la próxima colada. Esta innovación ha tenido éxito y los sacerdotes nos agradecen,
nuestro gozo es cuidar así a Jesús Eucaristía. Nos ocupábamos ya de diez parroquias,
cuando sobrevienen los acontecimientos de marzo deteniéndolo todo 5.Es una buena
formación para las Oblatas y probanistas y un gozo profundo para nuestros corazones de
hijas de Francisco y de María de la Pasión” añade M. de N.D. de Bellecombe.
En invierno de 1944, a causa del requisado del arroz por los japoneses, sobreviene
una gran hambre, como no se tenía memora; familias enteras morían, los cadáveres yacían
en plena ciudad. En Vinh, varias veces por día, venia una carreta a recoger los muertos e
incluso agonizantes, se les arrojaba en grandes fosas, cubiertos de cal viva. La pequeña
carreta del convento, empujada por las probanistas, recogía los niños moribundos. Desde su
llegada al orfanato, los más pequeños recibían el “pasaporte” para el cielo, los mayores, de
10 a 12 años, estaban en mejor estado, porque habían podido robar un poco para su
alimento, se tomaba el tiempo para estudiar el catecismo a fin de hacerse cristianos. En el
transcurso del año, estos pobres niños, a veces más de 70, y cada día más mueren los más
atacados por la fiebre y la disentería. Impresionante es la procesión de mendigos, de
agonizantes, a quien es preciso rechazar; entonces se arrojan sobre los surcos de las
patatas de las que brotan a penas las primeras hojas, y las devoran crudas6.
A pesar de estos momento trágicos, la vida de la comunidad (3 FMM, 4 Oblatas
profesas, 4 postulantes, treinta probanistas), prosigue en una atmósfera de calma y unión. El
gran sufrimiento es siempre el aislamiento: ninguna noticia de Hué ni de Qui Hoa, ni de las
familias.
El 13 de febrero de 1944, 25 aviones americanos bombardean una fábrica a 3 km.
del convento. A penas en 3 minutos, arrojan rosarios de bombas que hacen temblar tierra,
animales y gente... Se recordará largo tiempo y esto fue imprevisto.
“En este momento, no teníamos todavía cobertizo y estabamos acostadas en los surcos de la
patatas, en velo de coro (porque salíamos de la bendición). Los habitantes se asustaron tanto
con este formidable bombardeo que desde la tarde comienza el éxodo hacia el campo.
Nuestras probanistas también se han asustado y siguiendo el ejemplo y el consejo de
nuestros padres franciscanos, enviamos momentáneamente un buen número de ellas (las
más jóvenes y las que tienen miedo), quedan unas veinte. Para el probandato es una buena
prueba de depuración, porque muchas después de esto no volvieron.
Desde este día, hemos debido suprimir la exposición del Santísimo Sacramento –la
retomamos después de dos meses para no abandonarla más. Muchas cosas cambiaron sin
cesar en nuestra vida, interrumpida por los alertas de día y de noche. Gracias a Dios, ni casa,
ni personas fueron alcanzadas por la bombas y las balas de metralleta, aunque los
japoneses, habiendo hecho por un tiempo de nuestro jardín sombreado un cubierto para sus
caballos, nos hayan puesto particularmente en el peligro. Cada día antes de la comida del
mediodía, rezamos el rosario con los brazos en cruz, uniéndonos a Monseñor y a la diócesis
en una oración por la paz”7.
5
Cf. Rapport des activités de la maison de Vinh.
Cf. D’aprés le journal de M. de Ste Aselle.
7
Cf. Diario de la casa.
6
3
... En Vinh, el cuartel francés de Truong Thi, en el centro de la ciudad, es quemado
por un abuso de autoridad de los japoneses, así como el puerto de Bên Thuy. Los militares
franceses, que no han podido huir, que han preferido quedarse, resisten hasta que pueden y
son hechos prisioneros. Como el monasterio de las Clarisas está en las afueras, desde el 10
de marzo se refugian en casa de las franciscanas: 4 religiosas europeas, 4 profesas
vietnamitas, algunas novicias y un buen grupo de postulantes; encuentran sitio en las tres
salas del recibidor, un poco “amontonadas”. Una de ellas acaba de ser operada y como el
hospital ha sido ocupado por los japoneses, se la transporta al convento en una camilla. De
este mismo hospital, una pareja bastante anciana que no puede entrar en casa pide a
M.Delegada que lo acoja; se le cede el recibidor pequeño, esperando que esta instalación
ocasional no se prolongará
“Los toques de alerta se hacen cada vez más frecuentes, porque los aviones americanos
persiguen a los japoneses. Incluso en la noche, se repiten hasta dos o tres veces. Entonces
se vuelve a la zanja, puesto que los aviones no pasan, se coge una estera y se duerme cerca
de los surcos de las patatas. En Pascua, el viejo señor acogido el otro día, tuvo una crisis
cardiaca; como no hay medicinas, porque todo está requisado por los japoneses, hacia
mediodía, murió repentinamente. Gran pecador que no se acercó al buen Dios desde hace 30
años, manifestó el deseo de confesarse. Rápidamente llamamos al capellán; una absolución
y todo se acabó”8.
Sin embargo, un centenar de mujeres y niños de oficiales franceses de Laos ocupan
el monasterio de las Clarisas, mientras que las familias de Vinh son obligadas por los
japoneses a refugiarse en casa de las FMM. La probanistas dejan el taller y las salas de
clase para las mamás y los niños, y ellas se amontonan en los pasillos. El sufrimiento hace
encontrar a varias de estas mujeres camino de la capilla donde vienen a rezar de todo
corazón; sabiendo que sus esposos están en peligro, vienen casi todos los días a la misa y
a la bendición, mientras las hermanas enseñan un poco de catecismo a los niños. Por otra
parte, el convento OFM es centro de concentración de misioneros MEP y OMI de las dos
diócesis de Vinh y de Laos con los dos obispos Mons. Eloy y Mons. Arnaud. Se reagruparán
después en Cau Ram, parroquia de la ciudad de Vinh.
La adoración del Santísimo Sacramento continúa como en tiempo de paz, porque a
pesar del aumento de trabajo, las Clarisas pasan largas horas en la capilla. Guardan el
reglamento del monasterio y cantan todas las horas del Oficio.
“Desde 1942, no hay entradas en el noviciado de Oblatas FMM; las postulantes esperan...
días mejores. Pero todas las Oblatas, postulantes y probanistas se sacrifican sencilla y
gozosamente. Aquí no hay nacionalismo. Sino el olvido de sí para dar gozo a las otras. Las
más jóvenes recordarán el espíritu que reina en el convento.
Nuestras refugiadas no han sido ingratas... A pesar de sus pocos recursos, han ofrecido a
cada probanista, en el momento de la partida, un pañuelo que habían bordado con el nombre
de cada una”9.
...
Después de la derrota de los japoneses y la proclamación de la independencia de la
República Democrática de Vietnam, el 2 de septiembre de 1945. Vinh queda situada en las
zona Norte, ocupada por los chinos, y más precisamente en la 4ª interzona, formada por tres
provincias Nghe An, Ha Tinh, Quang Binh.
...
El 11 de febrero de 1951, se celebra la profesión perpetua de las tres primeras
Oblatas y la primera profesión anual de seis que les siguen: el mismo día entran al
postulantado cuatro antiguas probanistas. Pocos padres pueden asistir a estas ceremonias,
8
9
Cf. Journal de la maison.
Cf. Souvenir de M. de Ste Aselle.
4
porque la situación es cada vez más compleja y todo el mundo encuentra prudente
apartarse incluso esconderse.
Terminada esta fiesta, hay que pensar en la fundación de un puesto de Oblatas. Para
este tiempo tan turbado parece audaz, pero Monseñor desea que los católicos se reúnan y
vayan adelante; quisiera reunir en particular a las jóvenes de cada pueblo para darles, al
mismo tiempo que una formación cristiana y moral, una metodología capaz de hacer de ellas
“instructoras” en su pueblo y preparar su futuro rol de madres de familia.
“Es preciso decir que en Vinh, M. de N.D. de Bellecombre había seguido con las Oblatas el
programa preparado por M. de St Michel, desarrollando en ellas el sentido apostólico, aunque
no tenía temor de enviar 3 profesas para comenzar una fraternidad en un pueblito bastante
cercano, habiéndoles procurado durante su noviciado una sólida formación en la fe, y práctica
en el ejercicio de esta fe para un trabajo apostólico”10.
En la parroquia de My Yén, distante de Vinh 20 Km., es donde se abre, el 20 de
febrero de 1951, un puesto de Oblatas con el nombre de la Bse. Marguerite Occiano,
(nombre elegido por el Comité director formado por párrocos y notables del distrito). Las
nuevas misioneras ocupan una amplia casa de campo y se disponen a iniciar un taller en un
ala y a preparar una verdadera clausura; el interior está vacío, por suelo, la tierra desnuda...
Sin embargo, todo se arregla lo mejor posible en esta pobreza, poco a poco se construyen
algunos muebles y empiezan los cursos.
“Después de mis votos perpetuos, cuenta S. Ysave Maria, fui enviada a My Yén con S. Micae
Maria y una huérfana terciaria. Veinte jóvenes de familias acomodadas están inscritas como
pensionistas. A penas saben leer y escribir... Les enseñamos costura, bordado y tejido, así
como la doctrina cristiana. Para empezar, somos tres, pero nos llegan dos refuerzos: S.
Andrea Maria y Luca Maria, esta última enseña música y canto a las pensionistas y en el
tiempo libre pinta estampas y hace escapularios de Ntra. Sra. de Carmen que comprarán los
feligreses”11.
Pero la parroquia de My Yén sufre una gran inundación que obliga a todo el mundo a
pasar una semana en el granero; después a causa de dificultades para obtener una
autorización, M. Delegada se ve obligada a remitirse al párroco de la parroquia, y la escuela
se debe cerrar definitivamente después de un año.
“Durante este tiempo, hemos vivido con sencillez nuestra vocación de Oblatas FMM: vida de
oración en la iglesia parroquial con los cristianos, a la que añadimos el Oficio de Pater y la
adoración del Santísimo Sacramento expuesto. Vida de trabajo por la educación de las
jóvenes y las visitas a las familias que nos sienten muy próximas a ellas”12.
En 1951, una carta del P. Bonaventure Tran van Mân, lleva a M.Majella (Provincial de
Paris) otras noticias de la vida en Vinh:
“Reemplazaba al P. capellán de las FMM de Vinh en los años 1946-47. Es por esto que
conocía bien a la familia de Ste Elisabeth. Le devuelvo la visita casi cada dos meses y la
ayuda que necesita. Estoy autorizado para ir a Phat Diêm a buscar vino y harina para las
hostias, y le hago llegar sus cartas y paquetes de pinturas, papel, tela, medicinas para sus
hermanas... Esté tranquila, mi reverenda Madre, porque compartimos siempre mi limosna con
ellas... Hasta el presente las FMM están libres”13.
10
Cf. Notre Histoire de famille, XII (2), 1950-60, p. 117.
Cf. Souvenir de S. Ysave.
12
Cf. Souvenir de S. Luca.
13
Cf. Lettre del P. Bonaventure Tran van Mân, 8 juin 1951 à M.Majella.
11
5
Es admirable constatar como los franciscanos, las clarisas y las FMM se siente hijos
del mismo Padre San Francisco y viven su espíritu de familia en la ayuda mutua material y
espiritual, especialmente durante estos 10 años de aislamiento. El Espíritu actúa guiando la
vida de esta parte de la provincia del S.C. según el deseo del P. General: “Vuestro Instituto
es muy fuerte porque está íntimamente unido a la Iglesia romana, porque es disciplinado
también... Continuad en camino por la huellas de vuestra Fundadora: unión a Roma. En este
mundo en que hay confusión por todos lados, es necesario que todos, Franciscanos y
Franciscanas Misioneras de María, todas las familias franciscanas, formen lo que yo
llamaría el cuerpo místico franciscano de N.S.J.C”14.
Después de la muerte de Mons. Eloy, el Vicariato de Vinh quedó sin pastor. En 1951,
Roma nombra a Mons. Jean Baptiste Tran Huu Duc, que era ya, en cierta manera, el que
llevaba del Vicariato. Éste, debe trasladarse hasta Thanh Hoa para ser consagrado por
Mons. de Comans y dos Oblatas se dirigen allí, viajando tres noches, porque en el día no se
puede circular por las calles a causa de los aviones que ametrallan15.
“Nos pidieron bordar de prisa un ornamento blando y la mitra para el día de la entronización
que tendría lugar en Xa Doâi: el primer obispo vietnamita en su diócesis de origen. El 11 de
octubre fue una gran fiesta: de todos los distritos, numerosos grupos, sobre todo de jóvenes,
vinieron a pie con su párroco para esta ceremonia16.
“Desde hacía mucho tiempo se soñaba con una hermosa gruta para colocar en ella las
estatuas de N.D de Lourdes y de Ste Bernardette, de Serraz, ofrecidas por la provincial. Y los
cristianos de Gia Hoa, parroquia vecina, vinieron para ayudar benévolamente en su
construcción. Con gruesas piedras recogidas en la ciudad demolida, han trabajado bien y han
hecho salir de la tierra no una gruta, sino un pequeño pabellón en el centro, que tiene la altura
de un santuario, está destinado a Nuestra Señora y a veces servirá de dispensario. Aquí,
cada mañana, M. Areda y S. Fidèle Marie cuidan a los enfermos venidos de cerca o de lejos.
Es un dispensario importante, no hay médico ni otra enfermera en la región. Gracias a la guía
misionera concerniente a las enfermedades asiáticas, se pueden fabricar medicinas a base
de plantas del país: eucaliptos, alcanfor, ricino, diferentes vermífugos, etc. Las hermanas
vietnamitas conocen bien las plantas medicinales de la región. La Divina Providencia y
nuestra Madre Marie17 trabajan con nosotras, porque curamos muchos enfermos, por lo cual
nos están agradecidos”
“Además de los males del cuerpo, buscamos darles alivio a otros sufrimientos, los del
hambre, el duelo, con nuestra comprensión y nuestra oración. Nuestra Señora de Lourdes
recibe su saludo de veneración y agradecimiento”18.
Esta gruta “de la Madre de Dios” es un lugar sagrado para los vecinos de la casa Ste
Elisabeth, todos paganos.
Hasta 1952, las habitantes de la casa Ste Elisabeth pueden llevar su vida religiosa y
misionera normalmente. El noviciado y el probandato continúan desarrollándose, el antiguo
convento de las Clarisas está cuidado por algunas Oblatas y un grupo de huérfanas; allí,
fuera del jardín, tejen las esteras, hacen cestas, sombreros cónicos, cultivan los gusanos de
seda.
La misión suministra regularmente el arroz necesario a las subsistencia de las dos casas, la
comisión se efectúan libremente, pero con un permiso de circulación dado por dirigentes de
Viêt Minh. Después progresivamente la vida llega a ser más cara y más difícil, falta todo, no
14
Cf. Visite du P. Augustin Sepinski OFM aux maisons de la province. Paris, 1956.
Cf. Lettre de S. Micae Maria à M. Majella.
16
Cf. Souvenir de M. de Ste Aselle.
17
Cf. Souvenir de M. Areda.
18
Cf. Souvenir de S. Fidèle Maria, Oblate FMM.
15
6
hay petróleo, se tiene que usar aceite de cacahuetes. Mons. Duc, acuciado por los
impuestos se encuentra en la necesidad de negar el arroz a Vinh. Las Oblatas parten en
varias direcciones para pedir limosna, paro estas comisiones fueron enseguida prohibidas
por las autoridades de Viêt Minh19.
...
El 29 de enero de 1954, cuando acaba de terminar el retiro anual, animado por el P. Jean
Bernard, un destacamento importante de soldados armados se presenta en el convento, y
dirigiéndose primero a las hermanas europeas, les piden que dejen la casa para ir a un lugar
“secreto”. En 20 minutos, todas, europeas y vietnamitas deben estar en camino para ir a
tomar los barcos preparados por las autoridades. Son 4 hermanas, 10 oblatas, 4 novicias, 9
probanistas, a partir, cada una con su saco: unos 10 kilos de arroz y los vestidos; Matta
Maria y Benigna, probanistas, se quedan para guardar la casa, Gioanna Maria sigue con las
probanistas en el Monasterio de las Clarisas. Los padres y los hermanos OFM están ya allí.
A medianoche, cuatro barcos están preparados para llevar en el mayor secreto, a
franciscanos y franciscanas; sólo pueden navegar en la noche. En la noche del 30, el P.
Jean Bernard, se encuentra mal y a pesar de los cuidados, entrega su alma a Dios; el jefe
del barco hace descender lo más rápido posible su familia en un pueblo próximo al río:
supersticiosa, esta gente cree en la maldición del cielo, gritan y vociferan para ahuyentar los
malos espíritus. En pocos días, se llega al pueblo de Mo Vinh, se baja el cadáver del padre,
y el entierro se hará en la noche siguiente; “los habitantes habían puesto aceite en las cacerolas
de arcilla para ahuyentar a los malos espíritus... Creo que ningún difunto haya tenido tantas lámparas
y cantos como nuestro P. Jean Bernard”20.
El viaje prosigue y una mañana, se da la orden de descender en Trung Hoa, pueblo
cristiano de Veronica Maria, siempre en compañía de policias que ordena ir por grupos de 3
o 4 en cada familia. Las hermanas protestan, pider ir juntas: se anunció en el pueblo que los
que ayudarán a los padres y a las hermanas irán a la cárcel. Mientras los franciscanos son
conducidos a otro pueblo a 3 km. de allí, las FMM, oblatas, jóvenes reciben como
alojamiento una vieja escuela deteriorada junto a la iglesia, con la autorización de ir a cortar
bambú para hacer puertas, ventanas y un pequeño granero; son allí los refugiados de Vinh,
en este “rivo torto” de 10 m. de largo y 6 m. de ancho. Se ajustan para trabajar la tierra con
los campesinos y reciben su salario en especie.: gozo para unas y otras de encontrarse en
la tarde, quien con un saco de judías verdes, quien con un cesto de patatas, que es el
alimento ordinario en remplazo del arroz. Participan en la oración de la parroquia: Eucaristía
a las 2 de la mañana, largas oraciones en la tarde con el rezo del rosario, las letanías del
Sagrado Corazón y de San José y consideran esto como una gracia. Los espías las vigilan
sin atreverse a decir nada21. En cuanto a los cristianos, son alentados en su fe, al ver a las
religiosas participar en su vida de oración y de duro trabajo para tener con que vivir. Tres
vocaciones FMM florecieron en este pueblo.
M. Areda, instaló enseguida un dispensario y los curados pagan dones en especie .
Los católicos o las familias de las hermanas corren el riesgo de llevar en la noche verduras y
frutas que escondieron bajo las gavillas de leña junto a la casa y que van a descubrir al
amanecer.
“Vivimos una verdadera vida de caridad en esta precaria instalación; cada una debe saber
renunciarse para encontrar un lugar para dormir. Somos muchas FMM, vivimos día a día con
la ayuda de pobres como nosotras y sentimos muy fuerte el apoyo de las oraciones del
Instituto y de nuestras familias”22.
“Debo también mencionar lo que nos reservaba el domingo de Sexagésima: el párroco estaba
bajo vigilancia, decía la misa a las 2 de la mañana, porque el régimen exigía que el tiempo de
D’aprés de récit de M. Juetta.
Souvenir des Oblatas.
21
Idem.
22
Cf. Récit de M. Areda.
19
20
7
oración no se tomara del tiempo del trabajo. Este domingo, cuando el padre entra en la iglesia
con los ornamentos, 4 soldados armados lo detienen y le intimidan la orden de salir. Tiene
que obedecer y volver a la sacristía para quitarse los ornamentos, después es llevado a un
tribunal popular que se forma delante de la iglesia: lo encarcelan, durante algunas semanas
no tendrá autorización para celebrar la Eucaristía”23.
Por otro lado, la comunidad OFM de Vinh ha desembarcado con 27 padres y
hermanos vietnamitas; es una pequeña cristiandad en los confines de la montaña y de los
ríos, a 6 km. de Trung Hoa. Viven como las campesinos sumamente pobres de la selva, van
a cortar árboles, bambú, echan las redes en el río. Los cristianos son muy felices de su
presencia durante 8 meses y durante el encarcelamiento del párroco de Trung Hoa, los
padres se relevan en hacer los 6 km. a pie y celebrar la Eucaristía para las Franciscanas,
hacia las 3 de la mañana.
23
Cf. Récit de M. Ozithe.
8
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