Academia Nacional de Historia Militar realistas. Los patriotas tan pronto como se afrontaban a la lucha y sorprendían al enemigo en los caminos o en los campamentos, desaparecían para luego surgir en otros sitios; tan pronto se los veía en la cumbres de las montañas como en las llanuras o en la espesura de los bosques. El terreno en el que actuaban era muy variado. El aprovisionamiento de las tropas independentistas consistía de maíz tostado, papas heladas, panela, agua, sal, chicha que llevaban a la espalda. A medida del avance lograban que los habitantes les facilitaran comida y vestido. Carecían de uniforme militar solamente los comandantes generales lo usaban, y no tenía más equipo que el vestido con que salían de sus hogares para ir a la guerra de la que casi nunca volvían. Contrastando con la escasa capacidad armamentista de los patriotas, los españoles contaban con un ejército equipado con uniformes, abastecimientos y armas. En 1819, Bolívar cruza los Andes, ocupa la actual Colombia, que se declara independiente, y es elegido presidente del nuevo Estado. En 1821 la batalla de Carabobo supone la derrota definitiva de los españoles en Venezuela, y en 1822 el ejército dirigido por Antonio José de Sucre vence en la batalla de Pichincha, que decide la independencia del actual Ecuador. Asegurada la independencia, Bolívar formó la Gran Colombia cuya vida fue efímera. Durante su corta existencia, el ejército mide sus fuerzas con el Perú, en el Portete de Tarqui, el 27 de febrero de 1829, donde las armas colombianas vencen al invasor. Una vez obtenida la independencia, la pregunta era quien se haría cargo del poder. Las clases criollas urbanas veían con recelo el poder de los caudillos, y viceversa. Las ciudades rivalizaban entre sí y las clases urbanas con los terratenientes del interior. Todos entendían que algo sin precedentes acababa de ocurrir: la independencia política de todo el continente y la consiguiente formación de numerosos países. Si la independencia se había decidido en el terreno de batalla, gracias a militares y caudillos, el futuro político, económico y administrativo de las nuevas naciones iba a decidirse en los gabinetes de las capitales, donde los políticos e intelectuales tenían ventaja. 168 Primer semestre •