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Sociedad
LanzaDigital, Domingo 28 de Febrero de 2016
Tomás Jesús Robledo de Dios, pregonero de la Semana Santa de Ciudad Real
"Las hermandades sacan el evangelio a la
calle"
- 28/02/2016
Aurora Galisteo
Ciudad Real
Destacó que la Pasión en Ciudad Real es el
“enorme esfuerzo” de varios miles de
personas, de trabajo infatigable a lo largo
de todo el año, “para sólo en una semana,
mostrar al pueblo de Ciudad Real, la
pasión, muerte y resurrección de Jesús,
“realizando una auténtica catequesis
cofrade”, que siguiendo el evangelio de San
Juan narró ayer, con maestría y anclada en
el sentimiento, Tomás Jesús Robledo de
Dios en el pregón de la Semana Santa 2016, celebrado en el Teatro Quijano de la capital. Al al acto asistieron
tanto la alcaldesa de la capital, Pilar Zamora, como el presidente de la Diputación, José Manuel Caballero.
Los pasos de misterio de las 24 hermandades de Semana Santa de Ciudad Real fueron ayer el hilo conductor
del magnífico pregón, cargado también de recuerdos y sentimiento, que pronunció, en un abarrotado
Teatro Quijano, Tomás Jesús Robledo de Dios, un hombre muy vinculado con la Semana Santa
ciudarrealeña desde niño donde ha ocupado diversos cargos, entre ellos el de Hermano Mayor de la
Cofradía de la Soledad.
Siguiendo el evangelio de San Juan, que es el que mejor describe,y con más detalle, la pasión y muerte de
Jesús, Robledo de Dios fue haciendo un recorrido por todas las hermandades, mostrando como la
iconografía de nuestra Semana Santa recoge de forma auténtica la Pasión de Jesús.
“Llegará el Domingo de Ramos y en la catedral la bendición de las palmas y de las ramas de olivos, y desde
San Ignacio la Hermandad de las Palmas, con su austeridad Salesiana, dispuesta para recordar a Ciudad
Real que la Semana Santa empieza ya”, iniciaba así la pasión.
Será ya por la tarde cuando, después de ver a Jesús triunfante, lo prenderán y lo pongan cautivo. “La
Hermandad del Prendimiento de Jesús Cautivo y María Santísima de la Salud es la hermandad de mi barrio,
el barrio de los Ángeles, en cuya parroquia se instalaron hace tan sólo 16 años, pero que en tan poco tiempo
han demostrado al mundo cofrade y a Ciudad Real entera, un saber estar encomiable. Una perseverancia
en la línea trazada que ya les ha dado sus frutos”.
Jesús Cautivo. Judas lo ha denunciado y lo señala, lleva la bolsa con las treinta monedas, el soldado
romano y el sayón lo apresan, mientras San Pedro y San Juan miran despavoridos, relató Robledo de Dios
quien animó a contemplar la expresión de su rostro, “la expresión del que con dolor sabe lo que va a
suceder”.
A Jesús prendido lo van a coronar de espinas. Es el turno ahora de la Hermandad del Santísimo Cristo
ultrajado y coronado de espinas y Santa María del Perdón, que inicia su estación de penitencia desde la
Iglesia de la Merced. “Una hermandad nueva, joven, que se afianza con seriedad y que cuenta, en el paso de
la Virgen, con una cuadrilla íntegra de hermanas costaleras, ejemplo de integración de la mujer en el
mundo cofrade”, añadió.
Llega el Lunes Santo y con él el Vía Crucis de penitencia “¡estamos haciendo oración pública de nuestra fe!”.
Y el Martes Santo retoma la pasión. Es con el paso de Jesús Nazareno de Medinaceli y Nuestra Señora de la
Esperanza a los que se profesa mucha devoción en la ciudad, pasión en su barrio, el del Pilar.
“Nos presentan a Jesús con la corona de espinas, atadas las manos... el viento mece su pelo natural para
recordarnos la frase de San Juan “salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas”. Y detrás, su madre que
despierta siempre la admiración en nuestra ciudad. Y se encuentra con su hijo en la Plaza Mayor. Ciudad
Real entera aplaude por la emoción y precisión que ambas cofradías le dan al encuentro”.
Robledo de Dios aseguró que la emoción no se frena. Minutos después Las Penas avanza en silencio, Jesús
ayudado por el Cirineo. “Otra hermandad joven que ha sabido dar autenticidad a su estación de penitencia.
Y se te pone la piel de gallina viéndole pasar, “¡va andando a su destino!”, relató emocionado.
La última sorpresa del martes es el procesionar de las hermanas con su Virgen del Mayor Dolor para
meditar sobre los siete dolores de la Virgen María.
Así llegó Tomás Jesús Robledo de Dios al Miércoles Santo, turno de la barriada de Pío XII. La Flagelación de
Nuestro Padre Jesús de la Bondad y María Santísima del Consuelo inician su andadura “para enseñar a
Ciudad Real la flagelación a la que fue sometido Jesús”. Una hermandad “señera” que sigue creciendo y en
la que el pregonero fue costalero. “De ella todos hemos aprendido un poco, pero sobre todo, el como debe
estar y ser una cofradía en la calle”.
Y por la noche, en la madrugada del Jueves Santo, el Silencio, la Hermandad del Silencio, Cofradía del
Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Mayor Dolor, “la cofradía de las cofradías,
ninguna otra ha sido capaz de convocar a casi mil nazarenos para que, con el hábito franciscano, luto
riguroso y silencio absoluto realicen su viacrucis pasional”. Al final, la Virgen con un puñal que le atraviesa
el corazón.
En este punto el pregonero quiso agradecer a Rafael Ruíz la dedicación de toda una vida a la Hermandad del
Silencio. “Cirujano de categoría, mejor persona, eres un ejemplo para todos nosotros. Gracias”.
Jueves Santo y Viernes Santo, del cenáculo a la cruz ante el dolor de María
Tras recordar que cuando era niño el Jueves Santo era “medio fiesta”, Robledo de Dios se adentró en los
días grandes de la Pasión y Muerte de Cristo. La Hermandad de la Santa Cena y María Santísima del Dulce
Nombre representa a Cristo en la bendición del pan, “un monumental paso que, en cualquier otra ciudad de
renombre presidiría un museo de campanillas”.
Tras la cena, Pilatos, su tambor anuncia su llegada. Le Hermandad del Ecce Homo representa el momento
en que Poncio Pilato presenta a Jesús a los judíos y se lava las manos. “¿Porqué se aplaude constantemente
a nuestro Pilatos?. ¡¡Porque Pilatos quiso a Ciudad Real!! hoy ¡¡Ciudad Real quiere a Pilatos!!, narró con
fuerza.
La antiquísima hermandad del Santísimo Cristo de la Caridad, Jesús Crucificado, la Virgen, San Juan y
María Magdalena lloran. Finaliza la pasionaria la Hermandad de los Dolores que recoge el intenso dolor de
la Virgen atravesada por siete puñales, “con palio impecable, bambalinas de lujo y el manto regalo de su
barrio de Santiago”.
El Nazareno de San Pedro en la madrugada del viernes, “el Señor de Ciudad Real”, Jesús carga con su cruz
camino del calvario.
El Viernes la Hermandad de la Oración en el Huerto recoge la última oración de Jesús con sus apostóles.
Tras ella el Encuentro con su Madre camino del Gólgota, con la Cofradía del Encuentro, Hermandad
ferroviaria de San Rafael Arcángel y Nuestra Señora de Alarcos. “No es fervor en vuestro paso veo a Jesús
hablarle a las mujeres”, añadió.
Tras el encuentro la caída. “La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Caído nos recuerda la tercera caída de
Jesús; la Virgen y la Verónica “lloran de impotencia”.
Llega la crucifixión. La Hermandad del Cristo del Perdón y de las Aguas, Cristo en agonía con los dos
ladrones, su Madre con San Juan y la Magdalena; “antigua hermandad unida al mundo de la Sanidad”.
La Hermandad de la Virgen de la Misericordia “nos recuerda siempre la Iglesia peregrina” y aquí recordó la
celebración del Año Jubilar de la Misericordia.
Cristo ya ha muerto. El santo sepulcro “enmudece las gargantas”. Comienza la procesión del Santo
Entierro. La Hermandad del Cristo de la Piedad sale de la Catedral, “imagen soberbia de Lastrucci”, el Santo
Descendimiento, “portada con un mimo y cuidado especial”. Al pie de la cruz está la Virgen. Sale la
Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, interpretación de Luis Marco Pérez de La Piedad de Miguel
Ángel. La Dolorosa de la Catedral hace su salida. “Patio de categoría cuidado tantos años con amor por mi
amiga y compañera Adela Richard”, y de la que Robledo de Dios fue también costalero.
Y llega el Sábado Santo.
Sábado Santo, “las mujeres no quieren dejar sola a la Virgen”
Tras la muerte de Jesús la Virgen se ha quedado sola con San Juan “y la Real Cofradía de Nuestra Señora de
la Soledad, Tercio de los siete Dolores; Santa Cruz en el monte Calvario, María Santísima de la Amargura y
San Juan Evangelista acompaña a la Virgen en su Soledad”.
“Las mujeres ciudarrealeñas no quieren dejar sola a la Virgen, y vestidas con sus mantillas inician el sábado
su estación de penitencia acompañando a la Madre”, relató Robledo de Dios.
Comienza su estación de penitencia con el formidable misterio de la Santa Cruz en el Monte Calvario, vacía,
solo con el sudario y las escaleras de que se ayudaron Nicodemo y José de Arimatea para descender a
Jesús. La Virgen, en su infinita Amargura, desciende del Monte Calvario apretando las manos a modo de
oración y pregunta, San Juan, María Magdalena, María de Cleofás y María de Salomé la acompañan.
“Y detrás la gloria de la Virgen de la Soledad, con un palio que ya va mereciendo Ciudad Real, y que ya sin
remedio me hace llorar, en el instante difícil de la levantá”, dijo emocionado.
El domingo Jesús resucita de entre los muertos “y da sentido a todo lo vivido, a su pasión y muerte; es el
domingo de Resurreción el día más importante de toda la Semana Santa; la Asociación de Cofradías tiene
que redoblar esfuerzos para que así sea”, concluyó. o
Naranjo y Abenza
Tomás Robledo de Dios, que habló al principio del pregón de su forma de ver y sentir la Semana Santa, tuvo
palabras de cariño y recuerdo para Marcelino Abenza, “con sus enseñanzas nos dio siempre el saber estar
en las cofradías”, y para Juan Carlos Naranjo recordando el poema que dedicó a la Virgen de la Soledad
“esa que me atrapó a mi”.
El magnífico pregón estuvo dedicado a sus padres, Parmenio y María Luisa, a su mujer, María José, y a sus
hijos, Tomás y Sonsoles.
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