QUE EL DIRECTOR DEL PARTIDO LIBERAL DIRIGE A sus OOPARTIDARIOS El angustioso debate que por espacio de un año ha mantenido hondamente agitado al país, terminó sustancialmente con el voto de las Asambleas Electorales el día dos del presente; y aun cuando todos los colombianos saben 10 que ha pasado, antes que por el testimonio unánime de los partidos, por la notoriedad misma de los hechos, creo de mi deber, como Jefe del Partido Liberal, hacer esta manifestación y recoger en una sola voz la protesta silenciosa de todos los ciudadanos que han visto burlados sus derechos, una vez más, bajo la Regeneración. A pesar de estar fresca aún la memoria de los hechos ocurridos en el debate electoral de I896-año en el cual se usurpó á los liberales sus derechos políticos en la elección de Representantes, - y á pesar de estar vigente la ley que permite á los usufructuarios del poder público tal usurpación, el Partido Liberal, por orden de su autorizada y patriótica Convención Nacional, concurrió á las urnas, con ejemplar disciplina, en Diciembre último. En obedecimiento á lo dispuesto por la Convención, de quien emanan mis poderes, y por convicción personal, aconsejé al Partido Liberal la concurrencia, con moderación y respeto por el ajeno derecho, á los comicios electorales, y no tengo de qué arrepentirme. La abstención de un partido en actos de que dependen directamente su propia suerte y los destinos de la N ación de que forma parte, no es aceptable, á mi modo de ver. La protesta, cuando hay hechos que la motivan, es siempre justa, y será oportuna tras la violencia que la provoca; pero la abstención es ocasionada á que se crea que estamos conformes con lo que se hace en nuestro nombre, ó que nos resignamos por cobardía á ta usurpación de los derechos y libertades que, perteneciendo á todos los ciudadanos, no pueden, sin graves responsabilidades, ser renunciados ó abandonados por una fracción. La reclamación, aun por los medios imperfectos que permiten las leyes, vale como protesta muchísimo más que el asentimiento tácito ó la resignación involuntaria. La violencia se gasta alguna vez, sólo la justicia. es perdurable. Hubo otras razones políticas que me determinaron á aconsejar á los liberales la concurrencia á las urnas, aun cuando había motivos para creer que las promesas de respeto al sufragio no se cumplirían; y aun cuando era de temerse que, habiendo lanzado el Gobierno candidatos propios, los partidos de oposición no pudieran, bajo el actual régimen, sacar triunfantes los suyos. La actitud que habían asumido los conservadores históricos indicaba claramente que rendirían culto á sus anti.guos y por largo tiempo abandonados principios, contribuyendo así al restablecimiento de la ~epública. Natural e,'a que, dada esa actitud, los liberales vieran en ellos aliados, si no para triunfar con candidatos de acomodo, á lo menos para garantizarse mutuamente la efectividad del sufragio, base fundamental de la restauración de la República anhelada por todos los que estaban fuera del nacionalismo. La acción enérgica y simultánea de todos los que reclaman un mismo derecho hace invencible la opinión que 10 sustenta, é innecesaria la apelación á las armas para reivindicarlo. Lo que el Partido Liberal buscaba era un cambio político sin sacrificios de sangre; y era de esperarse la unión para verificar ese cambio, tanto más cuanto que el Partido Liberal había declarado, por sus órganos más caracterizados, que no aspiraba por entonces á la supremacía en el Gobierno, sino solamente á una participación en él que le permitiera ejercer la influencia necesaria para llevar á efecto las reformas constitucionales y legales en que los dos grandes partidos parecían estar de acuerdo. En la frase votos por reformas, había sintetizado el Presidente del antiguo Directorio Liberal la política de su partido, en presencia del debate eleccionario que se iniciaba. Vino luégo la Convención y autorizó al Director único del Partido para celebrar convenios políticos "sobre la base de concesiones mutuas y honrosas," facultad de que el Director del Partido estuvo dispuesto á hacer uso durante el período electoral, como así lo manifestó más de una vez por la Prensa. Del Nacionalismo, que vive por el actual régimen, no podía esperarse cooperación para las reformas constitucionales y legales á que aspira el Partido Liberal; yel Directorio Conservador tan sólo pensó en definitiva en la reintegración conservadora, renunciando así á las aspiraciones que antes había manifestado y que se definían en las bases de reformas por él acordadas. Estando yá próximo el día de las votaciones, el Directorio Liberal, de acuerdo con el Consejo Consultivo, á quien le vinieron de los Departamentos expresas facultades, creyó llegado el momento de proclamar candidatos, y recomendó al efecto á los señores doctor Miguel Samper y General Foción Soto. El doctor Samper ha prestado al país muy importantes servicios, y su moderación de ideas y aspiraciones podían presentarse al país como prendas seguras de conciliación. La elección del doctor Samper habría satisfecho mejor que cualquiera otra, en estas circunstancias, las exigencias de los colombianos en cuanto ellos aspiran al establecimiento de la paz en la libertad. En el General Soto, todo el mundo ve un ciudadano inmaculado, modelo de honradez y patriotismo. En las elecciones para el nuevo personal de las Asambleas departamentales que habrán de ejercer la función constitucional de nombramiento de Senadores, el Partido Liberal no puede decorosamente intervenir, ni intervendrá, según lo ha resuelto el Directort de acuerdo con el Consejo Consultivo. Deja que ese asunto lo resuelvan por sí solas las fracciones conservadoras. Acaba de tener lugar el fraude más inaudito que registran los anales electorales del país, y no pudiendo el Partido Liberal impedir que se renueve, con sólo la influencia moral de que dispone, deja que él se consume. Todos los esfuerzos del Partido Liberal en el sentido del respeto al sufragio han sido completamente infructuosos. N o es la primera vez que al Partido Liberal se le desconocen sus derechos, y sin embargo se ha mantenido unido bajo la bandera de sus principios, y no hay temor de que el fraude de que lo han hecho víctima sus contrarios en las elecciones que acaban de pasar, disgregue sus elf'mentos. Depositario el Partido Liberal de la tradición republicand en Colombia, los deberes que tiene contraídos para con la Patria mantendrán firme la fe en el alma de sus lidiadores. Los liberales deben, en mi concepto, mantenerse unidos y conservar vivas sus esperanzas de restauración republicana, como que son ellos la fuerza moral más preponderante en el país y como que abrigan la convicción de que las leyes morales que establecen el influjo de los principios, en _el gobierno de los pueblos y n~ el predominio de simples intereses de bandería, prevalecen en definitiva. La prudencia, la decisión y la fe en el triunfo definitivo y no muy remoto de nuestra Causa, debe ser la norma de nuestra conducta. El Partido Liberal debe apelar ante el buen sentido del país y no debe olvidar que con justicia, con esfuerzo y con constancia se alcanza al fin la victoria. Ruego á mis amigos políticos que acojan mis palabras con benevolencia, que acaten las decisiones de los Jefes que se han dado, y que, unidos en un mismo sentimiento patriótico, se mantengan firmes en sus convicciones republicanas. Al dirigirme en esta solemne ocasión á mis conciudadanos, deseo especialmente manifestar á la juventud liberal que la acción política del Directorio tiene en mira prepararle á esa juventudnervio, inteligencia y gloria futura de la Patria - días mejores para el ejercicio desinteresado de sus facultades, que aquéllos que le han tocado bajo el humillante sistema de la Regeneración. AQUILEO PARRA Bogotá, 15 de Febrero de 1898 __----------------~--------------------~A TIPOGRAFÍA Y LITOGRAFíA DE SAMPER MATIZ - BOGOTÁ