ORACIÓN VIERNES NOCHE ADORACION DE LA CRUZ Lector 1: Era ya anochecido cuando lo descolgaron, y hacía frío. Casi como a traición, en medio de silencios y llantos entrecortados, envolvieron el cuerpo en un lienzo, y lo transportaron hacia el huerto. Lector 2: Había que darse prisa. Caminaban en silencio, envueltos ya en la oscuridad. Había sido un día largo, muy largo; y se avecinaba una noche más larga aún, y más triste. Una noche sin esperanza, donde sólo quedaba una tarea por cumplir: dar sepultura a un cadáver, y con él, dar sepultura a todas las esperanzas, a todas las ilusiones. LECTURA DEL SIERVO CUARTO DE YAHVE (Is 53, 2b-5. 8-9) "No había en él belleza ni esplendor, su aspecto no era atractivo. Despreciado, rechazado por los hombres, abrumado de dolores y familiarizado con el sufrimiento; como a alguien a quien no se quiere mirar, lo despreciamos y lo estimamos en nada. Sin embargo, llevaba nuestros dolores, soportaba nuestros sufrimientos. Aunque nosotros lo creíamos castigado, herido por Dios y humillado, eran nuestras rebeliones las que lo traspasaban y nuestras culpas las que lo trituraban. Sufrió el castigo para nuestro bien y con sus llagas nos curó. Sin defensa ni justicia se lo llevaron y nadie se preocupó de su suerte. Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron por los pecados de mi pueblo; lo enterraron con los malhechores, lo sepultaron con los malvados. Aunque no cometió ningún crimen ni hubo engaño en su boca". Lector 1: No había tiempo para preparar el cuerpo antes de sepultarlo definitivamente. Lo introdujeron en el profundo nicho y lo colocaron en el lecho de piedra. La noche se metió con el cuerpo, e invadió con su negrura más profunda el sepulcro. Lector 2: La piedra rodó, y selló, con un golpe seco, una muerte y una noche. Arriba, en el Calvario, a la luz de la luna llena, una Cruz vacía, desnuda y ensangrentada. AUDICION: El mundo está en la Cruz (Brotes de Olivo) "He llegado a la montaña y en la Cruz te he contemplado, te he visto ojos de niño, faceta de soldado. Tu cuerpo sangrante y roto, tus manos viejas de ancianos. No he visto un Cristo de historia, vi un mundo destrozado. Una a una las espinas de tu cabeza he quitado y de tus manos sangrantes arranqué los fríos clavos y al llegar hasta los pies miedo me dio tocarlos, eran la sangre del pueblo: pobre, guerrero y esclavo. Tu cuerpo sangrante y roto sobre mí se ha descolgado, los pies quedaron allí en la cruz aún clavados. Y en tus ojitos de niños y en tu cara de soldado vi la humanidad muriendo, muriendo entre mis brazos. El pueblo que sufre y muere, no muere lo hemos matado tras pisar su dignidad y su fe, pisoteado. Y yo en tanto seguiré dándomelas de cristiano, pensando que el mal de los hombres se lo hicieron mis contrarios. Y en tus ojitos de niños y en tu cara de soldado vi la humanidad muriendo, muriendo entre mis brazos. El pueblo que sufre y muere, no muere lo hemos matado tras pisar su dignidad y su fe, pisoteado". Lector 1: La luna llena ilumina el patíbulo de la Cruz, ahora solitario y vacío. Siempre hay un rayo de luna o de luz en medio de la oscuridad. Siempre. Vives el recuerdo de un día terrible, el día en que ejecutaron a Jesús. El aire frío envuelve y traspasa tu cuerpo, y sientes el peso de la gran injusticia cometida. POEMA: "Tengo tu cruz delante de mis ojos tu desnuda, solitaria y fría cruz. Cruz como montaña, como simas, cruz durísima, que entre mis brazos y pecho aprieto. Y la mente hasta ti se eleva, y el recuerdo de tu cuerpo desnudo me arrastra a seguirte. ¡Cómo te siento Señor cuando mis ojos se incrustan en tu cruz desnuda! Tu pesada, amarga y dolorosa cruz que mis brazos abarcan. Entonces pienso que tu cruz, prenda de salvación, surgió para abrazarla". Tu cruz surgió para abrazarla MONITOR: A partir de este momento podemos acercarnos a la desnuda Cruz y tener un gesto de postración, de abrazo, de adoración, de oración personal… Mientras tanto hacemos oración mediante cantos meditativos que nos ayuden a interiorizar esta entrega radical de Jesús en la Cruz para apostar por una Nueva Humanidad. CANTOS: Postrado ante la Cruz. Ubi caritas. No adoréis a nadie. Adoramus te domine. Cántico cuarto del Siervo de Yahve. Lector 1: En el silencio de la noche, ante esta Cruz que nos preside, queremos confesar y proclamar, como seguidores de Jesús, que la noche de la Cruz no es el final de la vida. Es el inicio de una vida. Es el comienzo de algo nuevo. Lector 2: En el silencio de la noche, adoramos, esperamos, confiamos, abrimos nuestro corazón al Dios que vela y vive, al Dios que, en silencio, sabe hacer obras grandes. No sabemos porqué tienen que ser así las cosas. No sabemos porqué tiene que existir la Cruz. No sabemos, mejor, no tenemos explicaciones para muchas cosas. Pero tenemos la certeza de que Dios obra más allá de nuestras razones. Esta noche de Cruz, es al mismo tiempo noche de espera y esperanza; de oración y de confianza. ORACION: "Señor, se nos quedan los ojos fijos en la cruz y se nos llena la cabeza de preguntas. Seguimos sin comprender tu sufrimiento y tu muerte. ¿Por qué te fue imposible escapar del sufrimiento? ¿Por qué se pega tercamente el dolor de nuestras vidas? Tú no estás ahí para abrumarnos a preguntas, sino para darnos respuestas. El dolor forma parte de tu vida y está incrustado en nuestra pequeña historia, a pesar de todas las rebeldías. Sufrimos sin sentido, a veces con resignación mal fingida. Enséñanos a descubrir la difícil forma de amar, que es sufrir por los demás. Danos la arriesgada osadía de amar como tú, hasta poner en juego nuestra persona, nuestro nombre y nuestra vida. Cuando grito desde la soledad no encuentre más respuesta que el silencio, danos el coraje de poder decir: Señor, aunque no entendemos nada, que se haga siempre lo que tú dices y decides. Señor, en tus manos ponemos tantas vidas rotas por el dolor, por la soledad, por el hambre, por la violencia, por la injusticia. Que la Pasión y Muerte de tantos hombres y mujeres no resulte inútil; que su vía-crucis de dolor y gloria culmine en la gozosa liberación de los hermanos. Señor, pase lo que pase, en tus manos ponemos nuestras vidas, nuestro dolor y nuestra muerte". Por Jesucristo, Nuestro Señor. AMEN MONITOR: Vamos dejando la capilla en silencio y cuando uno quiera.