ARDEOW, VOL. 2% Fechas Avci observadas 4-1V 1 Eduardo ALBA PADILLA Deva, 14. W A, MUaga-ll- E L VENCEJO REAL (APUS MELRA) EN E L VALLES OCCIDENTAL, BARCELONA Habiendo leído en Notas Breves de ARDEOLA,Vol. 24, 1977 (1978) u n artículo de P. Mestre Raventós sobre la nidificación de Apus meIba e n construcciones humanas en el Vallés Occ., me permito añadir algunos datos recolectados por mí en estos Últimos aiíos. Se ha comprobado su nidificación en las poblaciones de Sabadell, Tarrasa, BarberA del ValKs, Castellar del Valles, siempre en construcciones humanasIgualmente se ha detectado a esta especie con posible conducta de nidificación en St. Lloren% Savall y St. Cugat del Valles. Es de sobra conocida su cría en los alrededores de Barcelona ciudad. Precisamente su mayor densidad se encuentra en las ciudades más grandes de la comarca, concretamente Sabadell y Tarrasa. En Sabadell es en donde conocemos desde más antiguo su cría, aproximadamente desde los años 60. En una superficie de unos 15 kms, la q u e ocupa concretamente Sabadell, estimamos a partir de las colonias existentes a lo largo de todo el casco urbano una población entre las 150 y 200 parejas, Ubicación de los nidos En la mayoría de los casos las diferentes parejas se encuentran agrupadas en pequeños grupos - d e 2 a 5 p a r e s que ocupan la pared de un mismr, edificio, aunque algunas lo hacen aisladas. Los nidos normalmente se encuentran ubicados en los agujeros de respiración entre la pared maestra y la pared pluvial. Las alturas están comprendidas normalmente entre los 15 y 26 m. Sin embargo hay parejas aisladas que nidifican en los respitaderos de los desvanes de casas bajas y entonces la altura es de unos 8 m. Algunos nidos se encuentran en cualquier agujero o grieta de los edificios. En general podemos afirmar que la altura de nidificación es doble o triple e n comparación a la de los Vencejos Comunes (Apus apus). Penologia En cuanto a su fenología, tenemos anotada la llegada de los primeros ejemplares en: 24-3/16,26-3-77,X-3-79,18-3-80.Normalmente, a partir de estas fechas y a lo largo de los quince días siguientes, van llegando los demás grupos que se van estableciendo. La partida es difícil de precisar; sin embargo desde la 2.* semana de octubre hasta el 22-23, en que ya han desaparecido por completo, su número va disminuyendo. En estos últimos días, vuelan muy altos, por lo que se hace difícil precisar cuántos van quedando. Si bien estas fechas son más tardías que las citadas por Purroy (1973), en los Pirineos, hay que tener en cuenta que las poblaciones ,de nuestra comarca se encuentran a altitudes comprendidas entre 200 y 300 m. y con un clima mediterráneo suave. Actividad y uepuodwción Su actividad es muy parecida a la de los Vencejos Comunes. Al levantarse e l día se les ve sobrevolando cerca del nido, en pequeños grupos hasta media mañana (9 hora solar), cuando ya han abandonado la ciudad, pudikndoseles ver entonces cazar insectos en los campos y bosques de los alrededores. Cuando alguna vez en las rodaiías se declara algún incendio, acuden rápidamente y se les puede observar atravesando las columnas de humo del frente del fuego, seguramente por la gran cantidad de insectos que abandonan el bosque ante el calor abrasante de las llamas. A partir de media tarde (15-15,30hora solar) y casi siempre cuando 10s Vencejos Comunes ya surcan otra vez los aires de la ciudad, se les puede observar volando en grupos con gran alboroto, basta que al oscurecer se retiran a los nidos. A lo largo de toda la noche se les puede oir dentro de sus refugios emitiendo los característicos gorjeos. Poco después de haber llegado, a principios de abril, ya se ve entrand o y saliendo alternadamente a ambos consortes del nido y algunas veces con material en el pico, como si lo arreglaran. La puesta como es sabido no tiene lugar hasta finales de mayo-principios d e junio. A finales de junio cuando ya hay pollos en los nidos hemos comprobado que las permanencias para la ceba son cortas; tenemos anotados como tiempos extremos en diferentes nidos de la ciudad, un mínimo de 2 min. 10 seg., hasta un máximo de 4 min. 15 seg. En esta operación intervienen ambos consortes y siempre uno después del otro. Si uno entra cuando el otro aún permanece dentro, sale y espera a que quede libre el nido. Esto d a idea de lo estrecho que es el nido. 142 Cría ARDEOLA, V O L 28. FX 1881 riscos y paredes rocosas Al contrario de lo que señala P. Mestre Raventós, hay bastantes riscos y cortados no lejos de Tarrasa y Sabadell (a 3 y 7 km. respectivamente) en el macizo de Sant Lloren< del Munt y Serra de I'Obac, formado por unas 7.000 ha., donde alternan los grandes acantilados con valles de encinares y pinares con manchas de cultivos. Como dato de ejemplo cabe señalar la cría del Aguila Perdicera y d Halcón entre otras aves rupicolas de interés. En este macizo hemos comprobado la nidifieación de varias parejas de Apus nzelba; sin embargo en la vecina montaña de Montserrat, la cría en riscos por parte del Vencejo Real es común, no es raro ver a 2030 ejemplares evolucionando delante de las colonias de cría. Señalamos esto por ser las dos montañas vecinas citadas de parecidas características en todos los aspectos, geológico, botánico y faunístico. Es posible que antaño criasen en abundancia en el macizo de St. Lloren$ del Munt y Serra de l'Obac, sin embargo y quizás coincidiendo con el crecimiento demográfico y urbanístico de Sabadell y Tarrasa a partir de los años 60, debieron influir en el cambio de comportamiento del Vencejo Real, cosa que no ocurrió por ejemplo en las poblaciones cercanas a Montserrat. Jordi MIRALLES i FERRER Poeta Folguera, 9, Sabadell (Barcelona). MEDIDAS D E HUEVOS D E ALGUNAS ESPECIES D E AVES IBERICAS No son muchos los ornitólogos españoles que han prestado atención especial al estudio de puestas de huevos y sus medidas, existiendo de éstas muy pocos datos. El manejo de los huevos en los nidos debe ser realizado con muchas precauciones y por personas especialmente adiestradas y con conocimientos, tanto de las costumbres de los pájaros, como del uso de los instrumentos de medida adecuados. Aquellas facilitan al oólogo saber cuál e s el momento más adecuado en evitación de molestias a los pájaros que incuban, de forma que los nidos no sean abandonados. La medida en sí requiere mucha delicadeza y habilidad para evitar la rotura de los huevos y ser experto en el uso del calibre. Desde 1956, fecha en la que apareció en ARDEOLA 3 (1) una tabla con medidas de huevos obtenidas en el Norte de Portugal por Pizarro d'Almeida, solamente referencias en artículos y trabajos monográficos fueron hechas a