RAÍCES HEBRAICAS DEL NUEVO TESTAMENTO I Primera Parte Por Rabí: Dan ben Avraham Se dice que una vez Karl Marx, cuando vivía en Londres, fue invitado a dirigir la palabra a un grupo destacado de teólogos cristianos. Cuando llegó al lugar de su conferencia, los teólogos que eran fumadores empedernidos, tenían la atmósfera llena de humo de tabaco. Al comenzar su charla, Marx dijo: “Los teólogos siempre nublan las cosas”. Debemos recordar que hay una gran diferencia entre Teología Cristiana y Teología Bíblica. La Iglesia Católica ha hecho una interpretación de la persona de Jesús ignorando las propias palabras de Yeshua el Mesías, nuestro Señor y Maestro y tomando como fundamento de su teología ideas extrañas a la fe bíblica que caen más dentro del nosticismo que la hermenéutica. Debido a esta influencia católica, se ha leudado prácticamente toda la teología al extremo que pensadores cristianos modernos, continúan exponiéndola aun cuando ellos mismos afirman haber roto con el Catolicismo. Y para muestra un botón. El Dr. D. James Kennedy, padre del conocido “Evangelismo Explosivo” afirmó (Truths that Transform, -Verdades que Trasforman- 11th Nov., 1989): “Muchas personas hoy día piensan que la esencia del Cristianismo descansa en las enseñanzas de Jesús pero eso no es cierto... El Cristianismo no descansa en las enseñanzas de Jesús sino en la persona de Jesús...”. La complejidad de este hecho es evidente cuando pensamos cómo podríamos llegar a un entendimiento correcto de la identidad de Yeshua sin conocer e interpretar apropiadamente sus propias palabras que constituyen la esencia de su revelación como Mashiaj. Y siendo que Yeshua no vivió en un cápsula extraterrestre, sino en un contexto histórico específico, conocer ese contexto histórico es clave para entender bien sus palabras que no tendrían sentido si las retraemos de allí y las aislamos del Judaísmo, específicamente, del Judaísmo del Segundo Templo. Por otro lado, nunca debemos olvidar que la Cultura Europea donde fueron formados los llamados Padres de la Iglesia, no tenía su raíz en Israel, sino en Egipto, Babilonia, Grecia y Roma, sin embargo, tomaron como Escritura, un Libro esencialmente judío, la Biblia. Interpretar la Biblia teniendo una mentalidad surgida de valores y perspectivas de Di-os venidas de Egipto, Babilonia, Grecia y Roma constituyó y constituye aun hoy día, un grave peligro a la interpretación bíblica. La inmensa mayoría de los cristianos conoce solamente lo que la Iglesia Católica enseñó como ortodoxia cristiana. Es bueno que ahora conozca lo que los judíos que confesamos que Yeshua es el Mesías tienen que decir de las Escrituras y de los Dichos de Yeshua y de sus Apóstoles y cada uno, convencido en sí mismo del asunto, decida cuál es el camino correcto a la interpretación bíblica, si el católico o el mesiánico. Mi propósito con estos escritos es triple: Primero, demostrar que donde quiera que los Padres de la Iglesia al principio del Cristianismo y los Reformadores después, interpretaron los Evangelios y Cartas Apostólicas ignorando su trasfondo hebreo, el resultado ha sido una grave distorsión de las enseñanzas del Mesías y de sus Emisarios. Segundo, que la inmensa mayoría de los cristianos educados en una teología católica o reformada, tienen el derecho a conocer las Escrituras desde una perspectiva hebrea y estar en condiciones de revisar críticamente lo que les ha sido enseñado. Tercero, siendo que la fe viene por el oír la Palabra, en la misma medida en que se trace bien las Escrituras, el tipo de fe que producirá esa Palabra liberará el poder de Di-os a tal proporción que el más grande avivamiento jamás conocido será la norma no la excepción y ello a su vez será usado como instrumento para la redención final de Israel y del mundo. A fin de comenzar, permítanme mostrar cuatro barreras que debemos superar para estar en condiciones de acercarnos convenientemente a los dichos de Yeshua y sus apóstoles lo que a su vez nos colocará en la posición apropiada para exponer sus enseñanzas con la mayor fidelidad posible a la intención original con la cual fueron dichas. Consideremos las cuatro barreras que debemos superar para estar en condiciones de acercarnos convenientemente a los dichos de Yeshua (Jesús) y de sus Shaliajim (Apóstoles) con la intención de exponer las enseñanzas de nuestro Señor Yeshua el Mesías lo más fielmente posible a Su intención original. Estas barreras son las siguientes: Primero: La Barrera de la Geografía. La vida de nuestro Mesías se desarrolló geográficamente en Israel, una nación perteneciente a la Cuenca del Mediterráneo en el llamado Medio Oriente. La influencia de la geografía en los dichos de Yeshua es evidente. Por ejemplo, decir “infierno” en Israel, donde en el verano las temperaturas alcanzan niveles que tienen el potencial de sofocar hasta la muerte a una persona puede significar un lugar de alta temperatura y fuego abrasador. Sin embargo, en algunos países escandinavos “infierno” es visto como un lugar de extrema congelación, donde se puede condenar a una persona para que muera. Así pues, cuando entramos al mundo del Judaísmo del Segundo Templo, tenemos que estar concientes de las realidades geográficas para entender muchos de los dichos de Yeshua. Por ejemplo, cuando nuestro Mesías dice: “Rogad que vuestra huída no sea en invierno ni en día de Shabat”, estamos en presencia no solamente de un elemento de carácter religioso, “el Shabat”, sino también geográfico: “Invierno en Israel”. O cuando dice: “Subir a Jerusalem” o “Descender de Jerusalem”, no simplemente apunta a un hecho teológico, sino geomorfológico. Segundo: La Barrera del Lenguaje. Todo el que ha viajado a un país de una lengua diferente, conoce las frustraciones que se experimentan al no poder entender lo que nos dicen, ni ser entendido en lo que decimos. El lenguaje es un medio de comunicación que el Eterno ha dado a los hombres. Pero al mismo tiempo, diferentes sistemas de comunicación nos dividen culturalmente. Aun dentro de una misma cultura con un mismo lenguaje, existen regiones donde ciertas palabras tienen un significado diferente y son entendidas diferentemente. Yeshua habló en hebreo, no en griego ni en latín. (Hechos 26:14). En sus días, el Hebreo era un idioma muy cercano a la Biblia, repleto de visiones, profecías, poesías, apocalipsis y al mismo tiempo, era el idioma del establecimiento de las leyes civiles en Israel o la Halakjah, con normas de interpretación y legislación repletas de metáforas, etc., que dominó la comunicación entre los sabios e intérpretes bíblicos. Debido a ello, el pensamiento hebreo es más religioso que científico, mas concreto que abstracto, más con la mira de hacer santos que matemáticos. Por lo tanto, a la hora de estudiar los dichos de Yeshua y sobre todo si lo hacemos en traducciones que son casi siempre “interpretaciones”, esta barrera podría aislarnos y separarnos de la esencialidad de sus dichos para poner en sus labios pensamientos y conceptos teológicos que son más nuestras palabras que las Suyas. Tercero: La Barrera del Tiempo. Debemos superar también la barrera del tiempo. Para todos nosotros no es un secreto la manera cómo entendemos el concepto de “Crisis Generacional”. Los hijos ven a los padres como extraños, los padres a los hijos de la misma manera. ¿Cuántos padres hoy día entienden realmente a sus hijos? ¿Cuántas madres a sus hijas? ¿Cuántos hijos a sus padres?. El vestuario, los pasatiempos, los chistes, la música, el arte, todo cambia de una generación a otra. Y la expresión común de cada generación es harto sabida: “En mi tiempo esto no era así”. Y estamos hablando de apenas 40 – 50 años de diferencia. ¿Te imaginas estar separados de Yeshua por 2000 años terrestres? ¿Cómo entender apropiadamente la generación del Segundo Templo, que conocemos solamente por algunos documentos que nos han llegado hasta nosotros y que han pasado de generación a generación en traducciones que podrían haber minado su significado original? No es lo mismo tu país ahora que lo que fue hace 100 años. ¿Podremos realmente penetrar en el mundo mental y espiritual de los días de nuestro Mesías, sin perdernos en el laberinto de una realidad generacional distante de nosotros por 40 generaciones? Cuarto: La Barrera de la Cultura. Esta es la cuarta barrera y sin duda, el resultado de las previas, porque la cultura tiene que ver con todo aquello. Nuestro trabajo y nuestra responsabilidad es entrar en ese mundo, descubrir su riqueza y su legado, y entonces regresar a nuestro mundo y compartir apropiadamente nuestros descubrimientos de una manera fidedigna y enseñar a nuestra generación qué realmente dijo Yeshua y cómo entender sus palabras de una forma relevante y extraordinaria. Sin embargo, nuestra entrada a ese mundo del Mesías tiene que ser legítima. De eso tratará nuestro próximo artículo que usted sin duda no querrá perderse.