ESTUDIOS PSICOANALfTICOS SOBRE LA ADICCIÓN

Anuncio
ESTUDIOS
PSICOANALfTICOS
SOBRE
LA ADICCIÓN:
LA ESTRUCTURA
DEL
YO EN LA ADICCIÓN
A NARCÓTICOS*
ROBERT A. SAVITT,
El anhelo de narcóticos es la más maligna de las adicciones: presenta
la dinámica de la enfermedad en su forma más pura y revela mejor que
otras las dificultades para su terapia.
Glover [7] clasifica las adicciones a narcóticos como estados transicionales malignos entre las psiconeurosis y las psicosis, pero aparentemente no las considera tanto una entidad patológica cuanto un complejo sintemático que puede ser incluido, por lo. tanto, como parte de diversos
trastornos psíquicos. Éstos comprenden la esquizofrenia, los estados depresivos, las psiconeurosis, las perversiones, los estados "fronterizos" y
los "trastornos del carácter". Como el rasgo común de los procesos de
adicción es la impulsividad, generalmente se los incluye en la categoría
de 106trastornos del impulso, de los cuales son un claro ejemplo.
,"Los adictos actúan como si cualquier tensión fuera un peligroso
trauma. Sus acciones no están dirigidas (o están menos dirigidas) hacia
la finalidad positiva de alcanzar un objeto, sino hacia la finalidad negativa de librarse de la tensión; su finalidad no es el placer sino la
interrupción del dolor. Sienten cualquier tensión tal como el bebé siente
el hambre, es decir, como una amenaza a su existencia misma" [4]
(p. 368).
Las observaciones de Fenichel son dignas de énfasis, porque se ha
dado demasiada importancia a la simple búsqueda del placer entre los
adictos. Por cierto que el hecho de inyectarse un narcótico es gratificante
para el adicto, pero el placer obtenido es una euforia patológica, químicamente inducida, que eclipsa la desesperada necesidad de escapar de
una tensión intolerable. Gifford, en un trabajo sobre el sueño, el tiempo
y el yo temprano, comenta: "La predisposición a la adicción ... tiene
un interés especial, porque la necesidad de reducir las percepciones de
la realidad, de abolir el sentido del tiempo, y de retirarse del contacto
humano, sugiere la existencia de un período temprano en el cual las
*
Traducido de The PS'!Jchoanal'!Jtic Quarterl'!J,
XXXII, 1963.
335
ESTUDIOS
PSICOANALÍTIOOS
SOBRE LA ADICCIÓN
relaciones objetales aparecían sólo en términos de gratificación, el bebé
requería una sustancia específica, pero una persona indiferencia da, y
todas lrul sensaciones con respecto al ambiente eran experimentadas como
displacer" l6].
Parecería que la elación que experimenta el adicto a la heroína ha sido
acentuada desproporeionadamente con respecto al sueño o sopor que a
menudo le sucede. Frecuentemente la euforia dura poco y sobreviene el
sueño, hasta que el deseo de la droga despierta al adicto. Como un bebé
alterna entre hambre y sueño, el adicto alterna entre el hambre de la droga y el estupor narcótico.
En apoyo de esto, Weider [14] describe la "culminación"
como un
estado de letargo, de estupor ensoñador y de somnolencia, en el cual el
interés principal se focaliza en torno al hecho de ir a dormir. Lewin llama
a la hípomanía y al estupor los "equivalentes psicológicos del sueño biológico". Ambos actúan al servicio de la negación, y "ambos son el resultado de una fusión intrapsíquiea con el pecho al mamar, pero sólo el estupor reproduce el sueño profundo del bebé ... Si se la considera desde
el punto de vista de la psicología del sueño, la diferencia entre la excitación artificial de la intoxicación por drogas y los estados de manía y
elación naturales, se hace más evidente. El maníaco no se desprende' al
aproximarse al sueño; el paciente farmacotímico lo hace ... El maníaco
llega sólo hasta allí en su descenso, el farmacotímico finalmente hace todo
el camino en su estupor causado por las drogas" [10].
'
Sin embargo, creo que no es adecuado, para sus formas más malignas,
considerar a la adicción como una fusión simbólica con el pecho. La
persona que necesita inyectarse la droga intravenosamente, requiere una
protección más rápida que aquellos que se gratifican con la incorporación
. oral del suministro que satisface su necesidad. A menos que la tensión sea
completamente obliterada, aquella persona queda en una situación análoga
al estado indiferenciado del neonato, que Freud [5] describe como el período en que el bebé, incapaz aún de tolerar la tensión, está inundado por
estímnlos contra los cuales no tiene un aparato adecuado de defensa. .
Precisamente los adictos a la heroína descritos aquí, parecían estar
en tales estados crónicos de tensión intolerable, hasta que encontraban la
relajación en los opiáceos. Ninguno de los pacientes de nuestro estudio
tenía apoyo alguno de padres adecuados. Cuando se satisfacen las necesidades básicas de sustento y amor de un bebé, éste se duerme. El adicto
no ha recibido tal atención, y como resultado de ello, el proceso de dormirse está perturbado por una descarga inadecuada de la. tensión acumulada. El adicto busca desesperadamente dormirse para que cese la ansiedad, y la droga proporciona la obliteración de la conciencia. A través del
canal vascular el adicto logra una rápida regresión al narcisismo primario.
Nuestro estudio mostró que los adictos a la heroína fueron groseramente descuidados y no recibieron amor de SU3 madres. Tres de las madres eran del tipo de "mujer profesional". La cuarta estaba tan enferma
física y emocionalmente que el bebé resultaba derivado de un pariente a
ltOBERT A. SAVITT
336
ctro, sin recibir cuidados consistentes de la madre hasta los cuatro años.
'I'odos los padres eran hombres pasivos (' inadecuados. Se consideró que
ninguno de los padres había sido psieótico, Los bebés no estuvieron desatendidos físicamente, pero tanto el clima emocional postnatal como el prenatal fueron tensos y diseordantes, y uno o ambos padres manifestaron
ambivalencias con respecto a tener el niño. Los niños crecieron sufriendo
de "marasmo emocional". Todos mostraban evidencias de una depresión
infantil. Aunque una historia de esta clase no es de ninguna manera una
causa directa de la adicción, parece ser un factor potente en la predisposieión a su desarrollo.
Cuatro adictos a la heroína fueron tratados psíeoanalítieamente. Todos estaban en la adolescencia tardía y provenían de un buen medio económico. Sólo uno completó el tratamiento y logró una recuperación final
[12]. Describiremos brevemente a estos pacientes.
Un joven músico precoz había desbaratado su prometedora carrera a
causa de 'Sus deseos mórbidos. Desde el nacimiento su madre lo dejó al
cuidado de terceros, y hasta la edad de cuatro años no estuvo en absoluto
integrado al grupo familiar l••
Cuando comenzó el tratamiento se encontraba en uno de sus estados
periódicos de exilio de su familia, viviendo ocasionalmente con sus abuelos. Sin embargo, generalmente deambulaba por los alrededores en la atmósfera desmoralizadora de los diferentes "locales" ocupados por sus
compañeros' de adicción.
Una de sus primeras afirmaciones fue "Una vez que meto algo dentro
de mi cuerpo me siento seguro". Se describía a sí mismo como un adicto
a la leche y un amante de los dulces. Se observó que el paciente igualaba
inconscientemente una inyección de heroína con la incorporación de comida-pecho-madre. Previamente había recorrido la gama de las gratificaciones orales sustitutivas: alcohol, marihuana y opiáceos por boca;
también había pasado por varios períodos de un deseo anormal de comida,
durante los cuales se tornaba moderadamente obeso. Entre los dieciséis
y dieciocho años pasó por un estadio de promiscuidad sexual e hipersexualidad, al cual siguió otro de homosexualidad ocasional.
Para este paciente la incorporación de heroína también significaba ser
tragado e incorporado por la madre. Así, en una inyección intravenosa
se lograba una incorporación mutua de madre y niño. Un sueño temprano
ejemplifica la esencia de sus deseos regresivos:
Se encontraba en un jardín bajo un cerezo en flor y los pétalos caían
.sobre él suavemente. El pasto era verde y suave. Luego se encontraba en
las negras aguas de un estanque, flotando, Se sentía cálido, relajado y
confortable .
." Es notable que su hermana gemela, que había sido criada en el medio familiar
inmediato desde la temprana infancia, gozaba de buena salud mental, según se informó;
y al tiempo que su hermano se encontraba en la desgracia y el exilio, ella seguía
exitosamente una carrera universitaria.
337
ESTUDIOS
PSICOANALiTICOS
SOBRE LA ADlCCI6N
Los adictos frecuentemente refieren una sensación de calidez, de estar
flotando, de estar envueltos "en copos de algodón".
Otro sueño instructivo tuvo lugar durante un intento por liberarse de
la adicción:
Fue a consultar un doctor que le dio una prescripción para un droguista llamado Wiener. La prescripción establecía que ,podría recibir 45 dólares de cualquier cosa que quisiera. Se decidió por 10 dólares de morfina,
25 dólares de dolopina y 10 de barbitúricos. Estaba tratando de "largar
el hábito", pero guardaría la morfina para asegurarse en el caso de que
la necesitara mientras lo intentaba.
o
El sueño proporciona la gratificación en todas las contingencias y de
todos los deseos básicos; un adicto bien provisto tiene tres drogas de reserva. La morfina o la heroína tomadas intravenosamente proporcionan el
auxilio esencial; la dolopina, un opiáceo tomado por boca durante el recogimiento, puede usarse como sustituto temporario cuando. no se dispone
de morfina; los barbitúricos satisfacen el deseo de dormir. A menudo el
paciente se quejaba amargamente de insomnio y rogaba que se le dieran
drogas o prescripciones. Este adicto ejemplifica también la tríada oral
de Lewin: el deseo de comer, el deseo de ser comido y el deseo de dormir.
Realmente, él conocía a un droguista llamado Wiener del cual había
obtenido drogas en algunas oportunidades. Esto lo asociaba con el analista
(W eaner), el "destetadór", al que esperaba seducir proporcionándole drogas. Luego habló de su "conexión" con un mercachifle de drogas, del cual
podía adquirir auxilio por cierto precio **. Los tres -la "madre", el droguista y el psicoanalistaeran fuentes potenciales de enormes suministros con los cuales podría poner fin a su tensión. Cuarenta y cinco déIares era la cantidad que recientemente había recibido por empeñar su
instrumento musical para adquirir heroína. Sin su instrumento no podía
trabajar para ganarse la vida. De este modo aseguraba su completa deo,
pendencia.
.,
. El sueño también representa la voracidad y desconfianza con que el
adicto enfrenta el futuro. El próximo instante es ,el futuro, y sin drogas
se siente amenazado por una inanición equivalente a la aniquilación.
Otro paciente ejemplifica la voracidad, insaciabilidad e intolerancia
a la postergación de la gratificación de algunos adictos. Se caracterizaba a
si mismo como un "cerdo", término que en el argot del adicto se aplica
a aquellos que no racionan una droga sino que la toman toda en el lapso
de algunas horas. E3quizofrénico fronterizo, describió su hábito relatando
haber ingerido una provisión de heroína para una semana. No estaba con** En la jerga del adicto se habla del proveedor de drogas como de la "madre"
o la "eonexión ". De este modo se explicita la fusi6n con el objeto materno en el nivel
más primitivo, como si dicho objeto fuera la fuente de toda gratificación.
ROBERT A. SAVITT
338
tanto tomando una "pizca", saboreando su efecto y luego esperando para ingerir la próxima dosis cuando la necesidad apareciera; él consumía
aquella abundante provisión en el lapso de diez o doce horas. Reaccionaba
como si cada inyección fuera la última para siempre. Su ávida demanda
de saciedad instantánea y total se basaba en su desconfianza innata: él
también había sido un bebé descuidado que había tenido muchas dificultades alimentarias.
Éste es un ejemplo de un tipo arcaico de relación objetal, en la que la
incorporación está vinculada con la destrucción total del objeto, es decir,
In droga, sólo por el placer derivado de ello. Cuando se le preguntó qué
dosis de heroína le parecía suficiente, éste paciente respondió que nunca
era suficiente hasta no negar a perder la conciencia en un estupor profundo y similar a la muerte. El "cerdo" ocasionalmente se provoca el
suicidio debido a una sobredosis glotona. En el caso extremo, el adicto
confirmado no se contenta con el sueño; desea una obliteración total. Como
dice Rado, "desea eliminar para siempre su ansiedad y su tensión" [11].
El desarrollo de la tolerancia fisiológica a la droga hace posible consumir en algunas horas la provisión de heroína para una semana. Esta
tolerancia es un factor importante en dicha conducta, pero de ninguna
manera es el factor saliente. Es sólo una complicación, una elaboración
secundaria de la adicción. Seevers [13], investigador en farmacología
que ha dirigido experimentos extensivos en monos, notó que la dependeneia física observada en el hombre puede ser reproducida en los monos. Wikler [15] notó lo mismo en chimpancés, pero enfatizó que en
éstos no había ninguna evidencia de una tendencia hacia la recidividad.
De hecho, nadie ha sido capaz de reproducir en ninguna especie diferente de la humana, el deseo de retornar a la droga después de la recuperación a partir del retiro de la misma. El promedio de recidiva-s subsiguientes a la cura mediante el retiro, e3 extremadamente elevado, aun
después de semanas o meses en un hospital. Rado lo ha expresado claramente: " ... no es el agente tóxico, sino el impulso a usarlo, lo que
hace de un individuo dado un adicto" [11]. El impulso a usar drogas
es el reflejo de la abrumadora necesidad psíquica del individuo de fusión total con la madre, en un desesperado intento de resolver' la tensión
y la depresión, y la dosis repetida es la evidencia de la insaciabilidad.
'I'al COmoFenichel lo considera: "La palabra adicción se refiere a la urgencia de satisfacerla" [4].
Un ejemplo de insaciabilidad en una adicción sin uso de drogas puede
aclarar este punto. La adicción de un homosexual se expresaba con una
urgencia que en muchas ocasiones lo aproximó a la desgracia social y
profexional. Pasaba las tardes recorriendo las calles, en cacerías homosexuales, buscando un hombre con un falo grande. Pasaba algunas noches en baños turcos que eran realmente burdeles maseulinos, Allí, en
S11 fanático e insaciable deseo, iba de un hombre a otro para ser objeto
339
ESTUDIOS
PSICOAN ALÍTICOS
SOBRE LA ADICCIÓN
de fellatio. Estos excesos'algunas veces continuaban hasta el punto en
que su pene manaba sangre. Raramente había en eso un parecido con
la gratificación orgástiea, por lo general, sólo resultaba, exhausto, frustrado, y con el sueño perturbado. Benede [1] habla de la confianza como
"un estado emocional del bebé que se ha desarrollado a través de múltiples repeticiones de las experiencias gratificadoras de la simbiosis. El
concepto implica una estructura del yo en la que los efectos de la relación
libidinosa con la madre a través de la introyeeción, se han¡ convertido en
una parte de la organización mental del niño". Nada de esto pudo experimentar el bebé que posteriormente se convierte en un adicto. No
tiene confianza ni esperanza en las "cualidades de la organización del
yo" que lo capacitarían para tolerar una privación presente como anticipo de una futura gratificación o logro. "La confianza y la esperanza
mantienen al yo durante el período de espera". Dado que los adictos
carecen de ellas, rápidamente se desorganizan y regresan a un nivel de
conducta de proceso primario, en el cual no se acepta postergación alguna
del deseo de gratificación. Esto es 10 que hace al adicto tan desmedido
en su búsqueda, y 10 lleva algunas veces a la violencia criminal.
. Benedek considera que el bebé qUE'Ilora para que lo alimenten se
encuentra en un estado de regresión' al nivel indiferenciado. La alimentación disipa esta regresión y el niño "restablece su yo", se relaja, sonríe
y se duerme. Comparemos esta situación con la del adicto en el estado
de desorganización por el hambre de drogas: su versión sintomática del
llanto consiste en lagrimeo, rinorrea, temblores, contracciones musenlares e intensa inquietud motora. Con la inyección del opiáceo, los síntomas ceden, se produce la relajación, y sobreviene el sueño.
. Una mujer muy inteligente, no familiarizada con los conceptos o la
literatura psicoanalítica, describió elocuentemente su lucha cuando intentó desprenderse de un anhelo mórbido de cigarrillos. "Mi regresión",
decía, "se hace tan completa ... , Retrocedo a mil millas por hora y nue"amente me convierto en el centro del universo y nada más importa.
No me puedo concentrar en mi trabajo. Todo gira alrededor de una
idea .. , toda mi vida se dedica a; la lucha por fumar. No fumar ha sido
un infierno. Finalmente, la otra noche tuve que fumar, y fumé seis cigarrillos. Debería estar en un sanatorio. Es todo o nada. No puedo fumar con moderación". Al día siguiente relató: "Estoy en una lucha terrible. He regresado a los dos años. Tengo un deseo insaciable. Estoy
enojada con la gente, frustrada. Como sustituto de fumar, como y como
pero nunca es suficientemente satisfactorio. Mi espalda es un nudo, es
horrible. Durante el día de abstinencia desvariaba y deliraba. Una vez,
durante el día, robé un cigarrillo y me sentí inmediataanente aliviada.
Es exactamente como un bebé gritando por la mamadera o el chupete.
No puedo prestar atención a ninguna otra cosa. La idea de que tengo
que abandonar el cigarrillo aumenta el deseo. La mera amenaza de privación restablece el deseo. La mucama me dijo que mi necesidad de cigarrillos es igual a la de un bebé, que grita por su mamadera",
ROBERT A. SAVITT
340
El caso de un adicto a los opiáceos que fue enviado al tratamiento
por un juez de una corte criminal, ilustra claramente este tipo de desorganización y regresión. Una noche en que estaba desesperado por conseguir heroína y sin dinero, asaltó al conserje de un hotel. Su timidez
y pasividad habituales encubrían un intenso sadismo. Había participado
en varios otros "golpes",. en muchos asuntos menores, y una vez casi
había acuchillado a su padre. A menudo su agresión resultaba pobremente contenida y se exteriorizaba con rapidez. En la prisión había sido
un modelo de buena conducta.
El siguiente es uno de sus primeros sueños perteneciente al período
de análisis.
Se encontraba en un consultorio médico. La doctora era una mujer
obesa, con pechos grandes y plenos. Por encima de la cabeza del paciente,
fuera de su alcance, ella sostenía una jeringa hipodérmica. Con rabia él
le dijo: "Déjese de molestarme. ¡Déme lo quequiero l",
La doctora representa a su madre obesa y con grandes pechos, que
a menudo lo había fastidiado seductoramente con períodos cortos e inconstantes de atención y afecto, cuando no estaba ocupada con sus negocios. También el analista se encuentra "estrictamente ocupado" y lo
fastidia con la recompensa eventual de una curación. Pero él no puede
esperar eso. Lo que quiere es heroína y morfina y espera poder convencer
al terapeuta y que éste se las dé.
El analista-madre lo desilusiona como su propia madre. La súplica
por la jeringa hipodérmica es, el deseo muy regresivo de sustituir la gratificación oral, representada por los grandes pechos, por medios más
inmediatos, primitivos y arcaicos de satisfacer- el hambre.
En su rutina diaria de incorporación de drogas en su hogar, este adicto
utilizaba tanto las intravenosas como la.'! de tipo oral. Después de una
inveceién manifestaba movimientos de succión de los labios cuando comenzaba a adormecerse. Solía despertarse, encender un cigarrillo, dar unas
pitadas y adormecerse nuevamente, sólo para volver a despertar con un
sobresalto. Éste era su método típico, que a menudo se acompañaba de
ensueños placenteros mientras fumaba sin cesar. Tenía fantasías acerca
de una vida de placer en la playa de una isla en un Mar del Sur, aten.
dido por esclavos que complacían todos sus caprichos; o bien acerca de
que poseía una jeringa hipodérmica en su vena, que le suministraba heroína ininterrumpidamente.
Chessick [2], en un trabajo recientemente publicado, complementa algunas de estas observaciones: "Los pacientes deseaban estar unidos a una
figura materna que fuera capaz de satisfacer sus más mínimas necesidades, aun sin tener que llegar a pedir. La figura materna era considerada como una extensión de sí mismo, lo que conducía a un estado
parasitario en el cual toda a1teración del equilibrio homeostático del pa-
341
ESTUDIOS
PSlCOANALÍTlCOS
SOBRE LA ADICCIÓN
ciente, era inmediata y automáticamente corregida por la extensiónmadre".
En una ocasión el paciente mencionado había adquirido algo de he.
roína por medio de su "conexión" y andaba caminando por la calle, con
el pequeño paquete firmemente oprimido en su puño. Vio una mujer
atractiva que se aproximaba y pensó: ., Es tan excitante. Me gustaría
tenerla". En el momento siguiente, cuando ella pasaba junto a él, escupió
en el suelo y se dijo a sí mismo: "Que se vaya al infierno. Tengo mi
amor en la palma de la mano". Por cierto, toda su libido había sido desplazada hacia ese pequeño paquete de heroína. Era un parásito virtual,
con relaciones objetales arcaicas. Socialmente, es el más regresivo de los
adictos estudiados. Funcionaba con un margen estrecho entre fijación
y regresión, entre la conducta del proceso primario y la del proceso seeundario, pobremente desarrollado.
Es bien sabido que los opiaeeos reducen o eliminan el deseo sexual
[15]. En todos mis pacientes la presencia <le deseos: incestuosos resultaba
en algunos momentos una amenaza agobiadora, que era considerada un
motivo para el aumento de la tendencia a la adicción. Aparecen así ejemplos de la necesidad defensiva de regresar al narcisismo primario, en
él que todos los deseos sexuales, tanto genitales como pregenitales, deben
ser negados. Esto se hacía evidente durante los intervalos de estupor narcótico profundo, en los que la libido estaba retirada de los objetos. Durante los estados menos regresivos, los deseos pregenitales pasaban a primer plano, y la droga quedaba igualada entonces con el pecho, la comida,
el calor y la unión. Esto fue particularmente claro en un caso.
.A un joven de diecinueve años, su madre, seduetoramente, lo llamaba
todavía "mi chiquito". Cada vez que el marido se iba en viaje de negocios, ella sugería a su hijo que durmiera en la cama del padre. El sueño
siguiente fue relatado por el paciente durante uno de estos períodos.
Él se halla en una gran cama con una mujer hermosa. En la mesa de
luz cercana a la cama hay dos enormes botellas, cada una de las cuales
contiene caramelos llenos de morfina y heroína. En un rincón, un hombre
se está aplicando una inyección hipodérmica.
El día precedente al sueño el paciente había visto esos caramelos en
un confitería, y agobiado por la necesidad, adquirió algunos. Su madre
le había traído a menudo esos caramelos durante su infancia, cuando ella
regresaba a su casa del trabajo. Cuando niño, él solía meterse en la cama
de la madre a la mañana C' implorarle que no fuese a trabajar. Ella era
una mujer hermosa, y rápidamente él asoció las botellas con sus pechos.
El hombre en el rincón de la habitación inyectándose algo en el brazo,
representaba al paciente inyectándose heroína subrepti.ciamente (masturbándose). El hombre además representaba a su padre, y el sueño refleja
ROBERT A. SAVITT
342
la escena primaria. Acaso el sueño signifique también el deseo tanto
de una fusión total con la madre como de una unión con su pecho.
Este paciente progresó hacia una recuperación final. En la época en
que se volvió adicto, ya había alcanzado un nivel educacional más elevado
que los otros pacientes mencionados, y durante el tratamiento fue capaz
de manejarse en sus estudios académicos en forma suficientemente efectiva como para ser aprobado; también su deseo de ayuda era más sincero.
Aunque abandonado psicológicamente por su madre a la edad de tres
meses, la unidad familiar fue reforzada por un remplazante materno en
la persona de una niñera del tipo "mamita ", benevolente, amante, que
siguió cuidando de siis necesidades hasta los diecisiete años. En muchas
ocasiones su madre había deseado despedir a la niñera, pero él se oponía
a esto con la acusación reprochante: "No la eches. Ella ha sido para mí
mucho más madre que tú". Puesto que se convirtió en adicto después
que la niñera dejó el círculo familiar, parecería que utilizó drogas para
llenar el vaeio que ella había llenado durante tanto tiempo.
- Finalmente, una transferencia positiva capacitaba a este paciente
para desarrollar una fuerza del yo suficiente como para tolerar gradualmente la postergación de la gratificación. Cuando esto le resultaba imposible, recurría a dosis limitadas de heroína que lo liberaban de la tensión. Pero su yo en proceso de maduración, obviaba ahora el deseo de
regresar al estado indiferenciado, evidenciado antes por sus necesidades
de estupor narcótico.
La inyección intravenosa sigue el camino que una vez ligó el feto con
,la madre en una unión parasitaria. En un trabajo altamente especulativo acerca de los procesos que aparecen en los trastornos psicosomáticos,
Greene [8] se refiere al ombligo como a "otra apertura" en el desarrollo
del organismo. "Durante la etapa umbilical del desarrollo, el sistema
vascular puede ser considerado en una posición comparable con la del
tracto gastrointestinal en un período posterior .. , Durante la etapa umbilical del desarrollo las relaciones entre el organismo y la madre se llevan a cabo por medio del sistema circulatorio".
Estudiando la depresión de un bebé con una fístula gástrica, y tomando en cuenta la intensa regresión y la relación de ésta con el significado de los fenómenos biológicos observarlos, Engel y Reichsman afirman:
"En este desarrollo vemos que, como en el primer período posnatal, se
instala una elevada barrera ante los estímulos, y un regreso a los estados
de sueño correspondientes. Esto sugiere la existencia no sólo de un estadio
preobjetal, sino también de un estadio preoral de narcisismo primario, en
sl cual el organismo no toma una parte activa en su propia alimentación.
Ésta es normalmente la situación del feto Aunque resulte difícil justificar
la postulación de una verdadera regresión a la etapa fetal, ciertamente
estamos impresionados por las similitudes" [3].
El adicto tiene un yo tan arcaico que resulta fácilmente vulnerable
343
ESTUDIOS
PSICOANALíTICOS
SOBRE LA ADICCIÓN
a la amenaza de desintegración. Cuando aparece la posibilidad de que el
ello abrume al yo, emerge en éste una necesidad desesperada de defenderse
de la aniquilación. Acaso sea esta urgencia la que determina la elección
de la vía vascular como medio de absorción.
El sistema vascular es la vía más directa para la incorporación de
suministros nutritivos. En situaciones médicas y quirúrgicas de emergencia, a menudo se toman medidas para salvar la vida mediante infusiones
y transfusiones. El adicto se desvía de la ruta oral e inconscientemente imiti¡ las relaciones fetales con la madre mediante una representación simbólica. Realiza así, a través de un mecanismo introyectivo arcaico, un intento de restablecer la relación objetal perdida. Proponemos aquí este
concepto principalmente por su valor heurístico.
Más que a la regresión a un estado intrauterino, la regresión del adicto
se asemeja a la del tipo descrito por Keiser [9]. Una de las asociaciones de
su paciente" conducía a pensar tanto en la fusión con el pecho como en una
fantasía de retorno al útero. Pero la última fantasía significaba que su
yo intacto permanecía dentro de su madre y que él era alimentado por la
corriente sanguínea de ésta. Así el paciente no sólo negaba su agresión
oral, su erotismo oral, y su separación de la madre, sino también la posesión de un orificio para alimentarse. Las mismas consideraciones se aplican
a su apego al pecho".
RESUMEN
En la psieopatología de los procesos de adicción, la forma más peligrosa es
la adicción a narcóticos. Las relaciones objetales se mantienen en un nivel arcaico
que imposibilita la experiencia amorosa y la gratificación a, través de las vías
normales de incorporación e introyección. La tensión y la depresión llegan a ser
intolerables y durante el proceso de regresión el yo es abrumado por el temor
H la desintegración. Al igual que el neonato, el adicto no tiene capacidad para
soportar la tensión. Por esta incapacidad para tolerar la demora, busca una
medida de emergencia que supere la forma ele incorporación oral a favor de otra
más primitiva: la vía intravenosa.
A través de la inyección de un opiáceo, alivia la tensión e inmediatamente
restructura la integridad del yo. Pero lo que se restructura no es más que un yo
relativamente fijado a niveles infantiles arcaicos que le permite, desde una ineorporación de la droga hasta la próxima, sobrevivir con indolencia, semiestupor
o durmiendo entre "comidas". El círculo vicioso se repite cada vez que aparece
!a necesidad de la droga. Con In rápida reparación del yo infantil desintegrado,
la percepción disminuye o se oblitera y se hace uso de la negación. Se plantea
la siguiente cuestión: & Acaso la inyeceión representa simbólácamento un intento
de restablecer tanto una fusión total con la madre como una unión con su pecho'
Cuando hablamos de un yo arcaico en el adicto, no se está poniendo un límite
al concepto en cuanto a la extensión o capacidad de maduración de dicho yo.
Aún no se sabe hasta dónde el proceso psicoterapéutico provocaría la madurac.ión
del yo del adicto. En los casos descritos, el yo del adicto criminales el más arcaico.
El pacient-e-que llegó hasta la recuperación es el que, al comenzar, tenía el yo.
344
ROBEWl' A. SAVl'l"l'
más maduro, y de los cuatro fue el único capaz de desarrollar una neurosis de
transferencia clásica durante el tratamiento.
Se plantean los siguientes interrogantes: ¿ Por qué otros pacientes que aparentemente tienen las mismas necesidades no desarrollan una adicción a narcóticos ~ ic Por qué muchos acuden al alcohol, a los barbitúricos, a la comida y aun
otros a la hipersexualidad como forma de manejar sus tensiones'! b Se puede reconocer algún factor adieeional I La relación madre-hijo es muy importante, pero
también lo es en muchos otros síndromes psiquiátricos. En cuanto al primer
paciente mencionado en este trabajo, se advierte que durante muchos años pasó
por una gama de adicciones varias hasta estabilizarse cama consumidor de opio.
De los cuatro adictos, parece ser el que sufrió mayores privaciones durante la
infancia. No tuvo la ventaja de contar con un objeto constante, y sólo estableció
una relación consistente con su madre a partir de los cuatro años.
Mientras el núcleo de los procesos de adicción existe en todos nosotros bajo formas benignas tales como un deseo de comida, de tabaco, de dulce o de café \}lO ", las
vicisitudes del desarrollo temprano del yo y su posterior maduración, que faeilitan la fijación y fomentan la regresión, parecen jugar un papel dominante
en la predisposición de un individuo a la formación de un deseo mórbido y
mutilante,
BIBLIOGRAFíA
[1] BENEDEK, THERESE F.: Towaril the Biology 01 the Dcpressioe Constellation.
J. Amer. Psa. Assn., IV, ;1956, pp. 389-427.
[2J CHESSICK,RICHARDD.: The 'Ptuirmacoaenic
Orgasm' in the Dn~g Addict. Arch.
Gen. Psychiatry,
III, 1960, pp. 545-556.
[3] ENGEL, GEORGEL. Y REICHSMAN,FR.ANz: Sl'lOntane011\~anil Experirnentally Indllceil
Depressions in an Infant with a Gastric Fistula. A Contribution to tne Problem
01 Depression. J. Amer. Psa. Assn., IV, 1956, pp. 428-452.
[4] FENIOHEL, OTTO: The Psychoanalytic
Theory 01 Neurosis. Nueva York. W. W.
Norton ¡f
00"
lnc.,
1945.
[5] FREUD,,SlGMUND:The Problem 01 Anxiet,y. Nueva York, este Quarterly, y W. W.
Norton ¡fCo.,
Inc., 1936.
[6] GIFroRD, SANFORD: Sleep, Time ant tite EarZy Ego. J. Amer. Psa. Assn.,
VIII, 1960.
[71 GLOVER,EDWARD: Peyehoanalysis.
Londres, Sta ples Press, 1949, pp. 243-249.
l8] GREENE, W. A., Jr.: Procese in Psuohosomatic Disorders. Paychosomatie Med.,
XVIII, 1956, pp. 150-158.
[9] KEISER, SYINAN: Disturbam,e/!,s in Abstract 'l'hin7cing and Boily-Image Formation. J. Amer. Psa. Assn., VI, 1958, pp. 638-652.
[10] LEWIN, BERTRAM D.: The PsychoanaZysis
01 Elation. Nueva York. W. W.
Norton & 000. Inc., 19500. (Reimpreso por este Quarterly, 1961).
rn], !RADO,'SANDOR: Thc Psyehoanalysís of Phos-macothsjmia (Drug AdWictidt~).
Este Quarterly, II, 1933, pp. 1-23.
[12J SAVITT.ROBERTA.: Extrwrnura~ PS'ljehoanalytic Treatment 01 a Case 01 Narcotic
Addict>Wn. J. Amer. Psa. Assn., II, 1954. pp. 494-502.
[13] SEEVERS,M. H.: Citado e11: Oonf erences on Drugg Addiction Among Ailolesoents,
Nueva York, Blakiston Division, Me Graw-Hill Book Co., Ine., 1953, p. 108.
[14] WEIDER, H.: Citado en: Ibiil., p. 8.
[15] WIKLER, ABRAHAM: Opíate Addietion. Springfield,
Illínoís, Charles O. 'I'homas.
1953.
*** En este trabajo hemos descrito solamente el tipo más grave de adicto a los
opiáceos. Estudios posteriores se referirán a la adicción al alcohol, a los barbitúricos,
a los tranquilizantes,
y a las formas más benignas de la patología de la adicción.
Descargar