69 LATERCERA Domingo 21 de diciembre de 2014 Sociedad Espectáculos CRITICA DE TV El Sultán: Medidas extremas D IAS inverosímiles: hace poco en un manotazo desesperado, Canal 13 suspendió la producción de una teleserie que ya estaba siendo escrita y, para tratar de salvar su año, compró y programó un culebrón turco. Los ejecutivos eligieron El Sultán, una obra histórica cuyas principales virtudes eran ser el programa más visto de su país y tener de protagonista a Halit Ergenç, quien hacía de Onur en Las mil y una noches. Con eso, esperaban reventar el rating y recuperar ese prime time que creían merecer. Con eso, esperaban doblarle la mano a Mega, que este año pareció robar lo que mejor hacían al resto de los canales: los culebrones nocturnos y los vespertinos, los realities, los matinales. Las razones de lo anterior eran económicas, pero también simbólicas, más allá de que las crisis obligan a medidas extremas. Canal 13 quería ganarle a Mega en su propio terreno: programando una turca, pero claramente la movida no funcionó. El Sultán no pudo competir con nada pues la historia de Sulei- Alvaro Bisama Escritor y crítico de TV mán, el rey enamorado de una muchacha pelirroja y su mundo de conspiraciones de palacio, danzas exóticas, eunucos y concubinas, no convenció: los oropeles de la recreación histórica lucen de cartón piedra y el gancho del exotismo es simplemente las marcas de la idiosincracia de un país que queda demasiado lejos. Quizás nadie la vio antes de comprarla para darse cuenta de que, antes que nada, se trataba de una serie histórica que apelaba a mitos culturales de los que comprendemos poco y nada. Así, carente de contexto, la telenovela era con suerte una fantasía edificada sobre un pasado lleno de un romanticismo que es tan candoroso, atroz y ajeno. Esa distancia se acentúa cuando se la compara con Chipe libre, la otra nocturna que el 13 tiene en pantalla ahora mismo. Chipe libre trata de los códigos sexuales de una serie de chilenos que existen tal y como los personajes de Friends habitaban el Manhattan de la década del 90: ligeros pero completamente desconectados de la realidad. Aún así, lo que esa nocturna trata de poner pantalla es una fotografía moral, un diagnóstico sobre los cuerpos y los chilenos de estos años. El Sultán, en cambio, habita en otro mundo, en un imperio hecho de papel maché que desde acá sólo puede ser leído como un pastiche hecho de malos efectos 3D, machismo y violencia sexual. Por lo mismo, la mejor telenovela del año es una que nunca veremos pues transcurre entre bambalinas, en las oficinas de los ejecutivos y los directivos de nuestros canales. En ese melodrama fracasó toda la maquinaria pesada de la RR Halit Ergenç, Onur de Las mil y una noches, interpreta al sultán Suleimán FOTO: CANAL 13 publicidad del canal. En esa comedia, Tonka Tomicic viajó a entrevistar a Halit Ergenç a Turquía. En esa telenovela, el avance de El Sultán fue programado en medio de una emisión de Los 80, provocando la perplejidad y repudio del público. En esa telenovela, se llegó al extremo de volver a doblar la voz de Ergenç (que estaba hecha por un actor mexicano) para hacerla coincidir con la de Onur, tratando de volverla más reconocible dentro del público local. En el fondo, el error descansa en leer una tendencia cultural ahí donde sólo existe un eco, un parpadeo. La cultura pop está llena de pistas falsas: cuando Michelle Bachelet trató a Alvaro Elizalde de “Onur” muchos abrieron los ojos y quisieron ver algo ahí. Pero era pura challa. Queda el consuelo de que ahora, por una vez, la parrilla sea lo suficientemente flexible para que el canal busque una salida digna, para que replanteen el proyecto que cortaron o encuentren otro camino. Mientras, Mega arrasa y quema la tierra a su paso. Este es el fin de año que la tele chilena merece, quizás.