¿Cuán importante es el carácter? La toma de la iniciativa Por Luis Gustavo Ramírez Usado con permiso del autor En la vía del Bushi (guerrero japonés) existe un código de ética que debe acompañarlo a lo largo de su vida. El término Hei-Ho se refiere a la actitud o carácter del comportamiento que no solamente debe estar presente en combate sino en todos los instantes de la vida cotidiana, concentrándose en cada cosa que se hace. Es el trabajar arduamente, con todo cariño y responsabilidad lo que nos hace diferentes de los demás es la actitud de brindar ayuda o una mano amiga a quien lo necesita en el momento indicado; es controlar nuestro carácter en cada prueba, por cada situación difícil y en cada desilución, desmotivación o burla; si la experimentamos, por lo que debemos combatir día con día para alcanzar un estado de paz interior. Como todo buen propósito, el tener carácter requiere esfuerzo y dedicación. Es como estar con una espada levantada, en guardia, para que cuando nuestras emociones negativas se levanten, podamos derrotarlas y que nuestra mente domine el combate y obtengamos la victoria. Es sumamente fácil estar meditando en un lugar silencioso, orando, en contemplación o comodamente sentado sobre un cojín, sin que nadie te moleste y lejos del mundo exterior; una media hora y tu logras relajarte, olvidar tus penas, estar enfocado y sentirte parte del universo. Sin embargo, pasado este momento sublime, es en el instante que entramos a nuestra oficina, nuestro hogar o simplemente en la calle donde nosotros somos realmente probados: es donde estamos expuestos a diversas corrientes de pensamiento, diversidad de caracteres y opiniones, temperamentos y formas de actuar que nos crispan los nervios y en un ir y venir, la “bestia” que llevamos dentro salta y decimos y hacemos cosas que no queríamos. El apóstol Pablo dice al respecto: “No hago lo que quiero sino lo que aborrezco” (Romanos 7:15). Es nuestra carne la que nos hace sucumbir, nuestra mente dominada por las emociones, y en estos momentos somos como un barco a la deriva sin un capitán ecuánime, con autoridad y carácter que domine el timón, y como el barco sin timonel, naufragamos o encayamos. Me decía un pastor amigo que el dejarse llevar por las emociones no significaba tener carácter fuerte. Significaba más bien NO TENER CARÁCTER. Ahora cuando escucho que alguien grita, pierde los estribos y anda de mala cara, me acuerdo de eso y me digo: de verdad esa persona no tiene carácter. Es así como un samurai era probado por su señor (Daimyo); por esa razón su código era sumamente estricto y su disciplina increiblemente limpia. Hoy en día para purificarse, dominar la carne (emociones) y fortalecer el carácter muchas religiones, tienen ritos de purificación donde se someten a pruebas desgastantes, de paciencia, de dolor, de ayuno o meditación para que su mente tenga control y lleve a una vida de éxito. Ejemplos de estas prácticas pueden ser encontradas en El misogi; un rito sintoísta que fue utilizado desde la antigüedad por monjes y guerreros (samuráis) para purificar la mente, el cuerpo, y el espíritu. Esto consiste en someterse al agua sumamente fría de las cascadas al amanecer. También encontramos el Ayuno y la preparación para el YONKIPUR de los judíos, el ayuno y oración en tiempo de Cuaresma para los católicos, el Zazen en el budismo. También los Yamabushi o guerreros de las montañas en el Japón (según el Shugendo o vía de los poderes ocultos) tienen periódos de grandes ejercicios donde se abstienen de carne y alcohol, mantienen una castidad absoluta, no toman cereales y sólo tienen derecho a algunas hierbas, hojas y resina de pino. Otros ritos son todavía más severos, tales como los nueve días durante los cuales el asceta no debe ni moverse, ni dormir, ni beber, ni comer, ni hablar. Otros pasan uno o más inviernos en una cueva; otros se entierran o mortifican su cuerpo lazerándolo, para mencionar unos pocos ejemplos. De esta manera el fín de todos estos sacrificios es cultivar el carácter para estar preparado para la bendición que se espera. Para unos la bendición es obtener poderes espirituales, dones extraordinarios o mágicos, para otros el sacrificio es para accesar el éxito en los negocios, unos buscan la espiritualidad; o el transmutar para ser una persona diferente y mejor, otros desean reinventarse para lograr la realización y felicidad personal. También tenemos corrientes cuya meta es la búsqueda de unir el cuerpo con el espíritu para hacerse uno con el universo. Todo lo anterior constituye el gran esfuerzo por el que el ser humano desea tener lo que los cristiamos llamamos bendición. Para nosotros sin embargo, para recibir esa bendición, debemos tener un carácter conforme al corazón de Dios, pues por la falta de carácter perdemos esa bendición que tanto hemos estado esperando. La falta de carácter produce la pérdida de valores, respeto, ética, principios y responsabilidad. Es falta de carácter el agredir a tu hijo o hija cuando tú sabes que sus manos son más pequeñas que las tuyas y que no tiene conciencia de lo que hace; es falta de carácter cuando tratas de sabotear a tu compañero en el trabajo porque hace las cosas mejor que tu; es falta de carácter cuando comes lo que no debes dándote cuenta que es perjudicial para tu salud; te falta carácter cuando te llenas hasta casi vomitar en una fiesta, cuando tomas el licor que te hace daño y pierdes la noción de tiempo y espacio; es falta de carácter cuando ves a la mujer o el hombre que no te pertenece; cuando no dominas tus ojos; falta de caracter cuando compras o ves revistas obsenas para masturbar tu mente; es falta de carácter el querer obligar a tu esposa o esposo a hacer sexo a la fuerza para satisfacerte a ti mismo (a) aun cuando él o ella no desee en ese momento porque ha trabajado mucho, está exausta por los niños o porque no se siente bien. Es falta de carácter la boca asquerosa que dice palabras o frases sucias para que la sociedad vea que eres el macho dominante; es falta de carácter cuando mientes para excusarte de algo que hiciste mal sabiendolo de antemano; y es falta de caracter cuando sabes que tú no puedes solo, que necesitas cambiar y mejorar, que necesitas ayuda y no la pides porque te falta caracter para reconocer tu debilidad. Y así por falta de caracter sigues hundiéndote en el lodo, esperando que alguien te saque por arte de magia cuando en tus adentros sabes que nunca va a ser así. Uno puede seguir pidiendole a Dios que le dé la bendición; llamese salud, casa, automovil, empleo, posición económica, honores, títulos o dinero pero no va a recibirla a menos que esté uno preparado, es decir a menos que tenga el carácter adecuado para poder conservarla. Una fortuna en un alcohólico o mujeriego no duraría, un puesto de responsabilidad a alguien que no ha querido sujetarse a autoridad y que ha sido un rebelde con sus superiores no es congruente, una jefatura en manos de alguien que sea injusto o maltrate a sus empleados lleva el negocio al fracaso. Un título a alguien que no se ha esforzado como estudiante es una herramienta en manos de un ignorante; es imposible que un adúltero o un engañador tenga paz en su hogar; un padre que no da buen testimonio no puede enseñar a sus hijos el buen camino; una persona negativa enferma a un equipo de trabajo. Y así tú mismo (a) puedes darte cuenta cómo la bendición puede perderse por falta de carácter. Dios conoce nuestras debilidades. Por esa razón nos hace pasar pruebas difíciles y desiertos para moldearnos y prepararnos como tierra fértil. Algunas personas tardan días, otros meses y otros años. Moisés pasó 40 años en el desierto después de huir de Egipto donde después de ser hijo de Faraón y tener basta autoridad, pasó a ser pastor de ovejas de un rebaño en tierra ajena. José, vendido por sus hermanos, fue a la cárcel: tras de ser esclavo era preso. Elías tenía un temperamento auto suicida. Daniel fue a tierra extraña, a pesar de su obediencia a Dios para ser formado. Y el mismo Señor Jesús fue probado y sometido al desierto. Antes de reclamar a Dios por la bendición que has estado esperando, toma un momento y piensa si tienes carácter para recibirla. Si estas palabras no son para ti, te felicito. Tienes carácter. Pero si por el contrario; te han puesto a meditar y has descubierto que te falta carácter, entonces: bienvenido al club. Como dije antes: no podemos solos. Hasta para hacer ayuno, dejar la cama caliente y levantarse en la madrugada a orar se necesita carácter, el único que nos puede ayudar es Dios a través de Cristo Jesús. Qué te parece si hacemos un trato, ya que estamos en el mismo club. Pongámonos de acuerdo: ve a tu habitación y cierra la puerta, yo voy a hacer lo mismo; una vez ahí pidámosle a Dios que nos ayude a tener carácter conforme a su voluntad y pídele al Señor Jesús que perdone tus pecados, entre en tu corazón y que viva su vida en ti de hoy en adelante. No esperes más. Yo iré a mi dormitorio a pedirle lo mismo. Estoy seguro de que la vida nos va a cambiar para bien. Dios promete en su Palabra: al que venga a mí no lo echaré fuera (Juan 6:37) Confía en él y él hará. El Señor te bendiga Un abrazo a la distancia Escrito por: Luis Gustavo Ramírez M. Renshi - Aikido Fuku Shidoin Nippon Seibukan Dojo Zen Nihon Sogo Budo Renmei (All Japan Budo Federation) Costa Rica Branch senseiluisgustavo@hotmail.com www.obrerofiel.com. Se permite reproducer este material siempre y cuando no se venda.