.) Galo Plaza , y su epoca ' .... ~. Carlos de la Torre y Mireya Salgado, editores Galo Plaza , y su epoca FLACSO 11 UAI.U 1'1 AlA IAS."t ) @ De la presente edición: FLACSO, Sede Ecuador la Pradera E7- J74 YDiego de Almagro Quito - Ecuador Telf.: (593-2 ..) 323 8888 Fax: (593-2) 3237960 \Y\Y\v. flacso.org.ec Fundación Galo Plaza Lasso Carlos Monrúfa r 356 y Quiteño Libre Quito .. Ecuador Telf.: (593-2-) 225 0780 I 243 4006 fgpl@uio.s3tnet.net www.bordadoszulera.com J5BN: 978-9978-67..] 54-2 Diseño de porrada e interiores: Antonio Mena Imprenta: RisperGraf C.A. Quito, Ecuador, 2008 ) 3. edición: abril, 2008 Índice Presentación 7 Agradecimienros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Introducción Carlos de /11 Torre y Mireyll Salglldo Populismo y liberalismo: (dos formas de entender y vivir la democracia? Carlos de /11 Torre 11 29 La normalidad excepcional. Una panorámica de la política económica del Gobierno Plaza Lasso (1948-1952) Patricio LópezB. 61 Galo Plaza Lasso: la posibilidad de leer el paradigma desarrollista desde una apropiación reflexiva Mireyll SlIlglldo 117 Rosa Lema y la Misión cultural ecuatoriana indígena a Estados Unidos: turismo, artesanías y desarrollo Mercedes PriNO 157 Presentación El texto que presentamos es probablemente el primer esfuerzo sistemáti­ co por estudiar desde las ciencias sociales a Galo Plaza y su tiempo. La figura del ex presidente ecuatoriano encarna un momento importante de transformación de la política y economía ecuatorianas. Los autores y autoras aquí reunidos, al estudiar las distintas dimensio­ nes de la vida de Galo Plaza, sus facetas liberal, desarrollisra o moderniza­ dora, ayudan a comprender, más allá del mito o estereotipo, la significa­ ción histórica de la figura política. La Fundación que lleva el nombre del ex presidente y Flacso Ecuador conjuntamente emprendieron la investigación que da origen al libro para conmemorar los 100 años de nacimiento de Galo Plaza. Ambas institu­ ciones se complacen en presentar este texto y aspiran a que el mismo con­ tribuya a un mayor entendimiento del Ecuador en el siglo XX, así como de las realidades que vivimos en el momento actual. Avelina Crespo P. Fundación Galo Plaza Lasso Adrián Bonilla Director FLACSO - Ecuador 7 Agradecimientos Los editores agradecen a la Fundación Galo Plaza Lasso y en especial a Avelina Crespo Plaza por el apoyo y el entusiasmo en la elaboración de este libro. Introducción Carlos de la Torre Mireya Salgado Un libro sobre Galo Plaza es pertinente no sólo por el interés en su figu­ ra que coincidió con la celebración de los cien años de su nacimiento en el 2006,1 sino por la escasa producción académica reciente sobre lo que de manera general podría llamarse su época. A diferencia de la importancia del estudio de finales de los años 1940 }' de las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado en el desarrollo de las ciencias sociales ecuatorianas, sobre todo por los debates sobre el rol de los hacendados y de las luchas campesinas en la transformación del agro y acerca de los tacto res que posi­ bilitaron la estabilidad política que duró entre 1948 y 1961, en la actua­ lidad hay muy pocos trabajos sobre este perlodo.' En este libro nos centramos en algunas problemáticas para entender la época de Plaza y a la vez para plantear preguntas para investigaciones futu­ ras. Nos concentramos en el análisis de la relación del liberalismo de Plaza con el populismo de Vclasco Ibarra y de Concentración de Fuerzas Po­ pulares. También estudiamos la economía política de su gobierno (1948­ 1952) que sentó las bases para el modelo desarrollisra, Analizamos sus ideas Vcr la reciente biogr¡lfía de Galo Plata escrita por Valerla Coronel }' ~lirc}'a Salgado (2006), el libro de fOlografía, cdirado por Avelhla Crespo (2006) }' el Iihro de recuerdos de Pepé Carrión (2UU6). 2 L.!> excepciones son el trabajo de Coronel }' Salgado (2006); el estudio de las comunidades indí­ gcna. de Salcedo de Williall\ Warer. (2007); el esrudio de Kim Clark (2UU7) sobre el parernalls­ 11\0. el Estado }' los indígcna,; el libro de Sreve Srritler (1002) sobre la Unired Fruir Company, el Esrado }' la. lucha. populares }' el arrículo de Ilcrnán (barra (20U6) sobre I;IS relaciones del Partido Socialista con el gobierno de Galo Plaza. 11 Carlos de la Torre y Mireya Salgado de desarrollo y cómo su proyecco de modernización se basó en una nego­ ciación entre propuestas locales y el rol de las nuevas agencias de desarrollo de la posguerra. Estudiamos los diferentes proyeccos de indigenismo que se dieron en esta época y cómo algunos indígenas otavaleños aprovecharon esra coyuntura histórica que los valorizó para las artesanías y el turismo. Esta Introducción está dividida en cuatro secciones. Primero se hace una breve reseña biográfica de Galo Plaza. La segunda sección discute los principales debates de las ciencias sociales que se dieron en corno a su fi­ gura y gesrión. La tercera resume las contribuciones de los ensayos que constan en esre libro. La última sugiere algunas pregumas para futuras in­ vestígaciones. Plaza un liberal del siglo )()(J Galo Plaza provenía del encuentro de los poderes más influyentes en la política ecuatoriana de la época. Nacido en 1906 en Nueva York. era hijo de Leonidas Plaza, cosreño y liberal que había luchado junto a Alfaro y quien como presidente (1901-1905 Y 1912-1916) había sentado las bases de la secularización y el Estado laico y de Avelina Lasso, descendiente de encomenderos de tiempos de la conquista e hija de uno de los principa­ les terratenientes conservadores de la sierra centro norte del Ecuador. Vi­ vió desde niño el exilio de su padre y la virulencia que caracterizaba el panorama político ecuatoriano. Fue educado en e! laicismo -uno de los estandartes de lucha de! liberalismo- y vivió entre el Ecuador y los Esta­ dos Unidos. Galo Plaza heredó y administré las numerosas haciendas de la familia desde conceptos ligados a la modernización agrícola de la revo­ lución verde, junto a su papel de patrón de grandes comunidades de hua­ sipungueros y arrimados en e! sistema precarista de producción que impe­ raba en e! campo ecuatoriano. Plaza incursionó en la política como ministro de Defensa Nacional. Oriente y Depones en 1938. durante el gobierno liberal de Mosqueta Narváez. En 1945 fue nombrado embajador en Washingcon por José 3 Ver las biografías de 1'137., de Albornoz (1988) }' Coronel }' Salgado (2006). 12 Introducción María Velasco lbarra. Plaza aprovechó su embajada para construir una imagen del Ecuador en el mundo y de América Latina como región a tra­ vés de sus contactos con la sociedad local y diplomática de la capital nor­ teamericana. Utilizó hábilmente los medios de prensa norteamericanos y aprovechó su amistad con los hermanos Rockefeller, especialmente con Nelson, para esas fechas Secretario de Estado Adjunto para América Latina. Concretamente, su amistad con los Rockefeller contribuyó a que participara activamente en la reconfiguración de las relaciones internacio­ nales de la posguerra a partir del paradigma dcsarrollisra y de la convic­ ción en la necesidad de la cooperación técnica entre norte y sur. Uno de los escenarios en donde se definieron las relaciones inrerame­ ricanas en esa época fue la Conferencia lnteramericana sobre los Proble­ mas de la Guerra y la Paz celebrada en México en febrero de 1945. Plaza destacó como figura clave en la negociación y el establecimiento de los acuerdos del "Acta de Chapulrcpec", con la cual se dio inicio a la Organi­ zación de Estados Americanos (OEA). Dentro de los mismos esfuerzos por construir una geopolítica mundial que diera bases para la paz, se con­ vocó en abril de ese año a la Conferencia de San Francisco para la Organi­ zación General Internacional, lo que más adelante sería la Organización dc las Naciones Unidas. Con el antecedente de México, el grupo de 20 naciones latinoameri­ canas fue el más sólido en lo que a posiciones comunes, solidaridad y acuerdos se refiere. Mientras la conferencia sesionaba, la paz mundial iba tomando cuerpo. La percepción era que se hacía posible un diálogo inter­ nacional horizontal entre los países industrializados y los países pobres. San Francisco y la carta de fundación de la ONU abrían una era de opriI 4 Ademds de Nelson, I'la7.a mantenía amistad con David Rockefcller )' orros miembros del clan. Nelson )' David eran parte de una de las familias m,;, ricas e influyentes de los Estados Unidos. Nieros de John Rockcfellcr, fundador de la Standard Oil -qu<: más adelante daría lugar a la ExxonMohil-. y de una de la. entidades .1<: fIIamropía má. imporranres )' duraderas de Norrearnérica. Nelson empieza 5lI carrera en los negocios familiares y en organiaaclcnes filanrré­ picas )' culrurales. Después de recorrer Améric.l Latina haciendo iuvestígacioues culrurales y pro­ moviendo I:IS ventaja. de la democracia, fue nombrad" director del Departamento de Asuntos [nteramericanos en el gobierno de Roosevelr (I 940-\ 944). En 1947 funde; la lnremacional Rasic Economy Corpornrion, !BEC. pard promover el desarrollo económico de varios lugares del mundo a través del conocimienro técnico )' cicntiflco, 13 Carlos de la Torre y Mireya Salgado mismo respecto a la convivencia, la autodeterminación y la solidaridad internacional. Galo Plaza fue elegido presidente de la República en 1948 y ejerció la presidencia durante el periodo establecido constitucionalmente, es decir hasta 1952. Inició un proceso de larga duración que introdujo al país en la racionalidad desarrollista (Pareja Diezcanseco, 1956; Salgado, 1995). Durante su gobierno se visualizó, en el contexto de la posguerra, que el papel del Estado debía centrase, con políticas planificadas y de largo pla­ zo, en la lucha contra la pobreza, en la modernización yen el crecimien­ to económico. Estas políticas se articulaban con el proyecto norteamericano por construir una hegemonía que enfrentara la amenaza comunista, esfuerzo que se concretó, entre otras formas, a través del Punto IV del presidente Truman, vinculado con el inicio del paradigma desarrollisra y del pensa­ miento cepalino.' Esta transformación del escenario de acción del Estado significó también la superación del conflicto decimonónico entre Estado laico y Estado confesional. A fines de los años 1940, mientras EEUU se consolidaba como país política y económicamente hegemónico en Occidente y buscaba aliados en el tercer mundo, Ecuador vivía un proceso acelerado de inserción en el mercado mundial. En ese contexto, Galo Plaza participó del esfuerzo por construir una alianza hemisférica que se asiente en el principio de sobera­ nía política, es decir, de una equivalencia formal entre estados nacionales a pesar de las profundas diferencias estructurales. Desde ese espíritu nacen por ejemplo la OEA y la ONU, en cuyos orígenes y posterior evolución Plaza estuvo involucrado. Uno de los pilares de su gestión internacional fue la defensa, en el contexto de la Guerra Fría, de la democracia liberal frente a opciones de izquierda radical, pero también fue vigilar el compor­ tamiento de los estados fuertes. Cuando terminó su periodo presidencial, Plaza volvió a sus activida­ des privadas. Además de sus responsabilidades en las haciendas, participó 5 Estamos hablando de un periodo de posguerra en el que loma cuerpo el 1'1.111 Marshall para la reconstruccién de Europa. la lucha contra el subdesarrollo a través de insrirucioues agrupadas en torno a la ONU paralelamente, el crecimiento de una enorme plaraforma militar para hacer frenre al poderío soviético. r. 14 Introducción en numerosas conferencias en universidades norteamericanas y en diver­ sas asociaciones y organismos de cooperación. Fue vicepresidenre de la "Asociación Nacional de Planificación" de la Fundación Ford para dirigir programas de investigación y de transferencia tecnológica en América Latina. Escribió en estos años, junto con Sracy May (May y Plaza, 1958), jefe de la delegación del IBEC en el Ecuador, una investigación sobre la Unired Fruit en Cenrromérica, lo que implicó visitas conrinuas a la región y cuyo resultado fue un libro que sus rivales utilizaron para tildarlo de aliado de las multinacionales estadounidenses. En la segunda mitad de la década de los años 1950, Galo Plaza arran­ có una inrensa agenda como consultor y mediador de las Naciones Unidas. En 1958 fue llamado por el Secretario General de la Organiza­ ción como jefe de la comisión mediadora en el conflicto del Líbano. En 1958 también fue invitado por la CEPAL para elaborar el proyecto de un mercado común en América Latina, uno de los proyectos económicos que más le preocupó. En esta experiencia trabajó de cerca con el economista chileno Raúl Prebisch, secretario general de la CEPAL, y otros economis­ tas destacados de la región. En 1960 participó nuevamente en las elecciones presidenciales y fue derrotado por Velasco Ibarra. Terminado este periodo de participación polírica nacional. Plaza volvió a ser requerido por el Secretario General de la ONU para mediar en el conflicto suscitado en el Congo Belga. Al día siguiente de su independencia se había desatado una guerra civil, situa­ ción que fue aprovechada por Bélgica para volver a instalarse en la que había sido su colonia. El Consejo de Seguridad de la ONU formó una fuerza inrernacional para forzar la retirada de ese país europeo. Plaza su­ pervisó ese delicado proceso, y anre él, las fuerzas belgas se retiraron defi­ nitivamente del país africano. Con un importante prestigio como mediador inrernacional, Plaza fue llamado en 1964 como representante del Secretario General para mediar en el conflicto entre Chipre y Grecia. En 1965, algunas personalidades lo propusieron como candidato al Nobel de la Paz. El premio fue entregado a la Organización de las Naciones Unidas por los éxitos en las mediacio­ nes internacionales. En 1968 fue elegido Secretario General de la OEA 15 Carlos de la Torre y Mireya Salgado Durante la década de Jos años 1960, Plaza participó en algunas de las estrategias contrarrevolucionarias en América Latina, a través de su parti­ cipación en el IBEC y en la Fundación Rockefeller. Así, por ejemplo, par­ ticipó de una misión para fundar escuelas rurales en Chile como parte de un programa de desarrollo que frenara el avance del Partido Comunista." En las décadas de los años 1970 y 1980, Plaza se convirtió en una figu­ ra que representaba a nivel nacional ecuanimidad y claridad política. Su trayectoria internacional lo había puesto en un lugar externo a las luchas internas. Se convirtió en una especie de guardián de la democracia y orientador en conflictos internos. En el proceso de retorno a la democra­ cia de fines de los años 1970, fue presidente del Tribunal Supremo del Re­ feréndum. Lo seguían llamando a participar en misiones de la OEA y la ONU relacionadas con la estabilidad democrática. Su opinión en estos años fue tornándose más frontal y crítica al constatar que los ideales de relaciones internacionales horizontales y soberanas, así como los princi­ pios de solidaridad económica internacional iban diluyéndose frente al unilareralisrno estadounidense. En 1982, Galo Plaza organizó con otras personalidades lo que fue conocido como "Diálogo Interamericano". Convocaron a intelectuales de diversas áreas, banqueros, industriales y políticos para discutir los problemas que enfrentaba América y plantear posibles soluciones.' El 28 de enero de 1987, Galo Plaza murió a raíz de una afección cardíaca. Plaza: elpoderde los terratenientes y la estabilidad políticade 1948 a 1961 Dos debates fueron fundamentales en el desarrollo de las ciencias sociales ecuatorianas: las transformaciones agrarias sobre todo del campo serrano 6 La información subre las múltiples actividades en las que incursionó Plaza reposan en los archi­ vos de la Fundación Galo Plaza Lasso. L~ revisión exhaustiva de la gestión regional e internacio­ nal de Plaza no ha sido emprendida aún. Es un trabajo pendiente que permitiría comprender mejor los procesos complejos del siglo XX en relación con la historia del Ecuador. 7 Plaza identificaba esos problemas como: la deuda externa, el problema de las guerras civiles en Cenrroaménca y el fortalecimiento de la democracia (entrevistas de audio 1986). 16 Introducción y las relaciones del caudillismo o populismo velasquista con la democra­ cia. La figura de Plaza como terrateniente modernizante y como político liberal fue central en estas discusiones. Inspirándose en los debates marxistas sobre si el desarrollo de las fuer­ zas productivas o si las luchas de clase son el motor de la historia, los investigadores de FLACSO-Ecuador de los años ochenta debatieron apa­ sionadamente sobre el rol de los hacendados y de los campesinos en las transformaciones del agro serrano en los años sesenta y setenta." Mientras que para Osvaldo Barsky (I984), los terratenientes modernizantes y con espíritu empresarial como los hermanos Plaza Lasso fueron el motor de las transformaciones agrarias, para Andrés Guerrero (1983) la transforma­ ción se explica por la lucha de clases entre campesinos indígenas y hacen­ dados que se dio en una determinada coyuntura política nacional e inter­ nacional. Barsky vio en los hermanos Plaza Lasso a los agentes de la mo­ dernización que voluntariamente entregaron los huasipungos a sus traba­ jadores, liberándose del peso económico de mantenerlos en tierras bajas y sentando las bases para relaciones de producción capitalistas basadas en el salario. Andrés Guerrero cuestionó la visión histórica y la interpretación de Barsky demostrando cómo las luchas campesinas, que a veces buscaban que se mantengan las relaciones tradicionales de reciprocidad desigual entre terratenientes y campesinos indígenas. fue el factor que limitó y a veces im­ pulsó el reformismo desarrollista de los hacendados modernizantes. El segundo debate buscó explicar el fenómeno del velasquismo y la debilidad de las instituciones de la democracia liberal. A través de los dis­ cusiones sobre las causas del velasquismo, sus bases sociales, los mecanis­ mos que articularon su liderazgo y de su discurso se analizaron las carac­ terísticas de la democracia en el país y las dificultades de instaurar insti­ tuciones y procedimientos democráticos liberales." La importancia de Pla­ za radica precisamente en que fue visto como la antinomia del populismo velasquista y como la figura política que representaba un estilo liberal-de­ mocrático. Al ser el prototipo de la estabilidad democrática, Plaza se vol­ 8 9 Manuel Chiriboga (1988) resume los debutes agrarios desde los años sesenta hasta los años ochenta }' recopila los tCXIOS más influyenres. Vcr los textos recopilados en Burhano }' de la Torre (1989). 17 Carlos de la Torre y Mireya Salgado vió central en los debates sobre las condiciones que posibilitaron dicha estabilidad a mediados del siglo pasado, y en la forma en la cual los cien­ tíficos sociales entendieron las características del sistema político y las for­ mas de hacer política. A diferencia del periodo previo que fue de una profunda inestabilidad política, entre 1948 y 1961, el Ecuador vivió doce años sin golpes de esta­ do, se dieron cuatro elecciones relativamente limpias y se sucedieron los cuatro gobiernos electos en las urnas. Revisando los análisis de los cientí­ ficos sociales sobre este periodo se encuentran cuatro posibles aproxima­ ciones para entender la estabilidad democrática. Agustín Cueva (l988 [1972]) señaló que la principal razón de la esta­ bilidad radicó en la coyuntura económica provocada por el incremento de las exportaciones y por el crecimiento del PIB. Si bien en un trabajo pos­ terior argumentó que el auge bananero no provocó mecánicamente esta estabilidad, sino que fue de la mano con la generalización del modo capi­ talista, la transformación de los señores feudales de la sierra en burgueses y la incorporación de la clase media al sistema, la razón que explica en última instancia esta estabilidad "desarrollisra" es la economía (Cueva, 1983). El problema con la interpretación de Cueva es su determinismo que concibe a la política como derivada de lo económico y su visión dog­ mática que descalifica como burguesas y, por lo tanto, como engañosas a las innovaciones políticas que se dieron durante esta época. Además, su explicación pasa por alto que Plaza gobernó, al menos durante la prime­ ra etapa de su mandato, en una coyuntura de crisis económica que fue exacerbada por los desastres naturales. En este sentido, el trabajo de Pa­ tricio López incluido en este volumen cuestiona las interpretaciones me­ canicistas de Cueva y demuestra como Plaza pese a la inestabilidad eco­ nómica logró mantenerse en el poder y sembrar las condiciones para el boom económico que se dio a finales de su período. Una segunda interpretación sobre la estabilidad democrática puede derivarse del libro de Roben Norris, El Gran Ausente. Basándose en la his­ toriografía tradicional para la cual la política se basa en las luchas, reyer­ tas y conspiraciones de los grandes hombres, Norris (2004) escribió una biografía política rigurosa aunque convencional de Velasco lbarra, Para entender el tercer velasquismo, que es el único periodo en el que el cau­ 18 Introducción dillo terminó su mandato y contrarrestarlo con los periodos en que no los pudo concluir, Norris analizó las reyertas y las conspiraciones de los polí­ ticos. Velasco no cayó durante su tercera presidencia porque fracasaron las conspiraciones en su contra y porque sus opositores no pudieron ponerse de acuerdo en cómo dar un golpe de estado. Para Norris, la política no se basa ni en las instituciones que constri­ ñen o facilitan ciertas prácticas, ni en los intereses de clase. Más bien se explica por los amores y los odios, las envidias y las alianzas frágiles entre personajes con grandes egos. Si bien la hipótesis de Norris debe ser estu­ diada, pues es necesario analizar la política como un campo no derivado de 10 económico y en el que los egos y las acciones de los políticos son im­ portantes, su análisis es demasiado volunrarisra. Las acciones de los polí­ ticos se dan dentro de determinados contextos institucionales y socioeco­ nómicos que las limitan. El reto para el análisis es tomar en cuenta las ac­ ciones de los políticos pero dentro de los marcos institucionales y socioe­ conómicos que constriñen o facilitan sus acciones. Como lo señala Mar­ tín Tanaka (2001), en coyunturas críticas los procesos políticos están abiertos a desenlaces diversos por lo que es fundamental estudiar las accio­ nes de los políticos y de otros actores, pero sin descuidar los límites para la acción de las instituciones y las relaciones de poder. Patricio Quevedo (2004) presenra una tercera inrerpreración. Señala que la estabilidad democrática se explica por la Consrirución de 1946, sobre todo por "las normas prácticas de la cotidiana y trabajosa operación de la maquinaria estatal". Dos artículos de esta constitución, el 179 y el 80 crearon el Consejo Nacional de Economía (CNE) y otorgaron al pre­ sidenre la facultad de emitir decretos leyes de orden económico si ello fuese requerido por el CNE. La posibilidad de que un grupo colegiado dirija la economía y la posibilidad del presidente de gobernar sin recurrir a los largos trámites de leyes en el congreso donde se dan las trabas, las demoras, la corrupción y los cambios de camisera permitieron que Plaza, por ejemplo, siente las bases para el boom bananero. Rafael Quintero y Érika Silva (1991, II: 75-150) explican la esrabili­ dad política durante este periodo por la creación de un ripo de democra­ cia restringida y una manera particular de funcionamiento del sistema político. Enrre 1944-1963 surgió el régimen de partidos políticos. Éste se 19 Carlos de la Torre y Mireya Salgado caracterizó por la importancia de las maquinarias electorales más que por partidos ideológicos, por su carácter regional y porque "desde su propia constitución este sistema partidista ecuatoriano expresó la tendencia, hasta el presente, de inestabilidad partidista, débil partidismo y fracciona­ miento partidista con coaliciones inestables" (1991 II: 77). Si bien se dio una expansión del electorado del 9.5 por ciento en 1948 al 18 por ciento en 1960 y éste se incrementó de manera dramática en Es­ meraldas: 892 por ciento, Los Ríos: 610 por ciento, El Oro: 300 por cien­ tO y Guayas: 285 por ciento; este sistema siguió siendo excluyente (Quin­ tero y Silva, 1991 II: 78; 116). Durante todo este periodo se prohibió el voto de los analfabetos, medida que excluyó a los más pobres de la ciudad y del campo así como a los indígenas y a los afrodescendientes. Además, se limitó el número de votantes mediante la obligación de renovar la ins­ cripción en cada elección, con los requisitos de residencia para votar y con las multas y sanciones a quienes no sufragaban (Quintero y Silva, 1991 II:114-115). La democracia que se estableció durante este periodo fue de carácter restringido. Se excluyó a una gran proporción de la población del derecho al voto. En palabras de George Blanksren (1951: 74), "la estructura del electorado ecuatoriano tiene leyes diseñadas para obligar a que los hom­ bres "blancos" voten y para prevenir que lo hagan las grandes masas de la población -indios, cholos, monrubios y negros-.' "Las batallas entre los "blancos" por lo general se cristalizan en líneas persona listas y regionales, las diferencias ideológicas, por lo general, son un factor menor. La victo­ ria es típicamente breve y quienes ganan presiden gobiernos inestables e inciertos" (Blanksren, 1951: 170). Si bien durante el periodo de Plaza se respetaron los derechos civiles, éste no fue necesariamente el caso en los regímenes velasquisras durante los cuales, los derechos de expresión y asociación fueron irrespetados. Además se dejó intacto el poder de los terratenientes que según varios autores constituyen el grupo menos favorable a la extensión ya la conso­ lidación de la democracia (Rueschemeyer, Srephens y Srephens, 1992). Es así que si bien se dieron procesos de modernización de algunos sectores de los rerrarenientes de la sierra, el poder de esta clase, que explotaba a los campesinos a través de regímenes de producción que requerían gran can­ 20 Introducción tidad de trabajadores retribuidos con una combinación de salario y traba­ jo semi-forzado, siguió sin ser tocado por el Estado. Plaza y su época Los trabajos de los investigadores de la FLACSO-Ecuador recogidos en este volumen buscan indagar con mayor profundidad en algunos aspec­ tos de la época de Galo Plaza que no han sido suficientemente analizados. Carlos de la Torre estudia los conflictos entre Plaza y los populistas como la confrontación entre dos estilos y formas de hacer política. Si bien Plaza en su retórica y praxis respetó los derechos de asociación y expre­ sión, su liberalismo no se asentó en relaciones sociales de igualdad entre individuos, sino en un tejido social en el cual grandes sectores de la pobla­ ción estaban sujetos a la dominación patrimonial de los hacendados. Además, el discurso democrático fue utilizado por algunos seguidores de Plaza para diferenciar entre los ciudadanos que tenían derechos y obliga­ ciones y los sectores que fueron descalificados como no preparados aún para ejercer sus derechos ciudadanos. Esta diferenciación entre los ciudadanos legítimos y las poblaciones sin derechos de ciudadanía fue vivida como una afrenta por los sectores popu­ lares urbanos y rurales. Muchos se sintieron identificados con las glorifica­ ciones al pueblo de los líderes populistas. Donde los "demócratas" encon­ traron a la chusma y al hampa, los populistas del velasquismo y del CFP encontraron los verdaderos valores nacionales y populares y a los baluartes de la auténtica nación. Los populistas ganaron estas confrontaciones y a diferencia de los liberales no crearon instituciones que garanticen el respe­ to de los derechos ciudadanos. Tampoco se erigieron instituciones para procesar las demandas de la sociedad yel líder populista ofreció su figura como la encarnación del pueblo. En ausencia de instituciones y sin un estado de derecho que regule las relaciones entre los ciudadanos, los meca­ nismos parernalisras del intercambio clienrelar y del voto por mesías reden­ tores fueron los canales desde donde se ejerció la dominación política. Patricio López analiza las orientaciones y contenidos de la política eco­ nómica del gobierno de Plaza y las circunstancias, factores y estilo de ges­ 21 Carlos de la Torre y Mireya Salgado tión que orientaron su política. El trabajo de López da prioridad al análi­ sis institucional de la economía política. Destaca cómo la Constitución de 1946, al posibilitar que el Consejo Nacional de Economía sea el instru­ mento a través del cual se ejecuten y avalen los decretos de ley de emer­ gencia del ejecutivo, permitió que el manejo de la economía pueda esca­ par de las presiones políticas y sea manejada por el equipo técnico de! pre­ sidente. También señala que la Ley de régimen monetario que dictó la Junta Monetaria, cuerpo director de la política monetaria, permitió la autonomía del Banco Central. La política económica de Plaza responde a la forma en que una gene­ ración entendió la gestión económica. Ésta se basó en la vindicación de la técnica como alternativa a la política tradicional, el impulso a la idea de desarrollo económico y a la visión optimista de que el nuevo orden geo­ político mundial permitiría la modernización y la implantación de la democracia liberal. López destaca como Plaza fue parte de una generación que compartió estas ideas siendo parte de ella Clemente Yerovi Indaburu, Carlos Julio Arosemena Tola, Teodoro A1varado Olea y Guillermo Pérez Chiriboga, entre otros. El estudio de López cuestiona e! mito de Plaza como e! único ges­ tor del milagro bananero y demuestra cómo su política privilegió la producción y exportación arrocera hasta 1949. Posteriormente. se op­ tÓ por e! apoyo a la producción bananera, producto que ya se exporta­ ba. Este fomento fue aprovechado por la United Fruit que había ad­ quirido la hacienda Tengue! en 1934 y por exportadores nacionales como Luis Noboa que fundó la Exportadora Bananera Noboa en 1946. Durante e! periodo de Plaza, además, se conformaron algunos de los grupos económicos más importantes del país: el grupo de No­ boa Naranjo que se benefició de la producción y sobre todo de la ex­ portación arrocera y bananera y el grupo de Antonio Granda Centeno. Mireya Salgado analiza el proyecto desarrollisra de Plaza Y de su cír­ culo de colaboradores. A diferencia de quienes ven el desarroJ1ismo como una imposición neocolonial de los países de! Norte, demuestra como los actores locales negociaron sus agendas y proyectos. Esto implica una mi­ rada más compleja sobre el escenario internacional de la posguerra, tradi­ cionalmente visto como un campo de fuerzas entre los Estados Unidos y 22 Introducción las grandes potencias. Así, el desarrollisrno es visto no como una impo­ sición, sino una negociación entre desiguales que buscaron avanzar sus agendas específicas. Salgado argumenta como en un tiempo de homoge­ nización en torno a los conceptos de democracia y desarrollo, estudios específicos pueden mostrar los matices y diferencias introducidos desde diferentes localidades. En ese sentido se aproxima al periodo presidencial de Plaza como un tiempo de apropiación del paradigma desarrollísra des­ de un espacio nacional que se presenta como interlocutor político y cul rural, Mercedes Prieto estudia las diferentes visiones y cambios en los imagi­ narios de los "blancos" sobre los indígenas, a finales de los años cuarenta y principios de los años cincuenta. Analiza los significados múltiples de la figura de Rosa Lema, indígena oravaleña de Peguche que encabezó la Mi­ sión cultural ecuatoriana indígena que viajó a Miami y Nueva York entre noviembre y diciembre de 1949. La figura de Lema tuvo varios conteni­ dos. Fue la figura central en la etnografía de la antropóloga norteamerica­ na Elsie Parsons quien la describe como una figura excepcional yen pro­ ceso de aculruración, pues tiene sirvientes y envía a sus hijos e hijas a la escuela. Para el gobierno de Plaza, la figura de Rosa Lema simbolizó a los indí­ genas como un destino turístico que promovió en el exterior. Esta visión se basó en la exaltación de las habilidades manuales de los otavaleños, en el supuesto origen de Lema como princesa indígena yen la imagen míti­ ca del Ecuador como un país democrático y libre de racismo donde los indígenas estaban plenamente integrados. Estas ideas de la integración in­ dígena son analizadas por Prieto como parte de las estrategias de las elites de extender la ciudadanía a los indígenas luego de la derrota con el Perú en 1941. Se ciudadanizó a los indígenas a través de su integración al mer­ cado, de los debates sobre su posible integración a la comunidad política y de la reevaluación de los indígenas en la prensa y por parte de algunos intelectuales nacionales. 23 Carlos de la Torre y Mireya Salgado Temas parafuturas investigaciones Este libro revisita las décadas de mediados del siglo pasado, que si bien fueron el centro de importantes investigaciones han estado casi olvidadas en los últimos años. Argumentamos que el estudio de esta etapa es crucial para entender las prácticas políticas que han dominado el país hasta la ac­ tualidad. Los discursos populistas que rnaniqueamenre confrontan el pue­ blo contra la oligarquía han sido los mecanismos para confrontar a las eli­ tes tradicionales y han tenido más eco en la población que otros discur­ sos políticos. El predominio del populismo ha ido de la mano con la débil institucionalización de la política en el país y con prácticas políticas no institucionalizadas como el clienrellsmo. Si bien se ha avanzado en el estudio de la política a nivel nacional, fal­ tan estudios sobre las respuesta de los sectores populares tanto a las aper­ turas populistas como a las del régimen liberal de Plaza. Nos parece fun­ damenta/ estudiar cómo distintos sectores populares utilizaron las divisio­ nes de las elites y las fracturas del Estado para lograr sus intereses. El tra­ bajo de Steve StrifAer (2002) demuestra como los campesinos de Tenguel utilizaron las aperturas de los velasquismos inspiradas en el nacionalismo y en la glorificación del pueblo para presentar sus demandas en contra de la Uníred Fruit Company. Kirn Clark (2007) analiza cómo los campesi­ nos de Píntag utilizaron sus contactos con caciques velasquistas y con el presidente Velasco para exigir salarios en contra de los arrendatarios de las haciendas de la Beneficencia. Estos análisis contrastan con otros trabajos que demuestran cómo ciertos terratenientes utilizaron su amistad con Ve­ lasco y su círculo íntimo para reprimir las demandas campesinas. El texto de Mercedes Prieto analiza la forma en que ciertos sectores de comerciantes y artesanos indígenas de Otavalo utilizaron las oportunida­ des del gobierno de Plaza para buscar una ciudadanización a través de la integración al mercado. ¿Qué ocurrió con otros sectores populares? ¿Uti­ lizaron la tolerancia de su gobierno y la retórica de la democracia para plantear sus demandas? ¿Cuáles fueron las relaciones entre las propuestas de la izquierda sobre cómo integrar a los indígenas con los proyectos que buscaron su integración a través del mercado? ¿Hasta qué punto los indí­ genas articularon visiones propias en la Federación Ecuatoriana de Indios 24 Introducción y dentro del Partido Comunista? ¿Fue la FEI, como lo sostienen algunos investigadores (Rivera, 2003), un ejemplo de ventrilocuismo de los secto­ res blancos y mestizos hacia los indígenas o, como lo señalan Otros (Becker, 2007), existieron posibilidades y espacios para que éstos encuen­ tren su voz y articulen sus demandas? Un segundo tema que debe investigarse es el liberalismo de Plaza y de su círculo de amigos y colaboradores. ¿Cuáles fueron las rupturas de este liberalismo con el de sus predecesores del Partido Liberal Radical? ¿Se ar­ ticularon liberalismos populares que utilizaron la retórica de la democra­ cia, la ciudadanía y los derechos? ¿Existieron diferentes interpretaciones de estos términos o se aceptaron los discursos de los líderes del nuevo libe­ ralismo? Un tercer tema es la cuestión agraria. El debate Barsky-Guerrero ha quedado abierto y debe ser retomado a partir de nuevas preguntas. El pro­ yecto desarrollisra y modernizador de Plaza gira en torno a la agricultura. Plaza, frente a otros países latinoamericanos que apuestan a la industriali­ zación y urbanización, defiende el carácter agrícola del país y da prioridad a esa esfera para el desarrollo dedicando el 72 por ciento de la inversión total de su gobierno. ¿En qué medida la modernización del campo y de la estructura de tenencia de la tierra fue impuesta desde arriba o fue produc­ to de las tensiones internas de la hacienda? ¿Cómo se articulan el papel del Estado, la Alianza para el Progreso. los terratenientes, los campesinos or­ ganizados y Jos huasipungucros en el proceso de transformación? ¿Cómo se interpreta la reformulación de pactos propios de la economía moral por parte de los terratenientes en el proceso de modernización? Al interior de la hacienda serrana hay elementos en juego que van más allá de la modernización de las relaciones y las demandas productivas. La complejidad del espacio agrario requiere análisis que incorporen matices y que tengan en cuenta las tensiones y las obligaciones culturales, sociales y morales que atravesaban el espacio de la hacienda. En este análisis pen­ diente es fundamental hacer una aproximación comparativa entre expe­ riencias de modernización desde arriba, como el caso de la hacienda Zu­ lera de Plaza y otros casos en que la transformación se dio a partir de la presión campesina. En el antiguo territorio de los caranqui-cayambe, no sólo se encuentra la hacienda Zulera contigua a las otras haciendas de Pla­ 25 Carlos de la Torre y Mireya Salgado za, Topo y Angla, sino también la emblemática hacienda Pesillo, que per­ teneció a la Asistencia Pública y fue administrada por arrendatarios. En esa hacienda, los indígenas huasipungueros en rebelión, entre cuyos líde­ res estaban Jesús Gualavisí y Dolores Cacuango, generaron una transición histórica fundamental entre la servidumbre y la organización del primer sindicato campesino de la sierra; establecieron alianzas con la izquierda sindical y desarrollaron proyectos de educación que contrastan con los de iniciativa patronal, como fueron los de Plaza. Referencias Albornoz, Miguel (1988). Galo Plaza, ecuatoriano universal. Quito: Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión. Barsky, Osvaldo (1984). La RefOrma Agraria Ecuatoriana. Quito: Corpo­ ración Editora Nacional. Becker, Marc (2007). "Srare Building and Ethnic Discourse in Ecuadors 1944-1945 Asamblea Constituyente." En Kim Clark y Marc Becker, eds., Higbland Indians and the State in Modern Ecuador. Pittsburgh: Uníversiry of Pittsburgh Press. Pp. 105-120. Blanksren, George (I 951). Ecuador: Constitutions and Caudillos. Berkeley: Universiry of California Press. 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