II. Una mirada a la ética. Juramento Hipocrático. FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2007; 11(2) Fernando Ruiz Rey. Psiquiatra Raleigh, North Carolina U.S.A. PALABRAS CLAVE: Juramento Hipocrático, Ética, Ética médica, Filosofía. El conocimiento de las enfermedades y su tratamiento acompañan al ser humano desde el comienzo de la humanidad. En tiempos primitivos este conocimiento estaba fundamentalmente basado en las creencias religiosas y los procedimientos médicos se realizaban en el contexto del culto y de lo sagrado. En las grandes civilizaciones del mundo antiguo se perfila más claramente el papel del médico y con ello comienzan a emerger normas sociales más específicas para regular el ejercicio de la medicina; cabe destacar el Código de Hammurabi (1800 AC) en Mesopotamia, que establece remuneraciones y penalidades para la actividad quirúrgica y, muy particularmente, el Juramento Hipocrático en la Grecia Antigua. Se considera a Hipócrates como el padre de la medicina, con él se abandonan las explicaciones religiosas tradicionales de los problemas médicos y se inicia el estudio natural del origen de las enfermedades y de sus tratamientos. Sin embargo, a pesar de que Hipócrates se convirtió en una figura emblemática para la medicina occidental, poco se sabe de su vida personal. Hipócrates (460 BC-380 BC) fue un médico griego con aguda capacidad de observación que ejerció en la pequeña isla de Cos en la costa del Asia Menor. Con él se inicia una escuela de pensamiento médico naturalista que se extendió por numerosos años. De acuerdo a las investigaciones recientes, los participantes de esta tradición hipocrática son los verdaderos responsables de la composición del Corpus Hippocraticum y del Juramento Hipocrático; se considera que ninguno de estos escritos proviene de la mano de Hipócrates. (1) El Corpus Hippocraticum es un conjunto de doctrinas heterogéneas contenidos en sesenta textos escritos por distintos miembros de la tradición hipocrática, entre los años 430 y 200 antes de Cristo. Es esta una verdadera biblioteca médica que incluye libros de anatomía y tratados teóricos como “Sobre la naturaleza del Hombre”, en donde se encuentra la conocida doctrina de los cuatro humores: bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema que deben mantener una proporción adecuada para asegurar la salud, en caso contrario surgen enfermedades. Esta teoría explica los distintos temperamentos de las personas y una variada patología médica; tuvo una considerable influencia en la medicina europea por varios siglos. Otros libros que han pasado a ser considerados clásicos en la literatura médica son: “Epidemias” y “Sobre la enfermedad sagrada”, de interés es el libro sobre “Articulaciones” que incluye ilustraciones. Los “Aforismos” es otra obra hipocrática de reconocido valor en la literatura médica universal. Es interesante destacar que en esta colección de tratados se encuentran recomendaciones para la creación de la ficha médica para asegurar la mantención y utilización de la información médica pertinente al tratamiento del enfermo. (2. 3) Se desconocen las circunstancias que llevaron a establecer el Juramento Hipocrático. Tampoco se sabe si esta declaración corresponde a un ideal teórico o a una práctica real; el contenido del documento apunta más a los deberes de los profesionales que a los derechos que pudieran tener por el conocimiento y práctica de su arte, pero se ignora qué fuerza legal tenía este compromiso. De hecho existieron en la sociedad griega médicos practicantes empíricos encargados de la atención de esclavos y destituidos, y médicos ‘científicos’ para los estratos altos de la sociedad. Es importante recordar los términos de este histórico documento: Juro por Apolo el médico, por Esculapio, Higía y Panacea, y por testimonio de todos los dioses y diosas cumplir de acuerdo a mi capacidad y juicio con el siguiente juramento: Estimar como a mi padre aquellos maestros que me enseñaron este arte, compartiendo mis bienes con ellos y, cubrir sus necesidades si fuera necesario; cuidar sus hijos como propios, enseñarles este arte si quisieran aprenderlo, sin ningún costo o estipulación, utilizando preceptos, conferencias y otros modos de instrucción. Participar el conocimiento del Arte a mis hijos, a los de mis maestros y a los discípulos que me sigan bajo estipulación y juramento de acuerdo a la ley de la medicina, y a nadie más. Seguir los regimenes que de acuerdo a mi capacidad y juicio considero de beneficio para mis pacientes y evitar cualquier cosa que sea dañino y malo. No dar medicina mortal a nadie aunque lo pida, ni insinuar tal consejo. No dar ningún pesario a ninguna mujer para producir aborto. Vivir y practicar el Arte con rectitud y pureza. No cortar a ninguna persona que sufra de cálculos, sino que lo dejaré para aquellos hombres que practican ese trabajo. En cualquier casa que entre, lo haré para el beneficio del enfermo, y evitaré cualquier acción voluntaria dañina o corrupta, y me abstendré de seducir a mujeres u hombres, libres o esclavos. No divulgaré nada que no deba ser esparcido que vea u oiga de la vida de los hombres en conexión o no, con mi práctica profesional considerándolo secreto. Mientras mantenga este Juramento sin violaciones, que se me de el gozo de vivir y de practicar el Arte, respetado por todos los hombres, en todo tiempo. Pero si quiebro y violo este Juramento, que me acontezca lo contrario. La primera parte del Juramento señala los deberes del pupilo con su maestro y enfatiza la adhesión a las normas que deben guiar la actividad médica. Así mismo, revela la exclusividad del grupo médico bajo este compromiso. La segunda mitad del documento se refiere a los deberes éticos del médico desde el punto de vista técnico y al respeto al paciente y sus familiares, incluyendo la confidencialidad. Las normas éticas explícitas en este Juramento como: el compromiso solemne ante la divinidad trascendente, el reconocimiento y agradecimiento a los maestros extendido a acciones prácticas y, muy especialmente, el compromiso a una acción profesional que rechaza intervenciones contrarias a la vida (aborto, eutanasia y suicidio) lo convierten en un documento que trasciende las circunstancias culturales inmediatas que le dieron origen y, permite adaptarlo e integrarlo con facilidad con los principios cristianos que van a fraguar el mundo occidental. Se puede afirmar que el Juramento Hipocrático se va a reescribir en diversas lenguas y con diversas variaciones en el curso de la historia del Occidente. Sin embargo, es curioso constatar algunas incongruencias en el Juramento Hipocrático. De partida, las estipulaciones del documento no corresponden con las costumbres actuales de las sociedades en que se proyectó, la griega y luego la romana; así por ejemplo, se estipula la prohibición del aborto, y este se practica corrientemente en esas comunidades. Pero, resulta aún más sorprendente la contradicción interna que presentan los hipocráticos, por una parte el Juramento condena la cirugía y, por otra, describen en el Corpus Hypoccraticum, numerosas técnicas quirúrgicas. Estas contradicciones hacen más difícil las interpretaciones del Juramento Hipocrático; es importante señalar que se debe evitar caer en el error de hacerlo desde las concepciones éticas contemporáneas emergentes de situaciones culturales e históricas muy diferentes. Esta situación con las dificultades de interpretación del documento, ilustran que para intentar comprender el significado del Juramento, y de cualquier código de ética, se debe proceder con un análisis cuidadoso de las condiciones culturales en que se gestan. Desgraciadamente se desconocen las circunstancias concretas en las que se gestó el Juramento Hipocrático, de modo que resulta difícil conectar en forma precisa el origen del documento con alguna de las corrientes filosóficas culturales de la época. Sin embargo, el estudio de los escritos hipocráticos y del documento mismo, indican la influencia de al menos dos tendencias intelectuales: el naturalismo y el pitagorismo. La palabra griega “physis”, traducida al latín por “natura”: “naturaleza”, se encuentra en la literatura griega con diversos sentidos, sin embargo, de acuerdo a Ferrater Mora (4, Physis: 2779-80), al menos, dos significaciones son pertinentes para los presocráticos. Una, según este autor:”…designa algo que tiene en sí mismo la fuerza del movimiento por el cual llega a ser lo que es en el curso de un “crecimiento” o ”desarrollo”’, es decir, designa la realidad misma, en cuanto algo primario y permanente, lo que constituye todo cuanto hay: la naturaleza. El otro significado de “Physis” designa el proceso de “nacer” o “emerger” desde el ser mismo que emerge y nace. De este modo, el concepto de “physis” se refiere a lo que hay y a su emerger de sí mismo. El Juramento Hipocrático revela de partida una influencia jónica -región donde surgieron los filósofos de la naturaleza-, ya que está escrito en esa lengua y no en dórico como correspondería a la isla de Cos. Según Jaeger (5:280;785), el progreso del conocimiento de la naturaleza y el desarrollo de una técnica empírica entre los jonios, influyó en los médicos de la época a realizar estudios del cuerpo humano, y con estas observaciones comienza a generarse una concepción de la naturaleza de la corporalidad. La preocupación de los filósofos de la naturaleza jonios por buscar la causa natural a todo efecto y, concebir un orden general y necesario en todas las cosas, es lo que permite a los médicos superar lo simplemente empírico e iniciar la medicina natural, construyendo teorías y categorías a partir de la observación cuidadosa. Según Jaeger, con los médicos se produce una revolución antropocéntrica, de la cosmología especulativa de la filosofía natural, se pasa a la naturaleza humana que se puede observar y conocer directamente, constituyendo una base firme para conocer la realidad. La medicina se convierte así, en un arte consciente y metódico, por eso Hipócrates sostiene que son los médicos los que pueden enseñar a los filósofos de la naturaleza, lo que ésta es y, cómo funciona. (5:408). Posteriormente, los pensadores griegos van a extender esta concepción natural del cuerpo y de su funcionamiento a la totalidad de la vida del hombre, incluyendo el alma. El concepto médico de la physis humana considera las relaciones de las partes y el todo, la mezcla y la armonía y proporción de todos los elementos del organismo; es esta proporcionalidad lo que constituye la salud. Pero el cuerpo humano y su armonía están en relación con la naturaleza en cuanto totalidad, por eso la obra hipocrática Sobre los vientos las aguas y las regiones, recomienda al médico estudiar estos elementos naturales y, el clima, para entender las perturbaciones que provocan en la proporción y armonía del organismo, esto es, las enfermedades. El conocimiento de las relaciones descritas es entonces fundamental para poder prescribir el ‘régimen’ adecuado que asegure la mantención de la armonía del cuerpo y vivir en estado de salud, y también para corregir las perturbaciones y lograr la curación; la prescripción de un régimen pertinente, incluye la dieta y las formas de vida. El médico debe respetar la armonía corporal (naturaleza sana) en sus relaciones adecuadas con la naturaleza total e intervenir sólo para ayudar a que la naturaleza misma corrija las alteraciones (naturaleza enferma). La teleología de la medicina -y de la biología en general- comienza a emerger: funciones biológicas orientadas a un fin: la proporcionalidad o salud. Ilustra esta concepción el aforismo hipocrático (#29): “Ni la saciedad, ni el hambre, ni cosa alguna que exceda de lo que la Naturaleza quiera, es bueno”. Esta posesión del verdadero conocimiento de las leyes de la medicina en las que se basa el arte hipocrático, se asocia según Jaeger (6:55-56) con lo religioso, en el sentido de participar de la ‘verdad escondida’ de la naturaleza que conecta con la divinidad máxima. El médico está de este modo, iniciado en los ‘sagrados misterios’, y se distingue así del charlatán y del lego ignorante. Jaeger (5:793) cita del Nomos hipocrático: “Las cosas consagradas sólo se revelan a los hombres consagrados; se halla vedado revelárselas a los profanos, mientras no se hallen iniciados en los misterios del saber.” El Juramento Hipocrático señala con claridad la exclusividad con que se debía mantener la posesión del conocimiento del arte y el celo con que se debía trasmitir sólo a los iniciados (fundamentalmente familiares); un secretismo y privilegio que contribuyó al paternalismo médico de los siglos posteriores; sin embargo, hay que tener presente que los médicos griegos, se preocuparon también de difundir aspectos generales de su ciencia en el público educado de la época. Desde esta perspectiva se puede entender que el Juramento Hipocrático enfatice la preservación del conocimiento del arte médico y asegure que se trasmita a los discípulos que se comprometen a cumplir con las leyes de la medicina, incluyendo la prescripción de un régimen adecuado y la abstención de intervenciones dañinas y mortales, también el aborto y el suicidio, que atentan contra el dinamismo básico de la naturaleza. La prohibición de la cirugía en el Juramento Hipocrático, puede considerarse como sólo parcialmente consistente con la actitud naturalista de no intervención, evitar prácticas forzadas y extemporáneas que atenten en contra del movimiento propio de la naturaleza humana, que por su propia teleología se dirige a la proporcionalidad y armonía, o sea, al reestablecimiento de la salud. Pero como ya se ha señalado, esta prohibición es contradicha en los escritos del Corpus Hippocraticum; los estudiosos de este documento sugieren que esta estipulación antiquirúrgica puede ser de influencia pitagórica. Pitágoras (532 AC) y sus seguidores consideraban que la relación descubierta entre la altura de un sonido y el largo de la cuerda de la lira que lo producía, era una relación de tipo matemática y revelaba una armonía. La idea de armonía se convierte en fundamental para el pensar pitagórico y se extiende de la música a toda la realidad, incluyendo al cuerpo humano; la función de la medicina consiste, desde esta perspectiva, en ayudar a reestablecer la armonía cuando ha sido perturbada en la enfermedad. (4:2790) En esta concepción se puede apreciar una coincidencia con las ideas hipocráticas que enfatizan la armonía de los elementos naturales como esencia de lo sano. (6:810,829) Pero, es la creencia pitagórica de que la vida radica en la sangre y, la prohibición de derramarla, lo que ha inducido a pensar que la censura de la cirugía en el Juramento Hipocrático es de influencia pitagórica. (1. 7:5) El Juramento Hipocrático es evidentemente un documento de carácter moral en cuanto prescribe y prohíbe ciertas conductas al médico en el ejercicio de su profesión. El estudio de estos aspectos de la conducta humana corresponde a la Ética o Filosofía Moral. Esta disciplina intelectual nace precisamente en la Grecia Antigua. Pero, claro está, las normas que regulan la conducta humana y la praxis médica, son tan antiguas como el hombre mismo. Las ideas morales y las actitudes morales de todos los pueblos, no implican todavía una disciplina reflexiva de los sistemas éticos, en otras palabras, la teoría moral o ética no inventa la moralidad, sólo la estudia. (4, Ética: 1142) Los principios éticos que conforman las normas morales de un pueblo se anclan firmemente en la concepción que tenga del hombre, de la sociedad y del mundo. En el caso del Juramento Hipocrático, podríamos decir que el ‘principio ético’ que apoya las normas morales expresadas en el documento, radica en el obrar médico de acuerdo al conocimiento que se tiene de la naturaleza corporal en relación con la totalidad de la naturaleza. Incluso, las normas de conducta frente a los familiares y al enfermo mismo, podrían pensarse como una manera de asegurar la mejor cooperación del medio natural humano, para el restablecimiento de la armonía natural, base de la salud. La excelencia o virtud del actuar del médico es curar y prevenir las enfermedades buscando en la naturaleza, las causas y efectos y, así poder intervenir con el debido respeto a la teleología natural. El Juramento Hipocrático muestra una explícita preocupación y respeto por el enfermo y sus familiares, pero no se puede afirmar que el valor absoluto de la persona humana (por ende de todos los seres humanos) constituye el principio fundamental que apoya las normas éticas estipuladas; este valor tampoco se trasluce en la sociedad griega en general, que no sólo contaba con esclavos, sino que también recurría a la exposición de los niños no deseados a los elementos de la naturaleza (muerte). La igualdad de todos los seres humanos es un principio ético ausente en el mundo greco-romano. Los principios éticos que impregnan el Juramento Hipocrático no están basados en primera instancia en preceptos religiosos, a excepción de la prohibición de la cirugía, aborto y suicidio asistido que podrían provenir de la influencia mística pitagórica. La influencia de la concepción de la naturaleza influye fuertemente en el arte de la medicina y en el código que nos preocupa. La excelencia o virtud del médico es central en el Juramento Hipocrático, por lo que resulta relevante hacer una pequeña revisión de lo que los griegos pensaban acerca del tema de la virtud. Bibliografía 1. Hippocrates. University of Virginia Health System. Health Sciences http;//www.healthsystem.virginia.edu/internet/library/historical/artfacts/anticua/Hippocrates.cfm/ Library. 2. Hipócrates. Wikipedia. en.wikipedia/wiki/Hippocrates/ 3. La medicina Hipocrática. Apuntes Historia de la Medicina. Htpp://escuela.med.puc.cl/publ/HistoriaMedicina/HipocraticaCuestion.html Universidad Católica de Chile. 4. Ferrater Mora J. Diccionario de Filosofía. Edición actualizada, Editorial Ariel, 2004 5. Jaeger, Werner (1962) Paideia: los ideales de la cultura griega. Segunda Edición. Fondo de Cultura Económica. México – Buenos Aires 6. Jaeger Werner (1961). Early Chrystianity and Greek Paideia.The Belknap Press of Harvard University Press. 7. El arte hipocrático. Apuntes sobre Historia de la escuela.med.puc.cl/paginas/publicaciones/HistoriaMedicina/Hi Nota. Las traducciones del inglés han sido realizadas por el autor. Medicina. Universidad Católica de Chile.