PROMETEO Y EL ORIGEN DE LA HUMANIDAD La parte de la mitología que explica cómo aparecieron los primeros seres humanos se denomina ANTROPOGONÍA ( ánthropos, “hombre”; gonía, “origen”). Los griegos a diferencia de los cristianos no tenían una explicación única para el origen de los hombres. Existían diversos mitos que contaban la aparición de determinadas “razas” de hombres, pueblos o fundadores de dinastías reales míticas, y sus orígenes eran de lo más variado. El principal mito antropogónico griego es el de Prometeo y Pandora, y explica, no cómo aparecieron los primeros seres humanos, sino por qué a partir de cierto momento los hombres cayeron en desgracia y fueron condenados a llevar una existencia miserable. EL SACRIFICIO DE MECONA La aparición de los primeros hombres que poblaron la tierra se remonta hasta el reinado de Crono. Esta primera población humana era una raza con muchos privilegios, pues los hombres de entonces apenas se distinguían de los dioses salvo por el hecho de la muerte. Los primeros hombres no envejecían, no conocían las enfermedades ni las guerras, no debían trabajar para conseguir el sustento (que la Tierra les proporcionaba de manera natural) y ni siquiera sufrían con las pasiones o los deseos, pues aún no existían las mujeres. Vivían en una especie de paraíso terrenal y eran muy queridos por los dioses, que continuamente bajaban a la Tierra para celebrar banquetes y mezclarse con ellos. Al llegarles la hora de la muerte, los hombres se dormían en un plácido sueño y se convertían en genios benéficos. A esta primera generación humana, tan dichosa, Hesíodo la denominó RAZA DE ORO (en la literatura latina se utilizó también la expresión “edad de oro”). Cuando Zeus alcanzó el poder, delimitó las funciones de cada dios. Pero no le pareció bien al nuevo monarca del universo esta confusión en que vivían dioses y hombres. Para separarlos, Zeus recurrió a un método sutil: encargó a Prometeo que sacrificara un buey y organizara un festín, al que asistirían, como de costumbre, mortales e inmortales. Prometeo sacrificó un buey y lo partió en dos mitades: pero en una de ellas colocó las partes más suculentas del animal, envueltas en la repugnante piel del vientre; en la otra juntó los desperdicios, las vísceras y los huesos de la res, y camufló todo ello para que pareciera un bocado apetitoso. Cuando por fin se reunieron los hombres y los dioses para el banquete (que tuvo lugar en la ciudad mítica conocida como Mecona, de difícil localización), correspondió a los dioses elegir parte en primer lugar y Zeus, en su nombre, escogió la que parecía más suculenta. Aquel banquete de Mecona se convirtió en una humillación para los dioses, que apenas pudieron probar bocado, mientras los humanos disfrutaban con la suculenta parte que les había tocado. Desde entonces, en los sacrificios a los dioses los hombres se quedan con la mejor parte de la víctima. Pero a partir de ese momento, los dioses se separaron definitivamente de los hombres y los abandonaron a su suerte. Para mitigar un poco el mal que indirectamente había ocasionado a sus protegidos, Prometeo robó del Olimpo una chispa del fuego sagrado de los dioses y se la regaló a los hombres. 1 LA TINAJA DE PANDORA Pero Zeus descubrió también este nuevo engaño de Prometeo y decidió imponer un castigo definitivo, tanto al dios como a sus protegidos, los humanos. A Prometeo lo condenó a permanecer encadenado en el Cáucaso mientras un buitre le devoraba las entrañas. Y para castigar a los hombres, encargó a su hijo Hefeso que modelara con barro un nuevo ser, a semejanza de las diosas, y ordenó a los otros dioses que concedieran a esta criatura un don cada uno: por eso a esta primera mujer la llamaron Pandora (“la que tiene todos los dones”). Por mediación del dios Hermes, Pandora fue envidada a la Tierra junto con una tinaja cerrada, regalo de Zeus para Epimeteo. Prometeo, antes de separarse para cumplir su castigo, había advertido a su hermano de que no aceptara ningún regalo de los dioses. Pero Epimeteo es irreflexivo –como su propio nombre indica- y, al ver la hermosura de la joven Pandora, se olvidó de las recomendaciones del otro y aceptó en su casa a la mujer y a la tinaja. Hermes, un dios muy cercano a los mortales, les recomendó a Epimeteo y a Pandora que nunca abrieran la tinaja. Durante algún tiempo, Epimeteo y Pandora vivieron felices y enamorados. Pero la curiosidad de la mujer y su capacidad de persuasión (dos de los dones divinos de Pandora), terminaron por convencer a Epimeteo para que abriera la misteriosa tinaja. Al destaparla, se extendieron por la faz de la Tierra todos los males de la humanidad que la tinaja contenía: el hambre, el trabajo, la miseria, las mentiras, la discordia, las guerras, las pasiones, la enfermedad y la vejez. Definitivamente había acabado para los hombres la edad de oro. Horrorizados por lo que habían hecho, Epimeteo y Pandora volvieron a tapar la tinaja, aunque ya era demasiado tarde. Aún se oía dentro del recipiente una vocecita que pedía que la dejaran salir. Los jóvenes no sabían qué hacer, pero la voz era tan dulce, que al final los convenció. En el fondo de la vasija permanecía la Esperanza, lo único que les queda a los hombres en medio de tanta miseria. DATOS DE INTERÉS → Una versión aún más misógina del mito (incluida en la Teogonía de Hesíodo) consideraba que los males de la humanidad no comenzaron con la apretura de la tinaja, sino un poco antes, cuando se fabricó a la primera mujer: pues según la mentalidad campesina de este poeta, las mujeres consumen sin producir y además agotan al varón con sus deseos y exigencias. →PROMETEO: es un hermano de Atlas, hijo del Titán Jápeto. Es una divinidad muy astuta y posee sabiduría oracular (su nombre se interpretaba como “el que piensa antes de obrar”, “el reflexivo”). Después de la derrota de los Titanes no quiso permanecer en el Olimpo (aunque él no había participado en la lucha) y se fue a vivir con los hombres en compañía de su hermano pequeño, EPIMETEO (cuyo nombre 2 significa “el que piensa después de actuar”). Prometeo se convirtió en el principal protector de los mortales. → LA MAL LLAMADA CAJA DE PANDORA: el mito de Pandora aparece recogido por primera vez en un poema épico de Hesíodo conocido como Trabajos y días. Tanto en este poema como en el resto de las obras de la Antigüedad que tratan este mito siempre se emplea la palabra pithos, que designa una tinaja de barro, algunas veces muy grande, enterrada en el suelo de la despensa de las casas griegas y destinada a contener trigo, aceite u otros productos. Parece que la traducción como “caja” (que en griego se dice pyxis y designa a un pequeño recipiente, utilizado normalmente como joyero) se debe a un error que cometió en el siglo XVI el humanista Erasmo de Rotterdam cuando tradujo por primera vez este texto del griego. →MISOGINIA: se denomina así el odio a las mujeres. De los términos griegos misos, “odio” y gyné, gynaicos “mujer”. Del primer compuesto deriva también la palabra misantropía (“el odio a la humanidad”), cuyo antónimo es filantropía (philos, “amigo, querido”). INVESTIGACIÓN 1. ¿Con qué personajes bíblicos se pueden relacionar Epimeteo y Pandora? Razona tu respuesta y aporta el texto en el que te has basado. 2. Relata también el momento bíblico que hace alusión a la creación del universo y compáralo con el griego. 3. Reflexiona sobre la misoginia en nuestra cultura. Utiliza los textos que ya conoces para sostener tu tesis. 3