26 C E B O L L A S talos anchos, redondeados y enteros \ los esteriores mucho mayores y disminuyendo progresivamente conforme se acercan al centro de la flor. Esta debe ser de figura aovada,ensanchada y redonda en su base, y elevada en su centro. Los pe'talos han de estar empizarrados, ó sea recubriéndose unos á otros por su base desde la circunferencia al centro, pero colocados con tal orden que no se hallen demasiado juntos ni amontonados, ni tampoco muy separados; y deben estar mas bien derechos q i e caídos, para manifestar mejor de éste modo la hermosura y brillo de sus colores y matices. Los colores oscuros, los muy brillantes, color de fuego, amarillos, y los matizados y fajados con listas de diversos colores ocupan el primer lugar entre los escogidos, principalmente si están mezcladas con simetría sus fajas de color de fuego, amarillas, blancas , moradas y naranjadas. Las flores moteadas ó matizadas con puntos y manchas de colores diversos, y las que tienen su centro verde, ó de otros colores vivos y contrapuestos, son igualmente apreciables. Se aproximan muchas veces las flores del ranúnculo en la forran á las de la clavellina, á las cuales llevan ventaja por la delicadeza de sus colores. Hay algunos ranúnculos con olor, y son mas estimados por esta circunstancia. Las castas de ranúnculos se conservan de veinte á treinta años con vigor; pero pasado dicho tiempo, comunmente degeneran de la misma manera que queda esplicado en las anemones. Siembra. Los ranúnculos se multiplican por las raices secundarias, que nacen de la raiz ó cebolla principal, y también por sus semillas. De raiz se propagan mas fácilmente, florecen las plantas con mas brevedad, se mantienen las variedades sin degenerar, y es el único medio que queda para la multiplicación de las plantas de flor doble, y de todas aquellas que no dan semilla. Por semilla se adquieren todas las nuevas variedades, que abundantísimamente aparecen todos los años en los semilleros. No dan su flor hasta la segunda ó tercera verdura; y á pesar de ser el único método de obtener nuevas castas, son pocas las que reúnen las calidades y circunstancias propias de uu ranúnculo de verdadero méri-