Las Polaridades P - Instituto de Terapia Gestalt

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CURSO DE FORMACIÓN DE
TERAPEUTAS GESTALT
Material de Consulta del Taller:
PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜÍSTICA (PNL)
LAS POLARIDADES
Autor/a:
Raquel Ros
Psicóloga Clínica /Terapeuta Gestalt
Directora del Programa de Formación Infantil y Adolescentes del ITG
Material revisado y editado por: Pierina Moreno
Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
TTaabbllaa ddee CCoonntteenniiddoo
Pág.
I. Resumen ……………………………………………………………………………………………………
4
II. Justificación …………………………………………………………………………………………….…
6
III. Objetivos ……………………………………………………………………………………………………
8
3.1 Objetivo General .....................................................................................
8
3.2 Objetivos Específicos ...............................................................................
8
IV. Antecedentes de las polaridades .....................................................................
9
4.1 La filosofía oriental ..................................................................................
9
4.2 Las polaridades en la literatura ................................................................
10
4.3 Las polaridades en el psicoanálisis ...........................................................
11
V. Las polaridades .............................................................................................
14
VI. Las polaridades en la obra de Fritz Perls ..........................................................
16
VII. Las polaridades en la Terapia Gestalt ..............................................................
19
7.1 Algunas polaridades en el trabajo gestáltico ..............................................
27
7.2 Teoría del conflicto ..................................................................................
27
7.3 Conflicto intrapersonal .............................................................................
28
7.4 Teoría paradójica del cambio ...................................................................
29
7.5 Conflicto interpersonal ............................................................................
30
VIII. La técnica para el trabajo con polaridades .......................................................
31
8.1 La silla vacía ...........................................................................................
31
8.2 El perro de arriba y el perro de abajo .......................................................
32
8.3 Otras formas de trabajar las polaridades ..................................................
37
IX. Referencias Bibliográficas ...............................................................................
39
Revisión Nº: 1. Marzo de 2009
Manuel Ramos
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X. Anexos ………………………………………………………………………………………………………
41
Anexo 1. Percibir Fuerzas Opuestas (Experimento 2) .......................................
41
Anexo 2. Artículo: Polaridades y Estilos de Personalidad en Psicoterapia
Gestáltica .......................................................................................
45
Anexo 3. Artículo: Equilibrio en las Relaciones ..................................................
48
Anexo 4. Artículo: ¿Cómo usamos nuestras emociones? ...................................
51
Anexo 5. Artículo: El Desarrollo de la Identidad en su Plenitud ..........................
53
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RReessuum
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Según Perls (1973):
“Lo que queremos hacer en la Terapia Gestáltica es integrar todas las partes dispersas, alienadas y
desposeídas del sí mismo y hacer de la persona nuevamente, un todo entero. Una persona entera es
una persona que funciona bien, que puede confiar en sus propios recursos que puede reasumir su
propio crecimiento donde quiera haya sido que se quedo atascada"
Cuando se habla de polaridades, se habla de opuestos o contrarios, es decir, de dos polos de un
mismo continuo. Las polaridades o fuerzas opuestas son una de las formulaciones conceptuales
más importantes de la Terapia Gestalt. Sin embargo, las polaridades no son un invento de la
Terapia Gestalt, se tienen antecedentes de éstas en la naturaleza, en la Biblia, en la literatura y
como no en el Psicoanálisis, pero es gracias a la Terapia Gestalt que adquieren una importancia
fundamental en Psicoterapia.
El trabajo con polaridades se centra en lograr que la persona aumente su Darse Cuenta tomando
conciencia de cada una de las partes opuestas que conviven en su personalidad. No importa que
sean partes socialmente aceptables o no, desde la Terapia Gestalt, la idea es que la persona
pueda aceptar todo aquello que le pertenece. Una vez lograda esta toma de conciencia, se
procede a restaurar en ella, el contacto con las partes opuestas entre sí, de tal forma que éstas se
integren en su parte consciente. Esta forma de conciencia final con integración, permite a la
persona en el futuro, poder tomar decisiones y ejercer ella misma un mayor control sobre su
propia conducta.
Desde los inicios de la Terapia Gestalt aparecen las polaridades, aunque en las primeras obras de
Perls se utilicen más otros sinónimos como opuestos, dualidades, etc. En su obra Yo, Hambre y
Agresión, Perls plantea el pensamiento diferencial basándose en Friedlander quién sin utilizar el
termino Polaridad, hace un planteamiento fundamental basado en los opuestos. En las
trascripciones de los trabajos de Perls se observa como busca en las personas, la polaridad que no
esta utilizando en el momento. Desde este punto de vista, las polaridades se pueden relacionar
tanto con el conflicto intrapersonal e interpersonal como con la Teoría Paradójica del Cambio,
según Beisser citado por Fagan y Shepherd (1970), el cambio se produce cuando el individuo se
convierte en lo que es, no cuando trata de convertirse en lo que no es.
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Todos los seres humanos tienen todas las opciones, las usen o no. De este modo, el hecho de
saber que todo está dentro de cada uno, fomenta la comprensión personal y el permiso para ser y
sentir. Desde este planteamiento todo puede servir, no hay nada que sobre en el individuo, todo
puede ser utilizado en alguna situación. El saber que después del día viene la noche, que existe el
calor porque hay frío, ofrece una comprensión de la realidad como algo que fluye, algo con lo que
no hay que pelear, nada se gana ni se pierde todo es un proceso que va cambiando.
Acompañar al paciente en la integración de sus polaridades es un objetivo fundamental en la
Terapia Gestalt, de los trabajos de Perls podemos deducir como métodos esenciales la técnica de
La Silla Vacía y el experimento del Perro de Arriba y el Perro de Abajo.
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IIII.. JJuussttiiffiiccaacciióónn
Las polaridades son un concepto crucial en la comprensión de la teoría y la práctica de la Terapia
Gestalt. En muchos de los textos de Psicoterapia Gestalt, aparecen estudios o referencias a este
concepto, que aunque no es un invento de la Terapia Gestalt, adquiere una importancia
fundamental y unos matices diferenciados. Sin no se toma en cuenta las Polaridades es difícil
poder entender algunos aspectos fundamentales de la Terapia Gestalt y del trabajo de Perls.
Si hay algo llamativo en los trabajos de Perls (1973), es la idea de que la persona siempre tiene
otro recurso, siempre puede hacer algo diferente, aunque crea firmemente que esto es imposible,
Perls siempre piensa que se puede sacar la otra parte, es decir, la otra polaridad. Esta concepción,
en la que todas las personas tienen todas las capacidades, todas las características (las
consideradas buenas y las otras también), es algo novedoso y que cambia el enfoque de hacer
terapia buscando la aceptación, más que persiguiendo el cambio como bien enuncia Beisser citado
por Fagan y Shepherd (1970).
La integración de las polaridades es la vía que propone la Terapia Gestalt. El concepto de
polaridades, está unido al pensamiento diferencial que Perls (1942) toma de Friedlander y que es
una alternativa al pensamiento causa-efecto.
En este taller los alumnos tienen la oportunidad de hacer una reflexión personal, sobre su carácter
o sobre las polaridades que suelen usar y reconocer en sí mismos, así como también de descubrir
y experimentar aquellas características que rechazan o no suelen utilizar. Se trata de que puedan
tener la oportunidad de aceptar todas aquellas partes suyas que puedan ir descubriendo en el
transcurso del taller, teniendo en cuenta que todo lo que puedan descubrir sobre sí mismos es
aceptable y es bueno conservarlo, porque siempre hay una ocasión en que pueda ser necesario
utilizarlo. Todo es bueno para algo. En Gestalt nada sobra, no se rechaza nada, sólo se añade.
Este concepto y todo lo que lleva consigo la formulación y la comprensión de las polaridades, ha
significado un cambio de pensamiento para poder entender a los seres humanos. Entender este
concepto permite desplazar conceptos arraigados desde la infancia como: lo bueno y lo malo, lo
correcto y lo incorrecto e incluso lo saludable y lo tóxico, estas tres parejas de opuestos, estas tres
polaridades según lo que propone la Terapia Gestalt van perdiendo protagonismo. Lo cual permite
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situarse en un punto de mayor aceptación y menos critica y a la vez también ofrece la oportunidad
de confiar en los recursos que tienen todos los seres humanos.
También es importante el abandono del pensamiento causa-efecto y la introducción del método
diferencial. El descubrimiento de esta nueva filosofía, puede ocasionar una impresión de
tranquilidad y confianza personal en la vida misma.
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IIIIII.. O
Obbjjeettiivvooss
3.1 Objetivo General
Conocer la teoría sobre las polaridades, la cual tiene en cuenta una filosofía diferente basada
en el pensamiento diferencial en lugar del tradicional pensamiento causa-efecto y su
aplicación práctica en el trabajo terapéutico desde la Terapia Gestalt
3.2 Objetivos Específicos
•
Conocer el concepto de polaridades desde la Terapia Gestalt y su influencia en la teoría
Gestalt
•
Presentar las bases del pensamiento diferencial
•
Propiciar el descubrimiento de las propias polaridades de los participantes, con el fin de
fomentar una comprensión superior a la que ofrece el modelo cultural de: aceptable o
reprobable, en que se desenvuelven en su vida diaria
•
Promover el cuestionamiento y en su caso, reformular aspectos del carácter, en base a
la elección de polaridades, insistiendo en el principio de la flexibilidad
•
Enseñar diferentes formas de trabajo con las polaridades en Terapia Gestalt
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IIVV.. AAnntteecceeddeenntteess ddee llaass ppoollaarriiddaaddeess
Pensar según opuestos está profundamente enraizado en el organismo humano. La diferenciación
en opuestos es una cualidad esencial de la vida en si misma. Desde los tiempos bíblicos existen los
opuestos como polaridades: el bien y el mal, Dios y el Demonio. La naturaleza también es un
ejemplo de las polaridades: después del día viene la noche, después del invierno viene el verano,
todo se transforma, todo cambia, es una sola materia energía la que se va transformando.
4.1
Filosofía oriental
De acuerdo con Cleary (2005), en la filosofía oriental los opuestos están representados por el
Yin y el Yang. Este binomio del Zen se representa con un figura circular, donde la parte
negra representa la madre, el espacio, la oscuridad, el K’un en el I Ching. La parte blanca
simboliza el día, la luz, el Ch’ien, el hombre el tiempo, el creativo que también es conocido
como el activo o el principio del origen. De acuerdo con esto, las dos polaridades son: el
K’un (receptivo) y el Ch’ien (creativo).
El absoluto o tai chi, al diferenciarse, da lugar al universo separando los cielos (yin) de la
tierra (yang). Al diferenciarse una segunda vez, el tai chi genera las cuatro formas llamadas
los cuatro estados: El yin mayor, el yang mayor, el yin menor y el yang menor. Al
diferenciarse a su vez los cuatro estados dan lugar a los ocho trigramas del tai chi, que son:
Kun; Gen; Kan; Xun; Zhen; Li; Dui y Quian, que combinados en círculo da la figura del
Pakua.
No hay que confundir tai chi con tai chi chuan. El primero puede traducirse como el gran
último. El segundo como el gran último sistema de boxeo. El tai chi es el absoluto filosófico o
el Dios religioso. El tai chi chuan es un arte marcial cuya práctica permite conectar al
practicante con el tai chi.
Partiendo del cero (0) o absoluto, por la ley del cambio aparecen dos polaridades.
Estas dos polaridades, por la misma ley del cambio se polarizan a su vez. Dos de las cuatro
polaridades así obtenidas, se recombinan y regeneran el estado inicial del cero (0) o
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absoluto. Las otras dos polaridades se subdividen a su vez. Esto no debe entenderse como
un proceso de creación, sino como una forma de manifestación.
El universo cambia continuamente, no solo crece, sino que se expande. El tai chi, es
recreado continuamente, esto provoca la expansión del universo. Pero, hay que tener en
cuenta nuevamente que esta descripción, no es la de un proceso con principio y final. Todas
las manifestaciones del tai chi existen simultáneamente. Toda la infinita expansión del tai chi
se ha hecho ya.
Este conocimiento es milenario, y de alguna manera representa el equilibrio en el Universo.
Un Universo que oscila entre contraerse y expandirse para mantenerse cohesionado. Dentro
de esta filosofía se considera a Yin la Energía, a Yang la Consciencia, y al equilibrio entre
ambas la Creación.
Es una manera muy sencilla de explicar que la energía por si sola es poco lo útil que puede
hacer a menos que la dirija la Conciencia. Y la Conciencia por sí sola, poco puede dirigir a
menos que la energía pueda plasmar esas ideas en realidades. Pero entre ambas pueden
crear trabajando en equipo equilibradamente.
Según Castanedo (1983), un proverbio Zen ilustra el empleo de las polaridades cuando dice:
Si algo no lo encuentras vete a buscar a tu no buscar.
Otra polaridad que la filosofía oriental mantiene es que para llenarse primero hay que
vaciarse. Según Perls citado por Castanedo (1983): primero hay que perder la cabeza para
llegar después a los sentidos; sufrir la propia muerte y después renacer es doloroso.
4.2
Las polaridades en la literatura
Las Polaridades aparecen en los cuentos populares, cargados de una simbología que es la
expresión clarísima de los opuestos en la persona. Estos han sido estudiados por Bettelheim
(2006) y por Von Franz (2006). Según ambos autores, en los cuentos de hadas todos los
personajes están polarizados, representan así nuestras dualidades y nuestra búsqueda de la
integración.
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Pero si hay una obra literaria importante relacionada con las Polaridades es sin duda El
extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson. De esta obra habla Fritz
Perls (1942): la novela de Stevenson no ejemplifica exactamente el tema de la polaridad sino
la disociación patológica de la personalidad, es como dice Perls una verdadera disociación, es
el doble en sentido estricto. Perls (1975) comenta nuevamente este cuando afirma:
"El ejemplo clásico de representar roles es el Dr. Jekyll y Mr. Hyde o las tres caras de Eva. En
ambos casos se está más allá del comportamiento de “cómo si”. Ambos casos indican una
verdadera disociación. Ambos casos son diferentes de la dicotomía que se ve corrientemente,
por ejemplo en el empleado de banco que se comporta congraciativo en el trabajo y como un
tirano en casa".
4.3
Las polaridades en el Psicoanálisis
Freud (2007) habla de tres polarizaciones: Sujeto-Objeto, Placer-Displacer, ActividadPasividad. Hay en la obra de Freud un dualismo fundamental que permite explicar el
conflicto, la oposición entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte, Eros y Thanatos,
Aunque quizás la polaridad u oposición más presente y conocida en la teoría de Freud sea la
de Consciente-Inconsciente.
El antecedente fundamental de las polaridades en Psicología es sin duda Carl Jung y su
psicología analítica. La primera y más evidente polaridad que aparece en la obra de Jung es
según Boeree (1998), la teoría sobre los elementos estructurales de la personalidad, entre
los que se opone persona a sombra y anima a animus. Mientras que anima es el lado
femenino inconsciente en un hombre, animus es el lado masculino inconciente en una mujer;
la persona es el rol social, es decir, lo que procura ser ante sí mismo y ante los demás, y la
sombra es la parte inconsciente de la personalidad en la que hay rasgos y actitudes que
conscientemente se tienden a rechazar. El propio Jung citado por Abrams y Zeweig (1994)
afirma:
“La función insuficientemente diferenciada y la actitud poco desarrollada son nuestra parte de
sombra. Aquellas disposiciones primordiales que por razones morales, éticas o cualesquiera,
se mantienen reprimidas por hallarse en contradicción con nuestros principios conscientes….a
todo individuo síguele una sombra, y cuanto menos se halle esta materializada en su vida
corriente, tanto más oscura y densa será”.
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De acuerdo con lo anterior, se destaca que este autor cita las polaridades cuando se refiere
a los arquetipos culturales. Según Jung (1974), los arquetipos es la suma de componentes
estructurales del inconsciente colectivo del individuo, una forma universal de pensamiento o
idea que contiene elementos de emociones, estas emociones surgen en forma simbólica de
los sueños, en los trastornos mentales, la fantasía o la imaginación activa.
Al hablar de arquetipo, Jung (1974) elige el demonio como antagónico de Dios, al niño lo
sitúa en contraste con el héroe, a la madre que quiere al niño, la polariza con la madre que
odia al niño. Todas estas características contradictorias existen en el hombre como facetas
que forman parte de su personalidad. Además los elementos psíquicos básicos negados por
la persona a nivel consciente, tienden a desarrollarse en el inconsciente, todo esto ocurre
igual que una sombra tiende a reflejar lo que no es real. Jung (1974) considera que la
personalidad contiene en esencia tendencias bipolares como: introversión-extroversión,
pensar-sentir, sensación-intuición, masculino-femenina. De este modo, las tensiones creadas
por los elementos conflictivos son la verdadera esencia de la existencia, sin tensiones no
existiría la energía en el ser humano.
Para Jung (1974), el contraste entre las fuerzas psíquicas racionales (conscientes) e
irracionales (inconscientes) jamás desaparece, además, los elementos polares no solamente
se oponen unos a otros, sino que también se atraen y se buscan entre ellos.
El logro de su síntesis conduce a la estructura de la personalidad integrada, pues la vida es
un equilibrio entre opuestos irreconciliables. Reconciliar estos opuestos sería el objetivo de la
psicoterapia. La psicología analítica de Jung percibe la vida psíquica como compuesta de dos
síntesis complementarias que interactúan entre sí, el consciente y el inconsciente. Estos dos
polos de la personalidad componen la totalidad psíquica.
En palabras de Polster y Polster (1973):
“Jung se apartó de Freud en ciertas direcciones que se reflejan en la terapia Gestáltica. En
primer término, aclaró el carácter polar de la vida humana. Según Jung, en la personalidad
manifiesta hay algunos aspectos descollantes que por su prominencia misma dejan en la
sombra el aspecto contrario. Hasta que esas características desaprobadas o no reconocidas se
reconozcan y se integren a la personalidad, el individuo permanecerá incompleto. La
concepción gestáltica de la polaridad tiene un alcance más vasto: no se confina al arquetipo,
sino que surge a la vida como el opuesto de cualquier parte, o de cualquier cualidad, del símismo.”
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
Dentro del Psicoanálisis, Klein (1988) muestra la diferencia entre los objetos buenos y malos
que deriva de la oposición freudiana entre pulsión de vida y pulsión de muerte. El objeto
puede ser el pecho de la madre, que unas veces puede ser el pecho bueno y protector y
otras el pecho malo y perseguidor, según satisfaga o no las necesidades del niño. De ahí
procede la oposición que vive el niño con angustia, el niño de la mamá buena y el niño de la
mamá mala que lentamente va integrando cuando va llegando a la madurez.
Erikson (1974), habla del proceso de maduración del yo, de las ocho edades del hombre y lo
plantea por medio de polaridades, como se muestra en el cuadro a continuación:
Cuadro 1. Las polaridades en las ocho edades del hombre según Ericsson
Etapa
Polaridades de la infancia
Polaridades de acuerdo a cada etapa
• Confianza básica versus Desconfianza básica
• Autonomía versus vergüenza y duda
• Iniciativa versus culpa
• Industria versus inferioridad
Polaridades en la adolescencia y
juventud
• Identidad versus confusión de rol
• Intimidad versus aislamiento
• Generatividad versus estancamiento
Polaridades en la madurez
• Integridad del yo versus desesperación
Fuente: Moreno, P (2009)
Igualmente Erikson (1974), afirma que si desde el principio existe el polo de la confianza
básica y ha acompañado a la persona como una fuerza permanente, es que posible que se
complete el ciclo vital.
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VV.. LLaass ppoollaarriiddaaddeess
El definir a los seres humanos en base a polaridades los convierte en conceptos y etiquetas en
lugar de personas completas. Cuando alguien se define en base a polaridades, estas se plantean
generalmente como excluyentes, es decir, si la persona es buena, no puede ser mala, o si alguien
ama, no puede odiar; o si hay guerra, no puede haber paz. Es como si una polaridad tuviera que
ser sin la otra, y siendo aparentemente contrarias, son extrañamente complementarias.
Según García (2007), la naturaleza de la mente humana es polar y, por lo tanto, la forma de
aprender todo conocimiento y toda experiencia es polar también. Se experimenta el frío frente a la
conciencia que se tiene del calor. Se comprende lo lejano, en oposición a lo cercano, o la tristeza
frente a la alegría. Alguien se percata del dolor porque conoce el placer, se describe lo duro, en
comparación con lo blando; lo inquietante, frente a lo sereno y se puede nombrar lo luminoso, al
distinguirlo de lo oscuro. La mente sólo es capaz de calificar y valorar la experiencia bajo criterios
de polaridad. Tanto es así que, no es que sencillamente una realidad tenga su opuesto, sino que la
realidad existe mentalmente, se define y hasta se percibe gracias a la necesaria comparación entre
opuestos. La mente necesita los opuestos para comprender.
Si una persona es fuerte, no puede ser débil por ser su contrario. Pero al ser fuerte admitiendo la
debilidad, se pueden observar los matices de ambas caras contrarias, y así conjugar ambas como
posibles en la integración del ser humano, más allá de lo conceptual o etiquetable. El concepto de
bueno, lleva todo un saco de contenidos y conductas aceptables según el entorno, pero, por
ejemplo, si la agresividad es mala, es contenida en el saco de lo malo, sin ser expresada,
transformada o liberada, y deja de poder ser una defensa ante la agresión abierta o cerrada,
negando otras posibilidades que pueden ser positivas, con lo cual, puede llegar a ser dañina para
el individuo.
Además todo es relativo, una mariposa es grande comparada con una hormiga, pero es pequeña si
la comparamos con un elefante. También se puede ser pequeño en estatura y grande en fuerza y
sabiduría. Cuando un aspecto polar o una polaridad lucha contra la otra, se obstaculiza el
desarrollo, el crecimiento y el aprendizaje.
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
La polaridad esta implícita en la propia naturaleza y dinámica de la vida, su estructura, sus
procesos y sus interconexiones. La polaridad está presente en toda situación, proceso u organismo
vivo: noche-día, hombre–mujer, espíritu–materia, frío–calor, por mencionar algunas de las
categorías polares existentes en la trama de la vida. La naturaleza del ser humano abarca
innumerables
manifestaciones
de
polaridad:
impulso-inhibición,
introvertido-extrovertido,
sentimiento-razón. Así por ejemplo en el plano emocional se tiene la polaridad alegría-tristeza,
amor-odio; en el plano fisiológico se observa la polaridad izquierda-derecha, sistema nervioso
simpático-sistema nervioso parasimpático.
De modo que las polaridades están profundamente arraigadas en nuestro funcionamiento, si se
tiene sed se busca agua, si se tiene calor se busca la sombra, si está ansioso, se busca un alivio en
la relajación.
La polaridad es el problema esencial de la existencia del individuo. Al decir Yo, el ser humano se
separa del No Yo, todo lo que percibe como ajeno al Yo, es el Tú y desde ese momento, queda
preso en la polaridad Yo-No Yo.
No hay polaridades únicas, absolutas o estándar, sino, lo que implica sustanciales diferencias en el
modo individual y colectivo de experimentar los polos por separado y sus grados. Además de esta
interpretación subjetiva y experiencial de pensamientos, emociones y percepciones sensoriales,
están los propios límites de las vivencias, aquello que realmente escapa a las propias capacidades
o al desarrollo actual. Hay polaridades múltiples y sencillas, explícitas e implícitas, fusionadas y
disociadas, de una etapa y de un modo de estar en la vida. En última instancia, la psicoterapia
pretender agrandar esos límites desde la integración.
Más allá de la polaridad en la que los individuos se encuentran inmersos, está la unidad en la que
se aúnan los contrarios.
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VVII.. LLaass ppoollaarriiddaaddeess eenn llaa oobbrraa ddee FFrriittzz PPeerrllss
El concepto de polaridades es clave en la obra de Fritz Perls, por un lado es una de las cuestiones
que le separa de Freud, por otro lado, es esencial para entender su teoría sobre las personas,
sobre la vida y acerca de la forma de hacer psicoterapia.
En la obra de Perls no aparece mucho la palabra polaridad, en su lugar aparecen algunos
sinónimos como opuestos, ambivalencia, contrario, etc.
En la primera obra de Perls: Ego, Hambre y Agresión. Una revisión de la Teoría y el Método de
Freud, en el primer capítulo: El pensamiento diferencial (1942) afirma:
"Personalmente soy de la opinión de que en muchos casos, este método es un medio apropiado para
llegar a una nueva intuición científica que lleve a resultados cuando otros métodos intelectuales, por
ejemplo el pensar en términos de causa efecto, fracasan"
Sobre
esta
base,
Perls
(1942)
propone
la
aplicación
del
pensamiento
diferenciado,
fundamentándose en la noción de indiferencia creativa de Friedlander, quien afirma que el
pensamiento diferenciado explica que un acontecimiento dado se relaciona con un punto cero, del
cual surge la diferenciación de opuestos.
En este sentido, Friedlander citado por Perls (1942) afirma:
“Todo evento se relaciona con un punto cero a partir de cual tiene lugar una diferenciación en
opuestos. Estos opuestos muestran, en su contexto especifico, una gran afinidad entre sí. Al
permanecer atentos al centro, podemos conseguir una habilidad creativa para ver los dos lados de un
suceso y completar la mitad incompleta. Al evitar un punto de vista unilateral conseguimos una
comprensión mucho más profunda de la estructura y del funcionamiento del organismo”.
“...los opuestos dentro del mismo contexto están más íntimamente relacionados entre sí que cualquier
otra concepción. En el campo del color se piensa en el blanco en conexión con el negro más que con
el verde o rosa. Día y noche, calor y frío, de hecho miles de esos opuestos están emparejados en el
lenguaje cotidiano. Hasta podemos decir que ni día ni calor existirían ya sea de hecho o de palabra sin
el contraste de sus opuestos noche y frío”.
Perls se apoya en la obra de Friedlander para ir definiendo lo que es la Terapia Gestalt, sentando
diferencias como: abandonar el pensamiento causa-efecto y trabajar con los opuestos o polos
extremos de la personalidad de una forma muy diferente a como lo plantea Freud.
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
Igualmente cabe destacar la siguiente afirmación de Perls (1942):
“No se pueden destruir las resistencias; y en todo caso no es algo malo, sino más bien energías
valiosas de nuestra personalidad, nocivas tan solo cuando se aplican mal. No podemos ser justos
con nuestros pacientes mientras no percibimos la dialéctica de la resistencia. El opuesto dialéctico
de la resistencia es la asistencia….debe recordarse que sin tener en cuenta la visión del paciente
de sus resistencias como asistencias no podemos tratarlas con éxito”.
Aquí Perls habla de las resistencias como una simiente de lo que posteriormente se conoce como
la integración de las polaridades. Más adelante y más orientado a la práctica terapéutica Perls
(1942) ofrece esta breve frase, muy significativa para este tema: gran parte de la terapia
consiste en encontrar estas divisiones y activar ambos lados. Cualquier activación de ambos
lados tiende a unirlos nuevamente.
En la obra: Terapia Gestalt. Excitación y Crecimiento de la Personalidad Humana. Perls,
Hefferline y Goodman (1951), está presente el concepto de polaridad:
“En su mayor parte, sin embargo, se puede considerar que la creatividad del self y el ajuste
organismo/entorno son polares: no puede existir uno sin el otro. Dando por sentado la novedad y
la diversidad ilimitada del entorno, ningún ajuste sería posible solamente por la autorregulación
conservadora que hemos heredado. El contacto debe ser una transformación creativa”
Igualmente en esta obra, se destaca el Experimento denominado: Percibir las Fuerzas Opuestas,
que aparece en el Anexo 1 de este manual.
Por otra parte, Perls citado por Stevens (1978), afirma acerca de las polaridades:
“Puedo ser simultáneamente bondadoso y despiadado, exaltado y deprimido. Lo equivoco es el
supuesto que “yo soy estoy no aquello”, lo cual crea una división que necesitaremos ampliar de
modo que también podamos darnos cuenta de la parte perdida”
“La filosofía básica de la terapia Gestalt es la diferenciación e integración de la naturaleza. La
diferenciación conduce por sí misma a polaridades. Como dualidades, estas polaridades se
pelearán fácilmente y se paralizarán mutuamente. Al integrar rasgos opuestos, completamos
nuevamente a la persona. Por ejemplo debilidad y bravuconería se integran como una silenciosa
firmeza”
Por último y para aclarar un poco más el tema se tiene la siguiente afirmación de Perls citado
por Stevens (1978):
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
“En el taoísmo, el símbolo yin-yan representa el interjuego de los opuestos. La mitad blanca se
torna más oscura y la mitad oscura se torna más blanca. Ambas mitades interactúan para formar
el círculo de la existencia ¿cómo es experimentar ambas mitades a la vez? Se siente ambigüedad
¿Soy un intenso heterosexual o un homosexual afeminado? Una completa capacidad de darse
cuenta puede vivenciar ambas mitades, sin que sea preciso resolver la diferencia ¿la amo o estoy
resentido con ella? Puedo experimentar ambas cosas, y con ello nuestra relación será más vital y
compleja. Emerson dijo en una oportunidad que la consistencia es el gnomo de las partes
estrechas. La consistencia exige que experimentemos sólo una de las polaridades. La verdad es
que la mayor parte del tiempo estamos experimentando ambos lados, es decir opuestos. Y, esto
enriquece el rango de nuestras posibilidades. Cada uno es la totalidad de la capacidad del darse
cuenta. La resolución está en experimentar la bondad y la maldad, el dominio y la sumisión, el
perro de arriba y el perro de abajo.”
Aunque algunos autores como Castanedo (1983), consideran que Perls no da importancia a este
concepto y que no aparece en sus libros, en realidad sí que se muestra este concepto en toda su
obra, bien utilizando la palabra polaridad, o alguno de sus sinónimos o bien refiriéndose a la
integración como una necesidad para la salud psicológica.
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Geessttaalltt
Como se ha comentado anteriormente, el concepto de polaridades es anterior a la Terapia Gestalt,
pero a ella se le debe la importancia que ha adquirido en psicoterapia. Las polaridades han influido
en el estilo de trabajo creado por Perls y aporta elementos muy importantes en la teoría de los
sueños de la Terapia Gestalt.
Según Polster y Polster (1973):
"la existencia de polaridades en el hombre no es ninguna novedad, lo nuevo en la perspectiva
gestáltica es la concepción del individuo como una secuencia interminable de polaridades. Cada
aspecto de sí mismo que reconoce un individuo supone la presencia implícita de su antítesis o cualidad
polar"
Según García (2007) Perls se apoya en la Teoría de campo de Kurt Lewin tomando como una
polaridad de ese campo, la interacción entre organismo y ambiente, elementos que están en
continua dialéctica ya que ni el individuo ni el mundo pueden entenderse el uno sin el otro.
Igualmente, Perls toma en cuenta que las personas sólo disponen de unas ideas aceptadas de sí
mismas, unos: yo soy así y otros yo no soy así, que más o menos cumplen las censuras
personales, pero que limitan la experiencia
La visión que aporta Perls de la Resistencia en su obra: Ego, hambre y agresión, es totalmente
innovadora y contraria a Freud, ya que éste ve la resistencia es algo positivo. Hoy en día se puede
afirmar que la parte resistente sería una polaridad. En cambio, anteriormente se valora la
resistencia como un inconveniente, algo malo y no deseado, que
puede quedar apartado o
ausentes de la conciencia.
Según Polster y Polster (1973), la resistencia es cualquier obstáculo intrapersonal que supone una
barrera a la conducta del sujeto. Según este criterio, la barrera debe ser eliminada para que pueda
alcanzarse la meta. Entre las fuerzas que coexisten en el individuo la que resiste se ve como un
saboteador y de hecho se la considera, no como un agente del Yo, si no de anti-yo. En vez de
procurar eliminar la resistencia, conviene observarla atentamente suponiendo, en el mejor de los
casos que una persona crece a fuerza de resistir, y en el peor de los casos que la resistencia es
parte del Yo. Suponer la resistencia no sería por tanto un objetivo. Su llamada resistencia forma
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parte de él tanto o más que el impulso al cual se resiste. El terapeuta por tanto no tiene otro
camino que tomar al paciente como es, acentuando lo que existe.
Los seres humanos alcanzan la capacidad de decir un sí verdaderamente pleno, cuando han
conseguido alcanzar la libertad para decir no y, curiosamente puede separarse mejor, de aquello a
lo que se ha acercado con más apertura interior y sin miedo. Las personas viven enteramente,
cuando tienen conciencia de la muerte y seguro que nadie puede penetrar tanto en la calma como
el que sabe lo que es la tempestad.
La trampa de la culpa puede disimular una necesidad de control sobre la incertidumbre inquietante
de una vida que sobrepasa y asusta. Conocer las diversas polaridades y, más que eso, darse
cuenta de la articulación polar que utiliza para conquistar la realidad, le permite a las personas
tomar conciencia más amplia, clara y profundamente de cualquiera de las cosas que percibe. Por
ello, no sólo se puede afirmar que, por ejemplo, la conciencia de felicidad es mayor para quien
sabe del dolor, sino que hasta debe aquella a éste dolor (de ahí el aprendizaje que supone a las
personas vivir y superar los duelos). La conciencia se desarrolla entre dos extremos que, cuanto
mejor sean diferenciados y perfilados, más pueden brindar la ansiada integración posterior.
Según Polster y Polster (1973) esto implica que: El que ignora partes de sí mismo acaba,
simplemente, por tenerse a raya a sí mismo. Sin poder acceder a la conciencia de las zonas no
permitidas, es imposible cerrar los Asuntos Inconclusos y pasar página. Como se ha comentado
anteriormente, según García (2007) Perls toma de Friendlander, el concepto de indiferencia
creativa o punto cero, que explica que un acontecimiento dado, se relaciona con un punto cero del
cual surge la diferenciación de opuestos.
El cero es la nada. Una nada previa a la conciencia fantaseada como un vacío o una muerte. La
Terapia Gestalt, según Peñarrubia (1998) promueve la supresión de todas las evitaciones con que
las personas defienden esa fantasía de vacío y muerte. Lo mismo que la mayoría de los procesos
en la Terapia Gestalt, los vacíos son polaridades. En un extremo se encuentra el vacío estéril,
experimentado como nada y en el otro extremo está el vacío fértil, que es algo que nace.
Ampliando esto, Peñarrubia (1998) afirma: El gestáltista piensa en términos de polaridades,
pensamiento diferencial porque su filosofía es integrativa El pensamiento lineal, por el contrario
introduce dualidades y dicotomías, genera disociación y conflicto interno.
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En este sentido Stevens (1978) afirma:
“La filosofía básica de la Terapia Gestalt es la diferenciación y la integración de la naturaleza. La
diferenciación conduce por sí misma a las polaridades. Como dualidades estas polaridades se
pelearan fácilmente y se paralizarán mutuamente. Al integrar rasgos opuestos, completamos
nuevamente a la persona. Por ejemplo debilidad y bravuconería se integran como una silenciosa
firmeza.”
De este modo, la Terapia Gestalt intenta acompañar al paciente en el proceso de soltar el
balanceo entre opuestos poco definidos y denegados, es decir, el sufrimiento angustiado que no
ve, y no puede ver, y que en alguna medida no quiere ver (teniendo mucho cuidado de no culpar
al paciente desde esta última aseveración). Para ello, trabaja primero en la diferenciación e
identificación consciente de las partes en lucha, separándolas aún más. Después, ofreciendo
responsabilidad de las zonas rechazadas, para ir desvelando el punto de indiferencia creativa, o
impasse, donde todo se va difuminando hasta que aparece el nuevo vacío fértil. En este punto, el
dualismo conflictivo da paso a la dualidad interna, para luego ofrecer la posibilidad de llegar a un
lugar de integración donde los extremos se juntan, el conflicto se resuelve y la crisis se diluye.
Para resolver la polaridad, hay que ayudar a que cada parte viva plenamente y al mismo tiempo
tenga contacto con su opuesto.
La observación atenta en la práctica terapéutica va desvelando aparentes paradojas que, un poco
más en el fondo, no son tales y que luego son indispensables para la integración. Creando
ejemplos, es necesario explorar, por ejemplo: cómo alguien que ama sin unos límites mínimos,
acaba agrediendo; como una persona que sobreprotege, genera desprotección; como quién da en
exceso esperando compensación, deja en deuda al otro y se encuentra con su egoísmo y
dependencia; quien sufre patológicamente, evita el dolor; quien actúa temerariamente, niega su
miedo interior; quien se aferra a la omnipotencia ya está abrigando una impotencia y, alguien se
hunde en la impotencia, alberga una expectativa omnipotente; quien basa su seguridad en la
rigidez, pierde creatividad y se hace frágil (ver anexo 4 de este material).
Del mismo modo, conviene indagar cómo el hipocondriaco, que está pendiente de su cuerpo y de
no enfermar, está totalmente desconectado de su cuerpo, o cómo el celoso, mientras busca
poseer, realmente se comporta desde el miedo al abandono y provoca quedarse solo,
obsesionándose por ser querido sin haber madurado su capacidad de amar. Es interesante
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comprobar también cómo los buscadores de sensaciones tienen dificultades para sentir y cómo los
narcisistas esconden un profundo sentimiento de inferioridad y una dañada autoestima. Respecto
a los que se relacionan desde el victimismo, el tratamiento va desvelando su tremenda acusación
solapada a los que les rodean en consonancia con la propia culpabilidad interna.
De cara a los terapeutas, por ejemplo, el terapeuta impaciente que más se empeña en empujar los
procesos, puede ejercer sin querer un freno para el paciente, en palabras de Stevens (1978): No
empujes el río, porque el río fluye solo. Cuando una persona se empeña más en ser de otra
manera, más sale su propia naturaleza, por ejemplo: mientras alguien más desee evitar
sonrojarse, más rojo me pone. Quien más conciencia tiene de su enfermedad, más está
avanzando en el camino de su curación; quien más se atreve a ver y reconocer su ego, más se
libera de su influencia, siempre y cuando no abandone su humildad ante él.
Se suele hacer mención a diversas imágenes para evocar mejor la dinámica polar. Las más
lineales, dibujan una línea horizontal con dos extremos y un punto central como símbolo de que la
verdad se encuentra en algún lugar cercano al centro. Zinker (1979) afirma que desde una
perspectiva más completa, se puede representar una rueda de carro con sus múltiples radios
convergentes en el punto de indiferencia creativa, desde donde un individuo hipotéticamente
conoce y acepta sus diversas polaridades, lo cual le permite una mayor responsabilidad, libertad y
posibilidad de actuar de forma creativa, desplazándose a los extremos y volviendo al centro, en
función de sus necesidades.
La polaridad está desintegrada cuando no es aceptada, cuando se niega un polo y se comienza a
vivir en forma inconscientemente parcializada, con una visión dicotómica de la realidad, es decir,
se pretende vivir con lo que contiene un platillo de la balanza, desconociendo la existencia del
otro. Se cree estar en blanco, ignorando el negro. Se cierra un ojo y se cree tener la visión
completa.
Esta alienación de uno de los polos, que se traduce en el intento de control sobre el polo opuesto,
da lugar a una tensión interna debilitadora que consume la energía vital y daña la salud física y
psicológica; en un desequilibrio que no consigue compensación, y que hace al hombre inefectivo
en el contacto con el medio ambiente como consecuencia de que la persona está utilizando la
mitad de sus recursos, desperdiciando la otra mitad necesaria para funcionar como una unidad,
totalidad fundamental para alcanzar el máximo de efectividad en el contacto con el medio.
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El no concienciar y asumir la responsabilidad por la existencia de los dos polos, conlleva a un
estancamiento, bloqueando el funcionamiento natural del organismo: reconocimiento, aceptación y
expresión de las emociones, orientación a la satisfacción de necesidades, tendencia al contacto
nutritivo, búsqueda del equilibrio, etc. Cuando una persona se paraliza como consecuencia de
polarizar su energía en dos direcciones, se traduce en desintegración de la personalidad.
Esta desintegración de la personalidad se origina cuando el individuo desconoce las partes que lo
constituyen (polaridades); lo cual debilita su propia capacidad de elección, ya que se limita a
actuar únicamente bajo la dirección del polo identificado, negándose así las opciones del polo
alienado. En esta negación, se origina incapacidad para el contacto efectivo, al restarse flexibilidad
y capacidad de comprensión de las conductas y actitudes de otras personas, que son opuestas a
las propias, pero que por tenerlas alienadas, no se reconocen ni se manejan efectivamente.
La falta de aceptación responsable de alguna de las polaridades, obstaculiza el contacto, como
consecuencia de la parcialidad inconsciente hacia un polo y la negación del otro. La polaridad en
este sentido, es energía que ya no se dirige en la dirección del crecimiento, según las necesidades
del individuo, es el proceso a través del cual el individuo organiza y simboliza sus creencias acerca
de sí mismo, de su contexto y del mundo.
Según García (2007), en Terapia Gestalt, el trabajo con las polaridades va a seguir una secuencia
que en esencia, pretende:
•
Detectar la polaridad en conflicto
•
Separar, perfilar, tomar conciencia, comprender y hacerse cargo de cada una de esas
polaridades infradesarrolladas o rechazadas
•
Observar cómo es la dinámica de interacción entre ellas, que aspectos hacen que se
enfrenten
•
Sobre la base de la conciencia y la comprensión, acompañar en el camino de la
integración de ambos extremos en lucha, por medio de una visión más amplia que los
incluya
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Para experimentar crecimiento personal, las polaridades pueden ser descubiertas, armonizadas,
comprendidas y resueltas en sus luchas internas, por medio de la psicoterapia. Esto supone
integrar las diferentes partes que conforman el sistema humano y sus opuestos.
Cuando un polo está alienado, se excluye una gama importantes de elecciones y comportamientos
potenciales existentes en la propia condición y posibilidades como seres humanos. En tal situación
la forma de ser y estar en el mundo del individuo no es auténtica, por carecer de uno de los
elementos constituyentes y definitorios de nuestra naturaleza. En este caso, se vive desde el
control, excluyendo la opción de la libertad: espontaneidad, autenticidad, congruencia, autonomía.
Se pierde además flexibilidad y adaptabilidad, pues al tener un polo alienado sólo se cuenta con
las opciones que provee el polo aceptado y se tienen vedadas las posibilidades que potencialmente
posee el polo rechazado (alienado). Esta situación coloca a la persona, en una posición de
vulnerabilidad y desventaja en su relación con el medio ambiente.
Al integrar las polaridades la persona puede verse y percibirse en toda su potencialidad, desde una
visión holística. De este modo, el funcionamiento propio también se hace más espontáneo o
auténtico. Por otra parte, crece su capacidad de adaptación y la gama de respuestas en el
intercambio con el medio ambiente, lo que incrementa considerablemente la posibilidad de nutrirse
en el intercambio con el entorno. El organismo además restablece su equilibrio y capacidad de
autorregularse.
La integración de los polos opuestos, implica que potencialmente ambos polos están disponibles
para interactuar con libertad con el medio ambiente. En tal estado, la persona se siente capaz de
desplegar todo el abanico de posibilidades de comportamientos y actitudes que ofrece cada polo.
Entonces entran en juego todos sus recursos, es decir, valores, competencias y preferencias, que
le permiten optar con libertad por las posibilidades que le ofrece cada polo en particular, según su
conveniencia, necesidades y circunstancias del momento.
Es importante constatar que el hecho de conocer una característica y aceptarla, no implica que
ésta tenga que presentarse de manera acentuada o activa en la conducta. Por ejemplo, el hecho
de que alguien reconozca su parte violenta, no hace de ésta, una persona violenta. Por el
contrario, al aceptar su parte violenta, la debilita a partir de la aceptación de ella y su contrario.
Pero si en lugar de aceptar su parte violenta, la persona la niega y la reprime, en un momento
determinado, puede dar lugar a una irrupción descontrolada de violencia peligrosa. De modo que,
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al aceptar su parte violenta, la persona puede estar en paz sin luchar contra algo que es suyo y es
desde esa paz, desde donde se produce una relajación que disminuye la necesidad de usar su
parte violenta. En este sentido, la integración de los polos hace al individuo más auténtico y
congruente.
La polaridad representa la diferenciación e integración de la naturaleza. La diferenciación conduce
por sí misma a polaridades. El éxito en integrar los polos opuestos está en encontrar el punto de la
adecuada tensión que utiliza cada uno de los dos polos de manera constructiva. Al integrar rasgos
opuestos, completamos nuevamente a la persona. Por ejemplo: debilidad y bravuconería, se
integran como una silenciosa firmeza, que ofrece a la persona la posibilidad de ver la situación
total sin perder los detalles. De este modo, obtiene una mejor perspectiva que le permite enfrentar
la situación mediante la movilización de sus propios recursos.
Todos los seres humanos poseen una conciencia del mundo polarizada, pero lo polar no es el
mundo, sino la manera de percibirlo. La respiración, proporciona un ejemplo básico de la
polaridad: inhalación y exhalación que se alternan constante y rítmicamente, sin embargo, el ritmo
que forman no es más que la continúa alternancia entre dos polos. Un polo para su existencia
depende del otro polo. Asimismo, el concepto de polaridades facilita la base para una explicación
de la neurosis y de la psicosis, aclarando el sendero que conduce a resolver los problemas por
medio de la integración.
Una de las polaridades que Perls alterna en la intervención con sus clientes, es la de mantener
simpatía-antipatía hacia el cliente. Perls considera que no puede existir crecimiento psicológico si
no existe frustración, por lo tanto, considera que el terapeuta debe aprender a manejar la relación
con sus clientes en la búsqueda del equilibrio entre, dar simpatía-antipatía. Así interrumpe
enérgicamente todas las expresiones de los pacientes, que reflejan intentos de manipulación e
impiden la aparición de patrones neuróticos, simpatizando por otro lado con las expresiones
auténticas que hace el paciente.
En la práctica de la terapia pueden desarrollarse procesos de reacciones emocionales intensas,
cuando el paciente comienza a descubrir sus aspectos más temidos y negados, tal como afirma
Zinker (1979): si vuelas hacia el Norte por bastante tiempo terminarás volando hacia el Sur. El
reconocimiento de dichos aspectos (si el paciente conserva la atención y el interés por conocerse),
permite confrontar lo negado, con lo conocido y/o idealizado, lo cual puede tener como
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consecuencia, la reconciliación de ambas partes (aunque en ocasiones, el paciente puede hacer
uso de barreras personales o escaramuzas que impiden esta reconciliación).
En este contexto el dualismo conflictivo da paso a la dualidad interna para luego ofrecer la
posibilidad de llegar a un lugar de integración donde los extremos se juntan, entonces, el conflicto
resulta imaginario y la crisis se diluye. Este proceso es aplicable tanto a una pequeña cuestión,
como a todo un proceso vital de desarrollo hacia lo existencial y espiritual.
En la medida que la psicoterapia concibe, abre y alumbra, la persona se encuentra como nunca en
disposición de experimentar lo que le está ocurriendo. Hay muchos ejemplos tanto individuales
como sociales en los que, por no haber tenido acceso a otra realidad (otra polaridad)
experimentada o siquiera fantaseada, no acaba de haber conciencia de la realidad en la que se
está envuelto.
En términos evolutivos, es la referencia del polo opuesto la que permite una separación sin rotura,
una posibilidad de exploración del nuevo mundo interior y exterior sin perder los vínculos de
pertenencia y la sensación de identidad y proceso.
Como se viene expresando, los dos polos de un mismo conflicto, sea el que fuere, no sólo son
compatibles, sino que se necesitan mutuamente y así mismo, cada uno contiene, sostiene y da
conciencia al otro, porque ambos comparten una misma naturaleza (ver anexo 5 de este material).
Según García (2007): el amor une, la agresividad separa. En Terapia Gestalt no se entiende la
agresividad como violencia, sino como fuerza de separación, límites, autoafirmación, autoapoyo,
compromiso con las propias necesidades, es decir, el masticar necesario que señala Perls para
asimilar el alimento. Del mismo modo, el amor no se refiere a confluencia, a renunciar
irresponsablemente a uno mismo, a sacrificarse por miedo o a complacer por dependencia, sino
que se refiere al contacto–retirada, una polaridad importantísima en Terapia Gestalt. El amor
necesita separación y límites para unir de una forma que sea saludable; la agresividad necesita de
la fuerza que une para poner una separación sensible. Sin el desarrollo de esas dos polaridades
por separado, con el reconocimiento íntimo del opuesto en cada una de ellas, la unión se queda en
dependencia sin poder llegar a ser amor, y la separación se queda en agresividad o ausencia, sin
poder establecer los límites de una relación compuesta de presencia.
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7.1 Algunas polaridades en el trabajo gestáltico
Según Peñarrubia (1998), entre las polaridades más destacadas dentro de la Terapia Gestalt
se encuentran:
•
La parte masculina y femenina de la persona. Localizadas según Perls en la parte derecha
e izquierda del cuerpo, respectivamente. Neurológicamente se relacionan con el
hemisferio izquierdo (que rige la parte derecha del cuerpo y se considera el cerebro
lógico masculino) y con el hemisferio derecho (que rige la mitad izquierda y se considera
analógico y femenino, emoción, receptividad) del cerebro. Menos frecuente es la división
adelante-atrás postulada por Laura Perls
•
Apoyo y relación. Localizadas en la mitad inferior y superior del cuerpo, respectivamente.
La armonía entre ambas, permite conjugar el autoapoyo personal y la relación con el
entorno
•
Resentimiento y aprecio. El odio y el amor no son dicotómicos ni incompatibles respecto
a un mismo objeto. El trabajo con los resentimientos son una constante en gestalt,
porque son el ejemplo más claro de una situación inconclusa
•
Contacto-retirada. Es la polaridad donde se engloba la gestalt. El organismo y el medio
como la figura y el fondo, son inseparables, están en una relación y reciprocidad, ninguno
es víctima del otro, su relación es de opuestos dialecticos. Contactar es salir al mundo,
intervenir en el entorno para satisfacer cualquier necesidad. Retirarse es el movimiento
inevitable tras el contacto satisfactorio. Es un retraerse, descansar y prepararse para lo
siguiente. La persona sana tiene un ritmo de contacto-retirada, ni se queda aislada sin
contactar, ni pegada al contacto (confluyendo)
7.2 Teoría del Conflicto
Según Zinker (1977), el conflicto puede ser sano y llevar al aprendizaje. El conflicto
saludable puede servir para reforzar los lazos de contacto entre las personas y/o para
fortalecer su autoconcepto. Por otra parte, el conflicto que se repite sin llevar al aprendizaje
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no es sano, este último tipo suele darse cuando la persona no se comprende a sí misma y
acusa al otro, es decir, cuando no reconoce su realidad y tiende a proyectarla en el otro.
Una buena teoría del conflicto incluye tanto el conflicto interpersonal como el intrapersonal.
Empieza por el individuo que contiene un conjunto de fuerzas polares. Una persona no posee
sólo
una
polaridad
opuesta,
sino
varias
que
se
relacionan
entre
sí,
creando
multilateralidades. Por ejemplo, la polaridad de la bondad puede no ser sólo la crueldad,
también podría ser la insensibilidad o indiferencia a los sentimientos de otra persona.
Las polaridades son complejas porque se definen según la historia particular del individuo, se
entrelazan unas con otras y se refieren a su percepción de la realidad interior. Esta consiste
en aquellas polaridades que son egosíntonicas o aceptables por el sí mismo consciente y en
las egodistónicas o inaceptables por el sí mismo consciente.
En teoría, la persona saludable posee miles de polaridades entrelazadas que son conocidas
por ella misma en su mayoría (incluso las censuradas por la sociedad) y que se fusionan
todas entre sí, permitiéndole aceptarse tal como es. Tal vez la persona saludable no acepte
todas sus polaridades, pero el hecho de que acepte tenerlas en su conciencia es un aspecto
importante de su fuerza interior.
En contraposición, en la conciencia de la persona perturbada hay grandes vacíos, existe una
visión rígida y estereotipada de sí misma y no logra aceptar muchas de sus partes,
proyectándolas sobre otros.
7.3 Conflicto intrapersonal
El autoconcepto es análogo a las caras oscura y luminosa de la luna. El conflicto
intrapersonal supone choques entre las propias polaridades oscuras y luminosas. Un aspecto
del lado oscuro de la luna, es la conciencia o superyó. Esa cara oscura puede ser irrazonable,
rígida e intransigente. Otra manera de definir estas partes, es decir que la cara oscura es la
sádica y la cara luminosa que recibe todos los reproches y no sabe como enfrentarlos, es la
masoquista.
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La teoría de las polaridades sostiene que, si la persona no se permite ser malvada, nunca
puede ser genuinamente bondadosa. En este sentido, si el individuo no se concede a sí
mismo tener contacto con su feminidad, su masculinidad se manifiesta en forma exagerada,
incluso hasta perversa (se convierte en un tipo duro). Cuando un lado de la polaridad se
estira, también se estira otro lado, casi automáticamente.
De modo que para crecer como persona, es necesario estirar el autoconcepto, para esto, el
ser humano debe aprender a invadir aquella parte de sí mismo que no aprueba. Estirar el
autoconcepto, según Zinker (1979), es crear más espacio en la imagen que cada uno tiene
de sí mismo, ya que cuanto más ampliamente el ser humano se conoce a sí mismo, más
confortable se siente consigo.
En términos de polaridades, los sentimientos negativos suelen coincidir con el opuesto que
no logra emerger como figura y desequilibra la percepción de su otra polaridad (la aceptada
y aceptable). Las emociones negativas son ciertamente esenciales para la dicotomía de la
personalidad. No sólo es necesario exponerlas, sino también el transformarlas en energías
cooperadoras.
7.4 Teoría paradójica del cambio
Aplicando la Teoría Paradójica del Cambio de Beisser citado por Fagan y Shepherd (1970) a
las polaridades, cabe afirmar que sólo al aceptar una polaridad, el individuo puede cambiar y
utilizar su opuesto. Si la persona esta peleándose continuamente con una polaridad, ésta se
fortalece, por ejemplo: si un individuo se pelea consigo mismo por ser tímido y no acepta
esta característica, cada vez va a ser más tímido y su polaridad, en este caso: la
extroversión, presenta un mayor bloqueo; en cambio, al aceptar la timidez, paradójicamente
la persona puede cambiar y comenzar a usar su extroversión.
7.5 Conflicto interpersonal
Según Zinker (1977), el conflicto interpersonal se deriva a menudo del conflicto
intrapersonal. Esto sucede cuando un individuo reprime de su conciencia alguna zona de su
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propio ser y luego la proyecta sobre otro. Es más fácil ver lo malo de otra persona, que lo
propio, luchar con otro que consigo mismo. Esto se debe a que el conflicto interno provoca
ansiedad, por esta razón, a veces se ataca partes de otros que son dignas de aprecio, pero
demasiado temibles para el individuo. Son partes que la persona no se permite
experimentar, como por ejemplo: la ternura, el riesgo, la coquetería, etc.
En el proceso de enamorarse intervienen el reconocimiento de las propias polaridades. A
menudo las personas se enamoran de aquel individuo que representa las polaridades
oscuras propias, entonces se puede experimentar la sensación de haber recobrado una pieza
de su propio ser.
Si en una pareja se comparten polaridades y cada uno llena una polaridad vacía o hueca del
otro, entonces se necesitan dos personas para formar una persona completa. Se trata de
una relación confluyente. El conflicto se produce cuando una de las partes ataca en la otra
aquella polaridad que en ella está oscura, trae problemas o permanece ignorada. En cambio,
si cada persona es capaz de reconocer su polaridad oscura, la pareja puede formarse por
dos seres humanos complejos, capaces de amarse a partir del pleno conocimiento de sí
mismos (este tema se amplia en el Anexo 3 de este manual).
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8.1 La silla vacía
La utilización de la técnica de la silla vacía es desarrollada por Perls quien la pone en práctica
en talleres demostrativos para profesionales interesados en conocer la Terapia Gestalt. Es sin
duda la técnica más representativa y novedosa de la Terapia Gestalt, si se tiene en cuenta
que surge en un momento donde la utilización del diván en el psicoanálisis es muy habitual.
Perls (1973) en sus trabajos se ubica sentado en una silla sobre un pequeño escenario.
Además de su cenicero hay también, dos sillas vacías. Una de ellas es donde se sienta la
persona que sube a hablar con él y se denomina la silla caliente y la otra se llama la silla
vacía, que sirve de auxiliar y donde la misma persona coloca sus proyecciones u otras
personas, con las cuales desarrolla un encuentro imaginario.
La silla caliente, es la silla que Perls (1973) prepara para el participante que quiere trabajar.
La silla vacía, sirve para diversos fines. Con la silla vacía el cliente puede establecer un
diálogo con una persona ausente (pareja, jefe o aquella persona que el cliente nombra y
trae a la sesión). En este dialogo, el cliente comienza hablándole a la otra persona, para
después cambiarse de silla y contestar como cree que le contestaría esta persona. Luego, el
cliente va cambiando de una silla a otra y continua su dialogo hasta que es capaz de
descubrir algo, de darse cuenta de algo diferente y el asunto queda cerrado o tal vez
aparezca otra figura que sería la verdadera figura para trabajar.
La técnica de la silla vacía también se utiliza para trabajar polaridades, partes rechazadas del
cliente, para ello cada silla representa cada uno de los dos polos y se trata de establecer un
diálogo entre las partes.
También puede utilizarse esta técnica cuando la persona quiere o tiene que tomar
decisiones. Por ejemplo, entre elegir cambiar de trabajo o quedarse con el que tiene, las dos
opciones se representan por cada una de las sillas y se establece un diálogo entre las
mismas. También es una técnica útil para trabajar con sueños, con parejas y también para el
trabajo con los duelos y las despedidas.
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Es interesante la aplicación de esta técnica con familias en los trabajos de Milton Ericsson
citado por Castanedo (1983). También Zinker (1979) se sirve del uso de la silla vacía para el
trabajo con parejas. Por otra parte, Salama (1999), propone el uso de la tercera silla o silla
integradora, puesta en medio de las anteriores, como técnica integrativa, para tomar de
cada una de las sillas lo mejor y dejar lo que ya no le sirve. Esta técnica incrementa el
proceso de darse cuenta del significado que tiene vivir con estas dos partes desunidas de la
personalidad.
El enfoque de la Terapia Gestalt consiste en sentir plenamente, lo que a menudo implica
ponerse en contacto con emociones primarias, diferenciando estas progresivamente hasta
que sean reconocidos los dos polos opuestos. Así se descubre que los opuestos, dentro del
mismo contexto, están más directamente relacionados entre ellos, que cualquiera de los
otros opuestos lo puedan estar con cualquier otro concepto.
Actualmente en los grupos, no se trabaja en sillas sino en cojines y aunque la técnica
continua llamándose igual, es mucho más habitual utilizar cojines, donde la persona se
sienta encima de un cojín y tiene un cojín enfrente que representa la silla vacía.
8.2 El perro de arriba y el perro de abajo
La técnica predilecta de Perls para trabajar con rasgos opuestos de la persona, es el
experimento del Top Dog (perro de arriba), Under Dog (perro de abajo). Según Salama
(1999), este concepto lo toma Fritz Perls de la observación de los perros de trineo en los
cuales puede verse cómo el perro de adelante señala el rumbo a los perros de atrás a pesar
que el último perro no seguía exactamente la ruta del líder. Son infinitos los roles que se
utilizan con estos conceptos.
Perls (1973) compara el Top Dog con el superego psicoanalítico, lo caracteriza como
autocrítico y dictador, es la parte de la personalidad que juzga y le dice a la persona lo que
debe hacer. El perro de arriba se alimenta de deberías y el perro de abajo suele decir: es
que no puedo.
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El perro de abajo yace con la espalda contra el suelo, inmovilizado por el perro de arriba que
le tiene las patas delanteras clavadas sobre el pecho. El perro de arriba ordena: ¡Tienes que
hacerlo!, ¡Debes hacerlo!, entonces el perro de abajo gime, se lamenta con voz lastimera:
No puedo, estoy cansado, agotado, estoy enfermo…Mañana lo haré….
El perro de arriba está lleno de virtudes, se muestra contundentemente ejemplar y
autoritario, impone su razón de manera implacable y directa. Es un verdadero matón y
funciona con frases como: Tu deberías y Tu no deberías. Maneja con exigencias y amenazas
de catástrofes tales como: Si no accedes, entonces no te querrán.
Por otra parte, el perro de abajo se maneja siendo defensivo, adulador, haciéndose el bebe
llorón y el indefenso. No tiene fuerza. Trabaja así: Para luego, más tarde, Haré todo lo
posible, Lo he intentado miles de veces pero no es culpa mía si no funciona.
El perro de arriba y el perro de abajo luchan por el control. La persona se fragmenta en
controlador y controlado. Se trata en resumidas cuentas, de una parte que actúa como un
opresor interno y otra parte como la oprimida, en la dinámica personal del individuo. En este
diálogo se gasta gran parte de la energía y se daña la propia estima. Esto concluye
únicamente en el momento en se integran las partes positivas de ambos estados (de ambos
perros), por medio de un diálogo explicito, vivo, con ambas partes del ser (entre el yo
debería y el yo quiero, el lado femenino con el masculino, el lado pasivo con el activo, el
risueño y el serio, etc.).
El perro de arriba es supercorrecto al juzgar, nunca se equivoca, tiene el derecho a hacer
críticas, a regañar y a poner a la persona a la defensiva. El papel del perro de arriba se
distingue porque es directo, controla, abruma, sermonea, intimida, amenaza, sabe todo e
impone sus propias reglas a los demás. Aparece a menudo como padre, predicador,
maestro, etc. A pesar de la fuerza aparente que tiene el perro de arriba, Perls (1973) afirma
que el perro de abajo siempre gana la lucha, sirviéndose generalmente del sabotaje,
boicoteando la evasión o posponiendo las situaciones.
El perro de abajo trata de controlar indirectamente y por medio de la pasividad: sabotea,
olvida, llega tarde y no puede evitarlo, se esfuerza mucho y fracasa, aplaza todo, se
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confunde y no se compromete. Se especializa en el desamparo y la evasión y aparece en
caracterizaciones como las de pobre de mí, la víctima, el niño, el estúpido, la virgen, el
inválido, el mártir, bajo la premisa: No puedo. Es importante insistir en la idea de que el
perro de abajo siempre gana. En palabras de Perls (1973):
“Oh acaban de conocer una de las fisuras más corrientes de la personalidad humana. La
división entre “perro de arriba” y “perro de abajo”. Este desenlace final se lleva a cabo no por
una adaptación sino por una integración. El perro de arriba es conocido por el psicoanálisis
como el superego y también como la conciencia. Desgraciadamente Freud dejo afuera el
perro de abajo y no se percató que por lo general es el perro de abajo quien gana en el
conflicto entre perro de abajo y perro de arriba. Les daré las características más salientes de
cada uno. El perro de arriba es normativo, a veces tiene la razón, pero siempre actúa como si
la tuviera. El da como un hecho establecido que este perro de arriba le dice que se estire para
demostrarle que está en lo correcto. El perro de arriba siempre dice “tu debieras” y hace
amenazas si no se le obedece. Sin embargo el perro de arriba es bastante directo y claro. El
perro de abajo, en cambio, hace las cosas de un modo diferente. Dice (risas) “si, pero
mañana y si es que puedo”. De modo que el perro de abajo es un excelente frustrador, y
entonces el perro de arriba desde luego no le permite salirse con la suya y alaba el uso de la
vara y así el juego de la autotortura o de automejoramiento, como quieran llamarle, continúa
imperturbado año tras año ¿verdad?”
Un ejemplo del uso de esta técnica lo muestra Perls (1975) en uno de sus diálogos internos:
“Perro de arriba: -Deja de hablar de Reich, continua con tus intenciones y no te desvíes de tu
tema, de las resistencias orales Perro de abajo: -¡Cállate!. Ya te lo he dicho unas cuantas veces, este es mi libro, mis
confesiones, mis rumiaciones, mi necesidad de aclarar lo que me es
oscuroPerro de arriba: - Mira, si no sigues mis consejos tus lectores te van a ver como un viejo
vagabundo y además charlatánPerro de abajo: - De modo que estamos nuevamente de vuelta a mi sí mismo (self) versus
mi imagen. Si algún lector quiere mirar por sobre mi hombro, será
bienvenido. Y lo que es más, en varias ocasiones se me ha sugerido que
escriba mis memoriasPerro de arriba: - Fritz te estás poniendo a la defensivaPerro de abajo: - Y tú estás tomando demasiado del tiempo mío y del lector. Así es que
quédate tranquilo y aguántate y déjame hacerte esperar. Déjame ser como
soy y córtala con tus ladridos crónicosPerro de arriba: - Muy bien, pero estaré de vuelta cuando menos te lo imagines y necesites
algún tipo de guía desde tu cerebro: Computadora, por favor dirígeme-"
Según Castanedo (1983), cuando se le da a alguien la polaridad opresor-oprimido, la
solución consiste en lograr que esas dos partes establezcan un diálogo entre ellas. El diálogo
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conduce inevitablemente a la integración de ambas partes. Cuando esas dos partes
comienzan a establecer diálogo, al comienzo de éste, habitualmente ninguna de ellas
escucha a la otra, lo que indica claramente que están funcionando como unidades
desintegradas. La explicación de este fenómeno, puede ser que una de las dos partes sea
una introyección que la persona no ha integrado adecuadamente o que no ha digerido aún
por completo. Por ello, no es raro encontrar personas que no toman conciencia, de que hay
otra persona que habita dentro de ellas, el otro self o la otra personalidad introyectada.
Estas introyecciones no necesitan siempre ser expulsadas o escupidas. Algunas veces se
requiere digerirlas, de tal forma que la persona pueda utilizar la fuerza o energía que
representan.
El trabajo en Terapia Gestalt se centra en que la persona llegue a tomar conciencia de cada
una de las dos partes opuestas que conviven en su personalidad. Luego de esta toma de
conciencia, se procede a restaurar en el cliente el contacto con las partes opuestas entre sí,
de tal manera que estas se integren en su parte consciente. Esta forma de conciencia final
con integración, permite al cliente en el futuro poder tomar decisiones y ejercer él mismo, un
mayor control sobre su propia conducta.
La labor del terapeuta consiste en facilitar la integración y la reconciliación de partes
opuestas de la personalidad. El procedimiento incluye el diálogo, como medio de lograr que
dos de las maneras de ser del cliente entren en contacto. El diálogo entre los papeles que
presentan las polaridades abre el camino al proceso de mediación. La lucha por el control
cede el campo a la comunicación, logrando por lo menos cierto aflojamiento.
En este sentido comentan Perls y Baumgardner (2007):
"Escuchar es el sendero hacia la integración de diferencias. Escuchar, comprender, quedar
abierto, son la misma cosa. Al reconocer las polaridades del cliente, y a continuación
suministrar el diálogo que puede hacer que salgan estos dos papeles hostiles, creamos un
lugar donde el cliente se muestra más dispuesto a abandonar su lucha por el control y, al
menos por un momento, una que otra vez, a dedicar cierta energía a escuchar y a oír. La
división puede aparecer entre el cliente y otra persona de su mundo a quien él selecciona
para que desempeñe el papel complementario, o bien puede ocurrir la división dentro de sí
mismo”.
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De acuerdo con lo anterior, primero el terapeuta debe encontrar la polaridad, con el fin de
darse cuenta de cómo el paciente se divide. Para esto debe permitirse quedar abierto al
impacto de la conducta del cliente. Esto significa que es necesario que se resista a que se le
induzca a la verborrea y al contenido, de modo que su energía quede disponible para que
sus ojos y sus oídos perciban el fenómeno básico que el paciente revela. El paciente
representa generalmente sin que se dé cuenta de ello, primero un papel y luego otro.
Trabajar con las polaridades que presenta el cliente, es uno de los instrumentos por
excelencia que conduce a la integración de la personalidad en una sola unidad que cuenta.
Esto significa lograr la configuración de la totalidad, significado de la palabra Gestalt, es
decir, que las dos partes se relacionen una con otra en un proceso estructural. Para llegar a
este proceso de integración de la personalidad, conviene explorar como el cliente percibe la
existencia en el Aquí y Ahora, y como presta atención al continuum de darse cuenta de la
experiencia que está viviendo.
Según Perls y Baumgardner (2007), el hecho de proyectar un papel, ya sea el de perro de
arriba o el del perro de abajo, y el de que una persona represente los dos papeles, tiene que
ver con el concepto denominado el Hueco de la Personalidad, que de acuerdo con estos
autores, son partes del self que no se experimentan o a las que se niega su expresión. Por
ejemplo: los sueños expresan huecos de la personalidad del individuo, en el caso de las
polaridades se tiene el hueco crítico, es decir, no hay centro.
A veces ocurre que la persona se pone a experimentar la polaridad contraria y le da pleno
poder para que irrumpa en su vida. Así una persona dulce, podría volverse por un tiempo
arbitrariamente cruel mientras despliega esa polaridad, más adelante emerge la unión con su
dulzura, a fin de sentirse integrada. Esto es lo que se conoce como movimiento pendular,
cuando la persona aprende un recurso nuevo, tiende a utilizarlo compulsivamente, por lo
cual necesita un tiempo para aprender e integrarlo de forma sana.
La Terapia Gestalt se basa firmemente en la autorregulación organísmica, según la cuál, si
cada parte de una persona puede hacer valer su derecho, no hay necesidad de que busque
establecer una dictadura. La dictadura personal puede ser práctica y tener mayor eficacia,
pero es una eficacia incomoda y aunque algunos parecen capaces de sacársela de encima,
en otros, causa deterioros graves, difíciles de sobrellevar.
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Se encuentra que el poder de cada ser humano, se renueva al lograr cierta integración de
los opuestos, ya sea que comience con una división experimentada dentro de sí mismo o con
una de sus polaridades proyectada hacia el mundo. A medida que dos de sus papeles que
representan extremos de mensajes divergentes, empiezan a oírse el uno al otro, la persona
experimenta la fuerza plenamente. Con una integración más cabal entre las dos posiciones,
se vive el propio ser. La reconciliación de los opuestos suele incluir el perdón y dejarse llevar.
La psicoterapia tradicionalmente ha enseñado a la gente a comprender algo que está
pasando y no precisamente a darse cuenta de algo que ocurre. Sin un darse cuenta corporal,
las emociones no se pueden experimentar por completo. Tratar lo psíquico separado o
aislado del cuerpo limita las posibilidades terapéuticas.
8.3 Otras formas de trabajar las polaridades
Según Castanedo (1983), otra aplicación grupal del trabajo con polaridades es el
experimento con piedras metafórmicas, consiste en que los participantes del grupo elijan dos
piedras pequeñas que sean iguales o diferentes. Frecuentemente la gente elige
simultáneamente dos piedras diferentes. Cuando esto ocurre, el facilitador puede trabajar en
la dirección de ayudar a dichos individuos a que hagan frente a las polaridades
representadas por cada piedra y lo que estas evocan en ellos.
Un experimento similar es el de las conchas marinas, consiste en situar en el centro del
grupo dos tipos de conchas: unas redondas de almejas y otras cilíndricas cónicas de caracol
de mar. La cantidad de cada tipo de concha marina debe ser el doble de los participantes del
grupo. Al colocarlas en el centro, el facilitador sugiere que cada persona tome dos de dichas
conchas que pueden ser iguales o diferentes. Como en el ejercicio anterior se sugiere a los
miembros del grupo que comuniquen que les ha llevado a hacer la elección que han hecho y
que evoca dicha elección en cada uno de ellos.
Otra forma particular de trabajar las polaridades es con el cuerpo. Esto se puede hacer de
diferentes formas, por ejemplo: que la persona represente las polaridades con el cuerpo
como si fueran una estatua, de este modo, el paciente tiene que representar con el cuerpo
un polo, después el otro y finalmente una estatua que representa la integración.
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Otro trabajo con el cuerpo consiste en pedir al paciente que adopte una postura corporal
coherente con una polaridad a trabajar, por ejemplo la seguridad. De modo que se le puede
pedir a la persona: Siéntate como si te sintieras seguro, muy seguro, trata de sentir esa
seguridad y adopta una postura coherente, ahora levántate y camina sintiéndote seguro,
fíjate como pones tus pies, como apoyas sobre es suelo, siente todo tu cuerpo seguro,
respira y siente toda esa seguridad en ti, camina por la sala siéndote seguro, etc.
Igualmente se puede trabajar las polaridades en los sueños o fantasías. Otra opción es
trabajar la polaridad entre lo que dicen las palabras y lo que dice el cuerpo. También se
puede trabajar a través de los cuentos mediante la identificación e interpretación de los
personajes e interpretándolos, asimismo por medio del Psicodrama y de la dramatización.
En el trabajo con niños es frecuente el juego con las polaridades, al niño al principio le
cuesta, pero le gusta meterse en el malo de la película, en el fuerte de la clase, en el papel
del profesor o en el de su padre, se pueden trabajar las polaridades desde la dramatización
de forma explicita representando roles que el niño anhela pero no se atreve a utilizar en su
vida o de un modo más simbólico, convirtiéndose en el árbol, la puerta o la ventana, etc.
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XX.. AAnneexxooss
Anexo 1. Percibir Fuerzas Opuestas (Experimento 2)
Extraído del libro: Terapia Gestalt: Excitación y Crecimiento de la Personalidad Humana
(Pág.: 356 - 371). De: Perls, F., Hefferline, R. y Goodman, P. (1951).
"Como un acercamiento vamos a considerar el concepto de equilibrio. En su centro está la noción
de un contrapunto de fuerzas. En un laboratorio químico, una estudiante que ha recibido
instrucciones para utilizar cinco gramos de un determinado compuesto determina esta cantidad en
primer lugar, poniendo un peso estándar, un trozo de metal que sepa que pesa 5 gramos en uno
de los platos de la balanza. En el otro plato, irá echando el compuesto hasta que los dos platos
estén en equilibrio. Cualquier
tendencia al movimiento en una de las dos direcciones es
exactamente contrabalanceada por una tendencia igual y contraria al movimiento en la otra
dirección.
La cabina de un ascensor está suspendida de tal manera que los cables que la sostienen deslizan
hacia abajo, a través de las poleas fijas en lo alto, unos bloques de metal de un peso equivalente
al de la cabina. Para que la cabina suba, el motor necesita ejercer una fuerza solo ligeramente
mayor que la que es necesaria para contrabalancear el peso de los pasajeros o de las mercancías
y a la inversa. Esto ilustra que en donde grandes fuerzas están verdaderamente en equilibrio, sólo
se requiere una pequeña fuerza adicional, añadida a un lado u otro para producir grandes
cambios.
Partiendo de estos simples equilibrios, vamos a considerar algo que requiere un equilibrio
constante. La totalidad de los procesos vitales de un organismo exigen un continuo reequilibrio.
Para lograr y mantener un equilibrio sano en la propia actividad, una persona debería ser capaz,
como para estar preparado a montar en bicicleta, de apreciar y actuar sobre las diferencias en su
situación cuando ocurren. Para que algo se note, es necesario que se distinga de su fondo de
alguna manera. Debe diferir de él de una manera que, como dicen algunos “marque una
diferencia”. Si sobre una superficie blanca pones un añadido blanco, no se verá porque realmente
no marcará ninguna diferencia. Una mancha negra, por el contrario, ofrece un contraste máximo y
parecerá más negra y el blanco más blanco que si se vieran por separado.
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Muchos fenómenos no existirían si sus opuestos no existieran también. Si el día no se distinguiera
de la noche no se podría haber hecho nunca una distinción así y no existirían las palabras
correspondientes.
Existen parejas de opuestos que no son genuinamente opuestos y otras que son opuestas solo en
un contexto muy concreto. Con algunas parejas podemos encontrar que hay
fenómenos
adicionales que mantienen posiciones intermedias. Por ejemplo principio- final tiene un término
intermedio, mitad; pasado- futuro tiene presente; deseo- aversión tiene indiferencia. El término
intermedio en estas parejas es interesante porque con frecuencia representa un punto neutro o
punto cero o punto de indiferencia a lo largo de una especie de dimensión o continuum.
El “pre-compromiso creativo” es la situación de estar en el punto de indiferencia” de un
continuum, preparado entre “estar consciente de” e interesado en las situaciones potenciales que
se extienden en las dos direcciones.
Volviendo al problema original, ¿que tiene que ver esto con las resistencias? Las situaciones en las
que encuentras
bloqueos para seguir las tareas que has decidido ponerte son situaciones
conflictivas y además el conflicto es entre una parte de tu personalidad y otra. Eres consciente de
una parte, la que se pone las tareas y trata de hacerlas. Y de la otra parte, la del resistente, eres
menos o nada en absoluto consciente. Por tanto cuando te encuentres con las resistencias, te va a
parecer frecuentemente que no son creación tuya, sino impuestas desde el exterior.
A través de las acciones adecuadas, el resistente puede ser rescatado de la no consciencia y
trasformado en una ayuda valiosísima. La parte resistente de tu personalidad tiene vitalidad,
fuerza y muchas cualidades admirables, así que aunque es un trabajo largo y arduo conseguir la
integración plena de estas partes desintegradas, acomodarse con poco cuando no hay necesidad
ratifica la permanente pérdida de algunas partes de tu personalidad. La parte brillante del cuadro
es que, antes de que hayas ido muy
lejos, probablemente ya sentirás que has salvado
potencialidades y energías preciosisimas.
Con estas observaciones teóricas, te hemos dividido en una persona con dos campos enfrentados.
Si eres incrédulo en esto, vamos a llevar tu incredulidad un poco más lejos pidiéndote que aceptes
como tuyo este conflicto entre dos facciones.
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¿Cómo puedes adquirir un sentido de los factores opuestos en tu carácter? Pues bien a lo largo de
estas líneas ya mencionadas ¿no podríamos inferir qué los deseos y las inclinaciones del resistente,
del que eres tan poco consciente, podrían ser lo opuesto de los que tu sientes que te surgen al
hacer la tarea? ¿Y no deduciríamos, entonces, que podrías tener alguna noción de qué cosas
piensa el resistente si tratas de imaginar el opuesto directo de lo que tu, como persona consciente
crees que es? Si te parece valido hacer una prueba, haz lo siguiente:
Piensa en alguna situación cotidiana, objetos o
actividades, como si fueran exactamente lo
opuesto a como las has considerado hasta ahora. Imagínate en una situación opuesta a la tuya, en
la que tengas inclinaciones y deseos que sean exactamente los contrarios de los habituales.
Observa los objetos, las imágenes y los pensamientos como si su función o su significado fueran la
antítesis de cómo los ves habitualmente. Además, en esta confrontación, anula tus valoraciones
normales de bueno o malo, deseable o repugnante, sensato o estúpido, posible o imposible.
Siéntete satisfecho de ponerte entre ellos, o mejor sobre ellos, en el punto cero, interesado en
cada uno de los lados de la oposición, pero sin ponerte de parte de uno o de otro.
Un beneficio que se deriva del desarrollo de tu habilidad de ver las cosas del revés de estar
interesado, sin comprometerte, en los opuestos es poder hacer tus propias evaluaciones. El
psicoanálisis ha producido muchos cambios. Lo que antes era considerado bueno, por ejemplo la
inhibición sexual, ahora se considera malo, lo que antes se rechazaba, ahora se acepta.
Si el paciente llega a sentir con su propia personalidad el conflicto real de las valoraciones
opuestas, sin obligarle entonces empezará a ser una persona que siente por si misma como son
las cosas en lugar de sentirse juzgado empezará a sentir que él mismo es la persona que realiza el
juicio.
Dedícate a este experimento de los opuestos con un aire juguetón. No hagas caso de los aspectos
trágicos que puedan suponer una situación vista al contrario. Como señalo Sócrates lo cómico y lo
trágico no están alejados entre sí, y el mismo acontecimiento, desde puntos de vista diferentes,
puede ser cómico o trágico.
Freud hace una observación significativa cuando dice que si encontramos personas que se
sostienen sobre su cabeza, tenemos que darles la vuelta para que lo hagan sobre sus pies. Coge
por ejemplo la forma en que “la necesidad de ser amado” se confunde con “amar”. Un neurótico
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sostiene que es todo amor y amabilidad, pero después resulta que todo lo que hace por la
persona amada deriva del miedo al rechazo. De la misma forma nos encontramos a veces con
nuestros mejores amigos con sentimientos de disgusto y hostilidad. Puede que te hayas dado
cuenta en otros de que todas las sobrecompensaciones son lo inverso de la tendencia original. La
modestia compulsiva cubre la ambición, y hacerse el macho esconde poca solidez interior.
Todo crédito es una deuda, una trasferencia desde alguna parte. La naturaleza hace su
contabilidad con una doble entrada. Cada suma es en alguna parte una resta. La comida que le
arrebatamos a la tierra empobrece la tierra. Por eso piensa en algo que hayas adquirido y
considera dónde ha sido la pérdida en la otra parte. ¿Qué hubiera sucedido si no lo hubieras
conseguido? Y localizando algo que no hayas podido conseguir ¿cómo sería la situación si la
tuvieras?
Cuando las personas carecen de imaginación, siempre es porque tienen miedo incluso a jugar con
la posibilidad de algo diferente. La habilidad para conseguir un interés imparcial entre los opuestos
imaginados, por muy absurdos que
parezcan es esencial para una solución creativa de los
problemas".
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Anexo 2. Artículo:
Polaridades y Estilos de Personalidad en Psicoterapia Gestáltica.
Por: Carlos Vinacour
Revista Figura-Fondo. Instituto de Psicoterapia Humanista de México. Número 10.
Toda psicoterapia supone en los primeros
encuentros el logro de dos metas fundamentales:
-
La construcción de un vínculo entre el
consultante y el consultado
La elaboración de un diagnóstico
En Psicoterapia Gestáltica la construcción del
vínculo remite a lo que Martin Buber llamó
encuentro, diálogo Yo-Tú, o diálogo existencial.
Tan fundamental es este tipo de relacionamiento,
que Gary Yontef ha llegado a afirmar que el
diálogo existencial es a la psicoterapia gestáltica
lo que la neurosis de transferencia es al
psicoanálisis.
Sólo cuando los dos procesos mencionados han
podido llevarse adelante, estamos en condiciones
de iniciar una tarea orientada al cambio
psicoterapéutico. Sin embargo, si bien el punto
(1) ha sido históricamente central en la tradición
gestáltica, la elaboración de un diagnóstico,
(punto (2)) siempre ha sido un tema conflictivo.
T. Millón en su libro “Trastornos de Personalidad”
recuerda una frase de Sartre, “Cada vez que me
pones una etiqueta me derrotas” y prosigue
diciendo:
“Sartre
denuncia
desde
el
existencialismo la forma en se exaltan los
esquemas diagnósticos.”... “Lo que quiere
significar con su frase, es que un diagnóstico es
una forma de privilegiar la homogeneidad del
grupo a expensas del individuo. Es una forma de
derrotar al individuo a través del reduccionismo.”
Acorde con esta línea ideológica la Gestalt durante
años
ha
privilegiado
la
descripción
fenomenológica por sobre los rótulos, como una
forma de resaltar la idea que los individuos no
pueden ser comparados y contrastados entre sí.
Si bien las etiquetas diagnósticas son meras
superficialidades que van superándose en la
medida en que avanza el conocimiento, no es
menos cierto que al ser utilizadas de manera
heurística, como guías que se reformulan y se
cambian cuando la necesidad lo impone, son una
ayuda extremadamente valiosa para orientar de
manera ordenada y coherente un tratamiento.
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Es necesario reconocer en primer lugar, la utilidad
de un punto de partida para comprender al
individuo y, en segundo lugar, que el individuo es
un fenómeno singular que solo es accesible
parcialmente a la ciencia y a los métodos. Las
teorías científicas plantean modelos que tienden a
ser muy consistentes, pero limitados y a veces
difíciles de aplicar con precisión. Pero los
diagnósticos
aplicados
sin
actitudes
fundamentalistas y con una visión operativa y
elástica, ofrecen una visión útil y una forma
operativa de obviar caminos vagos e imprecisos
que a veces alargan innecesariamente los tiempos
de una terapia.
Hecha esta salvedad debo aclarar que entre las
múltiples posibilidades diagnósticas que tenemos
a nuestro alcance he elegido tres como las más
significativas.
Podemos hacer un diagnóstico situacional y
plantear que, por ejemplo, el paciente “A” está
aquejado por una problemática de pareja que
perturba de tal forma otros ámbitos de su vida,
que llevan a requerir intervenciones terapéuticas
que
ayuden
a
resolver
este
problema
interaccional.
Otra posibilidad diagnóstica no excluyente con la
primera, es realizar una evaluación clínica del
mismo paciente y concluir que posiblemente a
consecuencia o como derivado de sus dificultades
de pareja y a la vista de una serie de parámetros
clínicos, “A” padece un trastorno depresivo que
requiere
complementar
las
intervenciones
vinculares con otras más precisas y específicas
para su cuadro clínico.
La tercera posibilidad, también complementaria y
no excluyente con las anteriores es agregar un
diagnóstico de estilo, características o trastorno
(si lo hubiera) de personalidad.
Diagnóstico que nos orienta sobre la estructuraproceso en la que está apoyada la problemática
que aqueja a nuestro consultante.
Raquel Ros
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
Creo importante no descuidar los dos primeros
diagnósticos. Pero a su vez entiendo que es
prioritario basar las intervenciones terapéuticas y
la profundización de nuestra tarea, en la guía
orientativa que nos da la tercera posibilidad
diagnóstica.
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
El estilo paranoide de la personalidad.
El estilo esquizoide de la personalidad.
El estilo esquizotípico de la personalidad.
El estilo antisocial de la personalidad.
El estilo límite de la personalidad.
El estilo histriónico de la personalidad.
El estilo narcisista de la personalidad.
El estilo evitativo de la personalidad.
El estilo obsesivo-compulsivo de la
personalidad.
10. El estilo dependiente de la personalidad.
Tener claridad sobre el estilo y características de
personalidad del paciente y orientar la terapia
según este rumbo, hace a un proceso terapéutico
decididamente más consistente.
De las muchas posibilidades diagnósticas sobre
estilos de personalidad he elegido la que ofrece el
DSM IV, por dos motivos.
Millón agrega cuatro categorías más
11.
12.
13.
14.
1. Esta basada en una lectura fenomenológica y
no interpretativa de conductas
2. Es una visión moderna y actualizada de la
psicopatología (la primera edición en ingles
del libro es de 1994.)
En una acepción simple los estilos de personalidad
podrían ser entendidos como la representación del
mayor o menor estilo distintivo de funcionamiento
adaptativo de un individuo. Según esta
formulación los trastornos de personalidad
representarían
estilos
particulares
de
funcionamiento
desadaptativo
debidos
a
deficiencias, desequilibrios o conflictos en la
capacidad del individuo para relacionarse con su
entorno.
La otra cuestión que importa aclarar es que la
personalidad existe en un continuum. No es
posible una división estricta entre normalidad y
patología. Si bien en un extremo del arco
diagnóstico debemos ubicar a los llamados
trastornos de personalidad y en el otro a los
estilos, esto no supone considerar a los trastornos
como enfermedades sino solo como patrones
permanentes e inflexibles de experiencia interna y
de comportamientos, estables en el tiempo y que
comportan malestares y perjuicios para el sujeto.
En ese sentido los estilos representan
características más flexibles y en principio no
generadoras de malestares.
El DSM IV reconoce diez categorías diagnosticas
de trastornos de personalidad, compatibles dentro
del continuum con diez estilos diferentes de
personalidad:
Revisión Nº: 1. Junio 2009
El
El
El
El
estilo
estilo
estilo
estilo
depresivo de la personalidad.
sádico de la personalidad.
negativista de la personalidad.
masoquista de la personalidad.
Dejando aclarado que estas categorías no son
rígidas. Es posible que ninguna persona real se
adapte íntegramente al prototipo teórico o
diferentes personas se aproximen en distinto
grado o que en una misma persona encontremos
más de una categoría. A su vez realizar un
diagnóstico de estilo de personalidad no alcanza
ni es suficiente para conocer a ese individuo, cada
biografía es única y muy relevante, así como cada
individuo es único y no puede hacerse tan
individual que se convierta en inefable. Los
constructos no pueden existir sin individuos con
los que ser comparados ni los individuos pueden
ser entendidos solo a nivel de constructos.
Al estudiar estilos y trastornos de personalidad T.
Millón concibe una teoría de la personalidad
basada en una teoría del aprendizaje biosocial y
por lo tanto como un modelo evolutivo.
Uno de los aspectos fundamentales es que la
personalidad y la psicopatología se desarrollan
como resultado de la interacción de fuerzas
ambientales y organísmicas. Estas interacciones
empiezan en el mismo momento de la concepción
y se mantienen a lo largo de toda la vida.
En esta teoría se propone un grupo de tres
dimensiones que de hecho se utilizaron como
base una y otra vez para la construcción de la
personalidad. Se trata de las tres polaridades
actividad-pasividad, sujeto-objeto y placer-dolor.
Raquel Ros
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
La dimensión actividad-pasividad se refiere a que
el amplio abanico de comportamientos en los que
puede verse involucrada una persona puede ser
agrupado en función de si el individuo toma la
iniciativa para configurar los acontecimientos que
le rodean o si su comportamiento es básicamente
reactivo a ellos.
La distinción placer-dolor
reconoce que, en
último termino, las motivaciones apuntan hacia
una de las dos direcciones: tendencia hacia los
acontecimientos que son atractivos o refuerzan
positivamente frente a tendencia a alejarse de los
que son aversivos o refuerzan negativamente. De
forma parecida, la distinción sujeto-objeto (o sí
mismo-otro)
reconoce que entre todos los
objetos de nuestro entorno existen dos que
destacan entre los demás por su poder para
afectarnos: nosotros mismos y los otros.
En otras palabras a partir de este esquema
tripartito se conciben estrategias para conseguir
estimulaciones positivas y de evitar otras
aversivas. Estas estrategias reflejan el tipo de
estrategias que las personas aprenden a perseguir
o evitar (placer-dolor), donde intentan obtenerlo
(el sí mismo o los otros) y como han aprendido a
comportarse para conseguirlas o escapar a ellas
(actividad-pasividad).
En los distintos estilos de personalidad estas
polaridades tienen una dimensión que Millón
cuantifica en débil, media y fuerte.
Revisión Nº: 1. Junio 2009
Por ejemplo en la personalidad antisocial la
polaridad pasividad-actividad está fuertemente
volcada hacia el polo activo, la polaridad sí
mismo-otros está fuertemente volcada hacia el
polo del individuo y la polaridad placer dolor está
medianamente volcada hacia el polo del placer.
En el prototipo histriónico la polaridad placer-dolor
es medianamente intensa en ambos polos, la
polaridad actividad-pasividad está fuertemente
volcada hacia el polo activo y la polaridad sí
mismo-otros está fuertemente volcada hacia el
polo de los otros.
Es evidente que conocer estos parámetros nos
permite desde una concepción gestáltica dirigir
claramente la atención hacia las fuerzas polares
específicas de cada estilo de personalidad. Cuales
son las polaridades donde el nivel de conflicto es
mayor, que polo del conflicto es adecuado
reforzar para colaborar al equilibrio organísmico,
dónde el equilibrio está adecuadamente logrado.
Ejemplo del prototipo histriónico:
polo del placer / polo del dolor
polo de la pasividad / polo activo
polo del sí mismo / polo de los otros
débil en la dimensión de la polaridad /
medio en la dimensión de la polaridad /
fuerte en la dimensión de la polaridad
Raquel Ros
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
Anexo 3. Artículo:
Equilibrio en las Relaciones
Por: Sin autor
Revista Mercurio Ezcine. Número 21. Volumen II. Octubre, 18 de 2000
Las relaciones de pareja son una de las áreas
donde mayor aprendizaje podemos obtener
durante esta encarnación. Se trata de interactuar
con un ser de naturaleza aparentemente opuesta
para lograr congeniar, armonizar y negociar con él
/ ella, y encontrar el equilibrio dentro de nosotros.
Estas polaridades del Tao reciben el nombre de
Yin y Yang respectivamente. Se tiende a
considerar Yin como la polaridad femenina, a
Yang como la polaridad masculina, y al equilibrio
entre ambas como un Ser completo, el Tao.
Comprendiendo las Polaridades
¿Le sorprende?, el título de este artículo es
“Equilibrio en las Relaciones”, pero comenzamos
hablando sobre “encontrar el equilibrio dentro de
nosotros”. Y es que no podía ser de otra manera,
nadie puede dar lo que no tiene, si un ser en su
individualidad no ha alcanzado el equilibrio, no lo
puede compartir con otra persona.
Por eso no debería sorprenderle tampoco que
ambos géneros somos “aparentemente” opuestos,
pues se trata solo de una diferencia en cuanto a
percepción.
Culturalmente se nos inculca que somos
diferentes, y por eso crecemos “creyendo” que lo
somos, cuando en realidad simplemente vemos la
vida desde ángulos diferentes, y por tanto
“asumimos” que somos diferentes.
Por supuesto que son indiscutibles las diferencias
físicas, pero en cuanto lo que somos como seres
humanos las diferencias en realidad no son tan
marcadas, se trata más de apariencias que de
otra cosa. Veamos porque.
Principios
Si partimos de la esencia, encontraremos que, por
ponerlo de una manera simplificada, somos
simplemente los polos opuestos de una misma
batería, y como es bien sabido, a menos que
exista fuerza (vida) en ambos polos no se
generará energía.
Así podemos ver la tan conocida figura del Tao
(circulo divido en dos mitades iguales,
generalmente una blanca y la otra negra, cada
una con un pequeño circulo de la otra dentro de
si) que representa la complementariedad de las
polaridades en el Universo incluyendo a la raza
humana.
Revisión Nº: 1. Junio 2009
Se trata de comprender y aceptar que estas
polaridades existen dentro de cada ser humano,
pero así como el genero puede considerarse una
polaridad y sus cualidades nos diferencian, no es
menos cierto que la sociedad, historia y cultura
juegan un papel importante en definir cuales son
estas cualidades.
Históricamente siempre ha sido social y
culturalmente aceptable que una mujer se
muestre vulnerable y permita conocer sus
emociones abiertamente, mientras que lo mismo
sería censurable para un hombre.
Pero, ¿Es acaso esto Equilibrio?. Si hay por lo
menos una partícula de verdad en lo expuesto
anteriormente, y lo empleamos para evaluar lo
que se considera son los comportamientos social
y culturalmente aceptables, podremos notar que
son innecesariamente excluyentes el uno del otro,
aunque no necesariamente tenga que ser así.
Ángulos de percepción
Si dejamos de lado los convencionalismos, y nos
centramos en las inclinaciones naturales de los
géneros,
encontraremos
que
existe
una
predisposición natural a percibir la vida desde
ángulos diferentes para cada uno de ellos.
Esta tendencia natural está relacionada con los
roles que desempeña cada genero, pero de
ninguna manera se excluyen el uno al otro, por el
contrario, se complementan.
La mujer tiende a percibir la realidad desde la
Emoción, mientras que el hombre la percibe
desde la Razón. Esto de ninguna manera quiere
decir que las mujeres sean incapaces de razonar,
o los hombre incapaces de sentir, simplemente
que son rasgos sobresalientes en cada uno.
Raquel Ros
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
Tal vez esto pueda hacer pensar a algunos
nuevamente en cuanto a diferencias, pero
realmente en el fondo hay muchas más
similitudes de las que pudiera parecer a simple
vista. Veamos unos ejemplos extremos de lo que
pudiera ser la vida vista exclusivamente desde
uno de estos ángulos.
El Mundo desde la Razón
Al observar el mundo exclusivamente desde la
razón encontramos un lugar frío en el cual todo
puede ser desmembrado para analizarlo y
comprenderlo.
El ser que asume este enfoque siente la necesidad
de conocer, experimentar y comprender, y en el
proceso se acerca a los objetos de su curiosidad
mientras se familiariza con ellos, una vez
comprendidos siente que su misión ha finalizado y
se aleja en busca de una nueva aventura, un
nuevo reto para la razón.
Quien asume este rol puede pensar que puede
comprender y (en consecuencia) lograr cualquier
cosa por si mismo, esto podría llevarle a aislarse y
concentrarse en su individualidad.
Lo anterior es por supuesto una exageración en
un solo sentido, difícilmente encontraremos un
hombre que se comporte exclusivamente de esta
manera, pero sirve como ilustración. Veamos
ahora, nuevamente con un ejemplo extremo, el
enfoque opuesto.
El Mundo desde la Emoción
El mundo visto con los ojos de la emoción es un
lugar cálido que existe para compartir y
enriquecerse en experiencia al hacerlo.
Al asumir este enfoque se percibe que nos
nutrimos cada vez que entramos en contacto con
algo o alguien, sensación que puede ser
gratificante y por ello se busca repetirla.
Así cada vez que nos acercamos a algo o alguien
y compartimos, y nos sentimos bien, tendemos a
desarrollar una sensación de pertenencia y
familiaridad que nos impulsa a mantenernos cerca
del objeto o ser con quien compartimos.
Quien asume este rol podría sentir que solo puede
conocer el mundo al compartir con los demás, y
esto podría llevarle a intentar mantenerse
unido(a) a otra(s) personas pudiendo descuidar
su individualidad.
Nuevamente por supuesto otra exageración en
sentido opuesto solo con fines ilustrativos. Pero, y
si estos son los extremos ¿Dónde se encuentra el
equilibrio entonces?, y ¿Cómo encontrarlo?
Veamos.
El Mundo en Equilibrio
El mundo (y en consecuencia la pareja) en
equilibrio sería uno en el cual cada ser humano
encontrara dentro de si mismo un balance entre
ambos extremos expuestos anteriormente.
Un balance en el cual se permita florecer a esas
dos cualidades por igual validándolas a ambas.
Pero.... y si cada ser es una polaridad opuesta al
otro ¿Cómo lograr esto?
Comencemos por recordar que lo primero que
establecimos es que estas diferencias son sólo
“aparentemente” opuestas, y esto es debido a
que cada ser lleva dentro de si las cualidades del
genero opuesto, solo que, por decirlo de alguna
manera, ha activado una mientras que la otra
permanece en cierto grado latente.
Recordemos que las escrituras de las principales
religiones y filosofías del mundo coinciden, en una
u otra forma, en que somos seres completos
creados a imagen y semejanza de un Ser Sabio y
Omnipotente que decidió Bendecirnos con este
Don que conocemos como Vida.
Y como seres completos no podemos ser
entonces solo la expresión de una de las
polaridades existentes, las albergamos a ambas y
manifestamos una preponderantemente primero,
para luego encontrar un equilibrio entre ellas.
Así una relación entre estas polaridades que
conocemos como los géneros no puede ser otra
cosa que un reflejo de la actividad del Universo en
su
constante
expansión
y
contracción,
personificados por la razón y la emoción.
De allí nacen valores fundamentales para sostener
cualquier relación, pues se comienzan a
comprender y considerar validos los diferentes
puntos de vista.
Revisión Nº: 1. Junio 2009
Raquel Ros
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
La Pareja Equilibrada
De esa comprensión nace un sistema de
relacionarse en el cual la mujer siente que es
necesario para el hombre entender el porque de
las cosas y le apoya para lograrlo, y el hombre es
capaz de comprender que para la mujer a veces
es suficiente sentir que las cosas están bien sin
necesidad de comprenderlas, y actúa a manera de
crear ese ambiente propicio que termina
beneficiándoles a ambos.
Esta comprensión por supuesto se extiende a
todas las áreas enriqueciéndolas. Al entrar en
contacto cada miembro de la pareja con su
equilibrio interior le es más sencillo comprender,
apoyar y proveer lo que realmente necesita su
pareja, y así contribuir a lograr el éxito de la
relación.
Revisión Nº: 1. Junio 2009
Y por supuesto la valoración del uno por el otro
también aumenta.
Como con todos los procesos de la vida establecer
un Alfa y un Omega para este proceso puede
resultar sumamente interesante, ¿Qué ocurre
primero?, ¿Cada quien encuentra su equilibro
individualmente y después se unen?, ó ¿Es la
relación de pareja terreno fértil para lograr este
equilibrio?
Puede ser de cualquiera de esas formas u otras
tantas diferentes, lo importante es lograrlo, pero
una cosa es segura, la interacción entre dos seres
de polaridad aparentemente opuesta es ideal para
la manifestación de la Alquimia, pero este será
tema para un próximo artículo.
Raquel Ros
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
Anexo 4. Artículo:
¿Cómo usamos nuestras emociones?
Por: Mónica Agras
Revista Crecimiento Interior. Número 71. Año 8. Abril de 2001
Autoafirmación y enojo
Si digo Yin y Yang, todos sabemos de qué estoy
hablando. Y, estamos haciendo referencia a las
polaridades: suave-fuerte; blanco-negro; díanoche; sol-luna; etc. etc.
Ahora si yo les pregunto ¿Cuál es “el contrario” al
amor?. Todos indicamos el odio. Pero en sí
mismos ambos son polaridades, ambos están en
los extremos de la misma línea. Lo opuesto al
amor es la indiferencia. Y ¿por qué? Porque el
odio y el amor son emociones. En la indiferencia
no encontramos sentimientos... No hay nada.
Viajamos entre dos extremos. Del amor al odio
podemos pasar en segundos... ¿Qué le dice un
hijo al padre que no satisfizo su deseo...? ¡Te
odio!, ¡no te quiero más...!. ¿Es eso verdad?. En
la mayoría de los casos no. Sólo que se siente con
la misma intensidad que el amor esa rabia, ese
resentimiento por no obtener lo que queremos...
Y tal vez al rato ambos, padre e hijo, aflojen la
tensión.
Ahora el niño y ciertos adultos, los inmaduros,
tienen algo en común: la baja tolerancia a la
frustración.
Recuerdo el caso de una niña llamada Julieta.
Esta pequeña de 4 años se despertó a las 3 de la
madrugada diciendo a su madre que quería comer
medialunas. La mamá trató, al principio
pacientemente, de explicarle que a esa hora todas
las panaderías estaban cerradas, que por la
mañana a primera hora se las compraría. Ella
encaprichada, insistía e insistía y terminó con un:
¡Yo quiero medialunas: Ahora mismo!!!
Muchos de nosotros, adultos, actuamos con el
mismo principio que Julieta. Por eso tantas veces
nos ubicamos en una de las polaridades: “el
egocentrismo”. Y nos olvidamos de la otra cara de
la moneda: “la autoafirmación”.
Revisión Nº: 1. Junio 2009
En nuestras relaciones con los demás seres
humanos, muchas veces no nos apartamos del
egocentrismo, porque creemos que el mundo
tiene la obligación de satisfacer “todas” nuestras
necesidades y deseos.
Hablo de autoafirmación, pero, ¿sabemos cuál es
realmente su significado? Es afirmarse a sí mismo.
Es cuando tenemos la posibilidad de expresar
claramente nuestras necesidades, deseos, puntos
de vista, sentimientos, sensaciones, etc., de una
manera madura. Porque la autoafirmación
inmadura pasaría al extremo del egocentrismo,
que significa que no me importe absolutamente
nada de los deseos, intereses, pareceres del otro.
El ejemplo común de dificultad
autoafirmación es el siguiente caso:
en
la
Un matrimonio, uno de los cónyuges decide hacer
ciertas reparaciones en la casa sin consultar al
otro. El que no fue consultado, en vez de expresar
su enojo, de decir que la casa es de ambos y es
importante compartir ese tipo de decisiones, se
dedica a boicotear el trabajo del otro. Así todos
salen perjudicados, nadie favorecido.
La autoafirmación está más allá del enojo. Y
nosotros le tememos muchísimo al enojo, porque
no sabemos pedir bien, sino que sólo sabemos
exigir. Nos cuesta aceptar las diferencias, nos
cuesta comprender que el otro no sea lo que
nosotros queremos, que no diga lo que
esperamos escuchar. Y en lugar de comenzar a
acortar las diferencias ponemos abismos entre
ambos. Ese abismo está lleno de cosas no dichas,
de sentimientos acumulados, de molestias
anquilosadas. Pero debemos recordar lo que dijo
Nietzsche: “Cuando uno mira dentro del abismo,
debe saber que el abismo está mirando adentro
nuestro”.
Y muchas veces eso hacemos con nuestros
reproches, rencores, estamos mirando en
nuestros propios abismos. Sólo mirando hacia la
luz, hacia el amor, buscando la comprensión. Sin
olvidar lo que nos hace daño.
Raquel Ros
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
Enunciar con madurez lo que nos molesta, lo que
no nos gusta, lo que nos daña. Poder expresar el
malestar, no es malo, no es negativo, no somos
“malas personas”. Lo que hace la diferencia es la
forma en cómo lo expresamos. Parece que no
sabemos expresar un desacuerdo sin agravios. Sin
generar en el otro un resentimiento aún mayor
que el nuestro, ello provoca que el abismo sea
más grande cada día. Muchas personas cometen
el error de creer que deben ser estoicas y
bancarse todo. Esto es una falacia, es un error,
una creencia equivocada. Así como el amor se
muestra con caricias positivas, también existen las
caricias negativas auténticas: poner límites, lo
cual a ayuda a crecer a uno mismo y a los otros.
Revisión Nº: 1. Junio 2009
Por ello, debemos aprender a presentar nuestra
necesidad con claridad, sin ambigüedades, no
dando por sentado que el otro como nos conoce
adivina lo que puede hacernos sentir mal. Si
somos claros y precisos vamos a contemplar la
posibilidad que el otro tiene de recepcionar
nuestra petición. De escucharnos: que implica oír
con compromiso, comprensión, respeto. Esto
debe ser mutuo. ¡Cuánto más sencillas serían las
cosas
si
nos
permitimos
actuar
“autoafirmadamente”! “Todos merecemos una
mejor calidad de vida”.
“Todos merecemos una mejor calidad de vida...”
Raquel Ros
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
Anexo 5. Artículo:
El Desarrollo de la Identidad en su Plenitud
Por: Luciano Rispoli
Tam Tam en el Mediterráneo (Proyecto del Programa de Acción Comunitario para la igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres, 1996-2000. Comisión Europea D.G.V.)
Las necesidades de la infancia. Hoy sabemos con
certeza la gran importancia que tienen la infancia
y la adolescencia para la salud de los seres
humanos adultos.
Tenemos conciencia científica de que para
conservar vitalidad y bienestar también de
mayores, los niños deben encontrar protección,
calor, serenidad, y sobre todo satisfacción de sus
necesidades fundamentales, sin las cuales no
estarán preparados para moverse en la vida.
La cría del ser humano no está ya del todo
programada como los de los otros mamíferos,
sino que debe aprender los programas necesarios
para desenvolverse en la comunidad de los
adultos, y adquirir los conocimientos científicos y
culturales necesarios acumulados a lo largo de
siglos de historia. Y por esto no está preparado
para afrontar la complejidad del mundo antes de
los 15 – 16 años, y durante todo este período
tiene necesidad extrema de ayuda y de apoyo, del
mismo modo que lo tienen los cachorros de los
otros mamíferos en su período de dependencia y
de necesidad. Y como los otros cachorros,
también nuestros niños deberán recibir protección
de modo prácticamente “total”.
¿Qué sucede si se actúa de otra manera? Sucede
que se pierden la integración y el bienestar
originales. Todas las personas que recurren a una
ayuda psicológica revelan historias dolorosas y
difíciles de su infancia: siempre.
Si no existe protección suficiente y atención a las
necesidades
fundamentales
se
formarán
peligrosas alteraciones del núcleo profundo del Sí:
pérdida de contacto con las capacidades vitales,
incomodidad, malestar. Si se lacera la continuidad
de las experiencias positivas, el niño vivirá cada
cosa como precaria, peligrosa, angustiosa. Para él
no habrá nunca certeza de que la vida comporta
alegría y bienestar. Se instaurará más bien un
miedo obsesivo y patológico cuando el niño está
obligado a asegurarse por sí solo y demasiado
precozmente la supervivencia, a ocuparse
demasiado pronto de sí mismo y a afrontar sin
protección las dificultades de la vida.
Revisión Nº: 1. Junio 2009
El núcleo del Sí, rendido frágil e inseguro, se
aferra a imágenes exteriores de fuerza y de
certidumbre, tendentes a compensar las carencias
profundas persiguiendo falsas seguridades: el
poder sobre los otros, el querer dominar, el éxito
fácil, la violencia, el dinero a toda costa. O cede a
las angustias y acaba por sentirse débil,
abrumado, aplastado; y se hace aplastar.
La identidad. Cuando se habla de identidad se
hace referencia a la construcción del propio
mundo interno, al conjunto de los valores básicos,
a las imágenes de sí mismo; pero también al
modo de moverse, de hablar, de expresar:
posturas, actitud del cuerpo, sensaciones.
Hoy sabemos que cuerpo y mente son una unidad
inseparable y que en el cuerpo se esculpe toda
nuestra historia: y ahí permanece “encapsulada”,
alterando nuestro funcionamiento libre y vital,
limitando capacidades, expresiones, emociones,
comportamientos.
La identidad, el Sí, se pueden enriquecer durante
el
desarrollo
abriendo
perspectivas
y
potencialidades de vida; o bien, por efecto de un
ambiente no plenamente acogedor, encerrarse en
esferas limitadas que empobrecen la persona, le
restan significado, cebando la conflictividad con
otras identidades y otras personas.
Las “polaridades”. Debemos, por tanto, recuperar
la amplitud de las funciones vitales. Son
peligrosas las imitaciones: la exageración de la
violencia, de la velocidad, de la dureza, del miedo.
Debemos retornar a la sinusoide que es la vida;
reportar a los niños también sobre otra polaridad;
reafirmando el valor positivo: la velocidad pero
también la lentitud, dureza, pero también ternura,
concentración, pero también relajación, fuerza
pero también fragilidad, fantasía pero también
concreción del cuerpo, imágenes pero también
sensaciones reales. Las investigaciones de la
Psicología Funcional, que afirman que ninguno de
los dos polos de las “polaridades” (en las cuáles
se articulan las diversas funciones psicocorpóreas)
es lo más justo, y que ni siquiera el centro es la
mejor posición.
Raquel Ros
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Curso de Formación de Terapeutas Gestalt. Las Polaridades
Si tomamos la polaridad:
o--------------------o
Explorar solo ser guiados
Nos daremos cuenta que es importante para el
chico poder andar de modo continuado de un polo
al otro y viceversa. Si tan solo se es guiado se
puede vivir la guía como intrusión, opresión;
mientras deber explorar siempre solo es
descorazonador y doloroso. Por el contrario, estar
en el medio entre las dos posiciones no sirve para
nada, no permite vivir la plenitud de ninguno de
los dos momentos.
La verdadera movilidad es en cambio aquélla por
la cual el chico pasa tranquilamente de momentos
en los cuales utiliza la guía a momentos en los
que experimenta las propias capacidades de hacer
por sí solo; volviendo después a utilizar la guía
cuando tenga verdadera necesidad.
La andadura de la vida es una andadura modular
entre los dos polos, una curva sinusoidal que
pasa, ora por una, ora por otra de las dos
posiciones opuestas. Si se está siempre
concentrado, la concentración se revela falsa e
ineficaz. Si se está siempre “relajado”, en realidad
no se está serenamente relajado sino inmóvil e
impotente. Los dos polos, en otros términos, son
sólo falsamente “antitéticos”.
Ahora, como hemos visto, alguna de estas
polaridades, de estas capacidades se están
volviendo cada vez más difíciles para nuestros
niños, minando las bases de la funcionalidad del
Sí y de la vida.
El proyecto. No es posible por tanto quedarse
mirando: se necesita intervenir, se necesita actuar
presto. Se necesita intervenir con eficacia y
competencia. Pero sobre todo con una visión a
largo plazo.
Durante demasiado tiempo nos hemos ocupado
en reparar aquí y allá los daños que se estaban
produciendo, en tapar fallos. Lloramos sobre
niños muertos. Nos indignamos por los violados,
vendidos, prostituidos. Buscamos intervenir para
aquellos que sufren maltratos.
Pero para aquellos casos conocidos y extremados
en su violencia, hay muchos, muchos más, que
son menos evidentes, sino extremadamente
difusos y no menos dañosos: casos en los cuales
las pequeñas personalidades se vuelven
sometidas y alteradas, en las cuales el dolor
produce laceraciones profundas, en los cuales la
violencia sutil induce otra violencia, en los cuales
se pierden capacidades vitales e integridad del Sí,
en los cuales se comprometen bienestar y salud,
en los cuales las mentes se retuercen (y no sólo
las mentes, sino también el cuerpo).
Los nuevos conocimientos. Hoy sabemos que
cuerpo y mente son una unidad inseparable.
Tenemos instrumentos que permiten leer y
comprender cuánto se están alterando los
sistemas de regulación y se están alejando de un
funcionamiento pleno, sereno, capaz de tener
alegría y bienestar.
Hoy, por consiguiente, podemos por fin comenzar
a poner en marcha una intervención real de
prevención primaria. Una prevención que nazca
de un modo de pensar de 360º, que afronte la
complejidad.
Una nueva epistemología se está diseñando, una
clave de lectura que no mira ya a las partes
singulares, sino al conjunto, en todos sus
complejos funcionamientos: una epistemología
Funcional. El pensamiento Funcional nos puede
ayudar a
comprender que si nosotros
intervenimos solamente sobre un nivel del
problema no obtenemos resultados ni profundos
ni estables.
Debemos operar, así, sobre todos los niveles,
sobre todas las funciones que caracterizan a los
organismos vivos, los grupos, las familias, las
comunidades.
Revisión Nº: 1. Junio 2009
Raquel Ros
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