UNA GUÍA DE TREINTA DÍAS PARA LOS NUEVOS CREYENTES por JOHN D. BECKETT INTRODUCCIÓN A fines de la década de los sesenta, tuve una experiencia que cambió mi vida. En el negocio de la familia al que me había unido hacía poco tiempo surgieron algunos problemas graves: la muerte repentina de mi padre, quien había fundado la compañía y, poco después de aquello, un fuego que les hizo unos daños increíbles a las dependencias de nuestra fábrica. Antes de aquellos traumáticos sucesos, y pensaba que me podría enfrentar incluso a los retos más difíciles sin ayuda alguna; ni siquiera la ayuda de Dios. Pero este joven ingeniero graduado del MIT, entonces tan seguro de sí mismo, ya no lo estaba tanto. No tenía las respuestas a aquellos reveses tan aplastantes… sólo montones de preguntas. Fue entonces cuando me convertí en un comprometido seguidor de Jesucristo. Más tarde descubriría que en realidad, Él me había hecho para que le hiciera compañía. Todo aquello sólo era “volver a casa”, a Aquél que me amaba profundamente y se preocupaba por mí. Esa decisión de entregarle mi vida a Jesús me transformó de una forma tal, que nunca me la habría podido imaginar. Si no me equivoco, usted ha dado un paso similar que indica que ha tomado la decisión de seguir a Cristo como consecuencia de haber visitado uno de los diversos portales de la Internet que presentan el mensaje del amor de Dios y el camino hacia una transformación personal. No es usted el único. De hecho, en un desarrollo notable y reciente, decenas de miles de personas se están convirtiendo en creyentes de esa misma forma. Hay un portal en particular, el que se encuentra en www.lifesgreatestquestion.com, que relata mi historia. Lo han visitado personas del mundo entero, y una de cada ocho ha indicado que anhela seguir a Cristo. Ahora, mi gran anhelo es ayudarle a partir de las lecciones que he aprendido, para que dé los siguientes pasos. Así que esto es una sorpresa. Esta pequeña guía para los próximos treinta días se llama Los próximos pasos, y está pensada para su uso personal. A menos que usted nos dé otras indicaciones, le estaremos enviando una sección cada día durante el próximo mes. Al ir llegando al final, se le darán enlaces para que tenga acceso a otros materiales si quiere hacer unos estudios más amplios. He observado esto: Mientras que la fe cristiana es desafiada desde muchas direcciones, la búsqueda de la realidad y el hambre por la verdad han ido creciendo. Usted quiere saber cuál es el sentido de la vida. Quiere comprender quién es Dios. Necesita esperanza. No está satisfecho con tener “religión”, sino que quiere hallar una relación personal y satisfactoria; un vínculo íntimo con el propio Jesucristo. El Señor al que servimos y la vida transformada que Él ofrece son tan increíbles, que hoy en día se calcula que existen más creyentes que en todos los períodos anteriores de la historia humana sumados. Así que le doy la bienvenida a una familia en crecimiento. LOS PRÓXIMOS PASOS ¿Por qué son tan importantes esos próximos pasos? Piénselo de esta manera. A la persona que acaba de nacer espiritualmente se la puede comparar con un niño recién nacido. Ambos se hallan en peligro. Ambos necesitan ayuda. Ambos exigen protección, cuidado y alimentación. Así como el bebé necesita comida natural, la persona que acaba de nacer espiritualmente necesita la clase correcta de alimento espiritual. Jesús hizo una ilustración para ayudarnos a comprender los riesgos que comprendía esta situación. Habló de un sembrador que salió a sembrar, ejemplo que subraya lo importantes que van a ser los próximos treinta días. Dijo que parte de la semilla cayó junto al camino, donde se la comieron las aves antes que llegara a echar raíces siquiera. Otras semillas cayeron donde había poca tierra. Al principio comenzaron a crecer, pero las raíces nunca se llegaron a fijar como es debido. Cuando salió el sol, las plantas se quemaron y se secaron. Otras semillas sí echaron raíces, pero pronto las espinas que las rodeaban se enredaron con las nuevas plantas y acabaron con su vida. Por fortuna, la parábola no termina aquí. Jesús describe otra clase de suelo como “buena tierra”. Las semillas que cayeron en aquel suelo echaron raíces, crecieron las plantas y terminaron multiplicándose hasta formar un gran número. (Vea la parábola entera en Mateo 13:1-23). ¿Le gustaría que sus raíces espirituales penetraran en esa clase de suelo? La “semilla” de la parábola representa el “Evangelio”, o literalmente, la “buena noticia” de que Jesús murió por nosotros a fin de que fuéramos restaurados a nuestra relación con Dios y recibiéramos vida eterna. Usted necesita imponerse la meta de ir más allá de la experiencia inicial de entregarse a Cristo, y seguir adelante, hacia una viabilidad continua, una productividad y un cambio dinámico. Se han realizado estudios que indican la importancia crítica que tiene lo que sucede en los días inmediatamente posteriores al nuevo nacimiento. Si usted comienza bien, los beneficios de esto lo podrán sostener durante el resto de su vida. Ahora, usted quiere comprender lo sucedido y establecer en su vida nuevas maneras de pensar y de comportarse, a fin de crecer, volverse espiritualmente sano y dejar un impacto en la vida de otras personas. EL RETO Creo con toda firmeza que si usted hace una modesta inversión de su tiempo para estudiar los conceptos clave que aparecen en esta guía de treinta días, verá cómo sus raíces penetran profundamente en la buena tierra de la que habló Jesús. Tal vez no le parezca fácil. Todo tipo de distracciones van a competir para captar su tiempo y su atención. Sin embargo, manténgase firme. Permita que echen raíces las semillas de la verdad y de la vida. Dios quiere esto para usted, y es Él quien lo va a hacer posible. Las recompensas son infinitamente grandes, mientras que las posibles pérdidas que traería consigo el no aprovechar esta oportunidad se hallan más allá de toda medida. Su destino no está en fracasar, ni en ver su vitalidad asfixiada por los espinos, sino en ser una persona productiva que triunfe en todas las dimensiones de la vida. Usted fue pensado para que fuera un seguidor de Jesucristo lleno de gozo. Esta guía lo ayudará a convertirse en esa persona. © John D. Beckett DÍA 1 LA TRANSFORMACIÓN PERSONAL ¿Qué es lo que sucede en realidad cuando me comprometo a seguir a Jesús? Esta pregunta tiene una importancia inmensa. La mayoría de nosotros tenemos un conocimiento incompleto en cuanto a lo que comprende la transformación de nuestra vida en el momento de tomar la decisión de seguir a Cristo. Ahora bien, es esencial que nuestra comprensión de esto crezca con rapidez. Según la Biblia, “nacemos de nuevo” cuando damos ciertos pasos en fe: Reconocer que hemos estado separados de Dios —viviendo independientes de Él— y arrepentirnos de habernos mantenido separados. (“Arrepentirse” significa detenerse y comenzar a caminar en la dirección diametralmente opuesta). Volvernos hacia Dios al mismo tiempo que nos alejamos de nuestra antigua forma de vivir. Pedirle a Jesucristo de manera persona y oral que sea nuestro Salvador: recibirlo como Aquél que por medio de su muerte, sepultura y resurrección hizo posible que nosotros regresáramos a Dios. Entregarnos plenamente a Él, reconociendo que Jesús es el Señor; Aquél que tiene derecho a toda autoridad sobre nuestra vida. Este acto de creer, el término que se usa con mayor frecuencia en el Nuevo Testamento, no consiste en una simple aceptación mental, sino en un invitar activamente a Jesús para que sea nuestro Salvador y Señor, y hacerlo con todo el corazón y con todas nuestras fuerzas. ¡Aquí es lícito actuar con pasión! Como ya dije antes, yo llegué a este punto de compromiso después de años de intentar salir adelante por mi propia cuenta. Terminé llegando al final de mis posibilidades… y extendí la mano hacia Jesús. Me convertí en creyente. “Nací de nuevo.” Así fue como pude comenzar de nuevo, llegar a un nuevo principio. Aunque no se produjeron de inmediato unos cambios que fueran observables, al recordarlo todo en estos momentos, puedo ver un proceso de cambios graduales que comenzó un notable desplazamiento en cuanto a todo el rumbo que tomaba mi vida. En dos palabras: fui transformado. He aquí algunas de las formas en que la Biblia describe esa transformación: De las tinieblas De la esclavitud De la muerte A la luz A la libertad A la vida (1 Pedro 2:9) (Romanos 8:21) (Romanos 6:13) En el primer día después de haberse comprometido a seguir a Jesús, es posible que usted no sienta diferencia alguna. No permita que sus sentimientos oscurezcan esta importante realidad: se ha producido una inmensa transición. Va a hacer falta tiempo —tal vez toda una vida— para valorar por completo las consecuencias que va a tener el haberle entregado su vida a Cristo, tanto ahora como en la eternidad. Aún me abruma darme cuenta de que Dios mismo fue a mi encuentro cuando sólo era un joven perdido, voluntarioso y autosuficiente. El Autor de toda la creación me alcanzó, me aceptó en su familia y me mostró su amor incondicional. Y ese amor nunca ha disminuido ni por un solo instante desde entonces. No se desaliente si no ve evidencias de inmediato. Manténgase firme. Usted ha echado a andar por un nuevo camino. Es una nueva persona, y tiene una vida nueva, transformada. Su aventura como seguidor de Jesús acaba de comenzar. Texto bíblico clave Pensamiento clave DAY 2 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17). Mi vida ha cambiado, y para siempre. EL COMIENZO DEL CAMINO ¿Qué puedo esperar que suceda mientras voy por el camino? Hace años, cuando nuestra familia salía para dar un viaje largo en automóvil, sólo habíamos recorrido unos cuantos kilómetros por la carretera, cuando uno de los niños más pequeños me preguntaba: “Papá, ¿ya llegamos?” Al comenzar nuestro caminar espiritual, no centremos nuestra atención en lo largo que pueda volverse el viaje. Y no nos preocupemos por lo que vamos a encontrar a lo largo del camino, porque en realidad no lo sabemos. Sólo Dios lo sabe. Más bien, pensemos en lo que está sucediendo ahora mismo. He aquí algunas ideas clave: Así como usted le consagró su vida a Jesús, Él se ha comprometido con usted. Ésta es su promesa: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré” (Hebreos 13:5). Jesús está con usted todo el tiempo, cualquiera que sea su situación. Abandone la idea de que obtendrá unos resultados instantáneos. El crecimiento espiritual no se produce de un día para otro, sino que es un proceso. Busque los cambios pequeños, como conocer a un nuevo amigo que es cristiano, dar un paso para reducir un hábito incómodo o descubrir en la Biblia una idea que le es útil. Tómese su nueva vida de día en día; incluso de momento en momento. Un diario escrito por Oswald Chambers, cuyos pensamientos sobre la vida cristiana aparecen en un maravilloso libro llamado En pos de lo supremo (“My Utmost for His Highest”), dice en su anotación del 28 de julio: “Su propósito (el de Dios) es para este minuto, y no para algo en el futuro”. Centre su atención en el aspecto en el cual Él está obrando en usted, alrededor de usted y por medio de usted en este mismo momento. Ahora necesito hacerle una advertencia, que más tarde vamos a ver con mayor profundidad. Cuando Jesús les estaba explicando la parábola del sembrador a sus discípulos (la que mencioné en la Introducción), les dijo: “Viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón” (Mateo 13:19). Se estaba refiriendo a Satanás, al diablo; a su adversario, que siempre está obrando en contra suya. La táctica de Satanás con el nuevo creyente consiste en apartarlo de la fe que acaba de hallar. Le dice: “Esto no es real. Sólo has tenido una experiencia emocional”. “Vas a perder todos tus amigos.” “Se te acabó la diversión.” Es una batalla mental, y el enfrentamiento con el adversario es una realidad de su vida cristiana. Cuando Satanás le llegue con dudas, temores y tentaciones, opóngase a él con palabras como éstas: “Yo soy hijo de Dios, redimido por el Señor Jesús de mi vida vieja”. Después ore para que Jesús le ayude. “Señor, ayúdame a vencer en esta batalla”. Recuerde: al acercarse a Jesús, usted ha dado un paso grande y transformador; un paso del que nunca se tendrá que lamentar. Texto bíblico clave El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Filipenses 1:6). Pensamiento clave Mi próximo paso es el más importante del camino que tengo que recorrer en toda mi vida. DIA 3 DIOS OBRA DESDE DENTRO HACIA FUERA ¿Qué es lo primero que debo hacer? Apenas comenzamos a caminar, necesitamos comprender la vital distinción que existe entre la religión y una relación. La mayoría de nosotros hemos visto funcionar a la religión; en cambio la relación que tenemos con Jesús es muy distinta. La religión tiende a lo externo. Está estructurada y se basa en reglas. En contraste con esto, nuestra relación debe ser personal, abierta, cálida y liberadora. Jesús quiere que nos acerquemos a Él de la misma forma que un niño pequeño se acerca a un padre amoroso. Todo el que haya pasado tiempo cerca de un niño así comprende esta imagen. Mi esposa Wendy y yo siempre nos sentíamos felices cuando uno de nuestros seis hijos corría hacia uno de nosotros con los brazos abiertos para abrazar, y después se acurrucaba en sus brazos, en un descanso total y lleno de confianza. ¿Le puedo pedir que haga esto usted ahora mismo? Conviértase en un “niño pequeño” por un minuto, y acérquese a Jesús como se habría acercado a un padre o una madre que lo amara profundamente. Sin pedir nada. Sin esperar nada. No hace falta que se cepille los dientes ni que se peine el cabello. Sólo lléguese a Él y acurrúquese. Manténgase en su presencia. Experimente el amor que Él le tiene. ¿Se tomó el tiempo para hacerlo? Por favor, no siga adelante mientras no lo haya hecho. Convierta este acto tan infantil en un hábito para toda la vida. En ese lugar de descanso, confianza y dependencia, va a experimentar el poder transformador de la nueva vida. “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). El obra desde dentro hacia fuera, y no al revés. Es triste que muchos cristianos hayan permitido que la religión se convierta en sustituto de una relación. Es fácil caer en esa trampa. Uno puede llegar a estar tan ocupado “haciendo cosas para Dios”, que descuide sus lazos personales con Él. Esta tendencia “religiosa”, si no se la corrige, se puede convertir realmente en un estorbo espiritual. Así eran las cosas en los tiempos de Jesús. Él reservó algunas de sus palabras más duras para los “creyentes profesionales”, que se dejaban atar tanto con las normas y las reglas, que su vida se iba consumiendo con la hipocresía y la codicia. Estaban ciegos ante el anhelo de Jesús de tener una relación personal con ellos. Fíjese la meta de seguir siendo como un niño en su relación con Jesús, al mismo tiempo que crece en conocimiento, comprensión y sabiduría. Texto bíblico clave Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar (Mateo 11:28). Pensamiento clave Jesús es una persona, y quiere tener una relación personal conmigo. DIA 4 LA BIBLIA: PALABRA PARA TODOS LOS TIEMPOS ¿Qué tal me va en el cuarto día? ¿Puede decir lo siguiente con pleno convencimiento? Estoy seguro de haber nacido de nuevo por fe; he salido de las tinieblas a la luz. (Recuerde: nuestra seguridad se basa en la realidad de la promesa de Dios, y no en lo que nosotros sentimos). Estoy centrado en este lugar y en este momento; no en lo que he sido, ni tampoco en lo que me pueda estar esperando en el futuro. He entrado en una relación nueva y personal con Jesucristo. Él me ama y me está transformando desde dentro hacia fuera. De vez en cuando, regresaremos a estos temas. Ahora, le quiero presentar un libro: la Biblia. Ese libro se debe convertir en su amigo y compañero para toda la vida. En todas las culturas, las palabras son importantes. Son nuestra manera de comunicar datos, ideas, instrucciones, aliento y corrección. No le debería sorprender el que Dios quiera comunicarse con usted por medio de palabras. Hasta cuando se refirió a Jesús, su propio Hijo, lo llamó “la Palabra” (el “Verbo”; vea Juan 1). La Biblia está formada por sesenta y seis libros. Es una colección de historia, poesía, cartas y relatos hechos por personas de las cuales podemos aprender unas valiosas lecciones. Es el más importantes de los medios para que aprenda quién es Dios, cómo quiere Él que usted viva, y cómo lo quiere ayudar. Yo no vi siempre la Biblia como esta clase de compañía. Antes de entregarle mi vida a Jesús, la hallaba confusa; hasta misteriosa. Parte del problema estaba en que trataba de leerla como quien lee cualquier otro libro, desde la primera página. Muy pronto me quedaba estancado y la dejaba de lado. Después que me convertí en creyente, la Biblia comenzó a adquirir vida. Empecé la lectura por uno de los cuatro evangelios que están en el Nuevo Testamento, siguiendo el consejo de un amigo, y descubrí allí un maravilloso recuento de la vida de Jesús. Lo hallé muy real; muy transparente. Sentí que aquello que estaba leyendo estaba produciendo esperanza en mí. Descubrí unas lecciones que se aplicaban a la situación en la que yo me hallaba en esos momentos. De hecho, era frecuente que aquello que leía cada mañana tuviera una aplicación directa a los sucesos que se producían ese mismo día. Recuerdo haber dicho en más de una ocasión: “¡Esto es asombroso!” Si usted tiene una Biblia, magnífico. Si no, puede encontrar una en línea en www.biblegateway.com. Le sugiero que comience por el evangelio de Lucas. Lea un poco cada día. Mientras lee, deje que esas palabras le hablen, le traigan alguna idea fresca, alguna verdad nueva. Saboree lo que Dios le dice por medio de su palabra, dándole vueltas en la mente, permitiendo que se convierta en una fuente esencial de vida. (Aunque hay algunas cosas que pueden parecer confusas, recuerde que todo lo que hay en la Biblia se encuentra allí con un propósito). Otra buena práctica sería buscar las citas bíblicas que menciono en este estudio. Esto lo ayudará a familiarizarse con el recorrido por toda la Biblia, y a ver el contexto concreto de uno o varios versículos determinados. (En estos treinta días de estudio, he usado en español la versión Reina-Valera de 1960, a menos que indique otra cosa —como NVI para la Nueva Versión Internacional—, pero siéntase libre de hallar una versión que sea la adecuada para usted). Como seguramente sabrá, en los proyectos de construcción de todo tipo, los cimientos son críticos. Por ejemplo, en la edificación de un edificio nuevo que tenga un buen número de pisos, hay que hacer con sumo cuidado el trabajo tan “poco encantador” que se realiza por debajo del nivel del terreno. Los cimientos no son lugar para hacer recortes de ninguna clase, aunque dé la impresión de que esta fase de la construcción no se vaya a acabar nunca. En su momento, comienza sobre el nivel del suelo la actividad, y el edificio va tomando forma con gran rapidez. De igual manera, su vida nueva en Cristo debe ser edificada sobre unos cimientos sólidos. El mejor de todos los cimientos es la Biblia. Las situaciones cambian, y los amigos van y vienen. En cambio, la Biblia es “sólida como la roca”. Tome hoy la decisión de edificar sus cimientos sobre la palabra de Dios, convirtiéndola en compañera suya para toda la vida. Texto bíblico clave La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros (Colosenses 3:16). Pensamiento clave La Biblia va más allá de ser un depósito para la palabra de Dios; es Dios mismo, hablándome directamente por medio de las palabras que leo. DIA 5 DIOS ES AMOR ¿Cómo puedo estar seguro del amor de Dios? Todos sabemos que la vida puede ser dura. Por consiguiente, es posible que nos resulte difícil mirar las circunstancias que nos rodean y llegar a la conclusión de que Dios es un dios de amor. Tal vez usted creció en un hogar destruido, donde había pocas evidencias de amor por parte de su padre terrenal; tal vez lo que existía era el maltrato. Es posible que haya perdido seres amados por enfermedad, accidente o guerra. En algunas regiones del mundo, la pobreza y el hambre son realidades diarias. ¿Dónde está el amor de Dios en todo esto? Yo creo que a Dios le duele el corazón más de cuanto nosotros nos podamos imaginar ante las angustias, el sufrimiento, las injusticias y las dificultades que encuentran en su camino todos sus hijos, en especial cuando se entiende que la mayor parte de esas cosas tiene por causa el que la humanidad se ha alejado de Él. La entrada del pecado al mundo trajo consigo unas graves consecuencias. Sin embargo, desde que comenzó el pecado con sus estragos, Dios ya tenía en mente el remedio. Ese remedio era Jesús. Mientras nosotros aún seguíamos atrapados en el pecado, Dios envió a su propio Hijo para rescatarnos; para “redimirnos”. He aquí la forma en que Jesús describe el amor de Dios: Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16, NVI). El apóstol Juan también centró su atención en el amor de Dios: El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él (1 Juan 4:8,9, NVI). Oswald Chambers resume así la conexión que existe entre la cruz y el amor de Dios: La roca sólida de nuestra fe cristiana es la maravilla insondable e inmerecida del amor de Dios manifestado en la Cruz del Calvario; un amor que nunca podremos merecer, y que nunca mereceremos (7 de marzo). Billy Graham, en su reciente libro llamado The Journey (“El viaje”), dice: “Mientras más leo la Biblia, más comprendo que el amor es el atributo supremo de Dios” (p. 22 de la versión inglesa). Cuando usted le entregó su vida a Dios y nació de nuevo, se encontró cara a cara con el amor de su Padre celestial. Ahora, a medida que va siguiendo su caminar como cristiano, apóyese en ese amor, sacando fuerzas de lo más profundo de él. Sumérjase en su amor y su cuidado. He aquí una oración, escrita para la antigua iglesia de Éfeso por el apóstol Pablo, quien les escribió a los nuevos creyentes varias cartas que se hallan recogidas en el Nuevo Testamento. Ahora usted puede hacer suya esta oración: “(Para que podáis) conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios 3:19). Texto bíblico clave Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito (Juan 3:16, NVI). Pensamiento clave El amor que Dios me tiene nunca ha disminuido, y nunca disminuirá. DIA 6 AMAR A DIOS ¿Cómo le debo responder a Dios? Desde el mismo instante en que comenzamos a captar lo mucho que Dios nos ama, de nuestro interior surge un profundo anhelo de corresponder a ese amor. Supongamos que usted estuviera caminando por un espeso bosque, que se saliera del sendero y se extraviara. Cae la noche y todo se vuelve oscuro y frío. Usted no tiene comida ni agua. Lo acecha el peligro procedente de los animales del bosque. Frenéticamente, sigue adelante, dando tropiezos, sin sentido de dirección alguno. El temor lo roe por dentro: “Tal vez nunca salga a un lugar donde esté seguro”. Precisamente cuando se está desvaneciendo toda su esperanza, sus asustados ojos ven una débil luz a la distancia. De repente comprende: “¡Hay alguien que me está buscando!” La luz cada vez brilla más. Viene hacia usted. Entonces usted grita: “¡Estoy aquí!” Le llega la respuesta: “¡Siga llamando!” Un momento más tarde, aparece el que lo ha venido a rescatar, vestido con el inconfundible uniforme de guarda forestal; alguien que conoce las profundidades del bosque y el camino de vuelta a casa. Bajo aquella pálida luz, usted estudia su rostro bondadoso y paternal. Él lo va guiando continuamente de vuelta a la seguridad. Cuando por fin el guarda lo lleva hasta la puerta de su casa, le dice: “Ahora está a salvo”. Con un alegre alivio, usted le responde de la única forma que puede: con una profunda gratitud. “¿Cómo se lo podría pagar?”, le pregunta, sabiendo que no habría pago alguno que fuera suficiente. De esa misma manera, nuestro Padre celestial nos ha rescatado. Nuestra situación era más desesperada de lo que nosotros nos habríamos podido imaginar jamás. No habríamos podido salir a lugar seguro por nuestra propia cuenta. Estábamos buscando a tientas frenéticamente en medio de una oscuridad absoluta, cuando Él llegó y nos guió personalmente hasta el hogar. Nos redimió de un peligro mortal. Tal vez ésa fuera la sensación de gratitud que tenía el apóstol Juan cuando proclamó: “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). No tendría nada de extraño que usted tuviera en la mente alguna imagen distorsionada de lo que es su Padre celestial. Yo mismo me he hecho muchas imágenes falsas; según el momento, era un “poder más alto”, o un severo y temible juez. Pero una vez que vi su amor incondicional por mí, un amor que no afectaba lo que yo era ni todo lo que había hecho, mi corazón pudo decir: “Padre, te amo”. Lo asombroso es que Dios no sólo nos ama, sino que en realidad nos creó para que pudiéramos corresponder a su amor. ¿Con cuánta profundidad debemos amar a Dios? Jesús, quien conocía íntimamente al Padre, dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). Todas nuestras facultades entran en juego. La palabra “todo” no deja nada fuera. Amar al Padre hasta ese punto es algo que me engrandece a mí continuamente, porque significa darle todo lo que yo soy a Aquél que lo dio todo por mí. Mi corazón se ensancha —y yo pienso que lo mismo le sucede al corazón de Dios— cuando yo derramo de manera espontánea y generosa mi amor sobre Él, expresándole mi afecto y mi gratitud. Texto bíblico clave En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo (Efesios 2:12, 13). Pensamiento clave Voy a dejar que estas palabras me salgan frecuentemente y con facilidad: “Señor, te amo”. DIA 7 EL SENTIDO DE LA VIDA ¿Cómo le encuentro sentido a mi vida? Las estadísticas indican que más de mil millones de personas visitan todos los días la Internet. De éstas, por lo menos un millón andan en busca de respuestas a los interrogantes más profundos de la vida: ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi razón de ser? ¿Cómo es Dios? Una frase que usan con frecuencia los que exploran todas estas cuestiones más profundas es la del “sentido de la vida”. Gracias a Dios, la Biblia nos ayuda a comprender que el sentido de la vida tiene sus raíces en una amistad única. Billy Graham dice: “Éste es el mayor descubrimiento que podrá hacer jamás: Saber que fue creado para conocer a Dios y ser amigo suyo por siempre” (The Journey, p. 23). Una clave para comprender cómo es posible que usted llegue a ser amigo de Dios, consiste en saber que fue creado con algo más que un cuerpo, una mente y un alma. Usted fue creado con un espíritu. Su espíritu humano despertó cuando nació de nuevo, capacitándolo para comunicarse directamente con Dios y tener comunión con Él. El apóstol Pablo dice: “Habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15). “Abba” significa literalmente “papá”. El corazón de todo ser humano siente una profunda añoranza de tener una amistad verdadera. Piense en sus mejores amigos, y lo importantes que son sus relaciones con ellos. Sin embargo, las amistades humanas nos pueden fallar, y de hecho lo hacen. Esto se me hizo muy real a mí hace poco, cuando trágicamente, el hijo de veintiún años de edad de un gran amigo se suicidó. ¿La razón? Que el mejor amigo de aquel joven, un compañero de escuela que había conocido durante varios años, declaró firmemente que ya no quería continuar con aquella amistad. La pérdida fue tan devastadora para el hijo de mi amigo, que la vida perdió todo sentido para él, y se dio completamente por vencido. Aunque los amigos de esta tierra puedan ir y venir, en Dios tiene usted un amigo que va a estar presente para siempre. Graham dice también: “Esta verdad es sorprendente. Piénselo. El Dios santo, infinito y omnipotente del universo quiere ser amigo suyo. Quiere que usted lo conozca personalmente. Quiere que sepa que Él está con usted. Quiere consolarlo cuando se sienta molesto o ansioso. Lo quiere guiar cuando se enfrente a decisiones difíciles, e incluso lo quiere corregir cuando esté a punto de hacer algo absurdo o incorrecto” (p. 31). Ahora, dedique un momento a dejar que penetre en su ser esta profunda realidad. Usted fue creado para ser amigo de Dios. Esto es una reflexión del inmenso corazón que tiene su maravilloso Señor. Es un gran privilegio ser uno de sus hijos, poder acudir a Él en todo momento del día o de la noche, poder abrirnos ante Él por completo y compartir con Él nuestros pensamientos y temores más íntimos. Texto bíblico clave Ya no os llamaré siervos… pero os he llamado amigos (Juan 15:15). Pensamiento clave El verdadero sentido de mi vida consiste en conocer a Dios y ser amigo suyo para siempre. DIA 8 ¿POR QUÉ TREINTA DÍAS? ¿Cuándo comenzarán los buenos cambios? Cuando hacemos algún tipo de cambio significativo en nuestra vida, los treinta días primeros son críticos. Los estudios indican que éste es el tiempo que toma desprenderse de un hábito antiguo, o establecer uno nuevo. Menciono esto ahora para exhortarlo a seguir adelante con este estudio. Permita que el “hábito” de estudiar la palabra, el carácter y los caminos de Dios eche buenas raíces. En las tres semanas que nos falta, estudiaremos varios temas más que son esenciales para formar unos cimientos espirituales firmes y caminar de acuerdo con la vida nueva en Cristo. Estos treinta días son la primera etapa de una aventura que durará toda una vida. La realidad es que usted, por el hecho de ser un creyente nuevo, puede ser sacado de su camino de diversas formas. Veamos dos de los principales retos, y la forma en que usted podría responder a ellos. El empuje de los parientes y amigos que no comprenden. Al aceptar a Cristo, usted ha tomado una decisión radical, cuyas consecuencias sólo ha comenzado a comprender. A pesar de lo mucho o lo poco que les haya dicho a los demás, ellos están en condiciones de observar los primeros indicios del cambio que está dando su vida. Algunos estarán interesados en saber más, lo cual será una oportunidad para compartir con ellos su fe. Otros se pondrán en una posición de antagonismo. Tal vez se burlen de usted, o susurren a sus espaldas. Es importante el hecho de que no es usted quien los tiene en esa agitación, sino Cristo, que está en usted. En Cristo hay poder, y ese poder causa una reacción en las demás personas. Lo mejor es no tratar de explicarse, ni ponerse a la defensiva. En lugar de esto, permita que Cristo, quien vive en usted, los ame a través de su persona. Con el tiempo, es posible que cambien, o que tomen su propio camino. Hagan lo que hagan, no permita que lo empujen de vuelta hacia sus caminos del pasado. Una sensación de vergüenza por las cosas que no andan bien en su vida. Tal vez usted se encuentre metido en una relación ilícita o nada saludable, o esté abusando de su cuerpo con drogas dañinas. Quizá tenga problemas de mucho tiempo con el uso excesivo del alcohol, o cualquier otro hábito de los que no son fáciles de desechar. Tal vez diga: “No puedo llevar adelante esta nueva vida”, o “No soy lo suficientemente bueno”, o “No hay manera de que cambie lo que soy”. Por favor, no ceda ante esos pensamientos. Si se mantiene firme, llegará el día en el cual, con la ayuda del Señor, podrá quedar libre de esos hábitos que lo tratan de arrastrar hacia el abismo. Llévele sus preocupaciones a Jesús. Hable con Él de amigo a amigo. Al fin y al cabo, Él lo sabe todo con respecto a usted, y lo aceptó tal como usted era. Jesús lo ama así como es. El cambio se está realizando desde dentro hacia fuera. Manténgase firme en las próximas semanas. Tengo la seguridad de que va a comenzar a tener unas cuantas victorias asombrosas, tanto en su propia persona, como incluso en las personas y las circunstancias que le rodean. Texto bíblico clave Me voy a acercar más aún al Señor hoy, y no me voy a preocupar por el día de mañana. Pensamiento clave Me voy a acercar más aún al Señor hoy, y no me voy a preocupar por el día de mañana. DIA 9 EL CONSOLADOR ¿Cómo debo vivir la vida cristiana? Si tratamos de responder esta pregunta desde un punto de vista humano, siempre gravitaremos hacia una orientación llena de normas —haz esto, no hagas lo otro—, puestas en práctica por nuestra propia voluntad y nuestro esfuerzo humano. Este enfoque está destinado a fracasar. Sencillamente, no forma parte de los designios de Dios. El apóstol Pedro afirma que Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y la piedad (vea 2 Pedro 1:3). La clave para vivir la vida cristiana consiste en recibir eso de lo que Dios nos ha provisto. Una de las formas principales en que nos llega esa provisión es por medio del Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad. (La Trinidad, o Divinidad, incluye al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Tres en Uno y Uno en Tres). Aunque el Espíritu Santo participó en la obra de Dios desde el principio de la creación, les fue impartido a los seguidores de Jesús de una forma poderosa después de la muerte y resurrección del Señor. Antes de ascender al cielo, Él les ordenó a sus seguidores que esperaran la Promesa del Padre, diciéndoles: “Seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hechos 1:5). Esto los llevó a recordar unas palabras anteriores de Jesús: (El Padre) os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre (Juan 14:16). El Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho (Juan 14:26). Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré (Juan 16:7). Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad (Juan 16:13). Fiel a su palabra, el Padre envió con poder al Espíritu Santo diez días después que Jesús ascendiera al cielo, en el día de la fiesta judía de Pentecostés. Esto se halla registrado en el segundo capítulo del libro de los Hechos de los Apóstoles. He aquí cómo E. Stanley Jones, quien fuera misionero en la India en el siglo XX, describe el impacto que causó: “En Pentecostés, unos tímidos creyentes fueron transformados en apóstoles irresistibles”. El Espíritu Santo es la provisión de Dios para que usted pueda vivir de manera triunfante la vida cristiana hoy. Algunas de sus características lo ayudarán a conocerlo y a discernir su actividad. Obra calladamente, sin entrometerse ni exigir. Siempre señala hacia el Padre y el Hijo para glorificarlos, sin atraer nunca la atención hacia sí mismo. Nos instruye al hablarle a nuestro espíritu humano, ahora despierto (pensamientos e impresiones que se hallan claramente más allá de nuestros procesos naturales). Siempre está presente, y siempre puede prestar su ayuda. Correcta, advierte y adapta con delicadeza (lo que se nos exige a nosotros es que seamos muy sensibles para detectar su voz). Cuando lea la Biblia, en especial el Nuevo Testamento, manténgase alerta para captar las frecuentes y variadas formas en que el Espíritu Santo guiaba las actividades del pueblo de Dios. Él nos quiere ayudar de esas formas a nosotros también hoy. Dedique ahora mismo un instante para darle gracias a Dios por su maravillosa provisión. Abra su corazón, su mente y su espíritu al Consolador, al Espíritu Santo, y a la forma en que Él quiere actuar en su vida. Hágalo ahora mismo. Texto bíblico clave Él (el Espíritu Santo) os guiará a toda la verdad (Juan 16:13). Pensamiento clave Dios me ha provisto de todo cuanto necesito mientras camino con Él. DIA 10 LA MENTE RENOVADA ¿Qué significa eso de renovar mi mente? Nuestro texto bíblico del primer día describía hasta qué punto se había realizado un cambio en nuestra vida nueva en Cristo: Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17). Al decir “todas”, se está incluyendo nuestra mente. El Señor tiene el plan de renovar nuestra mente, junto con todo lo demás. Tal vez usted diga: “Yo tengo una mente perfectamente buena. Está bien adiestrada, y altamente educada. Puedo razonar y pensar con claridad. No ando confuso. Mi mente me funciona bien en mi trabajo. Hasta he recibido premios al pensamiento creativo…” Éste es el problema: Nuestras mentes recibieron un profundo impacto cuando la humanidad se rebeló contra Dios. Esto sucedió cuando Adán y Eva cedieron ante la tentación de Satanás para que pecaran, lo que tuvo por resultado la caída del hombre (vea Génesis, capítulo 3). Los primeros hijos de Dios quedaron totalmente corrompidos (incluso en su mente) y nosotros heredamos su estado caído. Desde entonces, hemos usado nuestros mejores esfuerzos, hablando a lo humano, para funcionar con lo que quedó dañado; para compensar de alguna forma lo que el apóstol Pablo llama “una mente reprobada” (Romanos 1:28). Por ejemplo, piense en los intentos de los griegos por elevar la mente, como lo trataron de hacer los grandes pensadores del Oriente, o los filosóficos de todas las edades. Sin embargo, con toda la prominencia que se les dio al “pensamiento” y a la “razón”, se confundían por completo cuando se trataba de captar la mayor de las verdades, la de que sólo hay un Dios verdadero y se le puede conocer personalmente. Otro ejemplo: Piense en las personas brillantes que conoce —“las personas más listas del mundo”— y observe sus grandes fallos, ya sea en su capacidad para ser buenos padres, manejar su economía, mantener unas amistades perdurables o usar su tiempo de una manera sabia. A pesar de su gran inteligencia, les faltan aspectos que son vitales para una vida integrada. Antes de ser cristiano, yo había llegado a la conclusión de que no estaba dispuesto a creer nada que no fuera razonable o lógico. Sin embargo, por fin me llegué a dar cuenta de que esa manera de pensar era una barrera, en lugar de ser una puerta para encontrarme con Cristo. En realidad, necesitaba pensar de una manera distinta. El apóstol Pablo, quien tenía una mente brillante y disfrutaba de un elevado nivel de educación, exhorta a los primeros seguidores de Cristo (¡y también a nosotros!) a buscar tener una “mente renovada”. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2). El Señor no quiere que usted deje de lado su mente cuando acuda a Él. Es todo lo contrario. Él creó esa mente, y quiere que usted haga un uso total de ella, pero de la manera correcta. El proceso por medio del cual sucede esto es la “renovación”. No se trata de que deje de pensar, sino de que piense bíblicamente. Consiste en ver las cosas desde la perspectiva de Él. Es tener “la mente de Cristo” y no permitir que su pensamiento se conforme al mundo. Pablo les aconseja a los creyentes de Filipos: “Haya, pues, en vosotros este sentir…” (Filipenses 2:5). Los resultados son drásticamente distintos: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Romanos 8:6). Una forma magnífica de comenzar la transformación hacia una mente renovada consiste en meditar sobre las Escrituras. Podría tomar las citas bíblicas que ya se han mencionado en estos estudios, reflexionar acerca de ellos, e incluso aprenderlos de memoria. La renovación de la mente es un proceso, pero es un proceso con una gran recompensa. Texto bíblico clave Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad (Filipenses 4:8). Pensamiento clave En todas las circunstancias y las situaciones, puedo tener la mente de Cristo. DIA 11 AMAR A LOS DEMÁS ¿Cómo me puedo relacionar correctamente con los demás? Así como nos creó para que tuviéramos una estrecha comunión con Él, también Dios nos diseñó para que nos relacionáramos estrechamente con los demás. En ese orden. Nosotros tendemos a centrarnos en las relaciones humanas —los amigos, la familia, los compañeros de trabajo, los vecinos—, y dejar a Dios para el final. En la lección del día 6 vimos que amar a Dios es la más alta de nuestras prioridades; “el primero y grande mandamiento”, según Jesús (Mateo 22:38). Pero después añadió: “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (v. 39). Los dos mandamientos se hallan estrechamente relacionados entre sí. En realidad, a partir de nuestra relación con Dios desarrollamos la capacidad para amar a los demás. Oswald Chambers lo explica así: “El amor que Dios me tiene a mí es inagotable, y yo debo amar a los demás desde la roca firme de ese amor que Dios me tiene” (11 de mayo). Tal vez usted haya llegado a su relación con Cristo desde una situación de aislamiento total con respecto a otra gente de fe. Esto parece ser un rasgo común entre los que andan buscando en la Internet. O bien, es posible que haya dado este paso después de haber frecuentado a otros cristianos, viendo la vida de ellos, y oyéndoles relatar cómo Cristo los ha transformado. En ambos casos, la intención de Dios es crear lazos entre usted y los demás creyentes; los grupos de cristianos que constituyen lo que se conoce como la “iglesia”. Tenga presente que la iglesia no es un edificio, ni una denominación. En la mayoría de los casos es una reunión local de aquéllos que han “nacido de nuevo”. Pablo usa un término para describir a esta red de creyentes. La llama “el cuerpo”. Vea cómo los miembros del “cuerpo” dependen los unos de los otros: Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso (1 Corintios 12:14-18). El propósito de Dios es que usted establezca una relación con otros. John Donne (1572-1631), poeta inglés del siglo XVII, captó esta realidad en su famosa meditación cuando dijo: “Ningún hombre es una isla, para que lo tenga todo en sí mismo…” Usted tiene un papel único que desempeñar. No le debería sorprender que el Gran Planificador no haya dejado al azar sus relaciones en la tierra. Así que puede poner delante de Él toda esta cuestión de sus relaciones con los demás, para pedirle que lo ponga en contacto con aquéllos que Él escoja. ¿Incluye esto su compañero o compañera en la vida? Así lo creo. Por ejemplo, Dios nos reunió a mi esposa Wendy y a mí hace cerca de cincuenta años, y no tengo duda alguna de que se trató de una sabia decisión suya. Nuestros seis hijos no fueron unos simples sucesos biológicos, sino que fueron unos dones cuidadosamente pensados por Dios, que nos llamó a criarlos. Esa convicción nos ha ayudado a seguir adelante a través de los numerosos retos con los que nos tenemos que enfrentar los padres. Su fe recién hallada va a dejar un impacto en todas sus relaciones. Tal como le dije anteriormente, algunos querrán crecer espiritualmente junto con usted. Otros se echarán atrás. Otros habrá que entrarán en su vida por medio de la confraternidad cristiana y se convertirán en sus mejores amigos. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” es un privilegio y una responsabilidad que procede directamente del corazón de Dios. Texto bíblico clave Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros (1 Tesalonicenses 3:12). Pensamiento clave En mí mismo estoy incompleto. Necesito a los demás, y ellos me necesitan a mí. DIA 12 AMARNOS A NOSOTROS MISMOS ¿Me amo a mí mismo? He aquí la “sorpresa” de la lección de ayer: el punto de referencia para amar a los demás es nuestro amor por nosotros mismos. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39). ¿Cómo nos debemos amar a nosotros mismos? El concepto de Jesús sobre el amor a nosotros mismos no tiene nada que ver con el cansón repiqueteo de la psicología popular de hoy: “sentirnos bien con respecto a nosotros mismos” es todo lo que importa. Los que se dedican al mercadeo enlazan con estridencia ese “sentirse bien” con la compra de todo, desde las píldoras de energía hasta los aparatos que nos ayudan a fabricarnos unos bíceps monstruosos; desde unas manicuras fabulosas hasta unos monstruosos aparatos de televisión; desde los autos que se pegan a la carretera hasta las vacaciones más fantásticas. Aunque eso de “sentirse bien” podría tener su lugar (y no estoy haciendo campaña contra las cosas que adquirimos), lo más frecuente es que esas adquisiciones y esa actividad incesante sólo sean mecanismos de escape que nunca satisfacen plenamente. De hecho, cuando probamos todos los “elíxires” y no nos dan lo que buscamos, muchas veces nos sentimos desalentados o deprimidos, como resultado del intento por llenar nuestro vacío de maneras equivocadas. Lo que Dios nos proporciona va más allá de los sentimientos y de las cosas. Nuestras necesidades más profundas son satisfechas siempre sólo por Él. Hace siglos, Agustín escribía: “Nos hiciste, Señor, para ti, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en ti”. Ahora que usted se ha acercado a Cristo y “todas las cosas han sido hechas nuevas”, todo este asunto de la imagen que tiene de sí mismo recibe una gran renovación… y se convierte en la base para que se ame a sí mismo. (No se preocupe, que aún puede seguir usando ropa elegante y echándose gel en el cabello). Aquí tiene dos claves para su nueva imagen de sí mismo. Primera clave: Usted no se puede amar a sí mismo a partir de su naturaleza humana caída, por mucho que la embellezca, la eduque o la mime. Tiene que enfrentarse a la dura realidad de que, lejos de Cristo, usted “no es nada”. Pedro, citando al profeta Isaías, dice: “Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae” (1 Pedro 1:24). En nuestros momentos de sinceridad, nos podemos identificar con el salmista cuando afirma: “Mas yo soy gusano” (Salmo 22:6). Segunda clave: Usted se debe amar a sí mismo a partir del amor que Dios le tiene. En primer lugar, se tiene que ver como Dios le ve: como alguien que tiene para Él un valor increíble. Él lo creó de acuerdo a su propia imagen (vea Génesis 1:26). Lo conocía, incluso antes que usted naciera (vea Salmo 139:13-16). Lo ama tanto, que se entregó por usted (vea Juan 3:16). Lo creó para que viviera con Él en esta vida y en la eternidad (vea 1 Tesalonicenses 5:10). En ese caso, ¿cómo se debe ver a sí mismo? Usted es uno de los hijos de Dios, con un valor incalculable (porque Él pagó un gran precio por usted a través del sacrificio de Jesús en la cruz). Usted tiene un inmenso valor ante los ojos de Él, está lleno de su Espíritu, forma parte de su cuerpo, ha sido enviado a realizar los grandiosos designios que Él tiene para su vida, y es objeto de su gran amor y de su afecto. Sobre esta base, usted puede alimentar su alma y su espíritu con cosas buenas, cuidar de su cuerpo, disciplinar los aspectos desordenados que haya en su vida, disfrutar de su comunión con Él y con los demás y dedicar sus mejores energías al servicio de Él. Aunque tropiece, por medio de su gracia aprenderá de sus errores, recibirá el perdón y finalmente, acabará la carrera que ha sido puesta delante de usted (vea 2 Timoteo 4:7). Como alguien a quien Dios ama con intensidad, y no como alguien con un ego lleno de arrogancia, usted se puede amar a sí mismo, y entonces, “amar a su prójimo como a sí mismo”. Texto bíblico clave Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará (1 Tesalonicenses 5:23-24). Texto bíblico clave Yo tengo un valor infinito, porque le pertenezco a Cristo. DIA 13 VENCER AL HOMBRE VIEJO ¿Cómo me enfrento a los tiempos difíciles y a las tentaciones? Hay quienes piensan erróneamente que cuando alguien se convierte en seguidor de Cristo, se vuelve inmune ante las dificultades. Esta idea no está de acuerdo con las Escrituras, ni con nuestra experiencia. Jesús dijo: “En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33 NVI). No conozco una sola región en el mundo de hoy donde el pueblo de Dios no esté acosado por tribulaciones (entre ellas, una fuerte persecución en algunas naciones). Aunque he sido cristiano durante muchos años, yo mismo aún me enfrento a dificultades, batallo con tentaciones, y me tropiezo con desafíos relacionados con mi familia y mi trabajo, que a veces son muy intensos. He aquí la alentadora noticia. Gracias a su fe en Cristo, usted se halla preparado para enfrentarse a las tribulaciones y salir delante de una forma totalmente nueva; tanto, que Pablo dijo que en Cristo “somos más que vencedores” (Romanos 8:37). La batalla diaria por la que pasamos tiene diversos aspectos. El tema de hoy es el “hombre viejo”, o la naturaleza vieja. (Amárrese el cinturón de seguridad. Estos conceptos son de peso, pero muy importantes). En el capítulo 6 de Romanos, magistral resumen de lo que somos en Cristo, Pablo dice: “Mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva” (v. 4, NVI). ¿Qué fue sepultado? El versículo 6 dice: “Nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él”. Este viejo hombre es la naturaleza humana defectuosa que heredamos como consecuencia del pecado de Adán. Gracias a Dios, aquí no termina el asunto. Usted hizo morir esa naturaleza por medio de su consagración a Cristo y sus acciones diarias. Pablo continúa diciendo: “De la misma manera, también ustedes considérense muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús” (v. 11, NVI). En otras palabras, tiene que caminar de acuerdo con lo que fue realizado en usted cuando se identificó con Cristo en su muerte. (Observe que el bautismo — la inmersión en el agua— es la evidencia externa de que su viejo yo fue sepultado con Cristo. El agua del bautismo representa literalmente al sepulcro de esa “vieja naturaleza”). Caminar en la nueva vida que tenemos en Cristo es emprender un viaje de toda la vida. Al escribirles a los gálatas, Pablo lo describe así: Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa. Porque ésta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí (Gálatas 5:16, 17). Después pasa a describir diversos aspectos de la naturaleza de pecado, todos ellos degradantes para el carácter del ser humano y dañinos para las relaciones interpersonales. A continuación, explica cuál es el aspecto que tiene el “fruto del Espíritu” —cualidades como el amor, el gozo, la paz y la fidelidad—, que reflejan la naturaleza de Dios mismo. ¿No querría usted que su vida produjera esa clase de fruto? En resumen: Cuando usted se entregó a Cristo, recibió una “nueva naturaleza”. Pero debe caminar de acuerdo a las consecuencias de lo sucedido. ¿Cómo? “Caminando en el Espíritu.” Eso significa que le debe permitir al Espíritu Santo, quien vive en usted, que les dé forma a sus pensamientos, guíe sus pasos, gobierne sus reacciones y lo corrija cuando se desvíe. La naturaleza vieja es real. La batalla es real. Pero Dios ha hecho posible que usted camine en victoria. Texto bíblico clave Ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, y se han puesto el de la nueva naturaleza (Colosenses 3:9, 10, NVI). Pensamiento clave Gracias al Espíritu de Dios, puedo caminar diariamente en victoria. DIA 14 RESISTIR AL DIABLO ¿Cómo me enfrento al diablo? Ayer nuestro centro de atención estaba en la forma de vencer a nuestra vieja naturaleza, y vimos que tenemos la victoria cuando caminamos en el Espíritu. Hoy hablaremos acerca de la manera de enfrentarnos al diablo. Muy temprano dentro de mi caminar como cristiano aprendí una gran lección. En nuestra compañía se desarrolló una disputa que parecía bastante ilógica entre dos de los gerentes principales. Los temperamentos se incendiaron y comenzaron a brotar las palabras insultantes, y daba la impresión de que las cosas sólo podrían empeorar, no mejorar. Más tarde, al meditar en aquel problema en la tranquilidad de mi estudio en mi casa, mis ojos se posaron sobre un libro que tenía en mi estantería, cerrado aún con su envoltura de celofán. El título me intrigó: Dealing with the Devil (“Enfrentarse al diablo”), por C. S. Lovett. Mientras lo hojeaba, hallé esta analogía: Supongamos que usted estuviera en medio de una intersección por donde transitan muchos vehículos, con sus ropas normales de civil, y viendo autos que se le aproximan desde todas las direcciones. Se puede poner a agitar los brazos como un loco en un intento por detener el tráfico, pero lo más probable es que al poco tiempo ya lo hayan atropellado. Ahora, imagínese que hace eso mismo, pero esta vez se cambia de ropa. Se pone un uniforme de policía. Los resultados serían totalmente distintos. Los conductores respetarían la autoridad representada por el uniforme, y obedecerían sus indicaciones. Después de esto, el autor presentaba la idea principal: Si el creyente está “revestido de Cristo”, tiene autoridad para enfrentarse a la oposición espiritual, de la misma manera que el policía en el tránsito. Armado con este concepto, “me puse mi uniforme” y oré en el nombre de Jesús, ejerciendo autoridad sobre cualesquiera que fueran las fuerzas invisibles que estaban causando la disensión entre los dos gerentes. Al día siguiente descubrí, para mi asombro, que el problema se había desvanecido, como si nunca antes hubiera existido conflicto alguno. Este incidente me abrió realmente los ojos a la oposición espiritual. La Biblia dice mucho acerca de la guerra espiritual. Veámoslo más de cerca. El diablo es un adversario real que necesitamos tener en cuenta. Conocido también como Satanás, inicialmente fue un ángel situado en un alto nivel del cielo que se rebeló, fue echado del cielo (vea Lucas 10:18) y desde entonces ha estado en una abierta hostilidad contra Dios. Fue él quien tentó a Adán y Eva en el Huerto (vea Génesis 3:4), e incluso ahora mismo, es el autor de las guerras, las hambrunas, los asesinatos y todos los vicios que conoce la humanidad. Jesús dijo de él que es un ladrón que “no viene sino para hurtar y matar y destruir” (Juan 10:10). Satanás desafió a Jesús a cada paso, desde su infancia hasta su muerte. Sin embargo, no lo pudo intimidar para apartarlo de su misión, que consistía en derrotar por completo a su antiguo enemigo. El apóstol Juan dice: “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8). Aunque el enemigo es un tramposo y es astuto en sus tácticas, cometió un gigantesco error de cálculo, pensando que si podía matar al Hijo de Dios, lograría tener en sus manos el control indiscutido del mundo entero. Sin embargo, la muerte de Jesús, que Satanás esperaba que fuera su triunfo supremo, se convirtió en su derrota definitiva. Aunque es cierto que Satanás fue derrotado, por un tiempo aún él sigue ejerciendo una cierta medida de influencia sobre la tierra. Sigue estando tras toda forma de maldad, tal vez con una intensidad cada vez mayor, porque siente (y está en lo cierto) que ya llega el día en que va a ser destruido por completo. Pedro dice que Satanás “como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). ¿Su consejo? “Al cual resistid firmes en la fe” (v. 9). Pablo dice esto mismo: “Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:10, 11). Todos los días vemos evidencias de la influencia del diablo alrededor de nosotros y en los acontecimientos mundiales. La buena noticia es que en Jesús, usted puede ser un “vencedor”, expresión que se usa con frecuencia en el Apocalipsis, el último libro de la Biblia. Santiago afirma de manera categórica: “Resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). En otras palabras, ¡póngase el uniforme de policía! Texto bíblico clave Tu pleito yo (el Señor) lo defenderé (Isaías 49:25). Pensamiento clave La victoria de Cristo es total, y Él me va a enseñar la forma de aplicar esa victoria a mi vida diaria. DIA 15 UNA REFLEXIÓN PERSONAL ¿Cómo me va, ahora que he llegado ya a la mitad? Hemos llegado al punto medio de estos treinta días de estudio. Mientras pienso en nuestra conexión mutua por medio de la Internet, me siento asombrado y un poco perplejo. En lugar de dedicarme a desarrollar hoy otro tema, me gustaría limitarme a compartir unos cuantos pensamientos personales. Nunca me había imaginado que estaría escribiendo este estudio. Así sucedieron las cosas. Hace algunos años, un amigo me llamó un sábado por la mañana para que viera cómo la nave espacial Columbia regresaba a la Tierra. Sin embargo, exactamente quince minutos antes del momento en que debía aterrizar en la Florida, algo salió terriblemente mal y se comenzó a desintegrar. En un instante, siete astronautas (seis estadounidenses y uno israelí) perdieron la vida… en el mismo momento en que regresaban a casa. Me pasaron por la mente muchos pensamientos, pero había una pregunta que no me dejaba en paz: ¿Conocían a Jesucristo? Aquella mañana apagué el televisor y comencé a escribir un pequeño folleto acerca de la manera de entrar en una relación vital con Jesucristo. Lo llamé “Coming Home” (“Volver a casa”). Pensaba que tal vez este mensaje podría ayudar a otras personas, proporcionándoles un mapa de carreteras que respondiera la mayor de las preguntas que tenemos en la vida: ¿Cómo me debo relacionar con Dios? Se publicó Coming Home, y se distribuyeron miles de ejemplares. Fue traducido a varios idiomas más. Recibí comentarios acerca de la forma tan real en que estaba ayudando a la gente, pero quise que este mensaje del amor de Dios alcanzara a muchas personas más. Un día conocí a Mark Weimer, hombre de negocios de California que se había unido recientemente con otros líderes de los negocios en Silicon Valley para comenzar una nueva empresa llamada Global Media Outreach. Su meta era encontrar nuevas formas de propagar el mensaje del Evangelio por la Internet. Mark leyó mi pequeño folleto y propuso formatearlo para la web. En febrero de 2006, Coming Home salió en vivo en línea como www.lifesgreatestquestion.com. Compramos anuncios en Google, y después en Yahoo para ayudar a las personas a hallar este portal de la web. Como ya mencioné (en el día 7), las estadísticas indican que por lo menos un millón de personas diarias andan buscando en la Internet ideas acerca de los interrogantes más profundos de la vida. De una manera notable, comenzamos a establecer conexiones con miles de personas así (como usted), procedentes de todos los rincones del mundo: más de ciento setenta países en unas pocas semanas. Más del doce por ciento de los que visitaban nuestro lugar en la web indicaron que, como consecuencia de esa visita, habían tomado la decisión de seguir a Cristo. Francamente, me sentí perplejo. La tecnología de la Internet, usada tantas veces con malos propósitos (como la pornografía) se estaba convirtiendo en un medio gracias al cual la gente de toda la Tierra podía hallar nueva vida en Cristo. Pudimos averiguar cuáles eran los países desde los cuales se nos investigaba, y entre ellos estaban los Estados Unidos, la India, Gran Bretaña, las Filipinas, Nigeria, Paquistán, Canadá y Sudáfrica y, aunque en menor número, lugares como Burundi, Cuba, Irán, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Fiji, Malta y Lesoto, por medio de palabras de búsqueda como éstas: “El sentido de la vida”, “Dios”, “Esperanza” y “Vida después de la muerte”. En julio, cuando mi esposa Wendy y yo comenzamos las vacaciones de verano, sentí desarrollarse en mí una fuerte preocupación por los nuevos creyentes, y me pregunté qué materiales habría disponibles para ayudarlos a tener un fundamento más firme en su fe. Cuando no encontré mucho que pudiera servir de ayuda, me sentí fuertemente dirigido a formar parte de la respuesta. Fue entonces cuando comencé a escribir este estudio de treinta días. Lo consulté con Mark, y a él le encantó la idea. Él también había estado sintiendo que se necesitaba este tipo de material, incluso hasta el punto de pensar también que debía abarcar un período de treinta días. Ahora, mientras escribo, siento una “conexión” creciente con usted. Puedo decir, como les dijo Pablo a los creyentes de Filipos: “Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes” (Filipenses 1:3, NVI). Lo más probable es que usted y yo nunca nos lleguemos a conocer; al menos, aquí en la tierra. Sin embargo, quiero decirle que cuenta con el afecto de Wendy y el mío, y lo más importante de todo, que usted es muy valioso para Dios. Ahora lo quiero animar a seguir adelante en este viaje. No se dé por vencido. Dios tiene planificada una maravillosa aventura para usted. Pase lo que pase, recuerde siempre que Él es fiel. Si usted se lo permite, Dios va a completar el proceso para el cual lo creó, y a realizar todos y cada uno de los propósitos que tenía cuando lo redimió. Pensamiento clave Dios tiene un plan para mí. El que nos hayamos conocido por medio de la Internet no ha sido un accidente. DIA 16 PERMANECER: EL CENTRO DE LA VIDA CRISTIANA ¿Cómo me mantengo cerca de Jesús? Si en el transcurso de estos treinta días le pudiera dejar un solo anhelo ardiente, sería éste: Mantenerse estrechamente conectado a Jesús. El término que utiliza la Biblia es “permanecer” con Jesús, que significa mantenerse unido a Él; seguir conectado de una manera íntima. (Una rápida observación aquí: cuando hablamos de “permanecer” —de mantenerse cerca de Jesús—, yo sigo siendo un aprendiz. Es un aspecto en el cual, como la mayoría de los cristianos, sigo necesitando crecer). Hay quienes afirman que la clave para mantenerse cerca de Jesús es aprender “doctrina”; las enseñanzas fundamentales de la fe cristiana. Sin duda alguna, una doctrina sólida es importante. En su ausencia, muchos han caído en el error. Sin embargo, como señala Oswald Chambers, “es posible saberlo todo acerca de la doctrina, y aun así, no conocer a Jesús. El alma peligra cuando el conocimiento de la doctrina se vuelve más importante que el contacto íntimo con Jesús” (16 de agosto). Otros dirán que seguir a Jesús consiste en hacer buenas obras. También las buenas obras son importantes, y Dios las elogia; por ejemplo, esto es lo que dice Pablo en su amonestación contra la pereza: “Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien” (2 Tesalonicenses 3:13). Sin embargo, nuestra actividad se puede convertir fácilmente en un sustituto para ese “permanecer”, que es como poner el carro delante del caballo, porque como veremos, las buenas obras brotan de la relación estrecha con Jesús. En el capítulo 15 del evangelio de Juan, Jesús presenta una poderosa metáfora para describir la intimidad que Él anhela tener con usted: Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer (Juan 15:4, 5). Las ramas de un árbol dependen por completo de que el tronco las soporte, las alimente y les dé vida. Desde el momento en que se corta una rama, se seca y muere. En cambio, cuando está debidamente conectada, existe un continuo flujo de vida. Esta transmisión de energía, fortaleza —de hecho, propósito— es la que produce el “buen fruto”, una vida fructífera; productiva. Ésta es la relación en la cual “permanecía” Jesús con su Padre. Si usted sigue el modelo que Él estableció, se mantendrá estrechamente conectado con Él y con el Padre. Jesús tenía una confianza total; sabía que el Padre conocía lo necesario y lo mejor. Jesús estaba en un diálogo continuo, observando y escuchando las iniciativas del Padre, para obedecerlas de inmediato. Jesús disfrutaba de estar en la presencia del Padre, habitando seguro en su amor, cuidado y protección. Oswald Chambers, a quien he citado anteriormente, dijo en su escrito para el 14 de junio que se puede “permanecer” —mantenerse cerca de Jesús— “en los asuntos intelectuales, en los de dinero y en todos los asuntos que hacen de la vida humana lo que es”. He aquí el principal reto con el que se va a encontrar: Se va a sentir como que necesita hacer algo primero… antes de poder “permanecer”. ¡Eso es una trampa! Se permanece ahora, no en el futuro. Y es aquí, no allí. Haga de este mantenerse cerca de Jesús el objetivo primordial de su caminar cristiano. Aprenda a permanecer en Él. Texto bíblico clave Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros (Santiago 4:8). Pensamiento clave Se permanece ahora. © JOHN D. BECKETT DIA 17 LA VERDAD: LA CLAVE DE LA LIBERTAD ¿Por qué importa la verdad? Si se nos diera la oportunidad de sentarnos con el apóstol Pablo para disfrutar de una buena taza de café, y si le preguntáramos qué le daba energías para seguir adelante, he aquí lo que yo creo que él nos respondería: “Hago lo que hago, y soporto lo que soporto, porque ‘Dios nuestro Salvador… quiere que todos los hombres (todos los seres humanos de la tierra) sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad’” (1 Timoteo 2:3, 4). Entonces, tal vez le pediríamos a Pablo que comentara la pregunta que ha venido persiguiendo a los seres humanos a lo largo de los tiempos: “¿Qué es la verdad?” Este gran erudito y pensador diría: “He aquí la esencia de la verdad: ‘Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre’” (v. 5). ¿Nos atreveríamos a desafiar a Pablo en este punto? “¿Podría usted reducir realmente el concepto de lo que es la verdad a esa frase única?” “Sí”, él nos contestaría. “Ésa es la roca firme. Obtenga esto, y lo demás le seguirá. No hay varios dioses. Hay Uno, y es un Dios que podemos conocer. No hay diversos caminos para llegar a ese único Dios verdadero. De hecho, Jesús mismo, sin manifestar arrogancia de ninguna clase, dijo: ‘Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí’” (Juan 14:6). En última instancia, he aquí lo que Pablo nos está diciendo: La Verdad no es un simple conjunto de creencias, como sucede con las religiones y las filosofías. La Verdad es una Persona. Encontramos la Verdad cuando encontramos a Cristo. Creo que debemos luchar por la verdad. He aquí el porqué: La verdad trae consigo la estabilidad. Cuando la verdad no está presente, el mundo se trastorna de tal modo, que sólo queda el caos. Isaías dijo: “La verdad tropezó en la plaza” (Isaías 59:14). Esto sucede cuando huimos de la verdad, en lugar de abrazarla. La verdad es la libertad. Jesús dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). La verdad tiene una importancia suprema porque, al final, sin verdad no hay libertad. (Por ejemplo, piense en cómo los regímenes represivos que le niegan a su pueblo las libertades básicas se tienen que mantener a base de distorsiones y mentiras). La verdad se puede aprender; de hecho, se puede impartir. Jesús, pensando en el día en que llegaría el Espíritu Santo con poder, dijo: “Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda verdad” (Juan 16:13). ¿No es tranquilizador saber que el Espíritu Santo está con usted en el camino de la vida, y que le sirve de guía a toda verdad? La verdad es la forma más segura de evitar el engaño. El primero en la lista de sus peligros futuros es el engaño. Jesús dijo: “Mirad que nadie os engañe… Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:4, 24). Pablo afirmó que los días del futuro estarían marcados por la “obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad” (2 Tesalonicenses 2:9, 10). Un amigo mío suele decir: “La única defensa contra el engaño es un apasionado amor por la verdad”. ¿Causa un impacto en su mundo esta batalla por la verdad? Si usted es estudiante de universidad, entonces sabe que mentir y hacer trampas son toda una forma de arte, y que la verdad no parece tener importancia. Si está en un colegio universitario o en el recinto de una universidad, ya sabe que la idea misma de que haya una verdad objetiva —que se pueda conocer la verdad— es motivo de burla. Si está en el mundo de los negocios, usted sabe que con demasiada frecuencia se compromete la verdad. Esto se hizo muy evidente en Enron, donde muchos de los “mejores y más brillantes” de los líderes esquivaban la verdad en su trabajo diario. La verdad es importante. Usted no está en venta, y para usted, la verdad tampoco lo está. De hecho, hasta podría valer la pena morir por ella. Texto bíblico clave Compra la verdad, y no la vendas (Proverbios 23:23). Pensamiento clavet “Vivir en la verdad es el secreto para vivir libre.” (Os Guinness, en un Foro de Véritas en la Universidad de Stanford). La verdad me hace libre. DIA 18 TRABAJAR CON; NO PARA ... ¿Qué trabajo quiere Dios que yo haga? La verdadera naturaleza de Dios se revela de manera maravillosa en la vida y las palabras de Jesús. Él fue quien dijo: “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais” (Juan 14:7). En casi todas las formas o tradiciones religiosas, el “dios” o los “dioses” que reciben adoración son pasivos y abstractos, o sólo son una figura histórica. En cambio, Jesús proclamó que el Dios verdadero está vivo, activo y ocupado. “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17). Dios no se limitó a crear los cielos y la tierra con una gran explosión de energía divina, para después echarse a un lado y dejar que la creación se manejara ella sola. Él ha permanecido íntimamente involucrado, infundiendo su poder e influencia en todo lugar, en toda situación y en todo momento para sostenernos (vea Colosenses 1:17). Esta realidad tiene inmensas consecuencias en cuando a nuestra forma de llevar a la vida sus propósitos. Si no captamos la intensidad de la participación directa de Dios, nuestra tendencia será, o bien trabajar independientes de Él (secularismo), o trabajar para Él, como “pequeños ayudantes”. Su idea no es ninguna de estas dos cosas. Es que trabajemos con Él. El Dr. Henry Blackaby, autor de Experiencia con Dios (¡un recurso excelente!) lo explica de esta manera: Dios está obrando alrededor de nosotros todo el tiempo. Nuestro trabajo consiste en ver dónde está obrando, y unirnos a Él”. El apóstol Pablo nos llama “embajadores” que somos “colaboradores suyos” (2 Corintios 5:20; 6:1). Es necesario que usted capte lo drástico que es todo esto. El Dios del universo lo está invitando; de hecho, le está ofreciendo el privilegio de unírsele en su obra. Eso es muy distinto a que usted salga y haga lo que crea, y de vez en cuando le pase un informe a Él. En lugar de esto, puesto que es colaborador suyo, su “antena” sede extenderse, y todos sus sentidos se deben avivar, vigilantes en busca de su actividad. No hay nada que sea al azar, ni que se halle más allá de su alcance redentor. Por ejemplo: Usted ve la tristeza en el rostro de un compañero de trabajo que ha perdido a un ser querido, y puede derramar en él la compasión y la misericordia de Dios. Hay un libro nuevo que lo ha ayudado, y usted compra otros ejemplares del libro para dárselos a sus amigos. Un atasco en el tránsito hace que pierda un avión, y usted descubre que Dios tenía una razón significativa para que usted no se fuera cuando tenía pensado hacerlo. Piense en su situación actual como estudiante, o en los comienzos de su vida profesional o echando a andar a su familia. Tal vez usted se halle en medio de un cambio de trabajos, o esté haciendo planes para retirarse. El lugar donde usted se encuentra no es un accidente, ni lo es lo que está haciendo en estos momentos. Sin embargo, tal vez usted sea como yo, que necesite pasar su centro de atención de “lo que yo estoy haciendo” a lo que Dios está haciendo, y la forma concreta en que se le puede unir ahora mismo en esa obra que Él está haciendo. Haga este cambio, y se abrirá ante usted todo un mundo nuevo de aventura, gozo, paz e impacto espiritual. Texto bíblico clave Nosotros (somos) colaboradores suyos (2 Corintios 6:1). Pensamiento clave Dios está obrando alrededor de mí. ¿Cómo me le puedo unir? DIA 19 REUNIRSE ¿Con quiénes me ha enlazado Dios? Cuando alguien se hace seguidor de Jesús, su mayor prioridad consiste en alimentar su nueva relación con el Señor. No puede haber sustituto alguno para el desarrollo de unos lazos personales con Él. Aun así, como hacíamos resaltar en el día 11, no debemos mantenernos aislados, sino que debemos unirnos con otros creyentes en una búsqueda común con el objeto de descubrir a Dios y andar por sus caminos. Se ha dicho que las dos secciones de la cruz —la vertical y la horizontal— representan simbólicamente nuestra doble relación con Dios y con los demás. Se cruzan. Están relacionadas entre sí. Las reuniones de creyentes —o “iglesias”— tienen muchas formas distintas, desde los grupos pequeños de personas que se reúnen en secreto en aquellas regiones sonde estas prácticas están prohibidas, hasta las “megaiglesias” formadas por decenas de miles de cristianos. Cualquiera que sea su configuración, lo vital es que todo creyente se halle relacionado con otros creyentes. Este enlace fue la reacción espontánea de los que vinieron a la fe en el día de Pentecostés, y necesitamos comprender cómo funcionaban. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones (Hechos 2:42). Cada uno de los cuatro aspectos que se presentaban cuando se reunían era un catalizador para su crecimiento individual y como grupo. La doctrina los mantenía centrados en la palabra de Dios; enraizados en la “sana doctrina”. La comunión los mantenía envueltos en una amistad mutua, además de la alabanza, la adoración y los testimonios acerca de la actividad de Dios. El partimiento del pan los mantenía en contacto al compartir las comidas, dándoles oportunidad para un cálido diálogo y una amistad creciente. Por lo general, estas comidas se hacían “en las casas” (v. 46) y atraían a familias enteras, incluyendo los niños, reunidas todas en un ambiente muy natural. Las oraciones los mantenían centrados como grupo en la presencia de Dios. Mientras oraban, hacían peticiones e intercedían, podían escuchar cuál era su voluntad para sus vidas. ¡Si esos mismos elementos estuvieran siempre presentes hoy en la vida de la Iglesia! Puesto que usted es un nuevo creyente, tal vez exista ya una relación entre usted y la confraternidad de una iglesia, y tal vez no. O es posible que se encuentre en una iglesia que está muy lejos de ser el lugar correcto para usted. Es triste que haya tantas iglesias que parezcan espiritualmente muertas. Algunas están cometiendo serios errores. Pero le puede pedir a Dios con toda tranquilidad que lo reúna con las personas y los grupos que Él quiere para usted. Dios conoce sus necesidades, y sabe con quiénes debe estar usted conectado. Tal vez lo dirija a un formato que no sea “convencional”. Durante muchos años, nuestra familia se reunió “por las casas” con varias familias más. Nuestros hijos participaban con entusiasmo, y estaban presentes los elementos esenciales de los primero tiempos de la Iglesia. En muchos lugares del mundo se están formando miles de iglesias nuevas, se está produciendo un crecimiento y hay una dinámica confraternidad. Jesús quiere que se produzca este tipo de crecimiento. Lo que Él dijo fue: “Edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades (el infierno) no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). La Iglesia de Jesús no se está batiendo en retirada, ni sobreviviendo apenas, ni tampoco haciendo ceremonias sin vida. La Iglesia de Jesús está sana, llena de vida y de estrategias. Y Él quiere que usted esté en una iglesia así. Texto bíblico clave No dejando de congregarnos… (Hebreos 10:25). Pensamiento clave Soy un cristiano nuevo, y necesito estar en una sana comunión con otros. DIA 20 LA ADORACIÓN Nota: Los dos estudios próximos —el de hoy, sobre la adoración, y el de mañana, sobre la oración— fueron escritos por Wendy Beckett, quien ha sido mi amada esposa durante más de cuarenta y cinco años. Wendy ha desarrollado una maravillosa vida de adoración y de oración, y creo que sus ideas le van a ser de gran utilidad. ¿Por qué tiene tanta importancia para mí que alabe y adore a Jesús? Cuando los que creen en Jesús lo alaban y le cantan, ¿es porque Dios, el Rey del universo, necesita que los seres humanos le adoren? En realidad, no, aunque podemos estar seguros de que Él se deleita en nuestra adoración. En realidad, lo que yo he hallado es que la alabanza y la adoración tienen una importancia vital para mi relación con Él. La adoración me permite levantar mis pensamientos desde mi persona hasta mi Salvador, Amigo y Señor, y llevarlos así a un ámbito totalmente nuevo. Aparta mi enfoque de mis circunstancias para llevarlo a sus planes. Cuando meditamos en su bondad, su asombroso amor, el sacrificio que hizo por nosotros, y su gran poder en nuestra vida, nuestra reacción natural consiste en alabarlo y adorarlo. Brota espontáneamente la gratitud en nuestro interior. David era un gran adorador, y se convirtió en el rey más destacado de Israel. Encontramos el relato sobre su vida en los dos libros de Samuel, en el Antiguo Testamento. Desde sus primeros años, vemos la adoración en su corazón. Siendo un joven pastor dedicado a guardar los rebaños de su padre en las colinas que rodean a Belén, David le expresaba al Señor su amor y su gratitud. Cantaba acerca de la belleza de su creación. Oraba cuando estaba en peligro, y cuando el Señor le respondía y lo protegía, expresaba su gratitud y su alabanza con cantos y poesías. Los Salmos, muchos de los cuales fueron escritos por David, nos entregan el rico legado de su adoración a Dios y su profundo amor por Él. Jehová es mi pastor; nada me faltará (Salmo 23:1). Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? (Salmo 27:1). Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad (29:2). Grande es Jehová, y digno en gran manera de ser alabado (48:1). Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre (103:1) Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia (107:1) Le explico un enfoque de la adoración que se basa en mi experiencia, y que tal vez le sea útil. Por la mañana temprano, y por la noche, antes de irse a dormir, exprésele su amor al Señor. “Padre, te saludo en esta mañana y te doy gracias por este nuevo día.” “Señor, ha sido un día difícil, pero te doy las gracias por tu fidelidad.” Cuando esté realizando sus actividades diarias, tenga siempre presente que le debe dar gracias, alabarlo por ser quien Él es, y decirle que lo ama. (Por supuesto, algunos días se va a sentir con más deseos de hacer esto, que otros). Comprenda que usted se halla realizando un viaje. Mientras más lo alabe a lo largo del día, más sentirá su gozo, y más verá las cosas desde la perspectiva de Él. Su vida diaria va a adquirir un sentido totalmente nuevo. Texto bíblico clave Alabad a JAH, porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios (Salmo 147:1). Pensamiento clave No hay nada que me acerque más al Señor que darle gracias, alabarlo y adorarlo. DIA 21 LA ORACIÓN Por Wendy Beckett. ¿Cómo le hablo a mi Padre del cielo? Es un privilegio maravilloso el que podamos hablar con el Señor de todo el cielo y de la tierra en cualquier momento del día o de la noche. Y le podemos hablar de cualquier tema. No necesitamos usar oraciones formales escritas, aunque si nos sentimos más cómodos con ellas, está bien que lo hagamos. Un día, los discípulos de Jesús le hicieron una pregunta clave: “¿Nos puedes enseñar a orar?” Ellos habían observado que Jesús pasaba mucho tiempo hablando sosegadamente con su Padre celestial. La oración que Él les sugirió es también un modelo para nosotros: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén (Mateo 6:9-13). Esta oración es tan útil, porque establece con toda reverencia nuestro centro de atención en nuestro Padre celestial, le pide que intervenga en nuestros asuntos terrenales, pone delante de Él nuestras necesidades en cuanto a provisión, perdón y protección, y termina glorificándolo a Él y a su gran poder. Así como son excelentes para la adoración, los Salmos de David también son útiles ejemplos sobre la forma en que podemos hablar con nuestro Padre celestial. A Él le encanta que nos le acerquemos simplemente, así como a un padre celestial le encanta que sus hijos se le sienten en las rodillas y le digan todo lo que tienen en la mente. Muchos de los Salmos son clamores dirigidos al Señor para pedirle ayuda en tiempos de tribulación. Los Salmos 17, 28, 61, 64, 70 y 86 son todos ejemplos de momentos en los que David clamó al Señor para que lo oyera y lo protegiera de sus enemigos. Algunas veces, hacia el final del Salmo queda claro que David sabe ya por fe que el Señor ha escuchado su clamor pidiéndole ayuda. Ésta es la clave: Háblele a Jesús como uno le habla a su mejor Amigo. Comience dándole gracias y alabándolo por el gran amor que le tiene. Después háblele de sus preocupaciones. Le puede hablar de todo. Él ya lo sabe, así que no piense que lo va a tomar por sorpresa. Cuando sepa que lo ha desilusionado, en lugar de distanciarse de Él, acuda a Él de inmediato para pedirle perdón. Después tome su mano y siga adelante con Él. En la oración, usted podrá experimentar el gozo de sentir que sus consoladores brazos lo rodean. En respuesta a sus oraciones, Él lo va a perdonar, le va a dar ánimo, lo va a fortalecer y le va a dar claridad de pensamiento ante los problemas. Y le va a dar su asombrosa paz. Una de las lecciones más difíciles es la de aprender a escuchar. Es posible que se le haga difícil acallar lo suficiente a los pensamientos que lo distraen, para escuchar la voz de Dios. Una buena forma de comenzar a oírlo hablar es la lectura diaria de las Escrituras. Es una manera excelente de escuchar, y muchas veces tiene por resultado unas respuestas inesperadas a algunas de sus preguntas. Cuando encuentre a otros que también crean en Jesús, únase con ellos para orar. El hecho de escuchar a otros cuando expresan ante el Señor lo que tienen en el corazón es un gran catalizador para el crecimiento de su propia fe. Muy pronto descubrirá que siente grandes deseos de que lleguen esos momentos de reunión con ellos. Lo más importante de todo es que recuerde que la oración es una conversación continua con Aquél a quien está aprendiendo a amar y aceptar. Basta con mirar hacia el cielo y sonreírle, o apretar su propia mano como quien sostiene la mano del Señor, para volver a la cercanía que necesita tener con Él en ese momento. Texto bíblico clave Pensamiento clave DIA 22 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias (Filipenses 4:6). Orar es conversar con nuestro maravilloso Señor. LAS TENTACIONES ¿Por qué sigo teniendo estos pensamientos? Necesitamos estar conscientes de que existe una fuerza tenaz y destructora que obra en la vida del creyente. Se llama “tentación”, y es el efecto continuo de nuestra vida y nuestros hábitos anteriores, que nos quiere arrastrar hacia abajo. El propósito final de la tentación siempre es el mismo: mantenernos alejados de un caminar cercano con el Señor. La tentación nunca es mortal. En cambio, si cedemos ante ella nos puede hacer retroceder y causarnos un gran desaliento. Hay quienes creen erradamente que los cristianos son inmunes ante los malos pensamientos y las formas de conducta indecorosas; que hay una especie de escudo protector que desciende sobre nosotros para impedir que seamos atraídos hacia el mal. Aunque sea una idea feliz, no es real. De hecho, he notado que cuando una persona camina hacia delante con el Señor, muchas veces sus tentaciones se intensifican. Al fin y al cabo, el creyente tiene un gran valor para el Señor, lo cual lo hace blanco favorito del adversario, quien odia todo lo que Dios ama. Pedro habla de nosotros diciendo que somos “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1 Pedro 2:9). Unas credenciales como éstas aumentan la obsesión de Satanás por derribarnos y separarnos del Señor. Yo noto que me tengo que guardar con diligencia, sobre todo en tres tipos de tentación que identifica el apóstol Juan. “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:16). Los deseos de la carne comprenden las formas incorrectas de satisfacerse a sí mismo, especialmente en el aspecto sexual, y esto incluye no sólo nuestras acciones, sino también nuestros pensamientos. Los deseos de los ojos son todas las cosas que ansiamos de manera ilícita y que, dicho sea de paso, nos causan muy poca satisfacción si las logramos alcanzar. Tal vez la más insidiosa de todas sea vanagloria de la vida, que produce en nosotros el afán de promocionarnos a nosotros mismos, las ambiciones egoístas y el progreso a expensas de los demás. En última instancia, esta vanagloria de Dios trata de hacernos como Él, y ésta misma fue la causa de que Satanás fuera expulsado del cielo. Por mucho que batallemos con las tentaciones, le podemos agradecer al Señor que Él mismo sea nuestro camino hacia la victoria. Dios reúne unas cualidades únicas, porque es el Dios-hombre, el que triunfó sobre todo lo que lo tentaba, y nos puede ayudar cuando seamos tentados: “Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Hebreos 2:18). Pedro se hace eco de esta garantía: “Sabe el Señor librar de tentación a los piadosos” (2 Pedro 2:9). Pablo añade: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13). UN EJEMPLO Veamos la forma en que puede surgir la tentación en su vida, y cómo puede usted reaccionar ante ella. Supongamos que usted anda de viaje y ha alquilado un cuarto de hotel. Está cansado al final de un largo día, y prende la televisión para relajarse. Mientras recorre los canales, va a parar a una estación que presenta desnudos con todo descaro (o alguna otra cosa que usted sabe que no es correcta). Allí se queda, y muy pronto, queda absorto ante lo que está observando. Usted piensa: “Aquí no hay nadie más. ¿Qué podría importar?” Sin embargo, a la mañana siguiente se siente sucio. Las imágenes le siguen cruzando por la mente. No se las puede quitar de encima. Se le hace difícil orar. Dios parece estar más distante. ¿Cómo podría tratar usted este enfrentamiento entre su mente y su espíritu en diversos momentos? Evitándolo: Para evitar caer al azar en un canal sucio, revise primero la lista de canales, usando el directorio que suele haber en la mayoría de los cuartos. O bien, decida que tiene mejores cosas que hacer, y no prenda para nada la televisión. Protegiéndose: Si va a parar a un canal con una programación dudosa, invoque al Señor de inmediato. Pídale que lo ayude. Si sabe que eso que está viendo lo ofende a Él, salga de ese canal y no regrese a él. Pídale a Dios que le quite de la mente las imágenes que se le queden en ella. Arrepintiéndose para ser restaurado: Si se ha dejado arrastrar y ahora se está enfrentando a “la mañana siguiente”, háblele al Señor con franqueza y sinceridad, por muy pocas que sean las “ganas” que tenga de hacerlo. Confiésele esa mala acción que ha cometido, pídale perdón y reciba su amor restaurador. Aprenda la lección y no la repita. Texto bíblico clave Fiel es Dios… que dará también juntamente con la tentación la salida (1 Corintios 10:13). Pensamiento clave Las tentaciones son inevitables. El que yo me resista o ceda ante ellas es voluntario. DIA 23 CONFIAR EN DIOS EN CUANTO AL FUTURO ¿Está seguro mi futuro en sus manos? Según vamos creciendo en nuestra relación con el Señor, vamos descubriendo que cada vez podemos confiar más en Él. Cuando Wendy y yo estábamos comenzando nuestra familia, nos pasábamos largas horas conversando acerca de la clase de mundo que encontrarían nuestros hijos. (Es probable que todas las generaciones hayan tenido esa misma preocupación). Aunque nos seguimos preguntando hacia dónde se dirige este mundo tan lleno de tribulaciones, ha crecido nuestra tranquilidad en cuanto a que nuestro futuro se halla seguro en las manos de Dios. Más que limitarnos a confiar en Él en todo lo que suceda, confiamos en Él en cuanto a lo que va a suceder. A esta confianza le da seguridad la comprensión de que la historia no es sólo la historia de la humanidad. Es la historia del Señor, su propia historia. Tiene un principio y un final. No es circular, como afirman algunas religiones, sino lineal. Hay tres puntos principales que definen la trayectoria del ser humano. La creación. La frase con la que comienza la Biblia es “En el principio” (Génesis 1:1), y Jesús estaba presente: “Éste era en el principio con Dios” (Juan 1:2). A partir de este punto, la historia se va desarrollando de forma sistemática y progresiva. La redención y la restauración. El nacimiento, la muerte y la resurrección de Jesús se convirtieron en el cumplimiento del plan de Dios para restaurar su relación con su creación, y el punto de apoyo sobre el cual giran todos los sucesos mundiales. La consumación. La historia culminará en lo que Pablo llama la “consumación” o el “cumplimiento de los tiempos”, en el cual Dios reunirá “todas las cosas en Cristo… así las que están en los cielos, como las que están en la tierra” (Efesios 1:10). En estos momentos nos hallamos en el período que terminará con la consumación. Lo más probable es que en los tiempos que tenemos por delante veamos unos retos y unas dificultades cada vez mayores en toda la tierra, pero podemos descansar tranquilos, en la seguridad de que Dios tiene el control firme y pleno de todo. Entonces, ¿dónde encajamos nosotros en todo esto? Desde nuestra limitada perspectiva, es posible que nos parezca que las cosas de la vida diaria suceden al azar, y sin conexión entre sí, como si estuviéramos mirando uno por uno los hilos de un tapiz desde el revés de la tela. Sin embargo, desde el punto de vista de Dios no hay nada al azar. Él ve el tapiz desde arriba, y lo que ve es un esquema exquisito. Cada persona y cada suceso tiene su razón de ser, ya se trate de un nacimiento, de una muerte, de los resultados de unas elecciones, de una derrota militar o un descubrimiento de la tecnología (como la computadora que usted está usando ahora mismo). La forma en que se van a producir los sucesos futuros, sencillamente no la sabemos. Pero Dios sí la sabe, y una vez más, podemos confiar por completo en Él. Eso no quiere decir que nos volvamos pasivos, y tomemos la actitud de aceptar que venga lo que venga, sino más bien lo opuesto. Tal como nos lo indicó Jesús, debemos estar vigilantes y muy atentos, sobre todo mientras más se acerca el fin (vea Mateo 24:42). Uno de mis textos bíblicos favoritos define las reglas del combate y el enfoque que deben tener nuestros afectos mientras atravesamos el presente rumbo al futuro: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios (Hebreos 12:1, 2). Imagínese: los pioneros de la fe contemplándolo mientras usted corre su carrera. Cuán apropiado es el consejo de que se desprenda de todo lo que pese y mantenga los ojos firmemente fijos en Jesús, Aquél que ya ha ganado la victoria. Aprenda de memoria estos versículos de Hebreos y haga de ellos su inspiración diaria. Pase lo que pase, puede tener la seguridad de que el Señor, que estaba presente en el principio, y ha estado presente todo el tiempo, es el que va a escribir el último capítulo, y que va a ser un capítulo glorioso. Texto bíblico clave Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin (Apocalipsis 21:6). Pensamiento clave Lo esencial en la historia es la historia de Dios. Gracias a su amor y su interés por mí, yo formo parte de esa historia. DIA 24 UN PUNTO DE VISTA ETERNO ¿Cómo me mantengo centrado en aquello que es perdurable y que tiene la mayor de las importancias? Cuando estamos estudiando para un examen, cambiándole los pañales a un bebé o cerrando un trato de negocios, nos es difícil pensar gran cosa en la eternidad. La mayor parte del tiempo, nuestra atención se centra en lo próximo que tenemos que hacer; en aquello que tenemos delante de nuestros ojos. Sin embargo, el rey Salomón, a quien Dios le dio una gran sabiduría, dijo: “Y [Dios] ha puesto eternidad en el corazón de ellos” (Eclesiastés 3:11). Por eso, aunque nos encontremos en medio de las presiones de la agitación diaria, muy dentro de nosotros sigue habiendo algo que nos llama a comprender lo eterno; aquello que es perdurable, y que tiene la mayor de las importancias. (Dicho sea de paso, esta añoranza se evidencia en preguntas de búsqueda que han llevado a las personas a leer este estudio, como la de “¿Qué hay después de esta vida?”). Nuestra ventana a la dimensión eterna es la Biblia. (Tengo que decirle que yo pondría en tela de juicio toda fuente que no fuera la Biblia, y que dijera saber cómo es la eternidad, o qué nos depara el futuro). Jesús describió de esta forma la vida eterna: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Las Escrituras sostienen que la promesa de la eternidad es tan segura como la realidad de esta vida. Cuando Jesús dijo: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo *unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16, NVI), estaba reafirmando la existencia de un enlace directo e inmutable entre la fe y la eternidad. Cuando nos entregamos a Jesús, Él nos abre gozoso y lleno de amor el camino para que estemos con Él por siempre. La eternidad causa un profundo impacto en nuestra vida aquí en la tierra, y también en la vida futura; la vida más allá de la muerte. Nuestra unidad íntima y eterna con el Señor y con nuestro Dios es tan maravillosa, que sobrepasa infinitamente todo precio que haya que pagar, y todo sufrimiento que tengamos que soportar en esta vida, aunque sea la vida misma. La eternidad, y en ella se incluye la vida futura, es aquello para lo cual fuimos hechos, verdad que nos presenta el apóstol Pablo: Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús (Efesios 2:6, 7). Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya (Filipenses 3:20, 21). Si usted mantiene ese punto de vista —el punto de vista de la eternidad— se va a convertir en la fuente principal de gozo verdadero para usted, y le dará la energía que necesita para perseverar, cualquiera que sea la prueba. Pablo dijo que “la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza” (Romanos 5:3, 4). Por gratificante o llena de pruebas que sea su vida diaria, comparada con los propósitos eternos que Dios tiene con nosotros, no es más que un momento; un vapor que se esfuma. Gracias a Dios, el plan que Él tiene para usted es tan grande, tan extraordinario, que ni siquiera le es posible imaginárselo. Ciertamente, Él le ha puesto la eternidad en el corazón, y tendrá un cuidado infinito para lograr que sus añoranzas más profundas sean eternamente cumplidas eternidad. Texto bíblico clave Guíame en el camino eterno (Salmo 139:24). Pensamiento clave Yo he sido diseñado para la eternidad. DIA 25 EL LLAMADO ¿Cómo puedo servir a Dios en mi trabajo? Nuestro “llamado” primario siempre es el de acercarnos a Cristo. Os Guinness dice en su obra The Call (“El llamado”): “En primer lugar, y por encima de todo, somos llamados a Alguien (Dios), no a algo (como la maternidad, la política o la enseñanza) o a algún lugar (como a los barrios bajos o a la Mongolia Exterior)” (p. 31). Sin embargo, los que somos llamados a Cristo, también somos “llamados” en el sentido de tener una vocación que cumplir. El plan de Dios para nosotros incluye nuestro trabajo. En los círculos cristianos es común la idea de que los creyentes no pueden servir a Dios a plenitud, a menos que entren en algún tipo de trabajo cristiano “a tiempo completo”, como misioneros, ministros u obreros de iglesia. La raíz de esta manera de pensar es el punto de vista sostenido durante tanto tiempo, según el cual hay una clara división entre lo “sagrado” y lo “secular”, siendo lo sagrado lo más elevado, noble y digno, y lo secular lo más bajo, menos noble y menos digno. Sin embargo, no es éste el punto de vista sostenido por Jesús, ni por sus seguidores. A. W. Tozer, en The Pursuit of God (“La búsqueda de Dios”), se refiere a esa cuestión de esta forma: Uno de los grandes obstáculos que impiden la paz interior del cristiano es el hábito tan común de dividir nuestra vida en dos aspectos: el sagrado y el secular. Sin embargo, este estado de cosas es totalmente innecesario… Es una creación de la mala comprensión de las cosas. La antítesis entre sagrado y secular no tiene fundamento alguno en el Nuevo Testamento. Cuando quitamos esta división de nuestra manera de pensar, esto tiene profundas consecuencias para nuestro trabajo diario. La realidad es que Dios llama a las personas a una inmensa variedad de empresas honorables, desde educadores hasta ingenieros, desde escultores hasta científicos, desde campesinos hasta obreros de fábrica, desde técnicos médicos hasta madres en casa con sus hijos. Si recibimos un llamado vocacional así, podemos responder a él con el mismo sentido de propósito y de intensidad que lo haríamos con cualquier otro llamado. El reto consiste en mantener nuestras actividades, ya se trate de diseñar un puente o de cantar en el coro de la iglesia, en armonía con los designios de Dios, en lugar de que estén opuestas a esos designios. Podemos preguntarnos: “¿Son correctas mis motivaciones? ¿Son correctos mis métodos? Si Cristo estuviera aquí de pie junto a mí, mientras manejo esta maquinaria o pinto este cuadro, ¿haría yo algo de una manera distinta? Después de hacerme cristiano, yo luché con esa tensión entre lo sagrado y lo secular. La mayoría de los demás creyentes que yo conocía, estaban empleados haciendo trabajos relacionados con la iglesia. Mis intereses y mi preparación parecían señalar hacia una carrera de ingeniería y negocios, pero tenía la persistente sensación de que esas actividades eran “menos dignas”. ¿Cómo podría hallar lo más alto de lo que Dios quería para mi trabajo? Yo no quería ser un “ciudadano de segunda”. Después de un extenso tiempo buscando la voluntad de Dios, me di cuenta de que en realidad, Él me quería guiar. No escuché ninguna voz audible, pero sentí que Él me decía: “John, yo te he llamado a los negocios. Hazlos con todo el corazón”. Como se podrá imaginar, esta claridad fue inmensamente liberadora. Me liberó para seguir con todas mis fuerzas los negocios como mi llamado en la vida, un caminar en el que llevo ya más de cuatro décadas. ¿Tiene usted claro cuál es su llamado vocacional? Yo creo que el Señor le quiere dar seguridad en la profesión que escoja. He aquí algunos indicadores que le podrían ayudar. Pregúntese: ¿En qué cosas soy bueno? ¿Qué disfruto realmente? ¿Hacia dónde señalan mis estudios y mi experiencia? ¿Dónde siento que estoy agradando a Dios? Tal vez usted vea en su vida unos esquemas que le proporcionen una orientación clara, como si una Mano invisible hubiera estado obrando para guiarlo, aun antes que usted se comprometiera plenamente a seguirle. La mayor parte de las horas que usted esté despierto, las va a pasar trabajando. Es muy importante que responda a un llamado. En la vida hay más que un simple hacer un trabajo para ganarse un cheque. Dios lo llama y le da un propósito para su vida, allí mismo donde usted se encuentra; en su mismo lugar de trabajo. Texto bíblico clave Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres (Colosenses 3:23). Pensamiento clave Yo puedo ser un “fontanero ordenado”. P.D.: Si desea una explicación más completa de la división entre sagrado y secular, y de la forma en que afecta a su trabajo, le recomiendo que visite el e-libro Loving Monday (“Amar el lunes”), segunda parte (en inglés), en www.lovingmonday.com. DIA 26 EN, PERO NO DE ¿Cómo mantengo el equilibrio en mi vida diaria? Uno de los grandes dilemas de la vida cristiana es saber cómo nos debemos relacionar con el mundo que nos rodea. En mi caso, esto ha constituido un reto de toda la vida. Tal como dije con anterioridad, sé que he sido “llamado” al mundo de los negocios. Sin embargo, con ese llamado me encuentro funcionando a diario en medio de un ambiente que no es cristiano. Muchas veces me relaciono con personas que no conocen a Cristo, y es posible que no tengan interés alguno en mis creencias (hasta puede que sean contrarios a ellas). Tengo que enfrentarme con ideas e ideales que están sumergidos en el materialismo, el egoísmo y la codicia. Trabajo junto a otros cuyo estilo de vida y cuyos hábitos son contrarios a los esquemas bíblicos. El “mundo caído” nunca está lejos de mí. Cuando tratamos de navegar por las turbulentas aguas del mundo que nos rodea, podemos cometer dos tipos de errores. Uno de ellos consiste en aislarnos, la dirección que llevan al extremos aquéllos que se han unido a diversas órdenes monásticas a lo largo de la historia. De hecho, este enfoque nos mantiene separados del mundo tan confuso que nos rodea. Ahora bien, si nuestro aislamiento les roba a otros el testimonio de un seguidor de Jesús lleno del Espíritu, ¿acaso no será un egoísmo de parte nuestra? El otro error consiste en asimilarnos; en parecernos tanto a los que nos rodean, que no exista ninguna diferencia visible. Con frecuencia, éste es el estado mental de los creyentes que llevan dos vidas: una vida religiosa (digamos que en el hogar y en los fines de semana) y una vida en el lugar de trabajo, donde el enfoque espiritual queda silenciado porque hay que trabajar “en el mundo real”. En el último libro del Asambleas de Dios, el profeta Malaquías profetizó que llegaría un día en que habría una clara distinción entre los justos y los injustos; entre los que sirven al Señor y los que no le sirven (vea Malaquías 3:18). Nuestra vida debe reflejar esa distinción. Debemos ser diferentes en aquellas formas que sean importantes, al mismo tiempo que permanecemos accesibles en las otras formas que nos comprometen en la vida de los demás. Jesús fue modelo de un enfoque en el cual ni se aisló ni se dejó asimilar, y eso fue lo que nos enseñó. Él interactuaba continuamente con las personas donde mismo ellas estaban, en “las plazas de mercado” de sus tiempos. Tomó a sus colaboradores más estrechos de entre personas con un oficio y profesionales, y sus enseñanzas se centraron en el mundo cotidiano: “El sembrador salió a sembrar”; “El reino de los cielos es semejante a un mercader” (vea Mateo 13:3, 45). Aunque Él se sumergió por completo en el mundo que lo rodeaba, lo hizo sin perder ni un ápice de su consagración al Padre, y sin desviarse lo más mínimo de su integridad o de sus valores. Las enseñanzas de Jesús estaban de acuerdo con su ejemplo personal. Cuando oró por sus discípulos, dijo: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Juan 17:15). A sus seguidores les indicó: “Vosotros sois la sal de la tierra” (Mateo 5:13). (La sal tiene las cualidades de limpiar, dar sabor y conservar los alimentos, pero no sirve de nada si se la mantiene metida en una caja o en una botella). Usted no ha recibido una vida nueva para que se aísle, ni ha sido transformado sólo para que se asimile. Ha sido llamado a Cristo, en primer lugar para que sea suyo con corazón, alma, mente y fuerzas, y después enviado en su poder a un mundo necesitado. Esto es lo que dijo Pablo: “Somos embajadores en nombre de Cristo… colaboradores suyos” (2 Corintios 5:20; 6:1). Billy Graham compara su papel en el mundo con el de la Corriente del Golfo cuando desemboca en las frías aguas del océano Atlántico: “La Corriente del Golfo está en el océano, pero no forma parte de él. Los creyentes están en el mundo, y sin embargo, no deben dejarse absorber por él”. El calor que llevan las aguas de la Corriente del Golfo afecta profundamente al clima de muchos lugares del mundo. De hecho, en las costas de Escocia crecen palmeras, mientras que más al este, en la misma latitud, se encuentra la Siberia, que experimenta uno de los inviernos más crudos del mundo. Como la Corriente del Golfo, es necesario que usted retenga su identidad y su razón de existir, pero que también afecte al clima que lo rodea, al lugar donde vive y al lugar donde trabaja. Usted está en el mundo, pero no es de él. Texto bíblico clave Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo (Juan 17:18). Pensamiento clave Es muy posible que yo sea la única Biblia que llegue a leer mi vecino. DIA 27 CUANDO TROPEZAMOS ¿Cómo me levanto después de haber caído? Uno de los momentos más críticos en la vida del creyente es cuando tropieza. Todos somos vulnerables, y a todos nos sucede en algún momento. Vamos hacia delante, progresando en nuestro caminar cristiano. Estamos conociendo a Dios. Estamos adaptando nuestra vida mental. Estamos venciendo algunos malos hábitos. Y entonces, ¡allá va! Sin aviso alguno, hacemos algo “realmente tonto”. Tal vez sea un arranque de ira por algo, o contra alguien, en un enojo desenfrenado. O quizá, precisamente cuando nos estábamos comenzando a liberar de un hábito sexual impuro, regresamos a él, como si no hubiera cambiado nada en nuestra vida. O puede que tengamos un repugnante momento en que nos hemos regocijado por el fracaso de otra persona, hinchándonos con un feo orgullo. Nuestros próximos pasos después de ese tropiezo tienen una importancia muy real. ¿Por qué? Porque inmediatamente después del fallo, o retrocedemos en nuestra relación con el Señor, o nos acercamos a Él más que nunca. Nos hallamos en una encrucijada del camino. Veamos dónde nos llevan estas sendas opuestas. En una de las sendas, la persona se va distanciando cada vez más de Dios. Tal vez se sienta abrumada por la culpa ante lo que ha hecho, y piense: “Lo eché todo a perder. Soy un fracasado. No soy digno. Dios no me quiere así como soy”. O tal vez se sienta endurecido, y se justifique a sí mismo diciendo: “Se merecía todo lo que le dije”, “Ella me enredó para que tuviera esa caída moral. La culpa es de ella”. Mientras más se aleje usted por este sendero, más difícil le va a ser recuperarse. Hay quienes nunca se recuperan. Abandonan su fe, y renuncian a tratar de seguir caminando con Jesús. Es triste que el mundo esté repleto de personas que una vez creyeron, pero que se han extraviado hasta llegar muy lejos. El escritor de la epístola a los Hebreos hace esta advertencia, que se nos aplica a todos: “No sea que perdamos el rumbo” (Hebreos 2:1, NVI). En cambio, la otra senda lo puede restaurar a una intimidad más estrecha aún con Dios. Un texto bíblico anterior promete que Dios nos ha proporcionado “todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda” (2 Pedro 1:3, NVI). Aquí se incluye una manera perfecta de volver a Él después de haber tropezado. En primer lugar, es importante que esté consciente de que va a tropezar. Aun en el mejor de los casos, usted es totalmente indigno cuando se lo compara con un Dios santo. En segundo lugar, cuando usted falla, el Señor lo está vigilando y protegiendo. Vea esta garantía dada por el rey David, quien conocía muy bien lo que son los fallos: El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir; podrá tropezar, pero no caerá, porque el Señor lo sostiene de la mano (Salmo 37:23, 24, NVI). En tercer lugar, usted se puede acercar a Dios con una sinceridad total acerca de su fallo, y pedirle perdón. Recuerde que Él sabe todo lo que usted ha hecho, e incluso lo que ha estado pensando. No hay manera de sorprenderle. Pero es necesario que usted tome la iniciativa a la hora de regresar. ¿Cuál es la reacción de Dios cuando alguien se humilla y se acerca a Él? Escuche lo que dice el apóstol Juan: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Hay aquí una grandiosa promesa y una maravillosa realidad. No le podría decir la cantidad de veces que yo he tenido que caminar por esta senda. Sin embargo, una cosa sí sé, y es que cada vez que lo he hecho, el Señor ha sido totalmente fiel y me ha perdonado. Usted puede ser purificado y restaurado, por lamentable que haya sido su error. Por último, por su propio bien le recomiendo que lo haga cuanto antes. Y tantas veces como le sea necesario… no sólo cuando se trate de una gran caída, sino también de las pequeñas. Cuando lo haga, irá descubriendo cada vez más el amor de Dios por usted, y hallará que el amor y la confianza que usted ha puesto en Él se vuelven cada vez más profundos. Texto bíblico clave Si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo (1 Juan 2:1, NVI). Pensamiento clave Yo no soy perfecto, pero he sido perdonado. DIA 28 CERCA DE LA CRUZ ¿Por qué es tan vital para mí el sufrimiento de Jesús en la cruz? Al acercarnos ya al final de nuestros estudios, quiero exhortarlo a “vivir cerca de la cruz”. Esto significa vivir en todo momento en la realidad de lo que Jesús nos proporcionó por medio de su sacrificio. La primera vez que oí que alguien me exhortaba a “vivir cerca de la cruz”, se me hizo extraño. La cruz es el lugar donde se produjo una muerte terrible. Allí es donde casi todos abandonaron a Jesús. ¿Por qué iba yo a querer vivir en un lugar así? La razón es que la cruz es el lugar definitivo de victoria, y mientras más cerca estemos de ella, más cerca estamos de ese triunfo. Tal como profetizó Isaías y volvió a decir Pablo, en la cruz se “destruirá a la muerte para siempre; será sorbida en victoria” (vea Isaías 25:8; 1 Corintios 15:54). La manera más provechosa que he encontrado de entender los beneficios de la cruz sobre mi vida, ha sido meditar sobre los intercambios que se produjeron en ella (cortesía de un pequeño folleto publicado por el ministerio de Derek Prince). Por medio del castigo recibido por Jesús, nosotros fuimos perdonados (Isaías 53:4-5). Jesús fue herido en el Calvario para que nosotros fuéramos curados (Isaías 53:4-5). Por medio de la muerte de Jesús, nosotros somos capaces de recibir su vida (Hebreos 2:9). Jesús soportó nuestra pobreza para que nosotros pudiéramos compartir su abundancia (2 Corintios 8:9). Jesús soportó nuestro rechazo para que nosotros pudiéramos tener su aceptación ante el Padre (Efesios 1:5-6). Jesús fue hecho maldición para que nosotros pudiéramos entrar en la bendición (Gálatas 3:13). Lo que salió de estos intercambios define el contorno de su nueva vida en Cristo. Medite en cada uno de ellos con detenimiento, porque cuando su fe sea probada, cuando tenga dudas, cuando luche en algún aspecto determinado, se podrá apropiar de todo aquello que surgió de la obra consumada por Jesús en la cruz. Jesús no dejó nada incompleto; nada que tuviera que terminar en una fecha futura. A pesar de todo esto, tal vez usted se siga preguntando por qué es importante vivir cerca de la cruz. Pensémoslo de esta manera: la cruz es como el nacimiento de un río. A medida que el río va fluyendo, se va pareciendo menos a su fuente. Recoge sustancias contaminantes. Se llena de lodo. Es menos puro. ¿Acaso no es ése el problema de gran parte de la “religión” contemporánea? A causa del tiempo, el descuido y la influencia de los métodos humanos, el mensaje central se distorsiona, dejando sólo una “sombra”, y no la “sustancia” (vea Colosenses 2:17). Usted necesita volver a la Fuente, y esa fuente es la cruz de Jesucristo. ¿Cómo se vive cerca de la cruz? Supongamos que alguien lo ofende. Es posible que usted no tenga deseo alguno de perdonarlo. Dirá: “Ella fue la que actuó mal”, o “Él es el que tiene que venir a mí para disculparse”. Pero cuando usted se acerca a la cruz, se da cuenta de que está recibiendo un nuevo impacto del increíble perdón de Jesús hacia usted cuando cargó sobre sí todo el castigo que usted se merecía. Esto le da la capacidad necesaria para perdonar a la persona que lo ha ofendido, sin importarle ya quién tiene la culpa. Y aunque tal vez no sienta deseos de perdonar (y es muy posible que después llegue a sentirlos), de hecho, sí puede perdonar. Puede decir: “Perdono a mi amigo”; “Perdono a mi padre o a mi madre”. Lo mismo sucede en otros aspectos. ¿Siente usted como si hubiera una maldición sobre su vida? En la cruz se dará cuenta de que Jesús se hizo realmente maldición por usted, para que usted pudiera recibir sus bendiciones. ¿Está batallando con el rechazo? En la cruz encuentra su asombrosa aceptación, aun a pesar de todo el mal que usted haya hecho, o pueda llegar a hacer en el futuro. Dele gracias a Dios, porque su vida no está destinada a la derrota, el desespero, la indigencia o la degradación. Pablo dice que en Cristo, usted es “más que vencedor” (Romanos 8:37). Usted está pensado para “reinar en vida” (Romanos 5:17). Y si usted puede vivir en victoria, se debe a una razón; una sola. No tiene nada que ver con las buenas obras que usted haga, ni con los ritos que observe. No es algo que usted pueda hacer por sí mismo. Se debe únicamente a la cruz de Jesucristo. Viva cerca de la cruz. Es la puerta a la libertad. Texto bíblico clave [Jesús,] por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios (Hebreos 12:2). Key Thought Viviré toda mi vida cerca de la cruz de Jesús, que es el lugar de mi victoria. DIA 29 LOS PASOS SIGUIENTES Y después de esto, ¿qué hago? Hace algunos días, estaba en una reunión con una dama que tiene ya ochenta años de edad. Es una de las cristianas más piadosas y maduras que he conocido jamás. Sin embargo, en un momento dijo con tristeza: “No estoy ni cerca siquiera de donde quisiera estar en mi vida de oración”. No era una falsa humildad. Era el clamor del corazón de alguien que ha ido lo suficientemente profundo con el Señor para saber que aún hay mucho más. Cuando nos damos cuenta de esto, no nos debería desalentar, sino más bien, debería servirnos como fuerte motivación para buscar nuestro crecimiento espiritual con una intrépida pasión. Pablo ya se hallaba cerca del final de su vida cuando, después de haber visto evidencias increíbles del poder y la provisión de Dios, dijo: “A fin de conocerle…” (Filipenses 3:10). Esa misma pasión fue la que lo llevó a decir, como habría podido exclamar un gran atleta que se está esforzando por llegar a la meta: No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Filipenses 3:12-14, cursiva del autor). T. Austin Sparks describe de esta forma la maravilla y el reto que significa para nosotros el crecimiento en Cristo: El efecto de la obra del Espíritu Santo en nosotros consiste en llevarnos hasta la orilla de un poderoso océano que se extiende muchísimo más allá de lo que nosotros podríamos alcanzar, y con respecto al cual sentimos: ¡Qué profundidad, qué plenitud la de Cristo! Si pudiéramos vivir tanto tiempo como el hombre que más haya vivido, seguiríamos estando sólo en el borde de esta vasta plenitud que es Cristo (Sparks, The School of Christ, “La escuela de Cristo). Estos estudios terminarán mañana. Usted los ha estado haciendo durante treinta días, y lo quiero felicitar. Sin embargo, tengo la esperanza de haberlo inspirado a seguir adelante; a dar el siguiente paso, y después el siguiente a éste. Por mucho terreno que hayamos recorrido en estos treinta días, sólo habremos “llegado a la orilla de un poderoso océano”. ¡Hay muchísimo más! Y Dios nos ha dado la capacidad necesaria para recibir mucho más. Espero que ya en estos momentos esté acostumbrado a buscar las citas bíblicas; al menos, las que hay en este estudio. También espero que esté comenzando a leer la Palabra cada día por su propia cuenta, dejando que sus virtudes les den forma a sus pensamientos y acciones. Sería maravilloso saber que usted ha hecho algunas amistades cristianas, y que se están reuniendo, orando juntos, cuidando mutuamente de sus necesidades. Qué bueno sería saber que usted está escuchando una enseñanza sólida basada en las Escrituras. Y lo más importante de todo, confío en que se esté acercando cada vez más al Señor mismo, sintiendo su amor, y fortaleciéndose con la gracia que sólo Él puede dar. Por último, debo decirle que hay algunos materiales de estudio adicionales que puede encontrar en la Internet. Aproveche estos recursos para seguir creciendo. No lo abandone; al contrario, haga del crecimiento continuo su prioridad más elevada. Confíe en que el Espíritu Santo le va a proporcionar lo que necesite, recordando que “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). Un portal excelente de la web por medio del cual se puede conectar con diversos recursos valiosos y bien probados, es LookToJesus.com. En este portal hallará Diez Pasos Básicos, Conceptos Transferibles y otros materiales útiles. Hay también varios portales más de la web en inglés, algunos de ellos con estudios para todos los días del año: My Utmost for His Highest: MyUtmost.org Experiencing God: SWCBC.org Purpose Driven Life: PurposeDrivenLife.com Las ayudas de John Beckett para el estudio: MasteringMonday.com Texto bíblico clave: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe (2 Timoteo 4:7). Pensamiento clave: ¡Hay tanto más! Conocer a Cristo es una empresa para toda la vida. Key Scripture I have fought the good fight, I have finished the race, I have kept the faith (2 Timothy 4:7). Key Thought There is so much more! Knowing Christ is a lifelong pursuit. DIA 30 PORTADORES DE LA LUZ ¿Cuál es la manera más eficaz en que puedo ayudar a los demás? Éste es el día final de la serie. Si usted ha seguido estos estudios hasta este momento, ha comenzado a poner en su lugar unos sólidos cimientos para su vida de creyente. Mi meta desde el principio era ayudarlo a explorar unas cuantas verdades básicas y establecer esquemas de pensamiento acerca de su vida espiritual. Era impulsarlo hacia un futuro en el cual mantenga una relación vital con Cristo. Me siento profundamente agradecido si se han obtenido esas metas. De hecho, pocas cosas me podrían dar un gozo mayor que saber que usted va bien adelantado en su camino hacia un andar creciente, provechoso y lleno de propósito con el Señor Jesucristo. Ahora lo quiero exhortar a ser portador de la luz que ha recibido. Ahora puede convertirse en una luz que ayude a otros. La luz es una poderosa metáfora en la Biblia, y siempre es presentada en contraste con las tinieblas. En el principio de la creación, cuando las tinieblas cubrían la tierra, Dios se limitó a decir: “Sea la luz”… y hubo luz (Génesis 1:3). Jesús entró como Luz a este mundo caído lleno de oscuridad: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece” (Juan 1:4, 5). En una ocasión, Jesús perdonó a una mujer atrapada en adulterio, y dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12). Cuando usted llegó a Cristo, salió de las tinieblas y recibió esa luz. Pablo hace esta observación: “El cual [el Padre] nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13). Y Pedro dice: “Os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9). Un aspecto fascinante que tiene la luz es que siempre extingue las tinieblas. Basta que se encienda una sola vela en un cuarto a oscuras, para que ilumine todo lo que hay en ese cuarto. Hasta la Internet la podemos considerar desde la perspectiva de las tinieblas y la luz. Alguien me dijo que la Internet es tinieblas entre el 80 y el 85 por ciento. Tal vez así sea, pero yo alabo a Dios por el quince por ciento que es luz, porque sabemos que esa luz terminará venciendo a las tinieblas. El hecho de poder enviar estos estudios a todos los rincones del mundo, algunos de los cuales se hallan sumidos en una densa tiniebla, da testimonio del poder de la luz. ¿Cómo puede ser usted portador de la luz? Si ha encontrado la verdad del Evangelio en un portal de la web, dele a conocer ese portal a algún amigo. Si quiere compartir mi historia, la encontrará en www.LifesGreatestQuestion.com. Busque las puertas que el Señor le abra para hablarle de Cristo a algún familiar suyo, amigo o compañero de trabajo. Deje que su vida transformada se convierta en un rayo de luz mientras la luz de Cristo fluye a través de usted. Recuerde que nosotros sólo somos los que conducimos la luz. La que va a llegar hasta la vida de las otras personas es la luz de Cristo que hay en nosotros. Termino este estudio con la encomienda que Jesús les hizo a sus seguidores en el Sermón del Monte, y que aparece en Mateo 5:14-16. Es un desafío dirigido a usted y a mí, para que seamos portadores de su luz dondequiera que Él nos lleve por el resto de nuestros días. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Que el Señor lo bendiga y lo guarde siempre. John Beckett Pensamiento final Llevaré su luz a otros que se hallan en medio de las tinieblas.