LA SAYWA: MONUMENTO A LA MEMORIA Por Honorato Méndez Bautista Director Paz y Esperanza Ayacucho Hace dos semanas participé de una ceremonia de inauguración de un significativo y singular monumento, porque el mismo no correspondía al homenaje de algún ilustre personaje, como se suele hacer en nuestro país, sino al de cientos de personas que fueron víctimas de violación a sus derechos humanos en el periodo de la violencia que ocurrió entre 1980 a 2000 y le tocó vivir también a la población del distrito de Chiara. Fue una ceremonia inusual porque las piedras que hoy forman parte del nuevo monumento denominado “Saywa de la Memoria”, construida por la Municipalidad en la plaza de Chiara, fueron traídas por familiares de víctimas, afectados e integrantes de los comités de auto defensa, y representan la memoria de aquellas personas que murieron o desaparecieron durante las décadas de horror y está grabado en la mente y corazón de sus seres queridos. Al mismo tiempo, son piedras de mucho valor para las familias que guardan estrecha relación con las personas violentadas, las mismas que se recogieron de muros, corrales y paredes de viviendas destruidas; además algunas fueron de uso personal y doméstico usados como asientos en cocinas y salas, que suelen adornar las viviendas en el mundo rural. Aquellas herramientas simbólicamente significativas para las familias de aquellas comunidades representan ahora iconos de la historia reciente, colocados en la plaza pública, que se transforma así en un lugar sagrado para perennizar la memoria colectiva. La Saywa de la Memoria de Chiara es una construcción colectiva, que reproduce las mismas costumbres que se hacen para las saywas en las punas, surgida en este caso a iniciativa de la organización de afectados, quienes lo presentaron a la municipalidad y dicha institución la acogió para su implementación. Entonces, todos y todas pusieron su granito de arena, en este caso las piedras y otros recursos que se emplearon para la construcción de dicho monumento. Se dice que las saywas son montículos de piedra como hitos que los viajeros dejan en cumbres, señal que atravesaron por esa herradura en busca de un destino donde hallar la mercancía; en contextos de post violencia política, es el camino prolongado de los sobrevivientes en busca de verdad, justicia e inclusión con el peso del dolor sobre el hombro. Me sumé a la iniciativa, tomé la uña (piedra que se mece sobre los alimentos en el batán), que mi padre había recogido del río y utilizaba para moler nuestros alimentos antes de ser asesinado por presuntos senderistas. El utensilio de cocina o piedra de moler era celosamente guardado por mi madre en la cocina, pero con el paso del tiempo sufrió la avería de un lado y con autorización de ella llevé “la piedra” para colocar en la Saywa de la Memoria. Las piedras eran insuficientes para culminar la saywa y tuvimos que recoger del río con participación del regidor municipal, gobernador, trabajadores, dirigentes de CORAVIP y personas comprometidas con la defensa de los derechos humanos. 03-10-13