E l jaguar es el felino más grande y poderoso del continente americano. No hay presa que se le escape, ni animal del que él sea presa; su capacidad para cazar en la tierra, sobre los árboles y también en el agua le dieron un papel mítico en el México prehispánico, al grado de llamarlo “el señor de los animales” y patrono espiritual de las fuerzas de la fertilidad. El jaguar es la única especie que puede matar al humano y éste es el único que puede dar muerte a los jaguares. A pesar de esto, la convivencia entre el hombre y el jaguar llegó a ser un armonioso balance natural, tanto que fueron convertidos en símbolos de grandeza dentro de las civilizaciones centroamericanas al ponerlos como dioses y hombres-jaguar. Su figura se relacionaba con poder, fortaleza, decisión, gobierno, valentía, con la agricultura, con la fertilidad de la tierra y, también, con el inframundo, la muerte y la destrucción. González, F. J. (2010). El jaguar: un ícono que se desdibuja [Versión electrónica], Ciencia Compartida, 2, 24-29. Recuperado el (día) de (mes) de (año), de (dirección electrónica). Un felino con derecho de antigüedad Esta fascinación que generaba la figura del jaguar (de gran depredador) sobre la imaginación de los pueblos indígenas persistió en la época colonial y se ha mantenido hasta nuestros días. Sin embargo, los jaguares no son ahora los depredadores dominantes, ya que –desafortunadamente- comparten este papel con el humano, compiten por el alimento, por los espacios y, de manera más absurda, por su piel. Esto ha provocado que el balance armonioso se encuentre roto, al grado que en la actualidad el jaguar se encuentra en el lugar más alto de la lista de animales en peligro de extinción (lugar que fue ocupado por el recientemente extinto oso gris, que habitaba en el norte de México y el sur de los Estados Unidos de Norteamérica). Se sabe, gracias a los restos fósiles, que los ancestros del jaguar llegaron del “Viejo Mundo” (Europa) a Norteamérica en el Pleistoceno, es decir, hace aproximadamente 850 mil años y que se distribuyó por todo el continente americano, desde Estados Unidos hasta la Patagonia Chilena. Esto muestra que fue el felino quien pobló el continente americano antes de que el humano lo hiciera (nuestra especie lo hizo hace 35 mil años). También existe evidencia que indica la presencia de reducciones significativas en su distribución sobre el continente debido a los cambios climáticos ocurridos a través del tiempo y al rol del humano dentro de la relación humano-jaguar-medio ambiente. Aunado a esta disminución poblacional, se han observado variaciones en el tamaño de la especie, siendo de tamaño más pequeño el jaguar actual (una disminución de 15 a 20%) con respecto a sus ancestros. ¿Y por qué es lindo este gatito? El jaguar es un felino solitario y huidizo, hábil cazador, de hábitos nocturnos y, como ya dijimos, el máximo depredador americano. Se distingue por su gran tamaño en comparación con los felinos existentes en América (el puma-Felis concolor- y el ocelote -Leopardus pardalis-, entre otros) y a nivel mundial se encuentra en el grupo de los felinos más grandes que existen, compartiendo este atributo con el tigre (Panthera tigris), el leopardo (Panthera pardus) y el león africano (Panthera leo). Su complexión es de un animal robusto, pesando entre 70 y 90 kilos con una longitud que oscila entre 1.50 y 2.40 m. Su pelaje en la parte superior es de color amarillo claro o café rojizo y en el abdomen llega a ser más claro, casi blanco; tiene manchas en el cuello, cuerpo y piernas de forma circular; en la cabeza y el abdomen las manchas son simples puntas negras. Existe una variante en el color del pelaje que corresponde al jaguar negro o melanístico (comúnmente llamado Pantera negra). Cuando los españoles llegaron a México se sorprendieron de su grandeza y lo compararon con el tigre asiático. El nombre actual proviene del vocablo asignado por el pueblo guaraní que lo llamaban “yaguara” o “yaguare”, que significa “comedor de carne que mata de un sólo brinco”. La admiración mítica de los humanos hacia el jaguar En el pasado se le consideraba una representación de poder y fuerza, un símbolo y una deidad; sus atributos mitológicos y religiosos aparecen registrados principalmente en evidencias artísticas como pinturas, códices, artesanías, máscaras, altares y en algunos rituales, desde los olmecas hasta los aztecas. Las características propias del jaguar hacían de éste el icono cultural más poderoso del momento, la diversidad de significados que le atribuían dependía de las formas y contextos de cada cultura. El primer icono del jaguar aparece con los olmecas del preclásico (1250-400 a.C.) en esculturas de piedra y jade, bautizadas como hombresjaguar. Para los mayas del Clásico (250-800 d.C.) era balam y le dieron interpretaciones muy variadas, desde símbolo de realeza hasta representaciones bélicas o de sacrificio. Para los aztecas era océlotl –razón por la que se le confunde con el ocelote, un felino de menor tamaño- y era la criatura más valiente, denominándolo como el orgulloso “señor de los animales”. En la actualidad, los jaguares siguen siendo un sinónimo de gracia, elegancia y fortaleza, y su imagen es utilizada en autos y equipos deportivos como logotipo o símbolo. La relación entre el jaguar y los humanos en el plano material ha sido contrastante con respecto al plano espiritual, pues ha existido un vínculo conflictivo como veremos a continuación. Grandeza amenazada El jaguar tiene un área de distribución geográfica amplia y explota una variedad de hábitats, que incluyen las selvas tropicales, desiertos, bosques, sabanas y pastizales. Al ser las selvas las áreas más habitadas por este felino, podríamos considerarlo como el verdadero rey de la selva. En la actualidad se le puede encontrar del norte de México al norte de Argentina, y muy raras veces emigran al sur de los Estados Unidos. La situación del jaguar en la vida silvestre se encuentra en estrecha relación con las acciones humanas, principalmente las ganaderas, pues al incrementar las áreas para dicha actividad se modifica su hábitat llevando la reducción de las poblaciones a niveles críticos. De acuerdo a los listados del Apéndice I de la Convención Internacional para el Comercio de Especies Amenazadas de Flora y Fauna, se le considera como una especie amenazada y en México se le ubica en la lista de las especie en peligro de extinción de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana. Un rey poco conocido en su reino Existen pocos estudios sobre él -comparados con los que existen sobre otros felinosprincipalmente a largo plazo, es decir, investigaciones que permitan conocer con detalle su interacción por periodos prolongados. La falta de trabajos se justifica, en parte, por la dificultad que se presenta al considerar los complejos hábitats, relativamente abundantes, y las diferentes dinámicas ecológicas en las que se desenvuelve. Uno de los primeros e importantes intentos por generar y reunir estudios sobre el jaguar a nivel internacional fue un taller denominado “El Jaguar en el Nuevo Milenio”, organizado por la Wildlife Conservation Society y el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, financiado por la marca de automóviles Jaguar, y desarrollado en el Estado de Morelos en 1999. Se invitó a científicos especialistas en jaguares de toda América con el fin de presentar información actualizada. Los resultados del taller se enfocaron al diagnóstico de los riesgos que enfrentará el jaguar en el siglo XXI, principalmente los relacionados con las consecuencias de la actividad humana como: la destrucción de su hábitat, la disminución de sus poblaciones, la cacería y los efectos de la sobrepoblación de nuestra especie; además, se buscó estimular trabajos de investigación que persigan el bien del jaguar como especie. Rescatar al jaguar es salvar a otras especies La importancia ética y cultural que trae consigo la preservación del jaguar no es la única razón importante por la que se deban realizar acciones de conservación y rescate de la especie; existe una razón más: su compleja dinámica ecológica que involucra su rol en los lugares donde habita, pues es considerado una especie focal (ver Punto Extra 1) debido a que los jaguares son sensibles a las presiones de Las especies focales son organismos utilizados para planear y manejar reservas debido a que sus necesidades de supervivencia representan importantes factores para mantener condiciones ecológicamente sanas. Se dividen en cuatro categorías: especies sombrilla, especies indicadoras, especies emblemáticas y especies clave. Aunque cada rubro es diferente, el jaguar es considerado como la única especie que podría encajar en las cuatro categorías mencionadas. cacería y a los cambios de hábitat que afectan tanto a la selva como a sus presas También son centinelas del ambiente y su éxito conservacional se traduce en uno de los retos más significativos y de mayor trascendencia para la conservación de la biodiversidad. Como especie focal, el jaguar ayuda a generar planes de conservación considerando el área que deberá ser protegida, pues al ser animales de gran tamaño corporal y de grandes necesidades de territorio, su preservación requiere de considerables extensiones de hábitat protegido. Así, conservando al jaguar se podrán restaurar procesos ecológicos y se beneficiarán a muchas especies que se hallan en las mismas áreas protegidas. La desaparición del jaguar en su condición silvestre sería considerada como una gran derrota para los programas de conservación y traería consigo una aceleración en la pérdida de diversidad biológica en los ecosistemas donde habita. Los esfuerzos futuros para la conservación de este felino deberán enfocarse en los resultados de las investigaciones y del seguimiento que se les dé. Ya es tarde para salvar a los jaguares en muchas partes. Sin embargo, aún es tiempo de prevenir pérdidas catastróficas. Debemos tomar en cuenta que existen programas para su conservación y, por consiguiente, podemos ser un soporte para estos e indirectamente ayudar a la preservación de esta especie animal que es emblemática de nuestro país y de América.