Canaán, cananeos Véase también CIUDADES Y ALDEAS; EXTENSIÓN GEOGRÁFICA DE ISRAEL; COMERCIO Y VIAJES. Bibliografía: Y. Aharoni, The Land of the Bible: A Historical Geography (2ª ed.; Filadelfia: Westminster, 1979); Y. Aharoni et al., The Carta Bible Atlas (4ª ed.; Jerusalén: Carta, 2002); J. K. Aitken, “Jr,B,”, en Semantics of Ancient Hebrew, ed. T. Muraoka (AbrNahrain Supplement 6; Lovaina: Peeters, 1998) 11– 37; B. J. Beitzel, “Roads and Highways (Pre-Roman)”, ABD 5.776–82; D. A. Dorsey, “Roads”, OEANE 4.431–34; ídem, The Roads and Highways of Ancient Israel (Baltimore: John Hopkins University Press, 1991); ídem, “Shechem and the Road Network of Central Samaria”, BASOR 268 (1987) 57–70; M. HarEl, Landscape, Nature and Man in the Bible: Sites and Events in the Old Testament (Jerusalén: Carta, 2003); B. MacDonald, “East of the Jordan”: Territories and Sites of the Hebrew Scriptures (Boston: American Schools of Oriental Research, 2000); H. Tsoar y Y. Yekutieli, “Geomorphological Identification of Ancient Roads and Paths on the Loess of the Northern Negev”, Israel Journal of Earth Sciences 41 (1993) 209–16; J. Wilkinson, “The Way from Jerusalem to Jericho”, BA 38 (1975) 10–24. G. L. Linton CANAL DE SILOÉ. Véase AGUA Y SISTEMAS DE AGUAS. CANAÁN, CANANEOS El estudio de la tierra de Canaán y su cultura es crucial para comprender el mensaje de los Libros Históricos del AT, ya que estos libros aparecen en el contexto de Canaán. Es más, el *hebreo es, lingüísticamente, una de las ramas de las lenguas cananeas, y las formas literarias de la Biblia presentan una intensa afinidad con las literaturas “cananeas” tanto de la Edad del Bronce Reciente como de la Edad del Hierro. Además, los israelitas enseguida adoptaron la escritura alfabética cananeo-fenicia. 1. Fuentes 2. El nombre Canaán 3. Área geográfica 4. Grupo étnico 5. Idioma 6. Escritura 7. Cultura 8. Religión 148 1. Fuentes. La información de la que disponemos sobre Canaán y los cananeos proviene de tres fuentes distintas: documental o de inscripciones, arqueológica, y tradicional. Desafortunadamente, los datos provenientes de descripciones de Canaán (i.e., Siria-Palestina) durante la Edad del Bronce Reciente (1550–1200 a.C.) son escasos, y casi todos los datos lingüísticos que conciernen a los cananeos proceden de fuera de Canaán (i.e., Amarna y Ugarit), de textos cuneiformes en tablillas de arcilla, exceptuando algunas tablillas de arcilla acadias halladas en *Hazor, Afec y otros lugares del Bronce Reciente. Las tablillas de Amarna son una fuente directa de información. La mayor parte de los numerosos documentos del siglo XIV (unos cuatrocientos textos) escritos en acadio (la lengua franca del antiguo Oriente Próximo en aquella época) y hallados en la ciudad de Amarna, en el Nilo Medio, eran cartas que enviaban a los faraones los reyes vasallos de Siria-Palestina y los gobernantes de Chipre y Ugarit (véase Moran). La ciudad de Ugarit estaba ubicada al norte de Canaán, pero su cultura y su religión parecen haber sido muy similares a las de Canaán. Los archivos egipcios y mesopotámicos también arrojan luz, indirectamente, sobre varios aspectos de la vida de los cananeos. Desde el I milenio a.C., se conocen alrededor de trescientas inscripciones alfabéticas del sur de Canaán, pero la mayoría son muy cortas, a menudo constan sólo de una palabra o nombre (véase Renz y Röllig). Sin embargo, los restos de varios cientos de bullae (pequeños pedazos de arcilla con trazos de sellos), a veces con breves inscripciones y con trazos de papiro en el dorso, muestran que en el Canaán meridional se utilizaba el papiro, perecedero, como material de escritura, presumiblemente debido a la influencia egipcia (véase Deutsch). También proporcionan información sobre Canaán objetos tales como cerámica, armas, estatuillas, relieves y edificios y estructuras urbanas excavadas en Siria-Palestina. Algunos relieves hallados en palacios reales de *Asiria en Nimrod y Nínive, entre otros lugares, también describen la vida en Canaán. Autores de la época grecorromana recogieron algunas tradiciones de la antigua Canaán. Por ejemplo, según Eusebio de Cesarea (fallecido en 340 d.C.), Filón de Biblos (muerto en 160 d.C.) preservó una tradición fenicia de Sanjuniatón sobre la creación del mundo. Sin embargo, el conocimiento de Filón Canaán, cananeos acerca de la cosmogonía fenicia estaba altamente helenizado. Con mucha diferencia, los datos más abundantes sobre Canaán y los cananeos provienen del Antiguo Testamento. 2. El nombre Canaán. La primera mención a Canaán se encuentra en un documento acadio de c. 1800 a.C., de Mari en el Medio Éufrates: cananeo (lúki-na-aḫnum). Después, en un texto acadio del siglo XV, la biografía de Idrimi, rey de Alalah, aparece la expresión “la tierra de Canaán”. Un texto egipcio del siglo XV menciona a los cananeos en una lista de botines de la campaña asiática de Amenhotep (Amenofis) II, y la famosa “estela de Israel” de Merneptah del siglo XIII a.C., se refiere a los cananeos como uno de los pueblos derrotados (véase Naaman). El nombre Canaán se escribe kn῾n (fenicio, hebreo), ki-na-aḫ-num (acadio), ki-na-ḫi (ugarítico, escrito silábicamente), etcétera, pero su etimología se desconoce. En un principio, se explicó tomando como base el hurrita kinaḫḫu, “tela teñida de azul”, pero ahora se cree que es más probable que esté relacionado con kn῾, “doblar, inclinar”, aunque tampoco hay muchos fundamentos para esta perspectiva. 3. Área geográfica. Canaán nunca fue una unidad política, y no la dominaba ninguna ciudad en particular. ¿Cuál era, entonces, su área geográfica? Se ha aceptado comúnmente que el área entre la costa del mar Mediterráneo y el río Jordán, lo que incluye la costa meridional de Siria, Líbano e Israel (Palestina) en el mapa actual. Si se utiliza para referirse al área donde vivieron los pueblos cananeo parlantes (*fenicios, *hebreos, *moabitas, *amonitas, *edomitas, pero no arameos), Canaán incluye el área al este del Jordán. En Ugarit, los “cananeos”, kn῾ny (véase Olmo Lete y Sanmartín, 449), aparecen como extranjeros. Por tanto, Canaán hace referencia política y étnicamente al área al sur de Ugarit. Las cartas de Amarna ven Canaán como una provincia egipcia que incluye Tiro y Biblos, pero no Ugarit. N. P. Lemche (1991) discute la realidad histórica de una tierra o pueblo cananeos, y considera que Canaán era simplemente “una entidad geográfica de algún tipo” y que cananeos era un término social del II milenio a.C. Sin embargo, este punto de vista se basa en la falta de control adecuado de las fuentes de información primarias de los datos de la Edad del Bronce Reciente (1550–1200 a.C.), especialmente de las cartas de Armarna (véase Naaman; Rainey). A principios de la Edad del Bronce Reciente, *Egipto administraba Canaán como una de sus tres provincias (las otras eran Amurru y Upi) de Siria-Palestina. Más tarde, tras la batalla en Cades, en el siglo XIII a.C., Amurru, la provincia más septentrional, acabó bajo la soberanía hetea. Después de la invasión por parte de los Pueblos del Mar en el reinado de Ramsés III (1184– 1153 a.C.), Canaán a veces alude específicamente al sur de Palestina. Más adelante, los griegos llamaron a Canaán “Fenicia”. El documento que menciona a Canaán con más frecuencia es el AT, donde el nombre aparece ochenta veces, sesenta y cuatro de ellas como “la tierra de Canaán” (ereṣ kĕna῾an). Según Números 34:3–12 (cf. Ez 47:15–20), la frontera meridional de “la tierra prometida” iba desde el desierto de Zin hasta el extremo sur del Mar Muerto, y hasta el sur de Cades-barnea (Nm 34:3–5); y la frontera norte era Hamat (Nm 34:7–9) (véase Extensión geográfica de Israel). No obstante, a veces Canaán se refiere en la Biblia sólo a Fenicia (véase Nm 13:29; Jos 5:1), lo cual incluye las ciudades fenicias de Canaán pero excluye las montañas del Líbano. En ocasiones, se refiere tan sólo a Filistea (e.g., Sof 2:5). Tantos usos diferentes del término reflejan los cambios en su utilización en otros documentos del antiguo Oriente Próximo (véase Tammuz). 4. Grupo étnico. Es difícil determinar quiénes eran los “cananeos” del AT (véase Etnicidad). A veces esta palabra es una designación general de los habitantes pre-israelitas de la tierra (e.g., Gn 50:11; Dt 11:30). A veces alude a una de las siete naciones que vivieron en el Canaán pre-israelita: heteos, gergeseo, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos, jebuseos (Dt 7:1; cf. 20:17). Los cananeos se encontraban entre las naciones que Yahvé ordenó a Moisés expulsar (Dt 33:2) o exterminar (Dt 20:17). Los cananeos y los amorreos a menudo se mencionan uno al lado del otro, aunque los primeros residían cerca de la costa y los segundos en la región montañosa (Dt 1:7). 5. Idioma. Las lenguas cananeas pertenecen a la familia semítica noroccidental (véase Huehnergard). Todas se caracterizan por un cambio fonético, denominado la 149 Canaán, cananeos “inflexión cananea”, en la que una a larga tónica pasó a ser una o larga tónica, como atestiguan el fenicio, el púnico, el hebreo, etc. El ugarítico y el *arameo, que no sufrieron este cambio, están clasificados como una rama diferente del semítico noroccidental, aunque algunos expertos consideran que el ugarítico sí es cananeo. El acadio de las cartas de Amarna del siglo XIV de Biblos, *Gezer, *Jerusalén y *Siquem exhibe características de la gramática cananea. El fenicio se encuentra en Biblos, Tiro, Sidón y otros lugares del siglo X a.C. en adelante. El púnico era un dialecto del fenicio hablado en Cartago y sus colonias del siglo V a.C., y después de la caída de Cartago pasó a llamarse neo-púnico. El hebreo es, con diferencia, la lengua cananea más conocida. Las pruebas inscritas más antiguas son del calendario de Gezer del siglo X a.C. (véase Inscripciones hebreas). El AT preserva tanto el hebreo arcaico como el clásico, así como el hebreo clásico tardío [véase Hebreo (idioma)]. Existen ciertas diferencias entre el dialecto judío (meridional) y el dialecto israelita (septentrional). El moabita, el amonita y el edomita difieren del hebreo sólo dialectalmente. 6. Escritura. Existían básicamente dos tipos de escritura en Canaán. Una, utilizada en las cartas de Amarna, era, razonablemente, escritura acadia estándar, con una mezcla de caracteres cuneiformes (“en forma de cuña”) silábicos y logográficos en tablillas de barro. El otro era el alfabeto (véase Naveh). El primer ejemplo de escritura alfabética cananea es el hallado en una roca en Wadi el-Hol del Alto Nilo, cerca de Tebas, fechado en el c. 1900 a.C. Probablemente fueran trabajadores forzosos de Palestina quienes tallaron su lengua simplificando la escritura jeroglífica egipcia. Las inscripciones proto-sinaíticas, algo posteriores, parecen utilizar un sistema parecido. Algunas de las cartas se parecen a los escritos proto-cananeos del siglo XVII al XVI a.C. de Gezer, Siquem y *Laquis. Supuestamente, estos textos alfabéticos estaban escritos, por norma general, en materiales perecederos tales como papiros, siguiendo la costumbre egipcia. El alfabeto que se desarrolló durante la Edad del Bronce Reciente consistía en unas veinte letras, normalmente escritas con una caligrafía lineal, aunque en algunos lugares (como Ugarit) las letras 150 estaban escritas en cuneiforme y en tablillas de arcilla. Se han encontrado unos pocos textos alfabéticos cuneiformes en el sur de Palestina—por ejemplo, Betsemes (KTU 5.24), al este del monte Tabor (KTU 6.1), Taanac (KTU 4.767). Varias tablillas ugaríticas (“textos especulares” [KTU 4.31; 4.710]) están escritas de derecha a izquierda utilizando el alfabeto “más corto” de veintidós letras, como en los posteriores fenicio y hebreo, en lugar de escribirlo de izquierda a derecha con las treinta letras normales del ugarítico. Todos los datos lingüísticos encontrados en la propia Canaán de la Edad del Hierro estaban escritos utilizando el alfabeto lineal fenicio en lenguas cananeas como fenicio, hebreo, moabita y amonita, así como en arameo (véase Escritura, materiales de escritura y alfabetización en el antiguo Oriente Próximo). 7. Cultura. La Biblia parece sugerir que existía una cultura común cananea desde al menos la época patriarcal. Abraham, del distrito *arameo-parlante de Harán, podía hablar con los cananeos nativos. En Génesis 31:47–48, Labán usó un término arameo, Yegar-Sahadutha (Jegar Sahaduta), para el majano de piedras, mientras que Jacob le dio un nombre hebreo (i.e., cananeo), Galed (Galaad). Así pues, los ancestros de los israelitas estaban lingüísticamente cananeizados. Los filisteos egeos del distrito de Gerar estaban semitizados durante la era patriarcal. Debe tenerse en cuenta que el rey tenía un nombre semítico, Abimelec (e.g., hebreo, ugarítico), mientras que el comandante del ejército conservó su nombre filisteo (i.e., no semítico), Ficol (Gen 26:26). Más tarde, durante la época de Sansón, Samuel y Saúl, los filisteos estaban absolutamente cananeizados, de modo que incluso adoptaron a Dagón, el dios tradicional de Siria-Palestina (e.g., Jue 16:23; 1 Sm 5:2), aunque aún preservaban su habilidad con los metales (Jue 13:19–22) y la cerámica, especialmente con la cerámica bicroma. Sin embargo, las fuentes extrabíblicas cananeas sobre la cultura cananea son extremadamente limitadas, por lo tanto las pruebas ugaríticas son muy importantes (véase Watson y Wyatt). Ugarit está situado fuera de Canaán, su idioma no es cananeo en sentido estricto, los habitantes de Ugarit consideraban a los cananeos extranjeros, y Ugarit fue destruida alrededor del año 1200 a.C., antes de que los israelitas se instalaran en Canaán. No obstante, su cultura fuera probablemente muy similar a la posterior cultura cananea. Canaán, cananeos Ugarit no se encontraba aislada; como puerto que servía de conexión entre el Egeo, especialmente Chipre e incluso Egipto, con los estados del interior, estaba ubicada en una intersección de la cultura del Oriente Próximo. Compró barcos a Egipto para comerciar con los pueblos heteos, chipriotas y egeos. Los puertos del sur de Palestina, *Asdod y Acre, se mencionan en textos ugaríticos. Las cerámicas chipriotas encontradas en *Jericó, las cuales imitaban ampliamente, debieron llegar vía Ugarit y Asdod. Las cartas de Amarna incluyen cartas de Ugarit a un faraón egipcio, y se ha encontrado una carta del gobernador de Ugarit al alto comisionado egipcio de Canaán en la ciudad del sur de Palestina, Afec. Todas ellas estaban escritas en la lengua franca, acadio. Seguramente, la “era de Amarna” en el siglo XIV a.C. fue internacional, y toda el área, que incluía tanto Canaán como Ugarit, participó del contacto cultural con otras partes del antiguo Oriente Próximo, promovida especialmente por las actividades de los comerciantes y los técnicos, quienes probablemente pudieran comunicarse fácilmente tanto en acadio como en sus lenguas nativas, y tanto oralmente como por escrito. Supuestamente, gran parte de la comunicación en el día a día se conducía en el alfabético semítico simple. La interculturalidad de la cultura ugarítica está ilustrada por la existencia de varias listas de vocabulario cuatrilingües, en sumerio, acadio, hurrita y ugarítico, así como por otros textos escritos en egipcio, chipro-minoico y heteo, aparte de mil trescientos documentos ugaríticos y acadios. Las inscripciones escritas en ugarítico que utilizaban el alfabeto cuneiforme se han encontrado no sólo en los sitios próximos al cabo Ras Ibn Hani, Sultan Tekke al este de Chipre, y Tell Sukas, pero también al sur de Palestina—por ejemplo, Bet-semes, monte Tabor o Taanac. En Ugarit, el segundo segmento más amplio de la población eran los hurritas no semíticos, que no estaban organizados políticamente tras la destrucción de Mitani en el siglo XIII a.C., aunque contribuyeron enormemente al contacto cultural entre los diferentes pueblos de Siria y Palestina. Los egipcios incluso llegaron a llamar al área de Siria-Palestina la tierra de Ḫurru. Aunque los egeos probablemente destruyeron Ugarit sobre el año 1200 a.C. y nunca fue reconstruida, la cultura que representaba probablemente continuó en la zona, así como en Canaán. Las costumbres de la religión fenicia presentan afinidades obvias con la religión ugarítica. En Canaán, así como en Siria, la unidad política principal era la ciudad-estado gobernada por un rey que controlaba una pequeña área de su propiedad, como se ilustra en las referencias bíblicas a los reyes de Canaán o los cananeos (Jue 5:19; Jos 5:1). Ningún rey unificó el área al completo política o militarmente. Los cananeos que tenían “carros herrados” (Jos 17:16, 18) eran herederos de los maryannu (“auriga”) de la Edad del Bronce Reciente, como confirma la sociedad ugarítica. Nuestro conocimiento sobre los antiguos cananeos es limitado, y no se debería generalizar. Sin embargo, es cierto que las culturas cananeas, especialmente aquellas de la Edad del Bronce Reciente (1550–1200 a.C.) y la Edad del Hierro (1200 a.C. en adelante) estaban muy desarrolladas e interconectadas. Por tanto, la totalidad de la tierra de Canaán se había convertido, fundamentalmente, en una cultura común con una lengua común muy parecida al ugarítico. Así pues, hasta que no se encuentren pruebas literarias sustanciales en Palestina, los documentos ugaríticos seguirán siendo los datos más importantes para el estudio de Canaán. En el siguiente apartado se utilizan los mitos y textos litúrgicos ugaríticos para centrar la atención en el aspecto religioso de la cultura cananea. 8. Religión. 8.1. Datos. Hasta el descubrimiento de los textos mítico-religiosos ugaríticos en 1929, prácticamente las únicas fuentes de información sobre la religión cananea aparte del AT eran las costumbres, muy posteriores, de Filón de Biblos y Luciano de Samosata, entre otros. Los datos contemporáneos de la propia Canaán proporcionan poca información sobre sus prácticas religiosas, ya que las inscripciones fenicias y púnicas son muy limitadas en cuando a sus géneros literarios, y no hay disponible casi ningún texto mitológico o litúrgico para realizar una comparación. Las inscripciones hebreas son en su mayoría muy cortas, y no se conoce ningún texto religioso o literario importante. Se han excavado *lugares altos cananeos preisraelitas (hebreo bāmôt; cf. ugarítico bmt) en *Meguido y Hazor, entre otros. Incluso en el período israelita, se practicaba un culto a Yahvé baalizado en estos santuarios locales “en todo collado alto, y debajo de todo árbol frondoso” (e.g., 2 Re 17:10) hasta que *Josías los abolió en 621 a.C. Los pilares de piedra (maṣṣēbôt) —símbolo de una deidad masculina—y 151 Canaán, cananeos altares de incienso están entre los objetos característicos encontrados en estas excavaciones. Sin embargo, no siempre es tarea fácil interpretar estos objetos, y sin el apoyo de inscripciones resulta prácticamente imposible decidir qué tipo de prácticas religiosas se llevaban a cabo. Incluso la identificación de imágenes divinas puede ser complicada. Por ejemplo, los expertos discuten incesantemente acerca de si las imágenes de toros en Siria-Palestina simbolizan a El o a Baal. No obstante, Ugarit y algunas ciudades vecinas proporcionan información tanto textual como arqueológica sobre la vida religiosa en Siria-Palestina. Por ejemplo, el culto a Dagan era una antigua práctica siria que data del III milenio a.C., como puede observarse en las tablillas de Ebla. El mito heteocananeo “Elkunirsha y Ashertu” (COS 1.55:149) del II milenio a.C. está lleno de información. Los textos egipcios muestran que se adoraba a los dioses cananeos también en el área del delta del Nilo desde épocas muy tempranas. 8.2. Religión ugarítica. El estudio de textos religiosos no es el estudio de la religión en sí. No obstante, sin un análisis minucioso de los textos, los estudios religiosos son subjetivos. Ugarit es excepcional en tanto que proporciona abundantes datos textuales y no textuales sobre su vida religiosa (véase Watson y Wyatt, cap. 13). Aún así, dichos textos normalmente se han encontrado en archivos reales o de los templos, por lo que las tradiciones religiosas populares no se ven necesariamente reflejadas en ellos. Existían ciertas diferencias en el culto nacional llevado a cabo en los templos, las ceremonias de la familia real en el palacio, y las prácticas religiosas de una familia corriente. Las deidades implicadas en los diferentes cultos y mitos a menudo eran distintas. Ugarit tenía un templo dedicado a Dagan y otro a Baal. De una manera significativa, Dagan no aparece en los textos mitológicos existentes, mientras que Baal, supuestamente su hijo, es una figura esencial. Algunas deidades de la lista oficial del panteón, tales como el “ancestro divino” (Ilib) (Olmo Lete y Sanmartín, 52) y Rashpu, no son figuras activas en los mitos, y muchos de los que aparecen en los textos rituales, como Horon y la “Señora del palacio” (B῾lt bhtm), tampoco aparecen. Por otra parte, las deidades ctónicas (del inframundo) como Mot (“Muerte”), a menudo activas en los mitos, normalmente eran odiadas y no aparecen 152 en el panteón. También había numerosas deidades secundarias aunque populares cuyos nombres se encuentran sólo en conjuros mágicos. 8.3. El panteón ugarítico. La lista “oficial” del panteón de Ugarit (KTU 1.47; 1.118 [= RS 24.264 + 24.280] // RS 20.24), que se conoce gracias a varias copias y en varios idiomas (ugarítico, acadio, hurrita), enumera unos treinta dioses y diosas en un orden fijo. Los más importantes son los siguientes. El primero de la lista es Ilib, el “Ancestro divino” (no el “Dios del ancestro”). Esto indica la importancia que tenía la adoración de los ancestros o el culto a los muertos en Ugarit. El siguiente, El, es el protagonista del mito del “Nacimiento de los dioses buenos [ilm n῾mm]” (KTU 1.23), mientras que en los mitos de Baal, El es una autoridad que toma decisiones y da consejo a las deidades más jóvenes. Es el creador de las “criaturas”, el progenitor de los dioses, y el “padre de la humanidad” (ab adm). Tiene el sobrenombre de “Toro” (ṯr), pero si las imágenes de toros encontradas en Siria-Palestina lo simbolizan a él o a Baal no está claro. Sin embargo, cuando Aarón (Ex 32:4) y después *Jeroboam (1 Re 12:28) utilizaban un becerro/toro de oro para simbolizar a Yahvé, los israelitas seguían la tradición religiosa de El. Aunque, por otra parte, ninguno de estos líderes era consciente de estar introduciendo una deidad extranjera, Baal: debido a la semejanza lingüística de “Dios” (ēl) y el dios cananeo El, inconscientemente introdujeron la imagen de un toro para Yahvé. El dios Dagan es el tercero del panteón, y uno de los dos templos de Ugarit estaba dedicado a él. Se lo conoce desde la Edad del Bronce Antiguo en Mesopotamia y el norte de Siria, especialmente en Mari y Ebla. Los filisteos aparentemente adoptaron a este dios como su deidad nacional poco después de llegar a Palestina a principios de la Edad del Hierro (Jue 16:23; 1 Sm 5:2), lo que se demuestra por el papel continuo que representa Dagan entre las religiones de Siria-Palestina. Baal, el dios más popular entre los cananeos, es el siguiente de la lista. El otro templo ugarítico está dedicado a él. Como dios de la tempestad, se convirtió en el rey de los dioses tras derrotar al caótico Mar (Yam). Sin embargo, no se trataba de un creador. Era el “Señor de la Tierra” (b῾larṣ), que trajo consigo fertilidad. Como dios de la vida, fue derrotado por Mot, dios de la muerte, y permaneció muerto durante Canaán, cananeos siete años, pero finalmente conquistó a la muerte. Esta tradición de un ciclo “sabático” de grave hambruna se refleja en la historia de José (Gn 41:30). Baal aparece siete veces en la lista, empezando con el nombre Baal Ṣapānu. También lo mencionan varios textos con nombres locales—por ejemplo, “Baal de Ugarit”, “Baal de Alepo” y el fenicio “Baal de Sidón”. El bíblico Baal-peor, uno de los dioses principales de los moabitas, madianitas y amonitas, probablemente sea la manifestación local del Baal cananeo (Nm 25). Los nombres de Jezabel y su padre, Et-baal (1 Re 16:31), significan “¿Dónde está el príncipe?” y “Aquí está Baal”, haciendo referencia a la historia de Baal, el “príncipe” (zbl) que desapareció de este mundo y resucitó. El culto a Baal fue una verdadera tentación para los israelitas durante toda su vida en Canaán. Existen diosas de la fertilidad como parejas de los dioses, pero quién está emparejado con quién varía según las diferentes fuentes. En los mitos ugaríticos la mujer de El es Asera, la madre de setenta hijos divinos. En Ugarit Baal se relaciona con Anat, llamada la “virgen”, diosa de la guerra y del amor, como Ishtar de Mesopotamia y la “reina del cielo” (Jr 44:17). Sin embargo, durante la época de Acab, Baal estaba asociado con Asera (1 Re 18), y en otros pasajes bíblicos con Astarot (= diosa ugarítica de la fertilidad ttrt [véase 1 Sm. 7:4; 12:10]), como lo estaba en la ciudad siria de Emar. Aparte de las deidades normales, existen: el dios Ṣapānu, que es la deificación del monte Ṣapānu, la residencia de Baal; el dios utḫt, el quemador de incienso deificado; y el dios kināru, el arpa deificada (véase Olmo Lete y Sanmartín, 450–51). Estos tres dioses ilustran muy bien la naturaleza animista de la religión “cananea”. 8.4. Religión fenicia. Los fenicios mantuvieron los anteriores dioses tradicionales “cananeos” como Baal, El, Baalat, Astarté y Reshef, pero añadieron otros dioses tales como Melkart, Baalshamin, Eshmún y Adonis. En la religión púnica, se adoraba a Baalhammon y Tinnit junto con Melkart, Eshmún, Reshef y otros. En la cosmogonía de Filón de Biblos (resumiendo a Sanjuniatón), la influencia helénica puede observarse en los nombres de figuras divinas tales como Elos (El), Zeus Belos (Baal), Adodos (Hadad) Dagón, y Eliún, padre de Urano (Cielo) y Gea (Tierra). 8.5. Prácticas religiosas. Los festivales religiosos de Canaán eran básicamente agrícolas. La fiesta de año nuevo era en la época de la recolección de otoño. Desafortunadamente, no existe demasiada información disponible sobre la naturaleza de estos festivales. Los sacrificios eran importantes. Su propósito era proporcionar comida a los dioses, como se observa en la epopeya de Aqhat (KTU 1.17:I:2–13), donde Dan-el los alimenta y come y bebe con ellos. El ugarítico y el hebreo tienen muchos términos para rituales en común—por ejemplo, dbḥ, “sacrificio”; šrp, “holocausto”; šlm(m), “víctima/sacrificio de comunión, ofrenda de paz” (Olmo Lete y Sanmartín, 819); ndr, “juramento”. Sin embargo, existen muchas diferencias conceptuales. La adivinación de diversos tipos era prevalente por todo el antiguo Oriente Próximo, como la hepatoscopia (Ez 21:21), en la que los sacerdotes adivinaban mediante el análisis de las líneas de los órganos, como el hígado o los pulmones, de animales sacrificados. Se han hallado modelos de órganos hechos de arcilla con mensajes grabados en ellos en Mari, Ugarit, Hazor y Meguido. Los nacimientos no naturales también eran considerados un mal augurio. Los himnos y oraciones son características básicas de cualquier religión, y se han encontrado varios en Mesopotamia dedicados a, por ejemplo, Marduk y Shamash. Un ejemplo ugarítico es el de una oración de liberación del ataque del enemigo. Una única tablilla de barro preserva un himno hurrita a Nikkal, junto con una notación musical acadia y un colofón. El culto a la fertilidad era fundamental en Canaán. En una tablilla ugarítica se describe a El teniendo relaciones sexuales con dos mujeres que engendraron a los siete “dioses buenos” (ilm n῾mm) traerían la fertilidad a la tierra. Sin embargo, antes de su nacimiento, Mt w Šr (“Muerte y demonio”), el dios de la muerte y la futilidad, tuvo que ser destruido por magia simpática. Es posible que se representara un hieros gamos (matrimonio sagrado) en algún momento del ritual para inducir fertilidad (Tsumura 1999). La prostitución sagrada era, supuestamente, una forma de magia simpática practicada para estimular la fertilidad. En Ugarit, aparte de los sacerdotes habituales (khnm), había una clase llamada qdšm, quienes posiblemente fueran prostitutas rituales relacionadas con Asera, quien tenía el sobrenombre de “Santidad” (qdš) (Tarragon, 138–41; cf. Olmo Lete y Sanmartín, 696). Los prostitutos (qĕdēšîm) en la Biblia parecen estar relacionados con Asera (véase 1 Re 14:23–24; 15:12–13; 2 Re 23:4, 6–7). Los fenicios heredaron esta 153 Canaán, cananeos práctica de prostitución sagrada. Deuteronomio 23:17 prohíbe la prostitución en el templo, ya sea de hombre (qādēš) o de mujeres (qĕdēšāh). El culto a los muertos estaba bien arraigado en Ugarit. Muchos rituales requerían sacrificios a ilib, el “Ancestro divino”, el primer dios en la lista del panteón. Un texto (KTU 1.17:I:26–33) afirma que el hijo mayor debe “levantar la estela del ancestro divino [ilib] [de su padre] en el santuario” así como “buscar su incienso de entre el polvo”. También debe celebrar una comida ceremonial en la casa de Baal. Muchas casas ugaríticas tenían tuberías que llevaban a las tumbas de los sótanos, obviamente para proveer de agua a los fallecidos, probablemente todos los días (véase Margueron). Un texto ugarítico (KTU 1.113:13–26) enumera los ancestros reales con el título il, como, por ejemplo, “dios Niqmaddu” (il nqmd) y “dios Yaqaru” (il yqr), así que la deificación post-mortem de los muertos existía. En ugarítico, no solo il, sino también rpimilnym e ilm-mtm (KTU 1.6:VI:46–48), se refieren a los fenecidos. En la Biblia, el término ĕlōhîm (véase 1 Sm 28:13) a veces se refiere a los muertos (mētîm), como en Isaías 8:19, y estos términos aparecen en Salmo 106:28 (mētîm) y Números 25:2 (ĕlōhîm), donde las hijas de los moabitas invitaron al pueblo de Israel a comer los sacrificios de sus ancestros. El ritual funerario real (KTU 1.161; véase Tsumura 1993) consiste en mandar al rey recientemente fallecido a reunirse con sus ancestros reales en el inframundo, y orar por el bienestar de Ugarit y el nuevo rey. Se invocan el linaje ancestral de los héroes y reyes muertos (rpum; AT: rĕpāîm, e.g., Is 14:9 [véase Smith, ABD 5.674–76; también COS 2.56–57:181–83; Olmo Lete y Sanmartín, 742–43]) y los espíritus de los reyes recientes (mlkm). No hay ninguna mención a tal práctica o creencia en la religión yahvista oficial de Israel. El profeta Ezequiel denuncia lo que parece ser la práctica de poner tumbas reales o estelas mortuorias cerca del templo, profanándolo (Ez 43:8) (véase Lewis, 139). El marzēaḥ, un festival de bebida relacionado a veces con una festividad funeraria (Olmo Lete y Sanmartín, 581), estaba ampliamente extendido desde Siria hasta el norte de África, desde Ugarit en la Edad del Bronce Reciente hasta Palmira en el siglo III d.C. (véase Greenfield, 71). Jeremías 16:5–8 da a entender que también estaba extendido entre los israelitas. La “fiestas” (mizraḥ) de Amós 6:7 también 154 parecen estar relacionadas. La necesidad de prohibir las ofrendas a los muertos (Dt 26:14; Sal 106:28) y los rituales de auto-laceración (Lv 19:28; Dt 14:1; Jr 16:6) es un indicativo de que el problema de los cultos “paganos” a los muertos persistía a nivel popular en Israel. La nigromancia (véase Finkel; Lewis) parece haberse generalizado en Canaán, e incluso en Israel, a pesar de las órdenes contra las abominaciones (tô῾ēbôt) de médiums, brujas y practicantes de nigromancia, quienes invocaban a los espíritus de los muertos (Dt 18:11; Lv 19:31; 20:6, 27). 1 Samuel 28:3 informa de que “Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos”, y se denuncia la nigromancia en Isaías 8:19, por lo que se trataba de un problema continuo. “Moloc”, que aparece en Levítico 18:21; 20:2–5; 1 Reyes 11:7; 2 Reyes 23:10; Jeremías 32:35, se considera normalmente un nombre divino cananeo, cuyo análogo ugarítico es mlk (Olmo Lete y Sanmartín, 554). El culto se ha interpretado como un tipo de sacrificio (¿infantil?) relacionado con la muerte de los ancestros. Normalmente aparece en contextos de adivinación, junto con los lazos del dios Malik con el inframundo (Milku/i). Algunos expertos defienden que se trata de un término sacrificial y no de un nombre divino, cognado del púnico molk, pero otros mantienen que es simplemente una dedicación mediante el fuego. En cualquier caso, se desconoce su naturaleza exacta (véase Day 1989). 8.6. Reyes y cultos. En Ugarit, el rey desempeñaba un papel sacro en los rituales de la corte real tales como las festividades de la luna llena o la luna nueva, purificándose con un baño (e.g., KTU 1.119:5; 1.41) y oficiando parte de la liturgia (véase Miller, 60–63). Sacrificaba ante el “Ancestro divino” (ilib), la “Señora del palacio” (b῾lt bhtm) y deidades como Baal y Anat de modo que él, su familia, la ciudad y sus gentes pudieran recibir la bendición de los ancestros. Sin embargo, en los rituales nacionales era un sacerdote, y no el rey, quien oficiaba (véase Tsumura 1999). En Fenicia, dos reyes de Sidón, Tabnit y Eshmunazar, sirvieron como sacerdotes de Astarté (KAI 13:1, 2). En Canaán, la monarquía era “sacra” más que “divina” (véase Gn 14:18). *Saúl, como cabeza de la familia real, parece haber presidido la comida de la festividad de la luna nueva, de la que se esperaba que los varones de la familia real y quizás otros formaran parte (1 Sm 20:5). Canaán, cananeos 8.7. Culto al sol. La diosa del sol Shapshu (ugarítico špš = acadio dšamaš [sumerio UTU]), era una deidad muy popular que a menudo aparecía en mitos, cultos y conjuros (e.g., KTU 1.100), así como en nombres propios (véase Miller, 57; Lipiński). El topónimo “Bet-semes” (“Casa del Sol” [véase 1 Sm 6:9–15]), así como el femenino del sol en hebreo (véase, e.g., Jr 15:9; Miq 3:6; Nah 3:17; Sal 104:22) probablemente reflejen el culto pre-israelita a la diosa del sol de Canaán (véase Taylor; Tsumura, NIDOTTE 4.185– 90). Puede que también la consideraran la guía de los muertos (psychopompē) como sucedía con el dios del sol mesopotámico Shamash, a quien se le llama “el dios de los espíritus de los muertos” (bel eṭemmi); el nigromante (ēšet ba῾ălat ôb) de 1 Samuel 28:7 era literalmente “una mujer que tenga espíritu de adivinación”, donde “la mujer” probablemente fuera la diosa del sol (véase Tsumura 1993). No es de extrañar que los israelitas también practicaran la adoración del sol de algún modo, como muestran las polémicas referencias de Deuteronomio 4:19 y 17:3, Jeremías 8:2, o Job 31:26–28. El culto al sol prosperó sobre todo en tiempos de *Manasés, e incluso después (2 Re 23:5, 11; Ez 8:16). Como observa K. van der Toorn, dada la larga historia del culto al sol en Siria y Palestina, “no es necesario asumir que hubo una innovación por parte de los gobernantes asirios en el siglo VII” (van der Toorn, 238). 8.8. Las “influencias” de la religión cananea en Israel. 8.8.1. Metodología. En los debates sobre las influencias de la religión cananea en Israel, es posible, según R. S. Hess, distinguir al menos cuatro niveles de religión en Israel: (1) la religión profética, que profesaba la fe en Yahvé únicamente; (2) la religión del estado, que a veces adaptaba tradiciones cananeas o deidades de estados extranjeros; (3) la religión popular, que adaptaba costumbres cananeas tales como la adivinación, la nigromancia y el culto a los ancestros; (4) la religión extranjera, que se adoptaba oficialmente en el culto nacional. Normalmente estos diferentes niveles aparecían entremezclados. Cuando se comparan la Biblia y la religión cananea, se ha de ser meticuloso y riguroso. Se debe comparar el texto bíblico con el de la otra cultura de acuerdo con su género literario. Especialmente hay que tener en cuenta que encontrar similitudes lingüísticas y en expresiones literarias no es suficiente, también se debe realizar un estudio minucioso de las diferencias entre estas similitudes (Tsumura 1988). Aunque Israel heredó muchas prácticas religiosas cananeas, el yahvismo profético era consistente en su rechazo de los elementos politeístas extranjeros, aunque a veces se adoptaran expresiones de los mitos y leyendas cananeos con propósitos metafóricos (véase el punto 8.8.3). 8.8.2. Yahvé y los dioses cananeos. A menudo se afirma que la Biblia se apropió de los elementos religiosos cananeos “en una forma compatible con la fe propia de Israel” (Day, ABD 1.831–37). En particular, a menudo se afirma que los autores bíblicos identificaban a Yahvé con el cananeo Baal o El, no solo lingüísticamente sino también conceptualmente (véase Smith 2002). Según J. Day (ABD 1.831–37), “el dios principal de los cananeos, El, se corresponde en el AT con Yahvé”. A menudo se afirma que “El-Shaddai”, “ElBetel”, “El-Olam”, “El Eloha”, “El-Roi” y “El-Elyon” son manifestaciones del “El” cananeo que se identificaron con Jehová (e.g., Ex 6:2–3), probablemente el dios madianita del monte Sinaí. Sin embargo, no existe razón para pensar que el componente “El” en estos títulos fuera un nombre propio. En ugarítico, il, si bien podría referirse al dios El, primero fue un nombre común que se refería a la deidad por excelencia, “dios”, como el ilu acadio. El elemento il se utiliza como nombre común, “dios” (Olmo Lete y Sanmartín, 48–50), en nombres propios como ilb῾l (DINGIR.dU), ilršp (DINGIR.dMAΣ.MAΣ), ilšpš (DINGIR.dUTUəu), ildgn—“Balu es dios”, “Rashpu es dios”, “Shapshu es dios”, “Daganu es dios”—así como en frases tales como il bldn, “dioses del país”; ily ugrt, “los dioses de Ugarit”; il mṣrm, “dioses de Egipto”; il bt, “el dios de la casa”; ilm w ilht, “dioses y diosas”; nhr il rbm, “Naharu, el gran dios”; bn ilm mt, “el divino Motu”. Además, aunque muchos topónimos contienen “Baal”—por ejemplo, Baal-hazor y Baal-hermón—no hay nombres que indiscutiblemente contengan “El”, lo que sugiere que el culto a “El” no estaba extendido en Canaán. Por tanto, el nombre “El-Betel” puede significar sencillamente “dios de Bet-el”, y “El-Elyon” (véase Gn 14:18, 19, 22) ser simplemente un epíteto (“dios más alto”) de Yahvé. Por otra parte, parece haber cierta fusión entre Yahvé y Baal en el nivel popular y el de las importaciones extranjeras. Puede compararse el “Yahvé de Samaria” y “Yahvé de Temán” en las inscripciones del siglo VIII de Kuntillet Ajrud (véase Hadley; Hess) a las manifestaciones de Baal tales como “Baal de Ṣapānu”, “Baal de Ugarit” y “Baal de Alepo” (Olmo 155 Canaán, cananeos Lete y Sanmartín, 209). En la Biblia, encontramos formulaciones del tipo Baal-más-topónimo tales como “Baal-peor”, “Baal-Gad”, “Baal-Hazor” and “Baal-Hermón”. “Yahvé de Samaria/Temán… y su Asera” podría compararse con los Baal y Asera de las épocas de Acab (1 Re 18:19) y Manasés (2 Re 23:4) en lugar de con el par divino ugarítico de El y Asera. También, las frecuentes referencias a la relación entre “baales” y “Asera” (e.g., Jue 3:7; 6:25; 2 Re 17:16; 2 Re 21:3) respaldan esta relación entre Yahvé y Baal en los niveles de la religión popular y extranjera. Sin embargo, en la religión profética, que enseñaba exclusivamente la fe en Yahvé, no hay lugar para la monolatría, un sistema en el que se adora a una deidad aún admitiendo la existencia de otras. Expresiones tales como “¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses?” (Ex 15:11) y “Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses” (Sal 86:8a) no son signos de monolatría, sino que simplemente expresan la incomparabilidad de Yahvé (Labuschagne) y demuestran verdadero monoteísmo, como en “no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti” (2 Sm 7:22). 8.8.3. Chaoskampf en la Biblia. A menudo se afirma que la creación en la Biblia está relacionada con una Chaoskampf (batalla divina contra el caos) entre Yahvé y el mar, siguiendo las tradiciones religiosas antiguas. Ciertamente, existen muchas referencias a luchas entre dioses y monstruos en mitos, aunque no es hasta el Enuma Elish babilonio, más bien tardío y sincretista, que se relaciona la batalla con la creación. La batalla de Baal contra el mar Yam (no el tĕhôm de Gn 1:2) no tiene nada que ver con la creación (véase Tsumura 1989), por lo que no hay razón alguna para pensar que la creación en la Biblia estuviera en algún momento relacionada con batallas. En el Salmo 46 las caóticas aguas del mar no traen consigo forma alguna de creación, sino destrucción. En pasajes poéticos tales como Habacuc 3, hay imaginerías de la tormenta y la guerra que expresan los actos victoriosos de Yahvé. No hay motivos para relacionarlas con la creación o con Baal. La imaginería sobre la tormenta y la guerra a menudo se usa de forma intercambiable en la literatura del antiguo Oriente Próximo. Además, el mito ugarítico no asocia la imaginería de la tormenta con la batalla entre Baal y Yam. En reinado de Yahvé en el Salmo 29 no está relacionado con el reinado de Baal tras su victoria ante Yam, el agua caótica, ya que el agua mabbûl (Sal 29:10) se refiere al Diluvio, con el 156 abūbu acadio (CAD A/1.77–81) —es decir, al arma de Yahvé, no a su enemigo. Hay expresiones que hacen referencia a la lucha de Yahvé contra criaturas parecidas a los enemigos de Baal, como el leviatán (Sal 74:14; 104:26; Is 27:1), Rahab (Sal 89:10; Is 51:9) y un monstruo (Sal 74:13). Sin embargo, casi siempre aparecen en frases aisladas en textos poéticos, y deberían considerarse imágenes, metáforas y locuciones, y no como enunciados religiosos. Debería tenerse en cuenta que, incluso en la mitología ugarítica, las victorias sobre Ltn (i.e., leviatán) y el dragón tnn se describían como eventos pasados, y es razonable asumir que estas tradiciones se habían extendido en Canaán en la Edad del Bronce Reciente. Los autores bíblicos las utilizaron metafóricamente (véase Tsumura 2005). 8.8.4. Culto a los muertos. La escasez de referencias bíblicas a los espíritus de los muertos o a la vida después de la muerte fuera, probablemente, una reacción consciente contra las prácticas paganas de los pueblos vecinos. No aparecen prácticas de deificación post-mortem en la religión profética de Israel. Tampoco el rey *David ni grandes figuras como Abraham y *Samuel fueron deificadas tras su muerte. Cuando se enterró a Samuel “en su casa” en Ramá (1 Sm 25:1), no había atisbo alguno de las prácticas ugaríticas de adoración a su espíritu o celebración de un marzēaḥ, aunque lamentaron su muerte y tuvieron una ceremonia de enterramiento (1 Sm 28:3). Era una abominación para los israelitas comerse los “sacrificios de los muertos”, ya que hacerlo era identificarse con el dios cananeo Baal-peor (Sal 106:28). La expresión bíblica “dormir con sus padres”, que significa “murió y fue enterrado”, usado para David (1 Re 2:10), *Salomón (1 Re 11:43), *Jeroboam (1 Re 14:20) y *Roboam (1 Re 14:31) entre otros, no tiene nada que ver con el culto a los ancestros. En la religión bíblica es Yahvé quien tiene autoridad sobre la vida y la muerte de los humanos (véase Yamauchi), puesto que, como dijo Ana, “Jehová mata, y él da vida; Él hace descender al Seol, y hace subir” (1 Sm 2:6). 8.8.5. Resumen y conclusiones. En varios aspectos, parece ser que la religión cananea ejerció una influencia en la vida religiosa de los israelitas. Por otra parte, aquellas prácticas religiosas cananeas fueron totalmente rechazadas por la religión profética, aunque los autores bíblicos a veces adoptaban expresiones y nombres divinos cananeos con propósitos Canaán, cananeos metafóricos. Se debería distinguir cuidadosamente entre las metáforas literarias y el sincretismo religioso, pues los autores bíblicos utilizaban dichas expresiones cananeas metafórica o apologéticamente. Véase también CANAÁN, DIOSES Y RELIGIÓN DE; DIOS; FUENTES ESCRITAS NO ISRAELITAS: SIRO-PALESTINAS. Bibliografía: J. Day, Molech: A God of Human Sacrifice in the Old Testament (UCOP 41; Cambridge: Cambridge University Press, 1989); ídem, “Religion of Canaan”, ABD 1.831–37; R. Deutsch, Biblical Period Hebrew Bullae: The Josef Chaim Kaufman Collection (Tel Aviv: Archaeological Center Publication, 2003); L. Finkel, “Necromancy in Ancient Mesopotamia”, AfO 29/30 (1983–1984) 1–17; J. C. Greenfield, “Aspects of Aramaean Religion”, en Ancient Israelite Religion: Essays in Honor of Frank Moore Cross, ed. P. D. Miller Jr., P. D. Hanson y S. D. McBride (Filadelfia: Fortress, 1987) 67–78; J. 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Tsumura CANAÁN, DIOSES Y RELIGIÓN DE Los Libros Históricos de la Biblia hebrea presentan a los israelitas como el pueblo que se apoderó del territorio de los cananeos, y describen la religión israelita en tensión continua con la adoración de las deidades cananeas, particularmente con el dios Baal. Por tanto no es de extrañar que los autores bíblicos sean muy críticos con los dioses y la religión cananeos, que reciben un trato muy negativo por su parte. No obstante, es importante que los lectores de la Biblia sepan qué pensaban los propios cananeos de sus dioses y cómo describían sus prácticas religiosas. Esto es posible ahora gracias, particularmente, a lo descubierto en Ras Shamra, la antigua Ugarit. 1. Canaán y los cananeos en la Biblia Hebrea 2. La ciudad de Ugarit 3. Las creencias y prácticas religiosas de Ugarit 4. Deidades y religión cananeas en la Biblia Hebrea 5. Conclusión 1. Canaán y los cananeos en la Biblia Hebrea. 1.1. Los cananeos. En la Biblia hebrea el término cananeos a menudo parece utilizarse sin excesivo rigor para referirse a aquellos que estaban en esas tierras antes que los israelitas. La afirmación “y el cananeo estaba entonces en la tierra” (Gn 12:6; cf. 13:7) sugiere que éste no era el caso cuando las tradiciones se pusieron por escrito. A veces aparece sola (e.g., Jue 1:1, 3), pero otras veces lo hace junto con los nombres de otros pueblos antiguos en lo que parecen ser listas estilizadas de los anteriores habitantes de estas tierras (e.g., Jos 3:10). Esta lista de los numerosos pueblos antiguos supuestamente derrotados puede haber realzado los logros de Israel y, lo que es más importante, del Dios de Israel. Existen, sin embargo, algunas referencias que indican que los cananeos continuaron viviendo junto con los israelitas (e.g., Jos 17:12; Jue 1:29, 33). 158 Una dificultad estriba en la medida en que es posible distinguir a los cananeos de otros grupos, como los amorreos. En Josué 7:7–9 los dos nombres parecen utilizarse para designar a los habitantes preisraelitas de la tierra en la cual los israelitas estaban penetrando, y no a dos grupos distintos. No siempre es fácil diferenciar a los cananeos de los *fenicios, y es posible que la cultura fenicia tenga que entenderse como una continuación de la de los cananeos. A. R. Millard (36) ha descrito a los fenicios como “cananeos contemporáneos”, así que, como con los israelitas, la diferencia puede ser meramente temporal. Y, de hecho, los propios israelitas han sido considerados cananeos (véase Lemche). Sin embargo, parece que para los autores de la Biblia Hebrea los israelitas son un grupo distinto a los cananeos. Predominantemente, pues, los cananeos son los habitantes pre-israelitas, y a la luz de este significado del término sería apropiado buscar pruebas de la religión cananea en fuentes anteriores a la época en la que los israelitas estaban viviendo en el Levante meridional. 1.2. La tierra de Canaán. Cabe mencionar la extensión del área ocupada por los cananeos, en particular su extensión hacia el norte, teniendo en cuenta las cuestiones relativas a la conveniencia de utilizar los descubrimientos de la antigua Ugarit como pruebas para describir la religión cananea (véase el punto 2.1). La “Tabla de las Naciones” bíblica (Gn 10:15–19) sugiere que su compilador entendía que Canaán se extendía desde Gaza al sur, más allá de Sidón, y hasta Hamat al norte. Esta extensión hacia el norte alcanzaría casi hasta Ugarit. Pero otra de las descripciones de Canaán (Nm 34:2–12) lo ubica en el extremo norte, en Lebo-hamat (Lebweh), considerablemente más hacia el sur. Números 33:51 sugiere que Canaán cubría toda el área al oeste del Jordán, mientras que Números 13:29 da a entender que los cananeos habitaron solo el área costera y la tierra a lo largo del Jordán. Pruebas recogidas de fuentes egipcias (véase Millard, 30–33) sugieren que la provincia egipcia de Canaán comprendía el territorio al norte de Gaza, entre el Mediterráneo, al oeste, y el valle del Jordán, al este. Desafortunadamente, los límites septentrionales están menos claros. 2. La ciudad de Ugarit. 2.1. El descubrimiento de Ugarit. La información disponible sobre los cananeos, en un principio