«Los recuerdos y las expectativas nos impiden a veces vivir y experimentar el presente» String” (Nonesuch/Elektra Records, 2001), entre otros, y la banda sonora de su película “Home of the Brave” (Warner Bros. Records, 1986). Este año también presenta en diferentes lugares del mundo “The Language of the Future”, una colección de relatos y canciones que resumen su vida como creadora, escritora y compositora. En este trabajo multimedia y provocador, Laurie Anderson hace alusión, mediante su título, a su célebre pieza de 1983 “United States”. La obra aborda temas como la tecnología, la comunicación, los viajes y la ciencia. Tampoco faltan las referencias a Edward Snowden, el exanalista de la CIA y la NSA que destapó el espionaje de los servicios de Inteligencia de Estados Unidos sobre líderes y ciudadanos de todo del mundo, o a Chelsea Manning, encarcelada por filtrar documentos del Pentágono a Wikileaks. Como es habitual a lo largo de su trayectoria, el humor es parte del discurso de esta mujer. De ahí que nos confiese que Andy Kaufman (cómico norteamericano que definió lo suyo como el anti-humor) es su comediante o stand up-ero favorito. Y ella adora el término para referirse a sus propias actuaciones. De hecho, trabajó y aprendió junto a él, y algo similar, pero vivido de otra manera, le sucedería con Lou Reed. Anderson y Reed fueron pareja durante más de veinte años, se casaron en 2008 y su relación pervivió hasta la muerte de él, el 27 de octubre de 2013. Rara vez trabajaban juntos; una de esas ocasiones fue en “Homeland” (2010). Hace poco, concretamente el 27 de este mes, se han cumplido dos años de la muerte del mítico músico; una fecha también elegida para la reedición de gran parte de la discografía de la Velvet Underground con motivo de la celebración del 45 aniversario del grupo. Un Lou Reed del que Laurie Anderson se despidió en aquel invierno de 2013 con una emocionante carta publicada en la prensa, dirigida «a sus vecinos», en la que relataba los últimos momentos de su pareja: «Lou era un maestro de tai chi y pasó sus últimos días aquí feliz y deslumbrado por la belleza y el poder y dulzura de la naturaleza. Murió el domingo por la mañana mi2 0 zazpika rando a los árboles y haciendo la famosa posición 21 del tai chi con tan solo sus manos de músico moviéndose en el aire. Lou era un príncipe y un guerrero, y sé que sus canciones sobre el dolor y la belleza en el mundo llenarán a muchas personas con la extraordinaria alegría de vivir que él tenía. Larga vida a la belleza que desciende y perdura, y que se adentra en todos nosotros». Firmaba: Laurie Anderson, su amante esposa y eterna amiga. De esta ausencia y de la muerte de su perro Lolabell ha surgido “Heart of a dog”. Aprovechando que estaba trabajando en proyectos «con» su perro, la socarrona Laurie nos pasea por el sentido de la vida con humor, pasión, reflexión y mucho arte. Sobre todo mucho arte a la hora de rozar, o más bien acariciar, temáticas tan tremendas como el 11S sin caer en lo banal y manido, o integrar la presencia/ausencia de Lou Reed en su pieza. Explora con soltura en esta búsqueda audiovisual, de forma laberíntica, nuestra relación con el mundo que habitamos, ese en el que es tan sumamente difícil «no estar triste mientras pensamos en cosas tristes». La idea de la memoria como lugar donde cerrar heridas o la del presente como necesidad, viajan por nuestras miradas a través de la palabra escrita, la música y las imágenes, que ya son parte de la historia del arte. Navegan por esta sorprendente y maravillosa pieza, de setenta y cinco minutos de duración, las palabras de Kierkegaard, Wittgenstein, Gordon MattaClark o David Foster Wallace. «Heart of a dog» surge a raíz de una petición del canal televisivo «Arte» que, de primeras, puede resultar incómoda para cualquier artista/persona: realizar una especie de recuento vital. Sí, me utilizo a mí misma para contar mis propias historias y no me resulta para nada extraño practicar este ejercicio creativo. Hago uso de historias sobre personas, acerca de dónde vienen. En la película, trato de situar las historias en el contexto de cómo olvidamos, de qué manera producimos... es interesante ver cómo en el proceso creativo y de trabajo, encontré algo que precisamente había olvidado sobre mi propia historia vital. (La entrevista se interrumpe durante unos minutos porque Laurie trata de cargar su teléfono móvil. Nos explica que es como su oficina y que ahí está todo, pero «a veces la tecnología falla», manifiesta. Comprueba que su teléfono móvil no se está cargando: «Y si para, estás muerta», dice disculpándose). Al final, este tipo de proyectos acaba convirtiéndose en un proceso de aprendizaje vital, además de artístico…