Antonio Andaluz Westreicher ser comunes y difusos, la principal estrategia será darles tanta titularidad como sea posible, lo que equivaldrá a convertir los intereses difusos en directos, y acabar con la tragedia de los bienes comunes, acabando con su carácter de común. Simplemente, otorgar los recursos en propiedad o cualquier otra forma de titularidad clara, con plazo suficiente y seguridad jurídica efectiva, bajo determinadas regulaciones que aseguren la prevalencia de los intereses de la comunidad. El principio para acabar con el dogma de la supuesta inotorgabilidad o inapropiabilidad, por naturaleza, origen y fin, de determinados recursos, es simple: Si lo importante de los bienes comunes es el interés de la comunidad y es eso lo que los define, y si el carácter difuso de los intereses sobre tales bienes es lo que más atenta –y ha atentado históricamente, y en todas las latitudes– contra ellos, en interés de la propia comunidad debe acabarse tanto como sea posible con su carácter común y asignarles una titularidad que vele mejor por ellos, y con la sola condición que satisfaga y resguarde los mismos intereses por los que se los reputaba comunes. En el caso de Bolivia, a falta de consenso sobre la propiedad de los bosques, la nueva Ley Forestal (Nº 1700 del 12 de julio de 1996) optó por la concesión a 40 años, prorrogable por tracto sucesivo a resultas de las auditorias forestales quinquenales, en que, de obtener un dictamen favorable, se prorroga el contrato por cinco años más, estando en manos del concesionario llevar el plazo virtualmente a perpetuidad o finiquitarlo con la reversión a la primera auditoria. Adicionalmente, su contrato es título suficiente que amerita el lanzamiento en 72 horas de cualquier ocupante ilegal, bajo simple orden administrativa de la instancia local de la Superintendencia Forestal y con el auxilio de la Policía Nacional o, en su defecto, por rebasamiento de fuerzas, de la guarnición más cercana de las Fuerzas Armadas. En este orden de ideas, para el caso de los bosques de protección declarados, cabe preguntarse ¿qué es preferible, en función 128