la aventura de pensar totalidades

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Por Cristian Williman*
LA AVENTURA DE PENSAR
TOTALIDADES
“Algunas personas nunca aprenden nada,
porque todo lo comprenden demasiado pronto”
Alexandre Pope
“La menor parte de lo que ignoramos,
es mayor de todo cuanto sabemos”
Platón
En la película Patch Adams hay
una escena clave que transcurre en
un hospital psiquiátrico. Allí un viejo matemático, supuestamente loco,
le revelará el secreto a un problema
que nadie había resuelto hasta el
momento. Mostrándole cuatro dedos, el anciano le preguntó: ¿cuántos dedos ves? La respuesta obvia de
Patch fue: cuatro. Molesto, le señaló: “Estás mirando el problema, no la
solución. Mira más allá, mira a través
del problema.” Al mirar nuevamente, pero ahora sin poner atención a
los dedos, la imagen se hizo difusa y
se multiplicó, haciendo que se vean
ocho dedos en total. Esa era la respuesta al acertijo, pero encerraba
una enseñanza mayor.
A menudo las personas ponen
foco en el problema queriendo inmediatamente ofrecer una solución,
sin procurar ampliar la mirada. Este
comportamiento es un reflejo cuasiautomático que revela la linealidad
causa-efecto desde la que se piensa.
Esta práctica se puede comprobar,
incluso, en una charla trivial cuando, por ejemplo, uno de los interlocutores plantea una dificultad, es
altamente probable que el otro le
responda proponiendo algunas posibilidades de acción sin haber indagado debidamente las causas del
problema. Esto está en relación a la
formación mecanicista recibida, la
cual ha preparado para dar respuestas y no para generar preguntas.
“El pensar sistémicamente implica una
mirada diferente para
analizar, comprender y
accionar en un mundo
en el que no hay respuestas correctas y que
se percibe en términos
de totalidades”
La complejidad en la que está inmerso el hombre y los desafíos que
plantea su abordaje, requiere otra
manera de pensar. El pensamiento lineal tiene muchas limitaciones. Está
asociado a la mirada reduccionista, a
la acción reactiva, al comportamiento inflexible, a no ver más allá de las
propias narices, a erigirse en dueño
de la verdad. Es indispensable sumar
el pensamiento sistémico, es decir, la
capacidad de pensar interrelaciones
para ampliar la visión, entender la
realidad como relacional; comprender la causalidad en un mundo holístico; adquirir apertura y flexibilidad.
En otras palabras, al pensamiento
analítico, fragmentario, que se concentra en la parte, es preciso complementarlo con el pensamiento sintético, integrador, que comprende el
todo.
LA PARTE Y EL TODO
El pensamiento sistémico aparece formalmente hace unos 60 años,
a partir de los cuestionamientos que
hizo el biólogo y filósofo austríaco
Ludwing Von Bertalanffy, a la aplicación del método científico en los
problemas de la biología, debido
a que éste se basaba en una visión
mecanicista que lo hacía débil como
esquema para la explicación de los
grandes problemas que se dan en los
sistemas vivos. Así, comenzó a observar al organismo como un sistema
abierto, en constante intercambio
con otros sistemas circundantes por
medio de complejas interacciones.
“En la mayor parte de los sistemas físicos naturales y en todos los
sistemas biológicos, la organización
es activa. Sobre todo se trata de concebir la organización: a) como reorganización permanente de un sistema que tiende a desorganizarse; b)
como reorganización permanente
en sí, es decir, no solamente organización, sino auto-reorganización”,
señaló el filósofo y político francés
Edgar Morin quién consideró que la
complejidad respondía al principio
de unidad en diversidad. Este pensamiento organizacionista hace emerger organizaciones conceptuales
(macroconceptos) donde sólo hay
conceptos aislados que desvirtúan la
comprensión de lo real.
La perspectiva del enfoque de
sistemas concibe que el observador
establece una relación muy estrecha
entre él y el objeto observado, de
manera que su “realidad” es producto de un proceso de co-construcción
entre él y el objeto observado, en
un espacio –tiempo determinados,
constituyéndose dicha realidad en
algo que ya no es externo al observador y común para todos, como lo
plantea el enfoque tradicional, sino
que esa realidad se convierte en algo
personal y particular, distinguiéndose claramente entre lo que es el
mundo real y la realidad que cada
observador concibe para sí.
La base filosófica que sustenta
esta posición es el Holismo (del griego holos = entero), cuyo principio
general fue resumido por Aristóteles en su metafísica con la famosa
expresión: “El todo es más que la
suma de sus partes”. Lo significativo de este concepto es que realza
la importancia de la interdependencia. El pensamiento sistémico es in-
tegrador, se tienen que considerar
diversos elementos y relaciones que
conforman la estructura de lo que se
define como “sistema”, tanto en el
proceso de análisis de las situaciones de las que surgen soluciones, así
como también de todo aquello que
conforma el entorno del sistema definido.
“La perspectiva del enfoque de sistemas concibe que el observador
establece una relación
muy estrecha entre él y
el objeto observado, de
manera que su ‘realidad’ es producto de un
proceso de
co-construcción ”
“Un sistema es una totalidad percibida cuyos elementos se aglomeran porque se afectan recíprocamente a lo largo del tiempo y operan con
un propósito común”, como destacó
el ingeniero estadounidense Peter
Senge, quien aplicó el pensamiento
sistémico al campo del desarrollo
organizacional y lo expuso en su reconocido libro “La quinta disciplina”.
Su propuesta consiste en realizar un
análisis interno de la organización y
del entorno que la rodea, para obtener información que sirva de guía
para adoptar una estrategia hacia el
cambio, hacia una evolución, conforme a las exigencias del medio en
el que se encuentra, logrando la eficiencia de todos los elementos que
la constituyen para obtener el éxito
de la organización. El foco y la clave
están en un proceso fundamental
como lo es el aprendizaje.
El pensar sistémicamente implica una mirada diferente para poder
analizar, comprender y accionar en
un mundo en el que no hay respuestas correctas y que se percibe en
términos de totalidades. Entre los
principios fundamentales de esta
perspectiva es importante destacar:
uno, que no vemos el mundo como
es, solo lo podemos interpretar; y
dos, que el sistema se desarrolla si
se practica el yo gano, tú ganas. Aplicar un enfoque integracionista implica educar en la percepción de la
complejidad, ejercitar la utilización
de ambos hemisferios del cerebro
(análisis y síntesis) y esencialmente
comprender que la realidad es un
proceso de co-construcción entre el
observador y lo observado. Lo que
se hace al sistema también se hace
a sí mismo.
NUEVOS OJOS, OTRO MUNDO
“Somos nosotros quienes verdaderamente fabricamos las gafas a
través de cuyos cristales la gente ve
el mundo y se ve a sí misma, sin saber
y sin darse cuenta de quiénes fueron
los que se las pusieron sobre su metafórica o metafísica nariz. Es posible
que seamos los grandes fabricantes de gafas de la historia. Por eso
la labor intelectual es algo más que
copiar datos o construir ingeniosos
artefactos. Es una responsabilidad
tremenda y debemos afrontarla”,
expresó con claridad Ludwing Von
Bertalanffy inaugurando la transformación de un paradigma dominante
pero que aún persiste.
El paradigma al que se hace referencia es el mecanicismo cartesiano.
Es importante señalar que el pensamiento reduccionista no es malo per
sé, sino que tiende a limitar posibi-
lidades y restringir el campo de acción. Por ejemplo, si alguien describiera su puesto de trabajo diciendo:
“mi responsabilidad como jefe es
que lo empleados realicen su
tarea”. Lo que se está haciendo es poner foco en un aspecto de la función y desde esta
concepción del trabajo derivarán sus acciones. El lenguaje revela las ideas desde la
que se está pensando.
El pensamiento sistémico
permite ampliar las posibilidades
y por lo tanto también aumentar
el campo y la variedad de acciones
a realizar. Siguiendo el ejemplo anterior, pero ahora desde la perspectiva sistémica, el puesto de trabajo
podría haberse definido así: “mi responsabilidad como jefe es facilitar
las condiciones para que los empleados desarrollen conocimientos, habilidades y actitudes que logren su
más alto desempeño”. La mirada es
más amplia, presta atención al contexto y considera un marco diferente
de acciones.
Una noción clave, desde el punto
de vista social y psicológico, es la retroalimentación o feedback (“ida y
vuelta”). El proceso entraña compartir observaciones, preocupaciones y
sugerencias, con la intención de recabar información, a nivel individual
o colectivo, para intentar mejorar el
funcionamiento de cualquier grupo
formado por seres humanos. La información recibida es la materia prima con la que se elaboran las ideas
y fundamentan las acciones que se
realizan.
PENSAR EL PENSAMIENTO
A través del tiempo el hombre
ha procurado aprehender la complejidad. Su esfuerzo ha estado
orientado a descubrir los misterios
que la rigen, y la pregunta ha sido,
ser parte de un todo, es estar inserto en la trama de la vida. Esta visión
requiere entrenarse para convertirse
en un pensador sistémico atendiendo a las siguientes acciones:
“La complejidad en
la que está inmerso el
hombre y los desafíos
que plantea su abordaje, requiere otra manera de pensar. El pensamiento lineal tiene
muchas limitaciones”
y sigue siendo, una poderosa fuerza impulsora para el desarrollo del
conocimiento. Sin embargo, aún
hoy, lo que se sabe es apenas el resplandor de una vela en una inmensa
oscuridad. La manera de pensar del
hombre condiciona sus posibilidades
o como lo dijera el físico alemán Albert Einstein: “No podemos resolver
problemas usando el mismo tipo de
pensamiento que usamos cuando
los creamos”.
En la actualidad los problemas
ambientales, el crecimiento de la
sociedad, las nuevas formas de organización exigen pensar diferente,
comprendiendo que ser humano es
• Buscar entender el todo y la
parte
• Mirar comportamientos y patrones
• Reconocer la estructura
• Identificar la circularidad de
las relaciones
• Cambiar las perspectivas y enfoques
• Cuestionar las suposiciones
• Atender a los modelos mentales
• Considerar las consecuencias a
corto y largo plazo
• Reflexionar para un aprendizaje de
segundo orden
• Pedir retroalimentación
CAMBIA, TODO CAMBIA.
La aventura de pensar totalidades propone un recorrido para recuperar el sentido de totalidad, haciendo visibles los arquetipos desde
los que se piensa. Es una invitación a
aceptar la responsabilidad para responder a las circunstancias que se
presenten desde una mirada constructiva, asumiendo el compromiso
de la participación activa e identificando las soluciones fundamentales
que permitan al hombre recuperar
el poder transformador en sincronicidad con su entorno, con su mundo.
Atendiendo al consejo del viejo
matemático de la película, hay que
dejar de mirar el problema y concentrarse en la solución. Al fin de cuentas, lo importante es fluir teniendo
presente que lo único constante es
el cambio.
* Comunicador Social (UNLP), Coach
Ontológico (ICP) y Capacitador
Organizacional (ADCA).
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