ORQUESTA Y CORO FILARMONÍA Cuarto concierto de Temporada 2014-2015 Madrid - Auditorio Nacional, 30 de abril de 2015 ¿Sabias que...? Era frecuente que Puccini dedicara la noche a corregir y perfeccionar su música, por esta razón, componía sus óperas cerrando herméticamente puertas y ventanas para impedir que la luz del día entrara en la estancia. Entre los años 1920 y 1921, las relaciones entre Puccini y Toscanini eran tirantes. Ese año Puccini olvidó borrar el nombre de Toscanini de la lista de personas a las que enviaba por navidad un Panettone. Así que, como todos lo años, le llegó a Toscanini el regalo de Puccini, deseándole unas felices fiestas. Cuando Puccini se dió cuenta del error, raudo y veloz, le mandó un telegrama en el que le decía: “Panettone enviado por error”. No menos rápida fue la respuesta de Toscanini, también en forma de telegrama: “Panettone comido por error”. Puccini era un enamorado de los coches. El maestro comenzó su colección en 1901, comprando un De Dion Bouton visto en la Exposición de Milán de ese año. Con estos vehículos, corría de su refugio de Torre del Lago a Viareggio, donde veraneaba. Todos sus automóviles eran adecuados para salir con la familia pero no para utilizarlos en sus partidas de caza. Así que, Puccini pidió a Vincenzo Lancia la realización de un modelo capaz de moverse en terrenos difíciles. A los pocos meses, le entregaron el primer todoterreno de Italia, con chapa reforzada y ruedas articuladas. Notas al Programa En la China imperial reinaba un emperador que estaba desesperado porque su única hija, llamada Turandot, era fría, caprichosa, despiadada… y encima no quería casarse. El emperador, harto de esta situación, le dio un ultimátum: «O te casas o te echo del palacio sin contemplaciones». La princesa aceptó, pero puso una condición: los pretendientes se someterían a una prueba, y si no la superaban, ella misma les cortaría la cabeza. Al cabo de los días, las cabezas de los pretendientes se amontonaban en el palacio, y la princesa ardía de satisfacción. Pero se presentó un apuesto guerrero para afrontar el reto. La princesa le propuso tres acertijos: – «Lo mata todo, pero el agua lo mata»… – «¡El fuego!», contestó el joven. La princesa propuso una segunda adivinanza: – «Soy duro como una roca, pero la gente me bebe»… El joven contestó: – «¡El hielo!». Y llegó el momento del último acertijo: – «Es un hielo que te da fuego, y cuanto más fuego te da, más hielo se vuelve»… El joven pensaba sin encontrar respuesta, pero al ver a la fría princesa sintió tal ardor en su corazón que… – «Turandot!», exclamó plenamente seguro. Y la princesa no tuvo más remedio que caer rendida a sus brazos. La leyenda de Turandot no llegó a ser conocida en occidente hasta el siglo XVIII. Fue Francois Petis de la Croix (orientalista y anticuario francés) quien en 1710 dio a conocer por primera vez el tema de Turandot. Dos décadas después del estreno de Madama Butterfly, Giacomo Puccini volvía al Extremo Oriente- en esta ocasión, China- para desarrollar la que fue su obra póstuma, Turandot. El libreto fue obra de Giuseppe Adami y Renato Simoni, basado en la obra teatral homónima de Carlo Gozzi. Una ópera que gozó de una gran aceptación desde su peculiar estreno en 1926, dos años después de la muerte del compositor. La evolución de las anteriores obras de Puccini culminó en una ópera de tal belleza como lo atestiguan esos fragmentos que han sobrepasado la línea de la ópera para llegar al gran público: Nessun dorma, In questa reggia o Signore, ascolta. Destaca la repercusión del aria de tenor gracias a su aparición en galas mundialmente conocidas -Los Tres Tenores- o en la película de Amenábar, Mar Adentro. Sin embargo, es en la argumentación donde destaca la ópera. Al quedar la partitura inconclusa el final fue encargada a Franco Alfano quien disponía de los esbozos de Puccini para acabarla. El estreno tuvo lugar en el Teatro de La Scala de Milán bajo la dirección de Arturo Toscanini y con la intervención del tenor español Miguel Fleta como Calaf. Existen varias anécdotas del día del estreno: en primer lugar, que el dictador Mussolini rechazó estar presente en él pues Toscanini se negó a interpretar primero el himno fascista Giovinezza; además, cuando la obra llegó hasta el coro Liù ...Bontà!, el director dejó la batuta y volviéndose al público dijo: "Aquí concluye la ópera, porque en este punto murió el maestro" y dio por terminada la representación sin la parte final de Alfano que tuvo que esperar hasta el día siguiente. “La mayoría de nuestros deseos los conseguimos con la sabiduría del corazón y no con la necedad de la violencia.” Cuento tradicional chino Tras los grandes éxitos del concierto homenaje a John Williams, el Requiem de Mozart...Después de muchos meses de esfuerzo y trabajo duro la Orquesta y Coro Filarmonía bajo la dirección del maestro Pascual Osa, con más de 300 voces formando el gran coro participativo y grandes solistas nos, regalan una mágica versión en concierto de la gran Turandot. Alberto Oliver Blog de Cine, Teatro y Música. www.desdelaprimerafila.wordpress.com ELENCO Solistas Turandot Amanecer Sierra Calaf José Concepción Liù Teresa Castal Timur PASCUAL OSA Director Musical FILARMONÍA Orquesta, Coro y Coro de niños CORO PARTICIPATIVO más de 300 amigos MIGUEL A. DEL ÁLAMO Director coro de niños JESUS PEÑAS Ambientación Escénica con la colaboración especial de la FUNDACIÓN ORIENT Francisco de Santiago Emperador Manuel Valero Ping Javier Landete Pang Andoni Barañano Pong Manuel Valero Un Mandarín Javier Landete Duración aprox. primera parte 45min. Descanso de 15 min. Duración aprox. segunda parte 35 min. Todos los integrantes de Filarmonía queremos agradecer el esfuerzo de los 300 coristas amateur que nos acompañan en este concierto y que con su entusiasmo han hecho realidad el sueño de cantar esta ópera. TURANDOT Acto I Cuadro I En la primera escena, se escucha la proclama de uno de los mandarines del emperador en la que hace saber al pueblo de Pekín, que la princesa se casará con aquel príncipe que responda correctamente los tres acertijos impuestos por su majestad. De no hacerlo, el pretendiente morirá. Acto seguido, se comunica que el Príncipe de Persia ha fallado; por lo tanto, morirá al salir la luna. La gente acude en masa al acto. Llega a la ciudad un anciano ciego, acompañado por una mujer que lo guía. Entre la multitud, el ciego cae al suelo y es recogido por otro desconocido, que inmediatamente le reconoce como su padre: se revela entonces que el ciego es en realidad Timur, rey de los tártaros, quien, tras perder la batalla, fue exiliado junto a una esclava, Liù. El desconocido que le recoge es Calaf "el ignoto", príncipe tártaro. El verdugo Pu-Tin-Pao se muestra ante el clamor del pueblo. Todo es jolgorio hasta que aparece el príncipe de Persia, joven apuesto y sereno. El pueblo enmudece de compasión y piden piedad por su vida. El desconocido príncipe que había ayudado a su padre en las calles observa con horror el espectáculo, y se une al pueblo despreciando tan cruel acto. Pero es allí cuando hace su aparición la princesa Turandot, quien con un gesto inmisericorde, ordena al verdugo que prosiga con la ejecución, y vuelve a sus aposentos. El príncipe de misterioso origen cae completamente cegado ante la belleza de la princesa, de tal forma que decide quedarse allí y, sin escuchar las súplicas de su padre y de la esclava para entrar en razón, decide probar su suerte para conquistar el corazón de la princesa. Cuando se dispone a golpear el gong tres veces para entrar a la prueba, tres ministros del emperador, Ping, Pang y Pong, le cortan el paso para intentar convencerlo de que no se arriesgue por algo así, ya que, de todas formas, Turandot es solo una mujer y, siendo él tan poderoso, podría conseguir mujeres a montones. Los tres ministros no tienen éxito. Liù ruega otra vez al príncipe que desista, pero éste le dice que ya es tarde, lo hará de todas formas y pide a la esclava que no abandone nunca a su padre. Calaf se dirige al gong gigante y lo golpea tres veces. Acto II Cuadro I Cerca del palacio del Emperador, los tres ministros, Ping, Pang y Pong, narran sus desventuras y las situaciones por las que han tenido que pasar por el capricho de la princesa. Hacen un repaso de los distintos pretendientes que la princesa ha tenido. Desde el Palacio les anuncian que se presenten para el enésimo pretendiente. Cuadro II Llegan los ministros al Palacio y los guardias y cortesanas se aprestan a la llegada del emperador, quien preside la ceremonia, aclamado por el pueblo. Él mismo intenta advertir y detener al príncipe, deseando no "cargar con el peso de la joven vida" pero recibe la negativa del solicitante. El mandarín lee nuevamente la ley: el perdedor deberá morir si falla la prueba. Turandot aparece y explica el porqué de su fría actitud frente a sus pretendientes. Una de sus antepasadas, la princesa Lou-Ling, fue violada por un extranjero y dejada por muerta. Ella desea vengarla imponiendo su prueba mortal a todos los príncipes que vienen de distintos reinos para conquistarla. La princesa formula los acertijos. El primero es: "¿Quién es el fantasma que cada noche nace de nuevo en el hombre y muere cada día?". El príncipe piensa y acierta respondiendo: "la esperanza". Nuevamente ella pregunta: "¿Qué es lo que flamea como una llama y no es fuego, y arde como la fiebre, pero se enfría en la muerte?", y la respuesta a la segunda adivinanza es "la sangre". Finalmente, temblorosa y perdiendo la compostura, formula su tercera pregunta: "¿Qué es lo que quema como el hielo, y cuanto más frío es, más quema?". Al verlo dudar por varios instantes, Turandot ríe de la suerte del concursante. Éste, al observarla directamente a los ojos y contemplar su belleza, se reincorpora triunfante y responde: "Turandot". El consejo de mandarines acepta la respuesta como correcta y el reino se regocija, vitoreando al ganador. Entonces, ella clama a su padre por piedad para que no entregue a su hija en manos de este extranjero, pero el emperador replica que la palabra fue dada. El príncipe, al ver la resistencia de la princesa le propone un nuevo acertijo: si ella adivina su nombre antes del alba, él morirá. Ella, naturalmente, acepta la apuesta. Acto III Cuadro I Noche. Jardines del Palacio Turandot ordena que aquel que sepa el nombre del príncipe y no lo diga, sea ejecutado. Los guardias recorren las calles, pidiendo que nadie duerma en Pekín, mientras el príncipe canta el aria más famosa de la ópera, Nessun dorma (Nadie duerma) en la noche. Ping, Pang y Pong le piden nuevamente al príncipe que recapacite su decisión, ofreciéndole mujeres y riquezas pero él los ignora. Los guardias encuentran a Timur y a Liù, y los amenazan para que revelen el nombre del príncipe. Turandot y Ping aparecen y piden al verdugo que torture a Liù. La esclava confiesa saber el nombre, pero se niega a revelarlo, aun sabiendo que pueden torturarla hasta la muerte. La princesa pregunta el por qué soportar tanto dolor, a lo que la esclava responde que es por amor y que si ella le brinda su nombre, no le quedará nada. Le advierte a la princesa que ella también caerá rendida ante el mismo amor y en un acto final de sacrificio, toma una de las armas de los guardias a su lado y se suicida. El pueblo de Pekín le suplica que diga el nombre, mientras Liù muere en brazos del príncipe, manteniendo su palabra hasta el final. Timur, se retira junto al cuerpo de Liù, quien es trasladada por los guardias a su morada final. Perturbado por el acontecimiento, el príncipe enfrenta a Turandot recriminándole su frialdad al derramar sangre inocente y agregando que su "hielo es una mentira". Tras una larga conversación, el príncipe logra besarla, quebrando la rígida actitud de la vengativa monarca, esta acepta su derrota. Finalmente, el príncipe, con resignación revela su nombre: “soy Calaf, hijo de Timur”. Es el amanecer, y suenan las trompetas de palacio. Cuadro II En el Palacio, el Emperador se hace presente junto a toda su corte frente a su pueblo, para que su hija, la princesa Turandot revele el nombre del misterioso príncipe. Todos esperan expectantes la respuesta y cuando el momento llega, ella responde a su padre que conoce el nombre del extranjero "Il suo nome è ...Amor" (Su nombre es... amor). El pueblo estalla en alegría. Reserve ya sus Abonos de Temporada Info y venta de entradas: info@orquestafilarmonia.com - telf: 91 732 12 55 www.orquestafilarmonia.com