Análisis Técnico “El nivel de productividad en trigo no debe ser impedimento para pensar seriamente en la calidad” La zafra de trigo dejó una producción récord de más de 2 millones de toneladas, un rinde promedio de casi 3.400 kilos en casi 600.000 hectáreas. Para saber el resultado de la campaña desde el punto de vista productivo, VERDE consultó los profesores de la Facultad de Agronomía, Ing. Agr. Esteban Hoffman (*), Ing. Agr. Ariel Castro (**) e Ing. Agr. Carlos Pérez (***) quienes marcaron las claves que debe seguir el cultivo en Uruguay, resaltando lo complejo que se ha vuelto el manejo por las exigencias de calidad del mercado internacional. Por Ruben Silvera ruben@infoagro.com.uy siembras tardías tuvieron un peaje importante por 5to año consecutivo (aunque por distintas razones). En este año, el exceso de precipitaciones le pegó duro a lo sembrado tarde y la recuperación se enfrentó con condiciones de déficit hídrico dadas las bajas precipitaciones de setiembre (que en algunas zonas como el litoral sur, se hicieron sentir desde agosto, por más que octubre fue muy fresco). -¿Fue un año parejo? -¿Qué conclusiones deja la Zafra de trigo 2011? -Aunque el año fue bueno, no lo fue para todos, hablando del rendimiento medio. Es muy evidente que se acabó la época de crecer horizontalmente, el que invirtió en la Ha, la cuidó y no descuidó el ABC para este tipo de años (sin defectos agronómicos, y sobre todo el manejo del N, y la sanidad desde la planificación), hoy puede festejar. -Seguramente sea uno de los años de mayor productividad, y mejor aún si lo vemos en relación al área, aunque nuevamente a inicios de la cosecha, se prendieron luces amarillas en cuanto a la calidad de grano de algunos lotes. Es inevitable que en la medida que pasa el tiempo vamos olvidando detalles, revivirlos siempre enseña. Más allá de solo el resultado final, pero responsables de él, y para recordar: los que planificaron sembrar temprano, volvieron a sembrar temprano. Frente a un año con problemas hídricos ya desde principios de junio, el que largó tarde (baja proporción del área sembrada en Mayo), terminó tarde. Y otra vez las -Los que contaban con un buen plan, terminaron con bajo uso de fungicidas. A este 2011, lo vamos a tipificar como un año de poca roya de la hoja (RH) temprana (a diferencia del 2010), aunque cuando apareció (tarde en el ciclo), se llevó a los descuidados. Las manchas foliares se hicieron presente más temprano que en años anteriores, con predominancia de septoriosis, sobre todo en la zona norte en donde generalmente predomina mancha amarilla. Esta situación inicial no se trasformó en una gran epifitia nacional, por la baja humedad al encañado, asociado al setiembre 92 -En materia de enfermedades ¿cómo estuvo el escenario? seco. De todas formas no fue gratis para los que llegaron tarde, o usaron fungicidas inadecuados, en los casos que se justificaba la intervención. También acompañó la baja proporción del área de trigo sembrada sobre rastrojo de trigo del invierno anterior (en la medida que el área de trigo del invierno 2010, fue más baja). El costo para los que insisten con sembrar Trigo sobre trigo, fue mayor al esperado (> al 20 % del rinde medio, de pérdida de potencial para Río Negro al norte). Lindo tema técnico para atacar desde la planificación para este 2012, en la medida que el área de trigo de este 2011, no deja un área importante de rastrojos de trigo. Por ahora la cuenta hace que sea más fácil la decisión. -¿Y las malezas? - Las malezas jugaron su papel, aunque variable por región y zona. En este 2011, aunque seguramente no para todos, dominó el enmalezamiento por gramíneas. Desde muy temprano el raigras, asociado a problemas de entrada a las chacras para poder aplicar herbicidas (por pocos días con buenas condiciones ambientales y por falta de piso), y que en algunos casos se vio acompañado por emergencias tardías de Balango, que en muchos no fueron o pudieron ser controlados. Pero también nos llevamos la marca en este año, porque la problemática de malezas gramíneas se sigue complejizando (más Poa, en algunas zonas fuerte presencia de Briza), incluso con especies que estaban recluidas a zonas alejadas del litoral oeste (como Vulpia y Gaudinia), de las cuales sabemos menos y tenemos menos herramientas de control. -¿Qué podemos decir del clima? -Para comenzar por el final, terminamos, después de un setiembre muy seco y cálido (que amenazó con comprometer seriamente al potencial), y salvo en algunas zonas del país, con buenas lluvias en octubre en gran parte del área lo que recompuso la situación hídrica, llegando incluso a elevar el riesgo de Fusarium en algunas regiones. Tuvimos un llenado de grano muy bueno (para cultivos espigados a fin de setiembre) en la medida que octubre además fue muy fresco (más fresco que setiembre). Pensamos que esta situación es la gran responsable del efecto año favorable, por encima de un setiembre con balance de radiación/temperatura que no fue de los mejores. Para los casos de espigazón desde mediados de octubre y ayudado por la baja temperatura de este mes, el llenado se alargo, y corrió, llevando a que las subfases críticas del llenado se ubicaron en noviembre, cuando la temperatura más elevada y las menores precipitaciones seguro terminaron afectando el llenado (sobre todo del Río Negro al norte) (fig. 1). Esta situación fue evidente para cultivares de ciclo medio largo y largo, y para aquellos cultivares que construyen el potencial en base a un elevado número de granos por espigas (mayor proporción de granos distales en las espiguillas). En estos casos la pérdida de buenas condiciones de llenado podrán haber afectado fundamentalmente a estos granos, y según la magnitud del efecto pudo ser responsable de caídas en el peso hectolitrito (PH). -¿Cómo influyeron las condiciones de siembra? -Terminamos bien, y se largó también con buen pie (en la medida que mayo fue muy apto para la siembra), aunque este 2011 fue uno de los típicamente lluviosos en los meses de invierno, condición que nos separa agroclimaticamente de regiones argentinas que estás ubicadas en la misma latitud, y a no más de 300 km de distancia. Ya en junio los días de siembra fueron muy escasos, y al inicio de la segunda década del mes, las lluvias comenzaron a marcar el fin de la siembra en época. Los cultivos sembrados a partir de este momento, sufrieron condiciones iniciales de exceso hídrico, y en muchas zonas el porcentaje de chacras con problemas de implantación también marco a este 2011. Los que insistieron con la resiembra en muchos casos tuvieron que seguir con cultivos en pobre condición. Siempre que esto ocurre, la decisión técnica más difícil es resolver pasar directamente a cultivos de verano, pero seguramente sea casi siempre la correcta. Un cultivo de invierno sembrado tardíamente (y más aun si no se arranca bien), asegura un pobre resultado y condiciona la siembra en fecha al cultivo de segunda. La probabilidad en Uruguay de que esta situación termine bien, es muy baja. 93 FIGURA 1. Régimen térmico e hídrico del año 2011, en relación a la media histórica, para Paysandú- EEMAC- FAGRO. -¿Cómo repercutió el clima en la fertilización? -La condición hídrica antes mencionada, de muy elevadas precipitaciones en los meses de invierno, llevó a una situación general de elevada deficiencia de Nitrógeno (N) desde muy temprano en el ciclo. Por ejemplo en la zona de influencia de Paysandú- Young (como se observa en la figura 1) en el trimestre junio-julio- agosto, se registraron más de 400 mm (duplicando los registros históricos). Este año como consecuencia de niveles muy bajos de N en suelo a inicios de macollaje (Z 21-22), y en planta a inicios de encañado (Z 30), las cantidades necesarias de N objetivo en pos-emergencia, en una proporción muy importante de las chacras, superaron los 100 a 110 kg. de N por ha. Más allá de las diferencias entre chacras dadas por tipo de suelo, antecesor e historia agrícola, estas fueron en primer orden consecuencia del régimen hídrico antes mencionado. A modo de ejemplo en el cuadro 1, para los experimentos del Programa de Caracterización de cultivares de la EEMAC-FAGRO-UDELAR, podemos observar la variación en las precipitaciones y los niveles de N en suelo y planta para el 2011, en relación a los cuatro años anteriores. Los que insisten con corrección de N en base a balances o N objetivo (sistema que no se ajusta al menos para ambientes con un régimen hídrico como el uruguayo), probablemente se quedaron cortos de N. Vale la pena mencionar que si bien este año, el exceso de precipitaciones enrasó a las chacras en cuanto al aporte de N diferencial, ya es abundante la información a nivel del País y la región en cuanto a que la capacidad de aporte de N de las chacras en sistemas de agricultura continua sin pasturas, se ve sensiblemente disminuida en la medida que avanzan los años de agricultura. Los últimos trabajos en la Facultad de AgronomíaEEMAC, ya evidencian que las dosis de N que estamos usando (en base a las herramientas propuestas para Uruguay) en estas situaciones, ya no serían suficientes para concretar el potencial definido por el ambiente, y mantener niveles de proteína (PC) en grano aceptables. CUADRO 1 - Variación en las precipitaciones y los niveles de N en suelo y planta para el 2011, en relación a los cuatro años anteriores, para los experimentos del Programa de Caracterización de cultivares de la EEMAC-FAGRO-UDELAR- Paysandú (Hoffman- Fassana-Morel. 2012). 94 -¿Cómo afectó a algunos parámetros de calidad, como PH y proteína? -En cuanto a PH, aún nos falta información para ir más en profundidad, y no terminar usando al cultivar como chivo expiatorio u otra variable con pocos elementos. Seguramente en otoño cuando aparezca toda la información generada en el 2011 (de FAGRO, INIA y otras instituciones y los datos que hacen público algunas empresas), podamos tener un diagnóstico más acabado. En cuanto a la PC, cada vez que tenemos rendimientos elevados se hace difícil lograr un nivel medio de al menos 11.5 % (efecto dilución). Sin embargo, considerando niveles similares de rendimiento, son otros los factores que pueden llevar a que la PC sea baja (fig. 2). Si consideramos que la PC es función del cultivar, la capacidad de aporte de N de la chacra (sobre todo durante la primavera), la cantidad y momento de agregado de N, y la situación en cuanto a nutrición azufrada, llegamos a la conclusión de que cada unidad de manejo es casi un mundo aparte. Sin embargo es probable que en el 2011 la frecuencia de lotes de baja PC sea alta, en particular para las primeras chacras cosechadas, por ser las de mayor potencial y muchas de ellas sembradas con algunos cultivares de menores niveles de N en grano. En chacras con bajo aporte de N, sobre todo por tipo de suelo, y/o muchos años de agricultura, los resultados de los trabajos de FAGRO conducidos en este 2011, muestra, niveles de proteína por debajo de 11 %, sobre todo cuando la cantidad de N recibida, fue insuficiente. No siempre se cumple entre chacras el fenómeno de dilución típica que se si se da dentro de un mismo lote (fig 2). Los mismos factores de manejo que pueden reducir el rendimiento en grano, pueden llevar a la PC en la misma dirección. Esto es bien conocido para el caso del manejo de las deficiencias del N, en donde muchas veces no se tienen referencias claras para evaluar el impacto sobre el potencial, si usó menos N del necesario, y el número puede cerrar aún con pérdidas de potencial no visibles. Sin embargo, si como consecuencia de ello se obtiene un bajo nivel de PC, no hacen falta muchas referencias, las consecuencias son obvias. Existen en el mercado cultivares de muy elevado potencial en trigo que les cuesta concretar niveles altos de proteína, no solo por efecto del rendimiento en si mismo. Estos cultivares son más dependientes de un manejo ajustado, y por tanto de la información para su manejo. En cuanto a la generación de este tipo de información, si sumamos la que genera INASE-INIA y la FAGRO, tenemos suficiente para confeccionar tecnología ajustada al cultivar. A nivel de chacra para cultivares de elevada capacidad de macollaje y alta sensibilidad a la población, poblaciones muy por encimas de las 250 plantas por metro cuadrado, no solo afectan a el rendimiento, sino que llevan a una chacra por la senda de la mala calidad de grano (fig. 3). Hoy en día en Uruguay podemos ver muchas chacras con este tipo de material genético, en las cuales se manejan poblaciones aún mayores que consistentemente limitan la posibilidad de concretar altos rendimientos y buena calidad (PC). Este es un típico caso a donde un análisis simplista del porque de la baja PC, deja afuera mucha variables que suelen estar asociadas, como lo es el rendimiento en grano. FIGURA 3. Rendimiento y proteína en grano en chacras de trigo del mismo cultivar, en función de la población lograda. Año 2005- primavera lluviosa. F: Unicampo Uruguay SRL. -¿Cuál es el desafío que tiene la producción de trigo del Uruguay? -Trabajar en el sistema que tenemos, y no solo pensar en el trigo y junto con los otros cultivos actuales del sistema y nuevos por venir, diseñar un sistema al cual no se le caiga la productividad, en la medida que avanzamos y sumamos cumpleaños. FIGURA 2.. Variación del nivel de proteína en grano en trigo, en función del rendimiento en grano. Programa de caracterización de cultivares de trigo 2010. EENAC-FAGRO-UDELAR. (Elaborado en base a: Hoffman et al., 2011). -¿Qué caminos se deben seguir para no tener los inconvenientes de calidad? -En la medida que debemos pensar en la calidad seriamente, dado que nuestra condición actual de país netamente exportador nos lo exige, el manejo se hace más complejo, dado que ya no alcanza desde el punto de vista tecnológico manejar situaciones que pueden finalizar en igual rendimiento, pero con grandes diferencias en calidad. Esto no es exclusivo para el trigo, es así casi para todos los cultivos, en donde la cebada y el arroz son dos exponentes claros a donde la calidad define. En ambos casos, se incrementa el peso relativo del material genético y las interacciones con otros factores de manejo. 96 Ejemplos claros, por nuestra condición (por suelos, topografía y régimen hídrico), el soja- nada- soja no camina desde ningún punto de vista (precisamos al trigo, al maíz y al sorgo, pero también a los barbechos cubiertos), seguir así no llevaría a achicarnos, a pesar de mantener la superficie. En este mismo sentido por nuestra problemática sanitaria el Trigo-Trigo, sería un suicidio y por ello es que precisamos a la cebada. Si mantenemos un nivel de intensificación de 1.4-1.5, y si solo para mantener la productividad (hoy estancada en casi todos lo cultivos desde que pisamos en siglo XXI), tenemos que usar cada vez más insumos, vamos por el mal camino. Esto seguro nos deja en primera instancia, menos competitivos (y más dependientes del clima y de los precios). Si esto no cambia, es probable que sea difícil crecer. Hoy tenemos un desafío muy grande, que en su primer escalón, es mantener el área y la productividad, y en el segundo crecer. Para el primero ya no somos pocos los que creemos que se ha prendido la luz amarilla para nuestro sistema de agricultura sin laboreo, con poca cobertura, y sobre todo sin las pasturas con leguminosas. Seguramente para muchos, ya no volvamos al concepto de pasturas con leguminosas como las conocimos y que nos caracterizaron en la década del noventa, pero tecnológicamente debemos resolver el problema. · (*) Esteban Hoffman. Profesor Adjunto. Cereales y Cultivos Industriales. Dpto. de Producción Vegetal- EEMAC-FAGRO-UDELAR. Director General de Unicampo Uruguay SRL (**) Ariel Castro. Profesor Agregado. Dpto. de Producción Vegetal EEMAC-FAGRO-UDELAR (***) Carlos Pérez. Profesor Adjunto. Dpto. de Protección Vegetal EEMAC- FAGRO-UDELAR