Opinión David Wilson: una vida al servicio de la excelencia Salvador Dangla S é que las líneas que siguen darán munición a los que me critican por elitista. Pero no se equivoquen: soy perfeccionista y defensor acérrimo de la excelencia en todo, aunque en muchos casos no pueda acceder a ella por la simple razón de que lo bueno se paga. De hecho, no he oído todavía a nadie quejarse por el precio de un Ferrari… Como mucho, solamente lamentarse por no poder tener uno de esos soberbios juguetes en el garaje de su casa. Pues bien, hay en el pequeño universo del sonido absoluto una marca que merece mi más entusiasta e incondicional admiración. Se trata de Wilson Audio, una compañía que no es sino la prolongación del espíritu minucioso y exigente de David Wilson, que cuando trabajaba para la potente industria médica estadounidense se dedicaba en su tiempo libre a efectuar grabaciones de música clásica y un buen día llegó a la conclusión de que no existía en el mercado un monitor portátil de muy altas prestaciones que se adaptara a sus demandas. Ni corto ni perezoso Mr. Wilson (David “Dave” para los amigos) hizo algo ya “clásico” entre nuestra pequeña industria: fabricar él mismo el monitor de sus sueños, combinando sus conocimientos con los mejores componentes que la industria le podía proporcionar en aquel momento, concretamente en el ya muy lejano 1985. Había nacido el inconfundible –y mil veces copiado- monitor compacto WATT (acrónimo de Wilson Audio Tiny Tot), al que más adelante se le añadiría un subwoofer dedicado para constituir el que sin duda es el más notable sistema de altavoces para aplicaciones domésticas de muy alta gama que ha visto la luz en la historia del High End: el Wilson WATT/Puppy. Evidentemente, la tecnología siguió su curso y el nivel de exigencia de David Wilson también, por lo que el conjunto de marras se comercializa ahora mismo en su versión 8, alias “System 8”. Sí, han leído bien: ¡8 ediciones ya! Pero lo que me fascina de la particular trayectoria empresarial de David Wilson es que se ha podido permitir el raro lujo de operar a escala planetaria dedicándose única y exclusivamente a la excelencia absoluta. Para Dave, la mediocridad y las concesiones a lo comercial son cosas de los demás, por la sencilla razón de que su pasión desmedida por buscar el máximo realismo en la restitución del sonido ha sido tan ampliamente reconocida que le ha permitido concentrarse en analizar y mejorar aquellos aspectos de la electroacústica susceptibles de marcar auténticas diferencias. Dicho de otro modo: Wilson Audio lleva más de 20 años operando en un universo cuyo punto de partida es sencillamente a lo máximo que aspiran la inmensa mayoría de sus competidores. Sólo así se entienden esas 8 versiones del sistema WATT/Puppy y sólo así se comprende el tacto único del mismo, con un grado de perfeccionismo más propio de una mecánica de precisión que de un simple conjunto de altavoces. Y sólo así se comprende que, pese a no ser ningún jovencito, Mr. Wilson se sintiera en su momento en la obligación de mejorar su monumental y virtualmente insuperado supersistema WAMM (hecho a medida y ajustado por Dave en la sala del afortunado propietario del mismo) para crear el mítico modelo X-1 Grand SLAMM, y más adelante el X-2 Alexandria, que en la actualidad es el objeto de deseo de los puristas del audio más exigentes. Todo ello, por supuesto, sin dejar de lado realizaciones tan elitistas como el modelo MAXX 2 (una versión “compacta” de la X-2), la relativamente asequible Sophia 2 y el soberbio y “definitivo” subwoofer activo WATCH Dog. En suma, una trayectoria dedicada a la excelencia que en este caso ha sido ampliamente recompensada y que hace honor al High End. El fundador de Wilson Audio ha podido permitise el lujo de operar a escala mundial dedicándose sólo a la excelencia absoluta.