COMUNICADO DE PRENSA Los programas públicos

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COMUNICADO DE PRENSA
Comunicado de prensa
2011/358/ECA
Los programas públicos ayudaron a las familias
a enfrentar la crisis financiera mundial en Europa oriental y
Asia central
En un nuevo estudio del Banco Mundial se identifican medidas para mejorar las
respuestas a futuras crisis
WASHINGTON, 8 de marzo de 2011. Según un nuevo informe del Banco Mundial publicado hoy en la
ciudad de Washington, las respuestas de los Gobiernos ayudaron a muchas familias de Europa oriental y
Asia central a afrontar la crisis económica mundial mediante una serie de iniciativas que incluyen seguros
de desempleo, programas de obras públicas y, en algunos casos, programas de asistencia social de
último recurso. No obstante, esas medidas sólo alcanzaron a una minoría de las familias afectadas por la
crisis.
A partir de encuestas especializadas sobre las respuestas a las crisis y datos de seguimiento de los
distintos Gobiernos, en el informe, denominado The Jobs Crisis: Household and Government Responses
to the Great Recession in Eastern Europe and Central Asia (La crisis del desempleo: Respuestas de los
hogares y del Gobierno a la gran recesión de Europa oriental y Asia central), se concluye que los efectos
de la crisis se sintieron, y aún se sienten, con mayor intensidad en los países de Europa oriental y Asia
central que en cualquier otra región del mundo.
Si bien la crisis se desató a causa de las restricciones de los mercados crediticios, produjo una gran
conmoción en los mercados laborales de la región. El desempleo registrado en 27 países de Europa
oriental y Asia central aumentó de 9,4 a 12,2 millones de personas entre diciembre de 2008 y diciembre
de 2009. En Rusia, Turquía y Ucrania el desempleo se incrementó un 30% entre 2008 y 2009. Entre los
jóvenes, se registró la misma tendencia: en algunos países, un tercio de esta población no logra encontrar
trabajo. Los trabajadores que mantuvieron sus puestos sufrieron una reducción de salario, dado que se
vieron obligados a optar entre una menor remuneración por la hora de trabajo o una jornada de trabajo
reducida. También se redujeron o eliminaron beneficios laborales.
Estos efectos se sintieron en los hogares más pobres, que a menudo carecían de los ahorros necesarios
para amortiguar el impacto de la crisis. En consecuencia, se vio amenazado el bienestar familiar, ya que
muchas familias comenzaron a comprar menos alimentos y a menor precio. Los gastos en servicios de
salud de las familias también sufrieron un importante recorte. Los hogares afectados por la crisis en
Armenia, Bulgaria y Montenegro, por ejemplo, redujeron considerablemente las visitas médicas
preventivas y de otro género, y el uso de medicamentos recetados.
“Las familias se sometieron a significativos ajustes durante la crisis económica”, afirma Ihsan Ajwad,
economista superior del Banco Mundial para la región de Europa y Asia central y autor principal
del informe. “Aunque el gasto privado en alimentos y salud en muchos casos se redujo, las familias se
esforzaron al máximo –en los más de los casos con éxito—para proteger la asistencia a clases de sus
hijos y cubrir los gastos conexos”.
Según el informe, los Gobiernos de Europa oriental y Asia central desempeñaron un papel fundamental a
la hora de reducir los efectos de la crisis en los ingresos de los hogares. En alrededor de un tercio de los
países de la región, el seguro de desempleo fue uno de los primeros beneficios que recibieron los hogares
afectados por la crisis. Sin embargo, la cobertura de dicho seguro variaba según el país y, en algunos
casos, los hogares se vieron obligados a valerse por sí mismos cuando el sostén de familia perdió su
trabajo. Los Gobiernos de Armenia, Kazajstán, Letonia y Rusia respondieron con proyectos de obras
públicas y el aumento de las inversiones públicas para promover las contrataciones, en tanto que Turquía
se centró en reducir los obstáculos que existían para la contratación de mujeres y jóvenes. Otros países
se dedicaron a ampliar el acceso a la capacitación o reorientación.
Asimismo, pese a las enormes presiones fiscales, los Gobiernos de la región redujeron el presupuesto de
educación y salud en menor porcentaje que la contracción general registrada por el PIB, en un intento por
garantizar que no se eliminaran drásticamente los servicios básicos para la población pobre.
En el informe también se señalan las maneras en que se puede mejorar la respuesta a las crisis en la
región. En ese marco, se destaca la necesidad de reformular los instrumentos de políticas para que sean
oportunos y estén bien focalizados. En particular, se insta a los Gobiernos regionales a:
­
Fortalecer los estabilizadores automáticos. Se apunta a garantizar que los programas de
seguro de desempleo y asistencia social tengan una cobertura más amplia, centralizar el
financiamiento de la asistencia social y mejorar la administración de los programas mediante la
automatización de los procesos.
­
Austar los parámetros de los programas a las condiciones cambiantes. Al ajustar las
políticas durante las crisis, los Gobiernos pueden generar respuestas más adecuadas; por
ejemplo, extendiendo los plazos de los seguros de desempleo cuando la oferta de trabajo es
escasa.
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Poner en marcha nuevos programas para compensar las deficiencias en la cobertura.
Cuando las redes de protección social existentes no alcanzan a ofrecer una respuesta del todo
satisfactoria, se pueden poner en marcha nuevos programas para llegar a las personas
vulnerables que carecen de cobertura. Los programas de incentivo laboral basados en la obra
pública, por ejemplo, pueden resultar eficaces durante las crisis, porque generan puestos de
trabajo y al mismo tiempo cumplen objetivos de desarrollo de infraestructura de pequeña escala.
“Los países pueden beneficiarse cuando sus políticas están más orientadas a prevenir las crisis que a
lidiar con sus efectos, que es el enfoque en que actualmente se hace hincapié”, afirma Jesko Hentschel,
director sectorial del Departamento de Desarrollo Humano de la región de Europa y Asia central
del Banco Mundial
En el informe se subraya también la necesidad de mantener la disciplina fiscal durante las épocas de
prosperidad y de contar con sistemas de seguimiento confiables y precisos para lograr una respuesta
eficiente y flexible en los momentos de crisis.
Personas de contacto:
En la ciudad de Washington: Dorota Kowalska, (202) 473-2676, dkowalska@worldbank.org
Para solicitudes de publicación: Natalia Cieslik, (202) 458-9369, ncieslik@worldbank.org
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