CONVERSIÒN La conversión es un tema siempre actual. La vida debe ser ascensión continua, pascua renovada, crecimiento permanente. Sin crecimiento no hay perfeccionamiento y hay estancamiento, estacionamiento: enanismo espiritual. La vida no debe ser estática sino dinámica. La c debe ser permanente. “Ecclesia semper reformanda … christianus semper convertendus”. Prohibirnos el estacionamiento buscando la c. de cada día: “O se crece o se muere”. “Dixistis suficit et periisti”. Si estamos continuamente equivocándonos hemos de esta continuamente convirtiéndonos. “Convertíos y creed en el evangelio” es el mensaje primero y fundamental del Señor en el Ev. y lo mismo el mensaje del Precursor, Juan el Bautista. El Papa nos grita: “Abrid las puertas al Redentor… no tengáis miedo… Xto es un amigo no un competidor. “Siempre es tiempo de gracia y de redención, de salvación… toda la vida de la Iglesia respira redención... profundizar en el misterio de la Redención., se puede y se debe hablar de una vocación del hombre a la Redención. “Ahora es el tiempo de la gracia, ahora es el día de la R. (salvación) (2Cor 6,2)… “Volver a poner el espíritu en su sitio”. Un mundo muy roto y dividido Tensiones y divisiones por todas partes. El M. aparece dividido y deformado. Aturde la injusticia y la corrupción. Peligra continuamente la paz en un mundo convertido en semillero de guerras y terror, de violencia y deshumanización. Se pisotean con descaro los derechos humanos que se proclaman y airean con orgullo. EL llamado Estado de derecho parece mas bien de cohecho y de hecho… “humanidad sin divinidad es bestialidad”. Un hombre roto y desfigurado. Una sociedad deshumanizada favorece un hombre desnaturalizado, roto, sin ser sustancia, sin unidad, sin verdad, impotente para la bondad, falsificado y a la deriva. “Monstruo de inquietudes insatisfechas… animal que aúlla pidiendo eternidad” se ahoga en el mar de la temporalidad sin esperanza de inmortalidad porque “siempre en lo más hondo de la sangre la atracción del paraíso”. “Todo Yo soy un afán inmenso de infinito” (Pemán). Encerrado en si mismo, prisionero de un materialismo sin escape (sin trascendencia) acaba en el fracaso. “Toda existencia no referida a la trascendencia degenera en lo ficticio” (Marcel). In autenticidad, desarme espiritual. Hombre y sociedad carecen de musculatura moral para enfrentar los problemas de la época. Camino para la solución: La Conversión. 1 Este tiempo nuestro pide a gritos la C. hoy y ahora. “Lo que no se ha sabido aprovechar en el instante presente, ninguna eternidad nos lo devolverá” (Schiller) “Hodie et nunc… ahora o nunca”. La C. es “esa íntima y total transformación y renovación de todo el hombre, de todo su sentir, juzgar y disponer –que se lleva a cabo en él a la luz de la caridad y santidad de Dios que se manifiesten en Cristo” (Pablo VI). La C. es un cambio radical de mentalidad y de actitudes profundas que luego se manifiestan en acciones nuevas, en una nueva vida”. No debe ser un acontecimiento excepcional sino una dimensión permanente de la vida cristiana. Es una llamada a terminar con la esquizofrenia de la doble vida: no hacemos lo que decimos ni vivimos como pensamos. EL Señor viene en nuestra ayuda: la cuaresma significa convertirse a Dios por medio de Jesucristo y bajo la batuta del E. Santo. Es como un hospital para el alma y una cura para la misma. Necesitamos la C. a lo largo de toda la vida y tiene su expresión culminante en el sacramento de la penitencia. “Una gran parte de la humanidad vive sobre el fondo de un gigantesco remordimiento” y en el mundo “se siente una inmensa necesidad de reconciliación”. (J.P. II, 18-V-83). “El mundo tiene necesidad de purificación, tiene necesidad de conversión” (T.M.A. 18). La C. es un movimiento en general hacia Dios: es el retorno del corazón humilde y contrito de someter más generosamente la propia vida… “Buscaba remedio, hacía diligencias; más no debía entender que todo aprovecha poco si quitada de todo punto la confianza en nosotros no la ponemos en Dios”. (Sta. Teresa). “Renovarse es ser continuamente joven, generoso, capaz de grandes ideales y de grandes sacrificios” (La libertad don de Dios). “Sientes la necesidad de convertirte: El te pide más… ¡y cada día le da menos! (F. 475) “Hay algo en tu vida que no responde a tu condición de cristiano y que te lleve a no querer purificarte? Examínate y cambia” (F. 480) “Dios mío ¿cuando me voy a convertir? (F. 112) 2 “Todo lo espero de ti, Jesús mío: ¡Conviérteme!” (F. 170) “Acercarse un poco más a Dios quiere decir estar dispuesto a una nueva conversión, a una nueva rectificación, a escuchar atentamente sus inspiraciones – los santos deseos que hace brotar en nuestras almas – y a ponerlo en obra” (F. 32) “Di despacio, con ánimo sincero: “Nunc coepi”. Ahora comienzo” (F. 389) “Para un hijo de Dios, cada jornada ha de ser ocasión de renovarse, con la seguridad de que ayudado por la gracia, llegará al fin del camino, que es el amor. Por eso si, comienzas y recomienzas, vas bien. Si tienes moral de victoria, si luchas, con el auxilio de Dios, ¡vencerás! ¡No hay dificultad que no puedas superar¡” (F. 344). “Que no se vuelva a repetir lo del año pasado ¿Qué tal el retiro? Te preguntaron. Y contestaste: “Hemos descansado muy bien” (S. 178) Despertar al Señor para que nos despierte y despertarnos para que en nosotros despierte el Señor” “Recógete – busca a Dios en ti y escúchale” (C. 319) “Es del retiro de donde brota el gozo sólido que no admite ni comparación con las restantes alegrías” (San Agustín, carta a Nebridio, X2) “Tenemos que educar a los hombres porque algunos aún parecen primates” (Carmen Sarmiento) “El pragmatismo es la religión natural de casi todos los granujas” (A Machado) “Suscitar en cada fiel un verdadero anhelo de santidad, un fuerte deseo de conversión y de renovación personal” (TMA 42) “Siempre es tiempo de conversión para todos nosotros. Fíjate que en la parábola se nos cuenta la trayectoria de dos hijos y los dos necesitan convertirse: el pequeño porque ha pretendido una libertad sin obediencia ha querido ser independiente de su Padre; y el mayor porque ha vivido la obediencia sin libertad y se ha quedado en siervo distante sin ser buen hijo y hermano. No hay otro hijo que no necesite conversión: quiere el Señor que nos percatemos de que todos hemos de fomentar en nuestra alma la búsqueda del amor, el rechazo del propio yo egoísta y enfermizo. Como enseña S. Agustín: 3 “para los enfermos vino Cristo y a todos los encontró enfermos, de manera que creerse sano es la peor enfermedad” (Ser. 80) Todos necesitamos convertirnos cada día. Y para todos este tiempo de preparación al Jubileo del año 2000 es una gran oportunidad de “conversión y de renovación personal” (TMA, 42)”… una camino de auténtica conversión que comprende tanto un aspecto negativo de liberación del pecado como un aspecto positivo de elección del bien… redescubrimiento del sac. de la penitencia… intensa celebración… (Ibid. 50) Cristo no vino a condenarnos sino a redimirnos y salvarnos. La C. supone un cambio en la inteligencia=verdad; un cambio en la voluntad=bien; un cambio en los sentimientos=valores; un cambio en el hablar=decir la verdad; un cambio en la conducta=hacer la verdad con caridad. Es un cambio de vida… no te acobardes ni te arrugues. Es un cambio de trayectoria vital y de sentido existencial… del alejamiento de Xto al acercamiento amoroso con El . Es intentar la aproximación poniendo a Xto en la cumbre de nuestra vida y de todas las actividades humanas. Es centrarnos en Xto para que nuestra vida esté centrada. La C. lleva a la salvación. La C. no es sólo un cambio moral ni es un mero cambio superficial: es ante todo un encuentro con Xto que transforme toda nuestra vida. Es un encuentro que provoca una modificación vital y profunda. Es un cambio de dirección. La C. es un encuentro con Alguien que cambia nuestra manera de ver, de sentir de pensar, de actuar… Pedro y Andrés; Santiago y Juan; Zaqueo; Nicodemo; La Samaritana, la pecadora, la mujer adúltera, el paralítico, Pablo y tantos hombres y mujeres que han sido transformados por el encuentro profundo y sincero con el Señor. La C. es por lo tanto un encuentro personal que revoluciona nuestra jerarquía de valores. Por eso lo más importante en la vida de un hombre es su encuentro con Xto. Y nuestra transformación en Él. La intimidad con Cristo. Centrar nuestra atención en el encuentro con Cristo redentor. Se trata de un verdadero descubrimiento con quien es Camino-Verdad y Vida y Luz de para la misma. “Cuán fácil es perderse en el camino de la vida y cuan difícil es volver a encontrar el camino de la verdad” (JP II, Carta Apostólica, Augustinum hipponensem”, 28-VIII-1986). 4 El peligro de la superficialidad: “Uno de los medios más eficaces para que las cosas no cambien nunca por dentro es renovarlas – o removerlas – constantemente por fuera” (A. Machado) (ej. Revoluciones en Hispanoamérica; cambio de estructura que no sirven para nada porque no cambian las personas; cuando es el agua la que discurre envenenada no basta cambiar el curso del río sino purificar las aguas”). La parábola del Hijo Pródigo. La falsa madurez personal- la insensibilidad al afecto paterno- sólo es capaz de escuchar la voz del propio egoísmo: “dame la parte de la herencia que me corresponde” –alejamiento de la casa paterna- secularización; mundo sin Dios; “país lejano” –el derroche de dinero y de los talentos=vida sin sentido; humillado y explotado; tocar fondo; “reversus in se”; el corazón humano clama incesantemente por liberarse de sus angustias y satisfacer sus anhelos. El camino de vuelta: La misericordia divina: “es un constante e inagotable fuente de conversión”. La M. divina sale al encuentro del hombre y de sus miserias. No hay auto redención, no hay auto salvación: el hombre no es capaz de auto redimirse (no hay auto salvación) pero sí de ser redimido: continuamente desfigurado por el pecado puede ser continuamente transfigurado por la gracia. El encuentro con el Padre. Dios debe estar siempre en el centro de la comunidad de un pueblo si este no quiere deshumanizarse” (JP II, 14-XI-92, DP170) “Un pueblo se deshumaniza en la medida en que se descristianiza”. De la Conversión nace la Reconciliación: Victoria del amor sobre el pecado, sobre las divisiones, rivalidades, etc. La paz es irradiación de la Redención. Dejemos de ser ovejas errantes sin Pastor. “La tarea no es imposible” (JPII). Pero no basta con arrepentirse (Judas); hace falta convertirse (Pedro). Convertirse es creer en que una palabra de Cristo, dicha hace XX siglos y repetida hoy, es más cierta que la última historia del mejor reportero del periódico de mayor difusión en el mundo. Convertirse es hacerse violencia para tomarnos en serio el mensaje de Xto. Queremos un mundo mejor; seamos tu y yo mejores. Creamos en Dios como Dios cree en nosotros. (J. Mullor, Dios cree en el hombre, Minos, p. 45 y s.) En la C.A.T.M.A. (n. 50) El Papa señala que este año 1999: “deberá llevar a todos a emprender, en el adhesión a Cristo Redentor del hombre, un camino de auténtica conversión”. Fomentar y conseguir que cada uno busque esa conversión personal; provocar un cambio más decidido y valiente para llegar a 5 la raíz y que tenga efectos duraderos. Una manifestación debe ser una buena confesión. La conversión debe ser no sólo el propósito aislado de cambiar en algo sino sobre todo un cambio de actitud en alguno o varios aspectos de la vida: mañana voy a rezar mejor el rosario es un buen propósito pero no es una conversión. En cambio: voy a cambiar mi actitud frente a las normas y me exigiré mucho más en ellas si es el comienzo de una buena conversión. Aspectos específicos: apostolado personal, pobreza, obediencia, carácter, resentimientos, cargos y encargos. Detectar actitudes básicas incompatibles con el entrega: aquí hay que empezar a convertirse. Aspecto negativo: liberación del pecado: Positivo: elección del bien (TMA, 50). Fomentar conversiones profundas. (C. 14-II-97, 17 y 18). Es Cristo que pasa, 58, 59, 60, 64 y 65. Conversión que nos lleve a estar más cerca del Señor. Una conversión que no puede limitarse a querer ser buenos. Esa es una conversión que se queda solamente en un santo deseo pero que si no se lleva a la práctica con realidades de cambio y mudanza, estamos perdiendo el tiempo. Y es bueno que nos demos cuenta – hablando a solas con el Señor, en esa soledad acompañadísimos con él de cómo estamos dando vueltas a nuestro corazón, dando esa vuelta para que nuestro corazón sea mansión del Señor. Para que no queramos solamente ser buenos sino ¿en que cosas concretas? Y ¿cómo me pongo al alcance de Señor? ¿Cómo aprovecho esa gracia que me está mandando en cada momento? ¿Cómo procuro tener más delicadezas con El? ¿Cómo procuro ser más hijo de Dios, más Opus Dei? (Pert. Jalte., 29-I-99). “… convertirse significa amar más, empeñarse en una seria mejora de correspondencia, darse con mayor hondura” (C. I- III- 99) Consecuencia clara: hambre de tratar personalmente a Jesucristo y la sed de acercarle muchas almas (Ibidem). Un balance de nuestra vida: Redde rationem villicatione tuae: dame cuenta de tu administración. “Nuestras tinieblas son las luces del diablo” (C. S. Lewis: “El diablo propone un brindis”, Rialp, Madrid 1993, 25) El cristiano reconciliado debe ser reconciliador. La nueva evangelización que nos piden y la nueva recristianización que el Papa quiere es una llamada a la conversión. Nueva en su ardor: espiritualidad 6 renovada: santidad personal. Nueva en sus métodos: encontrar maneras nuevas de comunicar la fe apropiada a las características del hombre moderno. Nueva en su expresión: don de lenguas: pedirle a Dios que nos de buenas explicaderas. Evitar el pesimismo del “este mundo no hay cristiano que lo arregle”. Testigos de Cristo=dobles de Xto. Podemos y debemos cambiar y mejorar: “Possumus” = +++ alegres; generosos; amables; serviciales; sacrificados; fuertes; castos; sobrios; sencillos; pacientes; prudentes; justos; humildes; comprensivos; misericordiosos, etc. “Toda la Renovación de la Iglesia consiste en aumentar la fidelidad a la propia Vocación”. De la conversión al compromiso: “In via Dei non progredi regredi est” Dios cuenta contigo ¿de lado de quien estamos? “Necesitamos una vida espiritual muy intensa” (JPII, DP-94-1990) “Se requiere la presencia de Xto en la propia vida” (IBI. DP-104-90) No hacemos lo que pensamos y no pensamos lo que hacemos. Propósitos: a) mejorar nuestra vida de piedad (santidad y apostolado) b)des constante c) plan de vida d) medios de formación y de transformación e) sacramentos =confesión y comunión f)obras de misericordia. Hacernos cristianos competitivos. No se trata de escupir frases bíblicas a las sectas protestantes. OREMOS/AYUNEMOS/DEMONOS. Compromisos ascéticos-formativos y apostólicos. “La falta de moral nos convierte en un país de cínicos” (J. A. Souvirán) “Usted es objeto de un amor infinito por parte de Dios. Las miserias de la Iglesia son infinitas”. “Menos quejas, menos lamentos, más actuación”… “Que el amor sea más fuerte que nuestras debilidades”. “En la vida humana, conversión ha de ser siempre transformación, metamorfosis, quizá transfiguración… ganando mas altas formas de ser “(María Zambrano, EL H. y lo divino” F.C.E. p.281). 7 Convertirse es dar en vez de recibir. Convertirse es hablar específicamente con el silencioso y también con el antipático o con el cáustico. Convertirse es no hacer jamás trampas ni hablar mal de uno cuando puedes hablar bien de otro. Convertirse es dejar de hablar a los otros y hablar poco cuando se sabe mucho. Convertirse es servir como quien no sirve al que no merece ser servido. Convertirse es mirar con ojos limpios a una mujer hermosa o a un hombre fuerte. Convertirse es arrepentirse del mal hecho y saber pedir perdón, incluso en el silencio a veces humillante del confesionario. Convertirse es dar lo que tienes en lugar de exigir a los demás que den hasta lo que no tienen. Convertirse es pagar los impuestos cuado muchos tratan de substraerse a sus deberes cívicos o abstenerse de usa balanzas trucadas, de aceptar regalos que son cadenas, de cubrir con el propio silencio el fraude del poderoso o del astuto. Convertirse es amar la verdad y proclamarla, incluso cuando es amarga o está de moda la hipocresía. Y eso es violencia. 8