Cuchillos largos… y azules

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Zócalo Piedras negras Miércoles 1 de agosto de 2012
Frase del día
OpiniónEditorial
» “La amistad es un amor que no se comunica por los sentidos”. Ramón
de Campoamor, poeta español.
de política y cosas peores
catón
Dispendios
J
actancio, también llamado
el Che, tiene demasiado desarrolla-
da la autoestima. Cuando está con una
chica y falla en tener una erección le
dice con tono compasivo a la muchacha: “¿Te sucede esto muy seguido, linda?”...
Don Tónsulo Figareido era el rapabarbas de
su pueblo, y además el único sacamuelas del
lugar. Cierto día llegó con él un forastero a
quien le dolía terriblemente un molar. Le preguntó a don Tónsulo: “¿Cuánto cobra por sacar
una muela?”. Respondió él: “Sin dolor, 100
pesos. Con dolor, 200”. Se sorprendió el viajero por aquella inconsecuencia: ¡La extracción costaba más con dolor que sin dolor! Pidió
entonces, claro, que la muela le fuese sacada
sin dolor. El señor Figareido lo hizo sentar en
una silla (de tule, por más señas) y le puso al
cuello una jerga nada limpia. Luego tomó una
pinza que más parecía de forjador o herrero
que de estomatólogo o dentista, y sin más ni
más se aplicó a la tarea de extraer el molar
dañado. En el primer estirón el infeliz paciente
lanzó un grito desgarrador. Le preguntó don
Tónsulo: “¿Sintió dolor?”. “Horrible” -se quejó
con doliente voz el lacerado. “Muy bien -le
informa Figareido-. Ahora el precio es otro.
Ya le dije que con dolor son 200 pesos”... Un
maduro señor les contó a sus compañeros de
oficina: “Anoche volví loca a mi mujer en la
recámara”. “¿De veras?” -pregunta uno, dubitativo. “Sí -confirma el senescente caballero-.
Le dije que le voy a dar dinero para que vaya a
Las Vegas. Eso la vuelve loca”... Don Martiriano, sufrido esposo, le dijo a doña Jodoncia, su
consorte: “Vengo muy molesto con el jefe. Se
atrevió a decirme que soy medio pendejo”. “No
le hagas caso -responde doña Jodoncia-. Lo que
pasa es que sólo te conoce a medias”... La joven
esposa quedó encinta, motivo por el cual hubo
de pedir un permiso en su trabajo. Desde el
principio de la preñez el médico le dijo que su
embarazo era de alto riesgo, y le recomendó,
a más de otros cuidados, que se abstuviera de
tener relación sexual con su marido. Para evitar la tentación de acercarse a la futura madre
el infeliz esposo dormía en el sofá de la sala.
Una noche la muchacha lo vio tan inquieto, tan
nervioso, que le dijo. “Toma estos 300 pesos y
busca una mujer que te calme el deseo carnal
que has de sentir luego de esta abstinencia
prolongada”. El marido se asombró al ver la
comprensión que su pareja demostraba, y le
prometió que si bien aceptaba su generosa
oferta aquello no se repetiría, y que además
pensaría en ella mientras se desfogaba con la
sexoservidora. Salió el hombre con más prisa
que la que su compañera habría deseado. Poco
después, sin embargo, regresó cariacontecido.
Le contó a su esposa que no había encontrado
una mujer que cobrara 300 pesos por aquello.
La que menos pedía demandaba mil pesos, y
eso por hacer una sola cosa, la acostumbrada
y consabida. Si el cliente pedía otras de más
imaginación, la tarifa podía llegar hasta 3 mil.
Exclamó maravillada la señora: “¿Tres mil
pesos, o por lo menos mil? ¡Caramba, desde
ahora te digo que no regresaré a mi antiguo
trabajo!”... Me molesta mucho la grandiosidad
de los edificios que en este país sirven a los
quehaceres de política. Grandiosidad colosal en el recinto de San Lázaro; grandiosidad fastuosa en la nueva sede del Senado;
grandiosidad y lujo en las instalaciones del
Instituto Federal, con esa espectacular mesa
redonda donde sus consejeros deliberan.
País muy pobre es México -pobre país-, y
sin embargo en las naciones más ricas no
se miran los dispendios públicos que se ven
aquí. Deberíamos gastar más en los edificios
de las escuelas, los hospitales, los museos,
las bibliotecas, y menos en esos sitios cuya
principal característica tendría que ser la
austeridad republicana que demandaba Juárez. Las obras arquitectónicas han de poner
en ejercicio varias cualidades, la belleza y la
funcionalidad entre ellas; pero deben tomar
también en cuenta otra virtud: La ética, cuya
ausencia puede atraer sobre la obra el calificativo de elefante blanco, u otros peores.
Los políticos nos están llenando de elefantes blancos por su tendencia a servirse con
la cuchara grande, mientras los pobres de
México ni siquiera cuchara chica tienen ya.
Y más no digo, porque estoy muy encaboronado. Si no me lo creen escuchen esta expresión interjectiva con la cual voy a terminar:
“¡Uta!”... FIN.
Ricardo
Rocha
ordenando
el caos
Cuchillos largos… y azules
E
l PAN está pasando de la
ruina a la ruindad. Como cuando
en tiempos de Enrique VIII echaban a la disputa de los perros los
pedazos del descuartizado. Así que, a la más ignominiosa derrota
desde su fundación le sigue una disputa por
los restos del naufragio, tan feroz que lo que
se ve a simple vista es apenas la punta del
iceberg. Bajo la superficie, la lucha es tan
tramposa que ya no hay reglas para nadie.
Y por supuesto que no es un secreto que hay
dos facciones que pelean a muerte lo que
queda del partido: Muy poco en función de
lo perdido, pero todavía mucho en dinero y
posicionamientos políticos. Sólo que hay, a
mi entender, una ligera confusión en cuanto a la identificación de los contendientes.
Se ha dicho que los panistas están divididos
y confrontados entre calderonistas y maderistas en clara alusión al Presidente Felipe
Calderón y a Gustavo Madero, dirigente
formal del PAN. No es así, por varias razones, pero la principal es que don Gustavo a
pesar de su buena voluntad y nacencia no
logró consolidar un liderazgo fuerte como
para convocar seguidores furibundos e
incondicionales. Lo que hay en los hechos
-aunque en su forzada omertá no lo reconozcan- es la madre de todas las batallas
entre felipistas y antifelipistas. Porque ahora en el PAN, todo se reduce a encontrar y exhibir al gran culpable
de la debacle electoral del 2012 y sus saldos
injustificables: Pérdida de la Presidencia
de la República luego de dos sexenios, desplazamiento hasta un oprobioso tercer lugar en la misma elección presidencial, deslizamiento a tercera fuerza en la Cámara
de Diputados y el derrumbe estrepitoso en
estados en los que llevaban ya dos o hasta
tres periodos en el poder, como en Morelos
y Jalisco. Lo que no entienden los panistas es
que esa derrota escandalosa puede ser mínima frente al daño inmenso y tal vez definitorio que pueden hacer al partido. Porque
lo que intenta cada quien no es un examen
de conciencia racional o un análisis inteligente en el interior. De lo que se trata es
del arrasamiento del contrario a como dé
lugar, lo que podría significar también el
aniquilamiento del terreno que pisan, el
incendio de la propia casa, el fin de un partido que supo ser oposición pero nunca gobierno. Una lucha tan brutal como absurda
en la que los dos bandos queden igual de
moribundos. Aunque en el fondo es también un
asunto de enorme hipocresía. Porque unos
y otros saben que cargan con iguales cul-
Cosas Nuestras
Jorge Villegas
Sordos
¿
Qué esperamos para atender el grito rebelde de los jóvenes
del “Yo Soy 132”?.
¿Nos esperamos a que se fastidien y se sumen al ejército de la
mediocridad?.
Un político a la mexicana
don concho
De la ruina
a la ruindad
está pasando el
Partido Acción
Nacional
pas. Sus dos gobiernos han sido una docena
trágica: Desperdiciaron cientos de miles de
millones de dólares en excedentes petroleros, crecieron en 200% la alta burocracia,
aumentaron millones los pobres y los desempleados y ahora heredan 60 mil muertos.
¿A que se desesperen y tomen las armas
como los activistas del 68?.
Claro que pecan de soberbia y de simplismo ideológico.
Pero los males que denuncian son los
que censuramos en privado.
Donde nosotros nos resignamos, ellos se
rebelan.
Con su intransigente rebeldía, con nuestra experiencia, algo podemos cambiar.
¿O nos quedamos quietos, como en el 68,
atenidos a corromper a los jóvenes?.
jvillega@rocketmail.com
Dalia Reyes
Padres por
teléfono
“
Es que yo sí te quiero,
Los dirigentes panistas y sus representantes populares no lo han hecho mejor: Siempre listos para negociar hasta la honra en
el Congreso y las candidaturas, más que
dispuestos a una corrupción que ahora no
pueden ocultar con sus casotas y departamentos de lujo. Y todavía se preguntan por
qué la gente se hartó de ellos como antes de
los otros. No es un problema de chaparrismo
físico, sino de estatura moral e intelectual.
Porque el verdadero pecado del PAN es
que, en su voracidad por gozar de los beneficios del poder, se olvidó de formar líderes
de verdad como lo fueron en su momento
intelectuales notables como Juan José Hinojosa o polemistas fogosos como José Ángel Conchello o virtuosos de la doctrina
como los Gómez Morín y los González Luna
o el padre biológico del presidente, don Luis
Calderón, o el padre político del Presidente, el unánimemente admirado Carlos Castillo Peraza. Ésos eran gigantes. Los que, estoy seguro, se avergonzarían nomás de ver que ahora la lucha en
su partido no es por los ideales que ellos
promulgaron, ni por los principios, valores
y doctrina en los que abrevaron y luego
propagaron fervorosamente; nada, hoy de
lo que se trata es de presupuestos y privilegios derivados del uso abusivo del poder.
Pero, en fin, no se trata de dar lecciones
moralinas. Nada más recordarles que hubo
otros que ellos no podrán ser. hijo mío”, le respondí al niño
tras la enésima solicitud para
tener un teléfono celular. Sus
pataleos amenazaron sacar
petróleo de la sala y el rostro bien
podía competir con Freddy Krueger,
con máscara o sin ella.
Es que no me lo van a creer,
pero tiene apenas ocho años y quiere llevar un celular a la escuela.
¿Para qué? Ande usted a saber, pero
su mejor argumento es que la mayoría de sus compañeros tienen uno,
el cual, dice este chiquillo, lo usan
en la entrada a la escuela, el recreo
y a la salida.
No podía adivinar con
quién hablaría tanto un alumno
de primaria. “¡Ay, mamá, a poco
no vas a saber, pues con sus papás!
Así me dijo este ser irreverente y
yo me quedé con más dudas que
antes; asumía que los padres hablamos con los hijos en vivo y en
directo.
No hubo forma de convencerme, sigo negándome a que este
chamaco de tercer año lleve un celular a la escuela, por razones contundentes: No lo necesita. Sí, señor,
fue sólo una, pero ahí van englobadas todas, empezando porque no
requiere llamarme para decir si un
hombre del transporte escolar esta
vez sí los llevó a todos a la escuela
correcta porque yo lo llevo; tampoco es menester me confirme su llegada a tiempo, pues me aseguro de
ello; no necesita ayuda para elegir
Nachos o Tostitos en recreo, porque
lleva comida de casa, y a la salida
me contará en persona los intríngulis de la jornada.
Ser el raro sin celular lo ha
librado de robos, agresiones, videos
indiscretos, llamadas peligrosas,
chantajes, y espero que el tiempo le
haga entender que el motivo final de
la restricción se debe al amor, aunque disfrazado de castigo.
No soy su fan, pero el otro día
Daniel Bisogno dijo, respecto de
un joven quinceañero gravemente
accidentado al conducir una veloz
motocicleta, “Mejor cómprenle una
pistola, eso sería el equivalente de
dar semejante regalo a un adolescente”. Hay mucha razón en el sarcasmo, porque el hecho de que haya
padres que puedan comprar hasta
un avión a un jovenzuelo, no implica que éste sepa hacer algo bueno
con él.
Yo lo sé de cierto: Para ser padres presenciales se requiere de mucho tiempo y trabajo, por eso la decisión de si nuestros hijos van a ir en
transporte escolar, comer fritangas
en el recreo y volver con el vecino a
casa, es asunto que se decide antes
de procrear a ningún ser.
@RicardoRocha_Mx ddn_rocha@hotmail.com
dreyesvaldes@hotmail.com
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