Baldomero Jiménez Duque MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios SEGUNDA EDICIÓN Autor Baldomero Jiménez Duque Colaborador Mariano Mainar Elpuente Vicepostulador de la Causa de Canonización Diseño Gráfico José María Soria Fotografía de portada Cuadro de Madre Genoveva Pintado por D. Carlos Pérez Herce Edita Casa Generalicia Religiosas Angélicas Plaza del Pilar, 22 50003 Zaragoza Imprime Cometa, S.A. Ctra. Castellón, Km. 3,400 50013 Zaragoza Depósito Legal Z-744-03 Impreso en España Zaragoza 2003 Agradecimiento A todas las personas que han hecho posible la reedición de este folleto Índice A manera de prólogo ________________________________________________________________ 7 MADRE GENOVEVA, un testigo impresionante de Dios ______________________________________________________ 11 ________________________________________________________________________________ 13 Admirado hasta el asombro Marco cronológico ________________________________________________________________________ 17 ____________________________________________________________________________ 21 __________________________________________________________________________________________________ 24 «Un gigante de mujer» Plenitud de virtudes Su doctrina Ahondando en su alma __________________________________________________________________ 27 Su vida íntima y silenciosa ________________________________________________________ 31 Fenómenos extraordinarios ________________________________________________________ 34 ________________________________________________________________ 39 La Eucaristía y la Iglesia DON BALDOMERO JIMÉNEZ DUQUE, antiguo Rector del Seminario de Ávila, es una de las figuras actuales de mayor prestigio en temas ascéticos, místicos, sacerdotales, de vida religiosa, etc. Sus libros, artículos, conferencias, le acreditan como una autoridad del máximo renombre, no sólo en España, sino más allá de nuestras fronteras. A ruegos de la Postulación de la Causa de Canonización de la Madre Genoveva Torres Morales, ha escrito este trabajo, que constituye una acabada y preciosa síntesis de la espiritualidad de aquella mujer gigante, de la que don Baldomero dice haber «quedado admirado hasta el asombro». Las citas que D. Baldomero Jiménez Duque señala en este estudio, corresponden al libro titulado «Escritos personales», que contiene una relación autobiográfica de la Madre Genoveva, sus apuntes espirituales y cartas, seleccionadas y anotadas por el Padre Bernardino Llorca (Barcelona, 1973). A manera de prólogo TODO parece providencial. Y lo es. Al recibirlo, el júbilo se desbordó por todas las Casas de la Congregación. Principalmente, y es lógico, en la Casa Generalicia de Zaragoza, donde vivía Madre Genoveva el crepúsculo de su vida. Tenía ochenta y tres años cumplidos. Ya no era la figura erguida que la cisterciense Sor Isabel Guerra nos dejó reflejada con sus prodigiosos pinceles, aunque con el apoyo visible de sus muletas y el invisible de la reciedumbre de su fe. Era entonces Genoveva tal como nos la ha pintado maravillosamente el artista Pérez-Herce en su más reciente cuadro, cruzando sus manos mansamente y sentada en el sillón de ruedas, recostadas ya las muletas en la desnuda pared del aposento. La Fundadora cantaba en su corazón el bíblico «Nunc dimittis» del viejo Simeón: «Ahora, Señor, ya puedes dejar a tu sierva irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador...» Religiosas Angélicas 7 A manera de PRÓLOGO El 25 de marzo de 1953 llegaba desde Roma a Zaragoza un precioso documento, como un rasgo de amor de la Iglesia y del Papa, a Madre Genoveva Torres Morales: el «Decretum laudis», o aprobación pontificia de la Congregación de las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Santos Ángeles. Era el sello de mayoría de edad. Una recomendación, la más eficaz, para que el esfuerzo de la Fundadora se consolidara y extendiera por el mundo entero. MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque MURIÓ la Madre en el comienzo de 1956. Pasaron los años y, en 1975, se abrió su Proceso de Canonización. Fue clausurado en su primera fase el 3 de abril de 1978. El 25 de marzo se celebraban las Bodas de Plata del «Decretum laudis». Quedó oscurecida la conmemoración por coincidir la fecha con un Viernes Santo. Además las Angélicas andaban afanosas ante el laborioso final del Proceso. De hecho, el 29 de abril de aquel año llegaba a Roma y era presentado en la Congregación de los Santos. Parecía como si aquella pobre mujer inválida, ya en el cielo, correspondía a la gracia que veinticinco años antes le venía desde la Ciudad Eterna. Ella, que nunca en su vida pudo contemplar el cupulone vaticano, ni se pudo inclinar ante la blanca figura del Papa, emprendía un viaje a Roma para corresponder con otro «decreto de alabanza», de mayoría de edad, el de su propia vida testimoniada en el riguroso Proceso de sus virtudes y en el mensaje rebosante de espiritualidad de su cartas y escritos. Las Bodas de Plata, aquel año, se celebraron con retraso, los días 16 al 18 de diciembre. Y con este motivo se distribuyó un folleto titulado «Un testigo impresionante de Dios», que es el que ahora tienes en tus manos. 8 ERA Don Baldomero Jiménez Duque el autor del referido folleto. Se lo habíamos solicitado repetidas veces; él mismo confiesa que hacía años había hojeado, por encima, la clásica biografía del Padre Bernardino Llorca, mi maestro salmanticense en Historia Eclesiástica, y el tomo de escritos seleccionados por el mismo historiador jesuita en 1973. Lo confiesa Don Baldomero: «no dí importancia... una vida más... sin relieve ni garra...» Pero aproveché traer a Don Baldomero a la zaragozana Basílica Parroquia de Santa Engracia para dirigir unos Ejercicios Cuaresmales. Quise que se hospedara en la residencia de las Angélicas, junto al sepulcro de la Madre. Y Don Baldomero «se convirtió». Quedó admirado. «Me sentí dulcemente obligado —escribe— porque es de gloria de Dios pregonar sus maravillas». No es necesario descubrir quién es Don Baldomero, ahora aureolado por una ancianidad cargada de méritos. La prestigiosa figura del antiguo Rector del seminario de Ávila se acredita con los centenares de libros, artículos, estudios sobre temas ascéticos, místicos, sacerdotales, de vida religiosa. Será punto de referencia durante mucho tiempo para cualquier estudioso de la espiritualidad. AQUEL folleto, humildísimo en su presentación, salido de los talleres tipográficos de «El Noticiero» de Zaragoza, fue la primera publicación de otras muchas más que han ido apareciendo sobre todo en torno a la Beatificación de la Madre Genoveva. Tales las biografías de José María Javierre, Francisco Martín Hernández, Eduardo Gil de Muro. Y el profundo estudio de espiritualidad de Genoveva que nos brindó Javier Sesé Alegre. Y libros al alcance del gran público, con pensamientos espirituales de la Beata. Páginas poéticas del Padre Ramón Cué. Trabajos de investigación sobre diversos aspectos del Carisma de las Angélicas... El Boletín informativo «Ángel de la Soledad» ha ido recogiendo en sus casi cien números amplias referencias e interesantes artículos. Justo es reconocer que, dentro de esta atmósfera jubilosa, el impulso definitivo nos lo ha proporcionado el deseo del Sr. Obispo de SegorbeCastellón, Monseñor Juan Antonio Reig, que ha dispuesto obsequiar a sus sacerdotes con un ejemplar del mismo al término de la Misa Crismal en la próxima Semana Santa. Prueba inequívoca del entusiasmo que no sólo en Zaragoza, sino en tierras valencianas y en la geografía eclesiástica de España, ha suscitado la glorificación de Madre Genoveva Torres Morales. Sus hijas, las Angélicas, no regatean jamás esfuerzos por corresponder a tal interés. A ellas, a las Religiosas Angélicas, debéis agradecer este gesto. Como yo lo hago desde aquí, una vez más, a nuestro querido Don Baldomero. Zaragoza, 25 de marzo de 2003 Mariano Mainar Elpuente Vicepostulador Religiosas Angélicas 9 A manera de PRÓLOGO Pero el folleto de Don Baldomero, agotado, sigue siendo solicitado continuamente por muchos. Creemos que ha llegado el momento de reeditarlo. Estamos en las Bodas de Oro del «Decretum Laudis» y en vísperas de la canonización, ya fijada para el 4 de mayo en Madrid, como todos conocen, rodeada esta fecha de una atmósfera de entusiasmo por la venida del Papa a España y por la cosecha espléndida de cinco nuevos santos españoles: el Padre Pedro Poveda, el Padre José María Rubio, nuestra Madre Genoveva, Sor Ángela de la Cruz, la Madre Maravillas. Baldomero Jiménez Duque [2] MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios [1] [3] 10 [1] Detalle del cuadro de la Madre Genoveva pintado por D. Carlos Pérez Herce. ‘‘ [2] Carta y pluma de la Madre Genoveva. [3] Libro «Ángel de la Soledad», escrito por el Padre B. Llorca, S. J. Ahora escribo, no sólo porque me lo han [4] Sepulcro y reliquia de la Madre Genoveva. rogado, sino porque me siento dulcemente obligado a hacerlo, porque me gusta, porque es de gloria de Dios pregonar [4] sus maravillas…” MADRE GENOVEVA, un testigo impresionante de Dios Admirado hasta el asombro Un breve trabajo que no pretende más que llamar una vez más la atención sobre esta mujer extraordinaria y sobre su mensaje de amor. Mis fuentes son limitadas: los documentos contenidos en esos dos libros. Un estudio en profundidad exigiría conocer todas las cartas de la Madre, y las dirigidas a ella por sus directores espirituales, y la mina de datos sobre la misma que guarda, secretamente ahora, el proceso, ya concluso en su fase informativa, en orden a su beatificación. Religiosas Angélicas 11 Admirado hasta el ASOMBRO MEA culpa… Yo confieso que cuando hace años hojeé, por encima, la biografía de Madre Genoveva, publicada por el Padre Bernardino Llorca, S. J. (Zaragoza, 1970), y el tomo de escritos de la Madre, preparados también por él (Barcelona, 1973)..., yo confieso que no le di importancia: una vida más, sin especial relieve, sin garra… Se me pidió entonces escribir algo sobre ella, me disculpé discretamente. Mea culpa… Cuando hace poco visité de nuevo su sepulcro en Zaragoza me sentí inclinado a responder a lo que me habían pedido, y he leído despacio los dos libros aludidos, y he quedado admirado hasta el asombro. Madre Genoveva es un testigo impresionante de Dios. Ahora escribo, no sólo porque me lo han rogado, sino porque me siento dulcemente obligado a hacerlo, porque me gusta, porque es de gloria de Dios pregonar sus maravillas… Baldomero Jiménez Duque MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios [3] [1] [2] [1] Naranjos del pueblo de Almenara. [2] Casa natal de la Madre Genoveva en Almenara. [3] Cama donde se le amputó la pierna. [4] Niños jugando en la «Casa de la Misericordia». [5] Madre Genoveva. [6] Primer grupo de señoras. [4] 12 ‘‘ Salida de las clases más humildes de la sociedad; pobre y sin medio alguno de [5] fortuna; mutilada en los miembros más precisos para la vida activa, e inutilizada, por tanto, para [6] el trabajo…” Marco cronológico ELLA misma nos introducirá en el conocimiento de su propia vida: (Circular, abril, 1922, pág. 186. Esta manera de citar se refiere siempre al volumen indicado de sus escritos). Esta visión humildísima y realísima de sí tuvo ella siempre. Religiosas Angélicas 13 Marco CRONOLÓGICO «Salida de las clases más humildes de la sociedad; pobre y sin medio alguno de fortuna; desprovista de toda formación literaria e intelectual; privada de otras cualidades que nacen del talento y del conocimiento del mundo; mutilada en los miembros más precisos para la vida activa, e inutilizada, por tanto, para el trabajo; agobiada con graves enfermedades y flaca siempre de salud; sin más recursos que nuestra pobre voluntad, no siempre dócil (lo confesamos para nuestra confusión), sino muchas veces rebelde a las inspiraciones divinas, acometimos la empresa de fundar la Sociedad Angélica del Sagrado Corazón para señoras retiradas, previo consejo y aprobación de algunos Ministros del Señor, del clero secular y regular, que suavemente nos impelieron acometer esta empresa, y entre los cuales recordamos siempre con especial gratitud al R. P. Martín Sánchez, de la Compañía de Jesús». MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque 14 José Torres y Vicenta Morales fueron sus padres, pobres labriegos de la villa de Almenara (Castellón). Tuvieron seis hijos, la última Genoveva. Ésta nació el 3 de enero de 1870. Al año siguiente murió su padre. Y la madre cuando la pequeña tenía ocho años, quedando ella sola y su hermano mayor José que hizo con ella veces de padre. Un padre cariñoso, pero duro. Ella desde sus ocho años tuvo que ser «ama de casa», ayudada por él, como podía. Pobreza, trabajo, sacrificios…, las tareas de casa, y encima obrera en almacenes naranjeros para poder aportar un tenue jornal. Más aún durante el poco tiempo que hubo de convivir con su primera cuñada, que la trató inconsideradamente. La salud de la pobre criatura se derrumbó como consecuencia de tantas privaciones y debilidades, y un tumor en la pierna izquierda obligó a amputársela. Era el año de 1882. La operación se hizo allí mismo, en el pueblo, con los medios de entonces. El horror de la misma y el de las curas de los meses siguientes, el peligro de muerte, etc., no es necesario ni indicarlo siquiera. Cojita para siempre, con sus muletas inseparables para toda la vida. Así siguió, como pudo, atendiendo a su hermano, prematuramente viudo. Luego del segundo matrimonio del mismo, y seriamente enferma de nuevo, la pobre huérfana, fue llevada, año 1885, a la Casa de Misericordia de Valencia, donde vivirá hasta 1894. Allí madura su personalidad. Allí encuentra los primeros directores para su espíritu. Allí trabaja, sobre todo bordando, con manos primorosas para ello. 1894 señala una fecha. Genoveva se unía a otras dos mujeres: Isabel y Amparo para, juntas, vivir y trabajar, y, según los deseos de Genoveva, establecer la adoración nocturna del Santísimo Sacramento. Al mismo tiempo empezaron a tener algunas señoras o señoritas en hospedaje. De esto y de su trabajo vivían. Los PP. Jesuitas: C. Ferrís, A. Gacío, J. M. Solá, M. Sánchez..., con quienes se fueron aconsejando y dirigiendo, les ayudaron a lo largo de este tiempo. Tiempo que dura hasta 1911. ¿Qué querían...? Nadie lo sabía exactamente. Lo sabía Dios. En 1911 se perfila aquella incipiente Pía Unión: Crear una residencia para señoras, que viven solas, que no se pueden atender ni ser atendidas debidamente, pero a las cuales resulta difícil la estancia en un «asilo», ya que tienen algunas posibilidades económicas, y una condición social que sicológicamente les presiona. Abrir casas hogares a propósito para estas personas, pensionistas, empleadas, modestas propietarias… Don José Barbarrós, chantre de Valencia, y el P. Martín Sánchez, fueron los inspiradores y promotores; más el segundo, con quien se dirigía Genoveva. Esta queda al frente de la obra, y será en realidad la fundadora. Enseguida subrayaremos en qué circunstancias. Entre tanto se ha ido perfilando el Instituto, que entonces se llamó: Sociedad Angélica del Sagrado Corazón (luego definitivamente: Congregación de Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Santos Ángeles. Vulgarmente siempre: Religiosas Angélicas). Primero una sencilla Pía Unión, con Estatutos y Reglamentos provisionales. Luego con Constituciones más en forma. Hasta que en 1925 queda erigido oficial y definitivamente el Instituto de derecho diocesano, para pasar a serlo de derecho pontificio por el Decretum laudis de 1953. 15 Todo esto es una enumeración fría de fundaciones y acontecimientos. Pero cada fundación supuso varias traslaciones de casas, en medio de dificultades inmensas, de personal, de dinero, de adversidades innumerables. Piénsese en los años de inquietudes constantes. Luego la guerra del 36 al 39: únicamente la casa de Zaragoza, donde estaba providencialmente la Madre, quedó en zona nacional. Después de la guerra hubo prácticamente que reconstruirlo todo. Marco CRONOLÓGICO 1911 Valencia, 1912 Zaragoza, que será pronto el epicentro de la obra. Allí se instala el incipiente noviciado. Madrid en 1914. Bilbao 1916. Barcelona 1925. Santander 1934. Pamplona 1950. En 1939 se hace cargo de la Hospedería del Pilar, que será a la vez Casa Generalicia, Noviciado y Residencia de señoras. También en 1950 se encarga de la asistencia del Colegio de San Pablo en Madrid. (Otras fundaciones se intentaron, como Sevilla, con viajes fatigantes para la pobre Madre). Finalmente, anotemos que en el capítulo de la Congregación de 1954 Madre Genoveva, ya muy anciana y enferma, sin oído también, quedó exonerada del cargo de Madre General, que desde el comienzo de la obra llevó sobre sí. Casi dos años le quedaron aún para consumar silenciosamente su vida santa y crucificada. Moría dulcemente el 5 de enero de 1956, en Zaragoza, junto al Pilar de la Virgen, en olor intenso de santidad. Este es el marco cronológico y éstos son los datos generales de la vida de esta mujer. Intentemos ahora acercarnos a su alma, y valorar su misión. Religiosas Angélicas Baldomero Jiménez Duque MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios [1] [2] [4] [3] [1] Madre Genoveva. [2] Sala de estudio de la «Casa de la Misericordia». [3] Bordado de la Madre. 16 [4] Imagen de la Virgen que le acompañaba siempre en sus viajes. [5] Habitación de la Madre Genoveva en Zaragoza. [6] La Madre Genoveva junto a sus primeras compañeras. [5] ‘‘ Ir y venir sin parar con sus muletas, con sus penas, con sus enfermedades, con su amor inagotable... Fundando, atendiendo a las señoras, buscando los medios para [6] sostener las casas,…” «Un gigante de mujer» Una familia muy pobre, campesina. Prácticamente sola desde niña. Ella misma anotaba en sus apuntes espirituales de 1943, aludiendo a sus años de niña: «Tengo muchos años. He vivido siempre sin cariño de nadie. Ni mis familiares. Eran lejanos. Sólo un hermano, y por algunos años, y ¿qué era aquel servicio, que prestaba yo a mi hermano en tan corta edad? ¡Cuánto bien me hizo su rigidez y exigencias suyas!» . (Apuntes, 18-1-1943). Fue a la escuela, una escuela rural de entonces. Allí aprendió malamente el castellano (su lengua familiar era el valenciano). Su escritura material y formalmente es un verdadero desastre, toda su vida. Ni puntos Religiosas Angélicas 17 «Un gigante de MUJER» EN verdad, Dios quiso servirse de esta mujer para manifestar una vez más su amor y su poder a través de instrumentos pobres y limitados. Ciertamente estuvo dotada de talento natural, de sentido común, de intuición y tacto sicológicos para tratar a los demás, de gran arte para la administración doméstica, de habilidades prácticas (bordado, etc.). También de una voluntad fuerte y perseverante. Pero su formación bajo todos los aspectos fue deficientísima. Ya nos indicaba ella antes las circunstancias en que tuvieron que desplegarse su infancia y su juventud. MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque 18 ni comas... ¡Qué sintaxis! ¡Qué redacción…! Ella misma lo reconoce repetidas veces en sus cartas al P. Sánchez, que encontraba dificultad en entenderla: por ejemplo, cartas 28,308; 34,315; 35,316; cfr. también 29,309; 358,721... Ha sido por medio de sus lecturas espirituales, como ella se ha ido formando en la Casa de Misericordia y después. Gracias a su buen talento y a las gracias divinas ha podido asimilar una sólida y exacta doctrina espiritual, sencilla por supuesto y sin adornos humanos, pero que supo después enseñar con claridad a sus hijas. Su imaginación viva le ayuda a ilustrar con comparaciones a propósito, tomadas de la vida, lo que les va diciendo. Luego pensemos en su defecto físico. Fue una pobre impedida. Además siempre enferma. Las cartas aluden sin cesar a dolores, a heridas, a días de cama... Varias veces, como era de esperar, tuvo caídas serias. Una de ellas (Valencia, 1913) fue causa de que tuvieran que operarla del pecho, sin anestesia por no consentirlo su averiado corazón. Así siempre. Pues así, esta mujer, desde 1911 hasta sus años últimos, ha viajado sin parar, en aquellos trenes y en aquellos coches de principios de siglo, muchas veces sola, valiéndose como podía, entre molestias incontables. Virtuosa sí. Mucho. Enseguida lo veremos. Pero, humanamente hablando, sin preparación para poder realizar la obra que, sin embargo, llevó a cabo. Una obra que Dios quiso, y que fue poco a poco Él mismo descubriendo a su instrumento, el cual dócilmente se dejó llevar de esas manos divinas que suavemente la empujaban. Pero lo asombroso en el caso de Madre Genoveva es que, no sólo tuvo que partir desde cero, para ir realizando esa obra que Dios iba trazando y exigiendo, sino que tuvo que partir desde todas las dificultades imaginables, desde el fracaso inicial, por falta de todos los medios y por estorbo magnífico de las personas que estuvieron a su lado. La Madre nos ha dejado una relación espontánea y sincera, viva y palpitante de aquellos primeros años (en Escritos, pág. 5-50). Es algo impresionante. La Isabel Fuster y la Amparo Rives eran dos «casos», sencillamente dos anormales. Las tragedias y los sainetes que organizaron son para… reír ahora, pero a Genoveva le hicieron llorar mucho. Algo incomprensible casi. Alguien le pudo decir: «Pero, ¿qué quiere usted hacer con estas dos cabecitas?» Pero fue inevitable hasta muy adelante que estuviesen junto a ella para hacerla sufrir. Pero no fueron ellas solas; es que casi todas las que se fueron agregando a la fundadora en aquellos años primeros fueron personas sin formación y hasta sin cualidades. Buenas mujeres, dirigidas muchas de los jesuitas, que las iban enviando. Aquellos benditos Padres las conocían seguramente a través de sus buenos deseos de ellas, pero fácilmente poco en su realidad humana femenina, compleja y deficiente. Ir y venir sin parar con sus muletas, con sus penas, con sus enfermedades, con su amor inagotable... Fundando, atendiendo a las señoras, buscando los medios para sostener las casas, formando como puede ¡y se dejan!, a las primeras angélicas… Es algo sorprendente, y ello nos dice ya lo que podríamos calificar de virtud específica y singular de Madre Genoveva: su heroica fortaleza sobrenatural. Ella misma ha llegado a escribir que para llevar adelante la Obra en aquellas circunstancias era preciso que Dios mandase «un gigante de mujer con corazón de hombre» (Carta 114, 434). Sin darse cuenta se definía a sí misma. Religiosas Angélicas 19 «Un gigante de MUJER» Aquello resultó sobrehumano para la pobre Madre Genoveva. Durante diez y más años se encuentra sola, desayudada, comprometida sin cesar por los desaciertos de unas y otras, teniendo que ir de un sitio para otro para rehacer lo que incesantemente deshacían las demás. Valencia, Zaragoza, Madrid, etc. Esto continuamente. Y en sus condiciones físicas, no lo olvidemos, materialmente arrastrándose, agobiada, con disgustos innumerables, con problemas económicos y de toda clase que resolver y superar, etc. ¡Son tantas las penas!, declarará frecuentemente en sus cartas. El mismo P. Sánchez, en quien ella ponía la máxima confianza, la hace sufrir a veces, pues él también tiene su manera de ser, y no se da cuenta desde fuera en ocasiones de los asuntos y de sus planteamientos… ¿Cómo no se hundió el incipiente Instituto, cómo salió adelante...? Evidentemente porque era obra de Dios, y Él hizo el milagro de salvarlo, sirviéndose para ello de Genoveva, que humanamente sola contra todos, pudo con todos, porque detrás de ella estaba Dios. MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque [1] [2] [3] [4] [5] 20 [1] Medalla del Sagrado Corazón de Jesús. [2] Imagen del Corazón de Jesús. [3] La Madre Genoveva en oración. [4] Rosario y libreta de apuntes personales. [5] Instrumentos de penitencia. [6] Mesa del despacho de la Madre donde siempre se encontraría el libro de Santa Teresa de Jesús. ‘‘ Humildad Obediencia Paciencia Pobreza [6] Caridad” Plenitud de virtudes FORTALEZA sobrenatural que ha florecido en una plenitud de virtudes, como no podía ser de otra manera. Señalemos las más importantes. Hay que añadir luego el concepto de pobre pecadora que tiene de sí misma: «Soy tan mala…» (Muchas veces). Por eso quiere poner el nido de su nada y de su vileza a los pies de la cruz para vivir allí escondida: es un bello pensamiento que le gusta recordar. Bien es verdad que alguna vez se aclara cuando nos dice: «Mis pecados fueron cometidos por ignorancia» (Apuntes, 162). Religiosas Angélicas 21 Plenitud de VIRTUDES Y en primer lugar la humildad. Ella ha tenido siempre conciencia vivísima de su pobreza, de sus limitaciones, de su aparente incapacidad. Habría que citar docenas de frases de sus escritos en que lo repite sin cesar. Yo no sirvo... La nada que soy... Ella es como una hormiguita, nada más... Es falta de preparación... Está confundida de que Dios quiera servirse de ella (Carta 43,327)… Hay que buscar alguien que lleve la obra… Todas estas frases o parecidas se multiplican en sus notas y cartas. MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque Pero a la luz deslumbrante de su vida en Cristo, aquellas sombras la persiguen sin robarle la paz. Porque el equilibrio de su espíritu es siempre admirable. Y su afán de verdad algo fundamental en su sicología y en su vida toda: «No sé mentir ni disimular ni fingir» (Apuntes, 159) «Nada de doblez ni política» (Carta 180,524) «La realidad es lo hermoso» (Carta 138,464) «Nuestro corazón disfruta sólo con la verdad» (Carta 180,524) Sufre por las insinceridades de los demás... Y ante algunas acusaciones que se le hacen, podrá decir llanamente: mi intención fue recta... Quiere decir que su humildad es de buena ley, auténtica. 22 Sus enseñanzas a sus hijas sobre ésta, como acerca de las demás virtudes, son el eco de lo que ella vivía: véase por ejemplo la carta 193,542, y las circulares 16 y 18 a sus religiosas. Una humildad sobrenatural que la lleva por eso mismo a la confianza en el Señor. En más de una carta se le escapan exclamaciones como ésta: «¿Qué será de mí, Padre mío, que será de mí?…». Pero ella, sola y sin apoyos humanos, más bien al contrario, sabe dónde está su amparo: «Sólo la confianza que tengo en mi Jesús me anima» (Carta 49,340). Y muchas veces repetirá el «nada te turbe» de Santa Teresa, que el P. Magín Ginesta, S. J., le recomendó en cierta ocasión que meditase. Se comprende también que en parte por ocultarse, por humildad, en parte por ansia de recogimiento y oración, y en parte por un poco también de evasión ante tanta dificultad y compromiso..., estuviese deseosa de soledad. ¡Cuántas veces en sus cartas al P. Sánchez expresa sus ganas de retiro, de volver a encerrarse en su Casa de Misericordia, donde vivió asilada! Y también por esa visión humilde de su vida se explica, en gran parte al menos, su afán de penitencias. En las cartas a sus directores siempre anda forcejeando a que la dejen más, encima de sus enfermedades continuas, de sus dificultades para moverse, de su trabajo abrumador e incesante. Y junto a estas virtudes de humildad y obediencia pónganse todas las demás virtudes morales y teologales. La paciencia que comportaba su heroica fortaleza. Su pobreza: los recuerdos de la Madre que se exhiben en el encantador museo de la Casa Madre en Zaragoza son bien elocuentes. Pobre desde su infancia, pobre asilada, pobres los comienzos de sus casas hasta no más, pobreza después para la construcción de las nuevas… Una pobreza que se envolvía en providencias de Dios, casi milagrosas muchas veces. Los últimos años debió desenvolverse su obra ya en mejores condiciones económicas. Pero ella siguió viviendo en su sencillez y pobreza de siempre hasta morir. No hace falta aludir a su fe y a su esperanza. Ya se comprende y ya se ha dicho algo. Ni es necesario añadir que el secreto de su vida fue la caridad, el amor de Jesucristo y a Jesucristo, a su Corazón, a la Eucaristía… Esto nos lleva a hablar de su vida interior. Religiosas Angélicas 23 Plenitud de VIRTUDES La humildad se hermana con la virtud de la obediencia. No puede ser de otro modo. Madre Genoveva la ha vivido con toda la fuerza de su espiritualidad netamente ignaciana, dato que enseguida subrayaremos. Su correspondencia es en esto elocuente también. Cuenta siempre con sus directores para todo, sobre todo en los comienzos de su obra, cuando todo lo hay que improvisar. En sus apuntes de Ejercicios siempre insiste en este punto. Véase, por ejemplo, la carta 141,468. Es verdad que alguna vez hubo alguna ininteligencia con el P. Sánchez (Cartas 140,466; 146,474-75; 181,525; 189,537). Pero ella en definitiva está dispuesta a hacer lo que aquel decida. Si discute un poco, si consulta a un tercero (P. Ginesta) en alguna ocasión, no es por indisciplina, sino por sentido de responsabilidad, de obediencia bien entendida, de caridad en última instancia. MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque 24 Su doctrina LO primero que hay que advertir, al querer acercarnos al secreto de su alma, es que su espiritualidad se basa toda ella en una recia y sólida ascética de cuño ignaciano. Esto es evidente, y lo que llevamos dicho ya lo prueba. No perdamos de vista que su formación y su dirección espirituales las recibió siempre de los Padres Jesuitas. Dios hizo que se encontrase con figuras tan notables como el P. Carlos Ferrís, el fundador de la leprosería de Fontilles; el P. Martín Sánchez que es el que hasta su muerte en 1918 más influyó en su vida y en su empresa de apostolado; luego, hasta 1920, en que muere, aunque ya de antes se aconsejaba mucho con él, el P. Magín Ginesta, santo varón, a quien ella estimaba extraordinariamente; el célebre P. Solá, el P. Guim y otros; finalmente en sus años ya maduros y dorados de Zaragoza el P. Celestino Moner. Por eso no hay que extrañarse de su jesuitismo, de su amor a «nuestro padre San Ignacio», de que los jesuitas encontrasen durante la república y la guerra un hogar donde refugiarse en las casas de las Angélicas, ni de que, como antes decía, la espiritualidad de Madre Genoveva sea la que fue. Los Ejercicios anuales están siempre dirigidos por los Padres Jesuitas, según el método riguroso de San Ignacio: los apuntes de la Madre dan fe de ello. Sus maneras de oración, del examen de la misma (págs. 66 y 67, por ejemplo), todo es ignaciano. Entre las pocas lecturas que recomienda en sus cartas varias veces se encuentra el clásico Ejercicio de perfección y virtudes cristianas del P. A. Rodríguez, S. J., etc. Sobre este cimiento magnífico se levantó el edificio de su vida espiritual. Todo esto supuesto, intentemos asomarnos a su vida interior, a esa vida de personal intimidad con el Señor, que ella abundosamente ha cultivado y ha vivido. Recurramos para ello a sus escritos confidenciales. Religiosas Angélicas 25 Su DOCTRINA Y ésta fue su doctrina. La que ella constantemente enseñó a sus hijas. La que su buen sentido de campesina valenciana y de cristiana evangélica le hizo siempre valorar. En ella formó a sus colaboradoras y a sus novicias. Nada nuevo. Pero siempre válido e indispensable. Con ella fue formando auténticas y abnegadas religiosas. Tuvo para ello instinto natural y carisma sobrenatural espléndidos. Ella, la aldeana sin cultura ni formación humana… Pero por lo mismo no nos llame la atención que su doctrina no tenga nada de original. Es la tradicional, expuesta con exactitud y seguridad. Sin garra especial de escritora, sin adornos literarios, sin descubrimientos ni pensamientos nuevos. Por eso apenas he utilizado en este trabajo sus cartas circulares, porque, sin dejar de ser bellas y de tener ese calor comunicativo que da la convicción y el deseo de quien las escribe, son de una extremada y repetida sencillez doctrinal. Documentos, sin embargo, particularmente preciosos para sus hijas, ya que les confían los sentimientos de su Madre, lo que ella quería y esperaba de ellas, para vivir el ideal religioso que su vocación y misión llevaba consigo. MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque [1] [2] [3] [1] Crucifijo de la Madre Genoveva. [2] En este Oratorio emitieron su Profesión Perpetua Genoveva y sus primeras compañeras el 18 de diciembre de 1926. [3] Obras Completas de Sta. Teresa de Jesús. 26 [4] Manuscrito de la Madre en el que nos dice: «¿Qué cosa es orar?» [5] Madre Genoveva al cumplir 80 años. [4] ‘‘ Mi alma, gracias a Dios, está tranquila con una paz que inunda mi alma de gozo. Sólo Dios puede derramar sus luces y apagar las zozobras y turbaciones que los hombres procuran [5] sembrar…” Ahondando en su alma UNOS pocos textos significativos nos revelan su alma deseosa y entregada: (Carta 13,283) Religiosas Angélicas 27 Ahondando en su ALMA «Hay mucho que sufrir; pero por la misericordia de Dios no me falta ánimo. Sólo los deseos me desgarran el corazón y es un día, que me devoran las ansias de ver a mi Dios, que el mundo me parece un granito de arena. Otras veces me parece que me atan con cadenas y me viene un pesar, que no hago más que reprimir mis lágrimas. Nada me satisface. Sólo el estar con Dios. ¡Pienso que vendrá conmigo y esto me lleva fuera de mí! ¡Ay, Padre; qué gloria será! Mucho me ata Ud. con las penitencias; pero Dios me satisface mandándome otras cosas. Yo pienso que el que no sufre es un desgraciado. El pecho lo tengo, pero muy mal; la sangre es seguida y la llaga es grande. Pienso que eso será mi fin y siento una alegría, pensar que pronto será mi fin, que tengo miedo esta alegría sin causa debe ofender a Dios, que es el mayor mal; el mal del pecho me causó mucho dolor y no sé qué es esto, que es mayor del jueves al viernes». MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque 28 «¿No le parece, Padre, que el buen Jesús mira su Obra con una predilección grande? Muchas veces rasgaría todo mi cuerpo para poder demostrarle mi agradecimiento; pero es poca cosa. Dios no me los quiere. Se conoce que no me quiere muerta por su Obra. Sino viva para que sea víctima viva por su Obra. Así me lo dijo el buen Jesús. Hay veces que, cogida a Jesús, nada temo y me parece que el miedo es un grano de arena, que lo piso con toda facilidad. Pero cuando Jesús me deja sola, ese mismo grano de arena me aplasta y ahí viene Jeremías. Pero ¡qué abatimiento siento! Son dolores del espíritu, tan fuertes, que me desgarran el alma. ¡Qué pocas fuerzas tiene la víctima, si le faltara la voluntad, que es la única que queda sana! Muerta y de ningún alivio sería para Jesús mi ofrecimiento. Sólo el amor es el que empuja para obrar. Y, como la compasión de Jesús es grande, no tarda en animarla tanto a ella, y como sólo Él tiene palabras de vida eterna, Él sólo satisface». (Carta 90,401). «Quiere el Señor almas grandes, y no lo son las que guardan alguna partecita de su propio corazón. Entonces somos aves de rapiña. No acepta el Señor la ofrenda de un corazón partido ni puede decirse que ama el que teme dar aquello, que el Señor quiera pedirle. Conviene, pues, desterrar de sí todas las pequeñeces mujeriles, todas las reflexiones del amor propio, todas las sensibilidades y repugnancias, que son defectos de almas cobardes y no plenamente entregadas al amor de Jesús». (Carta 191,541). «Mi alma, gracias a Dios, está tranquila con una paz que inunda mi alma de gozo. Sólo Dios puede derramar sus luces y apagar las zozobras y turbaciones que los hombres procuran sembrar en corazones acostumbrados a fiar de Él y vivir de pureza de intención, y como me había olvidado de las letrillas de la gran santa castellana “Nada te turbe..., sólo Dios basta”, me hallaba sin agua. ¡Bendito sea Dios y qué miserias tan grandes! No soy más que un granito de arena, que se pierde en la inmensidad del mar del Corazón de Jesús; pero es Él grande para quien le busca a Él solo». (Carta 202,554). (Carta 255,612-13). (Como se habrá observado por este último documento, no le falta espontánea elocuencia, y se puede sospechar que, de haber recibido más cultura, hubiera escrito con gracia y con estilo.) Religiosas Angélicas 29 Ahondando en su ALMA «¿Qué no vence el amor? Jesús amaba y por eso pudo lavar los pies a Judas y lo toleró sabiendo que le iba a vender. Jesús amaba y por eso mira a San Pedro cuando acaba de negarle. Jesús amaba y recibe a la Magdalena y deja que le unja los pies y los seque con sus cabellos, mientras los otros lo censuran porque permite se le acerque la mujer pecadora. Jesús ama y defiende a la mujer adúltera y dice: “quien esté limpio, eche la primera piedra”. Jesús ama y después de demostrarlo en su vida pública, muere por amor nuestro en una cruz y en medio de dos ladrones, y no contento con eso, nos ama más acá, nos ama hasta quedarse en el Sagrario, y allí solito espera que vayamos para consolarnos. Y nosotros ¿qué hacemos por Él? ¿Perdonamos, disimulamos, defendemos, ayudamos a nuestros prójimos y más a nuestras Hermanas? ¡Cuánta razón tenía Jesús para no recibir, para no humillarse, para no perdonar, para no usar de caridad! Pero Jesús ama. Sí, Hermanas, amemos nosotras y todo lo que nos mortifica, el amor lo endulzará, y callando con alegría, vayamos a estudiar a Jesús en el Sagrario y allí tendremos fuerza para luchar. No vuelva la cabeza por los defectos de las demás, hasta de los Superiores. Estos son, si cabe, por su cargo, más expuestos y por eso pueden caer más. No vuelva la cabeza, repito, que puede quedarse estatua de sal». MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque 30 Estos textos, muestra escogida entre otros muchos, nos descubren el secreto de esta vida estremecedora: es su amor a Jesucristo. Ese amor que la hacía desear tener el corazón del mismo Dios, como, glosando una frase que le dijo el P. Ginesta, ella escribe al P. Sánchez: «¿Será bueno desear tener el corazón del mismo Dios? Si no es para corresponder con el mismo amor, la misma pureza, con la misma humildad, con la misma paciencia, con la misma obediencia, me parece ser presunción, si no es por pagar con la misma moneda. Mucho me gustaría que me escribiese V. R. si para otros fines puedo yo pretender el Corazón de mi Jesús». (Carta 56,352). Véase también el ardor de unas oraciones para la comunión (págs. 170-172), aunque sean, sin duda, eco de lecturas repetidas. Un amor que la ha hecho víctima de su fuego, y al que ella se ha entregado como tal, sin regateos, sin limitaciones… Esa fuerte llamada del amor, ese encuentro vivo, explican sus deseos de soledad, de retiro, que ya indicábamos antes. «Tengo hastío de la vida hasta ponerme en aprieto de llorar. ¡Dios mío! No hallo más pena en este mundo que vivir en él. ¡Qué amargura se siente! Siempre me parece que estoy en él como escapada. Justifica el decir el malestar que esto interiormente me causa. Sólo mitiga mi pena cuando me hallo sola. Entonces hallo la verdad en mi interior». (Apuntes, 108. Véase también su Carta 169,507). Y explican su don de lágrimas (alude innumerables veces, por ejemplo, Apuntes 128-131). Y explican su intensa vida de oración. Su vida íntima y silenciosa Sin duda posible ella ha partido de esos grados sencillos de la oración meditativa. Recordemos su fundamental espiritualidad ignaciana. Pero su sicología y las gracias divinas la han ido llevando a una oración contemplativa, viva y caliente. Esto se desprende del conjunto de sus apuntes y de sus cartas con evidencia total. ¿Cómo fue? ¿Hasta dónde...? No podemos saberlo. Pero afirmo, sin temor a equivocarme, que su oración, su vida, mejor, ha sido claramente mística. Es decir, su vida en Cristo, ha sido vivenciada por ella, padecida experimentalmente por ella, como fuera. Es connatural dentro de lo sobrenatural en vidas como la suya. Y ese aliento divino es el que ha sostenido su debilidad y ha hecho posible su maravillosa obra externa. Dios la ha preparado para esa unión transformante. Ha hecho libre su corazón de todo: «Sólo le siento mover por la muerte», es decir, por el deseo de morir. (Carta 49,340). Religiosas Angélicas 31 Su vida íntima y SILENCIOSA ¿CÓMO fue el itinerario y el vuelo de la misma? En ninguna parte nos ha dejado (que yo sepa) una descripción de esa vida íntima y silenciosa. Sólo indicios y datos sueltos nos ofrecen pistas para sospechar de su alta calidad y riqueza. MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque 32 Pero esa purificación se ha logrado a costa de sufrimiento, de trabajos de todo género, de cruz (ya la hemos recogido antes en parte). De sus noches pasivas algo barruntamos también. En sus apuntes, a 11 de enero de 1933, deja escapar esta frase: «Padezco penas atroces interiores…». Por otra parte su vida de oración, de trato con el Señor, ha sido desinteresada, su amor era puro: «No busco el consuelo ni las gracias extraordinarias». (Apuntes 115). Es verdad que en una ocasión, quizá en un momento de desolación, ha escrito: «¡Jesús mío! ¿Qué habéis encontrado en mi corazón? ¿No encuentras tu morada en él? Yo quiero que sin rival sea tu limpia morada. ¡Mira, Jesús, que te sienta, aunque no te vea! No puedo vivir sin sentir a Jesús. Mándame al infierno, Jesús. Pero allí, que te sienta. No porque te haya ofendido; pues eso no quiero. Sigo sin poder contener las lágrimas». (Apuntes, 129). Pero su gran sentido sobrenatural se ha impuesto siempre a sus comprensibles deseos humanos: «Quiero oírle y sentirle… Pero esto es una gracia sin la cual puedo pasarme… Mejor es caminar en la oscuridad de la fe». (Apuntes, 173). San Juan de la Cruz no hubiera dicho de otra manera. Y esta pureza de su amor es garantía de la autenticidad del mismo. Decía antes que ella ha vivenciado esta vida de unión, de intimidad con el Señor. Las cartas a sus directores, en concreto al P. Sánchez, están llenas de alusiones a la que ella suele llamar, con palabra convencional, «actos». Equivale en realidad a «transportes», a fuertes sentimientos de amor, que la encendían y hasta agotaban, que muchas veces tenían manifestaciones externas de lágrimas, de rostro alterado... Ella, repitámoslo, no lo busca. Al contrario, se alegra, tiene paz por estar libre de «actos» (Apuntes, 124 y 126...). Por lo demás, esos ímpetus se insertan en esa vida tan virtuosa, tan abnegada y sacrificada. Sin duda contribuyeron a sostenerla y a acrecentarla. Todo lleva a afirmar sin miedo que eran gracias divinas, que a través de sus mecanismos sicológicos de ella, la empapaban más y más en caridad teologal. Vida mística sencilla, registrada por sus efectos, accidentales desde luego, pero preciosos en los planes divinos para la realización de la misma. Experiencia de una presencia y de una acción misteriosas, vivida en la fe y en la esperanza y que avanzaba amando hacia la plenitud del amor... Su vida íntima y SILENCIOSA 33 Religiosas Angélicas MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque 34 Fenómenos extraordinarios Y luego nos quedan por estudiar esos fenómenos, más periféricos aún, de sus visiones y locuciones, al parecer extraordinarias. Sin que falten los clásicos ruidos «diabólicos» (Carta 31,310-11). En sus escritos consigna aquellos fenómenos con relativa frecuencia. Véase por ejemplo el de 1 de noviembre de 1931 (Apuntes, 88-95); el del 31 de julio de 1932 (Apuntes, 96-98); el de 13 de junio de 1934 (Apuntes, 104106)... En ellos se incluyen frases de tono profético sobre la Iglesia («luchas dentro de la Iglesia que tú no conocerás...»), sobre España (son los tiempos de la II República, «tendré misericordia…»), sobre la Compañía de Jesús (curiosísimo y actual el párrafo sobre la misma de la pág. 105). Y conste que alude en varios de estos documentos a revelaciones ya de 1888, cuando ella tenía 18 años y estaba en la Misericordia de Valencia. Véanse estas frases: «Pedía por los males que aquejan a todo el mundo; en particular por España, tan querida del Sacratísimo Corazón de Jesús todo dulzura y caridad. Y presentándose el Señor muy destrozado, me dijo: «Soy el mismo que el año 1888 te anuncié estas cosas. Sólo que tú no comprendías, cómo se desarrollarían tantos males, y queriendo evitar, decías: que vuelva al mundo otra vez San Vicente Ferrer y que avise. Te apenaste mucho. Te moví a hacer penitencia, a llegar a tanto, de destruir tus fuerzas. Te mandé expusieras lo visto y oído a mi fiel ministro, y éste apenado, te dijo: ¿de dónde sacaremos esas almas santas, que convenzan, que hay que buscar a Dios y enseñar al obrero a buscarlo?» Luego vuelve a insistir en «el abandono del pobre pueblo»… (Apuntes, 96-97). Pero de ordinario son únicamente palabras y diálogos sencillos, sobre el amor misericordioso del Señor, sobre la entrega de ella, sobre la confianza y los sufrimientos... He aquí un fragmento, en sí muy bello, y con resonancias evidentes de San Juan de la Cruz (directa o indirectamente ella lo habría leído): «Si purificas tu alma de extrañas pasiones y apetitos, entenderás en espíritu las cosas, y si negares el apetito, en ellas gozarás de la verdad de ellas, entendiendo de ellas lo cierto. No sentirás más necesidades, que las que quisieres. Sujeta el corazón. Porque el pobre de espíritu en las menguas está más contento y alegre y el que ha puesto su corazón en la nada, en todo halla anchura. El pobre de espíritu no tiene asido el corazón a las imágenes que usa, y así, si se las quitan, se apena muy poco; porque la viva imagen la busca dentro de sí, que es Cristo crucificado, en el cual antes gusta de que todo se lo quiten y que todo le falte. La pobreza de espíritu sólo mira en las sustancias de la devoción, aprovechándose sólo de aquello que basta para ella y cansándose de la multiplicidad y curiosidad de los instrumentos visibles. El ánimo abstraído de lo exterior, desnudo de la propiedad y posesión de cosas divinas, ni las prósperas le detienen ni le afectan las adversas. Religiosas Angélicas 35 Fenómenos EXTRAORDINARIOS Sin trabajo sujetarás las gentes y te servirán las cosas, si te olvidares de ellas y de ti misma. MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque 36 Si el amor de Dios en el alma pura y sencilla y desnuda de todo apetito casi frecuentemente está en acto…» «…trabajar; pero es cosa vuestra, Señor». Y me dijo el Señor: «Sí, yo lo purificaré a fuego y sangre, sin dejar de usar de misericordia. Tú séme fiel; que otras cosas te comunicaré». (Apuntes, 90-91). ¿Qué pensar de todo esto? Sus directores dudaron acerca del origen sobrenatural o no de todo ello. Y hubo pareceres distintos. Creo sinceramente que es un problema sin especial importancia, y sin solución satisfaciente por parte nuestra. Me explico. El milagro síquico puede darse, evidentemente. Es decir, Dios puede intervenir como quiera en nuestro siquismo, más allá de sus posibilidades ordinarias y extraordinarias. Pero ese milagro es para nosotros prácticamente imposible de detectar. Porque es dificilísimo que conozcamos esas mismas posibilidades naturales. Nuestros recursos síquico-fisiológicos, son muy complejos y se nos escapan fácilmente, a pesar de todos los tests que apliquemos para conocerlos. Por otra parte, lo sobrenatural actúa en nosotros a través de nuestro siquismo. Lo sobrenatural informa la natural. En todo momento el concurso divino sobrenatural —gracia— tiene que darse, para que nuestra actuación sea sobrenatural también. Pero para ello, además de informarnos habitualmente con su caridad, tiene que regalarnos esas mociones actuales, que, como digo, se insertan en nuestro mismo siquismo natural y lo sobrenaturalizan. ¿Hasta dónde lo potencian y lo hacen en cada caso vibrar? ¿Sólo hasta donde sus posibilidades propias naturales pueden llegar, o más allá de las mismas? Y no olvidemos además que cada sicología es distinta, que cada cual es cada cual, con su imaginación y sensibilidad, con su inteligencia y su voluntad diferentes. Imposible prácticamente saber nosotros ese misterio del hombre y de Dios. Por eso es sapientísima la postura de San Juan de la Cruz: dejarlo..., no darle importancia, ver la doctrina en sí y sus efectos en el alma. Si todo es bueno, ello es de Dios, parezca ordinario o tenga apariencias de extraordinario. Sea a través de los mecanismos normales del hombre, de su imaginación o sentimientos cargados de cultivo de lo divino, sea un milagro síquico que Dios haga en él. Pues bien, refiriéndonos a Madre Genoveva afirmo sin miedo: su vida es una vida santa. Vida de sólidas y claras virtudes. Vida de generosidad heroica y fecunda. Vida victimada, entregada de veras. Vida de oración vivísima, profunda, contemplativa. Y, vida mística segura, entendida en lo que es esencial a la misma: vida que vivencia su participación en la filiación de Jesucristo, que toca a Dios espiritualmente, personalmente. En cuanto a lo demás, más extraño y raro..., no sé...: pienso que ello es en todo caso sobrenatural, en el sentido de que es bueno, de que Dios pudo quererlo, aunque fuese moviendo «naturalmente» la imaginación de la Madre, haciéndola soñar..., o en el sentido de que milagrosamente, sobrenaturalmente hasta «en cuanto al modo», actuó en su siquismo. No sabemos... ¿Y qué más da...? Ella estaba de ordinario segura del espíritu que la animaba, pero a veces dudó. Es lo prudente, y lo corriente en estos casos. Pero la respuesta de su vida es la mejor palabra de su verdad y afirmación. Fenómenos EXTRAORDINARIOS 37 Religiosas Angélicas Baldomero Jiménez Duque MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios [2] [4] [1] [3] [1] Humilde Sagrario de la primera casa fundada por Genoveva. [2] Cajita con la llave del Sagrario. 38 [3] Corazón de Jesús. [4] Nace un nuevo carisma para remedio de la soledad. [5] Madre Genoveva. ‘‘ Tener comprensión, amar, atender delicadamente, a pesar de los pesares, cueste lo que cueste.” “Dios es amor y nos ama, para que le amemos y nos amemos todos [5] con su mismo amor…” La Eucaristía y la Iglesia Por eso su afán de tener cuanto antes sagrario en sus casas. «¡Para mí es vivir en el Cielo...!». Ese sagrario desde donde la llaman a veces entre noche. (Carta 144,472). Eucaristía, Sagrado Corazón, María, la Iglesia… Iglesia… Una palabra sobre la misión de la Madre Genoveva. Dios la llevó casi sin darse cuenta a fundar el Instituto. Ya lo vimos: El ir recibiendo huéspedes en aquel esbozo de comunidad que dura de 1894 a 1911. Las necesidades que el señor Barbarrós, el P. Sánchez, el P. Solá van descubriendo: señoras y señoritas de modesta situación, pero que no eran para los Asilos de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados o de las Hermanitas de los Pobres... Todo fue llevando Religiosas Angélicas 39 La Eucaristía y la IGLESIA TODAVÍA quería consignar aquí una nota de la espiritualidad de Madre Genoveva: su amor a la Eucaristía. Su primer designio fundacional fue para que pudiera haber la adoración nocturna femenina. Dios la orientó luego hacia otros objetivos. Pero no olvidó ella nunca aquel primero. Y, en parte, quedó como uno de los quehaceres de su Instituto. MADRE GENOVEVA un testigo impresionante de Dios Baldomero Jiménez Duque 40 a la creación de las Angélicas. Ser «ángeles de la soledad» para esas pobres gentes. Proporcionarles un hogar caliente, agradable. Atenderlas con cariño hasta su muerte. Una obra social, que hoy quizá valoramos menos. Porque los asilos van siendo hoy otra cosa. Y porque otras muchas instituciones, privadas o estatales, se dedican a e1lo. Pero entonces era un detalle de la vida social sin resolver apenas. Por eso, la obra fue oportunísima y lo sigue siendo: Que hoy, más que entonces, el campo es inmenso, y todos los brazos son pocos... Dios escogió y llamó a Madre Genoveva para abrir caminos a esta misión. Y encontró en ella la disponibilidad incondicional para llevarla a término. Desde la nada, desde los estorbos, desde la oposición, desde su pobreza humana (como símbolo: su cojera), desde su caridad espléndida… la obra se realizó. Reunió y formó, poco a poco, entre mil dificultades, a sus auxiliares. (Formación iluminada, inspirada, amable y enérgica a la vez). Ella quería una verdadera congregación religiosa, casas religiosas, no familias cristianas nada más (Carta 190,539). Y lo consiguió. Y puso en esa tarea, y dejó en herencia a sus hijas, esa especial misión caritativa: la de cuidar corporal y espiritualmente a sus acogidas. Misión que exige muchos sacrificios, mucha abnegación: las señoras son muchas veces difíciles. Sus circunstancias de edad, de soledad, de formación…, lo llevan consigo, sin culpa generalmente. En muchas de las cartas y circulares a sus religiosas insiste en ello la Madre: tener comprensión, amar, atender delicadamente, a pesar de los pesares, cueste lo que cueste. Como ella lo hizo siempre generosamente y heroicamente. Los testimonios de los que la conocieron son exhaustivos acerca de ello. Esta es su misión social, eclesial. Este su carisma. Este es el legado que dejó a su Instituto. Una irradiación de su corazón, lleno de bondad, lleno de amor a Jesucristo. Ese amor fue el secreto de su vida y de su acción. Desde su sepulcro en Zaragoza, desde la reliquia de sus muletas, monumento de su vida sacrificada, desde la sonrisa de sus retratos..., ella sigue diciendo a sus hijas, a sus huéspedes, a todos..., que Dios es amor y nos ama, para que le amemos y nos amemos todos con su mismo amor… LA CAUSA DE CANONIZACIÓN, que fue abierta en Zaragoza el día 21 de noviembre de 1975, se clausuró el día 3 de abril de 1978. El 22 de enero de 1991 fueron declaradas sus Virtudes Heroicas por el Papa Juan Pablo II, y el 2 de julio de 1994 el mismo Pontífice decretó el carácter milagroso de una curación atribuida a su intercesión, procediendo a la Beatificación el 29 de enero de 1995 en la Basílica de San Pedro del Vaticano. La Congregación para el Culto de los Santos, el día 5 de febrero de 2002, ha aprobado un nuevo milagro, paso necesario para que se pueda proceder a la Canonización. Su Santidad Juan Pablo II lo confirmó el 23 de abril del mismo año. El 7 de marzo de 2003, en solemne Consistorio, el Santo Padre señaló como fecha de la Canonización el día 4 de mayo en Madrid. El sepulcro de la Madre (en la Casa Generalicia de las Religiosas Angélicas, en Zaragoza) es visitado constantemente por los fieles, que suplican favores y agradecen abundantísimas gracias obtenidas sin cesar. [Arriba] Elementos usados en el Proceso de Canonización. [Abajo] Capilla y reliquia de la Madre. Religiosas Angélicas 41 PUBLICACIONES para conocer la vida y la obra de la Madre Genoveva 42 Publicaciones Para conocer la vida y la obra de la Madre Genoveva Veinticinco años de una muerte preciosa* MARIANO MAINAR Zaragoza 1981, 36 p. Ángel de la Soledad BERNARDINO LLORCA, S. J. 2.a ed., Zaragoza 1982, 464 p. Ecos de un Centenario* MARIANO MAINAR Zaragoza 1983, 96 p. Angélicas: 75 años de fundación* CASA GENERALICIA Zaragoza 1987. Luces de santidad* P. AZNAR PALÁ 2.a ed., Zaragoza 1988, 64 p. Escalando, con Genoveva Torres Morales CASA GENERALICIA 3.a ed., Zaragoza 1989, 170 p. Un desafío de Dios: dos muletas gloriosas RAMÓN CUÉ, S. J. 2.a ed., Zaragoza 1989, 170 p. La fuerza de la debilidad: De la vida de Genoveva Torres Morales a la enseñanza de Juan Pablo II J. J. AYÁN Zaragoza 1991, 124 p. Consuelo en la Soledad F. MARTÍN HERNÁNDEZ 2.a ed., Zaragoza 1994, 348 p. La urgencia del amor* F. MARTÍN HERNÁNDEZ Madrid 1994, 34 p. Madre Coraje J. M.a JAVIERRE Madrid 1995, 212 p. Servir por amor: La vivencia espiritual de la Madre Genoveva Torres Morales J. SESÉ ALEGRE Zaragoza 1995, 404 p. Engrandece mi alma al Señor M.a JESÚS SANTOS (Comic), Zaragoza 1995, 38 p. Una minusválida sube a los altares CASA GENERALICIA Zaragoza 1995, 87 p. Por duro que sea el trabajo a E. T. GIL DE MURO 2. ed., Zaragoza 1996, 214 p. Santa María, Pilar sagrado y colosal muleta para débiles y desvalidos MONS. D. IGUACEN BORAU (Folleto), 2.a ed., Zaragoza 1998, 11 p. Cojeando hasta el cielo M. ÁNGEL REQUENA Y P. BAYÉS (Comic), Madrid 1999, 40 p. ¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme? MARIANO MAINAR Zaragoza 2002, 44 p. *Libros agotados «Afirmo sin miedo: Su vida es una vida santa. Vida de sólidas y claras virtudes. Vida de generosidad heroica y fecunda. Vida victimada, entregada de veras. Vida de oración vivísima, profunda, contemplativa. Y vida mística segura…» Baldomero Jiménez Duque Religiosas Angélicas - Plaza del Pilar, 22 www.angelicas.org - 50003 Zaragoza (España)