Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos CANTO: Hemos venido a este lugar nº305 Las Bienaventuranzas nos dan la buena noticia de cómo es, en realidad, nuestro Dios. Están llamadas a producir en nosotros un efecto decisivo para nuestra fe: son el estilo de vida de los miembros del Reino de Dios. Cuando hablamos del Reino de Dios - o de los cielos - no nos referimos a un lugar, sino al estado de cosas que resulta cuando Dios decide participar de manera nueva e inédita en la historia de los hombres. El mismo Jesucristo es el Reino. El hombre pequeño y sencillo está abierto a la auténtica realización de la libertad en su corazón: el Reino de Dios. ¿ Quién es pobre de espíritu ? El que está lleno de esperanza el que tiene posesiones pero no está poseído de ellas el que no tiene mentalidad de posesión el que no tiene nada que defender el que sabe cómo usar las cosas de este mundo el que sabe cómo prestar sincera atención a los demás sin subordinarlos a sus propios objetivos el que se hace vulnerable como lo fue Jesús el que está disponible para quien le necesita el que se aproxima a otro, con todo su ser, con un corazón abierto el que está dispuesto a compartir las angustias, las limitaciones, la culpa del otro el que es humilde el que tiene mente receptiva el que tiene un corazón hospitalario el que tiene paciencia el que respeta los sufrimientos ajenos y no tiene la tentación de remediar todas las situaciones el que no manipula a nadie el que es tierno y sensible a las necesidades materiales de los otros el que sabe que es una criatura amada por Dios el que es capaz de aceptar su propia vida, dándola a los demás el que es consciente de su debilidad y necesidad de Dios el que no confía tanto en sus fuerzas como en Dios el que ha aprendido a estar ante Dios con las manos abiertas el que no deja de esperar, y en su espera no busca escapar el que sabe que está en compañía de otros hombres que oran, en compañía del Cristo el que se sorprende por todo lo bueno que ve a su alrededor el que no alimenta el dolor el que no es duro consigo mismo el que es creativo y optimista el que disfruta con lo bueno y admite los errores el que en medio de sus actividades tiene sentido del humor el que se percata de las cosas pequeñas el que se enfrenta a sus propios defectos sin desanimarse Esta pobreza ¿ es realista ? ¿ es imposible ? Para el hombre sí, pero para Dios no; el pobre de espíritu es el que no se desanima por esta paradoja, sino que se siente aliviado y feliz por ella. SALMO ( a dos coros ) Feliz el hombre Feliz el hombre que se sabe en camino hacia sí mismo y sin dar cabida en su corazón a estériles fantasías se enfrenta cada día con su propia realidad. Feliz el hombre que no se considera desprovisto de todo valor, y cultivando los dones recibidos se abre al infinito de Dios que mora en él. Feliz el hombre que se reconoce necesitado y hambriento de algo que lo supere y dinamice más allá de los límites de su yo posesivo. Feliz el hombre que huye de las respuestas prefabricadas, y busca, aunque se vea incomprendido y solo, la verdad que lo libere de toda rutina existencial. Feliz el hombre que cultiva las raíces de la solidaridad universal, y acepta que su vida será más bella y fecunda cuanto más hondo baje en la tierra del dolor compartido. Feliz el hombre que se propuso por encima de todo ser fiel a sí mismo, porque en sí mismo fue camino para el encuentro de Dios con los hombres. CANTO : Confío en ti nº 275 Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán en herencia la tierra Como Jesús, manso y humilde de corazón, es dichoso quien no se irrita, no se enfada, e incluso es capaz de amar a sus enemigos, tiene paciencia inalterable, y se muestra así porque confía y está seguro en el Señor. CANTO: Abrazo de paz Padre Nuestro (cantado ) nº 331