ZAPATOS CON TACÓN ALTO Estética, sensualidad y belleza con un alto coste para la Salud. El esqueleto de todo tipo de pies, como pueden ser, pie griego, egipcio o cuadrado, presenta en su parte anterior una conformación cuadrada, que difiere totalmente con las zonas anteriores de los calzados de Sra. al uso, lo cual es una contradicción. El pie dentro del calzado que normalmente se usa, puede sufrir diferentes problemas, como por ejemplo: • • • • • Hallux valgus o juanetes Sesamoiditis, Dedos martillo Neuroma de Morton Hundimiento del arcos anteriores Con la altura de tacón, se suman a los problemas mencionados, la fascitis plantar, la inflamación del tendón de aquiles, esguinces de tobillo y osteoartritis de rodilla. El pie metido en un “cono” donde sólo se alojan los dedos, produce el juanete porque al meter el primer dedo hacia dentro, el extensor del dedo primero se desplaza hacia el centro del pie y tira en ese sentido. Los dedos martillo, se producen al ser las puntas del calzado finas y estrechas, los dedos no pueden estirarse y la falange distal coge forma de martillo, produciéndose durezas o bursitis sobre el dedo, por poca capacidad de altura del calzado. El Neuroma de Morton se produce por la estrechez de la zona metatarsal, se comprimen las articulaciones y el roce de los cartílagos con el nervio lo va fibrosando y produce una especie de “capullo de seda” (que es el neuroma), muy molesto y de futuro complejo. Cuando el pie se comprime en su zona metatarsal, el arco anterior queda invertido, por eso suelen ser el 2º y 3º meta los más molestos. A todos estos problemas que produce el calzado estrecho, se añaden los problemas que causan los tacones: realmente la altura correcta de un tacón debe ser de 2 cm, debe ser ancho, de modo que el reparto de carga del cuerpo sobre el pie sea de un 50% en el talón y un 50% en el antepié. Si se va subiendo la altura del tacón, la descarga ejercida en talón y antepié va aumentando hacia el antepié y disminuyendo lógicamente en el talón. Así tenemos que con un tacón de 6 cm se soporta una carga en el antepié aproximadamente del 75% del peso corporal y solo un 25% en el talón. Justamente en esta época están saliendo al mercado unos calzados de Sra. con unos tacones absolutamente “de vértigo” que me parecen totalmente calamitosos: • • • • • La altura de estos tacones producen la posibilidad de esguinces, por la tendencia al ”varo” de los pies, ya que el estirón de la fascia predispone a ello. La musculatura de la cara anterior de la pierna queda totalmente en tensión, hiperextendida, lo que produce un desgaste prematuro de la meseta tibial en su parte anterior y de la rótula y, algunas veces, algún problema más en la rodilla. La musculatura de la posterior, por mor del tacón, se queda totalmente flácida, sin tensión, lo cual permite que el aquiles y los isquiotibiales se acorten, produciéndose cuando se “desciende” de los tacones, microroturas en las inserciones de aquiles e isquiotibiales. La pelvis sufre una retroversión, por lo que por cada cuatro pasos se pierde medio paso (según creo recordar). La columna lumbar aumenta su curvatura natural, y la columna dorsal también ya que compensa la producida por la lumbar. Visto todo esto así groso modo, cabe pensar seriamente: ¿no estaremos pagando con nuestra salud un precio muy alto, por ir más o menos “elegantes”?. Analizando el calzado, sobre todo de Sras., observamos que no tiene nada que ver con la anatomía del pie, a saber: • • • • • Primero: no suelen ser los calzados del mismo número, del mismo largo. Hay quien tiene un número 38, un 39 y hasta un 40 dependiendo de la marca: eso no debe ser, es totalmente ilógico. Segundo: la casi totalidad del calzado de Sra. cubre solamente los dedos y no se sujeta en el empeine, que es su sitio natural: en una bajada todos los dedos se proyectan hacia el fondo de un “embudo” donde los dedos resultan bastante dañados. Tercero: las Sras. casi siempre llevan “tiritas”, pues en la zona del aquiles el filo del calzado les suele producir rozaduras . Cuarto: ese calzado elegante lleva normalmente un piso de suela muy fino, que sufre cuando se pisan piedrecitas y que trasmite la molestia a las articulaciones, que van muy apretadas y con el arco anterior hundido. Quinto: en muchos calzados apreciamos que no llevan contrafuerte, ni cambrillón, ni punta dura. Los pisos de dentro son de una especie de cartón y algunos forros interiores de tela. Una cuestión a tener en cuenta cuando fabriquemos una plantilla, es que el calzado supone la mitad del tratamiento, y si el paciente no aporta un calzado en condiciones es preferible renunciar a fabricarlas, pues corremos el riesgo de estar retocando casi cada día las plantillas, y no son las plantillas el problema, son los calzados. Hemos podido comprobar que un calzado sin un buen cambrillón no es bueno para corregir los arcos longitudinales. En caso de pies con varo-valgo es imposible abordar cualquier corrección si el calzado no dispone de un buen contrafuerte, que debe ir desde detrás del primer meta hasta detrás del apófisis del quinto meta (según mi opinión), bordeando además los maléolos por su parte inferior. Mi opinión sería la de que los calzados sean del mismo largo procedan de la fábrica que sea, que se hiciera un estudio para lograr un ancho medio que se ajuste a la media nacional, que se ajusten los calzados en el empeine, bien con cordones o bien con velcro, que los tacones sean lo más anchos posible y con una altura de más o menos 2 cm, y el piso (según estudios que he podido leer) debería ser viscoelástico, pues es una buena manera de absorber el impacto de la marcha sin afectar a la rodilla. También debemos tener en cuenta que, según estudios, el azote de este siglo no será el sida ni el cáncer: va a ser la diabetes. Por lo tanto alguien debería comenzar a estudiar estos problemas, ya que para un diabético es importante que camine, y precisamente los pies son muy afectados por esta enfermedad, incluso hasta terminar en amputaciones. Por tanto, la prevención debe ser una importante tarea a realizar. Así, ajustando el calzado a la realidad nos podemos dar cuenta de que en las ortopedias no se venden “zapatos de vieja”, sino muy al contrario: calzado debidamente fabricado. Siento indignación cuando veo anuncios en TV animando a que se compre unas taloneras para hacerse hasta 5 cm más alto y más elegante. ¡Por favor!... me cuesta creer que alguien lo compre pues me parece ésta una publicidad engañosa, ya que físicamente en un calzado normal no cabe la talonera de 5 cm más el pie. Pero como somos así, por lucir más elegantes lo compraremos sin pensar en las consecuencias. Seamos consecuentes, la vida es sólo una y no hay nada más estético y elegante, y que dé más placer, que ver a personas mayores paseando y disfrutando de su ocio, entre otras cosas, porque han cuidado sus pies con calzados adecuados,. Por favor no cambiemos nuestra salud, que es nuestro mayor tesoro, por otras cosas. Mariano Gómez-Galdón García Técnico Ortopédico Todos los pies son de conformación ancha en antepié. Véase lo comprimido del pie en un zapato de punta afilada. Observar zonas habituales de molestias. La convergencia de los laterales del calzado producen hallus-valgus y pérdida del sitio del segundo dedo. Véase esquema de altura correcto por distribución del peso. Esquema de un pie para tacón alto donde la descargas es del 90% en antepié. (Fotos tomadas del libro de J. Leliébre y J.F.Leliébre)