6 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo: opciones y perfiles de humanidad que ensanchan las condiciones de sostenibilidad Franco Llobera Consultor y profesor en materias de desarrollo regional, rural y sector agroalimentario. francollob@gmail.com Sumario 1. Una aproximación psicosocial: conceptos y perfiles de humanidad y sostenibilidad. 2. La Huella ecológica; el referente necesario de la nueva generación de objetivos de sostenibilidad. 3. Huella ecológica y desarrollo humano. 4. Ensayando nuevos indicadores de sostenibilidad. Del PIB al Producto Sostenible Bruto, y del IDH al Indicador de Sostenibilidad Humana. 5. Tres niveles de ecoeficiencia. Los horizontes técnicos. 6. Profundizando en la definición conductual y cognitiva del perfil 4. 7. Bibliografía. RESUMEN Se han ensayado una serie de perfiles sociológicos o posiciones antropológicas respecto al reto de la sostenibilidad. El perfil 4 presenta un mayor y más integral compromiso, se han analizado sus opciones de vida y valores, caracterizándose por opciones de «sencillez de vida» y «ecoeficiencia». Hemos diferenciado este perfil en dos niveles: ecoausteridad y ecoascetismo. El artículo propone la generación de criterios e indicadores que permitan hacer un seguimiento demoscópico a este fenómeno social creciente. La sostenibilidad camina desde hace décadas hacia un mayor compromiso, a pesar de la instrumentalización que hacen la industria y el mercado, y las nuevas formas burocráticas que interpretan los Estados. La sostenibilidad que avanza en la juventud el perfil 4, lejos de ser uno de los fruto de la postmodernidad, marca el inicio de un periodo tardomoderno en el que emerge de modo global una alternativa no sólo política, social o cultural sino cosmológica, epistemológica y gnoseológica con caracteres y convergencias religiosas. El perfil 4, siendo diverso en creencias, presenta una tendencia al neoanimismo neosapiencial, que se enmarca dentro de lo que Panikkar denominó ecosofía. Exponemos y justificamos la hipótesis de que la huella ecológica pueda ser en unos años el más adecuado indicador de sostenibilidad, superando (que no eliminando) los conceptos parciales de Documentación Social 156 117 6 Franco Llobera Monografía huella de carbono y los mercados de emisiones. Proponemos que la huella ecológica actúe como factor de corrección para indicar la ruta del desarrollo sostenible, y en este sentido formulamos como hipótesis un Indicador de Sostenibilidad Humana (ponderado el IDH con la huella ecológica), y un Producto Sostenible bruto per capita (ponderando el PIB per capita con la huella ecológica). Palabras clave: Ecoeficiencia, eco-capitalismo, sostenibilidad, ecosofia, sencillez de vida, ciudades en transición. ABSTRACT A series of sociological profiles and anthropological positions has been described face to the challenge of sustainability. Profile 4 presents and display a major and more integral commitment, with options of life and values, that will be characterizing like “simplicity of life” joint to “ecoeficiency”. We have differentiated this profile in two levels: eco-asceticism and eco-austerity. The article proposed the generation of criteria and indicators that allow to pursuit this increasing social phenomenon. The sustainability walks for decades towards a greater commitment, in spite of the instrumentalisation that make the industry and the market, and the new bureaucracies forms from States. The sustainability that advances in youth profile 4, far from being one of the fruit of postmodernity, marks the beginning of a tardo-modern period in which emerges a global political, social or cultural, cosmological, epistemologic and gnoseologica way. Profile 4 being diverse in beliefs, but displays a common tendency to a neo-sapiencial animism, that is framed within what Panikkar denominated ecosofy. We justified the hypothesis that the ecological footprint, even a increasing criteria for profile 4, can be in some years, the most adapted indicator of sustainability, surpassing (but not eliminating) the partial concepts of carbon footprint and the emissions market. We propose that the ecological footprint will be useful to improve the route of the sustainable development, and in this sense has been formulated in this paper an Indicator of Human Sustainability (average the HDI with the ecological footprint), and a Gross Sustainable Product GSP per capita (weighing the per capita Gross Domestic Product GDP with the ecological footprint). Key words: Ecoefficiency, ecocapitalism, sustainability, ecosophy, downshifting, simple life, transition towns. 118 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía 1 UNA APROXIMACIÓN PSICOSOCIAL: CONCEPTOS Y PERFILES DE HUMANIDAD Y SOSTENIBILIDAD La sostenibilidad es un lugar común, por no decir vulgar. El concepto ha evolucionado en apenas veinte años del comprometido ecodesarrollo formulado en el Congreso de Estocolmo de 1975, al que no se dió apenas credibilidad salvo desde los gobiernos del ámbito germánico (centro y norte europeo), a convertirse a partir de 2009, y tras la caída del gobierno Bush, en consigna y consenso universal. De forma implícita la sociedad globalizada parece entender: 1) de modo casi unánime, que el mundo no es sostenible tal y como se está desarrollando, así como que; 2) las medidas legalmente adoptadas por los gobiernos o por las grandes compañías deben ser continuamente mejoradas, porque; 3) no son, ni serán previsiblemente, suficientes para garantizar el objetivo del mantenimiento de las condiciones de vida del planeta en un próximo futuro. Bajo este presunto consenso respecto a la gravedad del reto, las medidas para comprender y aplicarse en la búsqueda de un modelo de sostenibilidad son tan amplias, que el término exige ser perfilado mejor para poder diferenciar y valorar los conceptos y propuestas que de ello se derivan. El concepto de sostenibilidad en el discurso de Ecologistas en Acción en poco se parece al que esgrime en su publicidad el holding Acciona, o a la práctica de los campesinos del tercer mundo. Sólo un lenguaje preciso permite identificar y actuar en consecuencia. El término «sostenibilidad» tiene un espectro semántico demasiado amplio, actúa a modo de comodín cultural, y corre por ello el riesgo de quedar vacío de contenido efectivo. La sostenibilidad es un anhelo transcultural, universal, pero se manifiesta en modos y compromisos diferentes que desembocan en construcciones y prácticas culturales diferenciables. Su amplio uso confirma un hecho propio de nuestro tiempo de civilización globalizada: la unidad en la diversidad. Detrás de cada uno de los conceptos de lo sostenible hay diferentes valores y modelos de humanidad, lo que incluye sentidos diferentes de la vida y seguramente de la muerte. Como veremos, las diferencias en la comprensión y en la aplicación de la idea de la sostenibilidad son profundas, casi ideológicas, como las escuelas, escisiones o iglesias que integran una nueva religión; se generan antropologías muy diferentes que marcan nuevas formas de diversificación étnica transversales a las lenguas y en parte a las propias creencias religiosas tradicionales. La sostenibilidad es un empeño y un anhelo transversal a diferentes pueblos, ideologías y sujetos, y su modo Documentación Social 156 119 6 Franco Llobera Monografía concreto de desplegarse como «comportamientos» sirve para poner de manifiesto y hacer una taxonomía de formas psicoculturales. Los diversos medios y anhelos, las prácticas y compromisos que unos y otros adquieren, nos permite clasificar cuatro grandes perfiles de nueva humanidad: sistemas de valores y cognitivos que de modo claramente diferenciado marcan los confines de este empeño y reto universal de construir una «Civilización de la Sostenibilidad». Perfil 1) El perfil mayoritario en términos poblacionales es aquél que presenta una preocupación mínima por los retos socioambientales. Suele correlacionar con las clases medias-bajas emergentes. Gentes centradas en mejorar su posición socioeconómica y/o a avanzar en las opciones de consumo que aporta el soñado recorrido de la modernidad. Implícitamente entienden que no vale la pena cambiar nada personalmente, ni por la vía cívica ni por la vía política, sino mejorar posiciones en el escalafón socioeconómico. Este primer perfil comporta fundamentalmente indiferencia ecológica, apenas matizado por el barniz ambientalista que exudan los medios. Engloba a la gran mayoría de la población con rentas medias, y podemos estimarlo entorno a 1.500 millones de personas en el planeta. Para este perfil la ecología es una pose y una preocupación política. Perfil 2) Integra a población, en general, de renta media o alta y con capacidad de consumo; son conscientes desde hace poco tiempo —biográfico— de los retos de la sostenibilidad, y consideran que el mercado globalizado es el mecanismo más adecuado para seleccionar los productos y servicios más sostenibles: «El mercado internalizará los costes ambientales o ecológicos y se favorecerán los productos y servicios de menor impacto o huella». Las normativas ambientales mínimas, la responsabilidad social corporativa y las certificaciones ambientales son los mecanismos más efectivos en la corrección de los desajustes sociecológicos del sistema planetario. Este esquema cognitivo y valorativo es lo que podemos denominar pensamientos, políticas y medidas de la «sustentabilidad». El sujeto tipo de este perfil reconoce como principal riesgo planetario los riesgos derivados del cambio climático (miedo al cambio), cree en la necesidad de generalizar el uso de biocombustibles o de la energía nuclear. Para este perfil la ecología es simultáneamente una pose política, y una necesidad de los mercados. El consumidor tiene responsabilidad en su diálogo, a través de la distribución, con los productores. Perfil 3) Población igualmente de clase media y media-alta con alto poder adquisitivo, vinculada a la economía de servicios y al sector público, que con- 120 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía sidera que son necesarias posiciones políticas restrictivas y directivas para conducirse hacia la sostenibilidad. Se puede asimilar a un ecologismo socialdemócrata en el que la responsabilidad del Estado es fundamental para forzar a incorporar en el mercado los criterios más plausibles del «ecologismo intelectual». Esta cultura de la ecología política considera que se deben legislar condiciones productivas o sistemas de incentivos/desincentivos. Para este perfil la ecología es una necesidad política que debe imponerse a los mercados. La condición de consumidor adquiere para este perfil una relevancia política, y es el espacio propio del discurso del consumo responsable. Perfil 4) En posiciones más radicales —fundamentales— se encuentra un perfil ecologista, generalmente jóvenes, de rentas medias e incluso media-baja, que buscan una armonía con el ecosistema y procuran desplegar una forma de vida ecológica. Formulan la necesidad teórica de reducir el modo de producción y por ello el PIB, y vivir de un modo más sencillo y pleno. De acuerdo con ello se renuncia a renta personal, y se antepone el hecho de «vivir con armonía» a «vivir con renta». Más allá de «consumir responsablemente», ganan menos y consumen en circuitos locales con frecuencia al margen de certificaciones o mercados formales. Asume internamente la necesidad de reducir el consumo de energía (incluso de la renovable), pero, sobre todo, los bienes industriales con altos insumos, el uso del transporte privado y el volumen de comercio mundial. La reducción de todos estos factores fundamentales en el concepto de riqueza (PIB) se justifica en la idea de que una mayor sencillez de vida es mejor no sólo para la sostenibilidad del planeta, sino también para la felicidad y armonía personal. Esta es la opción implícita en la economía política ecológica o del decrecimiento. Para este perfil la ecología es una necesidad de armonía personal, hay un horizonte de ecosofía como referente espiritual. En la gradación que representan estos cuatro perfiles se puede situar la mayoría de posiciones psicosociales e ideológicas respecto al reto global y transcultural de la sostenibilidad. Con frecuencia varios de estos perfiles conviven o combaten moralmente en el interior de un mismo grupo primario o incluso de una misma persona. Y son precisamente esta complejidad y dinamismo psicosocial los que dejan abierta la puerta a un trasvase ascendente desde los primeros a los más avanzados perfiles. El principal campo de batalla de la sostenibilidad es el mundo interior, los valores y anhelos, los avances y retrocesos que unas y otras posturas generan en el íntimo territorio interior de los individuos. Las tendencias de la demanda política y de mercado muestran una transferencia lenta y constante de masa social hacia los valores y hábitos que consideramos más avanzados en su compromiso con la sostenibiDocumentación Social 156 121 6 Franco Llobera Monografía lidad. Hay un desplazamiento ascendente bajo la brisa universal de la sostenibilidad. Y esta brisa es precisamente una de las características que diferencian una tardomodernidad neoanimista de la postmodernidad nihilista. La ecología y la «nueva era» dan palos de ciego en el camino de la trascendencia, pero son clara y universalmente neoespirituales. Con frecuencia creciente el itinerario tardomoderno de la ecología converge con el apego a alguna tradición religiosa, con un fondo común de reanimación y redivinización de la naturaleza, y el horizonte de una relación armónica. Una pregunta clave es: ¿qué modelo de valores y de opciones de vida resulta más satisfactorio existencialmente, atendiendo al reto de la realización personal, en este determinado contexto histórico? ¿Puede converger una más plena realización personal con el camino de formas de vida más sostenibles? La respuesta parece ser crecientemente positiva. Como veremos, cada uno de estos perfiles socioculturales emplea vocablos y tiene prioridades existenciales, de trabajo, ocio y consumo sensiblemente diferentes. Así por ejemplo el reto de la soberanía alimentaría de los pueblos es para los perfiles 1 y 2 algo poco significativo: en caso de hambruna se debe recurrir a proveer ayuda de emergencia, se considera, de acuerdo a la consigna económica neoclásica, que los países deben especializarse en producir aquello para lo que tienen ventajas competitivas, e intercambiar el resto de sus demandas por la vía del mercado con terceros países. Estos perfiles priman un tipo de alimentación con estrictas condiciones higiénico sanitarias que «garantiza la gran industria, y al menor precio posible», y sólo en tercer lugar con calidad de sabor o cualidades organolépticas. En el perfil 3 se está incorporando rápidamente la idea de aumentar la capacidad de producir alimentos de calidad territorial, y aumentar la capacidad de producción energética para el autoconsumo de una nación; y se valoran especialmente las certificaciones territoriales o ecológicas. En el perfil 4 los alimentos son sagrados y base de la salud personal y territorial, y este enfoque es el que consideran que debe ser prioritario en cualquier política agraria: que el transporte de los productos alimentarios sea el menor posible para que se reduzcan las dependencias, se minimice el transporte y sus costes y para que se maximicen las posibilidades agroecológicas, ecoculturales y espirituales. Este es uno de los ejemplos de progresión en la escala cognitiva y de valores a lo largo de esta sucesión de perfiles ontológicos respecto a la cuestión clave, universal, de la sostenibilidad asociada a la armonía y la realización personal. El primer perfil es irrelevante a la hora de entender la hondura del reto de la sostenibilidad, pero sin duda es el perfil más cuantioso socialmente y el más sensible a digerir e incorporar los valores que generan los medios, constitu- 122 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía yendo unos y otros una «gran retaguardia planetaria». El segundo perfil es el que en la práctica da el visto bueno a las políticas que asumen el Estado y el mercado, avanzando a medida que la comunidad del «sacerdocio tecnocientífico» refrenda o matiza las tesis de vanguardia que avanza el ecologismo. El tercer perfil es el que enfoca, despliega y arriesga políticas y mercados en la vanguardia de la sostenibilidad, con innovación y audacia social. El cuarto perfil está fuera de «la realidad política y social», es una vanguardia que hace las veces de avanzadilla histórica; con frecuencia actúan de modo intransigente, como aquellos monjes circunciliones que mataban por la verdad en los primeros siglos del cristianismo imperial. De lo que no cabe duda es del dinamismo y la movilidad de valores ecológicos de modo descendente hacia los perfiles más numerosos y poderosos, en términos tanto políticos y económicos como demoscópicos. En las últimas décadas se han incorporado a los valores y discursos del perfil 2 y 3 elementos originariamente propios del perfil 4, al tiempo que del perfil 2 y 3 permean al perfil 1. Los retos de la sostenibilidad, que era un asunto insignificante hace veinte años para los sujetos que hoy son de perfil 2, eran aún motivo de burla hace diez años. Se confirma un desplazamiento de posturas, de modo que el perfil 1 está asumiendo posturas del perfil 2. Este, por su parte, es permeable al cabo de los años a las medidas del perfil 3, y los sujetos de perfil 3 tienden a incorporar valores y hábitos del perfil 4. Este es el sentido de una «permeabilidad por contigüidad», y que responde a una particular «ecología de poblaciones» implícita en todos los cambios culturales y de pautas de civilización. Se confirma una evolución desde el tempus psíquico de perfil 1, en el que el medio ambiente se descubre como el escenario natural de la vida humana que es preciso conservar, a un enfoque más propiamente ecológico del perfil 4 en el que el ser humano es parte física y metafísica de una unidad que tiene un sentido ulterior. Hay una creciente dimensión espiritual, fundamentalmente inmanente, animista y deísta en este itinerario cognitivo. El despliegue del ecologismo y de la cultura de la sostenibilidad guardan muchas analogías con el modo y el motivo por el que surgen las reformas o revoluciones religiosas. En este sentido comparado el ecologismo es una religión sapiencial, y no profética. La ecología es una religión en la medida en que plantea y anhela responder moral, ética y espiritualmente a los retos de una civilización propiamente moderna, que se muestra ineficaz y frente a la cual plantea una radical revolución física y metafísica. Son muchas las similitudes entre el despliegue del ecologismo con la estructura ética y política que aportó el confucionismo en la china del siglo V. La vulgata de la sostenibilidad es el modo en que esta ecología espiritual permea lentamente y en mayor o menor medida todo el tejido socioeconómico, de modo cuantitativamente Documentación Social 156 123 6 Franco Llobera Monografía insuficiente, pero cualitativamente muy extenso. El análisis del discurso de la calle, de los políticos o los empresarios muestra el profundo arraigo oral de los valores de la sostenibilidad, más conductual que cognitivo: el miedo al infierno climático, al conflicto y al colapso, el apocalipsis y final de la era laten con fuerza en el inconsciente colectivo, que manifiestan las artes audiovisuales. La sostenibilidad es una vulgata religiosa porque aspira a religarse al medio, y porque ansía un conocimiento (sapiencial del ambientalismo) y una armonía parejas a una creciente responsabilidad individual. Es parte de una moral de «nueva era» sin referente profético, y por ello dispersa, plural, las más de las veces caótica. A pesar de que las diferencias con el cristianismo son muchas, el despliegue psicosocial guarda muchas similitudes con el modo en que se desplegó el cristianismo a la caída del Imperio Romano en el s II d.C. La fuga mundi hacia opciones de vida sencilla y neorrural, el comunitarismo ritual (proliferación de grupúsculos de «nueva era»), la extensión de una lengua franca (inglesa), el radicalismo de algunos monjes del altermundismo, la creación de una estructura sacerdotal de técnicos y académicos del evangelismo ambiental… Con el confucionismo comparte la construcción de una ética común, y un referente de Estado y de gobierno, bajo el cual cada familia o grupo sigue con sus hábitos devocionales y su panteón particular. En este sentido el ecologismo parece asemejarse al confucionismo: un ritual y una moral común, que tolere y ayude a reinterpretar las diferentes religiones y cosmologías premodernas y modernas. El ecologismo —en su horizonte máximo ecosófico— y las tradiciones religiosas comparten el enemigo común de la cosmología materialista y desespiritualizadora implícita y sin matices, que es la modernidad. El riesgo cierto en este proceso es el de un ecologismo que aprenda, herede y asuma lo peor del sistema que quiere sustituir: burocracia, materialismo, desigualdad, e injusticia… esto es precisamente lo que el perfil 4 critica a los sacerdotes de las instituciones ambientalistas del estado (sacerdotes del perfil 3, catedráticos, técnicos) y del mercado (sacerdotes del perfil 2, consultores, certificadores). La sensibilidad y compromiso con la sostenibilidad es algo que permite al Estado resacralizarse construyendo y reactualizando nuevas formas de sacerdocio y de rituales burocráticos. Como religión, la ecología, y su vulgata la sostenibilidad, tiene en la armonía personal, y respecto al medio sacralizado, su último horizonte. Se queja de que el materialismo moderno y postmoderno han vaciado de sentido al mundo, y al cabo al propio sujeto. Y la salida a este yermo del alma tiene para los sujetos dos caminos fundamentalmente: el camino hacia adelante parece ser la resacralizacion del mundo y el anhelo de vivir en armonía en él. El otro, que implica también a cientos de miles de ciudadanos de todos los continentes cul- 124 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía turales, es abandonar el barco de la modernidad para trasladarse a una de las naves de la amplia diversidad de tradiciones religiosas. Pasemos a la práctica moral y a los fundamentos rituales de este ecologismo religioso —ecosofía dirá Raimon Panikkar— que se expande bajo el aspecto de una civilización de la sostenibilidad. Entre las claves del empeño de la ecología por recuperar la armonía con el mundo, y gracias a ello la armonía personal, merece ser analizada como principal estrategia moral el llamado principio de las «tres erres». En esta formulación se encierra el itinerario de creciente complejidad evolutiva y cognitiva que caracteriza a los perfiles de ciudadanos y consumidores que hemos avanzado. La más sencilla de la pautas es el reciclado que se consigue con un simple adiestramiento del usuario, para separar y recircular los residuos como parte de un rito industrial sancionado y sacralizado por el Estado respecto a la separación, tratamiento y reciclado. Esta primera práctica es un lugar común del rito de la sostenibilidad al menos para los perfiles 2, 3 y 4. En segundo lugar, por su mayor complejidad cognitiva, se encuentra la reutilización, que requiere pensar y gestionar, por parte de productores y consumidores, una logística de recogida para la reutilización; este segundo principio filosófico está insuficientemente explorado, la tardomodernidad parece resistirse a hacerle frente. Ante la ausencia de una industria que reutilice el hecho de participar en la reutilización es campo de satisfacción personal socialmente sancionada, pero la reutilización sólo es un anhelo común para el perfil 4, que el perfil 3 utiliza con esnobismo y ostentación moral. La última, más compleja y positiva, y por ello la más avanzadamente humana de las medidas es la de adquirir conciencia e incorporar la necesidad de reducir el consumo, y buscar reducir la huella ecológica o de carbono de los bienes o servicios adquiridos, así como el impacto social. Está última reflexión es propia y exclusiva del perfil 4, comporta una complejidad que difícilmente puede trasladarse a un moderno sistema de certificaciones, ni puede pretender transmitirse exclusivamente mediante la educación escolar o mediática. Queda en el ámbito de una formulación íntima, de mayor anhelo espiritual, fruto de una reflexión ética y estratégica —etitégica— sobre el uso y consumo de recursos, bienes y servicios que son la manifestación, la fenomenología, de una vida en armonía con el mundo y consigo mismo. Como toda nueva religión surge de una crítica al modo y modelo de armonía previa (la modernidad laica), y tiende al tiempo a ser el corazón de una nueva civilización. Como toda religión tiene capas sucesivas de comprensión y de compromiso. El objetivo de una nueva civilización es integrar al sujeto en un mundo crecientemente complejo desde una posición que sea simultáneamente sencilla y armónica, en este caso para atenuar la intrínseca complicación Documentación Social 156 125 6 Franco Llobera Monografía y simpleza de la vida postmoderna… La salida a la complicada postmodernidad exige una opción de vida que combine profundidad, sencillez y responsabilidad. Dando una respuesta a los desajustes y desarmonías de la sociedad tardomoderna global, y al tiempo un itinerario psicoespiritual para orientar los retos internos y externos de los sujetos. El cristianismo y el budismo surgieron como sustitutos fraternos y universalizadores a la religiones previas de corte étnico o político, y a su dogmatismo ritual. El dogmatismo ritual suele ser tanto el principio de la expansión como la causa del fin en la hegemonía de una religión. El islam en el siglo VII o la modernidad en el siglo XVI surgen como respuesta y ajuste al anquilosamiento cultural y las desarmonías que comportaba el cristianismo. La novedad de la modernidad es que fue una respuesta laica o atea que abrió horizontes para explicar y comprender el sentido de la vida desde el empeño, y las herramientas de una humanidad crecientemente individualizada, racional y pragmática que se proyectaba como nunca antes a un más efectivo y desacralizador dominio del mundo, centrado en el hombre mismo. A diferencia del cristianismo que vincula los ritos a un sacerdocio profesional, o al islam, que pauta e interioriza con más rigor los tiempos del ritual religioso, las religiones sapienciales hacen de la vida misma un rito continuo. Y así el consumo es un rito continuo, un permanente comulgar con una u otra forma de producir, de ser, de valorar y de concebir la vida y al cabo también la muerte. El consumo responsable y en general el ecologismo se puede entender pues como la manifestación de un nuevo ensayo y un nuevo ritual para abordar los retos universales del homo sacer. La pátina superflua y ritual aceptada por los perfiles 1 y 2 actúan como valor común de una punta a otra del planeta. El ecologismo o ecosofía, a través de la vulgata de la sostenibilidad, se convierten en un horizonte transcultural frente a los retos globales. Los credos y los ritos tradicionalmente religiosos, varían de un país o etnia a otro. Los de la religión de la sostenibilidad implican otros anhelos, fondos y formas, pero tiene igualmente discurso, proselitismo, sacerdocio y cruzada global. El modo de enfocar la «evangelización moral de la sostenibilidad» también ayudará a diferenciar la hondura de la vivencia: unos lo enfocan con proselitismo intransigente, otros como mero testimonio o desde la íntima satisfacción de lo bien hecho: estos últimos son los imprescindibles. Desde este punto de vista sociológico tiene especial interés prospectar lo que pudiera ser el futuro del concepto de desarrollo sostenible. Y parece lógico hacerlo a partir de las tendencias de esta peculiar vanguardia que en 126 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía materia de sostenibilidad corresponde a lo que hemos llamado el perfil 4, siendo, como hemos justificado, que la retaguardia de este proceso evolutivo corresponde a los perfiles 1 y 2. La hipótesis de este ensayo prospectivo es que en el futuro veremos posiciones gubernamentales (propias de los perfiles 2 y 3) que en la actualidad son más propiamente del perfil 4. Conceptos casi iniciáticos en el ecologismo como emancipación, ecomimesis o ecosofía, ¿se adaptarán y asumirán a la vulgata de la sostenibilidad? ¿Hasta donde podrá la sostenibilidad asimilar y adaptar conceptos del ecologismo ascético e iniciático? ¿Cuáles son los conceptos técnicos y éticos que subyacen actualmente en las vanguardias de la forma mentis del perfil 4? Vamos a exponer algunos de los conceptos y tendencias implícitas en este perfil psicocultural, que a modo de prospectiva avanzan algunos de los escenarios que podríamos ver incorporarse al lenguaje de los sacerdotes de la sostenibilidad en unos años. Hoy día el lugar común, definido por el concepto y el ritual de sostenibilidad de los perfiles 1 y 2, es sancionado y difundido por los mercados, por los medios y por la agenda política. Estos son los focos de generación de la autoridad sacerdotal, frente a la del perfil 4 que es la autoridad ascética y monacal, de la que no obstante se hace fecunda cantera de sacerdotes en la universidad y la administración. Este lugar común del perfil 3 sacerdotizado entiende que los retos fundamentales son los relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero y la huella de carbono. El apocalipsis climático confirmado por el sanedrín tecnocientífico actúa como acicate. Para los sujetos de perfil 4 las medidas aportadas por la «agenda de la sustentabilidad» son insuficientes, y sobre todo desafectadas, faltas de devoción. Medidas que no implican a los sujetos sino sólo a los mercados y a las instituciones. Medidas rituales y superfluas: iconódulos. La comodidad y la seguridad priman como valores cívicos de la modernidad, intrínsecos al conservadurismo en el modo de pensar y vivir que late en los perfiles 1, 2 y 3. Unos y otros, unos por la vía del mercado y otros por la vía del Estado, insisten en reducir la responsabilidad del ciudadano. Sin embargo, la persona tiene para este ecologismo, de nivel 4, un proyecto y proyección transpersonal, que exige opciones y valores de vida más comprometidos. La modernidad, garante de los valores de seguridad y comodidad, es insuficiente como horizonte de vida para estas vanguardias. Muchos jóvenes reniegan del barniz ambiental de sus padres y de las instituciones, es preciso un giro de tuerca… El siguiente paso, allende la presente generación de gobernantes y empresarios del «cambio climático» y la «reducción de emisiones», precisa el reconocimiento generalizado de otros problemas asociados a la modernidad. Documentación Social 156 127 6 Franco Llobera Monografía Problemas como la bioacumulación de productos de síntesis (cuya eliminación es el núcleo gordiano de la agricultura y el consumo ecológico), o la mejora en la eficiencia energética. Y es en este sentido en el que la huella ecológica es el concepto más complejo y completo, y será previsiblemente el indicador que los Estados y los mercados se verán avocados a reconocer como indicadores morales y legales de la sostenibilidad en un futuro muy próximo. Los tres conceptos clave, que resumen y permiten entender el previsible sentido de cambio de la «sustentabilidad del carbono» a las ulteriores generaciones de la «ética de la sostenibilidad» son: la huella ecológica y la posibilidad que ofrecen de repensar otros indicadores de desarrollo con el PIB o el IDH, así como los conceptos de ecoeficiencia, y de sencillez de vida que pasamos a presentar y analizar como conceptos y prácticas diferenciales del perfil 4. 2 LA HUELLA ECOLÓGICA; EL REFERENTE NECESARIO DE LA NUEVA GENERACIÓN DE OBJETIVOS DE SOSTENIBILIDAD La huella ecológica es el concepto y el indicador objetivo de cuya generalización más cambios se pueden esperar. El concepto de huella ecológica se refiere a la superficie de territorio necesario para obtener los recursos que precisamos para vivir. Incluye tanto superficies agrícolas, de pastos, forestales y marinas que proveen el alimento y materias primas, como también sumideros del CO2 que nuestras opciones de vida y consumo generan. La huella de carbono (asociada al concepto de la sustentabilidad de emisiones) supone sólo aproximadamente la mitad de la huella ecológica. El resto depende de aspectos más comprometidos: cómo vivimos, qué comemos, cuánto nos transportamos, qué ocio practicamos. En general, estos sistemas de cálculo —de conciencia— descomponen el impacto de nuestros hábitos de transporte, vivienda, alimentación, servicios y bienes. La huella ecológica abrirá una puerta más integral y diáfana para cuantificar y trasladar no sólo a los mercados y a los Estados sus responsabilidades, sino sobre todo a los ciudadanos el referente y examen de conciencia para profundizar en este itinerario de introspección ética y planetaria que es la ecosofía. La huella ecológica permite comprender y asumir las responsabilidades personales en la sobrecarga inviable del planeta. La evaluación de la huella ecológica puede llegar a ser parte central del «nuevo examen de conciencia», y las medidas para reducirla serán parte del ritual cotidiano, doméstico, consciente y devocional de una religión planetaria. 128 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía La huella ecológica —HE— apunta al impacto individualmente; la responsabilidad ya no se cuantifica de modo impersonal; abre una molesta y precisa radiografía del impacto de nuestras formas de vida. Hace medias de Estado, pero permite adentrarse y analizar, en la intimidad, el caso particular. Hay varias webs y sistemas para calcular la huella ecológica personal. La página más completa se encuentra sólo en inglés(1) y calcula la huella para EEUU, Canadá y Australia, pero hay otras en castellano(2). Se puede ofrecer la HE como el número de planetas que una persona o país necesitaría para una determinada media de consumo si ésta fuera común a todo el mundo. La otra medida es el número de hectáreas de huella ecológica o hectáreas globales (gha). Según el informe 2008 del WWF y Footprintnetwork, la media de terreno disponible por persona (con 6.500 millones de habitantes) es de 2 ha/persona para el conjunto del planeta, siendo no obstante la huella media mundial de 2,7 ha/persona en 2008, pero muy desigualmente repartida: España y el resto de países de la UE tienen entorno a 5 ha/persona, EEUU 10 ha/persona, América Latina 2 ha/persona. Los países más pobres entorno a 1 ha/persona. El Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino ha publicado en agosto de 2008 un primer informe nacional (tras el analisis preliminar de 2007) en el que ofrece una media de 6,3 gha(3) confirmando un aumento del 19% de la huella entre 1995 y 2005. En lo relativo al número de planetas necesarios, el índice es de 1,2 planetas para el foot-print-network y de 1,5 planetas para my-footprint. La previsión es que alcancemos un umbral de huella de 2,2 planetas para sostener la población mundial en 2050. Y ello incluso dando cumplimiento a los actuales compromisos de reducción de emisiones. La diversidad de métodos y criterios de medición es uno de los problemas para extender el uso de la huella ecológica como indicador universal de sostenibilidad. La ausencia de unanimidad en la medición, y el hecho de que se desarrolle en paralelo y en concurrencia entre varias organizaciones es el principal problema para generalizar este concepto. El concepto de huella ecológica es valorado de modo muy diferente por los diferentes perfiles: los intelectuales del perfil 2 lo consideran un «concepto irrelevante y complicado», para los portavoces del perfil 3 se trata de un concepto complejo y discutible para utilizarlo como indicador. Para el perfil 4 es el indicador sobre el que construir los objetivos y retos personales de la sostenibilidad: un itinerario inevitable de mayor austeridad… (1) www.footprintnetwork.org y http://www.ecologicalfootprint.com/ estan sólo en inglés y remite al impacto en el Reino Unido, pero este es similar al español. (2) Está disponible en castellano en www.myfootprint.org pero ofrece unidades muy diferentes a la anterior. Una pagina sencilla española para el cálculo de Huella de Carbono en http://www.terra.org/calc/ (3) Análisis de la Huella Ecologica de España 2008. MARM. Agosto 2009. Documentación Social 156 129 6 Franco Llobera Monografía La huella ecológica es más compleja, más sistémica, comprometida y comprometedora que el cálculo de emisiones de CO2 o huella de carbono. Todavía no está sancionada como indicador por los sanedrines del nivel 2 y el nivel 3. Pero la historia es tozuda y previsible: los sacerdotes del perfil 2 negaron la erosión de la capa de ozono en los años 80, y la aceptaron en los 90. Luego negaron el cambio climático en los 90 y lo aceptaron en 2000… Todo parece indicar que no tardarán en sumarse a la vanguardia que rastrea el concepto más integral de huella ecológica. 3 HUELLA ECOLÓGICA Y DESARROLLO HUMANO Un aspecto muy interesante al respecto es la relación que existe entre el crecimiento del Índice de Desarrollo Humano y de la huella ecológica(4). Hay una relación casi lineal entre el incremento de la huella ecológica y el crecimiento del IDH. Esto significa que incluso los objetivos del milenio, que desde el punto de vista político, económico y social son altamente deseables, son discutibles desde el punto de vista de los principios de la sostenibilidad más avanzada. En el siguiente cuadro, realizado por el Global Footprint Network en 2006 para PNUD se muestra la relación entre el IDH y la huella ecológica. El crecimiento del IDH comporta una creciente insostenibilidad. A partir de la posición 40 en el ranking del IDH se produce una progresión exponencial hacia la insostenibilidad. En este cuadro que relaciona huella ecológica e IDH podemos distinguir tres tramos de pendiente. En el primer tramo de pendiente la huella ecológica crece poco en relación a la mejora del IDH. Es el caso de la progresión de África, Asia Oriental, América Latina, o Próximo Oriente. En el segundo tramo se sitúan los países del este de Europa con huellas ecológicas en el entorno de las 4 gha por persona. Es al final del mismo donde se sitúan los países de la antigua UE 15 con entorno a 5 gha por persona, y donde se produce un crecimiento lineal entre la mejora del IDH y el incremento de la huella ecológica. Finalmente, en el tercer tramo, el incremento de la huella es exponencial, sin producirse mejoras significativas en el IDH. Este cuadro es elocuente para mostrar que el IDH sólo es un referente válido de desarrollo sostenible para los países más pobres, y destaca la necesidad de seguir integrando índices (el IDH ya es de hecho una integración con otros indicadores de esperanza de vida y educación). La contradicción entre los ob(4) Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Huella_ecologica, es más completa la página inglesa. 130 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía jetivos e indicador del IDH y los de la sostenibilidad más avanzada muestra hasta qué punto es precisa una revisión profunda, y casi continua, de lo que es sostenible más allá de lo que los medios trasmiten de las cumbres de cambio climático y de los acuerdos y tratados sobre emisiones de CO2. Una de estas propuestas fue el índice IBES Indicador de Bienestar Económico Sostenible propuesto en los informes del Club de Roma(5). 4 ENSAYANDO NUEVOS INDICADORES DE SOSTENIBILIDAD. DEL PIB AL PRODUCTO SOSTENIBLE BRUTO, Y DEL IDH AL INDICADOR DE SOSTENIBILIDAD HUMANA Para resaltar el valor de referencia de la huella ecológica vamos a ensayar dos nuevos indicadores que permitan un cuadro más ajustado al itinerario de un desarrollo sostenible. Así, consideraremos en abscisas el concepto de Producto Interior Sostenible per cápita (eco) que se obtiene a partir del PIB per (5) Ulrich von Weizsäcker, E., Hunter Lovins, L. y B. Lovins. A. Factor 4: duplicar el bienestar con la mitad de recursos. Círculo de lectores/Galaxia Gutenberg 1997. Documentación Social 156 131 6 Franco Llobera Monografía cápita dividido por la huella ecológica global de determinado país(6). Este valor permite mitigar el valor de la riqueza generada en términos de PIB al equilibrarla en función del número de hectáreas globales (aunque matemáticamente es la renta generada por hectárea impactada). En ordenadas, representamos lo que proponemos denominar el Indicador de Sostenibilidad Humana ISH, determinado a partir de la división del IDH por la huella ecológica, ofreciéndose los valores entre 1 (mínima huella y máximo IDH) y 10 (máxima huella y mínimo IDH). Gracias al efecto gráfico de estas ponderaciones podemos observar que tanto los países de renta más bajas (en el ejemplo Bangla Desh o Mozambique) como los de rentas más altas y mayor huella ecológica (ejemplo EEUU) se alejan por igual de las posiciones de mayor sostenibilidad (con mayor ISH y mayor PSB), y países ricos como España y EEUU están más cerca de Bangla Desh en Producto Interior Bruto Sostenible que de Holanda, y muy por debajo de Argentina que sería uno de los que presentarían mejor balance. En las mejores posiciones que se han podido identificar se encuentran las llamadas ecoaldeas, comunidades rurales con avanzadas opciones de vida sostenible, que se confirman como la vanguardia de las opciones de ecodesarrollo. Las ecoaldeas tienen una huella ecológica global entre 2,4 y 3 ha, y se sitúan en el gráfico en la misma vertical de ISH que los países más pobres. Este modelo de representación permite vislumbrar el camino que queda por recorrer en favor de la sostenibilidad. El objetivo se sitúa en el extremo superior derecho y lo representamos como objetivo 2050, esto es, una forma de vida con una huella ecológica de 1 gha y un IDH de 1. Este indicador matricial ponderando el PIB y el IDH con el concepto de huella ecológica consigue aclarar gráficamente el objetivo ético y político de una nueva generación de lo «sostenible». Para los países con alto ISostH y bajo PsostB (EEUU y España) es urgente una reducción de la huella ecológica, algo que necesariamente comportará una reducción de la riqueza: el PIB se construyó con una mayor huella, la huella se reducirá sólo con un menor PIB… Esta es la reflexión típica de la ética de perfil 4 que enmarca lo que se denomina ecología del decrecimiento y las opciones de sencillez de vida que veremos posteriormente. Los escenarios más favorables en este cuadro se sitúan en las llamadas ecoaldeas que con Producto Sostenible Bruto de unos 6.000€ tienen un Índice de Sostenibilidad Humana entorno a 2,6 gha. (6) Para la Huella ecológica global utilizamos la determinada por el «global footprint network» y está disponible en los informes anuales del WWF. 132 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... Objetivo 2050 10.000 s Ecoaldea Hol 8000/2'6 8100/4'1 Fr 6200/5'1 Ar 5700/2'8 Hu 5100/4 5000 s Producto Sostenible (ecológico) Bruto PSB = PIB per capita/gha Monografía 15.000 s 6 Es 4766/6 USA 4456/9'8 B 3421/1'1 Mz 1380/2'3 0s 10 9 8 7 6 5 4 3 2 Indice de sostenibilidad (ecoeficiencia) humana 1 ISH = IDH/gha Pais PIB per apita Huella ecologica en hectareas globales gha IDH Indice Sostenibilidad Humana = gha/IDH Producto Sostenible Bruto = PIB per Capita/gha Ecoaldea 20.000 2,5 0'953 2'6 8.000 Holanda 32.684 4 0'953 4'1 8.171 Francia 30.386 4'9 0'952 5'1 6.201 USA 41.890 9'4 0'951 9'8 4.456 Hungria 17.887 3'5 0'874 4'0 5.110 Argentina 14.280 2'5 0'869 2'8 5.700 Mozambique 1.242 0,9 0'384 2'3 1.380 Bangladesh 2.053 0,6 0'547 1'1 3.421 España 27.169 5'7 0'949 6 4.766 Otra vía apuntada y diferenciada en el cuadro es la de los países que aún pueden y deben crecer en renta asociando este crecimiento del PIB a un modelo de ecoeficiencia, e incrementando el nivel educativo de la población que se delata en el denominado Índice Sintético de Capital Humano (ISCH). La sencillez de vida y la ecoeficiencia son las medidas, necesariamente complementarias, para avanzar en el sentido que apunta este mapa del tesoro de la sostenibilidad. Sencillez y ecoeficiencia deben simultanearse, y representan el corazón de la dialéctica ideológica que constituyen la vanguardia del reto de la sostenibilidad. 5 TRES NIVELES DE ECOEFICIENCIA. LOS HORIZONTES TÉCNICOS Dentro de este enfoque de ecoeficiencia podemos distinguir tres niveles que en gran medida marcan la evolución de los perfiles psicoculturales que antes apuntamos: Perfil 1) - no tiene ninguna receptividad al concepto de ecoeficiencia: no computa. Perfil 2) - Ecoeficiencia y ecocapitalismo. El término ecoeficiencia se originó en los círculos empresariales del World Bussiness Council for Sustainable DeveDocumentación Social 156 133 6 Franco Llobera Monografía lopment(7) surgido en el contexto de la Cumbre de Río de 1992, actualmente agrupa a varios centenares de grandes empresas multinacionales. En España son socias de este consejo Acciona y Repsol-YPF. Tienen un sentido claramente vinculado a la rentabilidad empresarial y al aumento del PIB. Entienden la eficiencia como el gasto mínimo de energía y otros insumos para obtener el mayor resultado y rentabilidad económica. El concepto implícito de ecoeficiencia para este perfil es maximizar los beneficios al menor coste energético-ambiental. Perfil 3) Ecoefectividad y ecodesarrollo. El concepto de ecoefectividad se formula en el libro Cradle to Cradle (De la cuna a la cuna) con la intención de distanciarse tanto del concepto empresarial de la ecoeficiencia, como del concepto ecologista que justifica la necesidad de decrecimiento económico. Se trata de un trabajo de reconceptualización que pretende superar la regla de «reducir, reutilizar y reciclar». Postula que la ecoefectividad no defiende la reducción (en esto se distancia manifiestamente del perfil 4), sino el producir con el mayor ingenio de recursos, buscando la cogeneración. Renuncia a la sencillez planteando una esperanza en las posibilidades de la innovación tecnológica. Es por ello un concepto optimista y compatible con el crecimiento «económico sostenido», pero que busca diferenciarse y posicionarse frente al enfoque mucho más convencional de ecoeficiencia que plantea la WBCSD. El ejemplo clave de ecoefectividad que se formula es un edificio que no sólo reduzca insumos, o que reutilice o recicle materiales, sino que sobre todo sea capaz de producir un balance energético y económico positivo. El concepto de «la basura es alimento» (opuesto al alimento basura) se enmarca dentro de lo que se ha denominado de modo amplio la ecología industrial. Perfil 4) Ecoeficiencia y decrecimiento. Es el enfoque más propiamente ecoeficiente, y fue formulado como factor 4(8) y factor 10 por un informe del Club de Roma. Su objetivo es producir el doble, pero hacerlo reduciendo antes a la mitad los insumos. Confluyen en este enfoque múltiples escuelas o corrientes del ecologismo. Dentro de este epígrafe genérico de la ecoeficiencia podemos incluir la permacultura y otras formas de ecointensificación agraria que plantean diversificar al máximo las producciones agroganaderas buscando sinergias entre los diferentes cultivos y otras producciones de bienes y servicios. Este enfoque prima la reducción del consumo y el aumento de la autoproducción y el autoabastecimiento. Para, efectivamente, poder mejorar la eficiencia de los ingresos es preciso reducir y sinergizar los egresos. Se trata de un enfoque que afecta necesariamente de modo negativo a la circulación monetaria y al crecimiento del PIB. Es un concepto vinculado al de satisfacto(7) www.wbcsd.org dispone del informe en español sobre ecoeficiencia empresarial. (8) Op. cit. Factor 4. Informe del Club de Roma 1997. 134 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía res sinérgicos que formuló Manfred Max-Neuf, en el sentido de satisfacer varias necesidades con una misma actividad. Las diferencias de estos tres perfiles de ecoeficiencia son muy significativas. El concepto de ecoeficiencia es más tecnológico y menos ético que la sencillez de vida. La ecoeficiencia está más volcado en las oportunidades de la innovación tecnocientífica, y adquirir bienes o servicios atendiendo a la ecoeficiencia de los mismos es parte esencial de la renovación y profundización en la llamada ética del consumo. ¿Cuándo se podrá identificar (medir y homologar) la eficiencia ecológica de los productos? Esta estimación de la eficiencia social y ecológica es precisamente el principal componente para poder normalizar el ritual del consumo responsable. El objetivo de reducir el consumo, y por lo tanto la renta personal y el PIB colectivo como condición previa, es la opción del decrecimiento y la sencillez de vida. La esperanza en la mejora de la ecoeficiencia por vía tecnológica sin necesidad de reducción del consumo es el modelo del ecocapitalismo. Ciertamente se pueden complementar las opciones de sencillez de vida con el consumo ecoeficiente y en función de la combinación podemos prospectar el mapa de las posiciones ideológicas en las próximas décadas. El equilibrio entre la sencillez de vida, la ecoeficiencia o el ecocapitalismo (en diferente proporción o peso) se verá acompañado de dos medidas que aún tardarán en ser fruto de un consenso político. Estas son las principales medidas políticas que implícitamente se derivan de las opciones de vida sencilla y del decrecimiento. • Aplicación de un sistema de ecotasas (gestionado por Naciones Unidas para las superiores a 1.000 Km) en el que se tribute en función de la huella ecológica, y especialmente la huella de transporte de los bienes y servicios, destinando los ingresos obtenidos a financiar ecoincentivos y ecodesarrollo. Un sistema eficiente territorialmente es aquel que genera localmente al menos un 60% de la energía que precisa, sea en forma de alimentos o de kwh. • No activar el crecimiento del PIB por la vía del abaratamiento del precio del dinero, evitando insuflar ficticiamente liquidez a los sistemas económicos. Reconduciéndose a un menor, más sostenido y solvente modelo de crecimiento económico. El margen de debate ideológico sobre estos aspectos debería ser cuestión de grado, no de cualidad. ¿Qué porcentaje de ecotasas? ¿Quién las recauda y gestiona para cada radio de movilidad? ¿Qué porcentaje ideal de autoabastecimiento local o regional o nacional, energético y alimentario? ¿Cómo Documentación Social 156 135 6 Franco Llobera Monografía establecer de modo sostenible el precio del dinero? Podemos concluir que el «decrecimiento» es una opción personal, pero evitar el sobrecalentamiento productivo y monetario es una responsabilidad de los gobiernos. ¿Es viable el crecimiento cero que planteara el informe «Meadow» al Club de Roma en la década de 1980? 6 PROFUNDIZANDO EN LA DEFINICIÓN CONDUCTUAL Y COGNITIVA DEL PERFIL 4 6.1. Teoría y práctica económicas El concepto de decrecimiento es parte diferencial del ecologismo político de perfil 4, y tiene mucha relación con la sencillez de vida. El decrecimiento surge a partir de los años 70 con los trabajos de Georgescu-Roegen que utiliza la termodinámica como el referente para comprender el funcionamiento de los sistemas económicos. Plantea que la entropía y la pérdida constante de valor (energético) del universo es inevitable, y que es especialmente entrópico (y acelerado) el proceso de disipación-contaminación-impacto en las formas de vida industriales. Según Georgescu, como parte de un discutible pesimismo ontológico, considera que la economía conduce al mundo a una natural disipación y decrecimiento energético. Se formula así una bioeconomía en la que los intercambios económicos —de un modo terriblemente simplista— se remiten al proceso de disipación de la energía. Todo camina hacia el desorden. Este enfoque de la bioeconomía es profundamente reduccionista y postmoderno. Es precisamente gracias al aprovechamiento y disipación de la energía emitida por el sol, que existe la vida y que se produce la biodiversidad. La vida no habría comenzado si hubiera tenido que evitar como un «pecado cósmico original» la disipación de la energía. Denominar bioeconómica a un modelo que restringe el funcionamiento supuestamente entrópico de la energía cósmica, es no entender el sentido mismo de la vida. La economía neoclásica es una ciencia ciertamente limitada, pero la bioeconomía de Georgescu no es el más sólido referente para refundamentarla. Que el universo pueda tender a un punto de energía cero es incluso discutible, pero lo es aún más pretender que los seres vivos no respiren para evitar generar entropía. Al margen de esta consideración biofísica, en materia económica los partidarios del decrecimiento valoran unánimemente la necesidad de tener en cuenta a la tierra (los ciclos de vida de los recursos naturales) como un factor de mayor importancia que el capital y su «instinto indomable» de reproducción. Para el decrecimiento, el respeto y aprovechamiento de los ciclos naturales son más importantes que el factor trabajo o el tecnológico. 136 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía Los filósofos británicos que dieron pie a la economía clásica consideraban que el crecimiento de las oportunidades de la producción y el comercio se detendrían sensiblemente al llegar a equipararse las producciones, necesidades y costes entre países. Este sería un factor esencial que desincentivaría el comercio a larga escala. En lo que coinciden Smith y Georgescu es en la inevitabilidad de reducir los intercambios de largo recorrido que han caracterizado el florecimiento de la modernidad. Ambos compartían pesimismo, uno desde el impulso individualista del ánimo de lucro y el otro desde el comunitarismo. A diferencia de estas dos posturas, el emergente perfil 4 es optimista ontológico, pero comparte con ambas el pesimismo económico. Las instituciones internacionales todavía promueven la especialización productiva y el mayor volumen posible de intercambios a las mayores distancias concebibles. Cada cual debe producir sólo lo que pueda hacer en condiciones de ventaja competitiva global, y este planteamiento garantiza teóricamente que siempre habrá comercio. Esto es lo que precisamente el movimiento de decrecimiento cuestiona como modelo de desarrollo: la soberanía energética y alimentaria de los pueblos es previa a los intereses comerciales o al ingente PIB derivado de las grandes transacciones. Una política de desarrollo económico, social y ecológico inteligente, promoverá una cierta especialización en los bienes de exportación, pero al tiempo y previamente es preciso un mayor margen de soberanía-consumo interno. Los economistas del decrecimiento plantean que la desconexión relativa favorecerá, a medio plazo, más a los más empobrecidos, y perjudicará más a los ricos. El efecto inducido será al cabo: menos riqueza pero mejor repartida, menos miseria y menos huella ecológica. No podemos dejar de tener presente en este balance la idea de que hay una forma de miseria humana adscrita a la riqueza, y una forma de riqueza espiritual intrínseca en la pobreza material —sencillez voluntaria—. En un mundo más sostenible las importaciones no deberían implicar más allá del 20-30% del consumo de un país o un hogar, es decir el ecodesarrollo precisa garantizar un alto grado de soberanía alimentaría y energética, lo que supone una autosuficiencia próxima a un horizonte del 80%. Este es probablemente el punto de equilibrio al que contribuirá el llamado movimiento de decrecimiento: aumentar el volumen de las transacciones locales y regionales, monetarias y por lo tanto contable desde el punto de vista del PIB, pero también informales y/o no cuantificables. Se denomina bioregionalismo precisamente a una política económica de sostenibilidad avanzada fundamentada en el incremento de los flujos comerciales internos a determinada región ecocultural. Son varios los términos aptos en castellano: las «agrorregiones» o las «autosuficiencias conectadas» son territorios ecoeficientes e inteligentes Documentación Social 156 137 6 Franco Llobera Monografía que asumen el objetivo de una cierta y necesaria desconexión a corto plazo, con una reducción de las transacciones de largo recorrido gestionadas por las grandes corporaciones. Una reducción de las «interdependencias» significa necesariamente una reducción del PIB afectado por la capacidad de cómputo de las estadísticas nacionales. Pero una reducción del PIB en ningún caso significa una reducción de la riqueza, si no el reto de una nueva forma de concebirla, promoverla y medirla. ¿Es el PIB medidor de la riqueza generada, o sobre todo de la riqueza concentrada en los grandes flujos de capital? En el perfil 4 se considera que el decrecimiento del PIB será el mejor síntoma del crecimiento de nuevos y más sólidos conceptos de riqueza. Este decrecimiento se relaciona con el movimiento al que De Sousa Santos denomina emancipatorio, como una búsqueda de independencia respecto a todos los procesos en los que el mercado o el Estado construyen su dialéctica hegemónica. Hay síntomas psicosociales claros de este giro hacia el decrecimiento emancipatorio en una parte de la población, pero es difícil de cuantificar precisamente porque constituyen un mundo en paralelo (en otra dimensión ética y cultural al Estado y al mercado). En USA se estima que el movimiento de sencillez de vida puede implicar ya a cerca del 20% de la población. Aunque en la práctica la apuesta por el decrecimiento se asocia a la decisión voluntaria y personal de austeridad y sencillez de vida tiene directas e implícitas repercusiones políticas. El decrecimiento es la manifestación política de una nueva teoría económica, por su parte la sencillez de vida es su manifestación y compromiso personal. Al cabo la «objeción al crecimiento y al consumo» son su credo común. Todo ello confluye en el término inglés downshifting que puede traducirse tanto en el sentido de desacelerar como en el de simplificar. La opción personal de la sencillez de vida, y como consecuencia del decrecimiento del PIB, es imposible que sea parte de una decisión o una política de Estado (perfil 3) o del mercado (perfil 2). El perfil 4 mantiene la creencia en que ni el Estado ni el mercado pueden asumir por propia decisión el principio de decrecimiento, ya que, volviendo a un ejemplo anterior, sería como esperar que un ser vivo dejara de respirar. Dentro de este perfil 4, unos individuos son beligerantes y entran en la arena política. Otros optan por una fuga mundi desde las urbes al medio rural, emulando opciones de vida que ya enmarcaron la caída del Imperio Romano y del mundo clásico: pretendiendo construir alternativas emancipatorias. El mundo tardoromano y el tardormoderno se asemejan en más de un punto. 138 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía 6.2. Antropología de la alimentación La alimentación supone casi la mitad de la huella ecológica, y en este sentido hay varias pautas propias de la reflexión y la práctica del nivel 4 que reducen la huella ecológica de la alimentación de modo muy sensible. i) Porcentaje de carne y pescado en la dieta. Los hábitos de alimentación son una parte importante de la huella. Así un consumo vegetariano, estiman en myfootprint.org, que comporta entorno a 0,18 gha, mientras un carnívoro tiene una huella global de 0,85 ha. La mayor parte de la carne y el pescado emplean piensos para la alimentación, lo que reduce sensiblemente la eficiencia energética de las materias primas. Un kilo de carne de vacuno precisa entorno a 10 Kg de cereal para ser producido. La reducción de la ingesta de carne y en general de proteínas animales es de hecho una pauta común al ascetismo en diferentes tradiciones religiosas. ii) Producir o transformar alimentos, autoproducción y autoconsumo, recuperando el trabajo de la horticultura-jardinería, huertos urbanos, y/o la cocina tradicional comprando productos no transformados. Una de las formas implícitas de sacralidad en varias culturas tradicionales es producir y elaborar los alimentos que uno mismo, o una comunidad consume. Una variante de esta tendencia a autoproducir y autoconsumir implícita en la sencillez de vida es el hecho de privilegiar la compra y consumo de productos (alimentos u otros bienes) generados en el entorno local-regional: se denominan localivoros. Hay un creciente movimiento de consumo local en un radio de 100 millas (hundreed milles) especialmente arraigado en Canadá, Reino Unida, Argentina y Uruguay. En España existen en todas las comunidades autónomas grupos de consumo que actúan como centrales no comerciales de producción y distribución de alimentos. La distancia de producción y logística, y por lo tanto la huella de transporte de la alimentación es un aspecto importante a tener en cuenta en las decisiones de ecoconsumo. Dedicar tiempo a producir o a organizar el consumo de modo colectivo y ecológico, con venta directa o corta (desplazarse a comprar al productor, y/o comprar colectivamente) y la reducción en el consumo de carne y pescado, son las medidas más aconsejables de consumo responsable en relación a la huella ecológica de la alimentación. ¿No recuerda a la forma de vida de los monasterios medievales? ¿Es la ecología política o es religión? La razón ecológica y la razón religiosa son diferentes pero convergen… Documentación Social 156 139 6 Franco Llobera Monografía El fomento de la producción para autoconsumo regional de alimentos o de energía es un camino avanzado, una vanguardia de diversificación y de desarrollo sostenible en un contexto de dependencias que aun siendo ineficientes, activan el consumo y la evolución de los indicadores macroeconómicos. 6.3. Sencillez voluntaria La sencillez voluntaria, también llamada «simpleza voluntaria» (según la traducción literal de simple life)(9), se caracteriza por comportar una renuncia ética y estratégica —etitégica— a la renta y/o al consumo, lo que generalmente se asocia a opciones laborales alternativas o no convencionales, en las que el sujeto reduce su participación en la creación de la riqueza (medida en términos de PIB) y en consecuencia la renta disponible. El reto de la sencillez consiste en necesitar menos, y «aprender a vivir mejor con menos»; es una forma de austeridad o de ascesis que está creciendo de forma significativa. Este movimiento cultural plantea reducir el consumo de bienes y servicios, aumentando los flujos locales que son menos dependientes de insumos energéticos y de los grandes mercados. Las producción y consumo agrario locales, la autoproducción energética o alimentaria, los servicios prestados en régimen de intercambio (como en los bancos del tiempo) o con sistemas de trueque o moneda complementaria, son algunas de las medidas que reducen la dependencia de la renta pecuniaria, sin reducir los intercambios locales y aumentando la dimensión comunitaria (subjetiva) del hecho (objetivo) de la vecindad. A medida que crece el movimiento de la sencillez de vida se confirma que no es el fruto de una decisión deliberada de austeridad, en la mayoría no había una opción previa de renuncia. Esta es en gran medida fruto de la combinación entre la precariedad laboral, y el frustrado estímulo de consumo. Muchos de los jóvenes que se pueden englobar en el perfil 4, esperaban haberse incorporado a las clases del perfil 3 o incluso al perfil 2. Su incorporación al proletariado sociocultural del perfil 2 es pasiva, y genera como reacción el giro hacia un ecologismo proactivo. Hay una alienación combinada entre la presión de una renta decreciente que se experimenta por la vía de las relaciones laborales, con una creciente presión al consumo y a la industrias del ocio que se reciben de los media y de sus propios grupos de edad. Frente a este efectivo estrés del modelo de relaciones de trabajo y de consumo, surge la necesidad de una defensa y una crítica cultural que encuentra en el ecologismo un referente sólido pero no el único. El fenómeno presenta una am(9) 140 http://humanismoyconectividad.wordpress.com/2008/05/29/simplicidad-voluntaria/ Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía plia diversidad de manifestaciones y una ausencia de un maestro de orquesta. Comparten los sujetos de este perfil 4 una tendencia a la reducción del tiempo de trabajo, o de la jornada laboral retribuída, el autoempleo, y un aumento del trabajo doméstico o comunitario. Este trabajo comunitario se consideraría convencionalmente como ocio porque no se trata de un trabajo retribuido, ni de trabajo doméstico propiamente dicho. El uso del tiempo no laboral no se puede enmarcar en lo que la ortodoxia denomina industrias del ocio. La vanguardia de este modelo se sitúa en los silenciosos intersticios del hegemónico american way of life. El concepto de simple life se despliega intelectualmente (modernamente) a partir de finales del siglo XIX (con la influyente novela Walden), pero se había mantenido latente en los movimientos comunitarios cristianos desde la propia ocupación del continente, es el caso de cuáqueros o menonitas. A partir de los años 70 del siglo XX surgen de este mismo contexto los primeros ecologistas (nacimiento de Greenpeace). La sencillez de vida es una opción paralela al ecologismo político desde su mismo origen. Se estima que en EEUU son ya cerca de 20 millones las personas que han renunciado a los empleos o formas de vida convencionales y procuran una forma de vida más plena reduciendo el trabajo, y en paralelo su capacidad de consumo, potenciando al tiempo de modo consciente y deliberado el objetivo del desarrollo personal con el de la sostenibilidad. El movimiento freegan(10) que implica a varios millares de neoyorquinos es una de las manifestaciones subculturales de simplicidad voluntaria —simple life— y cuyas experiencias y vivencias comparten en la red y en reuniones semanales. El perfil 4 tiende a crecer en términos demoscópicos, y no es una opción viable o compatible con ningún principio ideológico moderno o postmoderno. El ecodesarrollo implica una suerte de ecología espiritual o ecosofía como modelo de sabiduría y horizonte de vida, se vincula a principios metafísicos (más allá del poder de lo físico), y en esta característica radica su radical ruptura con la modernidad. El perfil 4, se trate del activista político o de la vía emancipatoria de la «fuga mundi», contiene una opción política de desarrollo local, participativo y deliberativo pero con una proyección planetaria, que potencia la diversidad, la pluralidad, desorganizada en apariencia (la tardomodernidad se confunde en este punto con la postmodernidad) pero al tiempo orgánica (metamoderna… más allá de…). Las opciones de consumo local y de sencillez de vida contribuyen al «decrecimiento» del PIB pero al crecimiento de otro concepto cultural y religioso de la riqueza. Estos aspectos constituyen la pasta de lo que los gnósti(10) http://freegan.info Documentación Social 156 141 6 Franco Llobera Monografía cos del siglo II y III denominaban «otro eon». Esta tendencia es intemporal, común a todos los movimientos ascéticos y espirituales. 6.4. Modalidades de ecocomunitarismo Lo cierto es que este perfil 4 manifiesta dedicar con decisión y alegría una parte importante del tiempo a trabajos no remunerados o mal remunerados (a la comunidad local, o a colectivos específicos) y/o trabajo de autoproducción y autoconsumo de bienes o alimentos de modo artesanal. Dentro de las opciones de vida sencilla otra diferencia de grado viene asociada a la componente comunitaria. En este sentido es preciso diferenciar «por el tipo de hábitat», entre las ecoaldeas y ecoviviendas. Unas y otras procuran combinar las soluciones tecnológicas de máxima ecoeficiencia (menor inversión para reducir el impacto y producir insumos) y soluciones de bioconstrucción y bioclimatismo, pero las ecoviviendas son más intensivas en capital. Las ecoaldeas por su parte son más «comunitarias», compartiendo servicios y bienes (lavadora, vehículos, cocina, salas, etc.) y generalmente llevan asociadas actividades productivas compartidas entre los miembros de la misma. 6.5. Ecoausteridad y ecoascetismo Decíamos que el movimiento de sencillez de vida presenta dos modalidades, una de militancia más proactiva políticamente, y otra, mayoritaria, de retirada o «fuga mundi» con formas de vida de bajo consumo. En muchos casos la tendencia a la sencillez de la vida es una respuesta a la precariedad laboral. Combinando la componente comunitaria (en servicios y en lo laboral), la intensificación en el factor capital, podemos diferenciar entre un grano de ecoausteridad (perfil 4.1) y uno más profundo de ecoascetismo (4.2). A modo de prueba podemos determinar el ingreso per capita de las opciones de ecoausteridad en el entorno del 50% de la media de ingresos en un determinado país, y el ecoascetismo en el umbral de la pobreza. Suponiendo unos ingresos medios de 30.000 euros en Dinamarca, Austria, Reino Unido o Holanda, obtendríamos un umbral medio entorno a 15.000 euros de ingresos per cápita para la ecoausteridad y 12.000 euros para el ecoascetismo. En el caso de España el umbral de pobreza se sitúa según la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del INE de 2008(11), por debajo de 17.620 (11) Instituto Nacional de Estadística. Informe 2008. www.ine.es. Encuesta de presupuestos familiares EPF y encuesta de condiciones de vida ECV. 142 Documentación Social 156 El modelo actual de consumo no es sostenible: sencillez de vida, ecoeficiencia y/o ecocapitalismo... 6 Monografía euros/año hogar con una media 2,7 personas/hogar; esto es 6.525 euros per cápita. Así pues en España podríamos hablar de ecoascetismo por debajo de este umbral de ingresos, pero siempre que se manifieste como una opción libre y personal, con renuncia asumida, en favor de una vida sencilla en el marco de valores del denominado perfil 4. El umbral de ecoausteridad en España se podría situar entonces en el entorno de los 8.000 euros/año. Recalcamos que la diferencia con respecto a la pobreza objetiva es que se manifiesta como fruto de una decisión propia y que constituye, implícitamente, en su ideología, una forma de «riqueza en el decrecimiento». Esta forma de vida es una provocación frontal al mundo de valores laborales, de ocio y consumo al moderno sentido común. ¿Cuánta gente, especialmente menores de 30 años, viven en la ecoausteridad o incluso el ecoascetismo? ¿Es sólo un momento en la ontogenia de las nuevas generaciones mientras consiguen un buen empleo? ¿Es una decisión y una elección sin retorno? ¿Es este ecomonacato (sean individual, anacorético o comunitario) un camino de iniciación? ¿A dónde conduce? Las «ecoaldeas» podrían asimilarse a opciones de ecoascetismo y las «ecoviviendas» más próximas a las condiciones de ecoausteridad. Ambos casos constituyen los referentes de sencillez de vida en el entorno de los países ricos; pero al tiempo son los referentes realmente sostenibles de riqueza y calidad de vida para los países pobres. Una suerte de término medio entre la riqueza (altas rentas) y la pobreza (bajas rentas). Recuerda al término medio que planteaba el budismo entre los extremos de la opulencia de la casta sacerdotal de los brahmanes y la renuncia absoluta de los yoguis. El ecologismo, como fruto tardomoderno, y las tradiciones agroecológicas y espirituales propiamente premodernas convergen y se integran como alternativa tanto a la modernidad como a la postmodernidad. Estos valores del perfil 4 se están introduciendo de modo silencioso y constante a través de una parte significativa y creciente de la juventud más cultivada. Es claro que el arraigo cultural de estos valores es mayor entre los estudiantes universitarios que entre los jóvenes que no han terminado los estudios básicos. Son valores de las nuevas «cúspides socioculturales» y por ello mismo es previsible que sigan permeando sus valores y objetivos vitales a los otros perfiles en las próximas décadas y generaciones. El proceso está generando un nuevo escenario en el que la ecología (en diferente grado y doctrina) es asunto de consenso mundial. Todo parece apuntar hacia una refundación cultural profunda, una suerte de unidad planetaria desde una profunda diversidad. Esto es la tardomodernidad: la transición silenciosa, testimonial y constante a un nuevo «eon» en el que una ecosofía que está desplegando sus alas, se perfila como el máximo común múltiplo de humanidad. Documentación Social 156 143 6 Franco Llobera Monografía 7 BIBLIOGRAFÍA COLLECTIU SILENCE. Objectiu decreixement. Barcelona: Lector, 2006. FUNDACIÓ TERRA. Factor 4. Perspectiva Ambiental 13. Barcelona: Fundació TERRA, 1998. MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE. Análisis preliminar de la Huella Ecológica en España. Informe de síntesis. Julio 2007. PANIKKAR, R. Ecosofía: para una espiritualidad de la tierra. Madrid: San Pablo, 1994 SANTOS, Boaventura de Sousa. La globalización del derecho. Los nuevos caminos de la regulación y la emancipación. 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