Helen, la periodista que denunció el poder oculto del sionismo En la macabra lista de periodistas asesinados en el mundo durante el año 2010, no figura la muerte profesional de Helen Thomas, crimen de lesa Humanidad que antecedió a su muerte física, ocurrida hace 5 días. Y es que la primera vez no la mató la bala de un sicario, la bomba de un mercenario, o el proyectil disparado por el soldado, sino el de un grupo de agentes de un régimen que cual psicópata asesino en serie anda suelto por el mundo desde hace 65 años. Fue un misil cargado de odio, miedo, envidia y de millones de dólares, lanzado por el Lobby del Sionismo, agente del gobierno del Estado Israel, macabro engendro del Imperio que escapó de las manos de quien lo creó, y lo crió durante sus primeros años, pero que, cuando daba apenas los primeros pasos, le sacó los ojos, como afirma el viejo y sabio refrán. Lo logró en base al inmenso poder económico que posee, como dueño de “los 4 sectores claves del poder estadounidense: Defensa, Complejo militar, Wall Street y los Medios de Comunicación”, convirtiendo al gobierno de EEUU en súbdito suyo, y a sus mandatario, a quienes maneja como títeres, oculto detrás de la silla presidencial. Por eso fue que esos criminales mataron a Helen Thomas, porque tuvo el coraje y la osadía de desnudar el maligno poder oculto que el lobby Sionista de Washington ejerce sobre los gobiernos y mandatarios yanquis, rehenes de su perverso proyecto de dominación mundial. Y obedientes a las órdenes que les dicta el Lobby sionista los presidentes yanquis desatan guerras con el archimillonario presupuesto de Defensa; vende armas producidas por el Complejo industrial militar al Tercer mundo; usan al FMI y el Banco Mundial para imponer nefastas políticas financieras y desde Wall Street, manejan las bolsas y políticas monetarias del planeta Son ellos, los que, mientras llenan sus arcas, arruinan a los pueblos que sufren hambre, miseria, enfermedad, pobreza y enfermedad en un planeta, que por la incontrolada destrucción que hacen de los recursos que en él existen, está en vías de extinción junto con todas las criaturas que lo pueblan, todo por culpa de la ciega adoración que rinden al Dios dinero. Y Thomas, la periodista que durante más de medio siglo, cubrió la fuente noticiosa de la Casa Blanca, escuchando las decisiones anunciados por 10 presidentes yanquis, que no eran suyas, les fustigaba con el látigo de sus preguntas incisivas, que los avergonzaban, pero soportaban disimulando con sonrisas sus ambiguas respuestas. Exacerbaban de la misma manera a Helen, las insulsas preguntas de muchos de sus colegas que siempre le seguían el juego a los mandatarios y sus voceros oficiales, manipulados por el poder oculto de una ideología que ha ganado tanto espacio político en un país convertido en su rehén. Hasta que un día, Helen, la agresiva y combativa periodista se cansó de ver y escuchar tanta sumisión y entrega en los rostros y labios de los presidentes y voceros oficiales yanquis, siervos del Sionismo. Y en vez de preguntar como siempre lo hacía, respondió con la verdad que fue Norte, descorriendo con ello y para siempre, el velo de hipócritas y cínicas mentiras. No se dio cuenta que al hablar, que caía en una infame y cobarde trampa que habría de costarle su trabajo, su propia vida, la que perdió ese día, después de dedicarle con todo el fervor y sacrificio como muy pocos lo hacen por una causa noble, 70 años de su ejemplar existencia. Fue el 27 de mayo de 2010, cuatro días antes del ataque que en aguas internacionales realizó el ejército de Israel contra la Flotilla de la Libertad que llevaba ayuda humanitaria a Gaza, masacre en la que murieron asesinadas 9 personas y una treintena mas resultaron heridas semanas, crimen de lesa Humanidad que permanece impune en razón de la influencia que el sionismo ejerce en la ONU. Lo hizo al ser entrevistada por un rabino judío, quien conocedor de su sinceridad y franqueza, le preguntó: “algo que decir sobre Israel? Helen cayó en la celada que le había sido tendida, respondiendo: “Dígales que se vayan de una vez por todas de Palestina”. El rabino insistió. “¿Algún comentario mejor? Y ella, talvez sin darse cuenta de que estaba siendo filmada y grabada, refiriéndose a la tragedia humana que sufre el pueblo palestino bajo la ocupación de su tierra por parte de Israel a raíz de la creación del Estado sionista propiciada por EEUU para convertirlo en su gendarme del Medio Oriente, replicó: “Recuerde, ese pueblo está siendo ocupado y es su tierra. No es Alemania, no es Polonia.” “Entonces, ¿a donde deberían ir? le repreguntó el judío. “A casa” contestó ella. Y para asegurarse de que entrara totalmente en la trampa, volvió a preguntarle: ¿Y donde está su casa? Y ella entró definitivamente, diciendo: “ en Alemania, Polonia, Ucrania, Estados Unidos y cualquier otro lugar del mundo. Lo que Helen expresó en la entrevista, fue su opinión personal, y conmocionada como estaba condenó un genocidio que hasta hoy permanece impune, pero criticar al sionismo, es algo que no le está permitida a nadie en EEUU, ya que si lo hace se expone a perder muchas cosas, entre ellas su trabajo, como lo ocurrió a Helen Thomas. No fue una coincidencia que la entrevista fuera colocada en Internet, en el sitio RabbiLive.com, el 31 de mayo, día del ataque del ejército sionista a la Flotilla de la Libertad, crimen que provocó un ola de condena e indignación no solo en el pueblo estadounidense sino entre los pueblos del resto del mundo. Tampoco sería coincidencia el que durante la rueda de prensa de ese día, en la que Helen, como siempre hiciera una pregunta que molestó al vocero presidencial allí presente, habría servido como como otro ingrediente más con el que se “cocinó”, la conjura contra la periodista. El audiovisual provocó la indignación e ira del lobby sionista, de sus lacayos, los voceros presidenciales y de otros funcionarios, lo mismo que de envidiosos y cobardes periodistas, que temerosos del Lobby judío, no solo callaron sino que la atacaron. Como invitados a un festín de buitres, esas aves carroñeras con rostro humano entre las que figuran sus propios colegas, cayeron sobre su presa, pidiendo la expulsión de Helen, como reportera de la Casa Blanca. La mujer que vieron como la vedette, la estrella de un espectáculo que mantuvo ininterrumpidamente en escena durante 60 años , cantándole a los mandatarios que durante ese tiempo entrevistó, la melodía nada agradable a sus oídos, de las incisivas preguntas que les hacía, preguntas que ellos, sus colegas nunca se atrevieron a hacer, temerosos de provocar la ira del Lobby judío. Un lacónico, como hipócrita comunicado del Grupo Hearst para el cual ella trabajaba, informaba poco después, que ella “había presentado su renuncia, con efecto inmediato. Cínica mentira, ya que Helen fue obligada a hacerlo. Terminó así la cobarde y brutal “Cacería de Brujas”, desatada por un poder tan grande como el Sionismo, que cuenta con secuaces bien pagados, contra una mujer que lo enfrentó con la verdad, única arma en sus manos, las que esgrimió también contra los presidentes yanquis, sumisos y obedientes titeres al servicio de su amo. Pero, ni al final de su larga y meritoria existencia, Helen dio tregua y descanso al enemigo, pues como lo hizo durante toda su vida, y volvió a atacar 6 meses después de que fuera expulsada de su trabajo en la Casa Blanca, está vez, no a los tentáculos, los presidentes de EEUU, sino a la la cabeza de la bestia, el Sionismo. No al pueblo judío que es un pueblo noble, honesto, laborioso, amante de la paz, que vive en lo que hoy es el espacio geográfico arrebatado a sangre y fuego por el sionismo a pueblo palestino, sino contra ese diabólico engendro que es el Estado de Israel, creado hace 65 años, cuando EEUU pensó hacerlo su gendarme, pero que se le rebeló para dominarlo mediante el poder del dinero. Y no solo denunció que el Sionismo es el poder oculto detrás de la silla presidencial de EEUU, sino que puso al desnudo el dominio que además del presidencial, ejercen el lobby sionista en el resto de los sectores que conforman la fisonomía política, financiera, diplomática y de la industria del entretenimiento, este último convertido en el principal agente de propaganda de sus nefastos planes de conquista y dominación del mundo. “Los sionistas controlan la política exterior de los EEUU; son dueños del Congreso, La Casa Blanca, Wall Street y Hollywood, todos, son propiedad del sionismo,” denunció la veterana periodista durante la entrevista que concedió en diciembre de 2010 al Detroit Free Press, en la además ratificó las declaraciones hechas al rabino judió que le costaron su trabajo, su vida profesional, que era toda su vida. Estaba consciente de que había muerto de esa manera. Dos meses antes, en otra entrevista que le hizo la emisora Ohio WMRN-AM, lo admitió. “Usted no puede criticar a Israel en este país y sobrevivir”, le confesó al periodista. Y se marchó para siempre ese ejemplo de dignidad, valentía y honestidad que fue Helen Thomas. Partió a solo cuatro días del 24 de Julio, fecha en que Venezuela y el resto de los pueblos de la Patria Grande celebraran el 230º aniversario del natalicio del Libertador, Simón Bolívar, fecha en la que igualmente festejan el nacimiento de Telesur, creación del Comandante Chávez. Telesur, la agencia de noticias, que rompió el monopolio de la información, manipulada y distorsionada por la dictadura mediática que ejercía la prensa mercenaria, gigantesco laboratorio de guerra sucia donde se fabrican mentiras para dividir y enemistar a los pueblos del Tercer mundo y hacerlos fácil presa de la voracidad de EEUU, convertido como denunció Helen, en lacayo del sionismo. Donde trabajan hombres y mujeres cuyo “compromiso, aparte de contar la verdad, -decía ella- es que el mundo conozca los abusos de poder y las injusticias”, como las que comete el sionismo contra el pueblo palestino, crímenes de lesa Humanidad que, aunque sabiendo que en EEUU no se puede criticar a Israel y sobrevivir”, lo hizo esa extraordinaria periodista y mujer llamada Helen Thomas. Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)