Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Coordinación de Investigación y Posgrado del Instituto de AVANCES Cuaderno de Trabajo La conexión francesa: Francisco I. Madero y José Yves Limantour frente a la caída del antiguo régimen Pedro Vidal Siller Vázquez Núm. 201 Diciembre 2008 Comité Editorial de Avances Dra. Martha Patricia Barraza de Anda Dra. Consuelo Pequeño Rodríguez Dra. Alba Yadira Corral Avitia Mtra. Carmen Gabriela Lara Godina Mtro. Gerardo Sandoval Montes Dra. Magali Velasco Vargas Dr. Ricardo Almeida Uranga Dra. Sonia Bass Zavala Mtra. Carmen Álvarez González Mtra. Ma. Elena Vidaña Gaytán Mtro. Oscar Dena Romero Mtra. Katya Butrón Yáñez Directorio Jorge Mario Quintana Silveyra Rector David Ramírez Perea Secretario General Martha Patricia Barraza de Anda Coordinadora General de Investigación y Posgrado Francisco Javier Sánchez Carlos Director del Instituto de Ciencias Sociales y Administración Consuelo Pequeño Rodríguez Coordinadora de Investigación y Posgrado del ICSA Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Instituto de Ciencias Sociales y Administración H. Colegio Militar # 3775 Zona Chamizal C.P. 32310 Ciudad Juárez, Chihuahua, México Tels. 688-38-56 y 688-38-57 Fax: 688-38-57 Correo: cpequeno@uacj.mx maygonza@uacj.mx Avances La conexión francesa: Francisco I. Madero y José Yves Limantour frente a la caída del antiguo régimen Introducción A menos de un mes de que Porfirio Díaz había abandonado el país, en medio de acusaciones públicas sobre la responsabilidad de la caída del dictador y el desmoronamiento del “viejo régimen”, en el periódico capitalino El Diario del Hogar se señaló que el principal causante de la masacre de Río Blanco cuatro años antes, había sido el secretario de Hacienda porfirista, José Yves Limantour. Uno de los personajes que afirmaban esto era quien en aquel momento fungía como gobernador de Veracruz: Teodoro A. Dehesa. Era evidente que en boca de un importante ex funcionario del régimen porfirista, esta acusación tomaba serios tintes; así pues, don José de inmediato escribió a don Teodoro “con la esperanza de que me ayudará usted a restablecer la verdad” que se retractara o aclarara la nota en cuestión. Lo que siguió fue un intercambio de 19 cartas hacia uno y otro, además de un par de ellas enviadas al propio Porfirio Díaz, para darle cuenta de un debate que subió de tono en cada una y terminó por revelar acusaciones sobre Limantour, los últimos días de don Porfirio en México y sobre todo, la complicidad de aquel con los Madero para derrocar al dictador. Ninguno esperaba que las cosas llegaran a tanto, pero se hizo. Incluso se 1 Avances recabó el testimonio de personajes como Huerta para refrendar, por parte de Dehesa, las acusaciones de traición hechas a Limantour. Por alguna razón que permanece en el misterio, la colección epistolar original debieron estar en posesión del periodista veracruzano muy cercano a Dehesa, Francisco de P. Sentíes, y copias mecanografiadas de ellas se encuentran actualmente en el archivo del general Heriberto Jara, de donde las tomamos.1 La lectura de ellas nos reveló la intensidad de las luchas políticas en el seno de la plutocracia porfirista y la importancia de las negociaciones Díaz-Limantour-Madero en los momentos en los que se libraban importantes batallas militares. Así que la importancia de lo que alguien llamó “la querella de las elites” es algo que nos pareció importante revisar. Porfirio Díaz recibió en París una carta enviada desde México por Teodoro Dehesa, fechada el 20 de noviembre, es decir, un año después de la declaración de insurgencia de Madero. En ella le cuenta la polémica que sostiene con Limantour y que para entonces iba así: Limantour impuso a Corral como vicepresidente para asegurar la continuidad de su gestión en caso de fallecimiento del dictador, pero como el personaje era de lo más impopular, desencadenó una fractura entre la clase política porfirista, además de que influyó sobre la renuncia de Díaz para tratar de mantenerse en el gabinete maderista. La carta se le había hecho llegar al ex Presidente seguramente solicitando, sin decirlo, un aval sobre las acusaciones que le hacía a su ex Secretario de Hacienda, pero la respuesta de Díaz es impecable: se limita a agradecer la carta y envía saludos a la familia Dehesa. Nada más. 1 Archivo del general Heriberto Jara UNAM-CESU, caja 8, exp. 248. 2 Avances Dehesa continuó respondiendo a Limantour y éste a su acusador; para hacer todavía más creíble su argumento, le pidió al periodista Sentíes que se comunicara con el general Victoriano Huerta y le refrendara lo que éste alguna vez le había confesado sobre la actitud vacilante de Limantour para defender al régimen e incluso, su sospecha de que ya había pactado con los Madero al utilizar su influencia para que el viejo dictador renunciara. Hasta aquí lo que se encuentra en el archivo. Como el desarrollo de las negociaciones es algo que a nuestro juicio había sido poco tratado, consideramos importante revisar el material que existe, no solamente del archivo mencionado, que fue algo que inició nuestra mirada al tema, sino agregarle otros materiales que afortunadamente estaban al mismo tiempo en nuestras manos y así ofrecer una panorámica más amplia, como un preludio a una próxima veta a tratar. I. La rapidez de la caída Sin duda que, en septiembre de 1910, durante la celebración de las fiestas del Centenario de la Independencia, nadie podía ni siquiera imaginarse que los días del régimen estaban contados, y contados por menos de un año. El 25 de junio de 1911, Porfirio Díaz renunció a la Presidencia de la República después de más de 30 años en ella. Visto a distancia es posible advertir en los días previos a las celebraciones algunos resquebrajamientos. Uno de ellos fue que en la entrevista que el periodista norteamericano James Creelman le hizo a Díaz publicada en 1908, el viejo líder 3 Avances prometió abandonar el poder porque según él México ya estaba listo para la democracia. Esto originó la formación de corrientes políticas que aunque no eran antiporfiristas, aprovechaban la ocasión ofrecida por el dictador para pronunciarse por sus candidatos políticos. El más popular era el general Bernardo Reyes, y sus seguidores se agruparon en el Partido Democrático. El más desconocido era Francisco Ignacio Madero, que con un pequeño grupo conformaron el Partido Antirreeleccionista. Pero el candidato del dictador no era ni uno ni otro. Así que decidió reelegirse nombrando como vicepresidente a don Ramón Corral, un íntimo colaborador de su hasta entonces brillante secretario de Hacienda, José Yves Limantour. Quedaba claro para la clase política que en el muy seguro caso de fallecimiento del dictador, que ya tenía 80 años, el responsable de la hacienda pública tendría en sus manos todo el poder político. Y no estaban de acuerdo muchos de ellos, como el Gobernador de Veracruz y muchos más. Una vez resuelta la candidatura del Vicepresidente, Limantour salió a Europa entre otras cosas, se dijo públicamente, por cuestiones de salud de su esposa y por otra parte a gestionar un empréstito europeo. Pero la estancia de Limantour en París tenía también otro motivo: unas platicas con los japoneses acerca de un tratado de cooperación que incluía Bahía Magdalena, en la Baja California y que los norteamericanos veían con recelo por la importancia militar del Japón. En un relato publicado en 1918 por el ex espía alemán Horst Von der Goltz, menciona que al estar en servicio en París en febrero de 1911: 4 Avances Mi gobierno –dice– tenía especial interés en este movimiento por parte de Japón…y se sabía que por esos días el ministro mexicano de finanzas, José Yves Limantour, llevaba a cabo negociaciones preliminares con representantes japoneses, con intenciones de un posible tratado. Sabíamos que el protocolo de ese tratado ya se había esbozado. Había algo que quería mi gobierno, una copia de ese protocolo. ¡y eso fue lo que me ordenaron conseguir! La personalidad de Limantour es una de las más interesantes en nuestros días. Brillante, incorruptible, sin duda el mexicano más capaz de su generación. Durante 17 anos había estado íntimamente ligado al dictador y por un buen tiempo había sido el segundo hombre en el poder. Su presencia en París era altamente significativa. Había dejado México el 11 de julio de 1910, presumiblemente por la precaria salud de su esposa, al mismo tiempo que se rumoreaba un fuerte distanciamiento con el presidente Díaz. Había pasado un tiempo en Suiza, y después llegó a París para arreglar un préstamo de más de cien millones de francos con banqueros ingleses, franceses y alemanes. Pero este asunto se había arreglado en los primeros días de diciembre, y en vista de la inestable situación en México, no había razón para prolongar su estancia en París, excepto una, las negociaciones con Japón.2 El libro de Von der Goltz es la versión de un espía, como todo libro semejante, es susceptible de un severo escrutinio. Pero los datos son contundentes, la información que despliega, no solamente en este caso, sino en los demás que participó y especialmente su posterior aventura en México al lado de Raúl Madero con las tropas villistas en la toma de Ojinaga y muchos otros sucesos, son comprobables con documentos, fotos y testimonios ¿por qué habría de mentir en el caso de Limantour? No hay una razón seria 2 Von der Goltz. My adventures…p. 89. 5 Avances para dudar, sin embargo, en la historiografía de la revolución este dato se considera “poco creíble”, pero sigamos. El “espía alemán” organizó con sus contactos en el bajo mundo francés, para que se simulara un asalto al funcionario mexicano, después de que recibiera por parte de los japoneses una última versión del protocolo, así que un día antes de su programado regreso a México, cuando tenía consigo una copia de las minutas de las conversaciones, fue asaltado por maleantes parisinos, quienes le quitaron algunas joyas, billetes y por supuesto, los papeles respectivos. La mañana siguiente no hubo ningún reporte a la policía y en los diarios parisinos se mencionó que Limantour retrasaba su viaje debido al recrudecimiento de un mal en la garganta. II. Recuerdos de Nueva York Limantour, en el viaje de regreso a México pasó por Nueva York donde lo entrevistaron funcionarios del Departamento de Estado, no se sabe lo que hablaron, pero sin duda que fue acerca del levantamiento maderista que ya se extendía por todo el país y quizá de los documentos extraviados por Limantour en París. Además, para entonces advertía la evidente simpatía del presidente Taft para Francisco I. Madero. El Ministro de Hacienda supo entonces que Díaz estaba irremisiblemente perdido, había desafiado a Taft y las consecuencias eran evidentes pero ¿sabía Porfirio Díaz de los arreglos de Limantour con los japoneses o fue una maniobra del Ministro? Meses después en el Evening Sun de Nueva York apareció una nota en la que se mencionaba la existencia de un tratado secreto entre México y Japón, concediendo a 6 Avances este último una estación carbonera para su flota y otros privilegios en la Bahía Magdalena en Baja California, la noticia había sido proporcionada por el agregado militar en Washington Herwarth von Bittenfeld.3 Como antiguo amigo de los Madero y ex apoderado legal de la familia, Limantour se entrevistó varias veces en Nueva York con don Francisco Madero (padre); después lo hizo incluso en compañía del doctor Francisco Vázquez Gómez, quien durante la campana maderista había fungido como candidato a la vicepresidencia y en esos momentos era el agente confidencial en Washington. En esas conversaciones se hizo evidente la discrepancia entre la familia Madero y el doctor, pues éste se mostró intransigente respecto a que la única salida era la renuncia de Díaz y propuso el interinato de un personaje como el embajador de México en Estados Unidos: Francisco León De la Barra; por su parte, los Madero insistían en que eran capaces de convencer al menor de la familia de que desistiera de la lucha armada, si al menos renunciaba el Vicepresidente –la personificación de la herencia del poder absoluto– unos gobernadores, substituyéndolos por aquellos que se distinguían por su maderismo; unos cuantos ministros, y se convocaba a nuevas elecciones. Estuvieron de acuerdo con Limantour en que León la Barra sería un excelente presidente interino. ¿Quién lo propuso primero, Vázquez Gómez, Limantour o la familia Madero? No se sabe.4 El rumor sobre la frágil paz pública en México se agravó por dos problemas más: uno de ellos fue que el presidente Taft ordenó una impresionante movilización de 20 mil 3 Katz. Tke secret war…p. 99. Bell, The political shame of Mexico. p. 55-57; Vázquez Gómez. Memorias políticas…p. 95-105; Henderson. In the absence of Don Porfirio…en especial el capítulo “The New York negotiations and their afthermath” pp. 33-39. 4 7 Avances soldados en la frontera incluyendo cuatro barcos destructores, es decir una cuarta parte del Ejército Norteamericano, lo que aumentó las especulaciones sobre una intervención militar, esto coincidentemente con las revelaciones del protocolo México-Japón; Enrique Creel, secretario de Relaciones Exteriores pidió explicaciones al embajador mexicano en Washington, Francisco León de la Barra, quien se entrevistó con el presidente Taft. La respuesta norteamericana fue que el despliegue de tropas tenía el objetivo de producir “un efecto moral conveniente” entre los aventureros que se encontraban entre los rebeldes fronterizos, y después de elogios a Díaz dijo que lo que sucedía en México no le podía ser indiferente tanto por ser vecinos como por las inversiones que habían en el país. Prometió que las tropas y los barcos regresarían pronto a sus lugares de residencia, pero como afirma una historiadora: “los resultados de este asunto no fueron nada favorables para el gobierno de Díaz, pues se le empezó a culpar de propiciar una posible intervención en nuestro país. La política aparentemente neutral de Estados Unidos en relación con los dos bandos combatientes, en realidad fortaleció al movimiento de Madero”. El periódico Mexican Herald, extremadamente influyente en la comunidad norteamericana de negocios se refirió al hecho como algo derivado de la alarmante situación en la frontera mexicana. 5 La otra cuestión fue que el ex presidente Roosevelt visitó El Paso el 15 de marzo, por lo que muchos sospecharon que se trataba de un sondeo de los políticos norteamericanos sobre la gravedad de la situación en la frontera. Si el temor de la intervención 5 Taft escribió el 12 de marzo que la movilización de tropas se debió a los alarmantes informes del embajador norteamericano Lane Wilson de que la caída de Díaz era inminente. Hanrahan, p. 225; sobre el informe de León de la Barra a Creel en Altamirano Cozzi, Pedro Lascurain…p. 47; “Troops on mexican border” Mexican Herald, 8 de marzo 1911, p. 1. 8 Avances norteamericana era infundado o no, es irrelevante, lo que importa es el efecto que produjo ese temor. III. El regreso del financiero Limantour abandonó sorpresivamente Nueva York el 15 de marzo y el 19 llegó a la ciudad de México. Este mismo día, desde El Paso, Federico González Garza le envió una carta a Francisco I. Madero que se encontraba –después de su derrota militar en Casas Grandes– en San Buenaventura rumbo al sur, a la Hacienda de Bustillos, donde le transcribe las noticias de su padre y de Gustavo respecto a los resultados de las conferencias en Nueva York con Limantour: “estoy convencido de que de buena fe quieren tratar, pero desean salvar el amor propio y por eso desean hacer aparecer como espontáneas las concesiones que se les piden. En el mensaje presidencial del primero de abril hará las iniciativas correspondientes o la mayor parte de ellas… lo que sí creo será un hecho es la renuncia de Corral y el nombramiento de Limantour como secretario de Relaciones Exteriores para que sea el vicepresidente y convoque a elección al retirarse Díaz, que supongo no dilatará mucho.”6 Lo cierto es que a partir del regreso de Limantour a México se convirtió de hecho en un jefe de gobierno, convencido además del cada vez menos discreto apoyo norteamericano a Madero: “la opinión que tenía sobre esos puntos (la actitud norteamericana) fue cambiando en sentido pesimista, a medida que entraba yo en contacto con el mundo de los negocios y con ciertos personajes políticos, y de que me imponía de la mala disposición que, en algunos casos, llegaba a ser hostilidad de la 6 Valadés La revolucion y los revolucionarios. Tomo I, parte 2, p. 176. 9 Avances prensa hacia nuestro gobierno.”7 En sus memorias, Limantour no dice una palabra acerca del asunto parisino a pesar de que cuando las publicó, el libro de Van der Goltz ya había circulado por el continente americano. Entre los cambios solicitados a Limantour para hacer la paz, se encontraban 12 puntos dice Francisco Madero padre, pero en la carta que transcribe González Garza sólo se encuentran nueve: renuncia de Corral, renuncia de 10 gobernadores nombrados por los revolucionarios; tres puestos en el gabinete; amnistía general; suspensión de hostilidades favoreciendo el tráfico de los ferrocarriles con el compromiso de no transportar tropas ni municiones; rendición de armas al estar cumplida la cláusula segunda; libertad política, de imprenta, etc.; establecer por ley el principio de no reelección y colecta nacional para las víctimas de la revolución. Gustavo Madero estaba seguro de que su hermano Francisco no aceptaría estas cláusulas, pero “se ha dado un gran paso moralmente, y sobre todo nosotros ganamos tiempo” y posteriormente en otra carta agrega: “… en el fondo, Limantour está con nosotros y solo difiere en la manera de operar.” 8 El 1 de abril Díaz presentó su informe anual ante la Cámara de Diputados, anunció cambios en su gabinete excluyendo a Creel y substituyéndolo por León de la Barra, quien en caso de que el primero falleciera o renunciara quedaría como Presidente; la salida de Creel fue un duro golpe para los Terrazas. Los eliminaba del gabinete federal, les hacía evidente el fracaso de Creel como negociador con Taft y los excluía de toda intervención en el caso Chihuahua encomendándosela en lo interno al gobernador 7 8 Limantour. Apuntes… p. 196. Valadés La revolución y los revolucionarios. Tomo I, parte 2, p. 199. 10 Avances Ahumada, y las negociaciones con los maderistas a Limantour y su íntimo amigo: Francisco León de la Barra.9 Para arrebatar la bandera al maderismo, propuso una nueva ley electoral con el principio de no-reelección; el fraccionamiento de los latifundios, que fue una propuesta muy comentada. En una entrevista al New York World y reproducida por El País, el presidente Díaz hablaba de que el gobierno compraría haciendas “poco productivas” y las vendería en lotes a campesinos sin tierra. Por ejemplo, decía Díaz en su entrevista, una familia tendrá mínimo ocho hectáreas de tierra y tendrá 11 años para pagarla. Cuestionado si los propietarios querrían vender, el general dijo que muchos de ellos, propietarios de grandes haciendas, vivían en Europa, por lo que reciben muy poco por sus tierras, así que seguramente no tendrían empacho en vender y la nación se beneficiaría pues se produciría mucho más. Además dijo que la revuelta de Chihuahua era “compuesta por campesinos” eficazmente apoyada desde el extranjero, sin más detalles sobre esto último. Entre los Madero, los ánimos se encontraban en su mejor momento, desde El Paso González Garza escribió al líder de la revolución: Díaz ha cedido notablemente a influencia de Limantour, pues como se verá renunció en masa el gabinete y solo quedaron de los antiguos ministros Limantour y González Cosío…tan halagadores resultados han hecho creer a su papá don Francisco y a don Gustavo que estamos realmente a punto de llegar a un acuerdo mediante el cual ambos partidos queden satisfechos…10 9 Sobre este resentimiento: Márquez Terrazas:Terrazas y su siglo. pp. 245-247. De FGG {El Paso} a Madero el 30 de marzo. 10 11 Avances Una más de su hermano Gustavo con el mismo optimismo: Parece que el gobierno americano considera justas nuestras aspiraciones y está perfectamente enterado de todo lo que ha pasado y por lo mismo, viendo ellos que la manzana de la discordia es Díaz, pidió se retirara”11 Y la presión familiar para que Francisco Madero hiciera las paces no se hizo esperar, su tío, Rafael Hernández le escribió el 3 de abril: Las condiciones de paz que se ofrecen no sólo son honorables, son el triunfo moral y el triunfo material de la revolución y si el gobierno, si el general Díaz ha consentido parlamentar, es porque teme a los Estados Unidos, y antes de ver a su patria hollada por la planta del invasor, sacrifica su amor propio y solo se acuerda de su amor patrio.12 Limantour veía por un lado derrumbarse al antiguo régimen, ya fuera por la división interna que no soportaba al vicepresidente Ramón Corral que él tanto había impulsado, ya por la embestida de Taft contra Díaz por contrariarlo en cuanto a la política internacional y para colmo de males, el financiero Noetzlin le informaba desde París que debido a las noticias recibidas por las agencias norteamericanas se había visto obligado a postergar la emisión de bonos de los Ferrocarriles Mexicanos en Europa.13 11 De Gustavo a Francisco Madero, 2 de abril de 1911 en Fondo Madero de la Biblioteca Nacional en adelante FIM-BNM. 12 Valadés La Revolución y los revolucionarios. Tomo I, parte 2, p. 207. 13 Fundación Carso, Archivo Limantour, de Noetzlin a Limantour, 7 de abril de 1911. 12 Avances Mientras tanto, las negociaciones entre la familia Madero y Limantour continuaban, lo que exasperaba al representante oficial, el doctor Vázquez Gómez, quien insistía en que era él quien debería participar para darle formalidad tanto a las conferencias así como el representante diplomático del régimen, el embajador mexicano en Washington Francisco León de la Barra. Para el doctor Vázquez Gómez, el hecho de que Díaz negociara a través de Limantour y aceptara como interlocutores a los Madero era una trampa para no reconocer a los beligerantes y que “Limantour quiere reconquistarse el papel de salvador de la patria.”14 Aparentemente la victoria estaba del lado de la familia Madero. En la ciudad de México, un funcionario porfirista: Victoriano Salado Álvarez, escribió sobre esos días: Al olfatear la franca ayuda de los Estados Unidos al grupo infidente, faltaban trenes para conducir a los políticos que se expatriaban huyendo del régimen de opresión que aquí reinaba y caballos para llevar a los valientes paladines que a esa hora acababan de ver que era necesario derribar cuanto se había venerado hasta la fecha.15 Madero, a pesar de los ruegos familiares, consideró que los cambios anunciados eran una concesión a la opinión pública, insuficiente y obligada por la fuerza de la revolución, por lo que se mantuvo en la exigencia de la renuncia de Díaz y del vicepresidente Corral; la convocatoria a nuevas elecciones y la aceptación de gobernadores provisionales. Además, en la propuesta de fraccionar latifundios, Madero veía millonarios negocios de los porfiristas semejantes a los deslindes de tierras de fin de siglo XIX. 14 Carta el 7 de abril de 1911 de Francisco Vázquez Gómez a Juan Sánchez Azcona (San Antonio) FIMBNM 15 Salado Álvarez. Tiempo viejo… p. 383. 13 Avances IV. Los negociadores de la paz incierta Al paso de los días y de las victorias maderistas en los campos de batalla, Limantour decidió enviar a dos personajes muy conocidos en la política mexicana para conferenciar con los revolucionarios: Esquivel Obregón y Oscar Braniff. En el primer caso, formaba parte del grupo de intelectuales con reconocimiento como opositor “leal” a Díaz y, en el segundo, como un reconocido empresario con éxito. Esquivel, años antes había participado junto con Madero en la formación del Partido Antirreeleccionista. Braniff era un millonario conocido por sus ideas de industrial progresista. Pertenecían al grupo de profesionistas que aspiraban a una modernización por la vía pacífica. Eran amigos y además parientes políticos, por esos días Esquivel tenía 47 años y Braniff 35. Para entonces ya era evidente que Porfirio Díaz le había encargado a Limantour las negociaciones informales con Madero. Ambos salieron de la ciudad de México a Washington para entrevistarse con el doctor Francisco Vázquez Gómez pues era el agente confidencial de la revolución y aparentemente accesible dado que Madero se encontraba en el campo de batalla en algún lugar en Chihuahua. Llegaron a Washington el día 12 y Vázquez Gómez no quiso formalizar ningún tipo de pláticas con ellos pues lo que buscaba era el reconocimiento porfirista a su investidura como representante de los revolucionarios. En el telegrama que le dirigieron a Limantour, los negociadores escribieron: “Vázquez exige autorización siquiera sea por carta privada.”16 A su vez, el doctor le escribió a Alfonso Madero quien se encontraba en Corpus Cristi: “Tengo instrucciones para entrar en arreglos previa 16 Esquivel Obregón. Democracia y personalismo…p. 26. 14 Avances proposición oficial y poderes formales. Si hay esto, aquí deben hacerse, si no, inútil perder tiempo”. 17 Eso de “tengo instrucciones…” era muy relativo porque no había forma de comunicarse con Madero. Como él mismo comenta en su libro: “mi insistencia en que los arreglos fueran formales y públicos tenía un objeto: ellos implicaban el reconocimiento de la beligerancia de la revolución por el gobierno, lo cual podía facilitarnos el obtener igual derecho del gobierno americano.”18 En el informe de los comisionados a Limantour elaborada en el tren el 18 de abril, le comentan que Vázquez Gómez además estaba en una posición muy radical en términos de la necesidad de la renuncia de Díaz, así que enterados de que Francisco I. Madero se encontraba ya en las afueras de Ciudad Juárez, con pasaportes expedidos por Vázquez Gómez para que cruzaran las líneas revolucionarias sin ser molestados, decidieron intentar entrevistarlo. Ese mismo día de la salida de Obregón y Braniff, el 6 de abril de 1912, el corresponsal Ignacio Herrerías entrevistó a Madero. Una de las primeras cosas que le preguntó fue acerca de las propuestas de paz hechas por Limantour. Madero respondió diciendo que le parecían patrióticas, pero que no creía que Díaz se resolviera a sacrificar a sus amigos en el gabinete, y que además, para que las gestiones de Limantour tuvieran éxito, era necesario que Díaz hiciera “un pequeño sacrificio personal como sería descansar los últimos años de su vida”, aunque reconoce que él no ha nombrado oficialmente comisionados de paz, dice que: “tal como están las cosas, es indudable que si se llegara el caso de nombrar comisionados para negociaciones de paz, uno de los que yo 17 18 Vázquez Gómez. Memorias políticas… p. 80. Vázquez Gómez. Memorias políticas… p. 101. 15 Avances designaría sería mi padre.” Y entre las condiciones para negociar la paz enumera: “que se retirara el general Díaz, que se nombrara a un presidente provisional, aunque fuera miembro de la misma administración del general Díaz; que se permitiera a nuestro partido nombrar algunos gobernadores, y que se convocara a nuevas elecciones.” Herrerías hábilmente preguntó si acaso sus seguidores “aceptarán las condiciones que usted acordó (sic.) con el gobierno” y estarían dispuestos a deponer las armas. Madero respondió que sí, que ellos “estarían felices de deponer las armas.” Herrerías todavía estaba en Chihuahua cuando llegó don Francisco Madero, padre, Gustavo Madero y Rafael Hernández Madero, quienes venía de Nueva York después de sus conferencias con Limantour, “ocupando trenes especiales que traían vía libre” hacia Chihuahua para entrevistarse con Francisco Madero, hijo, y traerle las propuestas de paz. La propuesta es evidente: muchas concesiones excepto la renuncia de Díaz, la familia Madero iba a convencer a Francisco de que aceptara. Era el acuerdo con Limantour, incluso ellos llevaban una clave secreta para comunicarse con el Secretario de Hacienda. Entretanto los negociadores “voluntarios” llegaron a Ciudad Juárez el 20 de abril. Inmediatamente le pidieron a Madero un armisticio, pero éste se negó argumentando que no tenía caso mientras Díaz se empecinara en mantenerse en el gobierno, a lo que los enviados solicitaron una prórroga para enviar a México sus condiciones, Madero entonces aceptó posponer 24 horas el ataque a Ciudad Juárez. 16 Avances El 22 de abril, los enviados de paz lograron un acuerdo con Madero, que incluso los sorprendió por su flexibilidad. Se trataba de 11 puntos en los que no se contempla la renuncia de Díaz, sino solamente la del vicepresidente Ramón Corral; cuatro ministros nombrados por los revolucionarios; libertad a los presos políticos; reformas electorales; que no se cambie al secretario de Relaciones Exteriores (De la Barra); 14 gobernadores interinos nombrados por los revolucionarios; disolución de las cámaras en estos 14 estados; evacuación de las fuerzas federales en Coahuila, Sonora, Chihuahua, manteniendo soldados revolucionarios pagados por la federación; una suscripción nacional para las víctimas de la revolución; pago de haberes a los revolucionarios y una declaración común Madero-Díaz haciendo conocer a la nación estas bases. 19 Para muchos, esto fue obra de la influencia de los recién llegados miembros de la familia Madero y resultado de sus conferencias en los Estados Unidos. El continuismo estaba reflejado naturalmente por el nombramiento de De la Barra. Sin duda era un personaje clave en esta historia. Su abuelo Juan Francisco, nacido en Chile, había peleado con los independentistas bajo el mando de Bernardo O’Higgins; su padre, Bernabé, emigró a California durante la “fiebre del oro” y posteriormente como comerciante a Sonora y posteriormente, durante la Guerra de Reforma, se unió a los liberales y peleó en Yucatán, donde se casó. Unido a los juaristas, peleó contra los franceses y participó en la batalla de Querétaro donde nació su hijo Francisco y a cuyo bautizo asistió como amigo muy querido de la familia el entonces coronel Porfirio Díaz. Como premio a su adhesión al partido liberal fue nombrado comandante militar en Matamoros, donde en 1876 fue derrotado por las fuerzas del insurrecto general Porfirio 19 Esquivel Obregón. Democracia y personalismo…, p. 60-61. 17 Avances Díaz. Bernabé y su familia se establecieron posteriormente en la Ciudad de México como un próspero comerciante. Su hijo, Francisco, asistió a la Escuela Nacional Preparatoria en el antiguo edificio de San Ildefonso y posteriormente en la Escuela Libre de Derecho donde se graduó con honores como abogado a los 21 años. Su tesis, referente a Derecho Internacional fue reconocido como un aporte importante al tema incluso muchos años después. Aprovechando sus relaciones con la elite mexicana, incluyendo la amistad familiar con el propio presidente, y el que fuera sobrino del ministro Joaquín Baranda, lo hizo diputado al Congreso de la Nación. Sin ser parte de los “científicos”, tuvo siempre una estrecha relación con Limantour y la colonia francesa pues se casó con una destacada participante de ese círculo, Helena Borneque, cuya familia francesa estaba muy ligada en negocios con el Ministro de Hacienda. A partir de 1890, De la Barra fue abogado consultor de la Secretaria de Relaciones Exteriores y participó como delegado en conferencias internacionales. En 1902 fue nombrado embajador en Argentina, una importante posición en aquel entonces. Dos años después le trasladaron a los Países Bajos donde conoció a su equivalente norteamericano Henry Lane Wilson; como corolario de su meteórica carrera como embajador, en 1908 fue nombrado representante en el país más importante para México, los Estados Unidos de Norteamérica, después de que Enrique C. Creel había dejado el cargo diplomático. Allí De la Barra tenía buenos amigos, entre otros al secretario de estado, Elihu Root, a quien había conocido en la Segunda Conferencia de Paz en La 18 Avances Haya, quien tenía un buen amigo entre los periodistas, Lawrence, quien lo presentó en Nueva York con el doctor Vázquez Gómez.20 Pero regresando a la frontera, el 23 de abril se les unió en El Paso el financiero de la familia: Gustavo, y otro de los maderistas de la Ciudad de México: Juan Sánchez Azcona, un antiguo amigo desde los tiempos de París donde había estudiado filosofía y quien se había dedicado posteriormente al periodismo en la capital de la República. En aras de un entendimiento que parecía cercano, se decidió que se nombrarían delegados oficiales por ambas partes, ponerse de acuerdo en el lugar de las conferencias y establecer las bases para un acuerdo de paz. Se hicieron nuevamente negociaciones y se firmó un armisticio a las doce horas del día 23 de abril suspendiendo las hostilidades por cinco días. Otra de las condiciones de paz era que las fuerzas federales, sobre todo las estacionadas en Chihuahua, no se movieran de sus posiciones, eso fue muy importante para los revolucionarios porque significó una presión menos sobre la tensión de sus tropas. En tanto, Braniff y Esquivel Obregón a quienes se les había unido otro funcionario porfirista y primo de Madero, Rafael Hernández, veían con desesperación que las negociaciones no avanzaban y que mientras tanto, Madero tenía cada vez más problemas para contener a su gente. Tal como lo presentían los enviados de Díaz, la posición de Madero se endurecía con la llegada de los nuevos personajes no miembros de la familia, sobre todo en lo referente a la renuncia de Díaz. 20 Henderson. In the absence of Don Porfirio…, p. 14-17. 19 Avances El 24 de abril se les reúne en Ciudad Juárez otro de los radicales en ese momento: Venustiano Carranza, ex senador porfirista y enemistado a muerte con el dictador por una polémica disputa por la gubernatura de su estado, Coahuila. El Mexican Herald de la Ciudad de México señalaba que la posición de Madero era cada vez más difícil, pues parecía estar entre dos fuegos: por una parte la anarquía en el país se extendía en su nombre y por la otra amenazaban con rebasarlo a menos que fueran exigidas al gobierno condiciones cada vez más radicales. Para entonces, fines de abril, entre la tropa revolucionaria comenzaba a mostrarse los síntomas del desánimo, sobre todo porque no entendían el porqué de esa espera para continuar en la batalla. Las condiciones se hacían cada vez más difíciles y Gustavo Madero –recién llegado con su padre– avisó a su hermano que la caja estaba ya sin un centavo. Entre Ernesto Madero, su padre Francisco y Oscar Braniff, juntaron 7 mil 500 dólares para contribuir al mantenimiento de los rebeldes, por absurdo que parezca el negociador contribuía al mantenimiento de los maderistas para sostener su influencia, pero intentaba cargar estos gastos a la Secretaría de Hacienda con autorización de Limantour.21 Las noticias del interior de la República eran alarmantes para los federales. Desde el 11 de marzo, en el estado sureño de Morelos, Emiliano Zapata se había levantado en armas y sin conocerlo personalmente, había nombrado a Madero como jefe de su revolución. En el Estado de México, en Chalco, a tiro de piedra del zócalo capitalino, para fines de ese mes de abril los zapatistas asolaban ese poblado ante un ejército incapaz de contenerlos. 21 Esquivel Obregón. Democracia y personalismo…, p. 139. 20 Avances La capital de la República iba de sorpresa en sorpresa: una comisión de estudiantes busca entrevistarse con el general Díaz para pedirle su renuncia; el hecho, de acuerdo con la prensa, rayaba en la insolencia, la ingratitud y la deslealtad. De acuerdo con Limantour, fue el propio Rafael Hernández quien se ofreció ante Díaz para “ir personalmente a sondear la disposición [de Francisco para] entrar en arreglos. La autorización le fue dada advirtiéndole que no hablara más que en su nombre propio.”22 Al mismo tiempo, el 27 de abril, salía de la Ciudad de México Francisco S. Carvajal, magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con su carta credencial de negociador oficial firmado por Limantour. Originario del estado sureño de Campeche, tenía 41 años, atildado en el vestir, seco de modales y solterón empedernido, había adquirido notoriedad como buen abogado y excelente negociador sobre todo después de haber resuelto un conflicto de límites entre los estados de Chiapas y Tabasco en 1908 por encargo presidencial. Así que se le vio como apropiado para terminar la tarea de Braniff y Esquivel. El 29 de abril llegó a El Paso el doctor Francisco Vázquez Gómez, llamado por Madero para concluir las pláticas de paz. A su llegada, acudieron a recibirlo los principales maderistas, quienes se quejan de que éste, influenciado quizá por su familia, ha aceptado un acuerdo que no prevé la renuncia de Díaz y le piden que utilice su influencia para no cejar en el intento de que el dictador renuncie. Vázquez Gómez comenzó su labor de convencimiento con Madero. Ese mismo día llega el único sureño del grupo: 22 Limantour. Apuntes…, p. 224. 21 Avances José María Pino Suárez, abogado y poeta, originario de Tabasco y avecindado en el estado de Yucatán, compañero de Madero en las logias masónicas. En el campamento revolucionario se anunció la inminente llegada del negociador oficial, por lo que se estableció un nuevo armisticio. El 3 de mayo llegó finalmente Carvajal, quien traía recomendaciones sobre qué negociar. Entre ellas estaba el que Madero abriera las comunicaciones en la República; que las tropas revolucionarias deberían licenciarse o incorporarse a cuerpos rurales dependientes de la Secretaría de Gobernación pero por ningún motivo formarían parte del Ejército Federal: “La pretensión de que sean reconocidos los grados militares de los jefes y oficiales revolucionarios es inadmisible. Lo más que puede hacerse es dar a algunos de ellos cargos equivalentes en las fuerzas rurales o de policía.”23 A las cinco de la tarde se entrevistó con Madero en un lugar intermedio entre Juárez y la Casa de Adobe conocido como Las Moras y bautizado por los periodistas como La Alameda de la Paz. La conferencia duró una hora y media. Al final se citaron para la mañana siguiente. Al separarse, un grupo de observadores entre ellos Braniff y Esquivel interrogaron a Carvajal, el optimismo del enviado de Díaz era completo: Madero no había insistido en el retiro de Díaz. Las negociaciones oficialmente se iniciaron a las diez de la mañana del día siguiente, a la que acudieron el señor Francisco Madero, padre, José María Pino Suárez y Francisco Vázquez Gómez; por parte de Díaz asistió el señor Carvajal. Afuera se quedaron 23 Vera. La Revolución Mexicana…pp. 166-167. 22 Avances Esquivel Obregón, Braniff, Hernández González y otros, rodeados de periodistas y fotógrafos. Para los combatientes, era evidente que su destino estaba, al menos en esos momentos, a manos de unos desconocidos recién llegados. Después de presentadas las credenciales e instalados debajo de una carpa que se había colocado para ese propósito, Vázquez Gómez comenzó, según él mismo lo reconoce, hablando de generalidades, en eso dieron las doce del día y quedaron de reunirse nuevamente a las cuatro de la tarde. Al reiniciarse las conferencias, a la que ya no asistió Madero padre, por las diferencias con Vázquez Gómez de que ya hablamos, éste presentó como propuesta la renuncia de Porfirio Díaz, a lo que Carvajal repuso inmediatamente: “no tengo instrucciones ni siquiera para discutir esa proposición, la cual me causa sorpresa, porque precisamente ayer a las cinco de la tarde, en este mismo lugar, el señor Madero me dijo que no se pediría la renuncia del general Díaz.” Y como insistiera en que era un punto a tratar, Carvajal respondió: “Entonces no tiene objeto hablar de las otras condiciones y, por mi parte, doy por terminadas las conferencias.”24 Gustavo Madero le escribió a su esposa: “Hoy resolvimos definitivamente pedir la renuncia de Díaz como condición para la paz, y como sabemos que no accederá nos estamos preparando para la guerra, pues probablemente habrá necesidad de atacar Juárez…es probable también que no se ataque por miedo a las complicaciones internacionales, pero siempre seguirá la guerra.”25 24 Vázquez Gómez, p. 153 idéntica versión en Esquivel Obregón, p. 75 y en “La renuncia de Díaz” El Diario, 5 de mayo de 1911, p.1. 25 Gustavo A. Madero. Epistolario. p. 15. 23 Avances El día seis de mayo pasó sin incidentes en el campamento maderista, pero Francisco Vázquez Gómez y Venustiano Carranza insistían que se abreviara una situación que no era de tregua ni de lucha y a las cinco de la tarde hubo una reunión solicitada por Esquivel y Braniff. Ahí, Esquivel Obregón expuso la conveniencia de que cesaran las hostilidades y junto con Hernández, insistían se aceptara la propuesta que entre otras cosas consideraba la remoción de algunos gobernadores y por supuesto del Vicepresidente, pero no la renuncia de Díaz, o sea la propuesta del 22 de abril. Hernández, casi desesperado dijo "¿Qué queréis señores revolucionarios? ¿Queréis más sangre aún? No es suficiente para vosotros ver a un gobierno ilustre y fuerte tratando con rebeldes que aún no están en posesión de una sola ciudad importante en la República?" a lo que Carranza respondió: “Sí, nosotros no queremos ministros ni gobernadores, sino que se cumpla con la soberana voluntad de la nación. Revolución que transa es revolución perdida.”26 El 7 de mayo terminaba la tregua concedida por Madero por la llegada de Carvajal, la decisión de Madero por la mañana fue de abandonar el campamento y dirigirse al sur para evitar que surgiera, en caso de un combate, un incidente con los norteamericanos. Avanzada la noche del día siete, Madero conoció la noticia por telégrafo de una proclama del presidente Díaz a la Nación en la que éste manifestaba por primera vez un reconocimiento al levantamiento maderista y uno de los últimos párrafos tuvo una importancia capital en cuanto a su interpretación: El Presidente de la República, que tiene la honra de dirigirse al pueblo en estos solemnes momentos, se retirará sí, del poder, pero cuando su conciencia le diga 26 Fernández Guel. Episodios…p. 35. 24 Avances que al retirarse no entrega al país a la anarquía y lo hará en la forma decorosa como conviene la Nación y como corresponde a un dignatario que podrá, sin duda, haber cometido errores, pero que en cambio también ha sabido defender a su patria y servirla con lealtad.27 Cuando el manifiesto de Díaz se conoció en el campamento (resumido y por vía telegráfica), en la Casa de adoben las afueras de Ciudad Juárez como en el Hotel Sheldon donde se alojaba la familia Madero, hubieron unas interpretaciones apresuradas respecto a la renuncia de Díaz, que la dieron por un hecho inminente y no como algo que sucedería “cuando su conciencia le diga”, lo que era muy subjetivo. “Un entusiasmo desbordante se apoderó de todos los mexicanos que nos encontrábamos en el vestíbulo del Hotel Sheldon y procedimos a escribir un telegrama de felicitaciones al general Díaz, encabezando las firmas la señora madre de don Francisco I. Madero.”28 Madero ordenó entonces la salida de las tropas hacia el sur de México esperando la oportunidad para nuevas negociaciones y sin el riesgo de provocar un conflicto como era el caso en las orillas del Río Bravo, pero la batalla de Juárez se desencadenó por la rebeldía de sus tropas encabezadas por Pascual Orozco, Pancho Villa y Giuseppe Garibaldi. El desarrollo lo hemos contado en otra parte.29 V. Después del viento y Juárez Al día siguiente de la rendición de Ciudad Juárez, Madero dio a conocer su gabinete, entre los que se encontraban Gustavo Madero como secretario de Hacienda; 27 Vera Estañol. La Revolución Mexicana…p. 170. Esquivel Obregón. Democracia y personalismo… p. 84 y “Un entusiasmo indescriptible”en El Diario, 8 de mayo 1911, p.2. 29 Siller Pedro y Miguel Ángel Berumen. 1911: la batalla de Ciudad Juárez. Passim. 28 25 Avances Francisco Vázquez Gómez como secretario de Relaciones Exteriores; Federico González Garza, de Gobernación; José María Pino Suárez, de Justicia; Manuel Bonilla, en Comunicaciones y como secretario de Guerra a Venustiano Carranza. El general Díaz se encontraba enfermo, le habían hecho una operación en un maxilar para aliviarle una infección y mantenía la cara hinchada, todo él bajo sedantes y las negociaciones las seguía llevando Limantour. A pesar de eso Díaz consintió en entrevistarse con el enviado de Vázquez Gómez, Manuel Amieva, quien le hizo ver que las negociaciones habían fracasado porque Limantour estaba obstruyéndolas. Díaz propuso continuar las negociaciones pero con la presencia de Ernesto Madero y de Vázquez Gómez, a lo que éste último respondió el día 16: “Esencial eliminar a Limantour, imposible ir.” De acuerdo con Amieva, en esta entrevista Díaz ya no parecía tan sujeto a la voluntad de Limantour, y se puso a discutir quienes serían los ministros más apropiados para el nuevo gabinete, el acuerdo fue que Ernesto Madero tomara las riendas de Hacienda. Una vez que Vázquez Gómez supo de la disposición de Díaz, contestó al día siguiente que de inmediato enviaría la lista de ministros que proponían los rebeldes, agregando que el representante del gobierno, Francisco Carvajal, “trabajaba contra el gobierno” sin dar mayores detalles. Poco después recibió Amieva la lista que entregó a Díaz: Jaime Gurza, primo de Madero y estrecho colaborador de Limantour, para Hacienda; Ernesto Madero, tío de Madero y amigo cercano de Limantour para Comunicaciones; Francisco León de la Barra para Relaciones Exteriores; Francisco Vázquez Gómez para Gobernación; el general José González 26 Avances Salas, tío de Madero, para Guerra y Emilio Vázquez Gómez para Justicia. Se hacían también proposiciones para gobernadores de siete estados de la República. A fin de poner en conocimiento del general Díaz el contenido de los anteriores telegramas, aún sin que se enterara de ellos el Sr. Limantour, el señor Amieva y su hermano político, el Sr. Ignacio Rivero, aprovecharon la oferta que les había mandado hacer la esposa del presidente y su hermana María Luisa Romero Rubio de Teresa, de introducirlos en la casa sin que el temido ministro de hacienda o sus agentes pudieran observarlo. De acuerdo con lo arreglado por esas señoras, fueron introducidos secretamente los mencionados señores y en la entrevista que se verificó dijo el presidente que estaba conforme con los candidatos propuestos, menos con González Salas para Guerra, pues no le tenían confianza ni él ni sus otros compañeros de armas; proponiendo que el nombramiento recayera en el pundonoroso general Rascón. El mismo día 13, llegó a Ciudad Juárez el ingeniero Alfredo Robles Domínguez, liberado de la prisión en la Ciudad de México por órdenes de Limantour para que fuera a conferenciar con Madero y lo apresurara a llegar a un acuerdo de paz. Madero le ordenó regresar inmediatamente a la Ciudad de México y le otorgó el puesto de gobernador interino del Distrito Federal. Robles Domínguez llegó a la capital de la República el 20 de mayo y al día siguiente fue llamado por el propio Porfirio Díaz ante su presencia. “He mandado llamar a usted, -le dijo el presidente- porque telegrafié al señor Madero que no podemos entendernos 27 Avances estando tan lejos uno del otro; que nombrara a una persona de su confianza cerca de mí para hacer los arreglos definitivos de la paz. Ya me contestó que lo nombraba a usted.” Robles Domínguez le contestó que no tenía noticia de ese nombramiento pero que conversaron “varias horas”. Al regresar a su casa, encontró el telegrama de Madero: “Conviene gobierno Díaz nombrarlo delegado. Trate con De la Barra, secretario de Relaciones Exteriores sobre constitución ministerio y cambio gobernadores. Suplícole verlo, preguntándo qué observaciones hace a la lista que remití directamente al general Díaz. Francisco I. Madero.” Después de esa entrevista, se recibió el día 17 de mayo otro telegrama del doctor Vázquez Gómez que decía: “urge nombrar gobernadores, detengan a Reyes.” En la posterior entrevista de estos señores con Díaz, este les aseguró que ya se daba la orden al general Reyes de que se detuviera en La Habana. En cuanto a las conferencias en Ciudad Juárez, el general Díaz dijo: “Carvajal me dice que Madero exige que Limantour siga de Ministro de Hacienda y ustedes me dicen que de ningún modo lo aceptan ¿a quién debo creer?” “a nosotros –le contestó el señor Amieva– pues nuestras gestiones son sin mira política y los otros sabe Dios las miras que tengan.” El general Díaz se quedó unos momentos pensativo y enseguida dijo: “!por todos lados hay traición! Digan a Madero que me ponga un cable indicándome que Limantour es un obstáculo y al recibirlo lo mostraré a éste, preguntándole que donde está su patriotismo. 28 Avances Mientras tanto en Ciudad Juárez, Esquivel Obregón fue formalmente acusado por Madero de influir en el ánimo de Orozco para que se hubiera rebelado el pasado día 13, por lo que se le prohibió entrar a Ciudad Juárez.30 El 15 de mayo en la edición de El Paso Herald, Braniff lo defendió vehementemente recordándole a Madero que Esquivel había sido uno de sus primeros correligionarios y que eso le había acarreado entonces grandes problemas, incluso económicos, por lo que era muy injusto presentarlo ahora como “un espía, un emisario con dinero que trata de corromper a sus antiguos correligionarios.” Después, ambos abandonaron la ciudad. El 17 de mayo se firmó un nuevo armisticio por 15 días y Limantour envió a Carvajal una propuesta de paz en la que incluía la renuncia del Presidente, del Vicepresidente, y el interinato del hasta entonces secretario de Relaciones Exteriores Francisco León de la Barra; armisticio general y cese al fuego en toda la República. Los porfiristas estaban de acuerdo en que había que sacrificar al viejo dictador para conservar la paz; la colonia extranjera, a la que tanto había beneficiado, pidió también su salida. El embajador español, Bernardo de Cólogan y Cólogan, envió un documento a Madrid donde refiere que se reunió con De la Barra, Limantour y Lane Wilson y que juntos presionaron a Díaz a que renunciara haciéndole ver la necesidad de que la nación conservara su buen crédito internacional. En 1913, nuevamente Cologan desempeñó el triste papel de emisario de los norteamericanos para solicitar la renuncia, esta vez, de Madero. 31 30 Carta de Madero a Esquivel Obregón en Aguirre. Madero, el inmaculado, p. 395-396. Carlos Illades. Presencia española en la Revolución Mexicana (1910-1915). México, UNAM- Instituto Dr. José María Luis Mora, 1991, p. 106. 31 29 Avances En estos momentos entró a escena el general Victoriano Huerta quien es sin duda uno de los personajes más vituperados pero menos conocidos de la historia mexicana. Nacido en Colotlán, Jalisco, el 23 de marzo de 1854 entró al Colegio Militar en 1872 donde se graduó en 1877 con honores. En 1901, participó bajo sus órdenes de general Bernardo Reyes en la guerra del Yaqui y después aplastó una rebelión en el estado de Guerrero lo que le valió su promoción a General; posteriormente fue enviado como segundo jefe de la campaña contra los indígenas en Yucatán. Reyista de corazón, de acuerdo con Salado Álvarez, se dedicó a hablar mal de los científicos, tanto que el general Díaz se vio obligado a ponerlo en disponibilidad.32 Después, a solicitud de su compadre, el doctor Aureliano Urrutia, Porfirio Díaz lo rehabilitó. El Dr. Urrutia escribió que "presencié que el señor Limantour, recargado en el despacho de la misma silla en que yo acababa de curar al señor general Díaz, le decía con insistencia: la única solución del problema de México es la renuncia inmediata del señor presidente." El señor Díaz no movió los labios, pero al despedirse me dijo: "Dígale al general [Huerta] que me vea hoy mismo." Y así lo hice. Sobre este tema, en las cartas encontradas en el archivo del general Jara, hay una en la que se reproduce la conversación entre Huerta, Díaz y Limantour, días después de la caída de Ciudad Juárez. En ella, coincide con Urrutia en el sentido de que Díaz padecía de intensos dolores por una infección en la mandíbula al extraerle una muela. Por lo mismo estaba casi sordo. 32 Salado Álvarez. Antología de la crítica literaria. p. 275. 30 Avances En la reunión, Limantour le preguntó su parecer a Huerta y éste le respondió que no era importante la caída de Juárez, ni ninguna otra, puesto que con una columna militar se podía desalojar la ciudad. A lo anterior Limantour respondió: “Eso no es posible porque no hay elementos.” Y continuó diciendo que Huerta no estaba enterado de que la situación era en extremo angustiosa, “que la situación estaba perdida, porque después de la caída de Ciudad Juárez, la situación en el norte se complicaría extraordinariamente, y si se atendía ese punto, los revolucionarios del sur {Zapata} vendrían sobre la capital sin que hubiera modo de detenerlos” Huerta le gritó a Díaz al oído que eso no era exacto, que con 1 500 hombres cualquier militar detendría a los inexpertos sureños –que él bien conocía- Huerta increpó duramente a su antiguo enemigo pues Limantour era el más ferviente antireyista, respecto a la firmeza con la que se combatía a Madero acusándolo abiertamente de complicidad. Díaz lo despidió diciéndole que en breve se le darían las órdenes para partir a Morelos, lo que se hizo, pero pronto fue obligado a regresar.33 Mientras tanto, desde la Ciudad de México se urgía a Madero para que detuviera el avance de los zapatistas, lo que no sabían era que Madero no tenía ninguna influencia real sobre ellos. Ciertamente muchos en el país, como Zapata, se reclamaban maderistas, pero la gran mayoría ni conocía a Madero ni éste había tenido noticias suyas sino hasta que aparecieron en armas. Por otra parte, mientras se llevaban a cabo las pláticas de paz Madero no podía ir al Distrito Federal porque aún se hallaba Díaz ahí, había que apresurar su salida y entre 33 De Francisco de P. Sentíes a Teodoro Dehesa, 24 de marzo de 1912 reproduciendo lo dicho por Huerta en la reunión. Archivo Jara- CESU UNAM. 31 Avances otras cosas Madero quería que el presidente interino presionara a las cámaras locales para que nombraran gobernadores a Abraham González en Chihuahua y a Venustiano Carranza en Coahuila, pero los diputados locales se rehusaban. Además, los jefes de las zonas militares alegaban que no habían recibido ninguna orden del Presidente entrante para declarar la paz.34 La propuesta enviada por Limantour el 17 de mayo se acercaba ya al final: “Los señores Presidente y Vicepresidente presentarán sus respectivas renuncias a la Cámara de Diputados en los últimos días de este mes, e interinamente estará en la presidencia el Sr. de la Barra que ha merecido y sigue mereciendo la confianza de todos.”35 Ese mismo día 17 Madero le envió un telegrama a Porfirio Díaz en el que le decía que él también renunciaría a la presidencia provisional, pero para que ambas renuncias tuvieran el efecto esperado de la paz, era necesario renovar el gabinete "dejando únicamente al señor De la Barra y no admitiendo al general Bernardo Reyes"36 es decir, al final, Limantour estaba descartado por Madero y por Díaz. El 19 de mayo, Madero le confió a Félix Sommerfeld que por primera vez desde que empezó la batalla había tenido una comunicación directa por teléfono con Díaz y que éste se mostraba abatido, enfermo y teniendo frente a su vista un país abatido por la guerra civil, por lo que le había dado su palabra de honor de retirarse del país, “los otros asuntos puede usted considerarlos con Carvajal” le había dicho el anciano dictador.37 34 Telegrama de Luis de la Garza desde Chihuahua, Chih., a Madero en FIM-BNM Caja 3 Limantour, Apuntes de mi vida pública. p. 343. 36 De Madero a P. Díaz, 17 de mayo 1911, FIM-BNM m/ms 376. 37 “Threats on his life do not prevent trip” en El Paso Herald, 19 de mayo 1911. 35 32 Avances VI. Retrato de gabinete [sin Limantour] Todo esto causó una fuerte impresión entre los maderistas, pues significaba que la victoria completa estaba más cerca de lo que suponían. Así, el domingo 21 de mayo, fue una fecha célebre por dos motivos: la firma de los acuerdos de paz; y la primera celebración en la ciudad de la victoria revolucionaria, la cual se llevó a cabo en el Teatro Juárez. De acuerdo con Vázquez Gómez, en sus Memorias políticas, Madero le solicitó que formulara el Plan de Paz, lo que hizo y se envió a Carvajal para que lo consultara con Limantour. A las 10 de la noche del día 21 de mayo estaba listo por ambas partes y se decidió que se firmara en territorio nacional: Cuando nos dirigimos a Ciudad Juárez creímos que alguien nos estaría esperando en la aduana para que desempeñásemos nuestro cometido, pero no hubo tal. La aduana estaba cerrada, a oscuras y sin ningún vigilante. Resolvimos entonces firmar en la banqueta, pero no teníamos luz; se acercaron los autos y dirigieron sus faros hacia el lugar que se había escogido para efectuar la firma, pero la luz quedaba baja, y como es de suponer, tampoco había mesa. En estas condiciones tuvimos que valernos de cerillas y la mesa fue suplida con la espalda de uno de los concurrentes, sin que recuerde yo quién fue. Así a las once de la noche del 21 de mayo de 1911 y en la calle donde se encuentra ubicada la aduana de Ciudad Juárez, alumbrándose con cerillas y faros de 33 Avances automóvil y sobre la espalda de uno de los concurrentes se firmaron los tratados de Ciudad Juárez. 38 El Acuerdo rechazaba completamente el “radicalismo político” del Plan de San Luis y restablecía la legitimidad del gobernador, los legisladores de los estados, los diputados, los jefes políticos y los presidentes municipales. No sólo ya no estaban sujetos a detención y juicio por haber hecho resistencia a la revolución sino que los revolucionarios interesados en conservar sus nombramientos militares maderistas descubrieron entonces que, debido al Acuerdo, era poco probable que su rango fuese confirmado en el ejército. 39 El día 25 de mayo de 1911 don Porfirio renunció y como sabemos, salió del país. Limantour lo siguió al exilio una semana después y aunque algunas veces lo visitó en Francia, nunca volvieron a tener entre sí la confianza de antes. Como se ve en la correspondencia con Dehesa, Díaz nunca quiso hablar de los últimos días. Conclusiones Una somera revisión del tema nos llevó a considerar seriamente el papel jugado por las negociaciones dentro del contexto de la caída del antiguo régimen. Al mismo tiempo, nos permitió considerar algunas debilidades del régimen maderista que fueron importantes en febrero de 1913 para determinar su final. Si bien la participación de los obreros, campesinos y clase media imprimió un radicalismo al cual Madero no pudo renunciar, las mediaciones políticas como las de Limantour fueron importantes para moderar los avances revolucionarios. 38 39 Vázquez Gómez. Memorias políticas… p. 258. Womack. Zapata…, p. 88 subrayado PS. 34 Avances Bibliografía Altamirano Cozzi, Graziella. Pedro Lascuráin. Un hombre en la encrucijada de la Revolución. México, Instituto Mora, 2004, 240 pp. (Historia urbana y regional) Aguirre Benavides, Adrián. Madero el inmaculado. Historia de la revolución de 1910. México: Diana, 1964, 365 pp. Bell, Edward I. The political shame of Mexico. New York: McBride Nast and Co., 1914, 350 pp. Esquivel Obregón, Toribio. Democracia y personalismo. Relatos y comentarios sobre la política actual (1911). Prólogo de Javier Garciadiego Dantan. México: CONACULTA, 1997, 176 pp. (Col. Memorias Mexicanas) Fernández Guel, Rogelio. La Revolución Mexicana. Episodios. 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