Aromas en el jardín

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BRICOJARDINERÍA
PRÁCTICA
Plantas como la gardenia, la hierba luisa, la violeta
o el jazmín evocan un abanico de sensaciones
Aromas en el jardín
Jose Antonio del Valle
Fernández
Ingeniero Técnico Agrícola Paisajista, Agricultor ecológico, Autodidacta y Naturalista
vocacional. Proyecta, Diseña y Ejecuta Proyectos de Jardinería y Paisajismo, en Sevilla, a la vez que, complementariamente,
ejerce como Docente de Jardinería y Agricultura Ecológica.
pcmjardin@yahoo.es
Seguro que recordarás que el mecanismo del olfato se produce, en esa zona diferente que tenemos
en la pituitaria en la que 50 millones de terminaciones nerviosas quimiorreceptoras, también llamadas
células de Schultze, se ocupan de identificar moléculas de aroma que ya olimos en algún momento o
nuevas moléculas de nuevos aromas por registrar en
nuestro disco duro.
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Campo
de cantuesos.
Es curioso que la identificación se
realice de forma mecánica, es decir,
por la forma física de la propia molécula. Y resulta curioso también que
olores similares tengan moléculas de
formas físicas similares.
Y siguiendo con esta curiosa introducción, te apunto que nuestros
amigos, los perros, gozan de ese olfato privilegiado entre otras cosas porque en vez de 50 millones de quimiorreceptores, presentan en su pituitaria,
hasta 200 millones. Cuatro veces más
olfato que el mejor de los catadores
humanos.
Cuando se habla de aromas en el
jardín, habrás reparado que las mismas fragancias vegetales, florales o
no, provocan en las personas diferentes sensaciones. Para algunos, el ange-
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lical aroma de las gardenias (Gardenia
jasminoides) les resulta empalagoso, a
la vez que el fresco olor a limón de la
hierba luisa (Lippia citriodora) les resulta fresco y chispeante.
Para otros, el dulce olor de las
violetas (Viola odorata), les recuerda
al instante a algunas de nuestras elegantes abuelas, por ser la fragancia
con que se perfuman, por lo general,
nuestros mayores.
El relacionar un olor con la evocación de un recuerdo, aunque, rompiendo el glamour, conlleve un proceso bioquímico y neuronal en nuestro
cerebro, no deja de ser uno de los mayores placeres, gratuitos e inacabables
de nuestra, a veces vapuleada vida.
¿Verdad?
Dicho esto y esperando que con
ésta introducción, recordemos cuánto
podemos mejorar la calidad de nuestro deambular por el jardín, si somos
capaces de introducir elementos vegetales que nos repartan su fragancia,
corresponde ahora el ocuparnos de las
siete mejores plantas odoríferas para
introducir en nuestros paraísos particulares. Comprendo que en cuestión
de gustos, la norma la debemos establecer a nivel individual. Es por ello
que esta selección de siete plantas
ejemplares, no persigue más que tener
un listado del que elegir dos o tres
plantas, a lo sumo de dicha relación.
Y bien decimos dos o tres plantas,
porque el exceso de aromas, a parte
de saturación, provocaría que nuestro
olfato se acostumbrara y no percibiéramos por tanto la fragancia en su justa intensidad.
Si en nuestro
caminar, nos
rozamos con
ramas de hierba
luisa,
percibiremos
un agradabilísimo
y refrescante olor
a limón.
La refrescante hierba luisa
Una de mis plantas preferidas, no
sólo por su fragancia sino por el color
verde luminoso de su follaje, es la
hierba luisa, Lippia citriodora. Este arbusto de mediano tamaño y ramas leñosas presenta un porte no muy elegante dado que su ramificación se
Comprendo que en cuestión de gustos, la norma
la debemos establecer a nivel individual. Es por ello
que esta selección de siete plantas ejemplares
no persigue más que tener un listado del que elegir
dos o tres plantas, a lo sumo de dicha relación
comporta irregularmente y el conjunto no presenta
una imagen de arbusto “cerrado”. Es el típico ejemplar para arrinconar en algún recodo soleado de
nuestros senderos, su floración blanquecina con forma de espigas no nos resultará especialmente espléndida. No obstante, si en nuestro caminar, nos rozamos con sus ramas, percibiremos un agradabilísimo
y refrescante olor a limón. Esta es su principal atracción, el olor que despiden sus hojas al frotarlas levemente.
Quizás recuerdes que de pequeño, nuestras madres nos regulaban las malas digestiones con infusiones de hojas de ésta planta que no sólo nos calmaba
el vientre sino que también nos relajaba y nos tranquilizaba.
Esta planta que por conocida y frecuente te será
muy fácil encontrar en los gardens, sólo requerirá
una poda de formación en invierno, a la vez que quizás una reconducción de sus ramas para adaptarla a
la forma que pretendamos.
La embriagadora dama de noche
Este popular y frondoso arbusto que no alcanza
casi nunca los 3 metros tiene la particularidad de
abrir sus pequeñas flores, al anochecer. Será entonces cuando embriague el entorno con su penetrante
e intenso aroma.
Será conveniente, debido a la intensidad de su
fragancia, no colocarlo bajo las ventanas de los dormitorios o excesivamente cerca de los lugares de esNº
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tancia. Quizás una ubicación adecuada sería a unos
5-10 m de distancia del cenador y en la dirección en
que entre la brisa, por la tarde-noche, en nuestro jardín.
Es planta que requiere un suelo permeable y
con buen contenido en materia orgánica, adaptándose tanto al sol como a la semi-sombra.
En invierno, una poda de terciado en sus ramas
hará que florezca con mayor profusión en la primavera siguiente.
Al igual que su antecesora, deja ver en exceso
sus tallos leñosos y, salvo por la disposición en cascada de sus pequeñas y olorosas flores, no suele elegirse como planta de primera línea del jardín.
Su belleza, estriba en la fragancia con que nos
regala las largas noches del verano mediterráneo.
El productivo jazmín
El Jasminum grandiflorum es, de todos los jazmines, el más conocido y utilizado.
Quién no conoce esta trepadora de porte globoso y copiosa floración. Sus pequeñas y delicadas flores blancas salpican desde la primavera hasta bien
entrado el otoño los frondosos jardines andaluces.
Planta de pocas exigencias, se conformará con
una situación soleada y un buen soporte que le sirva
de tutor.
La dulce y a la vez sofisticada fragancia de los
jazmines se me antoja como, a pesar de ser la más
conocida, ser también la menos valorada.
Dado que la floración la realizará la planta en
las puntas de sus ramas, tendremos que realizar una
buena poda en invierno para que la misma emita
nuevos tallos.
Una buena opción para nuestro pie de jazmín
será el de algún pilar de nuestra pérgola. El apoyo le
servirá de sostén y a la vez, dado que su fragancia es
sutil y no provoca los excesos de su compañera, la
dama de noche, nos resultará ideal para acompañar
las veladas con nuestros amigos.
Las adorables gardenias
Las olorosas gardenias, Gardenia jasminoides, de
blancas y nacaradas flores, siempre son un acierto.
Permiten su plantación directa en algunos de
nuestros parterres siempre que recordemos que es
planta de suelos ácidos. Allí, se comportará como arbustiva, no superando el metro de altura si supimos
pinzarle los brotes principales adecuadamente para
que emitiera, con generosidad, brotes laterales.
No necesita mayores cuidados. Los pinzamientos
comentados y la eliminación de las flores ya marchitas para que la planta continúe la producción de
nuevos capullos florales.
Esta planta, hermosa y agradecida, presenta un
color verde intenso en sus hojas, contrastando con el
blanco cremoso de sus pétalos.
Sobre la fragancia de una flor de gardenia, poco
tendré que comentarte si ya has tenido la suerte de
disfrutarla. Pocas especies existen con un olor tan
elegante y sutil.
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Cuando en nuestras obras, incluimos un parterre de gardenias, lo hacemos colocándolo en un lugar privilegiado, junto a la terraza o al pie del
sendero que va al estanque.
Un parterre de pies de gardenias
siempre es un elemento excepcional a
introducir en nuestros diseños.
Las increíbles palmiras
La Freesia hybrida se nos presenta
como la mejor opción para planta en
contenedor o maceta.
Su floración, blanca o amarillo
anaranjado, e incluso violeta, reunidas
Las olorosas gardenias, Gardenia jasminoides,
de blancas y nacaradas flores, siempre son un
acierto. Permiten su plantación directa en algunos
de nuestros parterres siempre que recordemos
que es planta de suelos ácidos
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en grupos de espigas, nunca nos defraudará porque comparte un aroma
delicioso e inolvidable, conservándolo
durante algunos días si las empleamos
como flor cortada.
Requiere un suelo rico en materia
orgánica y una exposición a la sombra
o semi-sombra, teniendo especial cuidado en que no soporte los rayos directos del sol que quemarían a sus delicados pétalos.
Florece en primavera y suele propagarse por medio de bulbos aunque
también podemos hacer acopio de semillas y realizar la siembra en febrero
controlando la temperatura y la humedad del contenedor que las recepcione.
Distribuir algunas macetas decorativas por el borde del sendero, plantadas con palmiras de flores blancas,
nos asegurará un acopio de estas lindas y preciadas flores que sin duda deleitarán a quienes disfruten de su fragancia.
El romero prefiere
las situaciones
soleadas y no
requerirá mayores
cuidados que
el de un riego
moderado.
El mágico romero
“Romero santo, santo romero… que se vaya lo
malo y entre lo bueno”, repetía con monotonía mi
cuñada mientras quemaba algunas ramitas de esta
familiar planta y deambulaba seria y decidida por todas las estancias de la casa.
Símbolo de buena suerte, aún se tiene la costumbre de, al pasar por una mata de romero, cortar una
ramilla y llevársela al bolsillo, en señal y petición de
energías positivas en nuestras actividades cotidianas.
El Rosmarinus officinalis prefiere los suelos calizos, en ellos medra con profusión y consigue una
planta de 1 metro de altura por otro tanto de diámetro. Prefiere las situaciones soleadas y no requerirá mayores cuidados que el de un riego moderado y
el no excedernos con la poda de formación dado que
sólo rebrota en sus tallos herbáceos y lo hace con dificultad en los ya leñosos.
El aroma de los corpúsculos de sus hojas lo emitirá al ambiente cuando o bien lo frotemos o bien
apriete el calor y aumente la temperatura a su alrededor. Es entonces cuando los micro-depósitos de
fragancia reventarán, disminuyendo con ello un poco
los grados alrededor de la hoja.
La floración del romero no es muy espectacular,
no obstante el delicado color azul añil de sus pétalos
junto con la disposición de su inflorescencia hacen
que el conjunto resulte atractivo.
No soy partidario de recortar los setos de romero y utilizarlos como topiaria. Se entroncan con facilidad, se debilitan y acaban siendo pasto de plagas
de cochinillas o del frugal escarabajo metálico.
Me gusta dejar los pies de romero que crezcan
con libertad, ellos se ocupan de distribuir sus ramas a
modo de gradas y también se ocupan de colocar su
floración en los extremos de dichas ramas para disfrute del paseante y de las trabajadoras y sufridas
abejas.
Las delicadas violetas
Un delicado macizo de olorosas violetas bajo el
pie de un viejo olivo o alineadas junto a la fuente de
piedra cubierta de musgo, siempre nos hacen pararnos, agacharnos e instintivamente cortar alguna de
las diminutas flores que emanan el más placentero
aroma de todos los conocidos.
La Viola odorata que florece al inicio de la primavera, regalándonos sus diminutas flores color violeta, necesita sombra y frescor para desarrollarse. Su
pequeño porte en forma de roseta nos obliga a colocarlas en algún sitio prominente, quizás entre las rocas de nuestro estanque o también en jardineras de
barro que distribuiremos acertadamente en los lugares sombreados que más aprovechemos.
De su aroma, poco habré de decirte. La fragancia de violeta, dulzona y penetrante, es peculiar e incomparable a cualquier otra. Su aroma o bien te desagrada por su exceso y empalago o bien te subyuga
y te eleva por unos segundos, pensando que quizás
deberá oler así el paraíso.
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