COMUNICADO DE PRENSA ¿El principio del fin para el libro en Uruguay? La Cámara Uruguaya del Libro desde su fundación hace más de 70 años realiza campañas de fomento del libro y la lectura (20.000 libros gratuitos en los últimos 3 años), implementa donaciones a bibliotecas públicas (más de 4.000 libros desde el 2013) y facilita el nexo entre autor y lector a través de actividades culturales como las Ferias del Libro en Montevideo y el interior de nuestro país, con acceso libre y gratuito. Quien nos convoca es el libro: Un bien que es el resultado de un proceso creativo que abarca escritores, correctores, diseñadores, diagramadores, ilustradores, fotógrafos, editores, papeleros, imprenteros, fleteros, distribuidores y libreros, entre otros. En Uruguay, donde no existe inversión significativa del Estado para la adquisición de libros (a diferencia de lo que sucede en otros países de la región), el único modo de recuperar la inversión realizada en capital y trabajo es la venta al público. El Anteproyecto de la FEUU describe en su artículo 14: “Es lícita la reproducción por cualquier medio de una obra, o prestación protegida, ordenada y obtenida por una persona física, en un solo ejemplar para su uso personal y sin fines de lucro, no requiriendo autorización del autor o titular” Lo propuesto genera graves consecuencias para nuestro país: destruye la cadena de producción referida, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo y aportes a la Seguridad Social, acarrea la disminución y/o desaparición de la producción editorial que impactará en la recaudación de DGI (IRAE que tributan las empresas e IRPF que tributan los autores), afecta la importación de material extranjero actualizado hasta hacerlo inexistente en Uruguay, imposibilita a las editoriales que generan contenidos educativos a contar con fondos para la inversión y desarrollo de nuevos materiales. Los precios que hoy tienen los libros en nuestro país obedecen a impresión o importación cada vez de menores cantidades por título, consecuencia de más de 20 años de fotocopias. Si esta práctica se generaliza, en pocos años no contaremos con nuevos títulos que enriquezcan el acervo cultural de nuestra sociedad. Derecho a estudiar: Es el Estado quien debe destinar parte de nuestros impuestos para cubrir el presupuesto de la Educación Pública (salarios, infraestructura y libros en el formato original adecuado). Un ejemplo de esto ha sido el acuerdo entre socios de Cámara del Libro y Plan Ceibal. La solución para acceder a contenidos no debe pasar por vulnerar la propiedad intelectual y apropiarse del producto del trabajo que constituye un libro. Compartimos la necesidad de contemplar en la ley excepciones al derecho de autor, como por ejemplo para bibliotecas públicas y personas ciegas o con baja visión (Convenio Marrakech - ya implementado por Cámara Uruguaya del Libro y UNCU). La excepción no puede transformarse en regla. Adherimos a la idea de que haya mejores posibilidades de acceso a contenidos, a la cultura y al estudio. Podemos lograrlo con más libros para todos.