Abrir las puertas a Cristo: «¡No tengáis miedo! ¡Abrid, y aún de par en par, las puertas a Cristo!», con estas palabras, el Papa Juan Pablo II, dio inicio a su Pontificado. Esta frase que ha pasado a la historia, sigue siendo actual, pues tenemos miedo de buscar a Dios, de hecho, pareciera que no lo necesitamos, o que nos preocupara el famoso “qué dirán”. Abramos las puertas a Cristo, pues jamás nos quitará la felicidad, al contrario, nos ayudará a vivir intensamente. Se puede ser de Jesús y, al mismo tiempo, ser un buen profesionista, participar en los eventos sociales, disfrutar de las vacaciones, divertirse sanamente, tener aspiraciones etc., pues no hace falta llevar una vida fuera extraordinaria, para poder amar a Cristo. Cuando una persona-como lo pedía el Papa Juan Pablo II-abre sus puertas a Cristo, se deja enamorar por Él y, entonces, empieza una nueva vida en la que la esperanza, el amor, la alegría y la fe, se vuelven una constante. No desaparecen las pruebas, pues son parte de la aventura de vivir, sin embargo, con la ayuda de Dios es posible superarlas.