si - ALADI

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Asociacion Latinoamericana
de Integracion
Assoc arao Latino-Americana
de Integra*
7
REUNION ESPECIAL DE REPRESENTANTES
GUBERNAMENTALES DE ALTO NIVEL
7-11 de abril de 1986
Buenos Aires - Argentina
INTERVENCION DEL SEÑOR HERNANDO
PASTRANA BORRERO, EMBAJADOR DE
COLOMBIA EN LA REPUBLICA ARGEN
TINA, EN LA SESION PLENARIA DEL
ALADI/RE.RRN/I/di 6
DELECACION DE COLOMBIA
7 de abril de 1986
7 DE ABRIL DE 1986
Señor Presidente de la Reunión, Secretario de Estado, doctor Roberto Lavagna, se_
ñor Secretario General de la ALADI, Embajador Juan José Real, señores representantes gubernamentales, señores representantes de organismos internacionales:
Este es uno de los actos rituales previstos para hablar de la integración,
quizás por el oculto sentimiento de soslayar el peligroso tema de la desíntegra
ción.
Trataré de cumplir con el primero de los requisitos, por obligatorio, pero
sin dejar de señalar los riesgos que acarrea el segundo, de mayor preocupación pa
ra todos nosostros.
Estas reuniones que periódicamente se suceden en el marco de las relaciones
latinoamericanas, ponen a prueba la capacidad que tiene el organismo para superar las inevitables dificultades que encierra su dinámico y eficaz funcionamíen
to y tienen una connotación evidente: lograr un decidido respaldo político a este nuevo sistema regional de comercio y pagos. Respaldar con nuestro voto y nues
tra voluntad este modelo económico-én la búsqueda de la autonomía que nos conduz_
ca al desarrollo latinoamericano.
Este sentimiento no es nuevo. Lo llevamos en la sangre americana y ha sido
el legado más importante de nuestros libertadores. Ellos nos han dado dos mandatos explícitos, el mandato de "libertad" y el mandato de "unión". El uno es par
te fundamental e integrante del otro. El no estar juntos pierden su valor y su
efecto, abriendo brechas que utilizarán los enemigos de nuestra solidaridad.
La unión es protectora de la libertad, y viceversa, la libertad protege la
unión. Cualquier deformación de esta ecuación tiende a provocar el desequilibrio
que ya hemos visto y palpado muchas veces en sus consecuencias.
Vivimos repitiendo y éste es un axioma difícil de superar. Basta con mirar
al pasado y descubrir que actuamos, como un calco repetitivo el esquema de las lu
chas libertadoras Exitos y fracasos mancomunados. Pero jamás el desaliento.
Es una enseñanza mpy positiva, que nos permitirá enfrentar cualquiera de los tras
camino de nuestros propósitos.
piés, que como a ellos, se nos presentará en ,el
,
•
,
.
•
Cuando dejamos de luchar y caemos en el desgano y el escepticismo perdemos
nuestra libertad quedando expuestos a que aparetcá la desunión, o la Mala unión,
cáncer de las instituciones, que ocasiona la, entrega de los intereses, con el ím
plícito renunciamiento de lo logrado.
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Como Presidente de nuestra Delegación se me ha otorgado el honor de dirigir
me a ustedes. Que sea ésta la oportunidad para expresar el sentimiento y el de
seo qué tango, de que la solidaridad y la unión en libertad, sean los lemas de
nuestro trabajo O común. Que si hay disenso sea aprovechado en nuestro benefi.
• Cío. A veces, no se puede lograr el consenso sin permitirnos la posibilidad de
enfrentar un disenso previo. Pero eso sí, tratando siempre de conseguirelescla
recimiento de los hechos y dejar al descubierto las falsas intenciones que pudie
sen presentarse.
El Presidente Betancur es en América un fiel y auténtico defensor del ínte
gracionismo dentro del pluralismo ideológico. Lo ha demostrado permanentemente
poniendose a la cabeza de movimientos creados para tal fin. Los peligros de la
integración están en las falsas integraciones, que a veces áin darnos cuenta, fa
vorecemos y protegemos. Debemos exagerar la vigilancia y manejar bien el estudio de estos factores para evitar roces que reactiven los viejos problemas perturbadores que existieron en la formación y evolución de la Institución.
Hoy mis que nunca estamos expuestos a ataques de quienes están interesados
en destruir todas aquellas organizaciones que actúen en beneficio de la integración, porque esto les significaría un verdadero peligro para sus apetitos de manejarnos, por encontrar barreras infranqueables basadas en la unidad, verdadera
fortaleza contra las aspiraciones foráneas.
Por eso debemos cuidar que ellos puedan llegar a mover las posiciones indi
viduales del grupo, única forma que podrían actuar sobre el conjunto mismo. Si
aparecen fracturas internas, se favorecerán losinteresesdesestabilizadores,por
que el debilitamiento de esa unión fundamental, alteraría el manejo de la cuestión. Creo que de esto podemos deducir que nuestra intención és trabajarcomosiem
pre lo hemos hecho en salvaguarda de los intereses de todos los miembros de iiALADI, pero convencidos que la mejor manera de hacerlo es exagerando la política
de diálogo, en el esquema dela libertad dentro de la unión.
Hace exactamente un cuarto de siglo surgió la ALALC como una columna de esperanza; se creía que al ensanchar las fronteras productivas comoconsecuenciade
la ampliación de los espacios comerciales, iba a llegar para América Latina el
tan anhelado desarrollo. La rigidez de sus mecanismos y la negociación de ilu
siones, rápidamente demostraron que no habíamos recorrido el camino adecuado. Tal
vez obnubilados por los logros del Mercado Común Europeo pensamos,. que ellos,los
éxitos, también se producirían entre nosotros; pero los malos entendídos naciona
liamos económicos, las grandes dificultades de comunicación y la falta de un decidido apoyo político, se constituyen como algunas de las causas del por qué la
ALALC no cumplió sus objetivos. Muchos análisis se han hecho al respecto y sobraría en estos momentos profundizar en los mismos. Permítanme por lo pronto se
J'alar que la vieja ALALC nos dejó muchas enseñanzas y no pocas experiencias. Fue
. necesario entonces concebir otro Tratado de Montevideo, el de 1980, el cual a
Lnuestro juicio, no sólo no corrigió las fallas de la ALALC, sino que trasladó al
'Aplano puramente bilateral, lo que pudo haber sido al menos una zona de preteren
leías comerciales. Es decir, la ALADI actual se fue al otro extremo; aquí ahora
1todo está permitido excepto un mecanismo de integración económica. Quizás exage.
(ro un poco en esta afirmación, pero lo hago para resaltar el verdaderorelievede
la situación actual.
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Se alega con frecuencia que la crisis no nos ha permitido hacer integrado
nes, pero yo me pregunto ¿cuándo los países nuestros no han estado en crisis? La
crisis geométricamente, es el punto de inflexión de una curva y de nosotros depende sí esa curva se vuelve ascendente o descendente. Es
nuestra oportunidad y
debemos aprovecharla. No creo que la imaginación se nos haya agotado para conce
bir nuevas fórmulas de integración continental; al contrario, pensamos que sin
necesidad de modificar el Tratado que instituyó la ALADI, existen posibilidades
concretas y alternativas viables que es necesario explorar. Los estudios técni
cos preparados por la Secretaría nos demuestran que es posible desviar corrientes comerciales hacia nuestras propias producciones nacionales; si bien es cier
to que somos competidores en algunas cosas, somos complementarios o suplementa
tilos en
otras y hacia allí es a donde debe dirigirse parte de nuestra acción;agif
lízar y hacer más expeditos los aspectos administrativos del comercio,coordinar,
si no armonizar nuestras legislaciones aduaneras, establecer unos
amplios acuer-
fig én téteria de transporte,
tanto marítimo como terrestre, fluvialy aéreo, com
prar a nuestros socios los productos que por una u
otra razón estamos comprando
a países fuera de zona y aún fuera del continente, y sobre todo, creer en lo nues
tro, parecerán normas elementales para crear una infraestructura más adecuada ;nuestras aspiraciones íntegracionistas. Hay aspectos que como la profundización
de la preferencia arancelaria regional, el convenio sobre productos básicos, el
estatuto de compras oficiales y los mecanismos de compensaciones o comercio de
contrapartida, conforman un conjunto de herramientas básicas que por lomenos, los
que son más técnicos en la materia, podrán estudiar en el curso de estos días y
sabrán encontrar la manera más eficaz de darles uso en beneficio de nuestros pro
pósitos comunes.
Señores, recordemos que en los últimos años hemos perdido más del 40 por cien
to de nuestro comercio intrarregional y que con los problemas actuales podemos
perder aún más si es que no encontramos entre nosotros mismos los mecanismos de
solución necesarios. No olvidemos tampoco que tenemos en frente ese otro gran
problema, cual es el de la deuda externa y que para salir de él, no existen a mi
juicio sino tres alternativas: expandir nuestras relaciones comerciales para au
mentar los ingresos de divisas, endeudarnos más, con todos los peligros que ello
implica, o contraer abruptamente y aún más las importaciones para regresar a un
sistema de autarquía inconcebible en el mundo actual: la alternativa, en consecuencia es obvia: dediquémonos a analizarla y a buscar instrumentos que la per
feccionen y la hagan viable rápidamente para nuestros propósitos.
Señor Presidente, señores Delegados: la América Latina y la ALADI nonos per
donan más frustraciones, de eso podemos estar seguros. En lo que q Colombia res
pecta, no vamos a negociar más fantasías e ilusiones; vamos a apoyar dedídidamen
te todas aquellas propuestas que realmente estemos en capacidad de cumplir y las
vamos a cumplir.
Muchas gracias.
ac
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